Alcances y límites en los trabajos de memoria, verdad y justicia en México Los alcances de los trabajos de memoria, verdad y justicia en México son precisamente esos, memoria construida con base en la verdad y la justicia, pero además una memoria colectiva apropiada y asumida por la sociedad que efectivamente servirá para la construcción social, construcción social y memoria colectiva con base en la justicia y la verdad. Esto es, los alcances para los colectivos son los que deben ser, no lo que hasta ahora se ha logrado, porque entonces nos tendríamos que conformar con los limites impuestos por el Estado y el capital. Hasta ahora la memoria social y colectiva sobre la lucha emprendida por las disidencias políticas armadas y pacíficas de los años de la segunda mitad del siglo pasado en gran parte es resultado de la lucha de los colectivos, integrados en su mayoría por mujeres: madres, esposas, hijas y hermanas de militantes y luchadores sociales que fueron sometidos a desaparición forzada. La demanda de estos colectivos, nuestra demanda por décadas ha sido “Vivos los llevaron, vivos los queremos” en esta consigna se sintetizan los alcances de su lucha. Esta memoria construida hasta principios de este siglo solo con el esfuerzo de los colectivos y grupos solidarios, empezó a dar frutos primero en hacernos conscientes de la importancia de los derechos humanos y la creación de organismos civiles e institucionales que se supone deben velar por su cumplimiento. Porque además nunca se trató ni se trata de un pasado muerto, sino muy vivo, tal como se demostró el primero de enero de 1994. Un segundo momento se da cuando empiezan a aparecer trabajos de investigación académica que contribuyen a explicar los motivos y contextos de la aparición de la oposición armada en el país y la respuesta represiva del Estado. En la práctica la memoria desde los colectivos se soporta en su permanencia organizada por décadas y su demanda inquebrantable de verdad y justicia. La otra consecuencia de la lucha de los colectivos decíamos es la respuesta desde las instituciones estatales, las cuales han sido en el mejor de los casos limitadas, en el peor nulas, falsas y encubridoras de la impunidad, entre las primeras podemos mencionar: El programa sobre presuntos desaparecidos (CNDH) Comverdad del Estado de Guerrero. El Informe histórico a la sociedad mexicana de la FEMOSPP La recomendación 026/2001 Entre otros. Por otra parte las respuestas falsas y encubridoras lo que han hecho es tergiversar la memoria contribuyendo a la no verdad y a la injusticia, construyendo mentira e impunidad. Entonces los límites siempre los han puesto las instituciones de procuración y administración de justicia, las encargadas de cuidar la seguridad nacional y resguardar la soberanía, pero también el poder legislativo (ayer negó el senado conceder una reunión a los padres de los 43 jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa) y el Ejecutivo. Es decir, es el Estado en conjunto el que ha puesto los limites a las demandas de verdad, justicia y memoria de la sociedad en general y de los colectivos en particular. Se ha valido para ello del apoyo de las medios de comunicación, de los programas e institucionalidad educativa, de todo con tal se llegar ala verdad de que se trata de crímenes de lesa humanidad perpetrados por el Estado mediante estructuras y prácticas terroristas muy parecidas al fascismo (no tenemos dudas en calificar de fascista a Pinochet o a la junta militar Argentina, lo mismo en México), porque incluso se ha pretendido que a los elementos del ejército caídos sean reconocidos como héroes y salvadores de la patria, cuando en realidad conscientes o no, defendieron a un estado autoritario y represor que cerró toda alternativa pacífica de cambio democrático mediante masacres, torturas y desapariciones forzadas. Lamentablemente, vemos un hilo de continuidad en todo esto, luchadores sociales anticapitalistas que se oponen al despojo de sus territorios, madres buscadores de sus desaparecidos son asesinados o desaparecidos ellos mismos. Entonces, decíamos no sólo es el estado el que impone limites a la memoria, la justicia y la verdad, estos limites también y quizás principalmente los impone el capital. Es necesario pues, trascender estos límites que nos imponen el Estado y el capital mediante la organización de los colectivos y de la sociedad, no permitamos que nos dividan, luchemos juntas y juntos hasta encontrarles, hasta que haya verdad y justicia, hasta que la dignidad se haga costumbre, hasta el para todos todo. ¡Vivos los llevaron, vivos los queremos!