Universidad Rafael Landívar Facultad de ciencias jurídicas y sociales Introduccion al derecho II Margarita Monterroso Gabriela Gricelda Alcon Mendoza 1568724 Campus San Alberto Hurtado S.J. Quetzaltenango Quetzaltenango, septiembre del 2024 En Guatemala, la Comisión de Postulación de la Corte Suprema de Justicia tiene un rol crucial en el proceso de selección de magistrados, siendo responsable de evaluar y proponer candidatos para ocupar esos cargos. Si la Comisión de Postulación presenta de manera incorrecta un estado o una postulación, se estaría comprometiendo la transparencia, objetividad y legalidad del proceso de selección de jueces y magistrados. Consecuencias de una Postulación Incorrecta Invalidación del Proceso de Selección: Una postulación incorrecta podría llevar a la anulación de todo el proceso de selección, ya que se afectaría la legitimidad y la confianza en los candidatos propuestos. Esto podría ser impugnado ante la Corte de Constitucionalidad o ante instancias judiciales competentes. Responsabilidad Legal de los Miembros de la Comisión: Los integrantes de la Comisión de Postulación pueden incurrir en responsabilidad administrativa, penal o civil, dependiendo de la gravedad de la falta. Esto puede incluir sanciones como la destitución, multas, o incluso la inhabilitación para ejercer cargos públicos si se determina que hubo dolo o negligencia en el cumplimiento de sus funciones. Implicaciones para los Nombramientos: Si se detecta que un nombramiento se realizó con base en una postulación viciada, la persona designada podría ser removida de su cargo, y el nombramiento podría ser declarado nulo. Esto conllevaría la necesidad de realizar un nuevo proceso de selección, afectando la continuidad y estabilidad del sistema de justicia. Acciones de Amparo o Constitucionales: Los candidatos afectados por un proceso irregular tienen derecho a interponer recursos legales, como el amparo, para proteger sus derechos y garantizar un proceso justo. La Corte de Constitucionalidad podría ordenar la corrección del procedimiento o la repetición del proceso. Constitución Política de la República de Guatemala: Artículo 207: Regula las Comisiones de Postulación, estableciendo que estas deben asegurar la transparencia y objetividad en los procesos de selección. Cualquier incumplimiento podría interpretarse como una violación constitucional. Ley de Comisiones de Postulación (Decreto 19-2009): Artículo 16: Establece que las Comisiones de Postulación deben actuar con objetividad, transparencia y apego a la ley, y describe las funciones y responsabilidades de sus miembros. El incumplimiento de estas normas podría ser causal de responsabilidad administrativa o penal. Ley de Probidad y Responsabilidades de Funcionarios y Empleados Públicos (Decreto 89-2002): Artículo 17: Señala que los funcionarios que participen en procesos de selección deben actuar conforme a los principios de probidad, legalidad y responsabilidad. Las violaciones a estos principios pueden derivar en sanciones legales. Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad (Decreto 1-86 de la Asamblea Nacional Constituyente): Artículo 10: Permite la interposición de acciones de amparo para proteger los derechos constitucionales de los afectados por actos o resoluciones arbitrarias de las Comisiones de Postulación. Erwin Sperisen - Un Caso de Abuso de Poder y Violación de Derechos Humanos (negativo) Erwin Sperisen fue director de la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala desde 2004 hasta 2007, y se convirtió en protagonista de uno de los casos más controvertidos de los últimos años. Su historia comenzó cuando fue nombrado para dirigir la PNC en un momento crítico, cuando el crimen organizado y la violencia se encontraban en niveles alarmantes en el país. Durante su gestión, Sperisen asumió la responsabilidad de controlar y erradicar la situación, dedicando su vida a la lucha contra el crimen, lo que lo llevó a tomar decisiones que posteriormente lo situaron en el centro de un proceso judicial altamente cuestionado. Uno de los episodios más polémicos durante su mandato fue la Operación Pavo Real en la cárcel Pavón, un operativo clave contra líderes del crimen organizado que, a pesar de estar encarcelados, seguían ejerciendo control sobre el sistema penitenciario. El operativo, que comenzó en orden, se descontroló cuando los cuerpos de seguridad ingresaron y fueron atacados por los prisioneros. El enfrentamiento culminó con la muerte de siete reos. Tras el intercambio de disparos, el lugar fue limpiado rápidamente por orden de un juez de paz, según la declaración de Sperisen, lo que generó sospechas y controversia. sufriendo él y su familia de amenazas y atentados decide que su familia se encontraría más segura en suiza donde residen sus padres, alcanzando el a su familia un año después al finalizar su cargo en la PNC, su viaje y mudanza fueron apoyados por el estado de Guatemala económicamente. Tres años después de dejar su cargo, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) denunció a Sperisen, acusándolo de siete asesinatos extrajudiciales y abuso de poder. Estas acusaciones marcaron el inicio de un proceso plagado de irregularidades y violaciones de derechos fundamentales, tanto en Guatemala como en Suiza. Tras su arresto, fue llevado a prisión preventiva por 3 meses, que se extendió por 5 años y 9 meses, violó su derecho a la presunción de inocencia, que se encuentra en el artículo 11 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: "Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad." Esta prolongada detención sin juicio reflejó una grave ineficiencia del sistema judicial y una flagrante vulneración de derechos fundamentales. Al llegar a juicio, las irregularidades se hicieron aún más evidentes. La falta de imparcialidad, profesionalismo y la manipulación del proceso fueron tan notorias que muchos observadores percibieron que no se buscaba justicia, sino un veredicto de culpabilidad a toda costa, incluso se llegó a percibir como el juzgado lo reprochaba y desaprobaba como persona aun sin comenzar. La CICIG, en colaboración con la ONG TRIAL, presionó para la condena de Sperisen, a pesar de la falta de pruebas concluyentes y el evidente conflicto de interés, ya que el fundador de TRIAL era el padre del fiscal que llevaba el caso. El primer juicio en Suiza resultó en una condena a cadena perpetua, un fallo que evidenció no solo la corrupción y el abuso de poder, sino también la disposición de las autoridades para sacrificar la justicia en nombre de una supuesta defensa de los derechos y valores sociales. En 2017, el Tribunal Federal suizo ordenó un nuevo juicio debido a las múltiples violaciones de derechos cometidas durante el proceso. A pesar de esto, en 2018, Sperisen fue condenado nuevamente, esta vez como cómplice de Javier Figueroa, otro exfuncionario acusado en el mismo caso. La inconsistencia en el tratamiento de los casos fue alarmante: mientras Figueroa fue absuelto gracias a un video que demostraba que los disparos durante el operativo Pavón fueron en defensa propia, Sperisen fue encontrado culpable bajo la acusación de complicidad, lo cual contradice las evidencias presentadas y la lógica del juicio previo. Se reveló, además, que la CICIG había manipulado declaraciones de testigos, ofreciendo libertad a reos a cambio de testimonios falsos, lo cual subraya el nivel de arbitrariedad y corrupción. Después de más de 15 años de lucha legal, Sperisen logró demostrar su inocencia, pero el costo fue inmenso. No solo él, sino también su familia, sufrieron consecuencias devastadoras, incluyendo la pérdida de empleo de su esposa y serios impactos psicológicos y sociales en sus hijos. El caso Sperisen es un claro recordatorio de cómo la corrupción y la falta de ética en los sistemas judiciales no solo dañan al acusado, sino también a su entorno cercano, violando el artículo 12 de la Declaración de los Derechos Humanos: "Nadie será objeto de injerencias arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia, ni de ataques a su honra o a su reputación." Este caso expone las profundas fallas en los sistemas de justicia, no solo en Guatemala, sino también en países considerados avanzados en materia de derechos humanos, como Suiza. Más que una historia de un hombre acusado injustamente, el caso Sperisen ilustra cómo la corrupción y el abuso de poder pueden obstaculizar los principios básicos de justicia y minar la confianza en las instituciones que están llamadas a proteger a los ciudadanos. Es un ejemplo alarmante de cómo la arbitrariedad y la búsqueda de culpables, a expensas de la verdad, destruyen no solo vidas individuales, sino también la integridad del sistema judicial. Combate al Crimen y Seguridad Ciudadana: Una Perspectiva del Caso Sperisen (“positivo”) Erwin Sperisen fue director de la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala desde 2004 hasta 2007, y se convirtió en protagonista de uno de los casos más controvertidos de los últimos años. Nombrado para dirigir la PNC en un momento crítico, Sperisen enfrentó un contexto en el que el crimen organizado y la violencia habían alcanzado niveles alarmantes en el país, lo que demandaba medidas urgentes y decisivas para restablecer el orden y la seguridad ciudadana. Tres años después de Sperisen dejar su cargo, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) inició una denuncia en su contra, acusándolo de haber participado en la ejecución extrajudicial de siete reos durante la Operación Pavo Real en la cárcel Pavón. La CICIG, en su rol de combate a la impunidad y fortalecimiento del estado de derecho, buscaba demostrar que ningún funcionario, independientemente de su cargo, debía quedar exento de la ley, sentando un precedente de justicia y rendición de cuentas. Aunque el proceso legal que siguió estuvo marcado por irregularidades, arbitrariedades y falta de imparcialidad, es innegable que la denuncia contra Sperisen tenía como fin último la aplicación de justicia y la erradicación de prácticas abusivas dentro de las fuerzas de seguridad del Estado. La CICIG, en este contexto, actuó bajo el mandato de organismos internacionales para la protección de los derechos humanos y la lucha contra la impunidad, alineándose con principios del Derecho Internacional, como el establecido en la Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción, que llama a los Estados a prevenir, investigar y sancionar actos corruptos y de abuso de poder. Sin embargo, el caso Sperisen también pone en evidencia las carencias del sistema judicial suizo, donde se llevó a cabo el juicio, y los retos de la cooperación internacional en la administración de justicia. A pesar de que el objetivo era impedir la impunidad, el proceso fue fuertemente criticado por la violación de derechos fundamentales, como el derecho a un juicio justo y el principio de presunción de inocencia, protegidos por el artículo 14 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual establece que “toda persona tiene derecho a ser oída con las debidas garantías por un tribunal competente, independiente e imparcial.” El juicio de Sperisen es una clara muestra de cómo los sistemas judiciales, aun con las mejores intenciones, pueden fracasar si no se respetan los principios básicos del debido proceso. El fallo condenatorio inicial y las posteriores apelaciones reflejan un sistema que, en su afán de combatir la impunidad, terminó vulnerando los derechos que pretendía proteger. Este caso no solo evidencia las debilidades del sistema judicial y la necesidad de reformas estructurales, sino también la importancia de aplicar justicia con objetividad y respeto a las normas internacionales. Las consecuencias del caso Sperisen no pueden simplemente olvidarse; se convierten en un precedente que subraya la necesidad de evolucionar hacia un sistema judicial más justo y equitativo. Este proceso doloroso para Sperisen y su familia debe servir de lección para que no se repitan los errores y para que se promueva una mayor conciencia en la sociedad y en las instituciones judiciales sobre la importancia de un debido proceso. En conclusión, aunque el caso Sperisen fue un ejemplo de la lucha contra la corrupción y la arbitrariedad, también evidenció que el combate al crimen no debe realizarse a expensas de los derechos fundamentales. La búsqueda de justicia debe ser un proceso equilibrado, que no solo proteja a la sociedad de los delitos, sino que también respete los derechos de los acusados, asegurando que las decisiones se basen en evidencias concretas y en un juicio imparcial. Es un recordatorio de que, para que un sistema de justicia funcione adecuadamente, debe ser capaz de mantener un delicado equilibrio entre la seguridad ciudadana y el respeto irrestricto a los derechos humanos. Guatemala y la paz Guatemala histórica y actualmente es uno de los países mas violentos y con mas desigualdad en el mundo, sin embargo hay un acontecimiento específico que establecieron un cambio y precedente para que fuera de conocimiento e interés nacional la paz en el país, el conflicto armado interno, donde se acusaba a Jacobo Árbenz (presidente en turno) de tendencias comunistas por lo que su gobierno sufrió un golpe de estado, arrebatando tierras y oportunidades nuevamente a los pueblos indígenas, con el descontento de la población inicio la revelación de grupos insurgentes, el desencadenante de graves faltas a los derechos humanos, significo 36 años de genocidio, tortura, maltrato, abusos en todos los niveles, de ambos bandos. Fue en Querétaro, México donde se buscaba acordar un procedimiento para la búsqueda de la paz por medios políticos, puesto que las medidas, o la falta de estas en gobiernos pasados no dieron resultados; se estableció como primer punto: que la identidad y pluriculturalidad de la población guatemalteca, serviría de base fundamental para tratar posteriormente los problemas que dieron origen al conflicto armado interno. En 1996, finalizó la etapa de negociación y se firmaron los Acuerdos de Paz el 29 de diciembre de ese mismo año, durante el Gobierno del presidente Álvaro Arzú Irigoyen. A nivel nacional, significó "el fin a treinta y seis años de conflicto armado interno en el país; el cual, aproximadamente dejó 200.000 víctimas" (Arciniegas, 2008, p. 1) entre muertos, desaparecidos, desplazados y refugiados. Es importante mencionar que los Acuerdos son el "marco para resolver los problemas nacionales y darle un contenido sustantivo a la paz, considerando que la paz, no sólo es la ausencia de guerra, sino también es resolver las causas que originaron el conflicto" (Asturias 2006, p. 1). Por ello, lo que se pretende es disminuir las causas que lo originaron y transformar al Estado de Guatemala en un "Estado incluyente, pluricultural, multiétnico, respetuoso de los derechos humanos, más justo, más equitativo y con verdadero espíritu democrático" (Asturias, 2006, p. 1). Los seis temas prioritarios de los Acuerdos de Paz de 1996, que se pretenden cumplir son: • • • • • • Fortalecimiento del poder civil y función del ejército en una sociedad democrática. Identidad y derechos de los pueblos indígenas. Reformas constitucionales y régimen electoral. Aspectos socio-económicos. Situación agraria. Reasentamiento de las poblaciones desarraigadas por el enfrentamiento armado. DISPOSICIONES ESTABLECIDAS EN EL ACUERDO DE PAZ FIRME Y DURADERA, FIRMADO EL 29 DE DICIEMBRE DE 1996 • • • • El derecho, por cuestiones políticas, de los desarraigados de vivir libremente en Guatemala (Art.3) El derecho del pueblo guatemalteco a conocer la verdad de lo acaecido durante las sangrientas luchas internas (Art. 4) El derecho de identidad de los aborígenes (Art. 5) EL desarrollo económico con justicia social, (Art. 6) • • • • • • La inversión prioritaria del gasto público en la solución de los problemas sociales. (Art. 7) El deber del Estado en la satisfacción de las necesidades básicas de toda la población. (Art. 8 El fortalecimiento del poder civil y participación del Ejército en un ámbito democrático, reorganizando las instituciones. (Art. 10) La incorporación de la URNG, a la vida política. (Art. 11) El perfeccionamiento del sistema electoral. (Art. 13) La anexión de todos los acuerdos suscritos anteriormente a 1996 (Art. 15). En Los Acuerdos de Paz de 1996, también se incluyó un reconocimiento especial a todos los organismos internacionales, especialmente la mediación de las Naciones Unidas en el proceso de paz y al Grupo de Países Amigos, entre ellos: la República de Colombia, República de Venezuela, el Reino de Noruega, el Reino de España, México y Estados Unidos; puesto que, gracias a la mediación, colaboración y participación de cada uno de los actores internacionales, se pudo hacer realidad el proceso de paz de Guatemala. Cuento En la ciudad de Quetzaltenango, un grupo de ciudadanos se organiza para protestar pacíficamente contra la construcción de un centro comercial en una zona históricamente destinada a áreas verdes, argumentando que la decisión de construir fue tomada de manera arbitraria por las autoridades municipales sin consultar a la comunidad. Este caso resalta el conflicto entre el bien común y los intereses privados, ya que la preservación de áreas verdes es fundamental para la calidad de vida y la salud pública de los habitantes. La Constitución Política de la República de Guatemala establece en su artículo 2 que el fin supremo del Estado es la realización del bien común, y en este sentido, la decisión tomada sin consultar a la población viola el principio de participación ciudadana y transparencia. La paz social se ve amenazada cuando los intereses de los ciudadanos no son considerados en las decisiones gubernamentales, lo que genera descontento y desconfianza en las instituciones. La Ley de Consejos de Desarrollo Urbano y Rural establece la obligación de incorporar a la comunidad en la toma de decisiones que afecten su entorno, promoviendo la justicia social al dar voz a los sectores más vulnerables. Sin embargo, en este caso, se refleja un acto de arbitrariedad que ignora las necesidades colectivas y la importancia de la participación ciudadana para la paz y la cohesión social. Además, el derecho a la justicia, que se encuentran en los artículos 203 y 204 de la CPRG, establece que toda persona tiene derecho a una tutela judicial efectiva y a que se respeten sus derechos fundamentales. Los ciudadanos deciden llevar el caso a los tribunales, argumentando que se ha vulnerado el derecho al medio ambiente sano, protegido por la Ley de Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente, la cual enfatiza que las decisiones que impactan el entorno deben ser tomadas con la participación de todos los afectados. La intervención judicial en este contexto busca corregir la arbitrariedad y asegurar que las decisiones gubernamentales se alineen con los principios de justicia y equidad. Este caso pone de manifiesto la importancia de la justicia social como un pilar del orden jurídico y social en Guatemala. La justicia social implica garantizar que todas las personas, sin distinción, tengan acceso a sus derechos y a una vida digna. Cuando las autoridades toman decisiones de manera arbitraria, sin considerar el impacto en la comunidad, se erosiona la confianza en el sistema y se pone en riesgo la paz social. Por ello, el marco legal guatemalteco, desde su Constitución hasta leyes específicas, busca equilibrar los intereses individuales y colectivos, asegurando que el bien común, la paz y la justicia prevalezcan sobre los actos de arbitrariedad. Ensayo sobre la Justicia y la Equidad en Guatemala Guatemala, aunque aspira a ser un país próspero, enfrenta numerosas dificultades que obstaculizan su progreso. Elementos como la justicia pueden promover el desarrollo, pero su aplicación depende de las normas y de la técnica jurídica utilizada por jueces y magistrados. Sin embargo, para que la justicia sea verdaderamente efectiva, debe ir de la mano con la equidad. La equidad asegura que la justicia se aplique considerando la particularidad de los casos concretos. La justicia y la equidad en Guatemala no solo se manifiestan en el ámbito jurídico, sino también en la accesibilidad de recursos. Lamentablemente, esta accesibilidad es limitada, lo que da paso a la necesidad de justicia social. La justicia social se encarga de garantizar que todos tengan acceso a los recursos básicos necesarios para un desarrollo integral. En Guatemala, las brechas sociales son evidentes: las escuelas públicas carecen de equipos adecuados para la educación y los hospitales regionales no cuentan con los recursos suficientes para ofrecer un servicio de calidad. Esto no solo aplica como una garantía del estado, estas garantías se encuentran establecidas en la declaración de los derechos humanos, lo cual demuestra su importancia y trascendencia. La carencia de su garantía nos lleva a otro problema central: la arbitrariedad. Esta es el núcleo de la desigualdad en Guatemala y se refleja en un gobierno corrupto que no busca la justicia, la equidad ni el bien común, sino el poder y el beneficio propio. Como consecuencia, la población vive en un ambiente de inseguridad y desconfianza, lo que reduce la garantía de la paz y el desarrollo del país, sistema el cual debió adoptarse desde los acuerdos de paz, pero siendo un problema que no es fácil erradicar, sobre todo sobreviviendo a una época tan violenta, podemos notar como las comunidades indígenas no han alcanzado un nivel de desarrollo sostenible en la sociedad, y esa brecha solo perpetua el abuso y la incapacidad del estado para proporcionar un ambiente seguro en el país. Sin embargo, el desarrollo no puede ser un objetivo imposible si el cambio está comenzando por nosotros, debemos considerar que en un estado y un sistema antropocentrista, debe concentrarse todo recurso en nuestro desarrollo integral como población, apareciendo como objeto y fin del estado en la norma máxima del país, la constitución política de la república de Guatemala en su artículo 1 y en su parte dogmática pretende garantizar estos derechos fundamentales, por lo que el desarrollo debe y tiene que ser nuestro objetivo como sociedad,