Subido por Juan Sebastian Montoya

Osho El Libro De Los Secretos Vol1

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El Libr o de los Se cr e t os
Volu m e n 1 °
OSH O
COM PÁRTELO
M A GYAN D ARSH AN A
osh o_ libr a r y@gr u posya h oo.com
La ciencia de la m edit ación
UNA VI SI ÓN CONTEMPORÁNEA DE LAS 112 MEDI TACI ONES DESCRI TAS
EN EL VI GYAN BHAI RAV TANTRA
I n dice de Ca pít u los
1. El m undo del t ant ra
2. El cam ino del yoga y el cam ino del t ant ra
3. La respiración: un puent e al universo
4. Superar los engaños de la m ent e.
5. Cinco t écnicas de at ención
6. Est rat agem as para t rascender los sueños
7. Técnicas para t ranquilizart e
8. Acept ación t ot al y no división: el significado de la pureza t ánt rica.
9. Técnicas para cent rart e
10. Aut orrealización: la necesidad básica
11. Técnicas para penet rar en lo int erno
12. Más allá de la m ent e, hast a la fuent e
13. Cent rarse int ernam ent e
14. Cam biar la dirección de la energía
15. Ver el pasado com o un sueño
16. Más allá del pecado de la inconsciencia
17. Varias t écnicas para «parar»
18. Perm anecer con la realidad
19. Una t écnica para el t ipo int elect ual y ot ra para el t ipo em ocional
20. El am or corrient e y el am or de un buda
21. Tres t écnicas para m irar
22. Desbloquear el t ercer oj o
23. Varios m ét odos m ás para m irar
24. Duda o fe, vida o m uert e: las bases de cam inos diferent es
25. De las palabras a los sonidos puros y al ser
26. Acept ar las cim as y los valles
27. Ausencia de sonido, plenit ud del sonido y conciencia t ot al
28. Medit ación: solt ar el last re de las represiones
29. Mét odos para dej ar la m ent e
30. Ent regarse en el sexo y ent regarse a un m aest ro
31. Del sonido al silencio int erno
32. La enseñanza cent ral es la «no lucha»
33. La espirit ualidad del act o sexual t ánt rico
34. El orgasm o cósm ico a t ravés del t ant ra
35. Dirigir la at ención hacia dent ro, hacia lo real
36. De m aya ( ilusión) a la realidad
37. Técnicas para observar el fluj o de la película de la vida
38. Hacia el ser aut ént ico
39. De la ola al océano cósm ico
40. La ilum inación súbit a y sus obst áculos
41. Mét odos t ánt ricos para ser conscient e y no j uzgar
42. Alert a con el t ant ra
43. Encont rar lo que no cam bia m ediant e lo cam biant e
44. Secret os de am or y liberación
45. Perm anecer con lo real
46. El cam ino t ánt rico para ser libre de los deseos
47. Medit ación t ánt rica usando la luz
48. La pot encialidad de la sem illa
49. Obrar con conciencia
50. I r a las raíces
51. Volver a la exist encia
52. Ent rar en est e m om ent o
53. De la m uert e a la inm ort alidad
54. El fuego de la conciencia
55. Sólo lo irreal se disuelve
56. Descubrir el vacío
57. Est ás en t odas part es
58. Ve m ás allá del karm a
59. Observa desde " la colina
60. Libérat e a t i m ism o: de t i m ism o
61. Técnicas para hacerse uno con la t ot alidad
62. La m et a es ahora m ism o
63. Em pieza a creart e a t i m ism o
64. La no- elección es dicha
65. Elim ina los lím it es
66. Un buda no es nadie
67. Ve m ás allá de la m ent e y la m at eria
68. La energía se deleit a j ugando
69. Eres un desconocido para t i m ism o
70. Sufre el dolor de la soledad
71. Olvida la periferia
72. Em pieza a vivir en la inseguridad
73. El m iedo a la t ransform ación es profundo
74. La sensibilidad es conciencia
75. Busca el rit m o de los opuest os
76. La vida es energía sexual
77. Vuélvet e cada ser
78. El guía int erno
79. La filosofía del vacío
80. Todo y nada significan lo m ism o
List a de m e dit a cion e s
I nt r oducción
¿Qué sucede cuando m orim os?
Es una pregunt a que se encuent ra en el cent ro de casi t oda búsqueda
espirit ual hum ana, y la respuest a que se da m arca los lím it es ent re una
doct rina religiosa y ot ra. Ya crea uno en la reencarnación o la resurrección,
en el cielo o el infierno, en el purgat orio o en pagar las deudas kárm icas, la
pregunt a de qué sucede t ras la m uert e ocupa una enorm e cant idad de
espacio en el t erreno religioso.
En el rico y com plej o m undo de la m it ología hindú, Shiva represent a el
aspect o de la m uert e y la dest rucción en una «t rinidad» que incluye t am bién
la creación ( Brahm a) y el m ant enim ient o ( Vishnu) . Es a Shiva al que se
at ribuyen los sut ras, de cinco m il años de ant igüedad, de est e Libro de los
secret os. ¿Por qué? Para com prenderlo, será út il saber un poco m ás sobre la
procedencia de Shiva.
Es un personaj e com plej o, est e Shiva, con m uchas facet as. Según
cuent a la hist oria, una vez Brahm a y Vishnu fueron a hablar con Shiva de un
asunt o urgent e, y lo encont raron haciendo el am or con su esposa. Shiva
est aba t an absort o en hacer el am or que ni siquiera se dio cuent a de que los
ot ros dos dioses habían ent rado en su habit ación. Enfadados por haberse
t enido que quedar de pie com o unos t ont os durant e horas hast a que Shiva
por fin los vio, lo m aldij eron y declararon que a part ir de ent onces sería
represent ado por un sím bolo fálico. De ahí el shivalingam que em bellece
m iles de t em plos de Shiva por t oda la I ndia. En ot ra de sus facet as, es la
m it ad del dúo «Shiva- Shakt i», la part e m asculina de la danza et erna de lo
m asculino y lo fem enino. Y en El libro de los secret os habla a su consort e,
Devi, ¡que se sient a en su regazo durant e t odo el discurso! .
Sexo y m uert e, m asculino y fem enino, yin y yang..., el m undo
paradój ico, no sólo del hinduism o, sino de t odas las grandes t radiciones
espirit uales de Orient e.
Y la m edit ación, que t ransform a t odas las paradoj as en m ist erios. Y
supera la t ram pa de la m ent e para que su dueño pueda por fin ser libre para
dej ar las riberas de la cont radicción y ent rar en el río del conocim ient o de sí
m ism o.
Osho dice al respect o:
La m uert e siem pre ocurre en el present e. La m uert e, el am or, la
m edit ación: t odos ellos ocurren en el present e. Por eso, si t ienes m iedo a la
m uert e, no puedes am ar. Si t e asust a el am or, no puedes m edit ar. Si t ienes
m iedo a la m edit ación, t u vida será inút il. I nút il no hace referencia a algún
propósit o, sino a que nunca podrás sent ir ninguna dicha en ella. Será una
fut ilidad.
Puede parecer ext raño conect ar est as t res cosas: el am or, la
m edit ación, la m uert e. ¡No lo es! Son experiencias sim ilares. De m odo que si
puedes ent rar en una de ellas, podrás ent rar en las ot ras dos.
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Una cosa m ás que hay que com prender: Shiva, Brahm a y Vishnu son
m anifest aciones de algo Suprem o superior a ellos, un «m ás allá» que se
escapa incluso a la com prensión de los dioses. De los t res, Shiva es el m ás
hum ano. Brahm a ha hecho su labor de la creación y est á m ás o m enos
ret irado hast a que, en un rem ot o t iem po fut uro, t ras la dest rucción de est e
m undo, sus servicios puedan ser de nuevo necesarios. Vishnu se ocupa de la
causa y efect o de las cosas cot idianas, en ciert o sent ido los m eros
quehaceres de la casa, con t oda la desapasionada precisión de un cont able.
Pero Shiva, con su int ensa y vibrant e vida, es el que anhela la reunión con su
fuent e original, el que est á ebrio de alguna visión m edio recordada de su hogar suprem o. Los sut ras de Shiva son un m apa que m uest ra al sedient o
cóm o llegar al m anant ial:
Est e Libro de los secret os es un com ent ario m íst ico cont em poráneo del
Vigyan Bhairav Tant ra de Shiva, de cinco m il años de ant igüedad, y cuya
t raducción lit eral sería «t écnicas para ir m ás allá de la consciencia». El hecho
de que la palabra «t ant ra» signifique sim plem ent e «t écnica» sorprenderá a
m uchos. El t ant ra, en la era m oderna - previsiblem ent e, quizá- se asocia casi
ent eram ent e con el sexo. En realidad, de las 112 t écnicas de m edit ación
descrit as en El libro de los secret os, m enos de m edia docena se ocupan
direct am ent e del act o sexual. El propósit o del t ant ra, com o descubrim os en
las páginas siguient es, no es sim plem ent e proporcionar a la gent e una m ej or
vida sexual; m ás bien es ut ilizar innum erables sit uaciones y encuent ros de la
vida corrient e de los seres hum anos, incluido el sexo, com o puert as de
ent rada a la experiencia de la m edit ación. Com o dice Osho en el prim er
capít ulo:
Est os sut ras de Shiva son las t écnicas m ás viej as, m ás ant iguas. Pero
t am bién se las puede llam ar las últ im as, porque result a im posible añadirles
nada. Han incluido t odas las posibilidades, t odas las m aneras de lim piar la
m ent e, de t ranscender la m ent e. No se puede añadir ni un solo m ét odo a los
cient o doce m ét odos de Shiva. Es el m ás ant iguo y, sin em bargo, el últ im o,
el m ás nuevo. Viej os com o las viej as m ont añas - los m ét odos parecen
et ernos- y nuevos com o una got a de rocío al sol, porque son esencialm ent e
frescos.
Est os cient o doce m ét odos de m edit ación const it uyen t oda la ciencia de
t ransform ar la m ent e.
Observa el uso que hace Osho de la palabra «ciencia». Recalca, una y
ot ra vez, no sólo en El libro de los secret os, sino en casi t odas sus charlas
conocidas, que la m edit ación no es un sist em a de creencias, una doct rina,
una «respuest a» a una pregunt a; por ej em plo, a qué sucede cuando
m orim os. La m edit ación es un est ado int erno en el que, de hecho, t odas las
creencias, las doct rinas y las respuest as prefabricadas han desaparecido,
dej ando sólo la conciencia pura y libre de pensam ient os, que puede percibir
la realidad direct am ent e, t al com o es. Pero las t écnicas de m edit ación no son
la m edit ación; procura no incurrir en est e error. Las t écnicas son sólo m apas,
com o fórm ulas cient íficas. No se t rat a de est udiarlas por sí m ism as, sino de
usarlas, de experim ent ar con ellas en el laborat orio del propio espacio
int erno de cada uno. La m edit ación es lo que puede suceder com o result ado
del experim ent o.
Pero espera: ¿qué t iene que ver t odo est o con una vida sexual
est upenda? La gent e que ha sido capaz de int roducir la m edit ación en su
relación am orosa t e puede decir que t ires t odos los «m anuales práct icos» y
aprendas a poner t u at ención en el aquí y ahora. Después de eso, t odo se
resolverá por sí solo.
¿Y qué sucede cuando m orim os? Puede que las personas que han
saboreado la m edit ación no t e puedan dar una respuest a precisa, pero t e
pueden decir que han conocido y experim ent ado lo inm ort al dent ro de sí
m ism os, y han salido de esa experiencia sabiendo que la m uert e es sólo un
sueño.
El sexo, la m uert e, la m edit ación: quién m ej or para ligarlos que Shiva,
dest ruct or y am ant e, el
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dios con la m ás hum ana de las aspiraciones: elevarse sobre sí m ism o y
desvelar los secret os de t odo lo desconocido. Y quién m ej or para t raer los
secret os de los sut ras de Shiva al m om ent o present e que Osho, cuyo
esfuerzo se cent ra en que la vida ent era, del sexo a la supraconsciencia, de
la espirit ualidad a la ciencia, sea rescat ada de t odas nuest ras oscuras ideas
del bien y el m al, de lo superior y lo inferior, y devuelt a a la t ot alidad
lum inosa que const it uye nuest ro derecho básico com o seres hum anos.
Osho ofrece, en el capít ulo int roduct orio, paut as bast ant e det alladas
para usar El libro de los secret os. Algunas se pueden esbozar aquí, y ot ros
aspect os sobre el cont ext o en que se creó est e libro pueden result ar út iles
para que el lect or lo em plee at endiendo al obj et o parar el que fue concebido.
Cada capít ulo del libro surgió originalm ent e com o una charla
im provisada, dirigida a un pequeño grupo de am igos y discípulos. Osho siem pre habla sin not as ni ninguna ot ra preparación especial, except o ( en est e
caso, por ej em plo) una copia de los sut ras que est á com ent ando, o ( en ot ros
casos) algunos chist es o anécdot as recogidas de ant em ano y que podría usar
para ilust rar alguna cuest ión durant e su charla.
Para los que est én acost um brados a leer «m anuales práct icos» y libros
de «aut oayuda», puede que est e cont ext o al principio les result e desconcert ant e. Aquí no encont rarás un discurso ordenado por punt os - prim ero,
segundo, t ercero... que hay que anot ar para luego repet irlos. No hay not as a
pie de página, subt ít ulos, cuadros sinópt icos o ilust raciones explicat ivas.
Acercarse al t ext o con ese t ipo de expect at ivas significa encont rar la
frust ración de m anera acelerada. Es m ej or leerlo com o leerías una hist oria, o
poesía, o la let ra de una canción. Con una act it ud de paciencia y recept ividad, con la cert idum bre de que t odo será revelado a su t iem po.
Al principio de El libro de los secret os, Osho aprem ia a su audiencia a
experim ent ar con cada una de las t écnicas de m edit ación de las que habla,
según van surgiendo: j uega con ella durant e t res días», sugiere. Y recalca la
palabra j uega»: no ser serio, no hacer «esfuerzos t rem endos» o «aut o cast igarse», sino «j ugar». Y cuando pruebes una t écnica y encuent res que
realm ent e «t e va», una t écnica que disfrut es y que parezca aport ar algo
nuevo y fresco a t u vida, ent onces puedes explorarla con m ás profundidad.
En est e sent ido, com o lect or est ás en una posición m ej or que la audiencia
original: puedes dar t odo el t iem po que sea necesario a cada capít ulo, para
j ugar con cada una de las t écnicas ofrecidas ant es de pasar a la siguient e.
Por supuest o, t am bién puedes ent rar direct am ent e en cualquier part e
del libro, en caso de que una t écnica concret a capt e verdaderam ent e t u
at ención y t e exij a que la pruebes enseguida.
Observa que a cada «capít ulo de sut ra» le sigue un capít ulo que
cont iene las respuest as de Osho a pregunt as de los que le escuchan. En casi
t odos los casos, las pregunt as guardan relación con las t écnicas dadas en el
capít ulo ant erior. De m odo que, cuando em pieces a experim ent ar, t e re-
sult ará út il revisar el capít ulo siguient e al que ofrece las t écnicas con las que
est és j ugando. Es m uy probable que encuent res alguna pist a ext ra, alguna
com prensión m ás profunda, algún «problem a» disuelt o.
Y, por últ im o, recuerda no confundir el m apa con el punt o de dest ino. El
libro de los secret os no es una serie de respuest as, sino un j uego de llaves.
Osho prom et e al principio m ism o que est e j uego de llaves est á com plet o,
que cada puert a dispone de un m odelo. La llave de t u propia puert a est á en
algún sit io cerca de aquí. Lo único que necesit as hacer es probar las llaves,
una t ras ot ra, hast a que encuent res la que encaj e. Ent onces, abre la puert a
y ve por t i m ism o lo que hay dent ro.
CAROL NEI MAN Puna ( I ndia) , 1997
Ca pít u lo 1
El M u n do de l Ta n t r a
El Su t r a
D e vi pr e gu n t a :
Oh, Shiva, ¿cuál es t u realidad?
¿Qué es est e port ent oso universo?
¿Qué const it uye la sem illa?
¿Quién cent ra la rueda universal?
¿Qué es est a vida m ás allá de la form a que im pregna las form as?
¿Cóm o podem os ent rar en ella plenam ent e, por encim a del espacio y el
t iem po,
los nom bres y las descripciones?
¡Disipa m is dudas!
Algunos punt os int roduct orios. Prim ero, el m undo del Vigyan Bhairav
Tant ra no es int elect ual, no es filosófico. La doct rina no t iene sent ido en él.
Se ocupa del m ét odo, de la t écnica; no de ningún principio. La palabra
«t ant ra» significa t écnica, el m ét odo, el cam ino. De m odo que no es
filosófico; observa est o. No se ocupa de problem as e indagaciones int elect uales. No se ocupa del «porqué» de las cosas, se ocupa del «cóm o»; no
de qué es la verdad, sino de cóm o se puede alcanzar la verdad.
Tant ra significa t écnica. De m odo que est e t rat ado es cient ífico. La
ciencia no se ocupa del porqué, la ciencia se ocupa del cóm o. Ésa es la
diferencia básica ent re la filosofía y la ciencia. La filosofía pregunt a: « ¿Por
qué est a exist encia?» La ciencia pregunt a: « ¿Cóm o est a exist encia?» En
cuant o haces la pregunt a « ¿Cóm o?», el m ét odo, la t écnica, se vuelven
im port ant es. Las t eorías pierden su sent ido; la experiencia se conviert e en lo
cent ral.
El t ant ra es ciencia, el t ant ra no es filosofía. Com prender la filosofía es
fácil, porque sólo se requiere t u int elect o. Si puedes com prender el lenguaj e,
si puedes com prender el concept o, puedes com prender la filosofía. No
necesit as cam biar; no requieres ninguna t ransform ación. Tal com o eres,
puedes com prender la filosofía; pero no el t ant ra.
Necesit arás un cam bio..., m ás bien una m ut ación. A no ser que t ú seas
diferent e, el t ant ra no se puede com prender, porque el t ant ra no es una propuest a int elect ual, es una experiencia. A no ser que est és recept ivo,
disponible, vulnerable a la experiencia, no va a venir a t i.
La filosofía se ocupa de la m ent e. Tu cabeza es suficient e; no se
requiere t u t ot alidad. El t ant ra t e necesit a en t u t ot alidad. Es un desafío m ás
profundo. Tendrás que est ar en él ínt egram ent e. No es fragm ent ario. Se
requiere un acercam ient o diferent e, una act it ud diferent e, una disposición
diferent e para recibirlo. Por eso, Devi hace pregunt as aparent em ent e
filosóficas. El t ant ra com ienza con las pregunt as de Devi. Todas las
pregunt as pueden ser abordadas filosóficam ent e.
En realidad, cualquier pregunt a puede ser abordada de dos m aneras:
filosóficam ent e o t ot alm ent e, int elect ualm ent e o exist encialm ent e. Por
ej em plo, si alguien pregunt a: «¿Qué es el am or?», lo puedes abordar
int elect ualm ent e, puedes debat ir, puedes proponer t eorías, puedes
argum ent ar a favor de una hipót esis det erm inada. Puedes crear un sist em a,
una doct rina: y puede que no hayas conocido en absolut o el am or.
Para crear una doct rina, la experiencia no es necesaria. En realidad, por
el cont rario, cuant o m enos sepas, m ej or, porque ent onces puedes proponer
un sist em a sin vacilar. Sólo un ciego puede definir fácilm ent e qué es la luz.
Cuando no sabes, eres at revido. La ignorancia siem pre es at revida; el
conocim ient o duda. Y cuant o m ás sabes, m ás sient es que se disuelve el
suelo baj o t us pies.
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Cuant o m ás sabes, m ás adviert es lo ignorant e que eres. Y los que son
realm ent e sabios se vuelven ignorant es. Se vuelven t an básicos com o los niños, o t an sim ples com o los idiot as.
Cuant o m enos sepas, m ej or. Ser filosófico, ser dogm át ico, ser
doct rinario: eso es fácil. Abordar un problem a int elect ualm ent e es m uy fácil.
Pero abordar un problem a exist encialm ent e - no sólo pensar en él, sino
vivirlo, experim ent arlo, perm it ir que t e t ransform e- es difícil. O sea, para
conocer el am or uno t endrá que est ar poseído por el am or. Eso es peligroso,
porque no seguirás siendo el m ism o. La experiencia t e va a cam biar. En
cuant o ent ras en el am or, ent ras en una persona diferent e. Y cuando salgas
no podrás reconocer t u viej o rost ro; no t e pert enecerá. Ahora hay una fisura,
el hom bre de ant es ha m uert o y ha llegado el hom bre nuevo. Eso es lo que
se conoce com o renacim ient o: haber nacido dos veces.
El t ant ra es exist encial, no filosófico. De m odo que, por supuest o, Devi
hace pregunt as que parecen filosóficas, pero Shiva no las va a responder de
esa m anera. Así que es m ej or com prenderlo al principio; de lo cont rario t e
sent irás perplej o, porque Shiva no va a responder a una sola pregunt a.
Todas las pregunt as que hace Devi, Shiva no las va a responder en absolut o.
¡Y, sin em bargo, las responde! Y en verdad, sólo él las ha respondido y nadie
m ás; pero en un plano diferent e.
Devi pregunt a: « ¿Cuál es t u realidad, m i señor?» Él no va a responder.
En cam bio, dará una t écnica. Y si Devi experim ent a est a t écnica, sabrá. De
m odo que la respuest a es indirect a; no es direct a. No va a responder «
¿Quién soy?», sino que dará una t écnica: ponla en práct ica y sabrás.
Para el t ant ra, hacer es saber, y no hay ot ro saber. A no ser que hagas
algo, a no ser que cam bies, a no ser que t engas una perspect iva diferent e a
la que m irar, con la que m irar, a no ser que ent res en una dim ensión
t ot alm ent e diferent e al int elect o, no hay respuest a. Se pueden dar
respuest as: t odas son m ent ira. Todas las filosofías son m ent ira. Haces una
pregunt a y la filosofía t e da una respuest a. Te sat isface o no t e sat isface. Si
t e sat isface, t e conviert es a esa filosofía, pero sigues siendo el m ism o. Si no
t e sat isface, sigues buscando alguna ot ra filosofía a la que adherirt e. Pero
sigues siendo el m ism o; no t e ha afect ado en absolut o, no t e ha cam biado.
Así que da lo m ism o que seas hindú o m ahom et ano o crist iano o j aina.
La persona real det rás de la fachada de hindú o m ahom et ano o crist iano es
la m ism a. Sólo son dist int as las palabras, o la ropa. El hom bre que va a la
iglesia o al t em plo o a la m ezquit a es el m ism o. Sólo cam bia el rost ro, y se
t rat a de rost ros falsos, m áscaras. Det rás de las m áscaras encont rarás al
m ism o hom bre - la m ism a ira, la m ism a agresividad, la m ism a violencia, la
m ism a avaricia, la m ism a luj uria- ; t odo es lo m ism o. ¿Es la sexualidad
m ahom et ana diferent e a la sexualidad hindú? ¿Es la violencia crist iana
diferent e a la violencia hindú? ¡Es la m ism a! La realidad sigue siendo la
m ism a; sólo cam bia la ropa.
El t ant ra no se ocupa de la ropa; el t ant ra se ocupa de t i. Si haces una
pregunt a, t u pregunt a m uest ra dónde est ás. Muest ra t am bién que, dondequiera que est és, no puedes ver; por eso surge la pregunt a. Un ciego
pregunt a: « ¿Qué es la luz?», y la filosofía em pieza a responder lo que es la
luz. El t ant ra sólo sabrá est o: si un hom bre pregunt a « ¿Qué es la luz?», la
pregunt a m uest ra t an sólo que est á ciego. El t ant ra com enzará a operar al
hom bre, a cam biar al hom bre, para que pueda ver. El t ant ra no dirá lo que
es la luz. El t ant ra t e dirá cóm o alcanzar la com prensión, cóm o llegar a ver,
cóm o lograr la visión. Cuando haya visión, habrá una respuest a. El t ant ra no
t e da la respuest a; el t ant ra t e da la t écnica para lograr la respuest a.
Ahora bien, est a respuest a no va a ser int elect ual. Si le dices algo sobre
la luz a un ciego, est o es int elect ual. Si el ciego m ism o se vuelve capaz de
ver, est o es exist encial. A est o m e refiero cuando digo que el t ant ra es
exist encial. De m odo que
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Shiva no va a responder a las pregunt as de Devi; sin em bargo, responderá.
Est o es lo prim ero.
Lo segundo: ést e es un t ipo diferent e de lenguaj e. Debes saber algo
sobre él ant es de abordarlo. Todos los t rat ados de t ant ra son diálogos ent re
Shiva y Devi. Devi pregunt a y Shiva responde. Todos los t rat ados de t ant ra
com ienzan de esa m anera. ¿Por qué? ¿Por qué est e m ét odo? Es m uy
significat ivo. No es un diálogo ent re un profesor y un discípulo, sino ent re
dos am ant es. Y con ello, el t ant ra da a ent ender algo m uy significat ivo: que
las enseñanzas m ás profundas no pueden darse a m enos que exist a el am or
ent re los dos: el discípulo y el m aest ro. El discípulo y el m aest ro deben est ar
profundam ent e enam orados. Sólo ent onces se puede expresar lo m ás
elevado, el m ás allá.
De m odo que es un lenguaj e de am or; el discípulo debe est ar en una
act it ud de am or. Pero no sólo est o, porque los am igos pueden ser am ant es.
El t ant ra dice que un discípulo debe act uar de form a recept iva, adopt ar una
recept ividad fem enina; sólo ent onces es posible algo. No necesit as ser una
m uj er para ser un discípulo, pero sí t ener una act it ud fem enina de
recept ividad. Cuando Devi pregunt a, est o significa que pregunt a la act it ud
fem enina. ¿Por qué est e énfasis en la act it ud fem enina?
El hom bre y la m uj er no sólo son diferent es físicam ent e; son diferent es
psicológicam ent e. El sexo no es sólo una diferencia en el cuerpo; es t am bién
una diferencia de psicologías. Una m ent e fem enina significa recept ividad:
recept ividad t ot al, ent rega, am or. Un discípulo necesit a una psicología
fem enina; de lo cont rario no podrá aprender. Puedes pregunt ar, pero si no
est ás abiert o, no podrás ser cont est ado. Puedes hacer una pregunt a y aun
así seguir cerrado. Ent onces la respuest a no puede penet rar en t i. Tus
puert as est án cerradas; est ás m uert o. No est ás abiert o.
Una recept ividad fem enina significa una recept ividad com o la del út ero
en la profundidad int erna, de m odo que puedas ser recept ivo. Y no sólo eso:
significa m ucho m ás. Una m uj er no sólo est á recibiendo algo; en cuant o lo
recibe se conviert e en part e de su cuerpo. Se recibe un niño. Una m uj er
concibe; en el m om ent o en que se produce la concepción, el niño se ha
convert ido en part e del cuerpo fem enino. No es un ext raño, no es un forast ero. Ha sido absorbido. Ahora el niño no vivirá com o algo añadido a la
m adre, sino sim plem ent e com o una part e, sim plem ent e com o la m adre. Y el
niño no sólo es recibido; el cuerpo fem enino se vuelve creat ivo, el niño
com ienza a crecer.
Un discípulo necesit a una recept ividad com o la del út ero. Lo que se
reciba no debe ser acum ulado com o conocim ient o m uert o. Debe crecer en t i;
debe convert irse en sangre y huesos dent ro de t i. Debe convert irse en una
part e, ahora. ¡Debe crecer! Est e crecim ient o t e cam biará, t e t ransform ará a
t i, el recept or. Por eso el t ant ra usa est e sist em a. Todos los t rat ados
com ienzan con Devi haciendo una pregunt a y Shiva cont est ando. Devi es la
consort e de Shiva, su part e fem enina.
Una cosa m ás... Ahora la psicología m oderna, especialm ent e el
psicoanálisis, dice que el hom bre es hom bre y m uj er. Nadie es sólo varón y
nadie es sólo hem bra; t odo el m undo es bisexual. Los dos sexos est án
present es. Ést a es una invest igación m uy recient e en Occident e, pero para el
t ant ra ést e ha sido uno de los concept os m ás básicos desde hace m iles de
años. Debes de haber vist o im ágenes de Shiva com o ardhanarishwar: m it ad
hom bre, m it ad m uj er. No hay ot ro concept o com o ést e en t oda la hist oria
hum ana. Shiva es represent ado com o m it ad hom bre, m it ad m uj er.
De m odo que Devi no es sólo una consort e; es la ot ra m it ad de Shiva. Y
a no ser que un discípulo se conviert a en la ot ra m it ad del m aest ro, es im posible t ransm it ir la enseñanza m ás alt a, los m ét odos esot éricos. Cuando t e
haces uno, no hay duda. Cuando eres uno con el m aest ro - t an t ot alm ent e
uno, t an profundam ent e uno- , no hay debat e, no hay lógica, no hay razón.
Uno sim plem ent e absorbe;
17
uno se vuelve un út ero. Y ent onces la enseñanza com ienza a crecer en t i y a
cam biart e.
Por eso el t ant ra est á escrit o en el lenguaj e del am or. Tam bién hay que
ent ender algo sobre el lenguaj e del am or. Hay dos t ipos de lenguaj e: el
lenguaj e de la lógica y el lenguaj e del am or. Hay diferencias básicas ent re los
dos.
Lo segundo: ést e es un t ipo diferent e de lenguaj e. Debes saber algo
sobre él ant es de abordarlo. Todos los t rat ados de t ant ra son diálogos ent re
Shiva y Devi. Devi pregunt a y Shiva responde. Todos los t rat ados de t ant ra
com ienzan de esa m anera. ¿Por qué? ¿Por qué est e m ét odo? Es m uy
significat ivo. No es un diálogo ent re un profesor y un discípulo, sino ent re
dos am ant es. Y con ello, el t ant ra da a ent ender algo m uy significat ivo: que
las enseñanzas m ás profundas no pueden darse a m enos que exist a el am or
ent re los dos: el discípulo y el m aest ro. El discípulo y el m aest ro deben est ar
profundam ent e enam orados. Sólo ent onces se puede expresar lo m ás
elevado, el m ás allá.
De m odo que es un lenguaj e de am or; el discípulo debe est ar en una
act it ud de am or. Pero no sólo est o, porque los am igos pueden ser am ant es.
El t ant ra dice que un discípulo debe act uar de form a recept iva, adopt ar una
recept ividad fem enina; sólo ent onces es posible algo. No necesit as ser una
m uj er para ser un discípulo, pero sí t ener una act it ud fem enina de
recept ividad. Cuando Devi pregunt a, est o significa que pregunt a la act it ud
fem enina. ¿Por qué est e énfasis en la act it ud fem enina?
El hom bre y la m uj er no sólo son diferent es físicam ent e; son diferent es
psicológicam ent e. El sexo no es sólo una diferencia en el cuerpo; es t am bién
una diferencia de psicologías. Una m ent e fem enina significa recept ividad:
recept ividad t ot al, ent rega, am or. Un discípulo necesit a una psicología
fem enina; de lo cont rario no podrá aprender. Puedes pregunt ar, pero si no
est ás abiert o, no podrás ser cont est ado. Puedes hacer una pregunt a y aun
así seguir cerrado. Ent onces la respuest a no puede penet rar en t i. Tus
puert as est án cerradas; est ás m uert o. No est ás abiert o.
Una recept ividad fem enina significa una recept ividad com o la del út ero
en la profundidad int erna, de m odo que puedas ser recept ivo. Y no sólo eso:
significa m ucho m ás. Una m uj er no sólo est á recibiendo algo; en cuant o lo
recibe se conviert e en part e de su cuerpo. Se recibe un niño. Una m uj er
concibe; en el m om ent o en que se produce la concepción, el niño se ha
convert ido en part e del cuerpo fem enino. No es un ext raño, no es un forast ero. Ha sido absorbido. Ahora el niño no vivirá com o algo añadido a la
m adre, sino sim plem ent e com o una part e, sim plem ent e com o la m adre. Y el
niño no sólo es recibido; el cuerpo fem enino se vuelve creat ivo, el niño
com ienza a crecer.
Un discípulo necesit a una recept ividad com o la del út ero. Lo que se
reciba no debe ser acum ulado com o conocim ient o m uert o. Debe crecer en t i;
debe convert irse en sangre y huesos dent ro de t i. Debe convert irse en una
part e, ahora. ¡Debe crecer! Est e crecim ient o t e cam biará, t e t ransform ará a
t i, el recept or. Por eso el t ant ra usa est e sist em a. Todos los t rat ados
com ienzan con Devi haciendo una pregunt a y Shiva cont est ando. Devi es la
consort e de Shiva, su part e fem enina.
De m odo que est o es poco com ún: Devi est á sent ada en el regazo de
Shiva y pregunt ando, y Shiva responde. Es un diálogo de am or: no es un
conflict o; es com o si Shiva est uviera hablando consigo m ism o. ¿Por qué est e
énfasis en el am or, en el lenguaj e del am or? Porque si est ás enam orado de
t u m aest ro, t oda la gest alt cam bia; se vuelve diferent e. Ent onces no est ás
oyendo sus palabras, ent onces est ás bebiéndolo. Ent onces las palabras son
irrelevant es. En realidad, el silencio ent re las palabras se vuelve m ás
im port ant e. Puede que lo que est é diciendo sea significat ivo o puede que no
lo sea...; pero son sus oj os, sus gest os, su com pasión, su am or.
Por eso el t ant ra t iene un pat rón fij o, una est ruct ura. Cada t rat ado
em pieza con Devi pregunt ando y Shiva respondiendo. No va a haber ninguna
discusión, ningún derroche de palabras. Hay enunciaciones m uy sencillas de
los hechos, m ensaj es t elegráficos sin int ención de convencer, sino
sim plem ent e de describir.
Si ent ras en cont act o con Shiva con una pregunt a y con la m ent e
cerrada, no t e responderá de est a m anera. Prim ero hay que rom per t u
cerrazón. Así que t endrá que ser agresivo. Hay que dest ruir t us prej uicios,
t us ideas preconcebidas. A no ser que quedes lim pio com plet am ent e de t u
pasado, no se t e puede dar nada. Pero ést e no es el caso de su consort e,
Devi; en Devi no hay pasado.
Recuerda, cuando est ás profundam ent e enam orado, t u m ent e dej a de
exist ir. No hay pasado; t an sólo el m om ent o present e se vuelve t odo.
Cuando est ás poseído por el am or, el present e es el único t iem po, el ahora lo
es t odo: no hay pasado, no hay fut uro. De m odo que Devi est á sim plem ent e
abiert a. No hay defensa: no hay nada que lim piar, nada que dest ruir. El
t erreno est á list o, sólo hay que dej ar caer una sem illa. El t erreno no est á
sólo list o, sino acogedor, recept ivo, pidiendo ser im pregnado.
Por t ant o, t odas las m áxim as que vam os a com ent ar serán t elegráficas.
Son sim plem ent e sut ras, pero cada sut ra, cada m ensaj e t elegráfico dado por
Shiva, vale un Veda, vale una Biblia, vale un Corán. Cada una de las frases
se puede convert ir en la base de una gran Escrit ura. Las Escrit uras son
lógicas: t ienes que plant ear, defender, debat ir. Aquí no hay ningún debat e,
sino sim ples afirm aciones de am or.
En t ercer lugar, las m ism as palabras Vigyan Bhairav Tant ra hacen
referencia a la t écnica de ir m ás allá de la consciencia. Vigyan significa
«consciencia»,
18
bhairav significa «est ado que est á m ás allá de la consciencia», y t ant ra
significa «m ét odo»: el m ét odo de ir m ás allá de la consciencia. Ést a es la
doct rina suprem a: sin ninguna doct rina.
Som os inconscient es, de m odo que t odas las enseñanzas religiosas se
ocupan de cóm o ir m ás allá de la inconsciencia, cóm o ser conscient e. Por
ej em plo, Krishnam urt i, el Zen, se ocupan de cóm o crear m ás consciencia,
porque som os inconscient es. Así que ¿cóm o ser m ás conscient es, cóm o est ar
m ás alert a? ¿Cóm o ir de la inconsciencia hacia la consciencia?
Pero el t ant ra dice que est o es una dualidad: inconscient e y conscient e.
Si pasas de la inconsciencia a la consciencia, vas de una part e de la dualidad
a la ot ra. ¡Ve m ás allá de am bas! A m enos que vayas m ás allá de am bas,
nunca podrás alcanzar lo suprem o. Así que no seas ni el inconscient e ni el
conscient e; sim plem ent e ve m ás allá, sim plem ent e sé. No seas ni
conscient e, ni inconscient e: ¡sim plem ent e sé! Est o es ir m ás allá del yoga,
m ás allá del Zen, m ás allá de t odas las enseñanzas.
Vigyana significa «consciencia», y bhairava es un t érm ino específico, un
t érm ino del t ant ra para referirse a alguien que ha ido m ás allá. Por eso Shiva
es conocido com o Bhairava, y Devi es conocida com o Bhairavi: los que han
ido m ás allá de las dualidades.
En nuest ra experiencia sólo el am or puede ofrecer un vislum bre. Por eso
el am or se conviert e en el m edio básico para im part ir la sabiduría t ánt rica.
En nuest ra experiencia podem os decir que sólo el am or es algo que va m ás
allá de la dualidad. Cuando dos personas est án enam oradas, cuant o m ás
profundizan en ello, m enos y m enos son dos, m ás y m ás se vuelven uno. Y
llega un m om ent o en que se llega a un punt o m áxim o en que sólo son dos
en apariencia. I nt ernam ent e son uno; la dualidad es t ranscendida.
Sólo en est e sent ido adquiere significado el dicho de Jesús «Dios es
am or»; de ot ro m odo, no. En nuest ra experiencia, el am or es lo m ás próxim o
a Dios. No es que Dios est é am ando, com o siguen int erpret ando los
crist ianos; que Dios sient a un am or pat ernal por t i. ¡Tont erías! «Dios es
am or» es una afirm ación t ánt rica. Significa que el am or es la única realidad
en nuest ra experiencia que se acerca m ás a Dios, a lo divino. ¿Por qué?
Porque en el am or se sient e la unidad. Los cuerpos siguen siendo dos, pero
algo m ás allá de los cuerpos se funde y se vuelve uno.
Es por eso por lo que se anhela t ant o el sexo. Lo que de verdad se
anhela es la unidad, pero esa unidad no es sexual. En el sexo, dos cuerpos
t ienen sólo una engañosa sensación de volverse uno, pero no son uno;
sim plem ent e est án unidos. Pero, por un solo m om ent o, dos cuerpos se
olvidan de sí m ism os en el ot ro, y se sient e una ciert a unidad física. Est e
anhelo no es m alo, pero quedarse en él es peligroso. Est e anhelo m uest ra un
ansia m ás profunda de sent ir la unidad.
En el am or, en un plano m ás elevado, el ser int erno avanza, se funde
con el ot ro, y se sient e la unidad. La dualidad se disuelve. Sólo en est e am or
no dual podem os vislum brar cóm o es el est ado de un bhairava. El est ado de
un bhairava es am or absolut o sin ret orno; de la cim a del am or no se vuelve
a caer. Es cont inuar en la cim a.
Hem os hecho la m orada de Shiva en Kailash.
Eso es sim plem ent e sim bólico: es la cim a m ás alt a, la cim a m ás
sagrada. La hem os hecho la m orada de Shiva. Podem os ir allí, pero
t endrem os que baj ar; no puede ser nuest ra m orada. Podem os ir en
peregrinación. Es un t irt hyat ra: una peregrinación, un viaj e. Podem os t ocar
por un solo m om ent o la cim a m ás alt a; luego t endrem os que regresar.
En el am or sucede est a peregrinación sagrada, pero no para t odos,
porque casi nadie va m ás allá del sexo. De m odo que seguim os viviendo en
el valle, el valle oscuro. A veces, alguien va a la cim a del am or, pero luego
se echa para at rás, porque produce un enorm e vért igo. Est á t an alt o y t ú
est ás t an baj o, y es t an difícil vivir allí. Los que han am ado saben lo difícil
que es est ar const ant em ent e enam orado. Uno t iene que volver una y ot ra
vez. Es la m orada de Shiva. Él vive allí, es su hogar.
Un bhairava vive en el am or; ésa es su m orada. Ya ni siquiera es
conscient e del am or: porque si vives en Kailash no t e darás cuent a de que
est o es Kailash, de que es una cim a. La cim a se vuelve una llanura. Shiva no
es conscient e del am or. Nosot ros som os conscient es del am or porque vivim os en el no- am or. Y a causa de est e cont rast e sent im os el am or. Shiva es
am or. El est ado de bhairava significa que uno se ha convert ido en am or. No
es que est é am ando: uno se ha convert ido en am or, uno vive en la cim a. La
cim a se ha vuelt o su m orada.
¿Cóm o hacer posible est a cim a m ás alt a? Más allá de la dualidad, m ás
allá de la inconsciencia, m ás allá de la consciencia, m ás allá del cuerpo y m ás
allá del alm a, m ás allá del m undo y m ás allá de la llam ada m oksha,
liberación..., ¿cóm o alcanzar est a cim a? La t écnica es el t ant ra. Pero el
t ant ra es pura t écnica, de m odo que va a ser difícil com prender. Prim ero,
com prendam os las pregunt as, lo que est á pregunt ando Devi.
Oh Shiva, ¿cuál es t u realidad?
¿Por qué est a pregunt a? Tú t am bién puedes hacer est a pregunt a, pero
no conllevará el m ism o significado. Así que t rat a de com prender por qué
Devi pregunt a: ¿Cuál es t u realidad? Devi est á profundam ent e enam orada.
Cuando est ás profundam ent e enam orado, t e encuent ras por vez prim era con
la realidad int erna. Ent onces Shiva no es la form a, ent onces Shiva no es el
cuerpo. Cuando est ás enam orado, el cuerpo de la persona que am as se
desvanece, desaparece. La form a ya no est á, y se revela lo sin form a. Est ás
ant e un abism o. Es por eso por lo que t enem os t ant o m iedo al am or.
Podem os hacer frent e a un rost ro, podem os hacer frent e a una form a, pero
nos asust a hacer frent e a un abism o.
Si am as a alguien, si am as de verdad, su cuerpo est á abocado a
desaparecer. En algunos m om ent os de clím ax, de punt o álgido, la form a desaparecerá, y a t ravés de la persona que am as ent rarás en lo sin form a. Por
eso t enem os m iedo: es caer en un abism o sin fondo. De m anera que est a
pregunt a no es sim plem ent e curiosidad:
Oh, Shiva, ¿cuál es t u realidad?
Devi debe de haberse enam orado de la form a. Las cosas em piezan así.
Debe de haberse enam orado de est e hom bre com o hom bre, y ahora, cuando
el am or ha m adurado, cuando el am or ha florecido, est e hom bre ha
desaparecido. Se ha vuelt o sin form a. Ahora no se le encuent ra por ninguna
part e. Oh, Shiva, ¿cuál es t u realidad? Es una pregunt a hecha en un
m om ent o de am or m uy int enso. Y cuando surgen las pregunt as, se vuelven
dist int as según el est ado en que se hacen.
Así que crea la sit uación, el ent orno de la pregunt a en t u m ent e. Devi
debe de sent irse confusa: Shiva ha desaparecido. Cuando el am or alcanza su
cim a, el am ant e desaparece. ¿Por qué sucede est o? Est o sucede porque, en
realidad, t oda persona es sin form a. No eres un cuerpo. Te m ueves com o un
cuerpo, vives com o un cuerpo, pero no eres un cuerpo. Cuando vem os a
alguien desde el ext erior, es un cuerpo. El am or penet ra en el int erior, y
ent onces ya no vem os a la persona desde el ext erior. El am or puede ver a
una persona t al com o la persona se ve a sí m ism a desde el int erior. Ent onces
la form a desaparece.
Un m onj e Zen, Rinzai, alcanzó la ilum inación, y lo prim ero que pregunt ó
fue: «¿Dónde est á m i cuerpo? ¿Adónde se ha ido m i cuerpo?» Com enzó a
buscar. Llam ó a sus discípulos y dij o: «I d y averiguad dónde est á m i cuerpo.
He perdido m i cuerpo.»
Había ent rado en lo sin form a. Tú t am bién eres una exist encia sin
form a, pero no t e conoces a t i m ism o direct am ent e, sino a t ravés de los oj os
de los dem ás. Te conoces a t ravés del espej o. Alguna vez, m ient ras t e est és
m irando al espej o, cierra los oj os y piensa, m edit a: si no hubiese espej o,
¿cóm o
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podrías haber conocido t u rost ro? Si no hubiese espej o, no habría habido
rost ro. No t ienes rost ro; los espej os t e dan rost ros. Piensa en un m undo en
el que no hay espej os. Est ás solo: no hay ningún espej o; ni siquiera los oj os
de los dem ás funcionan com o espej os. Est ás solo en una isla solit aria; nada
t e puede reflej ar. ¿Tendrás ent onces un rost ro? ¿Tendrás un cuerpo? No
puedes t enerlo. No t ienes ninguno. Nos conocem os a nosot ros m ism os sólo a
t ravés de los dem ás, y los dem ás sólo pueden conocer la form a ext erna. Es
por eso por lo que nos ident ificam os con ella.
Ot ro m íst ico Zen, Hyakuj o, solía decir a sus discípulos: «Cuando hayas
perdido t u cabeza m edit ando, ven a m í inm ediat am ent e. Cuando pierdas la
cabeza, ven a m í inm ediat am ent e. Cuando em pieces a sent ir que no hay
cabeza, no t engas m iedo; ven a m í inm ediat am ent e. Ése es el m om ent o
adecuado. Ent onces se t e puede enseñar algo.» Con cabeza, ninguna
enseñanza es posible. La cabeza siem pre se int erpone.
Devi pregunt a a Shiva: Oh, Shiva, ¿cuál es t u realidad? ¿Quién eres? La
form a ha desaparecido; de ahí la pregunt a. En el am or ent ras en el ot ro
com o sí m ism o. No se t rat a de t i respondiendo. Te haces uno, y por vez
prim era conoces un abism o: una presencia sin form a.
Es por eso por lo que durant e siglos y siglos no hicim os est at uas ni
pint uras de Shiva. Sólo hacíam os el shivalinga: el sím bolo. El shivalinga es
sim plem ent e una form a sin form a. Cuando am as a alguien, cuando ent ras en
alguien, se vuelve una presencia lum inosa. El shivalinga es sim plem ent e una
presencia lum inosa, un aura de luz. Por eso pregunt a Devi:
¿Cuál es t u realidad? ¿Qué es est e port ent oso universo?
Conocem os el universo, pero no sabem os que es port ent oso. Los niños
lo saben, los que am an lo saben. A veces, los poet as y los locos lo saben.
Nosot ros no sabem os que el m undo es port ent oso. Todo es sim plem ent e
repet it ivo: sin prodigios, sin poesía, t an sólo prosa insípida. No crea una canción en t i; no crea una danza; no t rae a la vida la poesía int erna. El universo
ent ero parece m ecánico. Los niños lo m iran con oj os m aravillados. Cuando
los oj os est án m aravillados, el universo es port ent oso.
Cuando est ás enam orado, t e vuelves de nuevo com o los niños. Jesús
dice: «Sólo los que son com o niños ent rarán en el reino de Dios.» ¿Por qué?
Porque si el universo no es un port ent o, no puedes ser religioso. El universo
puede ser explicado: ent onces t u enfoque es cient ífico. El universo es conocido o desconocido, pero lo que es desconocido puede ser conocido
cualquier día; no es incognoscible. El universo se vuelve incognoscible, un
m ist erio, sólo cuando t us oj os est án m aravillados.
Devi dice: ¿Qué es est e port ent oso universo? De pront o, hay un salt o de
una pregunt a personal a una pregunt a m uy im personal. Ella est aba pregunt ando: ¿Cuál es t u realidad?, y luego, de repent e: ¿Qué es est e
port ent oso universo?
Cuando la form a desaparece, la persona que am as se vuelve el
universo, lo sin form a, el infinit o. De pront o, Devi se da cuent a de que no
est á haciendo una pregunt a sobre Shiva; est á haciendo una pregunt a sobre
el universo ent ero. Ahora Shiva se ha vuelt o el universo ent ero. Ahora t odas
las est rellas se m ueven en él, y t odo el firm am ent o y t odo el espacio est á
rodeado por él. Ahora él es el gran fact or de inclusión: «el gran abarcador».
Karl Jaspers ha definido a Dios com o «el gran abarcador».
Cuando ent ras en el am or, en el m undo profundo e ínt im o del am or, la
persona desaparece, la form a desaparece, y la persona am ada se vuelve
sim plem ent e una puert a al universo. Puede que t u curiosidad sea cient ífica:
ent onces t ienes que abordarlo m ediant e la lógica. Ent onces no debes pensar
en lo sin form a. Ent onces guárdat e de lo sin form a; ent onces cont ént at e con
la form a. La ciencia se
21
ocupa siem pre de la form a. Si se propone cualquier cosa sin form a a una
m ent e cient ífica, lo reducirá a form a: a m enos que t om e una form a, no t iene
sent ido. Prim ero dale una form a, una form a definida; sólo ent onces
com ienza la invest igación.
En el am or, si hay form a, no t iene fin. ¡Disuelve la form a! Cuando las
cosas se vuelven sin form a, vert iginosas, sin lím it es, cada cosa ent rando en
las dem ás, volviéndose el universo ent ero una unidad, sólo ent onces es un
universo port ent oso.
¿Qué const it uye la sem illa?
Ent onces Devi cont inúa. Del universo pasa a pregunt ar: ¿Qué const it uye
la sem illa? Est e universo sin form a, port ent oso, ¿de dónde viene? ¿De dónde
se origina? ¿O no se origina? ¿Cuál es la sem illa?
¿Quién cent ra la rueda universal?
pregunt a Devi. Est a rueda sigue girando y girando: est e gran cam bio, est e
fluj o const ant e. Pero ¿quién cent ra est a rueda? ¿Dónde est á el ej e, el cent ro,
el cent ro inm óvil?
No se det iene a esperar ninguna respuest a. Sigue pregunt ando com o si
no est uviese pregunt ando a nadie, com o si est uviera hablando consigo
m ism a;
¿Qué es est a vida m ás allá de la form a que im pregna las form as? ¿Cóm o
podem os ent rar en ella plenam ent e, por encim a del espacio y el t iem po, los
nom bres y las descripciones? ¡Disipa m is dudas!
El énfasis no est á en las pregunt as, sino en las dudas: ¡Disipa m is
dudas! Est o es m uy significat ivo. Si haces una pregunt a int elect ual, est ás
pidiendo una respuest a definit iva para que se resuelva t u problem a. Pero
Devi dice: ¡Disipa m is dudas! En realidad no est á pidiendo respuest as. Est á
pidiendo una t ransform ación de su m ent e, porque una m ent e dubit at iva
seguirá siendo una m ent e dubit at iva, independient em ent e de las respuest as
que se den. Adviért elo: una m ent e dubit at iva seguirá siendo una m ent e
dubit at iva. Las respuest as son irrelevant es. Si t e doy una respuest a y t ú
t ienes una m ent e dubit at iva, dudarás de ella. Si t e doy ot ra respuest a,
t am bién dudarás de ella. Tienes una m ent e dubit at iva. Una m ent e dubit at iva
significa que le pondrás un signo de int errogación a t odo.
De m odo que las respuest as son inút iles. Me pregunt as: «¿Quién creó el
m undo?», y yo t e digo que «A» creó el m undo. Ent onces est ás abocado a
pregunt a! : «¿Quién creó a " A" ?» Así es que el verdadero problem a no es
cóm o cont est ar las pregunt as. El verdadero problem a es cóm o cam biar la
m ent e dubit at iva, cóm o crear una m ent e que no sea dubit at iva, que sea
confiada. De m odo que Devi dice: ¡Disipa m is dudas!
Dos o t res cosas m ás... Cuando haces una pregunt a, puedes est ar
haciéndola por m uchas razones. Una puede ser sim plem ent e ést a: quieres
una confirm ación. Ya sabes la respuest a, t ienes la respuest a, sólo quieres
que se confirm e que t u respuest a es correct a. Ent onces t u pregunt a es falsa,
fingida; no es una pregunt a. Puede que est és haciendo una pregunt a no
porque est és dispuest o a cam biart e a t i m ism o, sino sólo por curiosidad.
La m ent e sigue haciendo pregunt as. En la m ent e, las pregunt as llegan
com o llegan las hoj as en un árbol. Ésa es la nat uraleza m ism a de la m ent e:
cuest ionar; de m odo que sigue haciendo pregunt as. No im port a lo que est és
cuest ionando; con cualquier cosa que le des a la m ent e creará una pregunt a.
Es una m áquina para t rit urar, para crear pregunt as. Así que dale cualquier
cosa y lo descuart izará y creará m uchas pregunt as. Si se responde a una
pregunt a, la m ent e creará m uchas pregunt as con la respuest a. Ést a ha sido
la hist oria ent era de la filosofía.
22
Bert rand Russell recuerda que cuando era niño pensó que un día,
cuando fuera lo suficient em ent e m aduro para com prender t oda la filosofía,
t odas las pregunt as quedarían respondidas. Después, cuando t enía ochent a
años, dij o: «Ahora puedo decir que m is propias pregunt as siguen en pie,
com o seguían en pie cuando era niño. Ahora ot ras pregunt as han surgido a
causa de est as t eorías de la filosofía.» Así que dij o: «Cuando era j oven, solía
decir que la filosofía es una búsqueda de las respuest as últ im as. Ahora no
puedo decir eso. Es una búsqueda de pregunt as int erm inables.»
De m odo que una pregunt a crea una respuest a y m uchas pregunt as. La
m ent e dubit at iva es el problem a. Devi dice: «No t e preocupes de m is
pregunt as. He pregunt ado t ant as cosas: ¿Cuál es t u realidad? ¿Qué es est e
port ent oso universo? ¿Qué const it uye la sem illa? ¿Quién cent ra la rueda
universal? ¿Qué es est a vida m ás allá de la form a? ¿Cóm o podem os ent rar
en ella plenam ent e, por encim a del t iem po y el espacio? No t e preocupes de
m is pregunt as. Disipa m is dudas. Te hago est as pregunt as porque las t engo
en la m ent e. Te las hago sólo para m ost rart e m i m ent e, pero no les prest es
m ucha at ención. La verdad es que las respuest as no sat isfarán m i necesidad.
Mi necesidad es... ¡Disipa m is dudas! »
Pero ¿cóm o se pueden disipar las dudas? ¿Servirá alguna respuest a?
¿Hay alguna respuest a que disipará t us dudas? La m ent e es la duda. No es
que la m ent e dude; ¡la m ent e es la duda! A no ser que la m ent e se disuelva,
las dudas no se pueden disipar.
Shiva responderá. Sus respuest as son t écnicas: las t écnicas m ás viej as,
las t écnicas m ás ant iguas. Pero t am bién se las puede llam ar las «últ im as»,
porque no se les puede añadir nada. Est án com plet as: cient o doce t écnicas.
Han incluido t odas las posibilidades, t odas las m aneras de lim piar la m ent e,
de t rascender la m ent e. No se puede añadir ni un sólo m ét odo a los cient o
doce m ét odos de Shiva. Y est e libro, Vigyan Bhairav Tant ra, t iene cinco m il
años de ant igüedad. No se puede añadir nada; no hay ninguna posibilidad de
añadir nada. Es exhaust ivo, com plet o. Es el m ás ant iguo y, sin em bargo, el
últ im o, el m ás nuevo. Viej os com o las viej as m ont añas - los m ét odos parecen
et ernos- y nuevos com o una got a de rocío al sol, porque son esencialm ent e
frescos.
Est os cient o doce m ét odos de m edit ación const it uyen t oda la ciencia de
t ransform ar la m ent e. Ent rarem os en ellos uno a uno. Prim ero t rat arem os de
com prender int elect ualm ent e. Pero usa t u int elect o sólo com o un
inst rum ent o, no com o un m aest ro. Úsalo com o un inst rum ent o para
com prender algo, pero no vayas creando barreras con él. Cuando est em os
hablando de est as t écnicas, dej a de lado t us conocim ient os pasados, t u
saber, t oda la inform ación que has acum ulado. Déj alos de lado: son
solam ent e polvo acum ulado en el cam ino.
Ent ra en cont act o con est os m ét odos con la m ent e fresca: alert a, por
supuest o, pero sin argum ent ación. Y no creas la falacia de que una m ent e
argum ent at iva es una m ent e alert a. No lo es, porque en cuant o ent ras en
argum ent os, has perdido la conciencia, has perdido la alert a. Ya no est ás
aquí.
Est os m ét odos no pert enecen a ninguna religión. Recuerda, no son
hindúes, de igual m anera que la t eoría de la relat ividad no es j udía porque
Einst ein la concibiera. Y la radio y la t elevisión no son crist ianas. Nadie dice:
« ¿Por qué usas la elect ricidad? Es crist iana, porque la concibió una m ent e
crist iana.» La ciencia no pert enece a las razas o las religiones: y el t ant ra es
una ciencia. Así que recuerda: est o no es hindú en absolut o. Est as t écnicas
fueron concebidas por hindúes, pero est as t écnicas no son hindúes. Es por
eso por lo que no m encionarán ningún rit ual religioso. No se necesit a ningún
t em plo. Tú m ism o eres ya un t em plo m ás que suficient e. Tú eres el
laborat orio; t odo el experim ent o va a suceder dent ro de t i. No es necesaria
ninguna creencia.
Est o no es religión, est o es ciencia. No es necesaria ninguna creencia.
No se requiere creer en el
23
Corán o los Vedas o en Buda o en Mahavira. No, no es necesaria ninguna
creencia. La audacia para experim ent ar es suficient e, la valent ía para experim ent ar es suficient e; ésa es su belleza. Un m ahom et ano puede pract icar y
alcanzará el significado profundo del Corán. Un hindú puede pract icar y sabrá
por vez prim era qué son los Vedas. Y un j aina puede pract icar y un budist a
puede pract icar; no necesit an abandonar su religión. El t ant ra los dej ará
sat isfechos, est én donde est én. El t ant ra será provechoso, sea cual sea el
cam ino que han elegido.
Así que recuerda est o: el t ant ra es pura ciencia. Puedes ser hindú o
m ahom et ano o parsi o lo que sea: el t ant ra no afect a t u religión en absolut o.
El t ant ra dice que la religión es un asunt o social, de m odo que pert enece a
cualquier religión; es irrelevant e. Pero t e puedes t ransform ar a t i m ism o, y
esa t ransform ación necesit a una m et odología cient ífica. Cuando est ás
enferm o, cuando has enferm ado o has cogido la t uberculosis o cualquier ot ra
cosa, el hecho de ser hindú o m ahom et ano da lo m ism o. La t uberculosis es
indiferent e a t u hinduism o, a t u m ahom et anism o, a t us creencias: polít icas,
sociales o religiosas. La t uberculosis t iene que ser t rat ada cient íficam ent e. No
hay una t uberculosis hindú, no hay una t uberculosis m ahom et ana.
Eres ignorant e, est ás en conflict o, est ás dorm ido. Est o es una
enferm edad, una enferm edad espirit ual. Hay que t rat ar est a enferm edad con
el t ant ra. Tú eres irrelevant e, t us creencias son irrelevant es. Es m eram ent e
una casualidad que hayas nacido en una part e y ot ra persona haya nacido en
alguna ot ra part e. Es sólo una casualidad. Tu religión es una casualidad, así
que no t e aferres a ella. Ut iliza m ét odos cient íficos para t ransform art e a t i
m ism o.
El t ant ra no es m uy conocido. E incluso si es conocido, es m uy
m alent endido. Hay razones para ello. Cuant o m ás elevada y pura es una
ciencia, m enor es la posibilidad de que las m asas la conozcan. Sólo hem os
oído el nom bre de la t eoría de la relat ividad. Solía decirse que sólo doce
personas la com prendían cuando Einst ein est aba vivo. En t odo el m undo,
sólo una docena de m ent es podían ent enderla. Era difícil incluso para Albert
Einst ein explicársela a alguien, hacerla com prensible, porque se m ueve a
gran alt ura, queda por encim a de t u cabeza. Pero se puede com prender. Son
necesarios conocim ient os t écnicos, m at em át icos; es necesaria una
form ación, y ent onces se puede com prender. Pero el t ant ra es m ás difícil
porque ninguna form ación ayudará. Sólo la t ransform ación puede ayudar.
Por eso es que el t ant ra nunca pudo ser com prendido por las m asas. Y
siem pre sucede que cuando no puedes ent ender algo, al m enos lo m alent iendes, porque ent onces puedes pensar: «Muy bien, ya ent iendo.» No
puedes sim plem ent e perm anecer en el vacío.
En segundo lugar, cuando no puedes com prender algo, em piezas a
denigrarlo, porque t e insult a. ¡Tú no puedes ent enderlo! ¿Tú? ¿Tú no puedes
ent enderlo? Eso es im posible. Debe de haber un error en la cosa m ism a. Uno
com ienza a denigrar, uno em pieza a decir t ont erías, y ent onces sient e:
«Ahora est á bien.»
De m odo que el t ant ra no fue com prendido; el t ant ra fue m alent endido.
Est o es nat ural, porque era t an profundo y t an elevado. En segundo lugar,
com o el t ant ra se m ueve m ás allá de la dualidad, la perspect iva m ism a es
am oral. Por favor, ent iende est as palabras: «m oral», «inm oral», «am oral».
Ent endem os la m oralidad, ent endem os la inm oralidad, pero se vuelve difícil
si algo es am oral: m ás allá de am bas.
El t ant ra es am oral. Considéralo de est a m anera... Una m edicina es
am oral; no es ni m oral ni inm oral. Si se las das a un ladrón, lo ayudará; si se
la das a una sant o, lo ayudará. No hará ninguna dist inción ent re un sant o y
un ladrón. La m edicina no puede decir: «Ést e es un ladrón, así que lo voy a
m at ar, y ést e es un sant o así que lo voy a ayudar.» Una m edicina es una
cosa cient ífica. Que seas un ladrón o un sant o es irrelevant e.
24
El t ant ra es am oral. El t ant ra dice que no es necesaria ninguna
m oralidad: no es necesaria ninguna m oralidad específica. Ant es al cont rario,
eres inm oral porque t ienes una m ent e m uy pert urbada. De m odo que el
t ant ra no puede poner com o condición previa que prim ero seas m oral para
luego poder pract icar el t ant ra. El t ant ra dice que est o es absurdo.
Alguien est á enferm o, con fiebre, y llega el m édico y dice: «Prim ero baj a
t u fiebre; prim ero t en buena salud. Sólo ent onces t e puedo dar la m edicina.»
Est o es lo que est á sucediendo.
Un ladrón va a ver a un sant o y le dice: «Soy un ladrón. Dim e cóm o
m edit ar.» El sant o dice: «Prim ero dej a t u profesión. ¿Cóm o vas a poder
m edit ar si sigues siendo un ladrón?»
Llega un alcohólico y dice: «Soy alcohólico. ¿Cóm o puedo m edit ar?» El
sant o dice: «La prim era condición es: dej a el alcohol; sólo ent onces podrás
m edit ar.» Las condiciones se vuelven suicidas. El hom bre es un alcohólico o
un ladrón o inm oral porque t iene una m ent e pert urbada, una m ent e
enferm a. Ést os son los efect os, las consecuencias de una m ent e enferm a, y
le dicen: «Prim ero pont e bien y luego podrás m edit ar.» Pero, ent onces,
¿quién necesit a la m edit ación? La m edit ación es m edicinal. Es una m edicina.
El t ant ra es am oral. No t e pregunt a quién eres. Que seas una persona
es suficient e. Est és donde est és, seas lo que seas, eres acept ado.
Elige una t écnica que t e vaya bien, pon t oda t u energía en ella, y no
volverás a ser el m ism o. Las t écnicas reales, aut ént icas, siem pre serán así.
Si pongo condiciones previas, eso m uest ra que t engo una pseudo- t écnica: t e
digo: «Prim ero haz est o y no hagas eso, y ent onces...» Y son condiciones
im posibles, porque un ladrón puede cam biar su obj et o, pero no puede
volverse un no- ladrón.
Un hom bre avaricioso puede cam biar el obj et o de su avaricia, pero no
puede volverse no- avaricioso. Puedes forzarle la no- avaricia, o él se la puede
forzar a sí m ism o, pero est o es sólo a causa de una ciert a avaricia. Si se le
prom et e el cielo, puede que incluso t rat e de ser no- avaricioso. Pero ést a es
la avaricia por excelencia. El cielo, m oksha, la liberación, sat - chit - anand, la
exist encia, la consciencia, la dicha: ést os serán los obj et os de su avaricia.
El t ant ra dice que no puedes cam biar al hom bre a m enos que le des
t écnicas aut ént icas con las que cam biar. Con sólo predicar no se cam bia
nada. Y lo puedes ver en el m undo ent ero. Lo que dice el t ant ra est á escrit o
en el m undo ent ero. Tant o predicar, t ant o m oralizar, t ant os sacerdot es,
predicadores: el m undo ent ero est á lleno de ellos y, sin em bargo, t odo es feo
e inm oral.
¿Por qué est á sucediendo est o? Pasará lo m ism o si ent regas los
hospit ales a los predicadores. I rán allí y em pezarán a predicar. Y harán que
t odo enferm o sient a: « ¡Tú t ienes la culpa! Tú has creado est a enferm edad;
ahora cám biala.» Si se ent regan los hospit ales a los predicadores, ¿en qué
condición est arán los hospit ales? En la m ism a en la que est á el m undo
ent ero.
Los predicadores siguen predicando. Siguen diciéndole a la gent e: «No
t e sient as furioso», sin darle ninguna t écnica. Y hem os oído est a enseñanza
durant e t ant o t iem po que ni siquiera plant eam os nunca la pregunt a: « ¿Qué
est ás diciendo? ¿Cóm o es eso posible? Cuando m e sient o furioso, eso significa que " 'yo" soy furia, y t ú sim plem ent e m e dices: " No est és furioso." De
m odo que lo único que puedo hacer es suprim irm e a m í m ism o.»
Pero eso creará m ás ira. Eso creará m ás culpabilidad: porque si t rat o de
cam biar y no puedo cam biarm e, eso crea inferioridad. Me produce una
sensación de culpa, de que soy incapaz, no puedo superar m i ira. iNadie
puede hacerlo! Necesit as ciert as arm as, necesit as ciert as t écnicas, porque t u
ira es t an sólo una indicación de una m ent e pert urbada. Cam bia la m ent e
pert urbada y cam biará la indicación. La ira est á m ost rando sim plem ent e lo
que hay dent ro. Cam bia lo que hay dent ro y cam biará lo ext erno.
25
De m odo que al t ant ra no le int eresa lo que denom ináis m oralidad. En
realidad, enfat izar la m oralidad es vil, degradant e; es inhum ano. Si alguien
viene a m í y le digo: «Prim ero dej a la ira, dej a el sexo, dej a est o y aquello»,
ent onces soy inhum ano. Lo que est oy diciendo es im posible. Y esa im posibilidad hará que el hom bre se sient a int rínsecam ent e m alo. Em pezará a
sent irse inferior; será degradado por dent ro ant e sí m ism o. Si int ent a lo
im posible, va a ser un fracaso. Y cuando sea un fracaso quedará convencido
de que es un pecador.
Los predicadores han convencido a t odo el m undo de que «sois
pecadores». Est o es bueno para ellos, porque a no ser que est éis
convencidos, su profesión carece de sent ido. Debéis ser pecadores; sólo
ent onces pueden seguir prosperando las iglesias, los t em plos y las
m ezquit as. Tu condición de pecador es su éxit o. Tu culpabilidad es el
fundam ent o de las iglesias m ás alt as. Cuant o m ás culpable t e sient as, m ás
iglesias seguirán surgiendo, m ás y m ás alt as. Est án const ruidas sobre t u
culpabilidad, sobre t u pecado, sobre t u com plej o de inferioridad. De m odo
que han creado una hum anidad inferior.
Al t ant ra no le int eresa lo que denom ináis m oralidad, vuest ras
form alidades sociales, et c. Eso no significa que el t ant ra diga que seas
inm oral, ino! El t ant ra es t an indiferent e a vuest ra m oralidad que no puede
decir que seas inm oral. El t ant ra t e da t écnicas cient íficas para cam biar la
m ent e, y una vez que la m ent e sea diferent e, t u caráct er será diferent e. Una
vez que el fundam ent o de t u est ruct ura cam bie, t odo t u edificio será
diferent e. A causa de est a act it ud am oral, el t ant ra no podía ser t olerado por
los que denom ináis sant os; t odos se pusieron en cont ra de él: porque si el
t ant ra t riunfa, ent onces t odas est as t ont erías que suceden en nom bre de la
religión t endrán que t erm inar.
Observa: el crist ianism o luchó m uchísim o en cont ra del progreso
cient ífico. ¿Y por qué? Sólo porque si hay progreso cient ífico en el m undo
m at erial, ent onces no est á m uy lej ano el m om ent o en que la ciencia penet re
t am bién en el m undo psicológico y en el m undo espirit ual. De m odo que el
crist ianism o em pezó a com bat ir el progreso cient ífico, porque una vez que
sabes que puedes cam biar la m at eria por m edio de la t écnica, no est á m uy
lej ano el m om ent o en que llegarás a saber que puedes cam biar la m ent e por
m edio de t écnicas: porque la m ent e no es m ás que m at eria sut il.
Ést a es la proposición del t ant ra, que la m ent e no es ot ra cosa que
m at eria sut il; se puede cam biar. Y una vez que t ienes una m ent e diferent e,
puedes t ener un m undo diferent e, porque m iras a t ravés de la m ent e. El
m undo que est ás viendo lo est ás viendo porque t ienes una det erm inada
m ent e. Cam bia la m ent e, y cuando m iras hay un m undo diferent e. Y si no
hay m ent e..., eso es lo suprem o para el t ant ra: producir un est ado en el que
no hay m ent e. Ent onces m iras al m undo sin int erm ediario. Cuando no hay
int erm ediario, t e encuent ras con lo real, porque ahora no hay nadie ent re t ú
y lo real. Ent onces nada puede est ar dist orsionado.
De m odo que el t ant ra dice que cuando no hay m ent e, ése es el est ado
de un bhairava: un est ado sin m ent e. Por prim era vez m iras al m undo, a lo
que es. Si t ienes una m ent e, vas creando un m undo; vas im poniendo,
proyect ando. Así que prim ero cam bia la m ent e, luego cam bia de m ent e a nom ent e. Y est os cient o doce m ét odos pueden ayudar a t odos y cada uno.
Cualquier m ét odo específico puede no ser út il para t i. Por est o Shiva va
describiendo m uchos m ét odos. Elige cualquiera que sea el m ét odo que vaya
bien cont igo. No es difícil saber cuál es apropiado para t i.
Trat arem os de com prender cada uno de los m ét odos y cóm o elegir para
t i m ism o un m ét odo que pueda cam biart e a t i y a t u m ent e. Est a com prensión, est e ent endim ient o int elect ual será una necesidad básica, pero no
es el fin. Cualquier cosa de la que hable aquí, pruébala.
En realidad, cuando pruebas el m ét odo apropiado, not as la afinidad
inm ediat am ent e. Así que iré hablando de m ét odos aquí t odos los días.
Pruébalos.
26
Juega con ellos: vet e a casa y prueba. El m ét odo apropiado, cuando das con
él, sim plem ent e encaj a. Algo explot a en t i, y sabes que «ést e es el m ét odo
apropiado para m í». Pero se necesit a esfuerzo, y puede que un día t e quedes
sorprendido de que un m ét odo t e haya enganchado.
Así es que, m ient ras est é hablando aquí, paralelam ent e ve j ugando con
est os m ét odos. Digo “ j ugando” porque no deberías ser dem asiado serio.
¡Sim plem ent e, j uega! Puede que algo sea apropiado para t i. Si es apropiado
para t i, ent onces sé serio, y profundiza en ello: int ensam ent e, honest am ent e, con t oda t u energía, con t oda t u m ent e. Pero ant es de eso,
sim plem ent e, j uega.
He com probado que m ient ras est ás j ugando, t u m ent e est á m ás abiert a.
Cuando est ás serio, t u m ent e no est á t an abiert a; est á cerrada. Así que sim plem ent e j uega. No t e pongas dem asiado serio, sim plem ent e j uega. Y est os
m ét odos son sencillos, puedes j ugar con ellos.
Tom a un m ét odo y j uega con él durant e t res días por lo m enos. Si t e
produce una ciert a sensación de afinidad, si t e produce una ciert a sensación
de bienest ar, si t e produce ciert a sensación de que es apropiado para t i,
ent onces t óm at elo en serio. Ent onces olvídat e de los dem ás, no j uegues con
ot ros m ét odos. Persevera en él; al m enos durant e t res m eses. Los m ilagros
son posibles. Lo único im port ant e es que la t écnica debe ser apropiada para
t i. Si la t écnica no es apropiada para t i, ent onces no sucede nada. Ent onces
puedes seguir con ella durant e vidas ent eras, pero no sucederá nada. Si el
m ét odo es apropiado para t i, ent onces incluso t res m inut os son suficient es.
Así es que est os cient o doce m ét odos pueden ser una experiencia
m ilagrosa para t i, o pueden ser sim plem ent e algo que escuchas: depende de
t i. Yo iré describiendo cada m ét odo desde t ant os ángulos com o sea posible.
Si sient es afinidad con él, j uega con él durant e t res días. Si not as que va
cont igo, que algo encaj a en t i, cont inúa con él durant e t res m eses.
La vida es un m ilagro. Si no has conocido su m ist erio, eso sólo indica
que no conoces la t écnica para abordarla.
Shiva propone cient o doce m ét odos. Son t odos los m ét odos posibles. Si
nada encaj a y nada t e produce la sensación de que son para t i, ent onces no
queda ningún m ét odo para t i: recuérdalo. Ent onces olvídat e de la
espirit ualidad y sé feliz. Ent onces est o no es para t i.
Pero est os cient o doce m ét odos son para t oda la hum anidad: para t odas
las eras que han pasado y para t odas las eras que aún est án por venir. En
ningún m om ent o ha habido un solo hom bre, y nunca lo habrá, que pueda
decir: «Est os cient o doce m ét odos son t odos ellos inút iles para m í.»
¡I m posible! ¡Eso es im posible!
Todos los t ipos de m ent es han sido t om ados en consideración. A cada
t ipo posible de m ent e se le ha dado una t écnica en el t ant ra. Hay m uchas
t écnicas para las que no exist e ningún hom bre t odavía; son para el fut uro.
Hay m uchas t écnicas para las que no exist e ningún hom bre ahora; son para
el pasado. Pero no t engas m iedo. Hay m uchos m ét odos que son para t i.
Así que em pezarem os est e viaj e desde m añana.
27
Ca pít u lo 2
El Ca m in o de l Yoga y e l Ca m in o de l Ta n t r a
Pr e gu n t a s
¿Qué diferencia hay ent re el yoga y el t ant ra?
En el cam ino de la ent rega, ¿cóm o dar con la t écnica apropiada?
¿Cóm o saber si la t écnica que se est á pract icando t endrá éxit o?
30
Hay m uchas pregunt as. La prim era:
Pr e gu n t a 1
¿Qué diferencia hay ent re el yoga t radicional y el t ant ra? ¿Son lo
m ism o?
El t ant ra y el yoga son esencialm ent e diferent es. Llegan a la m ism a
m et a; sin em bargo, sus cam inos no son sólo diferent es, sino t am bién
cont rarios. Es necesario ent ender est o m uy claram ent e. El proceso del yoga
t am bién es m et odología, el yoga t am bién es t écnica. El yoga no es filosofía.
I gual que el t ant ra, el yoga se basa en la acción, el m ét odo, la t écnica. Hacer
conduce a ser t am bién en el yoga, pero el proceso es diferent e.
En el yoga hay que luchar; es el cam ino del guerrero. En el cam ino del
t ant ra no hay que luchar en m odo alguno. Más bien, por el cont rario, hay
que darse gust o, pero con consciencia.
El yoga es refrenam ient o con conciencia; el t ant ra es com placencia con
conciencia.
El t ant ra dice que hagas lo que hagas, lo suprem o no es cont rario a ello.
Es un crecim ient o; puedes crecer para ser lo suprem o. No hay oposición
ent re t ú y la realidad. Form as part e de ella, así que no es necesaria ninguna
lucha, ningún conflict o, ninguna oposición a la nat uraleza. Tienes que usar la
nat uraleza; t ienes que usar cualquier cosa que seas para ir m ás allá.
En el yoga, t ienes que luchar cont igo m ism o para ir m ás allá. En el
yoga, el m undo y m oksha, la Liberación - t ú t al com o eres y t ú t al com o puedes ser- , son dos cosas opuest as. Refrena, com bat e, disuelve lo que eres
para poder alcanzar lo que puedes ser. I r m ás allá es una m uert e en el yoga.
Debes m orir para que t u ser aut ént ico nazca.
A los oj os del t ant ra, el yoga es un suicidio profundo. Debes m at ar t u
ser nat ural: t u cuerpo, t us inst int os, t us deseos, t odo. El t ant ra dice que t e
acept es a t i m ism o t al com o eres. Es una acept ación profunda. No crees una
fisura ent re t ú y lo real, ent re el m undo y el nirvana. No crees ninguna
fisura. No hay fisuras para el t ant ra; no es necesaria ninguna m uert e. Para
t u renacim ient o no es necesaria ninguna m uert e: m ás bien una
t ranscendencia. Para est a t ranscendencia, úsat e a t i m ism o.
Por ej em plo, exist e el sexo, la energía básica: la energía básica a t ravés
de la que has nacido, con la que has nacido. Las células básicas de t u ser y
de t u cuerpo son sexuales, de m anera que la m ent e hum ana gira en t orno al
sexo. Para el yoga, debes luchar con est a energía. A t ravés de la lucha, creas
un cent ro diferent e en t i m ism o. Cuant o m ás luchas, m ás t e int egras en un
cent ro diferent e. Ent onces el sexo no es t u cent ro. Luchar con el sexo - por
supuest o, conscient em ent e- creará en t i un nuevo cent ro de ser, un nuevo
énfasis, una nueva crist alización. Ent onces el sexo no será t u energía.
Crearás t u energía luchando con el sexo.
31
Una energía diferent e será creada y un cent ro diferent e de exist encia.
Para el t ant ra, t ienes que usar la energía del sexo. No luches con ella,
t ransfórm ala. No pienses en t érm inos de ant agonism o, sé afect uoso con ella.
Es t u energía. No es m ala, no es dañina. Toda energía es sim plem ent e
nat ural. Puede ser usada a t u favor, puede ser usada cont ra t i. Puedes hacer
de ella un obst áculo, una barrera, o puedes hacer de ella un peldaño. Puede
ser usada. Usada correct am ent e, se conviert e en t u am iga; usada
erróneam ent e, se conviert e en t u enem iga. Pero no es ninguna de las dos
cosas. La energía es sim plem ent e nat ural. Un hom bre corrient e est á
ut ilizando el sexo; ést e se conviert e en un enem igo, dest ruye a ese hom bre;
el hom bre sim plem ent e se disipa en el sexo.
El yoga adopt a la opinión cont raria, cont raria a la m ent e corrient e. La
m ent e corrient e est á siendo dest ruida por sus propios deseos, de m odo que
el yoga dice que dej es de desear, que est és sin deseos. Com bat e el deseo y
crea una int egración en t i sin deseos.
El t ant ra dice que seas conscient e del deseo; que no crees ninguna
lucha. Ent ra en el deseo con t ot al consciencia, y cuando ent ras en el deseo
con t ot al consciencia, lo t ransciendes. Est ás en él y, sin em bargo, no est ás
en él. Pasas por él, pero perm aneces aj eno.
El yoga t iene m ucho at ract ivo porque el yoga es j ust o lo cont rario de la
m ent e corrient e, de m anera que la m ent e corrient e puede ent ender el lenguaj e del yoga. Sabes que el sexo t e est á dest ruyendo: que t e ha dest ruido,
que sigues girando en t orno a él com o un esclavo, com o una m arionet a.
Sabes est o por experiencia. De m odo que cuando el yoga dice que lo
com bat as, inm ediat am ent e com prendes lo que dice. Ése es el at ract ivo, el
fácil at ract ivo del yoga.
El t ant ra no puede ser t an fácilm ent e at ract ivo. Parece difícil: ¿cóm o
ent rar en el deseo sin ser abrum ado por él? ¿Cóm o est ar en el act o sexual
conscient em ent e, con t ot al conciencia? La m ent e corrient e se asust a. Parece
peligroso. No es que sea peligroso; cualquier cosa que sabes sobre el sexo
crea est e peligro para t i. Te conoces a t i m ism o, sabes cóm o engañart e a t i
m ism o. Sabes m uy bien que t u m ent e es ast ut a. Puedes ent rar en el deseo,
en el sexo, en t odo, y puedes engañart e a t i m ism o diciéndot e que lo est ás
haciendo con com plet a conciencia. Por eso sient es el peligro.
El peligro no est á en el t ant ra; est á en t i. Y el at ract ivo del yoga se debe
a t i, se debe a t u m ent e corrient e, t u m ent e sexualm ent e reprim ida, ham brient a de sexo, que se com place en el sexo. Debido a que la m ent e
corrient e no es sana con respect o al sexo, el yoga result a at ract ivo. Con una
hum anidad m ej or, con una sexualidad sana - nat ural, norm al- las cosas
serían diferent es. No som os norm ales y nat urales. Som os absolut am ent e
anorm ales, m alsanos, verdaderam ent e dem ent es. Pero com o t odos son
com o nosot ros, nunca nos dam os cuent a.
La locura es t an norm al que no est ar loco puede parecer anorm al. Un
Buda es anorm al, un Jesús es anorm al ent re nosot ros. No form an part e de
nosot ros. Est a «norm alidad» es una enferm edad. Est a m ent e «norm al» ha
creado el at ract ivo del yoga. Si t e t om as el sexo de m odo nat ural - sin
ninguna filosofía en t orno a él, sin ninguna filosofía a favor o en cont ra- , si t e
t om as el sexo com o t e t om as t us m anos, t us oj os, si es t ot alm ent e acept ado
com o algo nat ural, ent onces el t ant ra result ará at ract ivo. Y sólo ent onces
puede el t ant ra ser út il para m ucha gent e.
Pero los días del t ant ra se aproxim an. Tarde o t em prano, el t ant ra
explot ará por vez prim era ent re las m asas, porque por vez prim era ha
llegado el m om ent o, el m om ent o para t om arse el sexo de m odo nat ural. Es
posible que la explosión pueda proceder de Occident e, porque Freud, Jung,
Reich han preparado el am bient e. No sabían nada sobre t ant ra, pero han
creado el t erreno básico para que el t ant ra se desarrolle. La psicología
occident al ha
32
llegado a la conclusión de que la enferm edad hum ana básica est á
relacionada con el sexo, la locura básica del hom bre est á dirigida hacia el
sexo.
De m odo que, a m enos que se disuelva est a orient ación hacia el sexo, el
hom bre no puede ser nat ural, norm al. El hom bre se ha descarriado a causa
t an sólo de sus act it udes respect o al sexo. No es necesaria ninguna act it ud.
Sólo ent onces eres nat ural. ¿Qué act it ud t ienes respect o a t us oj os? ¿Son
m alignos o son divinos? ¿Est ás a favor o en cont ra de t us oj os? ¡No hay
ninguna act it ud! Por eso t us oj os son norm ales.
Adopt a alguna act it ud: piensa que t us oj os son m alignos. Ent onces ver
se volverá difícil. Ent onces ver adquirirá el m ism o est ado problem át ico que
ha adquirido el sexo. Ent onces querrás ver, desearás y anhelarás ver. Pero
cuando veas, t e sent irás culpable. Cada vez que veas, t e sent irás culpable de
haber hecho algo m alo, de haber pecado. Te gust aría m at ar el inst rum ent o
m ism o de la vist a; t e gust aría dest ruir t us oj os. Y cuant o m ás quieres
dest ruirlos, m ás cent rado est ás en t us oj os. Ent onces em prenderás una
act ividad m uy absurda: querrás ver m ás y m ás, y sim ult áneam ent e t e
sent irás m ás y m ás culpable. Lo m ism o ha sucedido con el cent ro sexual.
El t ant ra dice: «acept a lo que eres». Ést a es la not a básica: la
acept ación t ot al. Y sólo m ediant e la acept ación t ot al puedes crecer. Ent onces
usa t odas las energías que t engas. ¿Cóm o las puedes usar? Acépt alas; luego
averigua qué son est as energías: ¿qué es el sexo, qué es est e fenóm eno? No
lo conocem os. Sabem os m uchas cosas sobre el sexo, las que nos han
enseñado ot ros. Puede que hayam os pasado por el act o sexual, pero con una
m ent e culpable, con una act it ud represiva, deprisa, apresuradam ent e. Hay
que hacer algo para desahogarse. El act o sexual no es un act o am oroso. No
eres feliz en él, pero no puedes dej arlo. Cuant o m ás t rat as de dej arlo, m ás
at ract ivo se vuelve. Cuant o m ás quieres negarlo, m ás t e sient es incit ado.
No puedes negarlo, pero est a act it ud de negar, de dest ruir, dest ruye la
m ent e m ism a, la conciencia m ism a, la sensibilidad m ism a que lo puede
com prender. De m anera que el sexo cont inúa sin ninguna sensibilidad en él.
Ent onces no puedes ent enderlo. Sólo una profunda sensibilidad puede hacer
ent ender cualquier cosa; sólo sent irla con profundidad, sólo ent rar en ella en
profundidad puede ent ender cualquier cosa. Sólo puedes ent ender el sexo si
ent ras en él com o un poet a lo hace ent re las flores: ¡sólo ent onces! Si t e
sient es culpable respect o a las flores, puede que pases por el j ardín, pero
pasarás con los oj os cerrados. E irás con prisa, con una prisa profunda y
loca. Tienes que salir de alguna form a del j ardín. Así, ¿cóm o puedes ser
conscient e?
De m odo que el t ant ra dice: «acept a lo que eres». Eres un gran m ist erio
de m uchas energías m ult idim ensionales. Acépt alo, y ent ra en cada energía
con profunda sensibilidad, con conciencia, con am or, con com prensión.
¡Ent ra en ella! Ent onces cada deseo se conviert e en un vehículo para
t ranscenderlo. Ent onces cada energía se conviert e en una ayuda. Y ent onces
est e m undo m ism o es el nirvana, est e cuerpo m ism o es un t em plo: un
t em plo sagrado, un lugar sagrado.
El yoga es negación; el t ant ra es afirm ación. El yoga piensa en t érm inos
de dualidad: de ahí la palabra «yoga». Significa j unt ar dos cosas, unir dos
cosas con un «yugo». Pero hay dos cosas, hay dualidad. El t ant ra dice que
no hay dualidad. Si hay dualidad, no puedes unirlas. Y lo int ent es com o lo
int ent es, seguirán siendo dos. Las j unt es com o las j unt es, seguirán siendo
dos, y la lucha cont inuará, el dualism o cont inuará.
Si el m undo y lo divino son dos, ent onces no pueden ser unidos. Si en
realidad no son dos, si sólo parece que son dos, sólo ent onces pueden ser
uno. Si t u cuerpo y t u alm a son dos, ent onces no pueden ser unidos. Si t ú y
Dios sois dos, ent onces no hay ninguna posibilidad de unirlos. Seguirán
siendo dos.
33
El t ant ra dice que no hay dualidad; es sólo una apariencia. Así que ¿por
qué ayudar a la apariencia a fort alecerse? El t ant ra pregunt a: « ¿por qué
ayudar a est a apariencia de dualidad a fort alecerse?» ¡Disuélvela ahora
m ism o! ¡Sé uno! Mediant e la acept ación t e haces uno, no m ediant e la lucha.
Acept a el m undo, acept a el cuerpo, acept a t odo lo que es inherent e a él. No
crees un cent ro diferent e en t i, porque para el t ant ra ese cent ro diferent e no
es ot ra cosa que el ego. No crees un ego. Sim plem ent e sé conscient e de lo
que eres. Si luchas, el ego est ará present e.
De m odo que es m uy difícil encont rar un yogui que no sea un egoíst a. Y
puede que los yoguis sigan hablando del est ado sin ego, pero ellos no
pueden est ar sin ego. El proceso m ism o por el que pasan crea el ego. La
lucha es el proceso. Si luchas, est ás abocado a crear un ego. Y cuant o m ás
luches, m ás se fort alecerá el ego. Y si ganas t u lucha, conseguirás el ego
suprem o.
El t ant ra dice: «¡ninguna lucha! » Ent onces no hay ninguna posibilidad
de ego. Si com prendem os el t ant ra, habrá m uchos problem as, porque para
nosot ros, si no hay lucha, hay sólo desenfreno. No- lucha significa desenfreno
para nosot ros. Ent onces nos asust am os. Nos hem os dado rienda suelt a
durant e vidas ent eras y no hem os llegado a ninguna part e. Pero para el
t ant ra, el desenfreno no es el desenfreno que nosot ros conocem os. El t ant ra
dice: «dat e rienda suelt a, pero sé conscient e».
Te sient es furioso... El t ant ra no dirá que no t e sient as furioso. El t ant ra
dirá que est és furioso sin reservas, pero que seas conscient e. El t ant ra no
est á cont ra la furia; el t ant ra sólo est á cont ra el adorm ecim ient o espirit ual, la
inconsciencia espirit ual. Sé conscient e y siént et e furioso. Y ést e es el secret o
del m ét odo: que si eres conscient e, la ira se t ransform a: se vuelve
com pasión. Así es que el t ant ra dice que la ira no es t u enem igo; es com pasión en sem illa. La m ism a ira, la m ism a energía, se convert irá en com pasión.
Si luchas con ella, no habrá ninguna posibilidad para la com pasión. De
m anera que si t ienes éxit o en la lucha, en la represión, est arás m uert o.
Ent onces no habrá ira, porque la has reprim ido, pero t am poco habr á
com pasión, porque sólo la ira puede ser t ransform ada en com pasión. Si
t ienes éxit o en t u represión - lo cual es im posible- , no habrá sexo, per o
t am poco am or, porque si el sexo est á m uert o, no hay ninguna energía que
pueda convert irse en am or. De m odo que no t endrás sexo, pero t am poco
t endrás am or. Y ent onces has perdido t oda la oport unidad, porque sin am or
no hay divinidad, sin am or no hay liberación, y sin am or no hay libert ad.
El t ant ra dice que est as m ism as energías deben ser t ransform adas. Se
puede decir de est a form a: si est ás cont ra el m undo, ent onces no hay
nirvana, porque est e m undo m ism o debe ser t ransform ado en nirvana.
Ent onces est ás cont ra las energías básicas que son la fuent e.
Así es que la alquim ia t ánt rica dice: «no luches, sé afect uoso con t odas
las energías que t e son dadas. Acógelas.» Agradece que t ienes ira, que t ienes sexo, que t ienes avaricia. Muést rat e agradecido, porque son las fuent es
ocult as, y pueden ser t ransform adas, pueden ser abiert as. Y cuando el sexo
es t ransform ado, se conviert e en am or. Se ha perdido el veneno, se ha
perdido la fealdad.
La sem illa es fea, pero cuando t om a vida, brot a y florece. Ent onces hay
belleza. No t ires la sem illa, porque ent onces est ás t irando t am bién las flores
que hay en ella. Aún no est án ahí, aún no se han m anifest ado para que
puedas verlas. No se han m anifest ado, pero est án ahí. Usa est a sem illa para
poder lograr las flores. Así que prim ero dej a que haya acept ación, una
com prensión sensible y conciencia. Ent onces el desenfreno est á perm it ido.
Una cosa m ás que es realm ent e m uy ext raña, pero que es uno de los
descubrim ient os m ás profundos del t ant ra: «con cualquier cosa que consideres t u enem iga - la avaricia, la ira, el odio, el sexo, lo que sea- t u
percepción de que son enem igos conviert e en t u enem iga. Considéralos
regalo
34
divino y t rát alo con un corazón m uy agradecido. Por ej em plo, el t ant ra ha
desarrollado m uchas t écnicas para la t ransform ación de la energía sexual.
Acércat e al act o sexual com o si est uvieras acercándot e al t em plo de lo
divino. Trat a el act o sexual com o si fuera una oración, com o si fuera una
m edit ación. Sient e lo que t iene de sagrado.
Por eso en Khaj uraho, en Puri, en Konarak, t odos los t em plos t ienen
m ait hum , escult uras del coit o. El act o sexual en los m uros de los t em plos
parece ilógico, especialm ent e para el crist ianism o, para el m ahom et ism o,
para el j ainism o. Parece inconcebible, cont radict orio. ¿Qué relación t iene el
t em plo con las im ágenes m ait hum ? En los m uros ext ernos de los t em plos de
Khaj uraho, t odo t ipo concebible de act o sexual est á plasm ado en piedra.
¿Por qué? En un t em plo no es acept able, al m enos eso es lo que pensam os.
El crist ianism o no puede im aginar el m uro de una iglesia con las im ágenes de
Khaj uraho. ¡I m posible!
Los hindúes m odernos t am bién se sient en culpables, porque la m ent e de
los hindúes m odernos est á creada por el crist ianism o. Son «hindo- crist ianos», y son peores, porque ser crist iano est á bien, pero ser hindo- crist iano
es sim plem ent e ext raño. Se sient en culpables. Un líder hindú, Purshot t am das
Tandon, consideraba incluso que est os t em plos t enían que ser dest ruidos,
que no nos pert enecen. En realidad, parece que no nos pert enecen porque el
t ant ra no ha est ado en nuest ros corazones por m ucho t iem po, desde hace
siglos. No ha sido la corrient e principal. El yoga ha sido la corrient e principal,
y para el yoga, Khaj uraho es inconcebible: debe ser dest ruido.
El t ant ra dice: «acércat e al act o sexual com o si est uvieras ent rando en
un t em plo sagrado.» Por eso han represent ado el act o sexual en sus t em plos
sagrados. Han dicho: «acércat e al sexo com o si est uvieras ent rando en un
t em plo sagrado». Por lo t ant o, cuando ent ras en un t em plo sagrado, el sexo
debe est ar present e para que am bos queden unidos, asociados en t u m ent e.
Ent onces puedes sent ir que el m undo y lo divino no son dos elem ent os en
lucha, sino uno. No son cont radict orios, sino sim plem ent e polos opuest os
que se ayudan m ut uam ent e. Y sólo pueden exist ir a causa de est a polaridad.
Si se pierde est a polaridad, se pierde el m undo ent ero. Así que ve la
profunda unidad que pasa por t odas las cosas. No veas sólo los polos
opuest os; ve el fluj o int erno que los unifica.
Para el t ant ra t odo es sagrado. Recuerda est o: para el t ant ra t odo es
sagrado; nada es profano. Considéralo de est a m anera: para una persona
irreligiosa, t odo es profano; para las denom inadas personas religiosas,
algunas cosas son sagradas, algunas cosas son profanas.
Para el t ant ra, t odo es sagrado.
Un m isionero crist iano est uvo conm igo hace unos pocos días y dij o:
«Dios creó el m undo. Así que le pregunt é: « ¿Quién creó el pecado?» Él dij o:
«El diablo.»
Ent onces le pregunt é: « ¿Quién creó al diablo?» Ent onces se sint ió
confuso. Dij o: «Por supuest o, Dios creó al diablo.»
El diablo crea el pecado y Dios crea al diablo. Ent onces, ¿quién es el
verdadero pecador: el diablo o Dios? Pero la concepción dualist a siem pre
conduce a sem ej ant es absurdos. Para el t ant ra, Dios y el diablo no son dos.
En realidad, para el t ant ra no hay nada que pueda ser llam ado «diablo»;
t odo es divino, t odo es sagrado. Y ést e parece ser el punt o de vist a correct o,
el m ás profundo. Si algo es profano en est e m undo, ¿de dónde viene y cóm o
puede exist ir?
Así que sólo hay dos alt ernat ivas. La prim era es la alt ernat iva del at eo,
que dice que t odo es profano. Est a act it ud est á bien. Tam bién él es no- dualist a; no ve nada sagrado en el m undo. Luego est á la alt ernat iva del t ánt rico:
dice que t odo es sagrado. Él t am bién es no- dualist a. Pero ent re est os dos
est án las denom inadas personas religiosas, que no son realm ent e religiosas.
No son ni religiosas ni irreligiosas, porque est án siem pre en conflict o. Toda
su t eología es sim plem ent e para arreglárselas
35
para j unt ar cabos, pero est os cabos no se pueden unir.
Si una sola célula, si un solo át om o en est e m undo es profano, ent onces
el m undo ent ero se vuelve profano, porque ¿cóm o puede exist ir ese único
át om o en un m undo sagrado? ¿Cóm o puede ser? Es sust ent ado por t odo;
para exist ir, t iene que ser sust ent ado por t odo. Y si el elem ent o profano es
sust ent ado por t odos los elem ent os sagrados, ent onces ¿qué diferencia hay
ent re ellos? De m odo que el m undo es t ot alm ent e, incondicionalm ent e
sagrado, o es profano; no hay cam ino int erm edio.
El t ant ra dice que t odo es sagrado; por eso no podem os ent enderlo. Es
el punt o de vist a no- dual m ás profundo, si es que podem os llam arlo punt o de
vist a. No lo es, porque cualquier punt o de vist a est á abocado a ser dual. No
est á en cont ra de nada, así que no es un punt o de vist a. Es una unidad
sent ida, una unidad vivida.
Son dos cam inos, el yoga y el t ant ra. El t ant ra no podía ser t an at ract ivo
debido a nuest ras m ent es lisiadas. Pero siem pre que hay alguien que es sano
por dent ro, no un caos, el t ant ra t iene belleza. Sólo esa persona puede
com prender lo que es el t ant ra. El yoga t iene at ract ivo, un at ract ivo fácil,
debido a nuest ras m ent es pert urbadas.
Recuerda: esencialm ent e es t u m ent e la que hace a algo at ract ivo o no
at ract ivo. Tú eres el fact or decisivo.
Est os enfoques son diferent es. No est oy diciendo que no se pueda llegar
por m edio del yoga. Tam bién se puede llegar por m edio del yoga, pero no
por m edio del yoga que prevalece. El yoga que prevalece no es realm ent e
yoga, sino la int erpret ación de vuest ras m ent es enferm as. El yoga puede ser
aut ént icam ent e un m ét odo para llegar a lo suprem o, pero t am bién eso sólo
es posible cuando t u m ent e est á sana, cuando t u m ent e no es insana y
enferm a. Ent onces el yoga t om a un caráct er diferent e.
.
Por ej em plo, Mahavira siguió el cam ino del yoga, pero no reprim ió
realm ent e el sexo. Lo había conocido, lo había vivido, est aba profundam ent e
fam iliarizado con él. Pero se volvió t ot alm ent e inút il para él, y ent onces lo
dej ó. Buda siguió el cam ino del yoga, pero había vivido en el m undo, lo conocía profundam ent e. No est aba luchando.
Una vez que conoces algo, t e liberas de ello. Sim plem ent e cae com o
caen las hoj as m uert as de un árbol. No es renunciación; no hay ninguna lucha de por m edio. Mira el rost ro de Buda: no parece el rost ro de un luchador.
No ha est ado luchando. Est á com plet am ent e relaj ado; su rost ro es el sím bolo
m ism o de la relaj ación..., no hay lucha.
Mirad a vuest ros yoguis. La lucha es visible en sus rost ros. En lo m ás
hondo hay m ucha agit ación: ahora m ism o est án sent ados sobre volcanes.
Puedes m irar sus oj os, sus rost ros, y lo not arás. En lo m ás hondo, en alguna
part e, han reprim ido t odas sus dolencias; no las han t ranscendido.
En un m undo sano, en el que t odos est én viviendo su vida
aut ént icam ent e, individualm ent e, sin im it ar a los dem ás, sino viviendo su
propia vida a su m anera, am bos son posibles. Puede que uno aprenda la
sensibilidad profunda que t ransciende los deseos; puede que llegue a un
punt o en el que t odos los deseos se vuelvan inút iles y se acaben. El yoga
t am bién puede llevar a ello; recuérdalo. Necesit am os una m ent e sana, un
hom bre nat ural. En ese m undo en que haya un hom bre nat ural, el t ant ra, y
t am bién el yoga, llevarán a la t ranscendencia de los deseos.
En nuest ra denom inada sociedad enferm a, ni el yoga ni el t ant ra pueden
hacer est o, porque si elegim os el yoga, no lo elegim os porque los deseos se
hayan vuelt o inút iles, ¡no! Todavía son significat ivos; no est án
desapareciendo por sí m ism os. Tenem os que forzarlos. Si elegim os el yoga,
lo elegim os com o t écnica de represión. Si elegim os el t ant ra, elegim os el
t ant ra com o ast ucia, com o engaño profundo:
una excusa para
desenfrenarse.
De m anera que con una m ent e insana ni el yoga ni el t ant ra pueden
funcionar. Am bos conducirán a decepciones. Para em pezar, se necesit a una
m ent e
36
sana, sobre t odo una m ent e sana sexualm ent e. Ent onces no es m uy difícil
elegir t u cam ino. Puedes elegir el yoga, puedes elegir el t ant ra.
Básicam ent e, hay dos t ipos de personas: m asculinas y fem eninas. No
quiero decir biológicam ent e, sino psicológicam ent e. Para los que psicológicam ent e son básicam ent e m asculinos - agresivos, violent os, ext rovert idos- , el
yoga es su cam ino. Para los que son básicam ent e fem eninos - recept ivos,
pasivos, no- violent os- el t ant ra es su cam ino. Y lo puedes not ar: para el
t ant ra, la Madre Kali, Tara y t ant as devis, bhairavis - divinidades fem eninasson m uy significat ivas. En el yoga nunca oirás m encionar ningún nom bre de
una deidad fem enina. El t ant ra t iene deidades fem eninas; el yoga t iene
dioses m asculinos. El yoga es energía que sale; el t ant ra es energía que va
hacia dent ro. Así que, en t érm inos de la psicología m oderna, se puede decir
que el yoga es ext rovert ido, y el t ant ra, int rovert ido. Así que depende de la
personalidad. Si t ienes una personalidad int rovert ida, ent onces la lucha no es
para t i. Si t ienes una personalidad ext rovert ida, ent onces la lucha es para t i.
Pero est am os sim plem ent e confusos, est am os hechos un lío; por eso es
que nada sirve. Al cont rario, t odo pert urba. El yoga t e pert urbará, el t ant ra
t e pert urbará. Cada m edicina va a crear una nueva enferm edad para t i,
porque el que elige est á enferm o, insano; de m odo que el result ado de su
elección será la enferm edad. Así que no quiero decir que no puedas llegar
por m edio del yoga. Pongo el énfasis en el t ant ra sólo porque vam os a t rat ar
de com prender lo que es el t ant ra.
Pr e gu n t a 2
En el cam ino de la ent rega, ¿cóm o da el buscador con la t écnica
apropiada ent re est os cient o doce m ét odos?
En el cam ino de la volunt ad hay m ét odos: est os cient o doce m ét odos.
En el cam ino de la ent rega, la ent rega m ism a es el m ét odo; no hay ot ros
m ét odos. Recuerda est o. Todos los m ét odos son no- ent rega, porque un
m ét odo significa depender de t i m ism o. Puedes hacer algo; la t écnica exist e
y la puedes aplicar. En el cam ino de la ent rega ya no exist es, así que no
puedes hacer nada. Has hecho lo suprem o, lo últ im o: t e has ent regado. En el
cam ino de la ent rega, la ent rega es el único m ét odo.
Est os cient o doce m ét odos requieren ciert a volunt ad; requieren que
hagas algo. Manipulas t u energía, equilibras t u energía, creas un cent ro en t u
caos. Haces algo. Tu esfuerzo es significat ivo, básico, necesario. En el
cam ino de la ent rega sólo se necesit a una cosa: t e ent regas. Profundizarem os en est os cient o doce m ét odos, así que es bueno decir algo sobre la
ent rega, porque no t iene m ét odo.
En est os cient o doce m ét odos no habrá nada sobre la ent rega. ¿Por qué
no ha dicho nada Shiva sobre la ent rega? Porque no se puede decir nada. La
m ism a Bhairavi, la m ism a Devi, no ha llegado a Shiva por m edio de ningún
m ét odo. Sim plem ent e se ha ent regado. Así que hay que darse cuent a de
est o. No est á haciendo est as pregunt as para sí m ism a; est as pregunt as se
est án haciendo para t oda la hum anidad. Ella ha llegado a Shiva. Ella ya est á
en su regazo; es abrazada por él. Ella se ha fundido con él, pero aún
pregunt a.
Así que recuerda una cosa: ella no est á pregunt ando para sí m ism a, no
hay ninguna necesidad. Est á pregunt ando para t oda la hum anidad.
Pero si ella ya ha llegado, ¿por qué est á pregunt ando a Shiva? ¿No
puede hablar ella m ism a a la hum anidad? Ella ha llegado por el cam ino de la
ent rega, de m anera que no sabe nada sobre el m ét odo. Ella m ism a ha
llegado m ediant e el am or; el am or es suficient e en sí m ism o, el am or no
necesit a nada m ás. Ella ha llegado m ediant e el am or, de m odo que no sabe
nada sobre m ét odos, t écnicas. Por eso est á pregunt ando.
¿Por qué no ha dicho nada Shiva sobre la ent rega? Porque no se puede
decir nada. La m ism a Bhairavi, la m ism a Devi, no ha llegado a Shiva por
m edio de ningún m ét odo. Sim plem ent e se ha ent regado. Así que hay que
darse cuent a de est o. No est á haciendo est as pregunt as para sí m ism a; est as
pregunt as se est án haciendo para t oda la hum anidad. Ella ha llegado a
Shiva. Ella ya est á en su regazo; es abrazada por él. Ella se ha fundido con
él, pero aún pregunt a.
Así que recuerda una cosa: ella no est á pregunt ando para sí m ism a, no
hay ninguna necesidad. Est á pregunt ando para t oda la hum anidad.
Pero si ella ya ha llegado, ¿por qué est á pregunt ando a Shiva? ¿No
puede hablar ella m ism a a la hum anidad? Ella ha llegado por el cam ino de la
ent rega, de m anera que no sabe nada sobre el m ét odo. Ella m ism a ha
llegado m ediant e el am or; el am or es suficient e en sí m ism o, el am or no
necesit a nada m ás. Ella ha llegado m ediant e el am or, de m odo que no sabe
nada sobre m ét odos, t écnicas. Por eso est á pregunt ando.
Y Shiva describe cient o doce m ét odos. No hablará de la ent rega, porque
la ent rega no es real
37
m ent e un m ét odo. Te ent regas sólo cuando t odos los m ét odos se han vuelt o
inút iles, cuando no puedes llegar por ningún m ét odo. Has hecho t odo lo que
has podido. Has llam ado a t odas las puert as y ninguna puert a se abre, y has
pasado por t odas las rut as y ninguna rut a llega. Has hecho t odo lo que
puedes hacer, y ahora t e sient es im pot ent e. En esa t ot al im pot encia se
produce la ent rega. De m odo que en el cam ino de la ent rega no hay m ét odo.
Pero ¿qué es la ent rega y cóm o funciona? Y si la ent rega funciona, ¿qué
necesidad hay de cient o doce m ét odos? Ent onces ¿por qué adent rarse en
ellos innecesariam ent e?, pregunt ará la m ent e. Ent onces ¡m uy bien! Si la
ent rega funciona, es m ej or ent regarse. ¿Por qué seguir anhelando m ét odos?
¿Y quién sabe si un m ét odo específico será apropiado para t i o no? Y puede
que t ardem os vidas en averiguarlo. Así que es bueno ent regarse, pero es
difícil. Es lo m ás difícil del m undo.
Los m ét odos no son difíciles. Son fáciles; t e puedes adiest rar. Pero para
la ent rega no t e puedes adiest rar..., ¡no hay ningún adiest ram ient o! No
puedes pregunt ar cóm o ent regart e; la pregunt a m ism a es absurda. ¿Cóm o
puedes pregunt ar cóm o ent regart e? ¿Puedes pregunt ar cóm o am ar?
O hay am or o no lo hay, pero no puedes pregunt ar cóm o am ar. Y si
alguien t e dice y t e enseña cóm o am ar, recuerda: nunca serás capaz de
am ar. Una vez que se t e ha dado una t écnica para el am or, t e aferrarás a la
t écnica. Por eso es que los act ores no pueden am ar. Saben t ant as t écnicas,
t ant os m ét odos; y t odos som os act ores. Una vez que sabes el t ruco de cóm o
am ar, el am or no florece, porque has creado una fachada, un engaño. Y con
el engaño no est ás en ello, no est ás involucrado. Est ás prot egido.
El am or es est ar t ot alm ent e abiert o, vulnerable. Es peligroso, t e vuelves
inseguro. No podem os pregunt ar cóm o am ar, no podem os pregunt ar cóm o
ent regarnos. ¡Sucede! El am or sucede, la ent rega sucede. El am or y la
ent rega son profundam ent e una sola cosa. Pero ¿qué es? Y si no podem os
saber cóm o ent regarnos, al m enos podem os saber cóm o est am os
m ant eniéndonos a nosot ros m ism os, cóm o est am os im pidiendo ent regarnos.
Eso se puede saber y eso es út il.
¿Cóm o es que aún no t e has ent regado? ¿Cuál es t u t écnica de noent rega? Si t odavía no t e has enam orado, ent onces el verdadero problem a
no es cóm o am ar. El verdadero problem a es ahondar profundam ent e para
averiguar cóm o has vivido sin am or, cuál es t u t ruco, cuál es t u t écnica, cuál
es t u est ruct ura: t u est ruct ura de defensa, cóm o has vivido sin am or. Eso se
puede ent ender, y eso habría que ent enderlo.
Lo prim ero: vivim os con el ego, en el ego, cent rados en el ego. Soy, sin
saber quién soy. Sigo proclam ando: «yo exist o». Est e «yo- exist o» es falso,
porque no sé quién soy. Y a m enos que sepa quién soy, ¿cóm o puedo decir
«yo»? Est e «yo» es un falso «yo». Est e falso «yo» es el ego. Ést a es la
defensa. Est o t e prot ege de la ent rega.
No t e puedes ent regar, pero puedes t om ar conciencia de est a m edida de
defensa. Si has t om ado conciencia, se disuelve. A part ir de ent onces, no lo
sigues fort aleciendo, y un día llegas a sent ir: «yo no soy». En el m om ent o en
que llegas a sent ir «yo no soy», se produce la ent rega. Así que t rat a de
averiguar si eres. En realidad, ¿hay un cent ro en t i que puedas llam ar t u
«yo»? Ahonda profundam ent e en t u int erior, sigue t rat ando de averiguar
dónde est á est e «yo», dónde est á la m orada de est e ego.
Rinzai fue a su m aest ro y dij o: «¡Dam e la libert ad ! »
El m aest ro dij o: «Tráet e a t i m ism o. Si exist es, t e haré libre. Pero si no
exist es, ¿cóm o t e puedo hacer libre? Ya eres libre. Y la libert ad», dij o su
m aest ro, «no es t u libert ad. En realidad, la libert ad es librart e de " t i" . Así que
vet e y t rat a de averiguar dónde est á est e " yo" , dónde est ás t ú, luego ven a
verm e. Est o es la m edit ación. Vet e y m edit a.»
Y el discípulo Rinzai se va y m edit a durant e sem anas, m eses, y luego
vuelve. Ent onces dice: «No soy el cuerpo. Sólo he descubiert o est o.»
38
Y el m aest ro dice: «Est o es lo que t e has liberado. Vet e ot ra vez. Trat a
de averiguar.»
Ent onces él lo int ent a, m edit a y descubre que «no soy m i m ent e, porque
puedo observar m is pensam ient os. Y el observador es diferent e de lo
observado: no soy m i m ent e.» Llega y dice: «No soy m i m ent e.»
Y el m aest ro dice: «Ahora est ás t res cuart as part es liberado. Vet e ot ra
vez y averigua quién eres.»
Y él est aba pensando: «No soy el cuerpo. No soy la m ent e.» Había leído,
est udiado, est aba bien inform ado, de m anera que est aba pensando: «No soy
m i cuerpo, ni m i m ent e, así que debo de ser m i alm a, m i at m a.» Pero
m edit ó, y ent onces descubrió que no hay at m a, no hay alm a, porque est e
at m a no es m ás que t u inform ación m ent al: doct rinas, palabras, filosofías.
Así que un día llegó corriendo y dij o: « ¡Ahora ya no soy! »
Ent onces el m aest ro dij o: « ¿Tengo que enseñart e ahora los m ét odos
de la libert ad?»
Rinzai dij o: «Soy libre porque ya no soy. No hay nadie que pueda est ar
en caut iverio. Soy sólo un gran vacío, una nada».
Sólo la nada puede ser libre. Si eres algo, est arás en caut iverio. Si eres,
est arás en caut iverio. Sólo un vacío, un espacio vacant e, puede ser libre.
Ent onces no puedes at arlo. Rinzai llegó corriendo y dij o: «Ya no soy. No se
m e puede encont rar en ninguna part e.» Est o es la libert ad. Y por vez prim era
t ocó los pies de su m aest ro: ¡por prim era vez! No realm ent e, pues t am bién
los había t ocado m uchas veces ant es. Pero el m aest ro dij o: «Por prim era vez
has t ocado m is pies.»
Rinzai pregunt ó: « ¿Por qué dices que por prim era vez? He t ocado t us
pies m uchas veces.»
El m aest ro dij o: «Pero t ú est abas ahí, así que ¿cóm o ibas a poder t ocar
m is pies si t ú ya est abas ahí? Mient ras t ú est ás ahí, ¿cóm o puedes t ocar m is
pies?»
El «yo» nunca puede t ocar los pies de nadie. I ncluso si aparent em ent e
t oca los pies de alguien, est á t ocando sus propios pies, pero de m anera indirect a. «Has t ocado m is pies por prim era vez», dij o el m aest ro: «porque
ahora ya no eres. Y ést a es t am bién la últ im a vez», dij o el m aest ro. «La
prim era y la últ im a.»
La ent rega sucede cuando no eres, de m odo que t ú no t e puedes
ent regar. Por eso es que la ent rega no puede ser una t écnica. Tú no t e
puedes ent regar: t ú eres el obst áculo. Cuando t ú no est ás, est á la ent rega.
De m odo que t ú y la ent rega no podéis cohabit ar, no hay coexist encia ent re
t ú y la ent rega. O est ás t ú o est á la ent rega. Así que averigua dónde est ás,
quién eres. Est a indagación crea m uchísim os result ados sorprendent es.
Ram ana Maharshi solía decir: «I ndaga, " ¿Quién soy?" » Lo ent endieron
m al. I ncluso sus discípulos m ás cercanos no han com prendido lo que significa. Piensan que es una indagación para averiguar « ¿quién soy?» realm ent e.
iNo lo es! Si sigues indagando « ¿quién soy?», est ás abocado a llegar a la
conclusión de que no eres. No se t rat a realm ent e de una indagación para
averiguar « ¿quién soy?». En realidad, es una indagación para disolverse.
He dado est a t écnica a m uchas personas: indagar int eriorm ent e «
¿quién soy?». Luego, dos o t res m eses después, vienen a m í y dicen: «Aún
no he averiguado " ¿quién soy?" . La pregunt a t odavía es la m ism a; no hay
respuest a.»
Y les digo: «Cont inúa. Algún día llegará la respuest a.» Y ellos confían en
que la respuest a llegará. No va a haber ninguna respuest a. Es sólo que la
pregunt a se disolverá. No va a haber una respuest a, com o «eres est o». Sólo
la pregunt a se disolverá. No habrá nadie para pregunt ar siquiera « ¿quién
soy?». Y ent onces sabes.
Cuando no est á el «yo», el «yo» verdadero se abre. Cuando no est á el
ego, por prim era vez t e encuent ras con t u ser. Ese ser es vacío. Ent onces t e
puedes ent regar; ent onces t e has ent regado. Ahora eres ent rega. De m anera
que no puede haber t écnicas, o sólo t écnicas negat ivas com o est a indagación
de « ¿quién soy?».
39
¿Cóm o funciona la ent rega? Si t e ent regas, ¿qué sucede? Llegarem os a
com prender cóm o funcionan los m ét odos. Profundizarem os en los m ét odos, y
llegarem os a saber cóm o funcionan. Tienen una base cient ífica de
funcionam ient o.
Cuando t e ent regas, t e conviert es en un valle; cuando eres un ego, eres
com o una cim a. Ego significa que est ás por encim a de t odos los dem ás, que
eres alguien. Puede que los ot ros t e reconozcan, puede que no t e
reconozcan; ésa es ot ra cuest ión. Tú reconoces que est ás por encim a de
t odos. Eres com o una cim a; nada puede ent rar en t i.
Cuando uno se ent rega, uno se vuelve com o un valle. Uno se vuelve
profundidad, no alt ura. Ent onces t oda la exist encia com ienza a ent rar a raudales en él por t odas part es. Él es sim plem ent e un espacio vacío, una
profundidad, un abism o, sin fondo. La exist encia ent era em pieza a ent rar por
t odas part es. Se puede decir que Dios corre a él desde t odas las part es,
ent ra en él por t odos los poros, lo llena t ot alm ent e.
Est a ent rega, est e volverse un valle, un abism o, se puede sent ir de
m uchas m aneras. Hay ent regas m enores; hay grandes ent regas. I ncluso en
las ent regas m enores, lo not as. Ent regarse a un m aest ro es una ent rega
m enor, pero com ienzas a not arla, porque el m aest ro em pieza a fluir en t i inm ediat am ent e. Si t e ent regas a un m aest ro, de pront o not as su energía
fluyendo dent ro de t i. Si no not as la energía fluyendo dent ro de t i, ent onces
t en m uy claro que no t e has ent regado ni siquiera de una form a m enor.
Hay t ant as hist orias que han perdido el sent ido para nosot ros porque no
sabem os cóm o sucedieron. Mahakashyapa llegó a Buda, y Buda sim plem ent e
le t ocó la cabeza con la m ano, y sucedió. Y Mahakashyapa com enzó a bailar.
Así que Ananda pregunt ó a Buda: « ¿Qué le ha sucedido? ¡Y yo he est ado
cuarent a años cont igo! ¿Est á loco? ¿O sim plem ent e est á engañando a los
dem ás? ¿Qué le ha sucedido? Y yo he t ocado t us pies m iles y m iles de
veces.»
Por supuest o, a Ananda le parecerá que est e Mahakashyapa, o est á
loco, o est á engañado. Ananda había est ado con Buda durant e cuarent a
años, pero había un problem a. Era su herm ano m ayor, el herm ano m ayor de
Buda; ése era el problem a. Cuando Ananda llegó a Buda cuarent a años ant es, lo prim ero que le dij o a Buda fue est o: «Soy t u herm ano m ayor, y
cuando m e inicies, seré t u discípulo. Así que concédem e t res cosas ant es de
que m e haga t u discípulo, porque ent onces no podré pedir. Una, que siem pre
est aré cont igo. Prom ét em e que nunca m e dirás: " Vet e a ot ra part e." Te
seguiré.
»Segundo, que siem pre dorm iré en la m ism a habit ación en la que t ú
duerm as. No puedes decirm e: " Sal" Est aré cont igo com o una som bra. Y
t ercero, que si t raigo a alguien en cualquier m om ent o, incluso a m edianoche,
t endrás que responderle. No puedes decir: " Ést e no es el m om ent o." y
prom ét em e est as t res cosas m ient ras soy t odavía t u herm ano m ayor, porque
una vez que m e haga t u discípulo t endré que seguirt e. Todavía eres m ás
j oven que yo; así que prom ét em e est as cosas.»
Así que Buda prom et ió, y est o se convirt ió en problem a. Durant e
cuarent a años, Ananda est uvo con Buda, pero nunca se pudo ent regar,
porque ést a no es la nat uraleza de la ent rega.
Ananda pregunt ó m uchísim as veces: « ¿Cuándo voy a llegar?»
Buda dij o: «A no ser que yo m uera, no llegarás.»Y Ananda pudo llegar
sólo cuando Buda m urió. ¿Qué le sucedió a est e Mahakashyapa de repent e?
¿Tiene Buda predilección, predilección por Mahakashyapa? ¡No! Est á
fluyendo, fluyendo cont inuam ent e. Pero t ú t ienes que ser com o un valle, un
út ero, para recibirlo. Si est ás por encim a de él, ¿cóm o vas a recibir? Esa
energía que fluye no puede llegar a t i; t e pasará de largo. Así que doblégat e.
I ncluso en una ent rega m enor con un m aest ro, la energía com ienza a fluir.
De repent e, inm ediat am ent e, t e vuelves un vehículo de una gran fuerza.
40
Hay m iles y m iles de hist orias...; con sólo un cont act o, con sólo una
m irada, alguien se ha ilum inado. No nos parecen racionales. ¿Cóm o es posible? ¡Es posible! I ncluso una m irada de un m aest ro a t us oj os cam biará t u
ser ent ero, pero sólo puede cam biar si t us oj os son un espacio vacío, com o
un valle. Si puedes absorber la m irada del m aest ro, inm ediat am ent e serás
diferent e.
Así que ést as son ent regas m enores que suceden ant es de que t e
ent regues t ot alm ent e. Y est as ent regas m enores t e preparan para la ent rega
t ot al. Una vez que has conocido que a t ravés de la ent rega recibes algo
desconocido, increíble, inesperado, ni siquiera soñado alguna vez, ent onces
est ás preparado para una gran ent rega. Y ésa es la labor del m aest ro:
ayudart e en las ent regas m enores para que puedas arm art e de valor para
una gran ent rega, para una ent rega t ot al.
Pr e gu n t a 3
¿Cuáles son las indicaciones exact as para, saber que la t écnica concret a
que se est á pract icando conducirá a lo suprem o?
Hay indicaciones. En prim er lugar, em piezas a sent ir una ident idad
diferent e dent ro de t i. Ya no eres el m ism o. Si la t écnica es apropiada para
t i, inm ediat am ent e eres una persona diferent e. Si eres un m arido, ya no eres
el m ism o m arido. Si eres un t endero, ya no eres nunca m ás el m ism o t endero. No im port a lo que seas, si la t écnica es apropiada para t i, eres una
persona diferent e; ésa es la prim era indicación.
De m odo que si em piezas a sent irt e raro con respet o a t i m ism o, dat e
cuent a de que est á pasando algo. Si sigues siendo el m ism o y no sient es
nada raro, no est á pasando nada. Ést a es la prim era indicación de si una
t écnica es apropiada para t i. Si lo es, inm ediat am ent e eres t ransport ado,
t ransform ado en una persona diferent e. De pront o sucede est o: m iras al
m undo de m anera diferent e.
Los oj os son los m ism os, pero el que m ira t ras ellos es diferent e.
En segundo lugar, t odo lo que crea t ensiones, conflict os, em pieza a
dism inuir. No es que cuando hayas pract icado el m ét odo durant e años,
ent onces dism inuirán t us conflict os, ansiedades, t ensiones..., ¡no! Si el
m ét odo es apropiado para t i, em piezan a dism inuir inm ediat am ent e. Not as
que llega a t i una vit alidad; t e est ás descargando. Em pezarás a sent ir, si la
t écnica es apropiada para t i, que la gravedad se ha invert ido. La t ierra ya no
t ira de t i hacia abaj o. Más bien, el cielo t ira de t i hacia arriba. ¿Cóm o t e
sient es cuando despega un avión? Todo se alt era. De pront o hay una
sacudida, y la gravedad se vuelve insignificant e. La t ierra ya no t ira de t i; t e
est ás alej ando de la gravedad.
La m ism a sacudida sucede si una t écnica m edit at iva es apropiada para
t i. De pront o, despegas. De pront o sient es que la t ierra se ha vuelt o insignificant e; no hay gravedad. No t ira de t i hacia abaj o; est ás siendo elevado. En
t erm inología religiosa, est o se llam a «gracia». Hay dos fuerzas: la gravedad
y la gracia. Gracia significa que se t ira de t i hacia arriba; gravedad, que se
t ira de t i hacia abaj o.
Por eso en la m edit ación m ucha gent e sient e de pront o que no t iene
peso. Por eso m ucha gent e sient e una levit ación int erna. Y m uchos m e han
dicho est o cuando la t écnica es apropiada para ellos: « ¡Qué ext raño!
Cerram os los oj os y sent im os que est am os un poco por encim a de la t ierra:
unos t reint a, sesent a, incluso cient o veint e cent ím et ros por encim a de la
t ierra. Cuando abrim os los oj os, est am os sim plem ent e en el suelo; cuando
cerram os los oj os, hem os levit ado. ¿Qué es est o? ¡Cuando abrim os los oj os
est am os sim plem ent e en el suelo! No hem os levit ado.»
El cuerpo perm anece en el suelo, pero t ú levit as. Est a levit ación es en
realidad un t irón de lo alt o. Si la t écnica es apropiada para t i, han t irado de
t i, porque lo que la t écnica hace es volvert e asequible al t irón hacia arriba.
De m odo que si es apropiada para t i, lo sabes: t e has vuelt o ingrávido.
41
En t ercer lugar, cualquier cosa que hagas ahora, sea lo que sea,
independient em ent e de lo t rivial que sea, será diferent e. Andarás de m anera
diferent e, t e sent arás de m anera diferent e, com erás de m anera diferent e.
Todo será diferent e. Est a diferencia la not arás en t odas part es. A veces, est a
ext raña experiencia crea m iedo. Uno quiere volver y ser ot ra vez el m ism o,
porque uno est aba com plet am ent e adapt ado a lo viej o. Era un m undo
rut inario, incluso aburrido, pero eras eficient e en él.
Ahora sient es una fisura en t odas part es. Sent irás que has perdido t u
eficiencia. Sent irás que t u ut ilidad se ha reducido. Sent irás que eres un ext raño en t odas part es. Hay que pasar por est e periodo. Volverás a adapt art e.
Tú has cam biado, no el m undo, así que no encaj arás. Así es que recuerda lo
t ercero: Cuando la t écnica sea apropiada para t i, no encaj arás en el m undo.
Te volverás inadecuado. Hay algo suelt o en t odas part es, falt a algún t ornillo.
Sent irás en t odas part es que ha habido un t errem ot o. Y t odo ha perm anecido
igual; sólo t ú, t ú t e has vuelt o diferent e. Pero est arás adapt ado en un plano
diferent e, en un plano m ás elevado.
La alt eración se sient e igual que cuando un niño crece y se vuelve
sexualm ent e m aduro. A los cat orce o quince años, t odo chico sient e que se
ha vuelt o raro. Ha aparecido una nueva fuerza: el sexo. Ant es no est aba ahí,
o sí lo est aba, pero escondida. Ahora, por vez prim era, se ha vuelt o asequible a un nuevo t ipo de fuerza. Por eso los adolescent es se sient en
incóm odos; las chicas, los chicos, cuando se vuelven sexualm ent e m aduros,
se sient en m uy incóm odos. No encaj an en ninguna part e. Ya no son niños y
aún no son hom bres, así que est án ent rem edias, sin encaj ar en ninguna
part e. Si j uegan con niños pequeños, se sient en incóm odos: se han hecho
hom bres. Si em piezan a ent ablar am ist ades con hom bres, se sient e
incóm odos: aún son niños. No encaj an con nadie.
El m ism o fenóm eno sucede cuando una t écnica es apropiada para t i.
Una nueva fuent e de energía se vuelve disponible, y es m ás grande que el
sexo. Est ás de nuevo en un periodo t ransit orio. Ahora no puedes encaj ar en
est e m undo de hom bres m undanos. No eres un niño, y aún no puedes
encaj ar en el m undo de los sant os; y ent rem edias uno se sient e incóm odo.
Si una t écnica es apropiada para t i, surgirán t res cosas. Puede que no
esperases que dij era est as cosas. Puede que esperases que yo dij era que t e
volverías m ás silencioso, m ás calm ado, y est oy diciendo t odo lo cont rario: t e
volverás m ás t urbado. Cuando la t écnica sea apropiada para t i, t e volverás
m ás t urbado, no m ás silencioso. El silencio vendrá m ás t arde. Y si llega el
silencio y no la t urbación, t en m uy claro que est o no es una t écnica; est o es
sim plem ent e adapt arse a la viej a paut a.
Por eso m ás gent e se decide por la oración que por la m edit ación;
porque la oración t e da consuelo. Te viene bien, se aj ust a a t i, a t u m undo.
La oración hacía virt ualm ent e lo m ism o que ahora hacen los psicoanalist as.
Si est ás t urbado, t e pondrá m enos t urbado, m ás aj ust ado a la norm a, a la
sociedad, a la fam ilia. De m odo que yendo al psicoanalist a durant e uno, dos
o t res años no t e pondrás m ej or, pero est arás m ás adapt ado. La oración
hace lo m ism o, y los sacerdot es hacen lo m ism o: t e vuelven m ás adapt ado.
Tu hij o ha m uert o y est ás t urbado, y acudes a un sacerdot e. Te dice:
«No est és t urbado. Sólo m ueren t an pront o los niños a los que Dios am a
m ás. Los llam a.» Te sient es sat isfecho. Tu hij o ha sido «llam ado». Dios lo
am a m ás. O el sacerdot e t e dice ot ra cosa: «No t e preocupes, el alm a nunca
m uere. Tu hij o est á en el cielo.»
Había una m uj er aquí hace unos días. Su m arido había m uert o el m es
pasado. Est aba t urbada. Vino a m í y dij o: «Asegúram e t an sólo que ha
vuelt o a nacer en un buen lugar y que t odo irá bien. Dam e la cert eza de que
no ha ido al infierno, o se ha convert ido en un anim al, de que est á en el cielo
o se ha convert ido en un dios o algo sem ej ant e. Si m e puedes asegurar est o,
ent onces t odo
42
est á bien. Ent onces lo puedo sobrellevar; de lo cont rario soy desdichada.»
El sacerdot e diría: « ¡Muy bien! Tu m arido ha nacido com o un dios en el
sépt im o cielo, y es m uy feliz. Y t e est á esperando.»
Est as oraciones, t e vuelven adapt ado a la norm a..., y t e sient es m ej or.
La m edit ación es una ciencia. No t e va ayudar a adapt art e, t e va a
ayudar a t ransform art e. Por eso digo que est as t res cosas aparecerán com o
indicaciones. Vendrá el silencio, pero no com o una adapt ación. El silencio
vendrá com o un florecim ient o int erno. Ent onces el silencio no será una
adapt ación a la sociedad, a la fam ilia, al m undo, a la em presa..., ¡no!
Ent onces el silencio será una arm onía aut ént ica con el universo.
Ent onces florece una profunda arm onía ent re t ú y la t ot alidad, ent onces
hay silencio; pero eso llegará después. Prim ero t e sent irás t urbado, prim ero
t e volverás loco: porque est ás loco, sólo que no t e das cuent a.
Si una t écnica es apropiada para t i, hará que t om es conciencia de t odo
lo que eres. Tu anarquía, t u m ent e, t u locura, t odo saldrá a la luz. Eres una
confusión oscura. Cuando una t écnica es apropiada para t i, es com o si de
pront o hay luz y t oda la confusión se vuelve visible. Por prim era vez t e
encont rarás cont igo m ism o t al com o eres. Te gust aría apagar la luz y
volvert e a dorm ir: da m iedo. Ést e es el punt o en que un m aest ro se vuelve
út il. Él t e dice: «No t engas m iedo. Est o es sólo el principio. Y no t e escapes
de ello.»
Al principio, est a luz t e m uest ra t al com o eres, y si puedes seguir
adelant e, t e t ransform a hacia lo que puedes ser.
Suficient e por hoy.
43
Ca pít u lo 3
La Re spir a ción : Un Pu e n t e a l Un ive r so
Los Su t r a s
Sh iva r e spon de :
1 Oh, criat ura radiant e, est a experiencia puede surgir ent re dos
respiraciones. Después de que la respiración ent ra, y j ust o ant es de que
em piece a salir: la beneficencia.
2 Cuando la respiración cam bia de dirección de ent rar a salir, y de
nuevo cuando la respiración pasa de salir a ent rar: en esos dos cam bios,
dat e cuent a.
3 O cuando la inspiración y la espiración se fusionan, en ese inst ant e
t oca el cent ro sin energía, el cent ro lleno de energía.
4 O cuando la respiración est á t ot alm ent e dent ro y se ha det enido por sí
m ism a, o t ot alm ent e fuera y se ha det enido por sí m ism a: en sem ej ant e
pausa universal, nuest ro pequeño yo desaparece. Est o sólo es difícil para el
im puro.
La verdad siem pre est á aquí. Ya es la realidad. No es algo que se t enga
que lograr en el fut uro. Tú eres la verdad aquí y ahora, así que no es algo
que se t enga que crear o algo que se t enga que proyect ar o algo que se
t enga que buscar. Com prende est o m uy claram ent e; ent onces est as t écnicas
serán fáciles de com prender y t am bién de hacer.
La m ent e es una m áquina de desear. La m ent e siem pre est á deseando,
siem pre est á buscando algo, pidiendo algo. El obj et o siem pre est á en el
fut uro; a la m ent e no le int eresa en absolut o el present e. En est e m ism o
m om ent o, la m ent e no puede m overse: no hay espacio. La m ent e necesit a el
fut uro para m overse. Se puede m over en el pasado o en el fut uro. No puede
m overse en el present e; no hay espacio. La verdad est á en el present e, y la
m ent e siem pre est á en el fut uro o en el pasado, de m anera que no hay
ningún encuent ro ent re la m ent e y la verdad.
Cuando la m ent e busca obj et os m undanos, no es difícil, el problem a no
es absurdo; se puede resolver. Pero cuando la m ent e em pieza a buscar la
verdad, el esfuerzo m ism o se vuelve un desat ino, porque la verdad est á aquí
y ahora, y la m ent e siem pre est á ent onces y allí. No hay ningún encuent ro.
Así que lo prim ero que hay que com prender es: no puedes buscar la verdad.
La puedes encont rar, pero no la puedes buscar. La búsqueda m ism a es el
obst áculo.
En el m om ent o en que em piezas a buscar, t e has ido del present e, t e
has alej ado de t i m ism o, porque t ú siem pre est ás en el present e. El buscador
siem pre est á en el present e y la búsqueda est á en el fut uro; no t e vas a
encont rar con lo que est ás buscando. Lao Tsé dice: «No busques; de lo cont rario, errarás. No busques, encuent ra. No busques y encuent ra.»
Todas est as t écnicas de Shiva son sim plem ent e un t raer la m ent e del
fut uro o del pasado al present e. Lo que est ás buscando ya est á aquí, ya es el
caso. Hay que t raer la m ent e del buscar al no- buscar. Es difícil. Si lo piensas
int elect ualm ent e, es m uy difícil. ¿Cóm o t raer la m ent e del buscar al nobuscar?, ¡porque ent onces la m ent e conviert e el no- buscar m ism o en su
obj et o! La m ent e dice ent onces: «No busques.» La m ent e dice ent onces:
«No debería buscar.» La m ent e dice ent onces: «Ahora, no- buscar es m i
obj et o. Ahora deseo el est ado de no- deseo.» La búsqueda ha vuelt o, el de-
seo ha vuelt o por la puert a de at rás. Por eso hay gent e que busca obj et os
m undanos y hay gent e que piensa que est á buscando obj et os no m undanos.
Todos los obj et os son m undanos, porque «buscar» es el m undo.
De m odo que no puedes buscar nada que no sea m undano. En cuant o
buscas, se conviert e en el m undo. Si est ás buscando a Dios, t u Dios form a
part e del m undo. Si est ás buscando m oksha - la liberación- nirvana, t u
liberación form a part e del m undo, t u liberación no es algo que t ranscienda el
47
m undo, porque buscar es el m undo, desear es el m undo. Así que no puedes
desear el nirvana, no puedes desear el no- deseo. Si t rat as de ent enderlo
int elect ualm ent e, se convert irá en un acert ij o.
Shiva no dice nada sobre ello; inm ediat am ent e com ienza a dar t écnicas.
No son int elect uales. Shiva no le dice a Devi: «La verdad est á aquí. No la
busques y la encont rarás.» I nm ediat am ent e, da t écnicas. Est as t écnicas no
son int elect uales. Si las pract icas, la m ent e da un giro. El giro es sólo una
consecuencia, un result ado adicional; no un obj et o. El giro es sim plem ent e
un result ado adicional.
Si pract icas una t écnica, t u m ent e abandonará su viaj e al fut uro o al
pasado. De pront o t e encont rarás en el present e. Por eso Buda ha dado
t écnicas, Lao Tsé ha dado t écnicas, Krishna ha dado t écnicas. Pero ellos
siem pre present an sus t écnicas con concept os int elect uales. Sólo Shiva es diferent e. Él da t écnicas inm ediat am ent e, sin com prensión int elect ual, sin
int roducción int elect ual, porque sabe que la m ent e es t ram posa, la cosa m ás
ast ut a que exist e. Puede convert ir cualquier cosa en un problem a. No buscar
se convert irá en el problem a.
Hay personas que vienen a m í y m e pregunt an cóm o no desear. Desean
el no- deseo. Alguien les ha dicho, o lo han leído en alguna part e, o han oído
habladurías espirit uales, que si no deseas lograrás la dicha, que si no deseas
serás libre, que si no deseas no habrá sufrim ient o. Ahora sus m ent es anhelan alcanzar ese est ado en el que no hay sufrim ient o, así que pregunt an
cóm o no desear. Sus m ent es est án em pleando t rucos. Aún desean; lo único
que pasa es que ha cam biado el obj et o del deseo. Ant es deseaban el dinero,
deseaban la fam a, deseaban el prest igio, deseaban el poder. Ahora desean el
no- deseo. Sólo ha cam biado el obj et o, y ellos perm anecen igual y siguen
deseando igual. Pero ahora el deseo se ha vuelt o m ás engañoso.
Debido a est o, Shiva com ienza inm ediat am ent e, sin ninguna
int roducción en absolut o. Com ienza inm ediat am ent e a hablar de t écnicas.
Esas t écnicas, si se siguen, de pront o dan un giro a t u m ent e: viene al
present e. Y cuando la m ent e viene al present e, ya no exist e. No puedes ser
una m ent e en el present e; eso es im posible. Ahora m ism o, si est ás aquí y
ahora, ¿cóm o vas a ser una m ent e? Los pensam ient os cesan, porque no se
pueden m over. El present e no t iene espacio en el que m overse; no puedes
pensar. Si est ás en est e m ism o m om ent o, ¿cóm o t e vas a m over? La m ent e
se para, logras el est ado sin m ent e.
Así que lo que cuent a es est ar aquí y ahora. Puedes int ent arlo, pero el
esfuerzo puede result ar vano; porque si t e esfuerzas por est ar en el present e, est e esfuerzo se m ueve hacia el fut uro. Cuando pregunt as cóm o est ar en
el present e, de nuevo est ás pregunt ando sobre el fut uro. Est e m om ent o est á
pasándose por alt o en la indagación: « ¿Cóm o est ar present e? ¿Cóm o est ar
aquí y ahora?» Est e m om ent o present e est á pasándose por alt o en la indagación, y t u m ent e com enzará a t ram ar y a crear sueños en el fut uro:
algún día est arás en un est ado de m ent e en el que no hay ningún
m ovim ient o, ningún m ot ivo, ninguna búsqueda, y ent onces habrá dicha; así
que ¿cóm o est ar en el present e?
Shiva no dice nada sobre ello; sim plem ent e da una t écnica. La pract icas
y de pront o t e encuent ras con que est ás aquí y ahora. Y est ar aquí y ahora
es la verdad, y est ar aquí y ahora es la libert ad, y est ar aquí y ahora es el
nirvana.
Las nueve prim eras t écnicas se ocupan de la respiración. Así que
prim ero com prendam os algo sobre la respiración, y luego podrem os pasar a
las t écnicas. Respiram os cont inuam ent e, desde el m om ent o del nacim ient o al
m om ent o de la m uert e. Todo cam bia ent re est os dos m om ent os. Todo
cam bia, nada perm anece igual; sólo la respiración es const ant e ent re el
nacim ient o y la m uert e.
El niño se convert irá en j oven; el j oven se hará viej o. Se pondrá
enferm o, su cuerpo se volverá feo, achacoso, t odo cam biará. Será feliz,
desdichado, sufrirá; t odo seguirá cam biando. Pero, pase lo que pase, ent re
est os dos m om ent os hay
48
que respirar. Feliz o desdichado, j oven o viej o, afort unado o frust rado - no
im port a cóm o est és- , una cosa es segura: ent re est os dos m om ent os del
nacim ient o y la m uert e debes respirar.
La respiración será un fluj o cont inuo; no es posible ninguna pausa. Si t e
olvidas, aunque sea por un m om ent o, de respirar, ya no serás. Por eso no es
necesario que t ú respires, porque si no, sería difícil. A alguien podría
olvidársele respirar por un solo m om ent o, y ent onces no se podría hacer
nada. Así que, en realidad, t ú no est ás respirando, porque t ú no eres
necesario. Est ás profundam ent e dorm ido, y la respiración cont inúa; est ás
inconscient e, y la respiración cont inúa; est ás en com a, y la respiración
cont inúa. Tú no eres necesario; respirar es algo que cont inúa
independient em ent e de t i.
Es uno de los fact ores const ant es de t u personalidad; eso es lo prim ero.
Es algo que es fundam ent al y básico para la vida; eso es lo segundo. No
puedes vivir sin la respiración. De m odo que respiración y vida se han vuelt o
sinónim os. Respirar es el m ecanism o de la vida, y la vida est á profundam ent e relacionada con respirar. Por eso en I ndia lo llam am os prana.
Hem os dado una palabra para am bos: prana significa la vit alidad, lo vivo. Tu
vida es t u respiración.
En t ercer lugar, t u respiración es un puent e ent re t ú y t u cuerpo.
Const ant em ent e, la respiración t e enlaza con t u cuerpo, t e conect a, t e
relaciona con t u cuerpo. La respiración no es sólo un puent e a t u cuerpo; es
t am bién un puent e ent re t ú y el universo. El cuerpo es precisam ent e el
universo que ha venido a t i, que est á m ás cerca de t i.
Tu cuerpo es part e del universo. Todo lo que hay en el cuerpo form a
part e del universo: cada part ícula, cada célula. Es el acercam ient o m ás
próxim o al universo. La respiración es el cuerpo. Si se rom pe el puent e, ya
no est ás en el cuerpo. Si se rom pe el puent e, ya no est ás en el universo. Ent ras en alguna dim ensión desconocida; ent onces no se t e puede encont rar en
el espacio y el t iem po.
Así que, en t ercer lugar, la respiración es t am bién el puent e ent re t ú y el
espacio y el t iem po.
La respiración, por lo t ant o, se vuelve m uy im port ant e: lo m ás
im port ant e. Así es que las prim eras nueve t écnicas se ocupan de la
respiración. Si puedes hacer algo con la respiración, de pront o volverás al
present e. Si puedes hacer algo con la respiración, llegarás a la fuent e de la
vida. Si puedes hacer algo con la respiración, puedes t ranscender el t iem po y
el espacio. Si puedes hacer algo con la respiración, est arás en el m undo, y
t am bién m ás allá de él.
La respiración t iene dos m om ent os. Uno es en el que t oca el cuerpo y el
universo, y el ot ro es en el que t e t oca a t i y a lo que t ransciende el universo.
Sólo conocem os una part e de la respiración. Cuando va al universo, al
cuerpo, la conocem os. Pero siem pre est á yendo del cuerpo al «no- cuerpo»:
del «no- cuerpo» al cuerpo. No conocem os el ot ro m om ent o. Si t om as
conciencia del ot ro m om ent o, de la ot ra part e del puent e, del ot ro lado del
puent e, de pront o serás t ransform ado, t ransplant ado a una dim ensión
diferent e.
Pero, recuerda, lo que Shiva va a decir no es yoga; es t ant ra. El yoga
t am bién act úa sobre la respiración, pero la labor del yoga y la del t ant ra son
básicam ent e diferent es. El yoga t rat a de sist em at izar la respiración. Si
sist em at izas t u respiración, t u salud m ej orará. Si sist em at izas t u respiración,
si conoces los secret os de la respiración, t u vida se alargará; est arás m ás
sano y vivirás m ás t iem po. Serás m ás fuert e, est arás m ás lleno de energía,
serás m ás vit al, m ás vivo, m ás j oven, m ás fresco.
Pero el t ant ra no se ocupa de eso. El t ant ra no se ocupa de la
sist em at ización de la respiración, sino de usar la respiración com o t écnica
para volver hacia dent ro. No hay que pract icar un est ilo det erm inado de
respiración, un sist em a det erm inado de respiración o un rit m o det erm inado
de respiración; ¡no! Hay que t om arse la respiración t al com o es.
Sim plem ent e hay que t om ar conciencia de ciert os m om ent os de la
respiración.
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Hay ciert os m om ent os, pero no som os conscient es de ellos. Hem os
est ado respirando y cont inuarem os respirando - nacem os respirando y m orirem os respirando- , pero no som os conscient es de ciert os m om ent os. Y est o
es ext raño. El hom bre est á buscando, explorando a fondo el espacio. El
hom bre va a la Luna; el hom bre est á t rat ando de ir m ás lej os, de la Tierra al
espacio, y el hom bre aún no aprendido la part e m ás próxim a de su vida. Hay
ciert os m om ent os en la respiración que nunca has observado, y esos
m om ent os son las puert as: las puert as m ás próxim as a t i por las que puedes
ent rar en un m undo diferent e, en un ser diferent e, en una consciencia
diferent e. Pero son m uy sut iles.
Observar una luna no es m uy difícil. I ncluso llegar a la Luna no es m uy
difícil; es un burdo viaj e. Necesit as m ecanización, necesit as t ecnología,
necesit as inform ación acum ulada, y ent onces puedes llegar a ella. Respirar
es lo m ás próxim o a t i, y cuant o m ás cerca est á una cosa, m ás difícil es percibirla. Cuant o m ás cerca est á, m ás difícil; cuant o m ás obvia es, m ás difícil.
Est á t an cerca de t i que, de nuevo, no hay espacio ent re t ú y t u respiración.
O hay un espacio t an pequeño que necesit arás una observación m uy
m inuciosa; sólo ent onces t om arás conciencia de ciert os m om ent os. Est os
m om ent os const it uyen la base de est as t écnicas.
Así que ahora m e ocuparé de cada t écnica.
1 Observa la pausa ent re dos respiraciones.
Shiva responde: Oh, criat ura radiant e, est a experiencia puede surgir
ent re dos respiraciones. Después de que la respiración ent ra y j ust o ant es de
que em piece a salir: la beneficencia.
Ésa es la t écnica: Oh, criat ura radiant e, est a experiencia puede surgir
ent re dos respiraciones.
Después de que la respiración ent ra - es decir, baj a- y j ust o ant es de
que em piece a salir - es decir, a subir- , la beneficencia. Sé conscient e ent re
est os dos m om ent os..., y sucede. Cuando t u respiración ent ra, observa.
Durant e un solo m om ent o, o una m ilésim a de m om ent o, no hay respiración:
ant es de em pezar a subir, ant es de em pezar a salir. Ent ra una respiración;
ent onces hay un ciert o punt o en que la respiración se para. Luego la
respiración sale. Cuando la respiración sale, ent onces, de nuevo por un solo
m om ent o, o una fracción de m om ent o, la respiración se para. Luego la
respiración ent ra.
Ant es de que la respiración com ience a ent rar o com ience a salir, hay un
m om ent o en que no est ás respirando. En ese m om ent o puede suceder,
porque cuando no est ás respirando, no est ás en el m undo. Com prende est o:
cuando no est ás respirando, est ás m uert o; t odavía est ás, pero m uert o. Pero
el m om ent o es de una duración t an breve que nunca lo observas.
Para el t ant ra, cada espiración es una m uert e y cada nueva respiración
es un renacim ient o. La respiración que ent ra es renacim ient o; la respiración
que sale es m uert e. Espiración es sinónim o de m uert e; inspiración es
sinónim o de vida. De m odo que con cada respiración est ás m uriendo y
volviendo a nacer. El int ervalo ent re am bas es de m uy breve duración, pero
la observación y at ención aguda, sincera, t e perm it irá advert ir la pausa. Si
puedes advert ir la pausa, dice Shiva, la beneficencia. Ent onces no se
necesit a nada m ás. Eres bienavent urado, has sabido; t e ha sucedido.
No t ienes que adiest rar la respiración. Déj ala t al com o es. ¿Por qué una
t écnica t an sim ple? Parece t an sim ple. ¿Una t écnica t an sim ple para conocer
la verdad? Conocer la verdad significa conocer lo que ni nace ni m uere,
conocer ese elem ent o et erno que siem pre es. Puedes conocer la espiración,
puedes conocer la inspiración, pero nunca conoces la pausa ent re las dos.
50
Pruébalo. De pront o, lo com prenderás; y lo puedes com prender; ya est á
ahí. No hay que añadir nada ni a t i ni a t u est ruct ura; ya est á ahí. Ya est á
t odo ahí, except o una ciert a conciencia. Así que, ¿cóm o hacerlo? En prim er
lugar, t om a conciencia de la inspiración. Obsérvala. Olvídat e de t odo;
sim plem ent e observa la respiración que ent ra; el paso m ism o.
Cuando la respiración t e t oque las vent anas de la nariz, siént ela ahí. Y
dej a que ent re. Vet e con ella con com plet a consciencia. Cuando baj es m ás y
m ás y m ás con la respiración, no la pierdas. No t e adelant es y no t e quedes
at rás; m uévet e con ella. Recuerda est o: no t e adelant es, no la sigas com o
una som bra; sé sim ult áneo con ella.
La respiración y la consciencia deberían volverse una sola cosa. La
respiración ent ra; t ú ent ras. Sólo ent onces será posible caer en la cuent a de
lo que hay ent re dos respiraciones. No será fácil. Ent ra con la respiración,
luego sal con la respiración: dent ro- fuera, dent ro- fuera.
Buda int ent ó usar especialm ent e est e m ét odo, de m anera que se ha
vuelt o un m ét odo budist a. En la t erm inología budist a se conoce com o
Anapanasat i yoga. Y la ilum inación de Buda se basó en est a t écnica; sólo
ést a.
Todas las religiones del m undo, t odos los visionarios del m undo, han
llegado por m edio de alguna t écnica u ot ra, y t odas esas t écnicas est arán
ent re est as cient o doce t écnicas. Est a prim era es una t écnica budist a. En el
m undo se la conoce com o t écnica budist a porque Buda alcanzó su ilum inación por m edio de ella.
Buda dij o: «Sé conscient e de t u respiración cuando ent ra, cuando sale:
ent rando, saliendo.» Nunca m enciona la pausa porque no hace falt a. Buda
pensó y sint ió que si em piezas a preocupart e por la pausa, la pausa ent re
dos respiraciones, esa preocupación puede alt erar t u conciencia. De m odo
que dij o sim plem ent e: «Sé conscient e. Cuando la respiración ent re, ent ra
con ella, y cuando la respiración salga, sal con ella. Haz sim plem ent e est o:
ent rar, salir, con la respiración.» Nunca dice nada sobre la part e últ im a de la
t écnica.
La razón de ello es que Buda est aba hablando a hom bres m uy com unes,
e incluso eso podría crear el deseo de alcanzar el int ervalo. Ese deseo de
alcanzar el int ervalo se convert iría en una barrera para la conciencia, porque
si est ás deseando alcanzar el int ervalo, t e adelant arás. La respiración est ará
ent rando, y t ú t e adelant arás porque est ás int eresado en la pausa que va a
haber en el fut uro. Buda nunca la m enciona, así que la t écnica de Buda es
sólo la m it ad.
Pero la ot ra m it ad subsigue aut om át icam ent e. Si sigues pract icando la
consciencia de la respiración, la conciencia de la respiración, de repent e, un
día, sin saberlo, llegarás al int ervalo. Porque según t u conciencia vaya
agudizándose y profundizándose e int ensificándose, según t u conciencia vaya
precisándose - el m undo ent ero es excluido; sólo t u respiración ent rando y
saliendo es t u m undo, el área ent era de t u consciencia - , est arás m ás cerca
de advert ir el int ervalo en que no hay respiración.
Cuando t e est és m oviendo acom pasadam ent e con la respiración, cuando
no haya respiración, ¿cóm o no t e vas a dar cuent a? De pront o t om arás
conciencia de que no hay respiración, y llegará un m om ent o en que adviert as
que la respiración no est á saliendo ni ent rando. La respiración se ha det enido
com plet am ent e. En esa det ención, la beneficencia.
Est a t écnica es suficient e para m illones de personas. Toda Asia la probó
y vivió con ella durant e siglos. El Tíbet , China, Japón, Birm ania, Tailandia, Sri
Lanka: t oda Asia, except o I ndia, ha probado est a t écnica. Sólo una t écnica, y
m iles y m iles de personas han alcanzado la ilum inación a t ravés de ella. Y es
sólo la prim era t écnica.
Pero, por desgracia, com o est a t écnica se asoció al nom bre de Buda, los
hindúes han est ado t rat ando de eludirla. Debido a que llegó a conocerse m ás
y m ás com o un m ét odo budist a, los hindúes la han olvidado com plet am ent e.
Y no sólo eso;
51
han int ent ado t am bién eludirla por ot ra razón. Com o est a t écnica es la
prim era t écnica m encionada por Shiva, m uchos budist as han afirm ado que
est e libro, el Vigyan Bhairav Tant ra, es un libro budist a, no hindú.
No es ni hindú ni budist a; una t écnica es sim plem ent e una t écnica. Buda
la usó, pero ya exist ía para poder ser usada. Buda se convirt ió en un buda,
un ilum inado, debido a est a t écnica. La t écnica era ant erior a Buda; la
t écnica ya exist ía. Pruébala. Es una de las t écnicas m ás sim ples: sim ple
com parada con ot ras t écnicas; no est oy diciendo que sea sim ple para t i.
Ot ras t écnicas serán m ás difíciles. Por eso es m encionada com o la prim era
t écnica.
2 Observa el punt o de cam bio ent re dos respiraciones.
Segunda
respiración- :
t écnica
- t odas
est as
nueve
t écnicas
se
ocupan
de
la
Cuando la respiración cam bia de dirección de ent rar a salir, y de nuevo
cuando la respiración pasa de salir a ent rar, en esos dos cam bios, dat e
cuent a.
Es la m ism a, pero con una ligera diferencia. El énfasis no est á ahora en
la pausa, sino en el m om ent o de cam bio. La espiración y la inspiración hacen
un círculo. Recuerda, no son dos líneas paralelas. Siem pre pensam os en ellas
com o en dos líneas paralelas: la respiración ent rando y la respiración
saliendo. ¿Piensas que son dos líneas paralelas? No lo son. La inspiración es
la m it ad del círculo; la espiración es la ot ra m it ad del círculo.
Así que com prende est o: en prim er lugar, inspirar y espirar crea un
círculo. No son líneas paralelas, porque las líneas paralelas no se j unt an en
ninguna part e. En segundo lugar, la inspiración y la espiración no son dos
respiraciones, sino una respiración. La m ism a respiración que ent ra, sale, así
que debe de haber un giro dent ro. Debe de girar en alguna part e. Debe de
haber un punt o en el que la inspiración se conviert e en la espiración.
¿Por qué t al énfasis en el giro? Porque, dice Shiva,
Cuando la respiración cam bia de dirección de ent rar a salir, y de nuevo
cuando la respiración pasa de salir a ent rar, en esos dos cam bios, dat e
cuent a.
Muy sim ple, pero dice: dat e cuent a de est os giros y t e darás cuent a de
t i m ism o, t e realizarás.
¿Por qué el giro? Si sabes conducir, est arás fam iliarizado con las
m archas. Cada vez que cam bias de m archa, t ienes que pasar por la m archa
neut ra, el punt o m uert o, que no es una m archa en absolut o. De la prim era
m archa pasas a segunda, o de segunda a t ercera, pero siem pre t ienes que
pasar por el punt o m uert o. Ese punt o m uert o es un punt o de cam bio. En ese
punt o de cam bio, la prim era m archa se vuelve la segunda, y la segunda se
vuelve la t ercera. Cuando t u respiración ent ra y gira para salir, pasa por el
punt o m uert o; de ot ra form a no puede girar para salir. Pasa por el t errit orio
neut ro.
En ese t errit orio neut ro no eres ni un cuerpo ni un alm a, ni físico ni
m ent al, porque lo físico es una m archa de t u ser y lo m ent al es ot ra m archa
de t u ser. Vas pasando de m archa a m archa; sin em bargo, has de t ener una
m archa neut ra, un punt o m uert o, en el que no eres ni cuerpo ni m ent e. En
ese punt o m uert o, sim plem ent e eres: eres sim plem ent e una exist encia:
puro, sim ple, sin cuerpo, sin m ent e.
Por eso se pone el énfasis en el giro. El hom bre es una m áquina; una
m áquina grande y com plicada. Tienes m uchas m archas en t u cuerpo,
m uchas m archas en t u m ent e. No eres conscient e de t u gran m ecanism o,
pero eres una gran m áquina. Y es bueno que no seas conscient e; de ot r a
form a t e volverías loco. El cuerpo es una m áquina t an grandiosa que los
cient íficos dicen que si t uviésem os que crear una fábrica sem ej ant e al cuerpo
hum ano, se necesit arían seis y m edio kilóm et ros cuadrados de t erreno, y
haría t ant o ruido que m olest aría en cient o sesent a kilóm et ros cuadrados a la
redonda.
52
El cuerpo es un grandioso disposit ivo m ecánico; el m ás grandioso.
Tienes m illones y m illones de células, y cada una de ellas est á viva. De m odo
que eres una gran ciudad de unos sesent a t rillones de células; hay
aproxim adam ent e sesent a t rillones de ciudadanos dent ro de t i, y la ciudad
ent era funciona m uy silenciosam ent e, sin problem as. El m ecanism o est á
funcionando a cada m om ent o. Es m uy com plicado. Est as t écnicas se
relacionarán con m uchos punt os del m ecanism o de t u cuerpo y el m ecanism o
de t u m ent e. Pero el énfasis recaerá siem pre en esos punt os en los que de
pront o no form as part e del m ecanism o; recuerda est o. De pront o no form as
part e del m ecanism o. Hay m om ent os en los que cam bias de m archa.
Por ej em plo, por la noche, cuando t e duerm es, cam bias de m archa,
porque durant e el día necesit as un m ecanism o diferent e para la consciencia
de est ar despiert o; funciona una part e diferent e de la m ent e. Luego t e
duerm es, y esa part e dej a de funcionar. Ot ra part e de la m ent e com ienza a
funcionar, y hay una pausa, un int ervalo, un giro. Hay un cam bio de m archa.
Por la m añana, cuando t e est ás levant ando de nuevo, se cam bia de m archa.
Est ás sent ado en silencio, y de repent e alguien dice algo y t e enfadas; ent ras
en una m archa diferent e. Es por eso que t odo cam bia.
Si t e enfadas, t u respiración cam biará de repent e. Tu respiración se
volverá irrit ada, caót ica. Habrá un t em blor en t u respiración; t e sent irás sofocado. Todo t u cuerpo querría hacer algo, rom per algo en pedazos; sólo así
puede desaparecer el sofoco. Tu respiración cam biará; t u sangre adopt ará un
rit m o diferent e, un m ovim ient o diferent e. Sust ancias quím icas diferent es
t endrán que ser segregadas en t u cuerpo; t odo el sist em a glandular t endrá
que cam biar. Te vuelves un hom bre diferent e cuando est ás enfadado.
Hay un coche parado... Tú lo arrancas. No pongas ninguna m archa;
déj alo en punt o m uert o. Dará t irones, vibrará, t em blará, pero no se puede
m over; se calent ará. Por eso, cuando est ás enfadado y no puedes hacer
nada, t e calient as. El m ecanism o est á list o para correr y hacer algo, y t ú no
lo est ás haciendo: t e calent arás. Eres un m ecanism o, pero, por supuest o, no
sólo un m ecanism o. Eres m ás, pero el «m ás» hay que encont rarlo. Cuando
ent ras en alguna m archa, t odo cam bia en t u int erior. Cuando cam bias de
m archa, hay un giro.
Shiva dice:
Cuando la respiración cam bia de dirección de ent rar a salir, y de nuevo
cuando la respiración pasa de salir a ent rar, en esos dos cam bios, dat e
cuent a.
Sé conscient e del m om ent o del cam bio. Pero es un m om ent o m uy cort o;
será necesaria una observación m uy m inuciosa. Y no t enem os ninguna
capacidad de observación; no podem os observar nada. Si t e digo: «Observa
est a flor; observa est a flor que t e doy», no podrás observarla. La verás por
un solo m om ent o, y luego com enzarás a pensar en ot ra cosa. Puede que sea
sobre la flor, pero no será la flor. Puede que pienses acerca de la flor, sobre
lo bella que es: ent onces t e has m ovido. Ya no est ás observando la flor; t u
cam po de observación ha cam biado. Puede que digas que es roj a, que es
azul, que es blanca...; ent onces t e has m ovido. Observación significa
perm anecer sin ninguna palabra, sin ninguna verbalización, sin que nada
bulla por dent ro; sim plem ent e perm anecer con lo observado. Si puedes
perm anecer con la flor durant e t res m inut os, com plet am ent e, sin ningún
m ovim ient o en la m ent e, sucederá: la beneficencia. Te realizarás.
Pero no som os observadores en absolut o. No som os conscient es, no
est am os alert a; no podem os prest ar at ención a nada. Sim plem ent e vam os
salt ando. Est o form a part e de nuest ra herencia, de nuest ra herencia de
m onos. Nuest ra m ent e es sim plem ent e el desarrollo de la m ent e del m ono,
de m odo que el m ono sigue adelant e. Sigue salt ando de aquí para allá. El
m ono no puede quedarse quiet o. Por eso Buda insist ió t ant o en sim plem ent e
sent arse sin ningún m ovim ient o, porque ent onces a la m ent e de m ono no le
est á perm it ido hacer lo que quiere.
53
En Japón t ienen un t ipo part icular de m edit ación que llam an Zazen. En
Japón, la palabra «zazen» significa, sim plem ent e, sent arse sin hacer nada.
No se perm it e ningún m ovim ient o. Uno se sient a com o una est at ua: m uert o,
sin m overse en m odo alguno. Pero no hay necesidad de sent arse com o una
est at ua durant e años seguidos. Si puedes observar el giro de t u respiración
sin ningún m ovim ient o de la m ent e, ent rarás. Ent rarás en t i m ism o o en el
m ás allá int erno.
¿Por qué son t an im port ant es est os giros? Son im port ant es porque, al
girar, la respiración dej a que vayas en una dirección diferent e. Est aba cont igo cuando ent raba; est ará de nuevo cont igo cuando salga. Pero en el
m om ent o del giro no est á cont igo y t ú no est ás con ella. En ese m om ent o, la
respiración es diferent e a t i, y t ú eres diferent e a ella: si la respiración es
vida, ent onces est ás m uert o; si respirar es t u cuerpo, ent onces eres no- cuerpo * ; si respirar es t u m ent e, ent onces est ás sin m ent e... en ese m om ent o.
Me pregunt o si lo has observado o no: si paras t u respiración, la m ent e
se para de repent e. Si paras t u respiración ahora m ism o, t u m ent e se parará
de pront o; la m ent e no puede funcionar. Una int errupción repent ina de la
respiración, y la m ent e se para. ¿Por qué? Porque est án separadas. Sólo la
respiración en m ovim ient o est á unida a la m ent e, al cuerpo; una respiración
inm óvil est á separada. Ent onces est ás en punt o m uert o. El coche est á
funcionando, est á arrancado, el coche est á haciendo ruido - est á list o para
avanzar- , pero no t iene m et ida ninguna m archa, de m odo que la carrocería
del coche y el m ecanism o del coche no est án unidos. El coche est á dividido
en dos. Est á list o para m overse, pero el m ecanism o del m ovim ient o no est á
unido a él.
* El doble sent ido de la expresión se pierde en cast ellano. Osho dice
«t hen you are no- body», lo que, adem ás de significar «ent onces eres nocuerpo», suena t am bién com o «t hen you are nobody» ( «ent onces no eres
nadie») . ( N. del T.)
Lo m ism o sucede cuando la respiración da un giro. No est ás unido a ella.
En ese m om ent o, puedes t om ar conciencia fácilm ent e de quién eres. ¿Qué es
est e ser? ¿Qué es ser? ¿Quién est á dent ro de est a casa del cuerpo? ¿Quién
es el am o de la casa? ¿Soy sólo la casa, o hay t am bién un am o? ¿Soy sólo el
m ecanism o, o alguna ot ra cosa perm ea t am bién est e m ecanism o? En ese
int ervalo de giro, dice Shiva: dat e cuent a. Dice que sim plem ent e seas
conscient e del m om ent o de giro, y t e conviert es en un alm a realizada.
3 Observa el punt o de fusión de dos respiraciones.
Tercera t écnica de respiración:
O cuando la inspiración y la espiración se fusionan, en ese inst ant e t oca
el cent ro sin energía, el cent ro lleno de energía.
Est am os divididos en el cent ro y la periferia. El cuerpo es la periferia;
conocem os el cuerpo, conocem os la periferia. Conocem os la circunferencia,
pero no sabem os dónde est á el cent ro. Cuando la inspiración se fusiona con
la espiración, cuando se hacen una, cuando no puedes decir si se t rat a de la
inspiración o de la espiración..., cuando es difícil det erm inar y definir si la
respiración est á saliendo o ent rando, cuando la respiración ha ent rado y
com ienza a salir, hay un m om ent o de fusión. No est á ni saliendo ni ent rando.
La respiración se halla est át ica. Cuando est á saliendo es dinám ica; cuando
est á ent rando es est át ica. Cuando no est á haciendo ninguna de las dos
cosas, cuando est á silenciosa, inm óvil, est ás cerca del cent ro. El punt o de
fusión de la inspiración y la espiración es t u cent ro.
Considéralo de est a m anera: cuando la respiración ent ra, ¿adónde va?
Va a t u cent ro, t oca t u cent ro. Cuando sale, ¿de dónde sale? Sale de t u cent ro. Tu cent ro ha sido t ocado. Por eso los m íst icos
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t aoíst as y los m íst icos Zen dicen que la cabeza no es el cent ro; el om bligo es
t u cent ro. La respiración va al om bligo, y luego sale. Va al cent ro.
Com o dij e, hay un puent e ent re t ú y t u cuerpo. Conoces el cuerpo, pero
no sabes dónde est á t u cent ro. La respiración est á yendo const ant em ent e al
cent ro y saliendo, pero no est ás t om ando suficient e alient o. Por eso
norm alm ent e no va realm ent e al cent ro; ahora, al m enos, no est á yendo al
cent ro. Es por eso por lo que t odo el m undo se sient e «descent rado». En
t odo el m undo m oderno, los que pueden pensar not an que no est án dando
en su cent ro.
Observa a un niño durm iendo, observa su respiración. La respiración
ent ra; el abdom en se hincha. La respiración no afect a al pecho. Por eso es
que los niños no t ienen pecho, sólo abdom en; un abdom en m uy dinám ico. La
respiración ent ra y el abdom en se hincha; la respiración sale y el abdom en
se deshincha; el abdom en se m ueve. Los niños est án en su cent ro. Por eso
son t an felices, t an llenos de gozo, t an llenos de energía, j am ás cansados;
rebosant es, y siem pre en el m om ent o present e, sin pasado ni fut uro.
Un niño se puede enfadar. Cuando est á enfadado, se encuent ra
t ot alm ent e enfadado; se conviert e en la ira. Ent onces su ira t am bién es
bella. Cuando uno est á t ot alm ent e enfadado, la ira t iene una belleza propia,
porque la t ot alidad siem pre t iene belleza.
Tú no puedes est ar enfadado y ser bello; t e vuelves feo, porque la
parcialidad siem pre es fea y no sólo con la ira. Cuando am as eres feo porque, de nuevo, eres parcial, fragm ent ario; no eres t ot al. Observa t u cara
cuando est és am ando a alguien, haciendo el am or. Haz el am or ant e un espej o y observa t u cara: será fea, com o de anim al. En el am or t u cara
t am bién se vuelve fea. ¿Por qué? El am or t am bién es un conflict o, est ás
refrenando algo. Est ás dando m uy avaram ent e. Ni siquiera en el am or eres
t ot al; no das com plet am ent e, t ot alm ent e.
Un niño es t ot al incluso en la ira y la violencia. Su cara se vuelve
radiant e y bella; est á aquí y ahora. Su ira no es algo que se preocupa por el
pasado o algo que se preocupa por el fut uro; no est á calculando, est á
sim plem ent e enfadado. El niño est á en su cent ro. Cuando est ás en t u cent ro,
siem pre eres t ot al. Hagas lo que hagas, será un act o t ot al; bueno o m alo,
será t ot al. Cuando eres fragm ent ario, cuando est ás fuera de t u cent ro, cada
uno de t us act os est á abocado a ser un fragm ent o de t i m ism o. Tu t ot alidad
no est á respondiendo; sólo una part e, y la part e est á yendo en cont ra del
t odo: eso crea fealdad.
Todos fuim os niños. ¿Por qué cuando crecem os nuest ra respiración sé
vuelve superficial? Nunca va al abdom en; nunca t oca el om bligo. Si pudiera
baj ar m ás y m ás, se volvería m enos y m enos superficial, pero t oca sólo el
pecho y sale. Nunca va al cent ro. Tienes m iedo del cent ro, porque si vas al
cent ro t e volverás t ot al. Si quieres ser fragm ent ario, ést e es el m ecanism o
para ser fragm ent ario.
Am as; si respiras desde el cent ro, fluirás t ot alm ent e en el am or. Tienes
m iedo. Tienes m iedo a ser t an vulnerable, t an abiert o a alguien, a quien sea.
Puede que lo llam es t u am ant e, puede que la llam es t u am ada, pero t ienes
m iedo. La ot ra persona est á ahí. Si eres t ot alm ent e vulnerable, abiert o, no
sabes lo que va a pasar. Ent onces eres com plet am ent e, en ot ro sent ido.
Tienes m iedo a dart e t an com plet am ent e a alguien. No puedes respirar; no
puedes respirar hondo. No puedes relaj ar t u respiración para que vaya al
cent ro; porque en cuant o la respiración va al cent ro, t us act os se vuelven
t ot ales.
Com o t e asust a ser t ot al, respiras superficialm ent e. Respiras de m odo
m ínim o, no de m odo m áxim o. Por eso la vida parece t an sin vida. Si est ás
respirando de m odo m ínim o, la vida se volverá sin vida; est ás viviendo en
grado m ínim o, no m áxim o. Puedes vivir al m áxim o: ent onces la vida es
desbordant e. Pero ent onces habrá dificult ades. No puedes ser un m arido, no
puedes ser una esposa, si la vida es desbordant e. Todo se volverá difícil.
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Si la vida es desbordant e, el am or será desbordant e. Ent onces no t e
puedes at ar a uno. Ent onces est arás fluyendo por t odas part es; llenarás
t odas las dim ensiones. Y ent onces la m ent e adviert e peligro, de m odo que es
m ej or no est ar vivo. Cuant o m ás m uert o est ás, m ás seguro est ás. Cuant o
m ás m uert o est ás, m ás est á t odo baj o cont rol. Puedes cont rolar; ent onces
sigues siendo el am o. Te sient es el am o porque puedes cont rolar. Puedes
cont rolar t u ira, puedes cont rolar t u am or, puedes cont rolarlo t odo. Pero est e
cont rol sólo es posible en el grado m ínim o de t u energía.
Todo el m undo debe de haber sent ido alguna vez que hay m om ent os en
los que, de pront o, se cam bia del grado m ínim o al m áxim o. Vas a un paraj e
de m ont aña. De pront o est ás fuera de la ciudad y de su prisión. Te sient es
libre. El cielo es inm enso, y el bosque es verde, y la cum bre t oca las nubes.
De repent e respiras profundam ent e. Puede que no lo hayas observado.
Si vas a un paraj e de m ont aña, observa. En realidad, no es el paraj e de
m ont aña lo que produce el cam bio. Es t u respiración. Aspiras
profundam ent e. Dices: «¡Ah! ¡Ah! » Tocas el cent ro, t e vuelves t ot al por un
m om ent o, y t odo es dicha. Esa dicha no proviene del paraj e de m ont aña, esa
dicha proviene de t u cent ro: lo has t ocado de pront o.
En la ciudad t enías m iedo. Allí por t odas part es est aban present es ot ros,
y t e est abas cont rolando. No podías grit ar, no podías reír. ¡Qué pena! No
podías cant ar y bailar en la calle. Tenías m iedo: había algún policía cerca, a
la vuelt a de la esquina, o el sacerdot e o el j uez o el polít ico o el m oralist a.
Había alguien a la vuelt a de la esquina, así que no podías bailar en la calle.
Bert rand Russell ha dicho en alguna part e: «Am o la civilización, pero
hem os logrado la civilización a un precio m uy alt o.» No puedes bailar en la
calle, pero puedes ir a un paraj e de m ont aña y, de repent e, bailar. Est ás sólo
con el cielo, y el cielo no es una prisión. Es sólo apert ura, apert ura y
apert ura: inm enso, infinit o. De pront o, respiras profundam ent e, la
respiración t oca t u cent ro y la dicha. Pero no dura m ucho. En una hora o
dos, el paraj e de m ont aña desaparecerá. Puede que est és allí, pero el paraj e
de m ont aña desaparecerá.
Volverán t us preocupaciones. Em pezarás a pensar en llam ar a la ciudad,
en escribir una cart a a t u esposa, o em pezarás a pensar que, com o vas a
volver dent ro de t res días, deberías hacer preparat ivos. Acabas de llegar y ya
est ás haciendo preparat ivos. Has vuelt o.
En realidad, t u respiración no t enía que ver cont igo; sucedió de repent e.
Debido al cam bio de sit uación, la m archa cam bió. Est abas en una nueva
sit uación, no podías respirar com o ant es, así que, por un m om ent o, hubo
una nueva respiración. Tocó el cent ro, y sent ist e la dicha.
Shiva dice que est ás t ocando el cent ro a cada m om ent o, o que si no lo
est ás t ocando, puedes t ocarlo. Respira profunda, lent am ent e. Toca el cent ro;
no respires desde el pecho: ése es uno de los t rucos. La civilización, la
educación, la m oralidad, han creado la respiración superficial. Será bueno
ahondar en el cent ro, porque si no, no puedes respirar profundam ent e.
A no ser que la hum anidad dej e de ser represiva con respect o al sexo, el
hom bre no podrá respirar realm ent e. Si la respiración baj a profundam ent e
hast a el abdom en, da energía al cent ro sexual. Toca el cent ro sexual;
m asaj ea el cent ro sexual desde dent ro. El cent ro sexual se vuelve m ás
act ivo, m ás vivo. La civilización t iene m iedo al sexo. No perm it im os que
nuest ros niños se t oquen sus cent ros sexuales, sus órganos sexuales.
Decim os: «¡Bast a! ¡No t e t oques! »
Observa a un niño cuando se t oca el cent ro sexual por prim era vez, y le
dices «¡No! ¡No t e t oques el cent ro sexual! »: la respiración se volverá
superficial inm ediat am ent e; porque no es sólo su m ano la que est á t ocando
el cent ro sexual: la respiración lo est á t ocando por dent ro. Y si la respiración
sigue t ocándolo, es difícil para la m ano. Si la m ano se para, ent onces
básicam ent e es necesario, es preciso, que
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la respiración no t oque, no vaya t an profundo. Debe perm anecer superficial.
Tenem os m iedo al sexo. La part e inferior del cuerpo no es sólo inferior
físicam ent e; se ha vuelt o inferior en valor. Es condenada com o «inferior».
Así que no profundices, perm anece superficial. Es una pena que sólo
podam os respirar hacia abaj o. Si les dej aran, algunos predicadores cam biarían t odo el m ecanism o. Sólo t e perm it irían respirar hacia arriba, en la
cabeza. Ent onces no sent irías la sexualidad en absolut o.
Si querem os crear una hum anidad sin sexualidad, t endrem os que
cam biar el sist em a respirat orio. La respiración debe ir a la cabeza, al
sahasrar - el sépt im o cent ro, en la cabeza- , y luego volver a la boca. Ést e
debería ser el t rayect o: de la boca a sahasrar. No debe ir m uy abaj o, porque
abaj o es peligroso. Cuant o m ás profundizas, m ás t e acercas a los est rat os
m ás profundos de la biología. Llegas al cent ro, y ese cent ro est á cerca del
cent ro sexual; m uy cerca. Tiene que ser así, porque el sexo es vida.
Considéralo de est a m anera: la respiración es vida de arriba hacia
abaj o; el sexo es vida en el ot ro sent ido: de abaj o hacia arriba. La energía
sexual fluye y la energía de la respiración fluye. El paso de la respiración est á
en la part e superior del cuerpo, y el paso del sexo est á en la part e inferior de
cuerpo. Cuando se j unt an, crean la vida; cuando se j unt an, crean la biología,
la bioenergía. De m odo que si t ienes m iedo al sexo, crea una dist ancia ent re
los dos, no dej es que se j unt en. Así que, en realidad, el hom bre civilizado es
un hom bre cast rado; por eso no conocem os la respiración, y est e sut ra será
difícil de com prender. Shiva dice:
Cuando la inspiración y la espiración se fusionan, en ese inst ant e t oca el
cent ro sin energía, el cent ro lleno de energía.
Usa t érm inos m uy cont radict orios: «sin energía, lleno de energía». Es
sin energía porque vuest ros cuerpos, vuest ras m ent es, no le pueden dar
ninguna energía. Tu energía corporal no est á ahí, de m odo que es sin
energía lo m ej or que puedes conocer t u ident idad. Pero est á lleno de energía
porque t iene la fuent e cósm ica de energía, no debido a t u energía corporal.
Tu energía corporal es t an sólo energía com bust ible. No es m ás que
gasolina. Com es algo, bebes algo: eso crea energía. Es sim plem ent e dar
com bust ible al cuerpo. Dej a de com er y de beber, y t u cuerpo caerá m uert o.
No ahora m ism o; t ardará t res m eses por lo m enos, porque t ienes reservas
de gasolina. Has acum ulado m ucha energía; puede funcionar por lo m enos
t res m eses sin ir a ninguna gasolinera. Puede funcionar; t iene una reserva.
Para una em ergencia, cualquier em ergencia, la puedes necesit ar.
Es energía «com bust ible». El cent ro no recibe energía com bust ible. Por
eso Shiva dice que es un cent ro sin energía. No depende de que t ú com as y
bebas. Est á conect ado con la fuent e cósm ica; es energía cósm ica. Por eso
dice que es un cent ro sin energía, lleno de energía. En el m om ent o en que
puedas sent ir el cent ro desde el que la respiración sale o ent ra, el m om ent o
m ism o en que las respiraciones se fusionan - ese cent ro- , si t om as conciencia
de él, se produce la ilum inación.
4 Sé conscient e cuando la respiración se det iene.
Cuart a t écnica de respiración:
O cuando la respiración est á t ot alm ent e dent ro y se ha det enido por sí
m ism a, o t ot alm ent e fuera y se ha det enido por sí m ism a, en sem ej ant e
pausa universal, nuest ro pequeño yo desaparece. Est o sólo es difícil para el
im puro.
Pero ent onces es difícil para t odos, porque, dice Shiva: Est o sólo es
difícil para el im puro.
Pero, ¿quién es puro? Es difícil para t i; no lo puedes pract icar. Pero a
veces t e das cuent a de repent e. Est ás conduciendo y de pront o adviert es que
va a
57
haber un accident e. La respiración se det endrá. Si est á fuera, se quedará
fuera. Si est á dent ro, se quedará dent ro. No puedes respirar en sem ej ant e
em ergencia; no t e lo puedes perm it ir. Todo se det iene, se va.
O cuando la respiración est á t ot alm ent e dent ro y se ha det enido por sí
m ism a, o t ot alm ent e fuera y se ha det enido por sí m ism a, en sem ej ant e
pausa universal, nuest ro pequeño yo desaparece:
t ú pequeño yo es sólo una ut ilidad cot idiana. En las em ergencias no t e
puedes acordar de él. Quién eres - el nom bre, el saldo bancario, el prest igio,
t odo- sim plem ent e se evapora. Tu coche se dirige hacia ot ro coche; en un
m om ent o llegará la m uert e. En est e m om ent o habrá una pausa. I ncluso para
el im puro habrá una pausa. De pront o, se det iene la respiración. Si puedes
ser conscient e en ese m om ent o, puedes alcanzar el obj et ivo.
Los m onj es Zen han probado m ucho est e m ét odo en Japón. Por eso sus
m ét odos parecen m uy raros, absurdos, ext raños. Han hecho m uchas cosas
inconcebibles. Un m aest ro echa a alguien a la calle. De repent e, el m aest ro
em pieza a abofet ear al discípulo sin t on ni son, sin causa alguna.
Est abas sent ado con t u m aest ro y t odo iba bien. Est abais sim plem ent e
charlando, y de repent e él em pieza a dart e golpes para crear la pausa. Si
hay alguna causa, no se puede crear la pausa. Si has ult raj ado al m aest ro y
él em pieza a dart e golpes, hay una causalidad y t u m ent e lo com prende: «Lo
he ult raj ado, y m e est á golpeando.»
En realidad, t u m ent e ya lo est aba esperando, así que no hay pausa.
Pero, recuerda, un m aest ro Zen no t e golpeará si lo ult raj as; se reirá, porque
ent onces la risa puede crear la pausa. Lo est abas ult raj ando y le est abas
diciendo t ont erías, y esperabas que se enfadase. Pero él se echa a reír o se
pone a bailar. Eso es inesperado; eso creará la pausa. No puedes ent enderlo.
Si no puedes com prender, la m ent e se para, y cuando la m ent e se para, la
respiración se para. En uno u ot ro caso: si la respiración se para, la m ent e se
para; si la m ent e se para, la respiración se para.
Est abas apreciando al m aest ro y t e sent ías bien, y est abas pensando:
«Ahora el m aest ro debe de est ar cont ent o.» Y, de pront o, él coge su vara y
em pieza a dart e golpes; y despiadadam ent e, porque los m aest ros Zen son
despiadados. Em pieza a dart e golpes; no puedes ent ender lo que est á pasando. La m ent e se para, hay una pausa. Si conoces la t écnica, puedes llegar
a t i m ism o.
Hay m uchas hist orias acerca de que alguien logró el est ado búdico
debido a que el m aest ro em pezó a darle golpes. No lo com prendes: ¡m enuda
t ont ería! ¿Cóm o va uno a alcanzar el est ado búdico porque alguien le dé
golpes, o porque alguien lo t ire por la vent ana? I ncluso si alguien t e m at a, no
puedes alcanzar el est ado búdico. Pero si ent iendes est a t écnica, ent onces se
vuelve fácil de com prender.
Sobre t odo en Occident e, en los últ im os t reint a o cuarent a años, el Zen
se ha vuelt o m uy predom inant e; una m oda. Pero a no ser que conozcan est a
t écnica, no pueden com prender el Zen. Lo pueden im it ar, pero la im it ación
no sirve para nada. Mej or dicho, es peligrosa. Ést as no son cosas que se
deban im it ar.
Toda la t écnica Zen se basa en la cuart a t écnica de Shiva. Pero est o es
una pena. Ahora t endrem os que im port ar el Zen de Japón porque hem os
perdido t oda esa t radición; no la conocem os. Shiva era el expert o por
excelencia de est e m ét odo. Cuando llegó con su barat , su procesión, para
casarse con Devi, la ciudad ent era debió de sent ir la pausa... ¡La ciudad
ent era!
El padre de Devi no est aba dispuest o a casar a su hij a con est e hippie;
Shiva fue el hippie original. El padre de Devi est aba t ot alm ent e en cont ra
suya. Y ningún padre perm it iría est e m at rim onio, así que no podem os decir
nada cont ra el padre de Devi. Ningún padre perm it iría el m at rim onio de su
hij a con Shiva. Pero Devi insist ió, de m odo que t uvo que acceder; de m ala
gana, m ust iam ent e, pero accedió.
Ent onces llegó la procesión nupcial. Se dice que la gent e em pezó a
correr al ver a Shiva y su
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procesión. Todo el barat debió de t om ar LSD, m arihuana. Est aban
«colocados». Y, en realidad, el LSD y la m arihuana son sólo el principio.
Shiva conocía y sus am igos y discípulos conocían el psicodélico suprem o:
som a rasa. Aldoux Huxley ha denom inado. psicodélico suprem o «som a», debido solam ent e a Shiva. Est aban colocados, bailando, grit ando, riéndose. La
ciudad ent era se escaqueó. Debió de sent ir la pausa.
Cualquier cosa repent ina, inesperada, increíble, puede crear la pausa
para el im puro. Pero para el puro no hay necesidad de t ales cosas. Para el
puro, la pausa siem pre est á present e. Muchas veces, para las m ent es puras,
la respiración se para. Si t u m ent e es pura - es decir, no est ás deseando,
anhelando, buscando nada- , sim plem ent e pura, inocent em ent e pura, puedes
est ar sent ado y, de pront o, t u respiración se parará.
Recuerda est o: el m ovim ient o de la m ent e necesit a el m ovim ient o de la
respiración. El m ovim ient o rápido de la m ent e necesit a el m ovim ient o rápido
de la respiración. Por eso, cuando est ás enfadado, la respiración es rápida.
En el act o sexual, la respiración es m uy rápida. Por eso en Ayurveda - un
sist em a de m edicina de hierbas en I ndia se dice que t u vida se acort ará si t e
perm it es dem asiado sexo. Tu vida se acort ará, según el Ayurveda, porque el
Ayurveda m ide t u vida en respiraciones. Si t u respiración es dem asiado
rápida, t u vida se acort ará.
La m edicina m oderna dice que el sexo m ej ora la circulación sanguínea,
que el sexo cont ribuye a la relaj ación. Y que los que reprim en su sexualidad
pueden t ener problem as; especialm ent e problem as cardíacos. Tienen razón,
y el Ayurveda t am bién t iene razón, pero parecen cont radict orios. Pero el
Ayurveda fue invent ado cinco m il años ant es. Todo hom bre t rabaj aba
m uchísim o: la vida era t rabaj o, así que no había necesidad de relaj arse, no
había necesidad de crear est rat agem as art ificiales para la circulación
sanguínea.
Pero ahora, para los que no realizan m uchas act ividades físicas, el sexo
es su única act ividad. Es por eso que la m edicina m oderna t am bién est á en
lo correct o para el hom bre m oderno. Com o no hace ningún gran esfuerzo
físico, el sexo le proporciona el gran esfuerzo: el corazón lat e m ás, la sangre
circula m ás rápidam ent e, la respiración se vuelve m ás profunda y va al
cent ro. De m odo que después del act o sexual t e sient es relaj ado y t e puedes
dorm ir con facilidad. Freud dice que el sexo es el m ej or t ranquilizant e, y es
así; al m enos, para el hom bre m oderno.
En el sexo, la respiración se acelerará; al est ar enfadado, la respiración
se acelerará. En el sexo, la m ent e est á llena de deseo, luj uria, im pureza.
Cuando la m ent e es pura - ningún deseo en la m ent e, ninguna búsqueda,
ninguna m ot ivación; no t e vas a ninguna part e, sino que sim plem ent e
perm aneces aquí y ahora com o un est anque inocent e..., sin ni siquiera una
onda- , ent onces la respiración se det iene aut om át icam ent e. No es necesaria.
Por est a vía, el pequeño yo desaparece y alcanzas el ser superior, el
ser suprem o.
Creo que est o será suficient e por hoy.
59
Ca pít u lo 4
Su pe r a r los En ga ñ os de la M e n t e
Pr e gu n t a s
¿Cóm o puede la conciencia de la pausa en la respiración t raer la
ilum inación?
¿Cóm o t rabaj ar y pract icar la conciencia de la respiración
sim ult áneam ent e?
Pr e gu n t a 1
¿Cóm o es posible que sim plem ent e t om ando conciencia de un m om ent o
específico del proceso de la respiración se pueda alcanzar la ilum inación?
¿Cóm o es posible liberarse del inconscient e sim plem ent e siendo conscient e
de una pausa t an pequeña y m om ent ánea en la respiración?
Est a pregunt a es significat iva, y es probable que se le haya ocurrido a
m uchas m ent es, de m odo que hay que com prender varias cosas. En prim er
lugar, se piensa que la espirit ualidad es un logro difícil. No es ninguna de las
dos cosas: es decir, no es ni difícil ni un logro. Seas lo que seas, ya eres
espirit ual. No hay que añadir nada nuevo a t u ser, y no hay que desechar
nada de t u ser; eres lo m ás perfect o posible. No es que vayas a ser perfect o
alguna vez en el fut uro, no es que t engas que realizar un arduo esfuerzo
para ser t ú m ism o. No es un viaj e a algún ot ro punt o en alguna ot ra part e;
no vas a ninguna part e. Ya est ás aquí. Lo que hay que lograr ya se ha
logrado. Est a idea debe ent rar profundam ent e en t i; sólo así serás capaz de
com prender por qué t écnicas t an sim ples pueden ser út iles.
Si la espirit ualidad es un logro, ent onces por supuest o que va a ser
difícil; no sólo difícil, sino realm ent e im posible. Si aún no eres espirit ual, no
puedes serlo, nunca podrás, porque ¿cóm o va a ser espirit ual alguien que no
es espirit ual? Si aún no eres divino, no hay ninguna posibilidad, no hay
m anera. Y no im port a los esfuerzos que hagas; los esfuerzos hechos por
alguien que aún no es divino no pueden crear divinidad. Si no eres divino,
t us esfuerzos no pueden crear divinidad. Es im posible.
Pero la sit uación es t ot alm ent e inversa: ya eres lo que quieres lograr. El
obj et ivo del anhelo ya est á aquí, present e en t i. Aquí y ahora, en est e m ism o
m om ent o, eres lo que se conoce com o divino. Lo suprem o est á aquí; ya es la
realidad. Ésa es la razón por la que t écnicas sim ples pueden ser út iles. No es
un logro, sino un descubrim ient o. Est á ocult o, y est á ocult o en cosas m uy,
m uy pequeñas.
La persona es com o la ropa. Tu cuerpo est á aquí, ocult o en la ropa; de
igual m anera, t u espirit ualidad est á aquí, ocult a en ciert a ropa. Est as ropas
son t u personalidad. Puedes est ar desnudo aquí y ahora, y de la m ism a
m anera puedes est ar desnudo t am bién en t u espirit ualidad. Pero no sabes lo
que son las ropas. No sabes cóm o est ás escondido en ellas; no sabes cóm o
est ar desnudo. Has est ado m et ido en la ropa durant e t ant o t iem po - durant e
vidas y vidas y vidas has est ado en la ropa- y has est ado t an ident ificado con
las ropas, que ahora no piensas que sean ropas. Piensas que est as ropas son
t ú. Ésa es la única barrera.
63
Por ej em plo, t ienes algún t esoro, pero lo has olvidado o t odavía no t e
has dado cuent a de que es un t esoro, y sigues m endigando por la calle...
Eres un m endigo. Si alguien dice: «Mira en t u casa. No necesit as ser un
m endigo; puedes ser un em perador en est e m ism o m om ent o», el m endigo
dirá: «Qué t ont erías dices. ¿Cóm o voy a ser un em perador en est e m ism o
m om ent o? He est ado m endigando durant e años y aún soy un m endigo, e
incluso si sigo m endigando durant e vidas seguidas, no voy a ser un
em perador. Así que qué absurdo e ilógico es lo que dices: " Puedes ser un
em perador est e m ism o m om ent o." »
Es im posible. El m endigo no puede creerlo. ¿Por qué? Porque la m ent e
m endicant e procede de un hábit o prolongado. Pero si el t esoro est á ocult o en
casa, con escarbar un poco, con quit ar un poco la t ierra, el t esoro aparecerá.
E inm ediat am ent e ya no volverá a ser un m endigo; se convert irá en un
em perador.
Es lo m ism o con la espirit ualidad: es un t esoro ocult o. No hay que lograr
nada en algún m om ent o fut uro. Aún no lo has reconocido, pero ya est á en t i.
Tú eres el t esoro, pero sigues m endigando.
De m odo que con sim ples t écnicas será suficient e. Escarbar la t ierra,
quit arla un poco, no es un gran esfuerzo, y t e puedes convert ir en un em perador inm ediat am ent e. Tienes que escarbar un poco para ret irar la t ierra.
Y cuando digo ret irar la t ierra, no lo digo sólo sim bólicam ent e. Lit eralm ent e,
t u cuerpo form a part e de la t ierra, y t e has ident ificado con el cuerpo. Ret ira
un poco est a t ierra, crea un aguj ero en ella, y llegarás a conocer el t esoro.
Es por eso por lo que est a pregunt a se les ocurrirá a m uchos. En
realidad, est a pregunt a se les ocurrirá a t odos: «Una t écnica t an pequeña
com o ést a: ser conscient e de t u respiración, ser conscient e de la inspiración
y de la espiración, y luego t om ar conciencia del int ervalo ent re las dos, ¿es
est o suficient e?» ¡Algo t an sim ple! ¿Es est o suficient e para la ilum inación?
¿Es ést a la única diferencia ent re t ú y Buda: que t ú no has t om ado conciencia de la pausa ent re dos respiraciones y Buda sí?; ¿sólo eso? Parece
ilógico. Hay una gran dist ancia ent re Buda y t ú. La dist ancia parece infinit a.
La dist ancia ent re un m endigo y un em perador es infinit a, pero el m endigo
puede volverse un em perador inm ediat am ent e si el t esoro est á ya ocult o.
Buda fue un m endigo com o t ú; no fue siem pre un buda. En un m om ent o
concret o, el m endigo m uere, y se conviert e en el m aest ro. No se t rat a, en
realidad, de un proceso gradual; no es que Buda vaya acum ulando y un día
ya no es un m endigo y se vuelve un em perador. No, un m endigo nunca se
puede volver un em perador si se t rat a de una acum ulación; seguirá siendo
un m endigo. Puede que se conviert a en un m endigo rico, pero seguirá siendo
un m endigo. Y un m endigo rico es un m endigo aún m ayor que un m endigo
pobre.
De pront o, un día Buda cae en la cuent a del t esoro int erno. Ent onces
dej a de ser un m endigo, se conviert e en un m aest ro. La dist ancia ent re
Gaut am a Siddhart a y Gaut am a Buda es infinit a. Es la m ism a dist ancia que
hay ent re t ú y Buda. Pero el t esoro est á escondido dent ro de t i t ant o com o
est aba escondido en Buda.
Ot ro ej em plo... Un hom bre nace ciego, con los oj os enferm os. Para un
ciego, el m undo es una cosa diferent e. Una pequeña operación puede
cam biarlo t odo, porque sólo hay que curar los oj os. En el m om ent o en que
los oj os est én list os, el que ve, que est á escondido det rás, em pezará a m irar
por esos oj os. El que ve ya est á ahí; sólo falt an las vent anas. Est ás en una
casa sin vent anas. Puedes abrir un aguj ero en la pared y, de repent e,
m irarás hacia fuera.
Ya som os lo que serem os, lo que deberíam os ser, lo que debem os ser.
El fut uro ya est á escondido en el present e; t odo el pot encial est á aquí en
sem illa. Sólo hay que abrir una vent ana, sólo es necesaria una pequeña
operación quirúrgica. Si puedes com prender est o, que la espirit ualidad ya
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est á aquí, ya es la realidad, ent onces no hay problem a con respect o a cóm o
un esfuerzo t an pequeño puede ser út il.
En realidad, no se necesit a un gran esfuerzo. Sólo son necesarios
pequeños esfuerzos, y cuant o m ás pequeños sean, m ej or. Y si puedes
proceder sin esfuerzo alguno, es t odavía m ej or. Por eso sucede, sucede
m uchas veces, que cuant o m ás lo int ent as, m ás duro result a lograrlo. Tu
esfuerzo m ism o, t u t ensión, t us ocupaciones, t u anhelo, t u expect at iva se
conviert en en la barrera. Pero con un esfuerzo m uy pequeño, un esfuerzo sin
ningún esfuerzo, com o lo llam an en Zen - hacer com o si no est uvieras
haciendo- , sucede fácilm ent e. Cuant o m ás t e obsesiones con ello, m enor
será la posibilidad, porque est ás usando una espada donde se necesit a una
aguj a. La espada no será út il. Puede que sea m ás grande, pero donde se
necesit a una aguj a, una espada no servirá.
Vet e a un carnicero: t iene inst rum ent os m uy grandes. Y vet e a un
ciruj ano del cerebro: no encont rarás inst rum ent os t an grandes. Y si los encuent ras, ¡huye inm ediat am ent e! Un ciruj ano del cerebro no es un carnicero.
Necesit a inst rum ent os m uy pequeños; cuant o m ás pequeños, m ej or.
Las t écnicas espirit uales son m ás sut iles; no son burdas. No pueden
serlo, porque su cirugía es aún m ás sut il. En el cerebro, el ciruj ano t odavía
est á haciendo algo con la m at eria burda, pero cuando est ás operando en los
planos espirit uales, la cirugía se vuelve m ás y m ás est ét ica. No hay ninguna
m at eria burda. Se vuelve sut il; est o es lo prim ero.
En segundo lugar, la pregunt a dice: «Si algo es m ás pequeño, ¿cóm o va
a ser posible un paso m ayor por m edio de ello?» Est e concept o es irracional,
acient ífico. Pero ahora la ciencia sabe que cuant o m ás pequeña es una
part ícula, m ás at óm ica, m ás explosiva es; m ás grande, en realidad. Cuant o
m ás pequeña es, m ayor es su efect o. ¿Podrías haber im aginado ant es de
1945, podría algún poet a o soñador im aginat ivo haber im aginado que dos
explosiones at óm icas arrasarían com plet am ent e dos grandes ciudades en
Japón, Hiroshim a y Nagasaki? Doscient as m il personas fueron ext erm inadas
en cuest ión de segundos. ¿Y qué fuerza explosiva se ut ilizó? ¡Un át om o! La
part ícula m ás dim inut a hizo volar en pedazos dos grandes ciudades. Un
át om o no se puede ver. No sólo no puedes verlo con los oj os, no puedes
verlo por ningún m edio. El át om o no se puede ver con ningún inst rum ent o;
sólo podem os ver sus efect os.
Así que no pienses que los Him alayas son m ás grandes porque t ienen
una m asa t an enorm e. Los Him alayas son im pot ent es ant e una explosión
at óm ica. Un pequeño át om o puede hacer desaparecer t odos los Him alayas.
El t am año en m at eria burda no es necesariam ent e poder. Por el cont rario,
cuant o m ás pequeña es la unidad, m ás penet rant e. Cuant o m ás pequeña es
la unidad, m ás int ensam ent e est á llena de poder.
Est as pequeñas t écnicas son at óm icas. Los que hacen cosas m ayores no
conocen la ciencia at óm ica. Pensarás quizá que una persona que t rabaj a con
át om os es una pequeña persona que t rabaj a con pequeñas cosas, y una
persona que t rabaj e con los Him alayas t e parecerá m uy grande. Hit ler
t rabaj aba con grandes m asas. Y Einst ein y Planck t rabaj aban en sus
laborat orios con pequeñas unidades de m at eria: part ículas de energía. Pero,
esencialm ent e, ant es de la invest igación de Einst ein los polít icos eran
sim plem ent e im pot ent es. Consideraban un t erreno m ás am plio, pero no
conocían el secret o de la unidad pequeña.
Los m oralist as siem pre consideran las generalizaciones, pero ést as son
burdas. El asunt o parece m uy grande. Dedican t oda su vida a m oralizar, a
pract icar est o o aquello, a sanyam , cont rol. Siem pre cont rolan; t odo el
edificio parece m uy grande.
El t ant ra no se preocupa por est o. El t ant ra se ocupa de los secret os
at óm icos en el ser hum ano, en la m ent e hum ana, en la consciencia hum ana.
Y el t ant ra ha conseguido secret os at óm icos. Est os m ét odos son secret os
at óm icos. Si puedes lograrlos, su result ado es explosivo, cósm ico.
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Hay que advert ir ot ra cuest ión. Si puedes decir: « ¿Cóm o es que con un
ej ercicio t an pequeño y sim ple uno se puede ilum inar?», est ás diciéndolo sin
hacer el ej ercicio. Si lo haces, ent onces no dirás que es un ej ercicio pequeño
y sim ple. Parece así porque el ej ercicio ent ero se ha present ado en dos o t res
frases.
¿Conoces la fórm ula at óm ica? Dos o t res palabras, y se aport a t oda la
fórm ula. Y con esas dos o t res palabras, los que las pueden ent ender, los que
pueden usar esas palabras, pueden dest ruir t oda la Tierra. La fórm ula es
m uy pequeña.
Ést as t am bién son fórm ulas, de m odo que si sólo m iras la fórm ula,
parecerá algo m uy, m uy pequeño y sim ple. iNo lo es! I nt ent a hacerla.
Cuando lo hagas, sabrás que no es t an fácil. Parece sim ple, pero es una de
las cosas m ás profundas. Analizarem os el proceso; ent onces lo
com prenderás.
Cuando inspiras, nunca sient es la respiración. Nunca has sent ido la
respiración. Est o lo negarás inm ediat am ent e. Dirás: «Eso no es verdad.
Puede que no sea conscient e cont inuam ent e, pero sient o la respiración.» No,
no sient es la respiración, sient es el canal.
Mira el m ar. Hay olas; ves las olas. Pero esas olas son creadas por el
aire, el vient o. No ves el vient o, ves su efect o sobre el agua. Cuando inspiras, la respiración t oca la vent ana de t u nariz. Sient es la vent ana de la nariz,
pero nunca percibes la respiración. La respiración baj a: sient es el canal. La
respiración vuelve: de nuevo, sient es el canal. Nunca sient es la respiración,
sient es t an sólo el cont act o y el canal.
Est o no es lo que se da a ent ender cuando Shiva dice: Sé conscient e.
Prim ero t om arás conciencia del canal, y cuant o t e hayas hecho
com plet am ent e conscient e del canal, sólo ent onces com enzarás, m ás
adelant e, a ser concient e de la respiración m ism a. Y cuando t e hayas hecho
conscient e de la respiración, serás capaz de ser conscient e de la pausa, del
int ervalo. No es t an fácil com o pudiera parecer.
Para el t ant ra, para t odos los que buscan, hay capas de conciencia. Si t e
abrazo, prim ero t om arás conciencia de m i cont act o con t u cuerpo. No de m i
am or; m i am or no es t an burdo. Y norm alm ent e nunca t om am os conciencia
del am or. Sólo som os conscient es del cuerpo en m ovim ient o. Conocem os los
m ovim ient os am orosos, conocem os los m ovim ient os que no son am orosos;
pero nunca hem os conocido el am or m ism o. Si t e beso, t e das cuent a del
cont act o, no de m i am or; ese am or es una cosa m uy sut il. Y a m enos que
t om es conciencia de m i am or, el beso est á m uert o, no significa nada. Sólo si
puedes hacert e conscient e de m i am or, puedes t om ar conciencia de m í,
porque ésa es, de nuevo, una capa m ás profunda.
La respiración ent ra. Sient es el cont act o, no la respiración. Pero ni
siquiera eres conscient e de ese cont act o. Sólo lo adviert es si algo va m al. Si
t ienes alguna dificult ad para respirar, ent onces lo adviert es; si no, no eres
conscient e. El prim er paso será ser conscient e del canal en el que se not a
que la respiración est á t ocando; así aum ent ará t u sensibilidad. Lleva años
volverse lo suficient em ent e sensible para percibir el m ovim ient o de la
respiración en vez del cont act o. Ent onces, dice el t ant ra, habrás percibido el
prana, la vit alidad. Y sólo ent onces hay una pausa en la que la respiración se
para, en la que la respiración no se est á m oviendo; o el cent ro que la
respiración est á t ocando, o el punt o de fusión, o el giro en que la respiración,
la inspiración, se conviert e en la espiración. Est o será arduo; no será t an
sim ple.
Sólo si haces algo, si vas a est e cent ro, sabrás lo difícil que es. A Buda
le cost ó seis años llegar a est e cent ro m ás allá de la respiración. Para llegar a
est e giro, t uvo un largo y arduo viaj e de seis años; ent onces sucedió.
Mahavira est uvo t rabaj ando en ello durant e doce años; ent onces sucedió.
Pero la fórm ula es sim ple, y t eóricam ent e est o puede suceder en est e m ism o
m om ent o; t eóricam ent e, recuerda. No hay ningún obst áculo t eóricam ent e,
así que ¿por qué no va suceder en est e m ism o m om ent o?
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Tú eres el obst áculo. Except o por t i, est o puede suceder en est e m ism o
m om ent o. El t esoro est á aquí; el m ét odo lo conoces. Puedes escarbar, pero
no escarbarás.
I ncluso est a pregunt a es un t ruco para no escarbar, porque t u m ent e
dice: « ¿Algo t an sim ple? No seas t ont o. ¿Cóm o t e vas a convert ir en un
buda m ediant e algo t an sim ple? No va a pasar.» Y ent onces no vas a hacer
nada, porque ¿cóm o va a poder suceder? La m ent e es t ram posa. Si digo que
est o es m uy difícil, la m ent e dice: «Est o es t an difícil que est á fuera de t u
alcance.» Si digo que es m uy sim ple, la m ent e dice: «Est o es t an sim ple que
sólo los t ont os se lo pueden creer.» Y la m ent e sigue racionalizando las
cosas, huyendo siem pre de hacer.
La m ent e crea obst áculos. Se convert irá en una barrera si piensas que
est o es m uy sim ple, o que es dem asiado difícil: ¿qué vas a hacer ent onces?
No puedes hacer algo sim ple, no puedes hacer algo difícil. ¿Qué vas a hacer?
¡Dim e! Si quieres hacer algo difícil, lo haré difícil. Si vas a hacer algo sim ple,
lo haré sim ple. Es am bas cosas: depende de cóm o se int erpret e. Pero se
necesit a una cosa, que lo vayas a hacer. Si no lo vas a hacer, ent onces la
m ent e siem pre t e proporcionará explicaciones.
Teóricam ent e, es posible aquí y ahora; no hay ningún obst áculo real.
Pero hay obst áculos. Puede que no sean reales, puede que sean
sim plem ent e psicológicos - puede que sean sim plem ent e ilusiones t uyas- ,
pero est án ahí. Si t e digo: «No t engas m iedo, ¡m uévet e! Lo que piensas que
es una serpient e no es una serpient e, es una soga», el m iedo seguirá ahí. A
t i t e parece que es una serpient e.
Así que, diga lo que diga, no va a ayudart e. Est ás t em blando; quieres
echart e a correr y escapar. Te digo que es sim plem ent e una soga, pero t u
m ent e dirá: «Puede que est e hom bre est é confabulado con la serpient e.
Debe de pasar algo. Est e hom bre m e est á em puj ando hacia la serpient e.
Debe de int eresarle que yo m uera, o algo así.» Si t rat o de convencert e
dem asiado de que es una soga, eso sólo t e dem ost rará que, por alguna
razón, m e int eresa em puj art e hacia la serpient e. Si t e digo que t eóricam ent e
es posible ver que la soga es una soga en est e m ism o m om ent o, t u m ent e
creará m uchísim os problem as.
En realidad, no hay dilem a; en realidad, no hay problem a. Nunca lo ha
habido, nunca lo habrá. Hay problem as en la m ent e, y m iras la realidad a
t ravés de la m ent e; por eso, la realidad se vuelve problem át ica. Tu m ent e
opera com o una prisión. Divide y crea problem as. Y no sólo eso: crea soluciones que se conviert en en problem as m ás graves, porque, de hecho, no
hay ningún problem a que resolver. La realidad no es problem át ica en
absolut o; no hay ningún problem a. Pero t ú no puedes ver nada sin
problem as. Dondequiera que m iras, creas problem as. Tu «m irada» es
problem át ica. Te he proporcionado est a t écnica de respiración; ahora la
m ent e dice: «Est o es t an sim ple.» ¿Por qué?- ¿Por qué dice la m ent e que est o
es t an sim ple?
Cuando se invent ó la m áquina de vapor, nadie se lo creyó. Parecía t an
sim ple; increíble. ¿El m ism o vapor que conoces, en t u cocina, en t u olla, el
vapor haciendo funcionar una m áquina, llevando a cient os y cient os de
pasaj eros y sem ej ant e carga? ¿El m ism o vapor que conoces t an bien? Eso no
es verosím il.
¿Sabes lo que sucedió en I nglat erra? Cuando em pezó a funcionar el
prim er t ren, nadie est aba dispuest o a m ont arse en él, ¡nadie! Se persuadió a
m ucha gent e, se la sobornó, se les ofreció dinero para que se m ont aran en el
t ren, pero escapaban en el últ im o m om ent o. Dij eron: «En prim er lugar, el
vapor no puede hacer sem ej ant es m ilagros. Una cosa t an sim ple com o el
vapor no puede hacer sem ej ant es m ilagros. Y si la m áquina se pone en
m archa, eso significa que el diablo est á t rabaj ando en alguna part e. El diablo
est á haciendo funcionar la m áquina, no el vapor. ¿Y qué garant ía hay de que
una vez que la m áquina se ponga en m archa seréis capaces de pararla?»
No se pudo ofrecer ninguna garant ía, porque era el prim er t ren. Nunca
se había parado ant es;
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era sólo probable. No había ninguna experiencia, de m odo que la ciencia no
podía decir: «Sí, se parará.» Teóricam ent e, se parará..., pero la gent e no
est aba int eresada en t eorías. Lo que les int eresaba era si exist ía alguna
experiencia real de parar un t ren: «Si no se para nunca, ¿qué nos pasará a
los que est em os m ont ados en él?»
De m anera que se t raj o com o pasaj eros a doce crim inales que est aban
en la cárcel. I ban a m orir de t odos m odos, est aban condenados a m uert e, así
que no había problem a si el t ren no se paraba. De est a m anera, el conduct or
loco que pensaba que sí se iba a parar, el cient ífico que lo había invent ado y
est os doce pasaj eros que iban a ser m at ados de t odos m odos, serían los
únicos que m orirían. «Algo t an sim ple com o el vapor», dij eron ent onces.
Pero ahora nadie lo dice, porque funciona y lo sabes.
Todo es sim ple: la realidad es sim ple. Parece com plej a sólo a causa de
la ignorancia; de ot ro m odo, t odo es sim ple. Una vez que lo sabes, se vuelve
sim ple. Saberlo aboca a que sea difícil, no debido a la realidad, recuerda,
sino debido a t u m ent e. Est a t écnica es sim ple, pero no va a ser sim ple para
t i. Tu m ent e creará dificult ades. Así que pruébala.
Pr e gu n t a 2
Ot ro am igo dice:
Si pruebo est e m ét odo de ser conscient e de m i respiración, si prest o
at ención a m i respiración, ent onces no puedo hacer ninguna ot ra cosa; t oda
la at ención est á en ello. Y si t engo que hacer alguna ot ra cosa, ent onces no
puedo ser conscient e de m i respiración.
Est o sucederá, así que, al principio, elige un periodo específico por la
m añana, o por la t arde, o cuando sea. Durant e una hora, sim plem ent e haz el
ej ercicio; no hagas nada m ás. Sim plem ent e haz el ej ercicio. Una vez que t e
adapt es a él, ya no será un problem a. Podrás andar por la calle y podrás ser
conscient e.
Hay una diferencia im port ant e ent re «conciencia» y «at ención». Cuando
prest as at ención a algo, esa at ención es exclusiva; t ienes que ret irar t u
at ención de t odo lo dem ás. Así que, en realidad, es una t ensión. Por eso se
llam a at ención. Prest as at ención a una cosa a cost a de t odo lo dem ás. Si
prest as at ención a t u respiración, no puedes prest ar at ención a cam inar o a
conducir. No lo int ent es m ient ras est és conduciendo, porque no puedes
prest ar at ención a am bas cosas.
«At ención» hace referencia, exclusivam ent e, a una cosa. Conciencia es
una cosa m uy diferent e; no es exclusiva. No es prest ar at ención; es est ar
at ent o; es ser conscient e. Eres conscient e cuando eres inclusivam ent e
conscient e. Tu respiración est á en t u consciencia. Est ás cam inando y pasa
alguien, y t am bién eres conscient e de él. Alguien hace ruido en la carret era,
pasa algún t ren, pasa algún avión; t odo est á incluido. La conciencia es
inclusiva, la at ención es exclusiva. Pero, al principio, será at ención.
Así que prim ero pruébalo en periodos seleccionados. Durant e una hora,
sim plem ent e est at e at ent o a t u respiración. Más adelant e, serás capaz de
t ransform ar t u at ención en conciencia. Ent onces, haz cosas sim ples; por
ej em plo, cam inar: cam ina at ent am ent e con com plet a conciencia de cam inar
y t am bién de respirar. No crees ninguna oposición ent re las dos acciones de
cam inar y respirar. Sé un observador de am bas. No es difícil.
¡Mira! Por ej em plo, puedo prest ar at ención a una cara aquí. Si prest o
at ención a una cara, t odas las caras no est arán aquí para m í. Si prest o at en-
ción a una cara, t odas las dem ás quedan excluidas. Si prest o at ención sólo a
la nariz de esa cara, la cara ent era, el rest o de la cara, queda excluido.
Puedo seguir reduciendo m i at ención hast a un solo punt o.
Tam bién es posible lo cont rario. Prest o at ención a t oda la cara; ent onces
los oj os y la nariz y t odo lo dem ás est án ahí. Luego he ensanchado m i foco.
No os m iro com o individuos, sino com o
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grupo. Ent onces t odo el grupo est á dent ro de m i at ención. Si os t om o com o
algo diferent e al ruido que hay en la calle, ent onces est oy excluyendo la
calle. Pero puedo consideraros a vosot ros y a la calle com o un t odo.
Ent onces puedo ser conscient e de vosot ros y de la calle. Puedo ser
conscient e de t odo el cosm os. Depende de t u foco; de que se haga m ás y
m ás grande. Pero prim ero em pieza con la at ención, y recuerda que t iene que
convert irse en conciencia. Así que elige un periodo cort o. La m añana es
buena, porque est ás fresco, las energías son vit ales, t odo est á surgiendo; t e
sient es m ás vivo por la m añana.
Los fisiólogos dicen que no sólo t e sient es m ás vivo, sino que eres un
poco m ás alt o por la m añana que al at ardecer. Si m ides un m et ro ochent a,
ent onces por la m añana m ides un poco m ás de un m et ro ochent a y uno, y al
at ardecer vuelves a m edir un m et ro ochent a. Has perdido m ás de un cent ím et ro, porque t u colum na vert ebral se asient a cuando est á cansada. De
m odo que por la m añana t e sient es fresco, j oven, vivo, con energía.
Haz est o: no dej es la m edit ación para el últ im o m om ent o de la j ornada.
Ponla lo prim ero. Luego, cuando sient as que ya no es un esfuerzo, cuando t e
puedas sent ar durant e t oda una hora com plet am ent e inm erso en la
respiración - conscient e, at ent o- , sólo cuando sepas est o, que has logrado la
at ención de la respiración sin ningún esfuerzo, cuando est és relaj ado y
disfrut ándola sin ningún forzam ient o, ent onces lo habrás conseguido.
Ent onces añade ot ra cosa; por ej em plo, cam inar. Recuerda am bas
cosas; luego vet e añadiendo ot ras. Después de un ciert o periodo, serás
capaz de ser conscient e de t u respiración cont inuam ent e, incluso dorm ido. Y
a no ser que seas conscient e incluso dorm ido, no podrás conocer la
profundidad. Pero est o llega, va llegando con el t iem po.
Hay que ser pacient e y hay que em pezar correct am ent e. Recuerda est o,
porque la ast ut a m ent e int ent ará siem pre que em pieces m al. Ent onces lo
puedes dej ar después de dos o t res días y decir:
«Est o es im posible.» La m ent e hará que em pieces m al. Así que recuerda
siem pre com enzar correct am ent e, porque lo que em pieza bien est á ya a m edio hacer. Pero em pezam os m al.
Sabes m uy bien que la at ención es una cosa difícil. Est o se debe a que
est ás t ot alm ent e dorm ido. De m odo que si em piezas a est ar at ent o a t u
respiración m ient ras est ás haciendo ot ra cosa, no puedes hacerla. Y no vas a
dej ar t u labor; dej arás el esfuerzo de est ar at ent o a t u respiración.
Así que no t e crees problem as innecesarios. En veint icuat ro horas
puedes encont rar un pequeño rincón. Cuarent a m inut os serán suficient es...,
así que pract ica est a t écnica allí. Pero la m ent e pondrá m uchas excusas. La
m ent e dirá: « ¿Cuánt o t iem po t ienes? Hay ya t ant o t rabaj o que hacer.
¿Cuánt o t iem po t ienes?» O la m ent e dirá: «Ahora no es posible, así que
déj alo para m ás t arde. En algún m om ent o fut uro, cuando las cosas vayan
m ej or, ent onces lo harás.» Ten cuidado de lo que t e diga t u m ent e. No seas
dem asiado confiado con la m ent e. Y nunca dudam os. Podem os dudar de t odo
el m undo, pero nunca dudam os de nuest ra propia m ent e.
I ncluso los que t ant o hablan de escept icism o, de duda, de razón, ni
siquiera ellos dudan nunca de su propia m ent e. Y t u m ent e t e ha llevado al
est ado en que t e encuent ras. Si est ás en un infierno, t u m ent e t e ha llevado
a est e infierno, y nunca dudas de est e guía. Puedes dudar de cualquier
profesor, cualquier m aest ro, pero nunca dudas de t u m ent e. Con fe
inquebrant able t e m ueves con t u m ent e com o gurú. Y t u m ent e t e ha llevado
al lío, a la desdicha en la que est ás. Si debes dudar de algo, duda prim ero de
t u propia m ent e. Y siem pre que la m ent e t e diga algo, piénsat elo dos veces.
¿Es verdad que no t ienes t iem po? ¿De veras? ¿No t ienes t iem po para
m edit ar, para dedicar una hora a la m edit ación? Piénsat elo dos veces. Pregunt a una y ot ra vez a la m ent e: « ¿Es ciert o que no t engo t iem po?»
No lo veo. Nunca he vist o a un hom bre que no t uviera t iem po de sobra.
Sigo viendo a gent e j ugando
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a las cart as, y dicen: «Est am os m at ando el t iem po.» Van al cine y dicen:
«¿Qué vam os a hacer?» Est án m at ando el t iem po, chism orreando, leyendo el
m ism o periódico una y ot ra vez, hablando de las m ism as cosas de las que
han est ado hablando t oda su vida, y dicen: «No t enem os t iem po.» Para las
cosas innecesarias sí t ienen t iem po suficient e. ¿Por qué?
Con una cosa innecesaria, la m ent e no est á en peligro. En el m om ent o
en que piensas en la m edit ación, la m ent e se pone alert a. Est ás ent rando en
una dim ensión peligrosa, porque la m edit ación significa la m uert e de la
m ent e. Si ent ras en m edit ación, t arde o t em prano t u m ent e t endrá que disolverse, ret irarse com plet am ent e. La m ent e se pone alert a y com ienza a
decirt e cosas: «¿Cuánt o t iem po queda? E incluso si hay t iem po, hay cosas
m ás im port ant es que hacer. Déj alo para después. Puedes m edit ar en
cualquier m om ent o. El dinero es m ás im port ant e. Prim ero acum ula dinero;
luego ya m edit arás a t us anchas. ¿Cóm o vas a m edit ar sin dinero? Así que
prest a at ención al dinero; luego ya m edit arás.»
Te parece que la m edit ación se puede dej ar para m ás t arde fácilm ent e,
porque no t iene que ver con t u supervivencia inm ediat a. El pan no se puede
dej ar para m ás t arde: m orirás. El dinero no se puede dej ar para m ás t arde:
es necesario para t us necesidades básicas. La m edit ación se puede dej ar
para m ás t arde, puedes sobrevivir sin ella. En realidad, puedes sobrevivir
fácilm ent e sin ella.
En el m om ent o en que ent res profundam ent e en m edit ación, no
sobrevivirás, al m enos en est a Tierra: desaparecerás. Desaparecerás del
círculo de est a vida, est a rueda. La m edit ación es com o la m uert e, de m odo
que la m ent e se asust a. La m edit ación es com o el am or, de m odo que la
m ent e se asust a. «Déj alo para m ás t arde», dice, y t ú sigues dej ándolo para
m ás t arde hast a lo infinit o. Tu m ent e siem pre est á diciendo est e t ipo de
cosas. Y no pienses que est oy hablando de los dem ás. Est oy hablando
específicam ent e de t i.
He conocido a m uchas personas int eligent es que van diciendo cosas
m uy int eligent es sobre la m edit ación. Un hom bre vino de Delhi; es un im port ant e funcionario público. Vino con el único propósit o de aprender a
m edit ar aquí. Había venido de Delhi, y est uvo aquí siet e días. Le dij e que
fuera a la clase de m edit ación de la m añana en la playa Chowpat t y, en
Bom bay, pero él dij o: «Pero eso es difícil. No m e puedo levant ar t an t em prano.» y nunca recapacit ará sobre lo que le ha dicho su m ent e. ¿Es est o difícil?
Ahora lo sabrás: el ej ercicio puede ser sim ple, pero t u m ent e no es sim ple.
La m ent e dice: «¿Cóm o m e voy a levant ar a las seis de la m añana?»
En una ocasión, est aba en una gran ciudad y el recaudador de esa
ciudad vino a verm e a las once de la noche. Yo est aba a punt o de irm e a la
cam a, y él llegó: «¡No! Es urgent e. Est oy m uy pert urbado. Es una cuest ión
de vida o m uert e», m e dij o. «Así que, por favor, concédem e al m enos m edia
hora. Enséñam e a m edit ar; de ot ra form a, podría suicidarm e. Est oy m uy
alt erado, y est oy t an frust rado que algo debe de suceder en m i m undo
int erno. Mi m undo ext erno est á com plet am ent e perdido.» Le dij e: «Ven a las
cinco de la m añana.»
Él dij o: «Eso no es posible.» Es una cuest ión de vida o m uert e, pero no
se puede levant ar a las cinco. Me dij o: «Eso no es posible. Nunca m adrugo
t ant o.»
«Muy bien», le dij e, «ent onces ven a las diez.»Él dij o: «Eso t am bién
será difícil, porque t engo que est ar en la oficina para las diez y m edia.»
No puede t om arse el día libre, y es una cuest ión de vida o m uert e. Así
que le dij e: «¿Es una cuest ión de t u vida y m uert e, o de m i vida y m uert e?
¿De quién?» Y no era un hom bre poco int eligent e; era lo suficient em ent e
int eligent e. Est os t rucos eran m uy int eligent es.
Así que no pienses que t u m ent e no est á em pleando los m ism os t rucos.
Es m uy int eligent e, y com o piensas que es t u m ent e, nunca la cuest ionas. No
es t uya; es sólo un product o social. iNo es
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t uya! Te ha sido dada, t e la han im puest o a la fuerza. Te han enseñado y
condicionado de una ciert a m anera. Desde la m ism a infancia, t u m ent e ha
sido creada por ot ros: t us padres, la sociedad, los profesores. El pasado est á
creando t u m ent e, influenciando t u m ent e. El pasado m uert o se est á
im poniendo a sí m ism o sobre lo vivo cont inuam ent e. Los profesores son sólo
agent es: agent es de lo m uert o cont ra lo vivo. Siguen im poniéndot e cosas a
la fuerza en t u m ent e. Pero la m ent e est á en una relación t an est recha
cont igo, la dist ancia es t an pequeña, que t e ident ificas con ella.
Dices: «Soy hindú.» Vuelve a pensarlo, considéralo de nuevo. Tú no
eres hindú. Te han dado una m ent e hindú. Nacist e sim plem ent e com o un ser
sim ple, inocent e; no un hindú, no un m ahom et ano. Pero t e dieron una m ent e
m ahom et ana, una m ent e hindú. Te obligaron, t e enj aularon, t e aprisionaron
en una condición en part icular, y luego la vida sigue añadiendo cosas a est a
m ent e, y est a m ent e se vuelve pesada; pesa m ucho sobre t i. No puedes
hacer nada; la m ent e em pieza a im ponerse a la fuerza sobre t i. Tus
experiencias son añadidas a la m ent e. Const ant em ent e, t u pasado est á
condicionando cada uno de t us m om ent os present es. Si t e digo algo, no vas
a pensárt elo de una m anera fresca, de una m anera abiert a. Tu viej a m ent e,
t u pasado, se int erpondrá, com enzará a hablar y a parlot ear a favor o en
cont ra.
Recuerda: t u m ent e no es t uya, t u cuerpo no es t uyo; viene de t us
padres. Tu m ent e t am poco es t uya; t am bién viene de t us padres. ¿Quién
eres t ú ent onces?
Cada uno est á ident ificado o bien con el cuerpo, o bien con la m ent e.
Piensas que eres j oven, piensas que eres viej o, piensas que eres hindú,
piensas que eres j aina, que eres parsi. i No lo eres! Nacist e com o consciencia
pura. Todo eso son prisiones. Est as t écnicas que parecen t an sim ples no
serán sim ples para t i, porque est a m ent e creará const ant em ent e m uchísim as
com plicaciones y problem as.
Pr e gu n t a 3
Hace sólo unos pocos días, vino un hom bre y m e dij o: «Est oy probando
t u m ét odo de m edit ación, pero dim e ¿en qué Escrit ura se da? Si logras
convencerm e de que aparece en m i Escrit ura religiosa, m e result ará m ás
fácil de hacer.»
Pero ¿por qué le result ará m ás fácil de hacer si est á escrit o en una
Escrit ura? Porque ent onces la m ent e no creará un problem a. La m ent e dirá:
«i Muy bien! Est o nos pert enece, así que hazlo.» Si no est á escrit o en ninguna Escrit ura, la m ent e dirá: «¿Qué est ás haciendo?» La m ent e se pone en
cont ra de ello.
Le dij e a ese hom bre: «Has est ado pract icando est e m ét odo durant e
t res m eses. ¿Cóm o t e sient es?»
Él dij o: «Est upendam ent e. Me sient o m aravillosam ent e. Pero dim e...,
dam e alguna aut oridad de las Escrit uras.» Su propia sensación no es una
aut oridad en m odo alguno. Dice: «Me sient o m aravillosam ent e. Me he vuelt o
m ás calm ado, m ás pacífico, m ás am oroso. Me sient o est upendam ent e.» Pero
su propia experiencia no es la aut oridad. La m ent e pide una aut oridad del
pasado.
Le dij e: «No est á escrit o en ninguna part e de t us Escrit uras. En cam bio,
est án escrit as m uchas cosas cont ra est a t écnica.»
Su cara se puso t rist e. Y ent onces dij o: «Ent onces m e result ará difícil
hacerlo y cont inuar.»
¿Por qué su experiencia no t iene ningún valor?
El pasado - el condicionam ient o, la m ent e- est á cont inuam ent e
m oldeándot e y dest ruyendo t u present e. Así que recuerda, y sé conscient e.
Sé escépt ico y duda de t u m ent e. No t e fíes de ella. Sólo si puedes alcanzar
est e act o de m adurez que es no fiart e de t u m ent e, est as t écnicas serán
realm ent e sim ples, út iles y operat ivas. Producirán m ilagros; pueden producir
m ilagros.
Est as
t écnicas,
est os
m ét odos
no
se
pueden
com prender
int elect ualm ent e en absolut o. Est oy int ent ando lo im posible, pero, ent onces,
¿qué est oy int ent ando? No se pueden com prender int elect ualm ent e, pero no
hay ot ra m anera de hacert e conscient e de ciert as t écnicas que pueden
cam biar t u vida t ot alm ent e. Sólo puedes ent ender el int elect o,
71
y eso es un problem a. No puedes ent ender ot ra cosa; sólo puedes ent ender
el int elect o. Y est as t écnicas no se pueden ent ender int elect ualm ent e, así
que ¿cóm o com unicarlas?
O bien deberías volvert e capaz de com prender sin int roducir el int elect o,
o se debería encont rar algún m ét odo para que ést as t écnicas se puedan
hacer com prensibles int elect ualm ent e. Lo segundo no es posible, pero lo
prim ero, sí.
Tendrás que em pezar int elect ualm ent e, pero no t e aferres a ello.
Cuando t e diga: «Haz», t rat a de hacerlo. Si em pieza a suceder algo dent ro
de t i, ent onces serás capaz de dej ar de lado t u int elect o y acercart e a m í
direct am ent e sin el int elect o, sin ningún esfuerzo, sin el m ediador. Pero
em pieza haciendo algo. Podem os seguir hablando durant e años y años, t u
m ent e se puede abarrot ar de m uchas cosas, pero eso no t e va a ayudar. Más
bien, puede que t e haga daño, porque em pezarás a saber m uchas cosas. Y si
sabes m uchas cosas, est arás confuso. No es bueno saber m uchas cosas. Es
bueno saber un poco y pract icarlo. Una t écnica sim ple puede ser út il; algo
que se hace, siem pre es út il. ¿Por qué es difícil hacerla?
En el fondo, t ienes m iedo. Miedo a que si lo haces, puede que algo dej e
de suceder: eso es lo que t e asust a. Puede que parezca paradój ico, pero he
venido encont rando a t ant as, t ant as personas que piensan que quieren
cam biar. Dicen que necesit an la m edit ación, piden una t ransform ación
profunda, pero en el fondo t am bién t ienen m iedo. Son am bivalent es: dobles;
t ienen dos m ent es. Siguen pregunt ando qué hacer, y nunca lo hacen.
Ent onces ¿por qué siguen pregunt ando? Sim plem ent e para engañarse a sí
m ism os con que est án realm ent e int eresados en t ransform arse a sí m ism os.
Ésa es la razón por la que pregunt an.
Est o les da una fachada, una apariencia de que est án realm ent e,
sinceram ent e, int eresados en cam biar. Por eso pregunt an, van a est e gurú o
al ot ro, encuent ran, prueban, pero nunca hacen nada. En el fondo t ienen
m iedo.
Erich From m ha escrit o un libro, El m iedo a la libert ad. El t ít ulo parece
cont radict orio. Todo el m undo piensa que le gust a la libert ad; t odo el m undo
piensa que est á int ent ando lograr la libert ad; en est e m undo y t am bién en
«el ot ro». «Querem os m oksha, la liberación, querem os ser liberados de
t odas las lim it aciones, de t odas las esclavit udes. Querem os ser t ot alm ent e
libres», dicen. Pero Erich From m dice que el hom bre t iene m iedo a la
libert ad. La querem os, seguim os diciendo que la querem os, seguim os
convenciéndonos a nosot ros m ism os de que la querem os, pero en el fondo
t enem os m iedo a la libert ad. ¡No la querem os! ¿Por qué? ¿Por qué est a
dualidad?
La libert ad da m iedo, y la m edit ación es la libert ad m ás profunda
posible. No sólo t e liberas de las lim it aciones ext ernas; t e liberas de la
esclavit ud int erna: la m ent e m ism a, la base de la esclavit ud. Te liberas de
t odo el pasado. En el m om ent o en que no t ienes m ent e, el pasado ha
desaparecido. Has t ranscendido la hist oria; ya no hay sociedad, ni religión, ni
Escrit ura, ni t radición, porque t odo ello t iene su m orada en la m ent e. Ya no
hay pasado, ni fut uro, porque el pasado y el fut uro form an part e de la
m ent e, la m em oria y la im aginación.
Ent onces est ás aquí y ahora en el present e. Ya no va a haber ningún
fut uro. Habrá ahora y ahora y ahora: un ahora et erno. Ent onces est ás
com plet am ent e liberado; t ransciendes t oda t radición, t oda hist oria, cuerpo,
m ent e, t odo. Uno se libera de aquello que t em e. Tal es el grado de libert ad;
ent onces ¿dónde est arás t ú? En sem ej ant e libert ad, ¿puedes exist ir t ú? En
sem ej ant e libert ad, en sem ej ant e inm ensidad, ¿puedes t ener t u pequeño
«yo», t u ego? ¿Puedes decir «yo soy»?
Puedes decir: «Est oy en caut iverio», porque puedes conocer t u lím it e.
Cuando no exist e caut iverio no hay ningún lím it e. Te vuelves sim plem ent e un
est ado, nada m ás...; una nada, un vacío absolut os. Eso da m iedo, de m odo
que uno sigue hablando de la m edit ación, sobre cóm o hacerla, y uno sigue
sin hacerla.
72
Todas las pregunt as surgen de est e m iedo. Sient e ese m iedo. Si lo
conoces, desaparecerá. Si no lo conoces, cont inuará. ¿Est ás dispuest o a
m orir en el sent ido espirit ual? ¿Est ás dispuest o a no ser?
Siem pre que alguien acudía a Buda, él decía: «Ést a es la verdad básica:
que no eres. Y com o no eres, no puedes m orir, no puedes nacer; y com o no
eres, no puedes sufrir, ser esclavo. ¿Est ás dispuest o a acept ar est o?» Buda
pregunt aba: «¿Est ás dispuest o a acept ar est o? Si no est ás dispuest o a
acept ar est o, ent onces no pruebes ahora la m edit ación. En prim er lugar t rat a
de descubrir si eres realm ent e o no. Prim ero m edit a sobre est o: ¿hay algún
" yo" ? ¿Hay alguna subst ancia dent ro o eres sólo una com binación?»
Si logras descubrirlo, verás que el cuerpo es una com binación. Algo ha
venido de t u m adre, algo ha venido de t u padre, y t odo lo dem ás ha venido
de la com ida. Est o es t u cuerpo. En est e cuerpo no eres, no hay «yo».
Cont ém plalo en la m ent e: algo ha venido de aquí, y algo de allá. La m ent e
no t iene nada que sea original. Es sólo una acum ulación.
Descubre si hay algún «yo» en la m ent e. Si profundizas, verás que t u
ident idad es com o una cebolla. Quit as una capa y surge ot ra capa; quit as
ot ra capa y aún surge ot ra capa. Sigues quit ando capas, y al final llegas a
una nada. Con t odas las capas quit adas, no hay nada dent ro. El cuerpo y la
m ent e son com o cebollas. Cuando has quit ado el cuerpo y la m ent e, llegas a
encont rar una nada, un abism o, un vacío sin fondo. Buda lo llam ó shunya.
Encont rar est e shunya, encont rar est e vacío, produce m iedo. Ese m iedo
est á ahí. Por eso nunca pract icam os la m edit ación. Hablam os sobre ella, pero
nunca hacem os nada al respect o. Ese m iedo est á ahí. Sabes en lo m ás hondo
de t i que hay un vacío, pero no t e puedes escapar de est e m iedo. Hagas lo
que hagas, el m iedo seguirá ahí a m enos que t e enfrent es a él. Ésa es la
única m anera. Una vez que t e hayas enfrent ado a t u nada, una vez que
sepas que eres com o un espacio, shunya, ent onces ya no habrá m iedo.
Ent onces no puede haber ningún m iedo, porque est e shunya, est e vacío, no
puede ser dest ruido. Est e vacío no va a m orir. Lo que iba a m orir ya no
exist e; no era m ás que las capas de una cebolla.
Ésa es la razón por la que m uchas veces, en profunda m edit ación,
cuando uno se acerca a est a nada, uno se asust a y em pieza a t em blar. Uno
sient e que va a m orir, uno quiere escapar de est a nada y regresar al m undo.
Muchos regresan; y ent onces nunca vuelven a m irar hacia dent ro. A m i
ent ender, t odos y cada uno de vosot ros ha probado en una u ot ra vida
alguna t écnica de m edit ación. Has est ado cerca de la nada, y ent onces el
m iedo se apoderó de t i y escapast e. Y en lo profundo de t us recuerdos del
pasado, ese recuerdo sigue ahí; eso se conviert e en el obst áculo. Siem pre
que piensas de nuevo en probar la m edit ación, el recuerdo del pasado que
hay en lo profundo de t u m ent e inconscient e vuelve a t urbart e y dice: «Sigue
pensando en ello; no lo hagas. Ya lo hicist e una vez.»
Es difícil encont rar a un hom bre - y yo he observado a m uchos- que no
haya probado la m edit ación una o dos veces en alguna vida. El recuerdo est á
ahí, pero t ú no eres conscient e de él, no eres conscient e de dónde est á el
recuerdo. Est á ahí. Cada vez que com ienzas a hacer algo, se conviert e en un
obst áculo; est o y aquello em piezan a det enert e de m uchas m aneras. De
m odo que si est ás realm ent e int eresado en la m edit ación, percát at e de t u
propio m iedo a ella. Sé sincero con ello: ¿t ienes m iedo? Si t ienes m iedo,
ent onces prim ero hay que hacer algo con t u m iedo, no con la m edit ación.
Buda probó m uchas est rat agem as. A veces, alguien le decía: «Tengo
m iedo de probar la m edit ación.» Y est o es indispensable: hay que decirle al
m aest ro que t ienes m iedo. Al m aest ro no le puedes engañar.., y no hay
ninguna necesidad: es engañart e a t i m ism o. Así que cada vez que alguien le
decía: «Tengo m iedo a la m edit ación», Buda decía:
73
«Est ás cum pliendo el prim er requisit o.» Si t ú m ism o dices que t ienes
m iedo a la m edit ación, ent onces algo se vuelve posible. Ent onces se puede
hacer algo, porque has descubiert o algo m uy profundo. Así que ¿qué es est e
m iedo? Medit a sobre ello. Ve y saca a la luz de dónde viene, cuál es su
origen.
Todo m iedo t iene que ver básicam ent e con la m uert e. Sea cual sea su
form a, su m odalidad, sea cual sea su hechura, su nom bre, t odo m iedo t iene
que ver con la m uert e. Si profundizas, verás que t ienes m iedo a la m uert e.
Si alguien venía a Buda y le decía: «Tengo m iedo a la m uert e, m e he
dado cuent a de ello», Buda decía: «Ent onces vet e al lugar donde incineran
los cuerpos, vet e al cem ent erio, y m edit a sobre una pira funeraria. Todos los
días hay gent e que se m uere; será incinerada. Quédat e en el m arghat cem ent erio- y m edit a sobre la pira ardiendo. Cuando se vayan sus fam iliares,
t ú quédat e. Sim plem ent e, m ira el fuego, el cuerpo que arde. Cuando t odo se
est é convirt iendo en hum o, t an sólo m íralo profundam ent e. No pienses; sim plem ent e, m edit a sobre ello durant e t res, seis, nueve m eses.
«Cuando se conviert a en cert eza que no puedes escapar de t u m uert e;
cuando t engas una cert eza absolut a de que la m uert e es la rut a de la vida,
de que la m uert e est á im plícit a en la vida, de que la m uert e va a suceder,
que no hay escapat oria, y que ya est ás en ello, sólo ent onces ven a m í.»
Después de m edit ar sobre la m uert e, después de ver t odos los días, día
y noche, cuerpos m uert os quem ándose, deshaciéndose en ceniza - sólo
queda un poco de hum o, y luego desaparece- , después de m edit ar durant e
m eses seguidos, surgirá una cert eza: la cert eza de que la m uert e es inevit able. En realidad, es la única cert eza. Lo único seguro en la vida es la
m uert e. Todo lo dem ás es inciert o: puede que pase, puede que no. Pero
acerca de la m uert e no puedes decir que puede que pase o puede que no. Va
a pasar; va a suceder. Ya ha sucedido. En el m om ent o en que ent rast e en la
vida, ent rast e en la m uert e. Ya no se puede hacer nada al respect o.
Cuando la m uert e es segura, no hay m iedo. El m iedo siem pre es sobre
cosas que se pueden cam biar. Si la m uert e va a suceder, el m iedo desaparece. Si puedes cam biarlo, si puedes hacer algo con respect o a la m uert e, el
m iedo seguirá ahí. Si no se puede hacer nada, si ya est ás en ella, ent onces
es absolut am ent e seguro que el m iedo desaparecerá. Si el m iedo a la m uert e
hubiera desaparecido, Buda t e perm it iría m edit ar. Te diría: «Ahora puedes
m edit ar.»
Así que ent ra t ú t am bién en lo profundo de t u m ent e. Y oír est as
t écnicas sólo result ará út il cuando se rom pan t us barreras int ernas, cuando
desparezca el m iedo int erno y t engas la cert eza de que la m uert e es la
realidad. De m odo que si m ueres en la m edit ación, no hay m iedo: la m uert e
es inevit able. I ncluso si la m uert e ocurre en la m edit ación, no hay m iedo.
Sólo ent onces puedes avanzar; y ent onces puedes avanzar rápido com o un
cohet e, porque ya no hay barreras.
No es la dist ancia lo que t om a m ucho t iem po, sino las barreras. Puedes
avanzar en est e m ism o m om ent o si no hay ninguna barrera. Ya est ás ahí,
salvo por la barrera. Es una carrera de vallas, y t ú sigues poniendo m ás y
m ás vallas. Te sient es bien cuando cruzas una valla; t e sient es bien por
haber pasado la valla. Y lo est úpido del caso, lo t ont o del caso es que t ú
pusist e allí la valla para em pezar. Nunca est uvo allí. Tú sigues poniendo
vallas, y luego salt ándolas, y luego sint iéndot e bien; luego sigues poniendo
m as vallas, y luego salt ando. Te m ueves en círculo y nunca, nunca llegas al
cent ro.
La m ent e crea vallas porque la m ent e t iene m iedo. Te dará m uchas
explicaciones de por qué no est ás m edit ando. No le creas. Profundiza,
descubre la causa básica. ¿Por qué una persona sigue hablando de com ida y,
sin em bargo, nunca com e? ¿Qué problem a hay? ¡Parece que esa persona
est á loca!
74
Ot ro hom bre sigue hablando del am or y nunca am a, ot ro hom bre sigue
hablando de ot ra cosa y nunca hace nada al respect o. Est a charla se vuelve
obsesiva; se conviert e en una com pulsión. Uno sigue, uno considera que
hablar es hacer. Hablando t ienes la im presión de que est ás haciendo algo, de
m odo que t e sient es a gust o. Est ás haciendo algo; al m enos est ás hablando,
al m enos est ás leyendo, al m enos est ás escuchando. Est o no es hacer. Est o
es engañoso; no caigas en el engaño.
Hablaré aquí de est os cient o doce m ét odos, no para alim ent ar t u m ent e,
no para hacert e m ás erudit o, no para que est és m ej or inform ado. No est oy
t rat ando de convert irt e en una lum brera. Est oy hablando aquí para
proporcionart e ciert a t écnica que puede cam biar t u vida. Así que, cualquiera
que sea el m ét odo que t e at raiga, no em pieces a hablar de él, ponlo en
práct ica. No hables y hazlo. Tu m ent e plant eará m uchas pregunt as. I ndaga
con profundidad prim ero, ant es de pregunt arm e. Prim ero indaga con
profundidad si esas pregunt as son realm ent e significat ivas o si t u m ent e t e
est á engañando.
Prim ero, haz; luego, pregunt a. Ent onces t us pregunt as serán práct icas.
Y yo sé qué pregunt a ha sido hecha para poner en práct ica la t écnica, y qué
pregunt a ha sido hecha sim plem ent e por curiosidad, sim plem ent e por el
int elect o. Así que en adelant e no responderé a t us pregunt as int elect uales en
m odo alguno. Haz algo; ent onces t us pregunt as se vuelven significat ivas.
Est as pregunt as que dicen: «Est e ej ercicio es m uy sim ple», no se plant ean
después de hacer. Est o no es t an sim ple. Al final debo repet ir de nuevo:
Ya eres la verdad.
Sólo es necesario un ciert o despert ar.
No t ienes que ir a ninguna part e. Tienes que ent rar en t i m ism o, y lo
puedes hacer en est e m ism o m om ent o. Si puedes dej ar de lado t u m ent e,
ent ras aquí y ahora.
Est as t écnicas son para dej ar de lado t u m ent e. Est as t écnicas no son
realm ent e para m edit ar; son para dej ar de lado t u m ent e. Una vez que la
m ent e no est á, ¡est ás t ú!
Creo que est o es suficient e por hoy, o incluso m ás que suficient e.
75
Ca pít u lo 5
Cin co Té cn ica s de At e n ción
Los Su t r a s
Shiva Responde:
5 Con la at ención ent re las cej as, dej a que la m ent e est é delant e del
pensam ient o. Que la form a se llene con esencia de la respiración hast a la
coronilla y que allí se desborde com o luz.
6 Durant e t u act ividad m undana, m ant én la at ención ent re dos
respiraciones y, con est a práct ica, vuelve a nacer en unos pocos días.
7 Con la respiración int angible en el cent ro de la frent e, cuando llegue al
corazón en el m om ent o de dorm irt e, t en cont rol sobre t us sueños y sobre la
m uert e m ism a.
8 Con suprem a devoción, cént rat e en los dos punt os de
respiración y conoce al que conoce.
enlace de la
9 Túm bat e com o un m uert o. Cuando est és furioso, perm anece así. O
m ira fij am ent e sin m over una pest aña. O chupa algo y conviért et e en la
chupadura.
Cuando uno de los grandes filósofos griegos, Pit ágoras, llegó a Egipt o
para ingresar en una escuela - una escuela esot érica secret a de m ist icism o- ,
fue rechazado. Y Pit ágoras t enía una de las m ej ores m ent es j am ás creadas.
No podía ent enderlo. Volvió a solicit arlo una y ot ra vez, pero le dij eron que a
m enos que pasara por un ciert o adiest ram ient o de ayuno y de respiración,
no le podían perm it ir ingresar en la escuela.
Se dice que Pit ágoras dij o: «He venido a buscar conocim ient o, no algún
t ipo de disciplina.»Pero las aut oridades de la escuela dij eron: «No podem os
dart e conocim ient os a m enos que seas diferent e. Y la verdad es que no nos
int eresan en absolut o los conocim ient os, nos int eresa la experiencia real.
Ningún conocim ient o es conocim ient o a no ser que se viva y se ponga en
práct ica. Así que t endrás que ayunar durant e cuarent a días, respirando
cont inuam ent e de una ciert a m anera, con una ciert a conciencia en ciert os
punt os.»
No había m ás rem edio, así que Pit ágoras t uvo que pasar por est e
adiest ram ient o. Después de cuarent a días de ayunar y respirar, conscient e,
at ent o, le perm it ieron ingresar en la escuela. Se dice que Pit ágoras dij o: «No
le est áis perm it iendo ent rar a Pit ágoras. Soy un hom bre diferent e, he renacido. Teníais razón y yo est aba equivocado, porque ent onces t odo m i
punt o de vist a era int elect ual. Por m edio de est a purificación, m i cent ro de
ser ha cam biado. Ha baj ado del int elect o al corazón. Ahora puedo sent ir las
cosas. Ant es de est e adiest ram ient o sólo podía com prender m ediant e el
int elect o, m ediant e la cabeza. Ahora puedo sent ir. Ahora la verdad no es
para m í un concept o, sino una vida. No va a ser una filosofía, sino, m ás bien,
una experiencia: exist encial.»
¿Cuál fue el adiest ram ient o por el que pasó? Est a t écnica quint a fue la
t écnica que le proporcionaron a Pit ágoras. Se la proporcionaron en Egipt o,
pero la t écnica es india.
5 Cent ra t u at ención en el t ercer oj o.
Quint a t écnica de respiración: Con la at ención ent re las cej as, dej a que
la m ent e est é delant e del pensam ient o. Que la form a se llene con esencia de
la respiración hast a la coronilla y que allí se desborde com o luz.
Ést a es la t écnica que le proporcionaron a Pit ágoras. Pit ágoras volvió a
Grecia con est a t écnica, y se convirt ió verdaderam ent e en la fuent e, en el
cim ient o de t odo el m ist icism o occident al. Él es padre de t odo el m ist icism o
occident al.
Est a t écnica es uno de los m ét odos m ás profundos. I nt ent a com prender
est o: Con la at ención ent re las cej as... La fisiología m oderna, la invest igación
79
cient ífica, dice que ent re las cej as hay una glándula que es la part e m ás
m ist eriosa del cuerpo. Est a glándula, denom inada glándula pineal, es el
t ercer oj o de los t ibet anos; shivanet ra: el oj o de Shiva del t ant ra. Ent re los
dos oj os exist e un t ercer oj o, pero no est á operat ivo. Est á ahí, puede
funcionar en cualquier m om ent o, pero no funciona nat uralm ent e. Tienes que
hacer algo para abrirlo. No est á ciego; sim plem ent e est á cerrado. Est a
t écnica es para abrir el t ercer oj o.
Con la at ención ent re las cej as... Cierra los oj os, y enfoca los dos oj os
en m edio de las dos cej as. Cént rat e j ust o en el m edio, con los oj os cerrados,
com o si est uvieras m irando con los dos oj os. Pon en ello t oda t u at ención.
Ést e es uno de los m ét odos m ás sencillos para est ar at ent o. No puedes
est ar at ent o a ot ra part e del cuerpo t an fácilm ent e. Est a glándula absorbe la
at ención m ej or que ninguna ot ra cosa. Si le prest as at ención, t us dos oj os
quedan hipnot izados con el t ercer oj o. Quedan fij os; no se pueden m over. Si
t rat as de poner la at ención en cualquier ot ra part e del cuerpo, es difícil. Est e
t ercer oj o capt a la at ención, fuerza la at ención; es m agnét ico para la
at ención. De m odo que t odos los m ét odos de t odo el m undo lo han usado. Es
lo m ás sencillo para adiest rar t u at ención, porque no sólo est ás t ú t rat ando
de est ar at ent o; la glándula m ism a t e ayuda, es m agnét ica. Tu at ención es
llevada a ella a la fuerza. Es absorbida.
En las ant iguas escrit uras t ánt ricas se dice que, para el t ercer oj o, la
at ención es com ida. Tiene ham bre; ha est ado ham brient o durant e vidas y vidas. Si le prest as at ención, vuelve a la vida. ¡Vuelve a la vida! Se le da
com ida. Y una vez que sabes que la at ención es com ida, una vez que
adviert es que t u at ención es m agnét icam ent e absorbida, at raída, capt ada
por la glándula m ism a, la at ención no es ya algo difícil. Sólo hay que saber
cuál es el punt o correct o. Así que cierra los oj os, dej a que los dos oj os vayan
j ust o al m edio, y sient e el punt o. Cuando est és cerca del punt o, de pront o
t us oj os se quedarán fij os. Cuando se vuelva difícil m overlos, ent onces dat e
cuent a que has dado con el punt o correct o.
Con la at ención ent re las cej as, dej a que la m ent e est é delant e del
pensam ient o...
Si la at ención est á ahí, por prim era vez sent irás un ext raño fenóm eno.
Por prim era vez verás los pensam ient os corriendo ant e t i; t e convert irás en
el t est igo. Es com o la pant alla de un cine: los pensam ient os corren y t ú eres
un t est igo. Una vez que t u at ención est á enfocada en el cent ro del t ercer oj o,
t e vuelves inm ediat am ent e el t est igo de los pensam ient os.
Norm alm ent e, no eres el t est igo, est ás ident ificado con los
pensam ient os. Si llega la ira, t e vuelves la ira. Si se m ueve un pensam ient o,
no eres el t est igo; t e fusionas con el pensam ient o, t e ident ificas, y t e m ueves
con él. Te conviert es en el pensam ient o; t om as la form a del pensam ient o.
Cuando llega el sexo t e vuelves el sexo, cuando llega la ira t e vuelves la ira,
cuando llega la avaricia t e vuelves la avaricia. Cualquier pensam ient o que se
m ueva se ident ifica cont igo. No t ienes ningún espacio ent re t ú y el
pensam ient o.
Pero concent rado en el t ercer oj o, de pront o t e vuelves un t est igo. A
t ravés del t ercer oj o t e conviert es en el t est igo. A t ravés del t ercer oj o
puedes ver los pensam ient os m oviéndose com o nubes en el cielo o gent e
que pasa por la calle.
Est ás sent ado j unt o a la vent ana m irando el cielo o a la gent e de la
calle; no est ás ident ificado. Te m ant ienes dist ant e, com o quien observa
desde una colina: diferent e. Si hay ira, puedes m irarla com o a un obj et o. Ya
no sient es que t ú est ás enfadado. Sient es que est ás rodeado de ira - una
nube de ira ha llegado a t i- pero no eres la ira. Y si no eres la ira, la ira se
vuelve im pot ent e, no puede afect art e; perm aneces sin pert urbar. La ira
vendrá una y ot ra vez, pero t ú perm anecerás cent rado en t i m ism o.
Est a t écnica quint a es una t écnica para encont rar el t est igo. Con la
at ención ent re las cej as, dej a que la m ent e est é delant e del pensam ient o.
80
Ahora, observa t us pensam ient os; ahora, encuent ra t us pensam ient os.
Que la form a se llene con esencia de la respiración hast a la coronilla y
que allí se desborde com o luz.
Cuando la at ención est á cent rada en el cent ro del t ercer oj o, ent re las
dos cej as, suceden dos cosas. Una es que, de pront o, t e vuelves un t est igo.
Est o puede suceder de dos m aneras. Te vuelves un t est igo y est arás
cent rado en el t ercer oj o. I nt ent a ser un t est igo. No im port a lo que est é pasando; int ent a ser un t est igo. Est ás enferm o, el cuerpo est á lleno de dolor,
t ienes desdicha y sufrim ient o, lo que sea: sé un t est igo de ello.
I ndependient em ent e de lo que est é pasando, no t e ident ifiques con ello. Sé
un t est igo, un observador. Ent onces, si se vuelve posible ser un t est igo,
est arás cent rado en el t ercer oj o.
A la inversa t am bién sucede. Si est ás cent rado en el t ercer oj o, t e
volverás un t est igo.
Est as dos cosas son part es de una sola. Así que lo prim ero: al est ar
cent rado en el t ercer oj o, surgirá el t est igo. Ahora puedes presenciar t us
pensam ient os. Est o será lo prim ero. Y lo segundo será que ahora podrás
sent ir la vibración, sut il, delicada, de la respiración. Ahora podrás sent ir la
form a de la respiración, la esencia m ism a de la respiración.
Prim ero t rat a de com prender lo que se quiere decir con «la form a», con
«la esencia de la respiración». Mient ras respiras, no est ás respirando sólo
aire. La ciencia dice que sólo est ás respirando aire: solam ent e oxígeno,
hidrógeno y ot ros gases com binados en form a de aire. ¡Dicen que est ás
respirando aire! Pero el t ant ra dice que el aire es t an sólo un vehículo, no es
lo aut ént ico. Est ás respirando prana: vit alidad. El aire es sólo el vehículo; el
prana es el cont enido. Est ás respirando prana, no sólo aire.
La ciencia m oderna aún no es capaz de descubrir si hay algo com o el
prana, pero algunos invest igadores han advert ido algo m ist erioso. La
respiración no es sim plem ent e aire. Est o t am bién lo han advert ido m uchos
invest igadores m odernos. Hay que m encionar un nom bre en part icular:
Wilhelm Reich, un psicólogo alem án que lo llam ó «energía orgónica». Es lo
m ism o que el prana. Reich dice que cuando respiras, el aire es sólo el
recipient e, y hay un cont enido m ist erioso que se puede denom inar orgón o
prana o élan vit al. Pero es m uy sut il. En realidad, no es m at erial. El aire es lo
m at erial - el recipient e es m at erial- , pero algo sut il, inm at erial, se m ueve por
él.
Sus efect os se pueden sent ir. Cuando est ás con una persona m uy vit al,
sient es que surge en t i ciert a vit alidad. Si est ás con una persona m uy enferm a, t e sient es succionado, com o si t e hubieran sacado algo. Cuando vas
al hospit al, ¿por qué t e sient es t an cansado? Te est án succionando por t odas
part es. Toda la at m ósfera del hospit al es enferm iza, y t odo el m undo allí
necesit a m ás élan vit al, m ás prana. Si est ás allí, de pront o t u prana em pieza
a salir de t i. ¿Por qué a veces t e sient es sofocado cuando est ás ent re una
m asa de gent e? Porque est án chupando t u prana. Cuando est ás solo baj o el
cielo por la m añana, baj o los árboles, de pront o sient es una gran vit alidad en
t i: el prana. Cada persona necesit a un espacio part icular. Si no se da ese
espacio, t u prana es succionado.
Wilhelm Reich hizo m uchos experim ent os, pero le consideraron loco. La
ciencia t iene sus propias superst iciones, y la ciencia es una cosa m uy
ort odoxa. La ciencia t odavía no puede advert ir que hay nada m ás que aire,
pero I ndia ha est ado experim ent ando con ello desde hace siglos.
Puede que hayas oído o puede que hayas vist o a alguien ent rar en
sam adhi, consciencia cósm ica - sam adhi subt erráneo- , durant e días seguidos,
sin que penet re nada de aire. Un hom bre ent ró en sem ej ant e sam adhi
subt erráneo en Egipt o en 1880 durant e cuarent a años. Todos los que lo
habían ent errado m urieron, porque debía salir de su sam adhi en 1920,
cuarent a años después. En 1920 nadie creía que lo encont rarían vivo, pero lo
encont raron vivo. Después de eso vivió ot ros diez años. Se había vuelt o
com plet am ent e pálido, pero est aba
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vivo. Y no había ninguna posibilidad de que le llegara nada de aire...
Los m édicos y ot ra gent e le pregunt aban: «¿Cuál es el secret o?». Él
decía: «No lo sabem os. Sólo sabem os que el prana puede ent rar y fluir en
cualquier part e.»
El aire no puede penet rar, pero el prana sí. Una vez que sabes que
puedes absorber prana direct am ent e, sin el recipient e, puedes ent rar en
sam adhi, incluso durant e siglos.
Al est ar cent rado en el t ercer oj o, de pront o puedes observar la esencia
m ism a de la respiración; no la respiración, sino la esencia m ism a de la
respiración, el prana. Y si puedes observar la esencia de la respiración, el
prana, est ás en el punt o desde el que sucede el salt o, el gran cam bio.
El sut ra dice: Que la form a se llene con esencia de la respiración hast a
la coronilla... Y cuando llegues a sent ir la esencia de la respiración, el prana,
im agina que t u cabeza est á llena de prana; sim plem ent e, im agínalo. No es
necesario ningún esfuerzo. Te explicaré cóm o funciona la im aginación.
Cuando est és enfocado en el cent ro del t ercer oj o, im agínalo, y sucede,
inm ediat am ent e.
Ahora m ism o, t u im aginación es im pot ent e; sigues im aginando y no
sucede nada. Pero a veces, sin dart e cuent a, en la vida corrient e t am bién pasan cosas. Est ás im aginando algo sobre t u am igo y, de repent e, llam an a la
puert a. Dices que es una coincidencia que haya venido t u am igo. A veces, t u
im aginación funciona lo m ism o que una coincidencia. Pero siem pre que pase
est o, desde ahora t rat a de recordar y analizarlo t odo. Siem pre que adviert as
que t u im aginación se ha vuelt o real, ent ra en t i m ism o y observa. En algún
punt o t u at ención debe de haber est ado cerca del t ercer oj o. Siem pre que
sucede est a coincidencia, no es una coincidencia. Parece que lo es porque no
conoces la ciencia secret a. Sin saberlo, t u m ent e debe de haberse acercado
al cent ro del t ercer oj o. Si t u at ención est á en el t ercer oj o, la im aginación es
suficient e para crear cualquier fenóm eno.
Est e sut ra dice que cuando est és cent rado ent re las cej as y puedas
sent ir la esencia m ism a de la respiración, que la form a se llene. I m agina
ent onces que est a esencia est á llenando t oda t u cabeza, especialm ent e la
coronilla, el sahasrar, el cent ro psíquico m ás elevado. Y en el m om ent o en
que lo im agines, se llenará. Y que allí - en la coronilla- se desborde com o luz.
Est a esencia de prana est á desbordándose desde t u coronilla com o luz. Y
com enzará a desbordarse, y baj o ese desbordam ient o de luz t e sent irás
renovado, volverás a nacer, com plet am ent e nuevo. Eso es lo que significa el
renacim ient o int erno.
Así que dos cosas: prim ero, cuando est ás cent rado en el t ercer oj o, t u
im aginación se vuelve pot ent e, poderosa. Ésa es la razón por la que se ha
insist ido t ant o en la pureza. Ant es de realizar est as práct icas, sé puro. La
pureza no es un concept o m oral para el t ant ra, la pureza es significat iva;
porque si est ás cent rado en el t ercer oj o y t u m ent e es im pura, t u
im aginación se puede volver peligrosa: peligrosa para t i, peligrosa para los
dem ás. Si est ás pensando en asesinar a alguien, si est a idea est á en la
m ent e, sim plem ent e im aginarlo puede m at ar a esa persona. Por eso se pone
t ant a insist encia en ser puro prim ero.
A Pit ágoras le dij eron que pasara por el ayuno, por un t ipo específico de
respiración - est a respiración- porque aquí uno est á m oviéndose en un
t erreno m uy peligroso. Porque donde hay poder hay peligro, y si la m ent e es
im pura, siem pre que consigas poder t us pensam ient os im puros se apoderarán de t i inm ediat am ent e.
Has im aginado m at ar m uchas veces, pero, afort unadam ent e, la
im aginación no puede funcionar. Si funciona, si se hace realidad
inm ediat am ent e, se volverá peligrosa; no sólo para los dem ás, sino t am bién
para t i m ism o, porque has pensado m uchas veces en suicidart e. No t endrás
nada de t iem po para cam biar; sucederá inm ediat am ent e.
Puede que hayas observado a alguien siendo hipnot izado. Cuando
alguien es hipnot izado, el
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hipnot izador puede decir cualquier cosa e inm ediat am ent e la persona
hipnot izada obedece. I ndependient em ent e de lo absurda que sea la orden,
de lo irracional o incluso lo im posible que sea, la persona hipnot izada la
obedece. ¿Qué est á sucediendo? Est a t écnica quint a est á en la base de t odo
hipnot ism o. Siem pre que se est á hipnot izando a alguien, se le dice que
enfoque sus oj os en un punt o concret o: en alguna luz, en algún punt o de la
pared o alguna ot ra cosa, o en los oj os del hipnot izador.
Cuando enfocas los oj os en cualquier punt o concret o, en un plazo de
t res m inut os t u at ención int erna em pieza a fluir hacia el t ercer oj o. Y en el
m om ent o en que t u at ención int erna em pieza a fluir hacia el t ercer oj o, t u
cara com ienza a cam biar. Y el hipnot izador sabe cuándo com ienza a cam biar
t u cara. De repent e, t u cara pierde t oda su vit alidad. Se vuelve inanim ada,
com o si est uviera profundam ent e dorm ida. El hipnot izador sabe inm ediat am ent e cuándo t u cara ha perdido el brillo, la vit alidad. Eso significa
que ahora la at ención est á siendo absorbida por el cent ro del t ercer oj o. Tu
cara se ha vuelt o inanim ada; t oda la energía est á yendo hacia el cent ro del
t ercer oj o.
Ahora el hipnot izador sabe inm ediat am ent e que cualquier cosa que diga,
sucederá. Te dice: «Ahora t e vas a dorm ir profundam ent e»; t e dorm irás
inm ediat am ent e. Te dice: «Ahora est ás perdiendo el sent ido»; perderás el
sent ido inm ediat am ent e. Ahora se puede hacer cualquier cosa. Si t e dice:
«Ahora t e has convert ido en Napoleón», t e volverás Napoleón. Em pezarás a
com port art e com o un Napoleón, em pezarás a hablar com o Napoleón. Tus
gest os cam biarán. Tu inconscient e recibirá la orden y creará la realidad. Si
padeces una enferm edad, ahora se le puede ordenar que la enferm edad ha
desaparecido, y desaparecerá. O se puede crear cualquier enferm edad
nueva.
Poniendo sim plem ent e una piedra corrient e de la calle en t u m ano, el
hipnot izador puede decir: «Lo que t ienes en la m ano es fuego», y sent irás un
calor inm enso; t u m ano se quem ará; no sólo en la m ent e, sino realm ent e.
Tu piel se quem ará realm ent e. Tendrás una sensación abrasadora. ¿Qué est á
sucediendo? No hay fuego, es sólo una piedra corrient e, fría. ¿Cóm o? ¿Cóm o
sucede est a quem adura? Est ás enfocado en el cent ro del t ercer oj o, el
hipnot izador est á haciendo sugerencias a t u im aginación, y se est án
haciendo realidad. Si el hipnot izador dice: «Ahora est ás m uert o», m orirás
inm ediat am ent e. Tu corazón se parará. Se parará.
Est o sucede a causa del t ercer oj o. En el t ercer oj o, la im aginación y la
m at erialización no son dos cosas. La im aginación es la realidad. I m agina
algo, y es así. No hay diferencia ent re sueño y realidad. ¡No hay diferencia
ent re sueño y realidad! Suéñalo, y se vuelve real. Por eso Shankara ha dicho
que t odo est e m undo no es m ás que el sueño de lo divino..., ¡el sueño de lo
divino! Est o se debe a que lo divino est á cent rado en el t ercer oj o - siem pre,
et ernam ent e- , de m odo que cualquier cosa que sueña lo divino, se vuelve
real. Si t ú t am bién est ás cent rado en el t ercer oj o, cualquier cosa que sueñes
se volverá real.
Sariput t a fue a ver a Buda. Medit ó profundam ent e, y ent onces
em pezaron a llegarle m uchas cosas, m uchas visiones, com o le sucede a cualquiera que ent re en m edit ación profunda. Em pezó a ver cielos, em pezó a ver
infiernos, em pezó a ver ángeles, dioses, dem onios. Y eran verdaderos, t an
reales que fue corriendo a ver a Buda para decirle que había t enido t al y cual
visión. Pero Buda dij o: «No es nada; sólo sueños. i Sólo sueños! »
Pero Sariput t a dij o: «Son t an reales... ¿Cóm o voy a decir que son
sueños? Cuando veo una flor en m i visión, es m ás real que cualquier flor en
el m undo. Tiene fragancia; puedo t ocarla. Cuando t e veo», le dij o a Buda,
«no t e veo t an real. Esa flor es m ás real que t ú aquí delant e de m í, así que
¿cóm o puedo dist inguir ent re lo que es real y lo que es sueño?»
Buda dij o: «Ahora que est ás cent rado en el t ercer oj o, sueño y realidad
son una sola cosa. Lo que est és soñando será real, y t am bién a la inversa.»
83
Para quien est á cent rado en el t ercer oj o, los sueños se harán realidad y
t oda la realidad se volverá com o un sueño, porque cuando t u sueño se puede
hacer real, sabes que no hay ninguna diferencia básica ent re sueño y
realidad. De m odo que cuando Shankara dice que t odo est e m undo es sólo
m aya, un sueño de lo divino, no es una proposición t eórica, no es una
afirm ación filosófica. Es, m ás bien, la experiencia int erna de alguien que est á
cent rado en el t ercer oj o.
Cuando est és cent rado en el t ercer oj o, im agina que la esencia del
prana se desborda desde la coronilla, com o si est ás sent ado baj o un árbol y
caen flores, o com o si est ás baj o el cielo y de pront o una nube com ienza a
llover, o com o si est ás sent ado por la m añana y sale el Sol y com ienzan a
llegar sus rayos. I m agínalo, e inm ediat am ent e hay un desbordam ient o: un
desbordam ient o de luz que cae desde la coronilla. Est e desbordam ient o t e
re- crea, t e da un nuevo nacim ient o. Has vuelt o a nacer.
6 Cént rat e en la pausa durant e t us act ividades cot idianas.
Sext a t écnica de respiración: Durant e t u act ividad m undana, m ant én la
at ención ent re dos respiraciones y, con est a práct ica, vuelve a nacer en unos
pocos días.
Durant e t u act ividad m undana, m ant én la at ención ent re dos
respiraciones... Olvídat e de las respiraciones: m ant ent e at ent o al espacio
ent re ellas. Ha llegado una respiración: ant es de que em prenda el regreso,
ant es de que sea exhalada, viene la pausa, el int ervalo. Una respiración ha
salido; ant es de que se t om e de nuevo, la pausa. Durant e t u act ividad
m undana, m ant én la at ención ent re dos respiraciones y, con est a práct ica,
vuelve a nacer en unos pocos días. Pero hay que hacerlo cont inuam ent e.
Est a t écnica sext a hay que ponerla en práct ica cont inuam ent e. Por eso se
m enciona: Durant e t u act ividad m undana... I ndependient em ent e de lo que
est és haciendo, m ant én t u at ención en la pausa ent re dos respiraciones. Pero
hay que pract icarlo durant e la act ividad.
Hem os hablado de una t écnica sim ilar. Sólo hay est a diferencia ahora,
que hay que pract icarla durant e la act ividad m undana. No la pract iques
aisladam ent e. Est a práct ica es para hacerla m ient ras est és realizando ot ra
cosa. Est ás com iendo: sigue com iendo y est at e at ent o a la pausa. Est ás
andando: sigue andando y est at e at ent o a la pausa. Te vas a dorm ir:
acuést at e, dej a que llegue el sueño, pero sigue at ent o a la pausa. ¿Por qué
durant e la act ividad? Porque la act ividad dist rae la m ent e, la act ividad
requiere t u at ención una y ot ra vez. No t e dist raigas, m ant ent e fij o en la
pausa. Y no dej es la act ividad, dej a que la act ividad cont inúe. Tendrás dos
capas de exist encia: hacer y ser.
Tenem os dos capas de exist encia: el m undo de hacer y el m undo de
ser; la circunferencia y el cent ro. Sigue t rabaj ando en la periferia, en la circunferencia; no lo pares. Pero sigue t rabaj ando con la at ención t am bién en el
cent ro. ¿Qué pasará? Tu act ividad se convert irá en una act uación, com o si
est uvieras represent ando un papel.
Est ás represent ando un papel; por ej em plo, en una función t eat ral. Te
has vuelt o Ram a, o t e has vuelt o Crist o. Sigues act uando com o Crist o o
com o Ram a, y, aun así, sigues siendo t ú m ism o. En el cent ro, sabes quién
eres; en la periferia sigues act uando com o Ram a, Crist o o quien sea. Sabes
que no eres Ram a; est ás act uando. Sabes quién eres. Tu at ención est á
cent rada en t i; t u act ividad cont inúa en la circunferencia.
Si pract icas est e m ét odo, t u vida ent era devendrá en una larga
represent ación dram át ica. Serás un act or represent ando papeles, pero
cent rado cont inuam ent e en la pausa. Si olvidas la pausa, ent onces no est ás
represent ando papel alguno; t e has vuelt o el papel. Ent onces no es una
represent ación
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dram át ica; lo has confundido con la vida. Eso es lo que hem os hecho. Todo
el m undo piensa que est á viviendo la vida. No es la vida, sino sólo un papel;
un papel que t e ha sido ot orgado por la sociedad, por las circunst ancias, por
la cult ura, por la t radición, el país, la sit uación. Te ha sido ot orgado un papel
y lo est ás represent ando; t e has ident ificado con él. Para rom per esa
ident ificación est á est a t écnica.
Krishna t iene m uchos nom bres. Krishna es uno de los grandes act ores.
Est á cont inuam ent e cent rado en sí m ism o y represent ando; represent ando
m uchos papeles, m uchos j uegos, pero nunca serio, en m odo alguno. La
seriedad se deriva de la ident ificación. Si t e vuelves realm ent e Ram a en la
represent ación dram át ica, ent onces inevit ablem ent e habrá problem as. Esos
problem as saldrán de t u seriedad. Cuando Sit a es rapt ada, puedes t ener un
at aque al corazón, y habrá que parar t oda la com edia. Si t e vuelves
realm ent e Ram a, el at aque al corazón es seguro..., incluso el paro cardiaco.
Pero eres sólo un act or. Sit a es rapt ada, pero no se ha rapt ado nada.
Volverás a t u casa y dorm irás en paz. Ni siquiera en un sueño t e parecerá
que Sit a ha sido rapt ada. Cuando Sit a fue rapt ada realm ent e, el m ism o
Ram a est aba llorando, sollozando y pregunt ando a los árboles: «¿Dónde ha
ido m i Sit a? ¿Quién se ha apoderado de ella?» Pero est o es lo que hay que
com prender. Si Ram a est á llorando realm ent e y pregunt ando a los árboles,
se ha ident ificado. Ya no es Ram a; ya no es una persona divina.
Est o es lo que hay que recordar: que para Ram a, su vida real t am bién
era sólo un papel. Has vist o a ot ros act ores represent ando el papel de Ram a,
pero el m ism o Ram a est aba t an sólo represent ando un papel; en un
escenario m ayor, por supuest o.
I ndia t iene una hist oria m uy bella sobre est o. Creo que est a hist oria es
única; en ninguna ot ra part e del m undo exist e algo así. Se dice que Valm iki
escribió el Ram ayana ant es de que naciera Ram a, y que luego Ram a t uvo
que seguirlo. Así que, en realidad, la prim era función de Ram a fue t am bién
sólo una represent ación dram át ica. La hist oria fue escrit a ant es de que Ram a
naciera, y ent onces Ram a t uvo que seguirla. ¿Qué iba a hacer? Cuando un
hom bre com o Valm iki escribe la hist oria, Ram a t iene que seguirla. Así que
t odo est á prefij ado de algún m odo. Sit a t enía que ser rapt ada y la guerra
t enía que suceder.
Si puedes com prende est o, ent onces puedes com prender la t eoría del
sino, bhagya: el dest ino. Tiene un significado m uy profundo. Y el significado
es: si consideras que t odo est á prefij ado para t i, t u vida se vuelve una
represent ación dram át ica. Si est ás represent ando el papel de Ram a en el
dram a, no puedes cam biarlo; t odo est á prefij ado, incluso t u diálogo. Si le
dices algo a Sit a, sim plem ent e repit es algo que est á prefij ado: No puedes
cam biarlo si t e t om as la vida com o algo prefij ado.
Por ej em plo, vas a m orir en un día específico: est á prefij ado. Cuando
est és m uriéndot e, est arás llorando, pero est á prefij ado. Y habrá t ales y cuales personas a t u alrededor: est á prefij ado. Si t odo est á prefij ado, t odo se
vuelve una represent ación dram át ica. Si t odo est á prefij ado, eso significa
que t ú sólo t ienes que represent ar t u papel. No se t e pide que lo vivas, sólo
se t e pide que lo represent es.
Est a t écnica, la sext a t écnica, es sólo para hacer de t i un psicodram a:
una represent ación, un j uego. Tú est ás cent rado en la pausa ent re dos respiraciones, y la vida sigue, en la periferia. Si t u at ención est á en el cent ro,
ent onces t u at ención no est á realm ent e en la periferia: ésa es sólo una
subat ención; sólo sucede en alguna part e cerca de t u at ención. Puedes
sent irla, puedes conocerla, pero no es significat iva. Es com o si no t e est uviera sucediendo a t i. Lo repet iré: si pract icas est a t écnica sext a, será com o si
t u vida ent era no t e est uviera sucediendo a t i, com o si le est uviese sucediendo a ot ra persona.
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7 Una t écnica para ser conscient e en sueños.
Sépt im a t écnica de respiración: Con la respiración int angible en el
cent ro de la frent e, cuando llegue al corazón en el m om ent o de dorm irt e, t en
cont rol sobre t us sueños y sobre la m uert e m ism a.
Est ás ent rando en capas m ás y m ás profundas. Con la respiración
int angible en el cent ro de la frent e... Si ya conoces el t ercer oj o, conoces la
respiración int angible, el prana invisible en el cent ro de la frent e, y ent onces
conoces el desbordam ient o: la energía, la luz, se desborda. Cuando llegue al
corazón... Cuando ese desbordam ient o llegue al corazón... en el m om ent o de
dorm irt e, t en cont rol sobre t us sueños y sobre la m uert e m ism a.
Tom a est a t écnica en t res part es. Prim ero, debes ser capaz de sent ir el
prana en la respiración: la part e int angible de ést a, su part e invisible, su
part e inm at erial. Est o sucede si pones t u at ención ent re las dos cej as;
ent onces llega con facilidad. Si est ás at ent o a la pausa, ent onces t am bién
llega, pero con un poco m enos de facilidad. Si eres conscient e del cent ro que
hay en t u om bligo, donde la respiración llega, t oca y sale, t am bién sucede,
pero con m enos facilidad. La m anera m ás fácil para conocer la part e invisible
de la respiración es est ar cent rado en el t ercer oj o. Pero no im port a dónde
est és cent rado; sucede, em piezas a sent ir el prana que ent ra en t i.
Si puedes sent ir el prana que ent ra en t i, puedes saber cuándo vas a
m orir. Seis m eses ant es del día de t u m uert e, em piezas a saberlo si puedes
sent ir la part e invisible de la respiración. ¿Por qué t ant os sant os anuncian el
día de su m uert e? Es fácil, porque si puedes ver el cont enido de la respiración, el prana que ent ra en t i, en el m om ent o en que el proceso se
inviert e, puedes sent irlo. Ant es de que m ueras, seis m eses ant es de que
m ueras, el proceso se inviert e: el prana com ienza a salir de t i. Ent onces la
respiración no lo lleva hacia dent ro. Más bien, por el cont rario, la respiración
lo lleva hacia fuera; la m ism a respiración.
Tú no puedes advert irlo porque no conoces la part e invisible; sólo
conoces la part e visible, sólo conoces el vehículo. El vehículo será el m ism o.
Ahora, la respiración est á t rayendo el prana dent ro, y dej ándolo ahí;
ent onces el vehículo sale vacío. Luego se llena de nuevo de prana y ent ra.
De m odo que la inspiración y la espiración no son lo m ism o, recuerda. La
inspiración y la espiración son la m ism a en cuant o vehículos, pero la
inspiración est á llena de prana y la espiración est á vacía. Has ingerido el
prana, y la respiración se ha vaciado.
Sucede lo cont rario cuando t e acercas a la m uert e. La inspiración llega
sin prana, vacía, porque t u cuerpo no puede absorber el prana del cosm os.
Vas a m orir; no es necesario. El proceso ent ero se ha invert ido. Y cuando la
respiración sale, saca t u prana. Quien haya sido capaz de ver lo invisible,
puede saber el día de su m uert e inm ediat am ent e. Seis m eses ant es, el
proceso se inviert e.
Est e sut ra es m uy, m uy significat ivo:
Con la respiración int angible en el cent ro de la frent e, cuando llegue al
corazón en el m om ent o de dorm irt e, t en cont rol sobre t us sueños y sobre la
m uert e m ism a.
Has de pract icar est a t écnica m ient ras est és durm iéndot e; sólo
ent onces, en ningún ot ro m om ent o. Mient ras t e est és durm iendo, sólo
ent onces; ése es el m om ent o adecuado para pract icar est a t écnica. Te est ás
durm iendo. Poco a poco, poco a poco, el sueño est á apoderándose de t i. En
unos m om ent os, t u consciencia se disolverá; no serás conscient e. Ant es de
que llegue ese m om ent o, sé conscient e: conscient e de la respiración y su
part e invisible, el prana, y sient e que llega al corazón.
Sigue sint iendo que llega al corazón. El prana ent ra al cuerpo por el
corazón. Sigue sint iendo que el prana ent ra en el corazón, y dej a que llegue
el sueño m ient ras est és sint iéndolo cont inuam ent e.
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Sigues sint iendo, y dej as que llegue el sueño y t e inunde.
Si sucede est o - que est ás sint iendo la respiración invisible ent rando en
el corazón, y el sueño se apodera de t i - , est arás conscient e en sueños.
Sabrás que est ás soñando. Norm alm ent e no sabem os que est am os soñando.
Mient ras sueñas, piensas que ésa es la realidad. Eso sucede t am bién a causa
del t ercer oj o. ¿Has vist o dorm ir a ot ra persona? Sus oj os se m ueven hacia
arriba y se cent ran en el t ercer oj o. Si no lo has vist o, obsérvalo.
Tu hij o est á durm iendo... Ábrele los oj os y observa dónde est án sus
oj os. Sus pupilas han ido hacia arriba y est án enfocadas en el t ercer oj o.
Digo que m ires a los niños; no m ires a los adult os: ellos no son dignos de
crédit o porque su sueño no es profundo. Est arán sim plem ent e pensando que
est án dorm idos. Mira a los niños; sus oj os van hacia arriba. Se enfocan en el
t ercer oj o. Debido a est e enfoque en el t ercer oj o, crees que t us sueños son
reales, y no puedes advert ir que son sueños; son reales. Lo sabrás cuando t e
levant es por la m añana. Ent onces sabrás que «est aba soñando». Pero de eso
t e das cuent a después, en ret rospect iva. No t e puedes dar cuent a durant e el
sueño de que est ás soñando. Si t e das cuent a, ent onces hay dos capas: el
sueño sigue, pero t ú est ás despiert o, eres conscient e. Para alguien que se
vuelve conscient e en sueños, est e sut ra es m aravilloso. Dice: Ten cont rol
sobre t us sueños y sobre la m uert e m ism a.
Si puedes ser conscient e de los sueños, puedes hacer dos cosas. Una:
puedes crear sueños. Norm alm ent e, no puedes crear sueños. ¡Qué im pot ent e
es el hom bre! Ni siquiera puedes crear sueños.
Si quieres soñar algo en part icular, no puedes soñarlo; no est á en t us
m anos. ¡Qué incapaz es el hom bre! Ni siquiera puede crear sueños. Eres t an
sólo una víct im a de los sueños, no el creador. Un sueño t e sucede; no
puedes hacer nada. Ni lo puedes parar, ni lo puedes crear.
Pero si t e duerm es recordando el corazón lleno de prana, siendo t ocado
cont inuam ent e por el prana con cada respiración, llegarás a dom inar t us
sueños; y ése es un dom inio excepcional. Ent onces puedes soñar cualquier
sueño que quieras. Tan sólo adviert e, m ient ras t e est és durm iendo, que
«quiero soñar est e sueño», y ese sueño llegará a t i. Sim plem ent e di,
m ient ras est és durm iéndot e: «No quiero soñar ese sueño», y ese sueño no
podrá ent rar en t u m ent e.
Pero ¿para qué sirve dom inar t us sueños? ¿No es inút il? No, no es inút il.
Una vez que dom ines t us sueños, nunca soñarás: es absurdo. Cuando
dom inas t us sueños, dej as de soñar; ya no es necesario. Y cuando dej as de
soñar, est ás dorm ido con una cualidad t ot alm ent e diferent e, y esa cualidad
es la m ism a que la de la m uert e.
La m uert e es un dorm ir profundo. Si t u dorm ir se ha vuelt o t an profundo
com o la m uert e, eso significa que no habrá m ás sueños. Soñar crea superficialidad en el dorm ir. Te quedas en la superficie debido a los sueños; debido
a que t e cuelgas de los sueños, t e quedas en la superficie. Cuando no est ás
soñando, caes en el m ar, alcanzas su profundidad.
La m uert e es lo m ism o. Por eso la gent e en I ndia siem pre ha dicho que
dorm ir es una m uert e de poca duración, y que la m uert e es un largo dorm ir:
cualit at ivam ent e son lo m ism o. Dorm ir es una m uert e día- a- día. La m uert e
es un fenóm eno vidaa- vida, un dorm ir vida- a- vida. Todos los días est ás
cansado. Te quedas dorm ido y recobras t u vit alidad, t u vivacidad por la
m añana; has renacido. Después de una vida de set ent a u ochent a años est ás
com plet am ent e cansado. Ent onces una m uert e de t an breve duración no será
suficient e; necesit as una gran m uert e. Después de esa gran m uert e o gran
dorm ir, vuelves a nacer con un cuerpo t ot alm ent e nuevo.
Una vez que puedas conocer el dorm ir sin sueños y puedas ser
conscient e de ello, no t endrás m iedo a la m uert e. Nadie ha m uert o nunca,
nadie puede m orir: ésa es la única im posibilidad.
Hace sólo un día t e est aba diciendo que la m uert e es la única cert eza, y
ahora t e digo que
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la m uert e es im posible. Nadie ha m uert o j am ás y nadie puede m orir - ésa es
la única im posibilidad- , porque el universo es vida. Vuelves a nacer una y
ot ra vez, pero el dorm ir es t an profundo que t e olvidas de t u viej a ident idad.
Tu m ent e queda com plet am ent e lim pia de recuerdos.
Considéralo de est a m anera. Hoy vas a dorm ir: es com o si hubiera algún
m ecanism o - y pront o lo t endrem os- com o el que borra en una grabadora
m agnet ofónica, que puede lim piar t ot alm ent e una cint a para que lo que
est uviera grabado en ella ya no lo est é. Lo m ism o es posible con la m em oria,
porque en realidad la m em oria es sim plem ent e una grabación profunda.
Tarde o t em prano dispondrem os de un m ecanism o que se pueda poner en la
cabeza y que lim piará t u m ent e com plet am ent e. Por la m añana ya no serás
la m ism a persona, porque no podrás recordar quién era el que se durm ió.
Ent onces t u dorm ir se asem ej ará a la m uert e. Habrá una discont inuidad; no
podrás recordar quién se durm ió. Est o est á sucediendo nat uralm ent e. Cuando t e m ueres y vuelves a nacer, no puedes recordar quién m urió. Em piezas
de nuevo.
Con est a t écnica, prim ero dom inarás t us sueños; es decir, dej arás de
soñar. O si quieres soñar, serás capaz de soñar, pero los sueños serán volunt arios. No serán involunt arios, no t e serán im puest os; no serás una víct im a.
Ent onces la cualidad de t u dorm ir se volverá igual que la de la m uert e.
Ent onces sabrás que la m uert e es dorm ir.
Es por eso que est e sut ra dice: Ten cont rol sobre t us sueños y sobre la
m uert e m ism a. Sabrás que la m uert e es sólo un dorm ir prolongado; y út il y
bello, porque t e da nueva vida; t e lo da t odo de nuevo. La m uert e
desaparece... Con la desaparición de los sueños, la m uert e desaparece.
Hay ot ro significado de lograr poder sobre la m uert e, cont rol sobre la
m uert e. Si puedes llegar a advert ir que la m uert e es sólo un dorm ir, serás
capaz de cont rolarla. Si puedes cont rolar t us sueños, t am bién puedes
cont rolar t u m uert e. Puedes elegir si vas a nacer ot ra vez, de quién, cuándo,
de qué form a; t endrás cont rol t am bién sobre t u nacim ient o.
Buda m urió... No m e refiero a su últ im a vida, sino a su penúlt im a vida,
ant es de convert irse en Buda. Ant es de m orir dij o: «Naceré de t ales y cuales
padres; así será m i m adre, así será m i padre. Pero m i m adre m orirá
inm ediat am ent e... Cuando yo nazca m i m adre m orirá inm ediat am ent e. Ant es
de que nazca, m i m adre t endrá ciert os sueños.» No sólo adquieres poder de
t us sueños; t am bién adquieres poder de los sueños de ot ros. Así que Buda,
por poner un ej em plo, dij o: «Habrá ciert os sueños. Cuando est é en el út ero,
m i m adre t endrá ciert os sueños. De m odo que cuando alguna m uj er t enga
est os sueños en est a secuencia, sabed que voy a nacer de ella.»
Y sucedió. La m adre de Buda soñó la m ism a secuencia de sueños. La
secuencia era conocida por t oda I ndia, porque la de Buda no era una declaración corrient e. Todo el m undo la conocía, sobre t odo los que est aban
int eresados en religión y en las cosas m ás profundas de la vida y en las vías
esot éricas de la vida. Se conocía, de m odo que los sueños fueron
int erpret ados. Freud no fue el prim er int erpret ador; ni, por supuest o, el m ás
profundo. Sólo en Occident e fue el prim ero.
De m odo que el padre de Buda se dirigió inm ediat am ent e a los
int erpret adores de sueños, los Freuds y Jungs de aquellos días, y les
pregunt ó: «¿Qué significa est a secuencia? Tengo m iedo. Est os sueños son
ext raños, y se siguen repit iendo en la m ism a secuencia. Hay uno, dos, t res,
cuat ro, cinco, seis sueños que se repit en cont inuam ent e. Son los m ism os
sueños, com o si uno est uviera viendo la m ism a película una y ot ra vez. ¿Qué
est á pasando?»
Así que le dij eron: «Vas a ser el padre de una gran alm a: alguien que va
a ser un buda. Pero ent onces t u esposa va a est ar en peligro; cuando nazca
est e buda es difícil que la m adre sobreviva.»
El padre pregunt ó: «¿Por qué?» Los int erpret adores dij eron: «No
sabem os por qué, pero est a
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alm a que va a nacer hizo una declaración: que cuando fuera a nacer de
nuevo, la m adre m oriría inm ediat am ent e.»
Post eriorm ent e, le pregunt aron a Buda: «¿Por qué m urió t u m adre
inm ediat am ent e?» Él dij o: «Dar a luz a un buda es un acont ecim ient o t an
grande que t odo lo dem ás se vuelve vano después. Así es que la m adre no
puede exist ir. Tendrá que nacer ot ra vez para em pezar de nuevo. Dar a luz a
un buda es un clím ax t al, un punt o culm inant e t al, que la m adre no puede
exist ir después de él».
De m odo que la m adre m urió. Y Buda había dicho en su vida ant erior
que nacería m ient ras su m adre est uviera de pie baj o una palm era; y sucedió.
La m adre est aba de pie baj o una palm era: de pie m ient ras Buda nacía. Y él
había dicho: «Naceré m ient ras m i m adre est é de pie baj o una palm era, y
daré siet e pasos. I nm ediat am ent e, andaré. Ést as son las señales que os
doy», dij o, «para que sepáis que ha nacido un buda.» Y lo cum plió t odo.
Y est o no es así sólo con Buda. Lo es con Jesús, lo es con Mahavira, lo
es con m uchos ot ros. Todos los t irt hankaras j ainas han predicho en su vida
ant erior cóm o iban a nacer. Y han dado secuencias de sueños específicas que t ales y cuales serán los sím bolos- y han dicho cóm o sucederá.
Puedes dirigirlo. Una vez que puedas dirigir t us sueños, puedes dirigirlo
t odo, porque el sueño es la sust ancia m ism a de est e m undo. Est a vida est á
hecha con la sust ancia de los sueños. Una vez que puedes dirigir t us sueños,
puedes dirigirlo t odo. Est e sut ra dice: sobre la m uert e m ism a. Ent onces uno
puede darse a sí m ism o un ciert o nacim ient o, una ciert a vida.
Som os sim plem ent e víct im as. No sabem os por qué nacem os, por qué
m orim os. ¿Quién nos dirige?, y ¿por qué? No parece haber ninguna razón.
Todo parece un caos, sim plem ent e accident al. Es porque no som os
m aest ros. Una vez que som os m aest ros, no es así.
8 Observa el punt o de cam bio con devoción.
Oct ava t écnica de respiración: Con suprem a devoción, cént rat e en los
dos punt os de enlace de la respiración y conoce al que conoce.
Hay una pequeña diferencia en las t écnicas, ligeras m odificaciones. Pero
aunque las diferencias son pequeñas en las t écnicas, puede que para t i sean
grandes. Una sola palabra crea una gran diferencia. Con suprem a devoción,
cént rat e en los dos punt os de enlace de la respiración. La inspiración t iene
un punt o de enlace en el que gira; la espiración t iene ot ro punt o de enlace
en el que gira. Con est os dos giros - y ya hem os hablado de est os giros- se
crea una pequeña diferencia: es decir, pequeña en la t écnica, pero para el
buscador puede que sea grande. Sólo se añade una condición: Con suprem a
devoción; y t oda la t écnica se vuelve diferent e.
En su prim era form a no se m encionaba en absolut o la devoción; era
sim plem ent e una t écnica cient ífica. La pract icas y funciona. Pero hay personas que no pueden pract icar t écnicas t an secas, t an cient íficas. Los que
son t endent es al corazón, los que pert enecen al m undo de la devoción, para
ellos se ha creado una pequeña diferencia:
Con suprem a devoción, cént rat e en los dos punt os de enlace de la
respiración y conoce al que conoce.
Si no t ienes una disposición cient ífica, una act it ud cient ífica, si no t ienes
una m ent e cient ífica, ent onces prueba est o: Con suprem a devoción - con fe,
am or, confianza- cént rat e en los dos punt os de enlace de la respiración y
conoce al que conoce. ¿Cóm o hacerla? ¿Cóm o? Puedes sent ir devoción por
alguien: por Krishna, por Jesús puedes sent ir devoción. Pero ¿cóm o sent ir
devoción por t i m ism o, por est e punt o de enlace de la respiración? El
fenóm eno no parece devocional en absolut o. Pero eso depende...
89
El t ant ra dice que el cuerpo es el t em plo. Tu cuerpo es el t em plo de lo
divino, la m orada de lo divino, así que no t rat es a t u cuerpo com o un obj et o.
Es sagrado, es divino. Y cuando est ás inspirando, no eres sólo t ú quien est á
haciendo la respiración; es lo divino dent ro de t i. Est ás com iendo, est ás
m oviéndot e o andando... Considéralo de est a m anera: no eres t ú, sino lo
divino que se m ueve en t i. Ent onces t odo el asunt o se vuelve absolut am ent e
devocional.
Se dice que m uchos sant os am an su cuerpo. Trat an su cuerpo com o si
pert eneciera a su am ada. Puedes t rat ar t u cuerpo de est a m anera o puedes
t rat arlo com o un m ecanism o: ésa t am bién es una act it ud. Puedes t rat arlo
con culpabilidad, pecado; puedes t rat arlo com o algo sucio; puedes t rat arlo
com o algo m ilagroso, com o un m ilagro; puedes t rat arlo com o la m orada de
lo divino. Depende de t i. Si puedes t rat ar t u cuerpo com o un t em plo,
ent onces est a t écnica será út il: Con suprem a devoción...
Pruébala. Cuando est és com iendo, pruébala. No pienses que t ú est ás
com iendo. Piensa que es lo divino en t i quien est á com iendo, y observa el
cam bio. Est ás com iendo lo m ism o, eres el m ism o, pero inm ediat am ent e t odo
se vuelve diferent e. Est ás dando la com ida a lo divino. Est ás bañándot e - algo
m uy corrient e, t rivial- , pero cam bia de act it ud: sient e que est ás bañando a lo
divino en t i. Ent onces est a t écnica será fácil: Con suprem a devoción,
cént rat e en los dos punt os de enlace de la respiración y conoce al que
conoce.
9 a Túm bat e com o un m uert o.
b Mira sin m over una pest aña.
c Chupa algo y vuélvet e la chupadura.
Novena t écnica: Túm bat e com o un m uert o. Cuando est és furioso,
perm anece así. O m ira fij am ent e sin m over una pest aña. O chupa algo y
conviert ét e en la chupadura.
Túm bat e com o un m uert o. Pruébalo: de pront o, t e has m uert o. ¡Dej a el
cuerpo! No lo m uevas, porque est ás m uert o. Sim plem ent e im agina que est ás
m uert o. No puedes m over el cuerpo, no puedes m over los oj os, no puedes
llorar, no puedes grit ar, no puedes hacer nada, est ás m uert o. Y ent onces
sient e qué se sient e. Pero no hagas t ram pa. Puedes hacer t ram pa, puedes
m over un poco el cuerpo. No t e m uevas. Si llega algún m osquit o, t rat a el
cuerpo com o si est uviera m uert o. Es una de las t écnicas m ás em pleadas.
Ram ana Maharshi alcanzó la ilum inación m ediant e est a t écnica, pero no
era una t écnica que él usó en su vida. En su vida, sucedió de repent e, espont áneam ent e. Pero él debió de haber perseverado en ella en alguna vida
pasada, porque nada sucede espont áneam ent e. Todo t iene una conexión
causal, una causalidad. De repent e, una noche Ram ana - era j oven, t enía
cat orce o quince años ent onces- sint ió que se iba a m orir. Y est aba m uy
arraigado en su m ent e que la m uert e se había apoderado de él. No podía
m over el cuerpo, se sint ió com o si est uviera paralizado. Ent onces sint ió un
ahogo repent ino, y supo que ahora se le iba a parar el corazón. Ni siquiera
podía grit ar y decirle a alguien: «Voy a m orir.»
A veces sucede en alguna pesadilla: no puedes grit ar, no puedes
m overt e. I ncluso cuando t e despiert as, durant e unos pocos m om ent os no
puedes hacer nada. Eso es lo que sucedió. Tenía poder absolut o sobre su
consciencia, pero no t enía ningún poder sobre su cuerpo. Sabía que est aba
allí, que est aba present e, conscient e, alert a, pero sint ió que iba a m orirse. Y
el conocim ient o se volvió t an cert ero que no había ninguna ot ra posibilidad,
así que desist ió. Cerró los oj os y perm aneció allí, esperando a m orirse;
esperó a m orirse.
Poco a poco, el cuerpo se fue quedando rígido. El cuerpo m urió, pero
ent onces se convirt ió en un problem a. Sabía que el cuerpo había m uert o,
pero él seguía allí y lo sabía. Sabía que él est aba vivo y que el cuerpo había
m uert o. Ent onces volvió. Por
90
la m añana, el cuerpo est aba bien, pero el hom bre que había vuelt o ya no era
el m ism o: porque había conocido la m uert e. Había conocido una esfera diferent e, una dim ensión diferent e de consciencia.
Se escapó de su casa. Esa experiencia de la m uert e lo cam bió
com plet am ent e. Se convirt ió en una de las pocas personas ilum inadas de
est a época.
Ést a es la t écnica. Est o le sucedió espont áneam ent e a Ram ana, pero no
t e va a suceder espont áneam ent e a t i. Pero pruébala. En alguna vida se
puede volver espont ánea. Puede que suceda m ient ras la est és probando. Y si
no va a suceder, el esfuerzo no habrá sido desperdiciado. Est á en t i;
perm anece en t i com o una sem illa. En algún m om ent o, cuando llegue la
ocasión adecuada y caigan las lluvias, germ inará.
Toda espont aneidad es así. La sem illa había sido sem brada hace ya
t iem po, pero no era el m om ent o adecuado; no había lluvia. En ot ra vida, llega el m om ent o adecuado. Eres m ás m aduro, t ienes m ás experiencia, est ás
m ás frust rado con el m undo; ent onces, de repent e, en alguna sit uación,
llegan las lluvias y la sem illa explot a.
Túm bat e com o un m uert o. O m ira fij am ent e sin m over una pest aña. O
chupa algo y conviért et e en la chupadura.
Por supuest o, cuando t e est és m uriendo, no será un m om ent o feliz. No
va a ser t an dichoso m ient ras est és sint iendo que est ás m uert o. El m iedo se
apoderará de t i, puede que llegue la ira a t u m ent e, o la frust ración, la t rist eza, la am argura, la angust ia..., cualquier cosa. Será dist int o para cada
individuo.
El sut ra dice: Cuando est és furioso, perm anece así. Si t e sient es furioso,
perm anece así. Si t e sient es t rist e, perm anece así. Si t e sient es ansioso,
asust ado, perm anece así. Est ás m uert o y no puedes hacer nada, así que
perm anece así. Tengas lo que t engas en la m ent e, el cuerpo est á m uert o y
no puedes hacer nada, así que perm anece.
Ese perm anecer es bello. Si puedes perm anecer durant e unos pocos
m inut os, de pront o sent irás que t odo ha cam biado. Pero em pezam os a m overnos. Si hay alguna em oción en la m ent e, el cuerpo em pieza a m overse.
Por eso lo llam am os «em oción»: crea m oción, m ovim ient o en el cuerpo. Si
est ás enfadado, de pront o t u cuerpo se em pieza a m over. Si est ás t rist e, t u
cuerpo em pieza a m overse. Por eso se llam a em oción, porque crea m oción
en el cuerpo. Siént et e m uert o y no perm it as que las em ociones m uevan t u
cuerpo. Dej a que est én ahí, pero perm anece así: inm óvil, m uert o. Haya lo
que haya..., ningún m ovim ient o. ¡Perm anece! Ningún m ovim ient o.
O m ira fij am ent e sin m over una pest aña. Est e o m ira fij am ent e sin
m over una pest aña era el m ét odo de Meher Baba. Durant e años seguidos,
est uvo m irando el t echo de su habit ación. Durant e años seguidos, est uvo
t um bado com o m uert o en el suelo, m irando el t echo sin m over una pest aña,
sin m over los oj os. Se t um baba durant e horas seguidas, sim plem ent e
m irando, sin hacer nada. Mirar con los oj os es bueno, porque t e cent ras de
nuevo en el t ercer oj o. Y una vez que est ás cent rado en el t ercer oj o, incluso
si quieres m over los párpados, no puedes; se quedan fij os.
Meher Baba llegó por m edio de m irar, y t ú dices: «¿Cóm o con est os
pequeños ej ercicios...?»Pero durant e t res años él est uvo m irando el t echo,
sin hacer nada. Tres años es m ucho t iem po. Hazlo durant e t res m inut os y t e
parecerá que has est ado t um bado ahí durant e t res años. Los t res m inut os se
harán m uy, m uy largos. Parecerá que el t iem po no est á pasando y que el
reloj se ha parado.
Meher Baba m iró y m iró y m iró. Poco a poco, los pensam ient os cesaron,
el m ovim ient o cesó, y se volvió pura consciencia, se convirt ió en el m irar.
Ent onces perm aneció en silencio durant e t oda su vida. Se volvió t an
silencioso en su int erior con est e m irar que se le hizo im posible volver a form ular palabras.
Meher Baba est aba en Am érica. Había un hom bre que podía leer los
pensam ient os de los dem ás, que podía leer las m ent es, y que era uno de los
91
adivinadores de pensam ient o m ás excepcionales. Cerraba los oj os, se
sent aba delant e de t i, y en unos pocos m inut os se arm onizaba cont igo y em pezaba a escribir lo que est abas pensando. Lo exam inaron m iles y m iles de
veces, y siem pre t enía razón, siem pre est aba en lo ciert o. Así que alguien lo
t raj o ant e Meher Baba. Se sent ó allí, y ést e fue el único fracaso de t oda su
vida; el único fracaso. Lo int ent ó una y ot ra vez, y em pezó a sudar, pero no
pudo percibir ni una sola palabra.
Con la plum a en la m ano, perm aneció allí y dij o: «¿Qué t ipo de hom bre
es ést e? No puedo leer porque no hay nada que leer. Est e hom bre est á absolut am ent e vacío. I ncluso m e olvido de que hay alguien sent ado aquí.
Cuando cierro los oj os, t engo que abrirlos de nuevo y m irar a ver si ese
hom bre sigue aquí o se ha escapado. Así que m e result a difícil concent rarm e,
porque en el m om ent o en que cierro los oj os, sient o que m e est án engañando: es com o si ese hom bre se hubiera escapado y no hubiese nadie delant e
de m í. Tengo que abrir los oj os de nuevo, y veo que est e hom bre est á aquí.
Y no est á pensando en absolut o.» Ese m irar, ese m irar const ant em ent e
había parado su m ent e com plet am ent e.
O m ira fij am ent e sin m over una pest aña. O chupa algo y conviért et e en
la chupadura. Ést as son pequeñas m odificaciones. Cualquier cosa servirá...
Est ás m uert o: es suficient e.
Cuando est és furioso, perm anece así. I ncluso est a part e se puede
convert ir en una t écnica. Est ás enfadado: t úm bat e, perm anece enfadado. No
salgas de ello, no hagas nada, sim plem ent e perm anece inm óvil.
Krishnam urt i sigue hablando de est o. Toda su t écnica depende de est a
única cosa: Cuando est és furioso, perm anece así. Si est ás enfadado, est at e
enfadado, y perm anece enfadado. No t e m uevas. Si puedes perm anecer así,
la ira se irá y t ú saldrás de ello com plet am ent e diferent e. Si est ás ansioso,
no hagas nada. Perm anece ahí, quédat e ahí. La ansiedad se irá; t ú saldrás
de ello com plet am ent e diferent e. Y una vez que hayas m irado la ansiedad sin
ser m ovido por ella, serás el m aest ro.
O m ira fij am ent e sin m over una pest aña. O chupa algo y conviért et e en
la chupadura. Est o últ im o es físico y fácil de hacer, porque chupar es lo
prim ero que t iene que hacer un niño. Chupar es el prim er act o de la vida.
Cuando nace un niño, em pieza a llorar. Puede que no hayas int ent ado com prender por qué hay est e llant o. En realidad, no est á llorando - nos parece
que est á llorando- , sino sim plem ent e- chupando aire. Y si el niño no puede
llorar, en unos pocos m inut os est ará m uert o, porque llorar es el prim er
esfuerzo para sorber aire. El niño no respiraba m ient ras est aba en el út ero.
Est aba vivo sin respirar. Est aba haciendo lo m ism o que los yoguis hacen baj o
t ierra. Est aba obt eniendo prana sin respirar, puro prana - de la m adre.
Por eso el am or ent re el niño y la m adre es una cosa ent eram ent e
diferent e a ot ros am ores, porque el prana - energía- m ás puro los une a
am bos. Est o no puede volver a suceder. Había una sut il relación pránica. La
m adre le daba su prana al niño, y el niño no respiraba en absolut o. Cuando
nace, es arroj ado fuera de la m adre a un m undo desconocido. Ahora el
prana, la energía, no le llegará t an fácilm ent e. Tiene que respirar por sí
m ism o.
El prim er llant o es un esfuerzo por chupar, y luego chupará la leche del
pecho de la m adre. Ést os son los prim eros act os básicos que has hecho. Lo
que t ú has hecho viene después: ést os son los prim eros act os de la vida.
Tam bién se pueden pract icar. Est e sut ra dice: O chupa algo y conviért et e en
la chupadura. Chupa algo: chupa sim plem ent e el aire, pero olvídat e del aire
y conviért et e en la chupadura. ¿Qué significa est o? Est ás chupando algo;
eres el chupador, no la chupadura. Est ás det rás, chupando.
Est e sut ra dice: no t e quedes det rás; ent ra en el act o y conviért et e en la
chupadura. Prueba cualquier cosa que funcione. Est ás corriendo: conviért et e
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en el correr, no seas el corredor. Conviért et e en el correr y olvídat e del
corredor. Sient e que no hay ningún corredor dent ro, sim plem ent e el proceso
de correr. Eres el proceso, un proceso com o un río que corre. No hay nadie
dent ro. Todo est á en silencio por dent ro, y sólo hay un proceso.
Chupar est á bien, pero t e parecerá m uy difícil, porque lo hem os olvidado
com plet am ent e... En realidad, no com plet am ent e, porque seguim os sust it uyéndolo. El pecho de la m adre es sust it uido por un cigarrillo; sigues
chupándolo. No es m ás que el pezón, el pecho de la m adre y el pezón. Y
cuando ent ra el hum o cálido, es algo así com o leche cálida.
De m odo que a los que no se les perm it e chupar el pecho de la m adre
t odo lo que quieren, luego fum arán. Es un sust it ut o, pero el sust it ut o servirá.
Mient ras est és fum ando un cigarrillo, conviért et e en la chupada. Olvida el
cigarrillo, olvida al fum ador; conviért et e en el fum ar.
No hay ningún obj et o que est és chupando, hay el suj et o que est á
chupando, y el proceso en m edio de chupar. Conviért et e en la chupadura,
conviért et e en el proceso. Pruébalo. Tendrás que probarlo con m uchas cosas;
ent onces descubrirás lo que es adecuado para t i.
Est ás bebiendo agua; ent ra el agua fría: conviért et e en el beber. No
bebas el agua. Olvídat e del agua, olvídat e de t i m ism o y de t u sed; sim plem ent e conviért et e en el beber: el proceso m ism o. Conviért et e en la frescura,
el t act o, la ent rada, y la chupadura que hay que darle al proceso.
¿Por qué no? ¿Qué sucederá? Si t e conviert es en la chupadura, ¿qué
sucederá? Si puedes convert irt e en la chupadura, inm ediat am ent e t e
volverás inocent e, com o un niño recién nacido, porque ése es el prim er
proceso. De alguna form a, t endrás una regresión. Pero hay anhelo. El ser
m ism o del hom bre anhela chupar. Prueba m uchas cosas, pero nada le sirve,
porque no com prende. A no ser que t e conviert as en la chupadura, nada
servirá. Así que pruébalo.
Le di est e m ét odo a un hom bre. Él había int ent ado m uchas cosas; había
probado m uchísim os m ét odos. Ent onces vino a m í, y le pregunt é: «Si t e doy
sólo una cosa a elegir en t odo el m undo, ¿qué elegirás?» Y le dij e
inm ediat am ent e que cerrase los oj os y m e lo dij era, y que no pensara en
ello. Se asust ó, se sint ió indeciso, así que le dij e: «No t engas m iedo, no
dudes. Sé sincero y dím elo».
El dij o: «Es absurdo, pero lo que aparece ant e m í es un pecho.»
Y ent onces em pezó a sent irse culpable, así que le dij e: «No t e sient as
culpable. No hay nada de m alo en un pecho; es una de las cosas m ás bellas,
así que ¿por qué sent irse culpable?»
Pero él dij o: «Est o siem pre ha sido una obsesión para m i.» Y m e dij o:
«Por favor, prim ero dim e, y luego puedes proseguir con t u m ét odo y la
t écnica: prim ero dim e por qué est oy t an int eresado en los pechos de las
m uj eres. Siem pre que m iro a una m uj er, lo prim ero que veo es el pecho. El
cuerpo ent ero es secundario.»
Y est o no es así sólo para él; es así con t odo el m undo; con casi t odo el
m undo. Y es nat ural, porque el pecho de la m adre fue nuest ro prim er conocim ient o del universo. Es básico. El prim er cont act o con el universo fue el
pecho de la m adre. Por eso los pechos son t an at ract ivos. Son bellos; at raen,
t ienen una fuerza m agnét ica. Esa fuerza m agnét ica viene de t u inconscient e.
Eso fue lo prim ero con lo que ent rast e en cont act o, y el cont act o fue
encant ador, una bella sensación. Te da alim ent o, vit alidad inst ant ánea,
am or, t odo. El cont act o era suave, recept ivo, acogedor. Ha perm anecido así
en la m ent e del hom bre.
Así que le dij e a ese hom bre: «Ahora t e daré el m ét odo.» Y ést e fue el
m ét odo que le di: chupar algo y convert irse en la chupadura. Le dij e: «Sim plem ent e cierra los oj os. I m agina los pechos de t u m adre o los pechos de
cualquier m uj er que t e gust e. I m agina, y em pieza a chupar com o si hubiera
un pecho real. Em pieza a chupar.» Em pezó a chupar. En t res días, est aba
chupando t an rápidam ent e,
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t an locam ent e, que se quedó t an caut ivado por ello... Me dij o: «Se ha vuelt o
un problem a: quiero chupar t odo el día. Y es t an bello, y se crea un silencio
t an profundo con ello.» En t res m eses, chupar se volvió un gest o m uy, m uy
silencioso. Los labios se pararon; ni siquiera t e hubieras dado cuent a de que
est aba haciendo algo. Pero había com enzado el chupar int erno. Est aba
chupando t odo el día. Se convirt ió en un m ant ra, unj apa: la repet ición de un
m ant ra.
Después de t res m eses, vino a m í y m e dij o: «Me est á sucediendo algo
ext raño. Algo dulce est á cayendo de m i cabeza a m i lengua cont inuam ent e. Y
es t an dulce y m e llena de t ant a energía que no necesit o com ida, no m e
queda nada de ham bre. Com er se ha convert ido en una form alidad. Tom o
algo para no crear problem as en la fam ilia. Pero algo est á llegando a m í
cont inuam ent e. Es t an dulce, da t ant a vida...»
Le dij e que cont inuara. Tres m eses m ás, y un día llegó com o loco,
bailando, y m e dij o: «El chupar ha desaparecido, pero soy ot ro hom bre. Ya
no soy el m ism o que vino a t i. Se ha abiert o alguna puert a dent ro de m í.
Algo se ha rot o y no m e queda ningún deseo. Ya no quiero nada: ni siquiera
a Dios, ni siquiera m oksha, la liberación. No quiero nada. Ahora t odo est á
bien t al com o es. Lo acept o y soy dichoso.»
Prueba est o. Sim plem ent e chupa algo y conviért et e en la chupadura.
Puede ser út il para m uchos, porque es m uy básico.
Est o es t odo por hoy.
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Ca pít u lo 6
Est r a t a ge m a s pa r a Tr a sce n de r los Su e ñ os
Pr e gu n t a s
¿Cóm o ser conscient e en sueños?
¿Por qué hacer esfuerzos si som os m eram ent e act ores en el decorado
de un escenario?
Pr e gu n t a 1
Un am igo ha pregunt ado:
¿Puedes explicarnos, por favor, cuáles son algunos de los dem ás
fact ores que pueden hacerle a uno conscient e m ient ras est á soñando?
Est a es una pregunt a significat iva para t odos los que est án int eresados
en la m edit ación, porque, en realidad, la m edit ación es una t rascendencia del
proceso de soñar. Est ás soñando const ant em ent e: no sólo por la noche, no
sólo m ient ras est ás dorm ido; est ás soñando t odo el día. Est o es lo prim ero
que hay que com prender. Mient ras est ás despiert o t odavía est ás soñando.
Sim plem ent e cierra los oj os en cualquier m om ent o del día. Relaj a el
cuerpo y advert irás que los sueños siguen ahí. Nunca desaparecen, t an sólo
quedan escondidos por nuest ras act ividades diarias. Es com o las est rellas
durant e el día. Por la noche puedes ver las est rellas. Durant e el día no las
puedes ver, pero siem pre est án ahí. Sim plem ent e quedan escondidas por la
luz del Sol.
Si ent ras en un pozo profundo, puedes ver las est rellas en el cielo
incluso durant e el día. Es necesaria una ciert a oscuridad para ver las
est rellas. Así que ent ra en un pozo profundo y m ira desde el fondo, y podrás
ver las est rellas t am bién durant e el día. Las est rellas est án ahí. No es que
por la noche est én ahí y durant e el día no; siem pre est án ahí. Por la noche
las puedes ver fácilm ent e. Durant e el día no las puedes ver porque la luz del
Sol se conviert e en un obst áculo.
Lo m ism o sucede con soñar. No es que sólo sueñes cuando est ás
dorm ido. Cuando duerm es puedes sent ir los sueños fácilm ent e, porque ya no
est á present e la act ividad del día; por eso puedes ver y sent ir esa act ividad
int erna. Cuando t e levant as por la m añana, cont inúas soñando en t u int erior
m ient ras em piezas a act uar ext ernam ent e.
Est e proceso de la act ividad, de la act ividad de cada día, sim plem ent e
ocult a los sueños. Los sueños siguen ahí. Cierra los oj os, reláj at e en un sillón, y de pront o lo advert irás: las est rellas est án ahí, no se han ido a
ninguna part e. Los sueños siem pre est án ahí. Hay una act ividad const ant e.
Lo segundo... Si los sueños cont inúan, no se puede decir que est és
realm ent e despiert o. Por la noche est ás m ás dorm ido, durant e el día est ás
m enos dorm ido. La diferencia es relat iva, porque si los sueños siguen ahí, no
se puede decir que est és realm ent e despiert o. Los sueños crean un revest im ient o sobre la consciencia. Est e revest im ient o se vuelve com o hum o: est ás
rodeado por él. No puedes est ar realm ent e despiert o m ient ras est és
soñando, ya sea durant e el día o por la noche. Así que lo segundo: sólo se
puede decir que est ás despiert o cuando no est ás soñando en absolut o.
Llam am os a Buda «el que ha despert ado». ¿Qué es est e despert ar? Est e
despert ar es en realidad
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la cesación del sueño int erno. No hay ningún sueño por dent ro. Est ás
ahí, pero no hay ningún sueño. Es com o si no hubiera ninguna est rella en el
cielo; se ha vuelt o espacio puro. Cuando no hay sueños, t e conviert es en
espacio puro.
Est a pureza, est a inocencia, est a consciencia sin sueños, es lo que se
conoce com o ilum inación: el despert ar.
Durant e siglos, la espirit ualidad en t odo el m undo, Orient e y Occident e,
ha dicho que el hom bre est á dorm ido. Jesús lo dice, Buda lo dice, los Upanishads hablan de ello: el hom bre est á dorm ido. De m odo que m ient ras
est ás dorm ido por la noche, est ás t an sólo relat ivam ent e m ás dorm ido;
durant e el día est ás m enos dorm ido. Pero la espirit ualidad dice que el
hom bre est á dorm ido. Est o hay que ent enderlo.
¿Qué se quiere decir con eso? Gurdj ieff, en est e siglo, recalcó est e
hecho de que el hom bre est á dorm ido. «De hecho», dij o, «el hom bre es un
t ipo de dorm ir. Todo el m undo est á profundam ent e dorm ido.»
¿Por qué dice eso? No sabes, no t e acuerdas de quién eres. ¿Sabes
quién eres? Si t e encuent ras con una persona en la calle y le pregunt as quién
es y no t e puede responder, ¿qué pensarás? Pensarás que est á loco, o
borracho, o sim plem ent e dorm ido. Si no puede cont est ar quién es, ¿qué vas
a pensar de él? En el cam ino espirit ual t odo el m undo est á así. No puedes
cont est ar quién eres.
Ést e es el prim er significado cuando Gurdj ieff o Jesús o cualquiera dice
que el hom bre est á dorm ido: no eres conscient e de t i m ism o. No t e conoces
a t i m ism o; nunca t e has encont rado a t i m ism o. Sabes m uchas cosas en el
m undo obj et ivo, pero no conoces al suj et o. Tu est ado m ent al es com o si
hubieras ido a ver una película. La película est á pasando en la pant alla, y t ú
t e has em bebido t ant o de ella que lo único que conoces es la película, la
hist oria, lo que est á apareciendo en la pant alla. Ent onces, si alguien t e
pregunt a quién eres, no puedes decir nada.
Soñar es sólo la película: ¡sólo la película! Es la m ent e reflej ando el
m undo. En el espej o de la m ent e se reflej a el m undo; eso es soñar. Y est ás
t an involucrado en ello, t an ident ificado con ello, que t e has olvidado
com plet am ent e de quién eres. Est o es lo que significa est ar dorm ido: el que
sueña est á perdido en el sueño. Lo ves t odo except o a t i m ism o, lo sient es
t odo except o a t i m ism o, lo conoces t odo except o a t i m ism o. Est a ignorancia
de uno m ism o es el dorm ir. A m enos que cese el sueño com plet am ent e, no
puedes despert ar en t i m ism o.
Puede que hayas sent ido algunas veces, m ient ras veías una película
durant e t res horas, y de pront o la película se t erm ina y vuelves a t i m ism o.
Recuerdas que han pasado t res horas, recuerdas que era sólo una película.
Not as t us lágrim as..., has est ado llorando porque para t i la película era una
t ragedia, o est uvist e riéndot e, o est uvist e haciendo alguna ot ra cosa, y ahora
t e ríes de t i m ism o. ¡Qué t ont ería est abas haciendo! Era sólo una película,
sólo una hist oria. No había nada en la pant alla; sólo un j uego de luces y
som bras, un j uego eléct rico. Ahora t e ríes: has vuelt o a t i m ism o. Pero
¿dónde est abas durant e t res horas?
No est abas en t u cent ro. Te habías ido com plet am ent e a la periferia. Te
habías ido allí, donde t ranscurría la película. No est abas en t u cent ro, no
est abas cont igo m ism o. Est abas en alguna ot ra part e.
Est o sucede al soñar: est o es lo que es nuest ra vida. La película dura
sólo t res horas, pero est e soñar est á en funcionam ient o durant e vidas y vidas y vidas. I ncluso si se det iene el sueño de repent e, no serás capaz de
reconocer quién eres. De pront o t e sent irás m uy inseguro, incluso asust ado.
I nt ent arás ent rar ot ra vez en la película, porque eso es lo conocido. Est ás
fam iliarizado con ello, est ás m uy aclim at ado a ello.
Para cuando sucede que dej as de soñar, hay un cam ino, especialm ent e
en el Zen, que se conoce com o el cam ino de la ilum inación repent ina. Hay
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t écnicas ent re est os cient o doce m ét odos, hay m uchas t écnicas que t e
pueden dar el despert ar repent ino. Pero puede ser dem asiado, y puede que
no seas capaz de soport arlo. Puede que explot es. Puede incluso que m ueras,
porque has vivido soñando durant e t ant o t iem po que no recuerdas quién
eres si no est ás soñando.
Si t odo est e m undo desaparece de repent e y t e quedas solo, t e daría un
pasm o t an grande que t e m orirías. Lo m ism o sucedería si de pront o desaparecieran t odos los sueños de la consciencia. Tu m undo desaparecerá, porque
t u m undo era t u sueño.
No est am os realm ent e en el m undo. Más bien «el m undo» no se
com pone de cosas fuera de nosot ros, sino de nuest ros sueños. Así es que
t oda persona vive en su propio m undo de sueños.
Recuerda: no es un m undo de lo que siem pre hablam os.
Geográficam ent e lo es, pero psicológicam ent e hay t ant os m undos com o
m ent es. Cada m ent e es un m undo. Y si t us sueños desaparecen, t u m undo
desaparece. Sin sueños t e result a difícil vivir. Ésa es la razón por la que los
m ét odos repent inos no se usan de m anera general; sólo se usan los m ét odos
graduales.
Es bueno darse cuent a de est o: la razón de que se usen los m ét odos
graduales no es que sea necesario un proceso gradual. Puedes ent rar súbit am ent e en esa realización en est e m ism o m om ent o. No hay ninguna barrera;
nunca ha habido ninguna barrera. Ya eres esa realización, puedes ent rar en
est e m ism o inst ant e. Pero eso puede result ar peligroso, fat al. Puede que no
seas capaz de soport arlo. Va a ser dem asiado para t i.
Est ás aclim at ado sólo a los sueños falsos. No puedes afront ar la
realidad, no puedes ent rar en cont act o con ella. Eres una plant a de
invernadero: vives en t us sueños. Te ayudan de m uchas form as. No son sólo
sueños; para t i son la realidad.
La razón por la que se usan los m ét odos graduales no es que la
realización requiera t iem po. ¡La realización no requiere t iem po! La realización
no requiere nada de t iem po. La realización no es algo que t enga que ser
alcanzado en el fut uro, pero con los m ét odos graduales la alcanzarás en el
fut uro. Así que ¿qué hacen los m ét odos graduales? En realidad no t e est án
ayudando a «realizar la realización»; t e est án ayudando a soport arla. Te
est án haciendo capaz, fuert e, para que cuando suceda el suceso lo puedas
soport ar.
Hay siet e m ét odos por m edio de los cuales puedes abrirt e paso a la
fuerza en la ilum inación, inm ediat am ent e. Pero no serás capaz de soport arlo.
Puede que t e quedes ciego: dem asiada luz. O puede que m ueras de repent e:
dem asiada dicha.
Est e soñar, est e dorm ir profundo en el que est am os, ¿cóm o puede ser
t rascendido? Est a pregunt a es significat iva para t rascenderlo: ¿Puedes
explicam os, por favor, cuáles son algunos de los dem ás fact ores que pueden
hacerle a uno conscient e m ient ras est á soñando? Hablaré de ot ros dos
m ét odos, Ayer hablam os de uno. Hoy, ot ros dos que son aún m ás fáciles.
Uno es em pezar a act uar, a com port arse com o si t odo el m undo fuera
sólo un sueño. I ndependient em ent e de lo que est és haciendo, recuerda que
eso es un sueño. Mient ras est és com iendo, recuerda que eso es un sueño.
Mient ras est és andando, recuerda que eso es un sueño. Dej a que t u m ent e
recuerde cont inuam ent e, m ient ras est és despiert o, que t odo es un sueño.
Ést e es el porqué de llam ar al m undo m aya, ilusión, sueño.
Ést e no es un razonam ient o filosófico. Desgraciadam ent e, cuando
Shankara fue t raducido al inglés, al alem án y al francés, a las lenguas
occident ales, se sobreent endió que era sim plem ent e un filósofo. Eso ha
creado m uchos m al ent endidos. En Occident e hay filósofos - por ej em plo,
Berkeley- que dicen que el m undo es sólo un sueño, una proyección de la
m ent e. Pero est o es una t eoría filosófica. Berkeley lo propone com o
hipót esis.
Cuando Shankara dice que el m undo es un sueño, no es filosófico, no es
una t eoría. Shankara lo propone com o una ayuda, un apoyo para una
m edit ación específica. Y ést a es la m edit ación: si
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quieres recordar m ient ras est ás soñando que eso es un sueño, t endrás que
em pezar m ient ras est és despiert o. Norm alm ent e, m ient ras est ás soñando no
puedes recordar que eso es un sueño; piensas que es una realidad.
¿Por qué piensas que eso es una realidad? Porque t odo el día est ás
pensando que t odo es una realidad. Ésa se ha convert ido en la act it ud, una
act it ud fij a. Mient ras est abas despiert o t e est abas bañando: era real.
Mient ras est abas despiert o est abas com iendo: era real. Mient ras est abas
despiert o est abas hablando con un am igo: era real. Durant e t odo el día, t oda
la vida, independient em ent e de lo que est és pensando, t u act it ud es que eso
es real. Est o se arraiga; se conviert e en una act it ud fij a de la m ent e.
De m odo que, m ient ras est ás soñando por la noche, sigue funcionando
la m ism a act it ud: que eso es real. Así que, prim ero, analicem os. Debe de
haber alguna sim ilit ud ent re soñar y la realidad; de ot ra form a, est a act it ud
sería un t ant o difícil.
Te est oy viendo. Ent onces cierro los oj os y ent ro en un sueño, y t e veo
en m i sueño. No hay ninguna diferencia ent re las dos m aneras de ver.
Cuando t e est oy viendo realm ent e, ¿qué est oy haciendo? Tu im agen se
reflej a en m is oj os. No t e est oy viendo a t i. Tu im agen se reflej a en m is oj os,
y ent onces esa im agen es t ransform ada por m edio de procesos m ist eriosos;
y la ciencia aún no est á en posición de decir cóm o. Esa im agen es
t ransform ada quím icam ent e y llevada a alguna part e de la cabeza, pero la
ciencia t odavía no es capaz de decir adónde, dónde sucede est o exact am ent e. No est á sucediendo en los oj os; los oj os son sólo vent anas. No est oy
viendo con los oj os, t e est oy viendo a t ravés de los oj os.
Te reflej as en los oj os. Puede que seas sólo una im agen; puede que
seas una realidad, puede que seas un sueño. Recuerda: los sueños son
t ridim ensionales. Puedo reconocer una im agen porque una im agen es
bidim ensional. Los sueños son t ridim ensionales, por lo que son exact am ent e
com o t ú y los oj os no pueden dist inguir si lo que han vist o es real o irreal. No
hay m anera de j uzgar; los oj os no son el j uez.
Ent onces la im agen es t ransform ada en m ensaj es quím icos. Esos
m ensaj es quím icos son com o ondas eléct ricas; van a alguna part e de la
cabeza. Se desconoce aún dónde est á el punt o en que los oj os ent ran en
cont act o con la superficie de ver. Sim plem ent e llegan a m í ondas, y ent onces
son descodificadas. Ent onces las descodifico de nuevo, y de est a m anera sé
lo que est á sucediendo.
Yo siem pre est oy dent ro, y t ú siem pre est ás fuera, y no hay ningún
encuent ro. Por eso, si eres real o sólo un sueño, es un problem a. I ncluso en
est e m ism o m om ent o, no hay m anera de j uzgar si est oy soñando o si est ás
realm ent e aquí. Escuchándom e, ¿cóm o puedes saber que est ás escuchándom e realm ent e, que no est ás soñando? No hay m anera. Es por eso que la
act it ud que m ant ienes durant e t odo el día es t rasladada a la noche. Y
m ient ras est ás soñando, consideras que el sueño es real.
Prueba lo cont rario; eso es lo que quiere decir Shankara. Él dice que el
m undo ent ero es una ilusión, él dice que el m undo ent ero es un sueño; recuerda est o. Pero som os t ont os. Si Shankara dice: «Est o es un sueño»,
ent onces decim os: «¿Qué necesidad hay de hacer nada? Si est o es sólo un
sueño, ent onces no es necesario com er. ¿Para qué seguir com iendo y
pensando que es un sueño? ¡No com as! » Pero ent onces, recuerda: cuando
t engas ham bre, es un sueño. O com e, y cuando not es que has com ido
dem asiado, recuerda, es un sueño.
Shankara no t e est á diciendo que cam bies el sueño, recuerda, porque el
esfuerzo para cam biar el sueño est á basado falsam ent e, de nuevo, en la
creencia de que es real; de ot ra form a, no hay necesidad de cam biar nada.
Shankara est á diciendo sim plem ent e que no im port a lo que est é pasando, es
un sueño.
Recuerda est o: no hagas nada para cam biarlo, t an sólo recuérdalo
cont inuam ent e. Trat a de recordar const ant em ent e durant e t res sem anas que
cualquier
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cosa que est és haciendo es sólo un sueño. Al principio es m uy difícil. Caerás
una y ot ra vez en la viej a paut a de la m ent e, em pezarás a pensar que es una
realidad. Tendrás que despert art e a t i m ism o cont inuam ent e para recordart e
a t i m ism o que «est o es un sueño». Si durant e t res sem anas puedes
m ant ener const ant em ent e est a act it ud, en la cuart a o quint a sem ana,
cualquier noche, m ient ras est és soñando, de pront o recordarás que «est o es
un sueño».
Ést a es una m anera de ent rar en los sueños con consciencia, con
conciencia. Si puedes recordar por la noche, m ient ras est ás soñando, que
eso es un sueño, ent onces, durant e el día no necesit arás ningún esfuerzo
para recordar que eso t am bién es un sueño. Ent onces lo sabrás.
Al principio, cuando est és pract icando est o, será sólo fict icio. Em piezas
sim plem ent e con fe... «Est o es un sueño.» Pero cuando puedas recordar en
sueños que eso es un sueño, se volverá real. Ent onces, durant e el día,
cuando t e levant es, no sent irás que t e est ás levant ando de dorm ir; sent irás
que sim plem ent e est ás pasando de un sueño a ot ro. Ent onces se volverá
real. Y si las veint icuat ro horas se vuelven un sueño, y puedes sent irlo y
recordarlo, est arás en t u cent ro. Ent onces t u consciencia se habrá convert ido
en un arco de dos flechas.
Est ás sint iendo los sueños, y si los est ás sint iendo com o sueños,
em pezarás a sent ir al que sueña: el suj et o. Si consideras que los sueños son
reales, no puedes sent ir al suj et o. Si la película se ha vuelt o realidad, t e
olvidas a t i m ism o. Cuando la película se t erm ina y sabes que era irreal, t u
realidad irrum pe, se m anifiest a; t e puedes sent ir a t i m ism o. Ést a es una
m anera.
Ést e ha sido uno de los m ét odos indios m ás ant iguos. Por eso hem os
insist ido en que el m undo es irreal. No lo decim os filosóficam ent e; no
decim os que est a casa es irreal, así que puedes at ravesar las paredes. ¡No es
eso lo que querem os decir! Cuando decim os que est a casa es irreal, es una
est rat agem a. No es un argum ent o cont ra la casa.
Así que Berkeley propuso que el m undo ent ero es sólo un sueño. Un día,
por la m añana, est aba paseando con Sam uel Johnson. Sam uel Johnson era
un endurecido realist a, así que Berkeley dij o: «¿Has oído hablar de m i
t eoría? Est oy elaborándola. Sient o que el m undo ent ero es irreal, y no se
puede probar que es real. Y la carga de probar que lo es recae sobre los que
dicen que es real. Yo digo que es irreal; igual que los sueños.»
Johnson no era un filósofo, pero t enía una m ent e lógica m uy ast ut a. Est án
en la calle, paseando por la m añana en una calle solit aria. Ent onces Johnson
coge una piedra en la m ano y le da un golpe en la pierna a Berkeley. Chorrea
la sangre, y Berkeley grit a. Johnson dice: «¿Por qué est ás grit ando si la
piedra es sólo un sueño? Digas lo que digas, crees en la realidad de la
piedra. Lo que dices es una cosa, y t u m odo de act uar es diferent e y
cont rario. Si t u casa es sólo un sueño, ent onces ¿adónde vas a volver?
¿Adónde vas a volver t ras el paseo m at ut ino? Si t u esposa es sólo un sueño,
no volverás a reunirt e con ella.»
Los realist as siem pre han argum ent ado de est a m anera, pero no pueden
argum ent ar de est a m anera con Shankara, porque la suya no es una t eoría
filosófica. No est á diciendo nada sobre la realidad; no est á proponiendo nada
sobre el universo. Más bien es una est rat agem a para cam biar t u m ent e, para
cam biar la act it ud básica fij a de form a que puedas m irar el m undo de una
m anera diferent e, ent eram ent e diferent e.
Est o es un problem a, un problem a para el pensam ient o indio cont inuam ent e;
porque para el pensam ient o indio t odo es sólo una est rat agem a para la
m edit ación. No nos int eresa si es verdadero o falso. Nos int eresa su ut ilidad
para t ransform ar al hom bre.
Est o es enfát icam ent e diferent e a la m ent e occident al. Cuando ellos
proponen una t eoría, les preocupa si es verdadera o falsa, si se puede probar
lógicam ent e o no. Cuando nosot ros plant eam os algo, no nos preocupa su
verdad; nos int eresa
101
su ut ilidad, nos int eresa su capacidad, su capacidad para t ransform ar la
m ent e hum ana. Puede que sea ciert o, puede que no sea ciert o. En realidad,
no es ninguna de las dos cosas: es sim plem ent e una est rat agem a.
He vist o flores afuera. Por la m añana, sale el sol y t odo es herm oso. Tú
nunca has est ado afuera, y nunca has vist o flores, y nunca has vist o el Sol
de la m añana. Nunca has vist o el cielo abiert o; no sabes lo que es la belleza.
Has vivido en una prisión cerrada. Quiero guiart e hacia fuera. Quiero que
salgas baj o el cielo abiert o y que veas est as flores. ¿Cóm o lo voy a hacer?
Tú no sabes qué son las flores. Si hablo de flores, piensas: «Se ha vuelt o
loco. No hay flores.» Si hablo del sol de la m añana, piensas: «Es un visionario. Ve visiones y sueños. Es un poet a.» Si hablo del cielo abiert o, t e
reirás. Te echarás a reír: «¿Dónde est á el cielo abiert o? Sólo hay paredes y
paredes y m ás paredes.»
Así que, ¿qué voy a hacer? Debo idear algo que puedas ent ender y que t e
ayude a salir, así que digo que la casa est á en llam as y em piezo a correr. Se
vuelve cont agioso: corres det rás de m í y sales. Ent onces sabrás que lo que
dij e no era ni verdadero ni falso. Era sólo una est rat agem a. Ent onces verás
las flores y m e perdonarás.
Buda hacía eso, Mahavira hacía eso, Shiva hacía eso, Shankara hacía eso.
Podem os perdonarlos después. Siem pre los hem os perdonado, porque una
vez que salim os, sabem os lo que est aban haciendo. Y ent onces
com prendem os que era inút il discut ir con ellos, porque no era cuest ión de
discut ir. No había fuego en ninguna part e, pero sólo podíam os com prender
ese lenguaj e. La flores sí exist ían, pero no podíam os com prender el lenguaj e
de las flores; esos sím bolos no t enían sent ido para nosot ros.
Así que ésa es una m anera. Luego hay un segundo m ét odo en el ot ro
polo. Est e m ét odo const it uye un polo; el ot ro m ét odo es el ot ro polo de la
m ism a cosa. Un m ét odo es para em pezar a sent ir, a recordar, que t odo es
un sueño. El ot ro es no pensar nada sobre el m undo, sino sim plem ent e seguir recordando que t ú eres.
Gurdj ieff usó est e segundo m ét odo. Est e segundo m ét odo procede de la
t radición sufí, del I slam . Ellos t rabaj aron con él m uy profundam ent e.
Recuerda: «Yo soy», independient em ent e de lo que est és haciendo. Est ás
bebiendo agua, est ás com iendo t u com ida; recuerda: «Yo soy.» Cont inúa
com iendo y sigue recordando «yo soy, yo soy». ¡No lo olvides! Es difícil,
porque ya piensas que sabes que eres, así que ¿qué necesidad hay de seguir
recordándolo? Nunca lo recuerdas, pero es una t écnica m uy, m uy poderosa.
Cuando cam ines, recuerda: «Yo soy.» Dej a que el cam inar cont inúe, sigue
cam inando, pero est at e cont inuam ent e fij o en est e aut orrecuerdo de «yo
soy, yo soy, yo soy». No lo olvides. Me est ás escuchando: hazlo aquí. Me
est ás escuchando. No est és t an fusionado, involucrado, ident ificado. No
im port a lo que yo est é diciendo; recuerda, sigue recordando. Est ás
escuchando, se suceden las palabras, alguien est á hablando, t ú eres «yo soy,
yo soy, yo soy». Dej a que est e «yo soy» sea un fact or const ant e de la
conciencia.
Es m uy difícil. No puedes recordar cont inuam ent e ni siquiera durant e un
solo m inut o. Pruébalo. Pon t u reloj ant e t us oj os y m ira cóm o se m ueven las
m anecillas. Un segundo, dos segundos, t res segundos... Sigue m irándolo,
Haz dos cosas: m ira el m ovim ient o de la m anecilla que m uest ra los
segundos, y recuerda cont inuam ent e «yo soy, yo soy». Con cada segundo,
sigue recordando «yo soy». En un plazo de cinco o seis segundos not arás
que lo has olvidado. De repent e t e acordarás de que «han pasado m uchos
segundos y no he recordado que " yo soy" ».
I ncluso recordarlo por un m inut o com plet o es un m ilagro. Y si puedes
recordarlo por un m inut o, la t écnica es para t i. Ent onces hazla. Por m edio de
ella serás capaz de ir m ás allá de los sueños y de saber que los sueños son
sueños.
102
¿Cóm o funciona? Si puedes recordar t odo el día «yo soy», est o penet rará
t am bién en t u dorm ir. Y cuando est és soñando, recordarás cont inuam ent e
«yo soy». Si puedes recordar «yo soy» en el sueño, de pront o el sueño se
vuelve sólo un sueño. Ent onces el sueño no puede engañart e, ent onces el
sueño no puede ser sent ido com o realidad. Ést e es el m ecanism o: el sueño
se sient e com o realidad porque t e falt a el aut o recuerdo; t e falt a «yo soy».
Si no hay recuerdo de uno m ism o, ent onces el sueño se vuelve realidad. Si
hay recuerdo de uno m ism o, se vuelve sólo un sueño.
Ést a es la diferencia ent re el sueño y la realidad. Para una m ent e
m edit at iva, o para la ciencia de la m edit ación, ést a es la única diferencia. Si
eres, ent onces t oda la realidad es sólo un sueño. Si no eres, ent onces los
sueños se vuelven realidad.
Nagarj una dice: «Ahora soy, porque el m undo no es. Cuando yo no era, el
m undo era. Sólo uno puede exist ir.» Eso no significa que el m undo haya
desaparecido. Nagarj una no est á hablando de est e m undo; est á hablando del
m undo de los sueños. O t ú puedes ser, o los sueños pueden ser: am bos no
podéis ser.
De m odo que el prim er paso será cont inuar recordando «yo soy»
const ant em ent e; sim plem ent e «yo soy». No digas «Ram a», no digas
«Shyam ». No ut ilices ningún nom bre, porque t ú no eres eso. Usa
sim plem ent e yo soy».
Pruébalo en cualquier act ividad y siént elo. Cuant o m ás real t e vuelves
dent ro de t i, m ás irreal se vuelve el m undo circundant e. La realidad se
vuelve «yo», y el m undo se vuelve irreal. El m undo es real o el «yo» es real:
am bos no pueden ser reales. Ahora est ás sint iendo que sólo eres un sueño;
ent onces el m undo es real. Cam bia el énfasis. Vuélvet e real, y el m undo se
volverá irreal.
Gurdj ieff t rabaj ó con est e m ét odo cont inuam ent e. Su principal discípulo,
P. D. Ouspensky, cuent a que cuando Gurdj ieff est aba t rabaj ando con él con
est e m ét odo, y llevaba t res m eses pract icando cont inuam ent e est e recuerdo
de «yo soy, yo soy, yo soy», después de t res m eses, t odo se det uvo. Sólo
una not a perm aneció dent ro com o una m úsica et erna: «Yo soy, yo soy, yo
soy.» Pero ent onces est o no era un esfuerzo. Era una act ividad espont ánea
que cont inuaba: «Yo soy.» Ent onces Gurdj ieff le dij o a Ouspensky que saliera
de la casa. Durant e t res m eses, lo había m ant enido en la casa y no se le
perm it ía salir.
Ent onces Gurdj ieff dij o: «Ven conm igo.» Est aban viviendo en una ciudad
rusa, Tiflis. Gurdj ieff le dij o que saliera, y se fueron a la calle. Ouspensky
escribe en su diario: «Por prim era vez pude com prender lo que Jesús quería
decir cuando dij o que el hom bre est á dorm ido. La ciudad ent era m e pareció
com o que est aba dorm ida. La gent e se m ovía dorm ida; los t enderos est aban
vendiendo dorm idos; los client es est aban com prando dorm idos. Toda la
ciudad est aba dorm ida. Miré a Gurdj ieff: sólo él est aba despiert o. La ciudad
ent era est aba dorm ida. Est aban enfadados, est aban peleando, est aban
am ando, com prando, vendiendo, haciendo de t odo.»
Ouspensky dice: «Ahora podía ver sus rost ros, sus oj os: est aban
dorm idos. No est aban ahí. Falt aba el cent ro int erno, no est aba allí».
Ouspensky le dij o a Gurdj ieff: «No quiero volver allí nunca m ás. ¿Qué le ha
sucedido a la ciudad? Todos parecen dorm idos, drogados.»
Gurdj ieff dij o: «No le ha pasado nada a la ciudad, algo t e ha sucedido a t i.
Has sido desdrogado; la ciudad es la m ism a. Es el m ism o lugar por el que t ú
andabas hace t res m eses, pero no podías ver que los dem ás est án dorm idos
porque t ú t am bién est abas dorm ido. Ahora puedes ver porque ha llegado a t i
una ciert a cualidad de conciencia. Con t res m eses pract icando «yo soy»
cont inuam ent e, has t om ado conciencia en m uy pequeña m edida. ¡Has
t om ado conciencia! Una part e de t u consciencia ha ido m ás allá del sueño.
Por eso puedes ver que t odo el m undo est á dorm ido, m uert o, m oviéndose,
drogado, com o hipnot izado.»
103
Ouspensky dice: «No podía soport ar ese fenóm eno: ¡t odo el m undo
dorm ido! No im port a lo que est én haciendo, no son responsables de ello. ¡No
lo son! ¿Cóm o van a ser responsables?» Volvió y le pregunt ó a Gurdj ieff:
«¿Qué es est o? ¿Est oy siendo engañado de alguna m anera? ¿Me has hecho
algo por lo que la ciudad ent era parece dorm ida? No puedo creer lo que
veo.»
Pero est o le pasará a cualquiera. Si puedes recordart e a t i m ism o, sabrás
que nadie se est á recordando a sí m ism o, y cada uno sigue m oviéndose de
est a form a. El m undo ent ero est á dorm ido. Pero debes em pezar m ient ras
est ás despiert o. En cualquier m om ent o que t e acuerdes, em pieza «yo soy».
No quiero decir que t engas que repet ir las palabras «yo soy»; m ás bien,
siént elo. Dándot e un baño, sient e «yo soy». Not a el cont act o de la ducha
fría, y perm ít et e est ar det rás, sint iendo y recordando «yo soy». Recuerda: no
est oy diciendo que t engas que repet ir verbalm ent e «yo soy». Puedes
repet irlo, pero esa repet ición no t e dará conciencia. Puede que la repet ición
cree m ás sueño. Hay m uchas personas que siguen repit iendo m uchas cosas.
Siguen repit iendo «Ram a, Ram a, Ram a...», y si sim plem ent e est án
repit iendo sin conciencia, ent onces est e «Ram a, Ram a, Ram a...» se
conviert e en una droga. Pueden dorm ir bien gracias a ella.
Por eso Mahesh Yogi t iene t ant o at ract ivo en Occident e, porque est á
dando m ant ras para que la gent e los repit a. Y en Occident e dorm ir se ha
convert ido en uno de los problem as m ás serios. El dorm ir est á t ot alm ent e
alt erado. El dorm ir nat ural ha desaparecido. Sólo puedes dorm ir con t ranquilizant es y drogas; de ot ra form a, dorm ir se ha vuelt o im posible. Ést a es la
razón del at ract ivo de Mahesh Yogi. Es porque si repit es algo
const ant em ent e, esa repet ición t e hace dorm ir profundam ent e; eso es t odo.
De m odo que la denom inada m edit ación t rascendent al no es m ás que un
t ranquilizant e psicológico. No es nada: t an sólo un t ranquilizant e. Ayuda,
pero es buena para dorm ir, no para la m edit ación. Duerm es bien, dorm irás
con m ás calm a. Es buena, pero no es para la m edit ación en absolut o. Si
repit es una palabra const ant em ent e, crea un ciert o aburrim ient o, y el
aburrim ient o es bueno para dorm ir.
De m odo que cualquier cosa m onót ona, repet it iva, puede ayudar a
dorm ir. El niño en el út ero de la m adre duerm e cont inuam ent e durant e
nueve m eses, y puede que no sepas el porqué de est o. El porqué es solo el
«t ic- t ac, t ic- t ac» del corazón de la m adre. Cont inuam ent e suena el lat ido, el
lat ido del corazón. Es una de las cosas m ás m onót onas del m undo. Con el
m ism o lat ido repit iéndose cont inuam ent e, el niño queda narcot izado:
cont inúa durm iendo.
Por eso, cuando un niño llora, grit a, causa algún problem a, la m adre le
pone la cabeza cerca de su corazón. Ent onces se sient e bien de pront o y se
duerm e. Se debe de nuevo al lat ido del corazón. Se vuelve ot ra vez part e del
út ero. Por eso, incluso si no eres un niño y t u esposa, t u am ada, pone t u
cabeza sobre su corazón, t e ent rará sueño a causa del m onót ono lat ido.
Los psicólogos sugieren que si no puedes dorm ir, t e concent res en el reloj .
Sim plem ent e concént rat e en el t ic- t ac, t ic- t ac del reloj : reproduce el lat ido
del corazón, y t e puedes dorm ir. Cualquier cosa repet it iva servirá.
Así que est e «yo soy», est e recordar «yo soy», no es un m ant ra verbal.
No es para ser repet ido verbalm ent e: ¡siént elo! Sé sensible a t u ser. Cuando
t oques la m ano de alguien, no t oques sólo su m ano; sient e t am bién t u
cont act o, siént et e t am bién a t i m ism o: que est ás aquí en est e cont act o,
t ot alm ent e present e. Mient ras est és com iendo, no t e lim it es a com er;
siént et e t am bién a t i m ism o com iendo. Est a im presión, est a sensibilidad
debe penet rar cada vez m ás profundam ent e en t u m ent e.
Un día, de pront o, est ás despiert o en t u cent ro, funcionando por prim era
vez. Y cuando el m undo
104
ent ero se vuelve un sueño, ent onces puedes saber que lo que sueñas es un
sueño. Y cuando sabes que lo que sueñas es un sueño, los sueños cesan.
Sólo pueden cont inuar si consideras que son reales. Cesan si se adviert e que
son irreales.
Y una vez que los sueños cesan en t i, eres un hom bre diferent e. El hom bre
viej o est á m uert o; el hom bre adorm ecido est á m uert o. Ya no eres el ser
hum ano que eras. Por prim era vez, t om as conciencia; por prim era vez, en el
m undo ent ero que est á dorm ido, t ú est ás despiert o. Te conviert es en un
buda, un ser despiert o.
Con est e despert ar no hay desdicha, después de est e despert ar no hay
m uert e, m ediant e est e despert ar ya no hay m iedo. Por prim era vez t e liberas
de t odo. Est ar libre de dorm ir, est ar libre de soñar, es est ar libre de t odo.
Logras la libert ad. El odio, la ira, la avaricia, desaparecen. Te conviert es en
puro am or. No es que am es; ¡t e conviert es en puro am or!
Pr e gu n t a 2
Una pregunt a m ás; y es relat ivam ent e la m ism a:
Si som os t odos act ores en una obra t eat ral que est á ya escrit a, ¿cóm o
puede t ransform arnos la m edit ación sin que la obra m ism a cont enga un
capít ulo para nuest ra t ransform ación en un m om ent o específico? Y si ese
capít ulo est á ya esperando a desarrollarse a su debido t iem po, ¿por qué
m edit ar? ¿Por qué hacer ningún esfuerzo en absolut o?
Est o es lo m ism o; cont iene la m ism a falacia. No est oy diciendo que t odo
est é det erm inado. No est oy plant eando est o com o una t eoría que explique el
universo. Es una est rat agem a.
I ndia siem pre ha est ado ut ilizando est a est rat agem a del dest ino. Est o no
quiere decir que t odo est é predet erm inado. ¡Eso no es en absolut o lo que se
quiere decir! La única razón para plant ear est o es que, si consideras que
t odo est á predet erm inado, t odo se vuelve un sueño. Si consideras las cosas
de est a m anera, si lo crees así –que t odo est á predet erm inado; que, por
ej em plo, t e vas a m orir en un día específico- , t odo se vuelve un sueño. ¡No
est á predet erm inado, no es inam ovible! Nadie est á t an int eresado en t i. El
universo es com plet am ent e inconscient e de t i y de cuándo t e vas a m orir. Es
algo absolut am ent e inút il. Tu m uert e es irrelevant e para el universo.
No pienses que eres t an im port ant e que el universo ent ero est á
det erm inando el día de t u m uert e - la hora, el m inut o, el m om ent o- , ¡no! Tú
no eres el cent ro. Al universo le da igual que exist as o que no exist as. Pero
est a falacia cont inúa funcionando en t u m ent e. Es creada en la infancia y se
conviert e en part e del inconscient e.
Nace un niño. No puede dar nada al m undo, pero t iene que t om ar m uchas
cosas. No puede rest it uir, no puede devolver nada. Es t an im pot ent e:
sim plem ent e desvalido. Necesit ará com ida, necesit ará am or, necesit ará
cobij o, necesit ará calor. Todo debe ser provist o.
Una criat ura nace absolut am ent e desvalida, especialm ent e la criat ura del
hom bre. Ningún anim al es t an desvalido. Por eso ningún anim al crea una
fam ilia: no es necesario. Pero la criat ura del hom bre es t an desvalida, t an
absolut am ent e desvalida, que no puede exist ir sin que haya una m adre que
la prot ej a, un padre, una fam ilia, una sociedad. No puede exist ir sola. Moriría
inm ediat am ent e.
Es t an dependient e... Necesit ará am or, necesit ará com ida, lo necesit ará
t odo, y lo pedirá t odo. Y la m adre dará, el padre dará, la fam ilia dará. El niño
com ienza a pensar que es el cent ro del m undo ent ero. Hay que dárselo t odo;
sólo t iene que pedirlo. Pedirlo es suficient e; no es necesario ningún ot ro
esfuerzo.
De m odo que el niño com ienza a considerarse a sí m ism o el cent ro, y t odo
gira en t orno a él, para él. La exist encia ent era parece est ar creada para él.
La exist encia ent era est aba esperando a que él llegara y pidiera, y se le
sat isfará en t odo. Es una necesidad que sus exigencias sean sat isfechas;
sino, m orirá. Pero est a necesidad se vuelve m uy peligrosa.
105
Crece con est a act it ud de «soy el cent ro». Luego exigirá m ás. Las
exigencias de un niño son m uy sim ples, se pueden proveer. Pero cuando
crezca, sus exigencias se volverán m ás y m ás com plej as. A veces no será
posible proveerlas, sat isfacerlas. A veces serás absolut am ent e im posible.
Puede que pida la Luna, o lo que se le ocurra...
Cuant o m ás crezca, m ás com plej as, m ás im posibles se volverán sus
exigencias. Ent onces se afianza la frust ración, y el niño com ienza a pensar
que ahora lo est án engañando. Daba por sent ado que era el cent ro del
m undo. Ahora habrá problem as, y con el t iem po será dest ronado. Cuando se
conviert a en un adult o, est ará com plet am ent e dest ronado. Ent onces sabrá
que no es el cent ro. Pero en lo m ás hondo, la m ent e inconscient e sigue
pensando en función de que él es el cent ro.
Viene gent e y m e pregunt a si su dest ino est á det erm inado. Est án
pregunt ando si son t an im port ant es, t an significat ivos para est e universo que
su dest ino deba est ar det erm inado de ant em ano. «¿Cuál es m i propósit o?»,
pregunt an. «¿Por qué fui creado?» Est a t ont ería infant il de que eres el cent ro
crea est e t ipo de pregunt as, com o: «¿Con qué propósit o fui creado?»
No eres creado para ningún propósit o. Y es bueno que no seas creado
para ningún propósit o; de ot ra form a serías una m áquina. Una m áquina se
crea para algún propósit o. El hom bre no es creado para ningún propósit o,
para algo; ¡no! El hom bre es la creación afluent e, desbordant e. Todo
sim plem ent e es. Las flores son y las est rellas son y t ú eres. Todo es
sim plem ent e un rebasam ient o, una alegría, una celebración de la exist encia
sin ningún propósit o.
Pero est a t eoría del dest ino, de la predet erm inación, es lo que crea
problem as, porque la consideram os una t eoría. Pensam os que t odo est á
det erm inado, pero nada est á det erm inado. Sin em bargo, est a t écnica usa
est o com o est rat agem a. Cuando decim os que t odo est á det erm inado, est o
no se t e dice com o una t eoría. El propósit o es ést e: que si t e t om as la vida
com o una represent ación t eat ral, predet erm inada, ent onces se vuelve un
sueño. Por ej em plo, si supiera que t al día, t al noche, iba a hablar cont igo, y
est á predet erm inado qué palabras debería em plear t al día, y si es t an
inam ovible que no se puede cam biar nada - que no puedo pronunciar ni una
sola palabra nueva- , ent onces de pront o no est oy relacionado en absolut o
con t odo ese proceso, porque no soy la fuent e de la acción.
Si t odo est á det erm inado y cada palabra la va a decir el universo m ism o o
lo divino o cualquier nom bre que elij as, ent onces yo ya no soy la fuent e de
ello. Ent onces m e puedo volver un observador: un sim ple observador.
Si consideras que la vida est á predet erm inada, ent onces la puedes
observar,
ent onces
no
est ás
involucrado.
Si
fracasas,
est aba
predet erm inado; si t riunfas, est aba predet erm inado. Si am bas cosas est án
predet erm inadas, am bas se vuelven de igual valor: sinónim as. Ent onces uno
es Ravana, uno es Ram a, y t odo est á predet erm inado. Ravana no necesit a
sent irse culpable, Ram a no necesit a sent irse superior. Todo est á
predet erm inado, y sois sim plem ent e act ores, est áis en un escenario
represent ando un papel.
Dart e la sensación de que est ás represent ando un papel, dart e la
sensación de que est o es sólo una paut a predet erm inada que est ás
cum pliendo, dart e est a sensación para que puedas t ranscenderlo, ést a es la
est rat agem a. Es m uy difícil, porque est am os acost um brados a pensar en el
dest ino com o una t eoría; no sólo com o una t eoría, sino com o una ley. No
podem os com prender est a act it ud de t om ar est as leyes y t eorías com o
est rat agem as.
Te lo explicaré. Será út il un ej em plo. Est aba en una ciudad. Se m e acercó
un hom bre; era m ahom et ano, pero yo no lo sabía, no lo había advert ido. Y él
est aba vest ido de form a que parecía hindú. No sólo t enía aspect o de hindú,
sino que hablaba com o si fuera del t ipo hindú. No era del t ipo m ahom et ano.
Me hizo una pregunt a. Dij o: «Los m ahom et anos y los crist ianos dicen que
sólo hay una vida.
106
Los hindúes, los budist as y los j ainas dicen que hay m uchas vidas: una larga
secuencia de vidas, de m odo que, a m enos que uno se libere, sigue y sigue
volviendo a nacer una y ot ra vez. ¿Y t ú que dices? Si Jesús era un hom bre
ilum inado, t iene que haberlo sabido. O Mahom a, o Moisés; ellos t am bién
debieron de haber sabido, si eran hom bres ilum inados, que hay m uchas
vidas y no sólo una. Y si dices que ellos t ienen razón, ent onces ¿qué pasa
con Mahavira, Krishna, Buda y Shankara? Una cosa es segura, que t odos
ellos no pueden est ar ilum inados.
»Si el crist ianism o t iene razón, ent onces Buda est á equivocado, ent onces
Krishna est á equivocado, ent onces Mahavira est á equivocado. Y si Mahavira,
Krishna y Buda t ienen razón, ent onces Mahom a, Jesús y Moisés est án
equivocados. Así que, dim e. Est oy m uy perplej o; est oy hecho un lío, confuso.
Y los dos no pueden t ener razón. ¿Cóm o van a t ener razón los dos? O hay
m uchas vidas o hay una. ¿Cóm o van a t ener razón los dos?» Era un hom bre
m uy int eligent e, y había est udiado m uchas cosas, así que dij o: «No t e
puedes escapar y decir que am bos t ienen razón. Los dos no pueden t ener
razón. Es así lógicam ent e: los dos no pueden t ener razón.»
Pero yo le dij e: «Est o no t iene que ser así; t u enfoque es absolut am ent e
erróneo. Am bas post uras son est rat agem as. Ninguna de las dos t iene razón,
ninguna de las dos est á equivocada: am bas son est rat agem as.» Le result ó
im posible com prender lo que quería decir con est rat agem a.
Mahom a, Jesús y Moisés est aban hablando a un t ipo de m ent e, y Buda,
Mahavira, Krishna est aban hablando a un t ipo de m ent e m uy diferent e. En
realidad hay dos religiones básicas: la hindú y la j udía. De m odo que t odas
las religiones nacidas de I ndia, t odas las religiones nacidas del hinduism o,
creen en la reencarnación, en m uchos nacim ient os; y t odas las religiones
nacidas del pensam ient o j udío - el m ahom et anism o, el crist ianism o- creen en
una vida. Ést as son dos est rat agem as.
I nt ent a com prenderlo. Com o nuest ras m ent es est án fij as, consideram os
las cosas com o t eorías, no com o est rat agem as. De m odo que m uchas veces
viene gent e a m í y m e dice: «Un día dij ist e que est o est á en lo ciert o, y ot ro
día dij ist e que aquello est á en lo ciert o, y am bos no pueden est ar en lo
ciert o.» Por supuest o que am bos no pueden est ar en lo ciert o, pero nadie
est á diciendo que am bos est én en lo ciert o. No m e int eresa en absolut o cuál
est á en lo ciert o y cuál est á equivocado. Sólo m e int eresa qué est rat agem a
funciona.
En I ndia usan est a est rat agem a de las m uchas vidas. ¿Por qué? Hay
m uchas cuest iones. Todas las religiones nacidas en Occident e, en part icular
del pensam ient o j udío, eran religiones de los pobres. Sus profet as eran
incult os. Jesús no era cult o, Moisés t am poco. Eran t odos ellos incult os, poco
sofist icados, sim ples, y est aban hablando con m asas que no eran sofist icadas
en absolut o, que eran pobres; no eran ricas.
Para un pobre, una vida es m ás que suficient e, ¡m ás que suficient e! Est á
pasando ham bre, m uriéndose. Si le dices que hay t ant as vidas que seguirá
naciendo y volviendo a nacer, que se m overá en una rueda de m il y una
vidas; el pobre se sent irá frust rado. «¿Qué est ás diciendo?», pregunt ará un
pobre. «Una vida es dem asiado, así que no hables de m il y una vidas, de un
m illón de vidas. No digas eso. Danos el cielo inm ediat am ent e después de
est a vida.» Dios puede ser real sólo si se puede alcanzar después de est a
vida, inm ediat am ent e.
Buda, Mahavira y Krishna est aban hablando a una sociedad m uy rica. Hoy
en día result a difícil de com prender, porque t oda la rueda ha girado. Ahora
Occident e es rico y Orient e es pobre. Ent onces Occident e era pobre y Orient e
era rico. Todos los avat aras hindúes, t odos los t irt hankaras - m aest ros
m undiales- de los j ainas, t odos los budas - seres despiert os - , t odos ellos
eran príncipes. Pert enecían a fam ilias reales. Eran cult os, inst ruidos, refinados en t odos los aspect os. No puedes refinar m ás
107
a Buda. Era absolut am ent e refinado, cult o, inst ruido; no se puede añadir
nada. I ncluso si Buda viniera hoy, no se podría añadir nada.
Así es que est aban hablando a una sociedad que era rica. Recuerda: para
una sociedad rica los problem as son diferent es. Para una sociedad rica, el
cielo no t iene significado. Para una sociedad pobre, el cielo es m uy
significat ivo. Si la sociedad est á viviendo en el cielo, el cielo pierde sent ido,
así que no puedes proponerlo. Ni puedes crear un deseo ardient e de hacer
algo para lograr el cielo; ya est án en él..., y aburridos.
Así es que Buda, Mahavira y Krishna no hablan del cielo, sino de la
libert ad. No hablan de un m undo placent ero en el m ás allá; hablan de un
m undo t ranscendent al, en el que no hay ni dolor ni placer. El cielo de Jesús
no los habría at raído: ya est aban en él.
Y, en segundo lugar, para un rico, el verdadero problem a es el
aburrim ient o. A un pobre, prom ét ele placer en el fut uro. Para un pobre, el
sufrim ient o es el problem a. Para un rico, el sufrim ient o no es el problem a;
para un rico, el aburrim ient o es el problem a. Est á aburrido de t odos los
placeres.
Mahavira, Buda y Krishna..., t odos ellos usaron el aburrim ient o, y dij eron:
«Si no haces nada, vas a nacer una y ot ra vez. Est a rueda se m overá.
Recuerda, se repet irá la m ism a vida. El m ism o sexo, la m ism a riqueza, la
m ism a com ida, los m ism os palacios una y ot ra vez: m il y una veces t e
m overás en círculo.»
Para un hom bre rico que ha conocido t odos los placeres, est o no es una
buena perspect iva, est a repet ición. La repet ición es el problem a. Ése es el
sufrim ient o para él. Quiere algo nuevo, y Mahavira y Buda dicen: «No hay
nada nuevo. Est e m undo es viej o. No hay nada nuevo baj o el Sol, t odo es
viej o. Ya has probado t odas est as cosas ant es, y seguirás probándolas. Est ás
en una rueda que gira. Transciéndela, salt a fuera de la rueda.»
Para un rico, sólo si creas una est rat agem a que int ensifique su sensación
de aburrim ient o puede ir hacia la m edit ación. Para un pobre, si hablas de
aburrim ient o est ás diciendo cosas sin sent ido. Un pobre nunca est á aburrido,
¡nunca! Sólo un rico est á aburrido. Un pobre nunca se aburre; siem pre est á
pensando en el fut uro. Algo sucederá y t odo est ará bien. El pobre necesit a
una prom esa, pero si la prom esa est á lej ísim os, pierde su sent ido. Debe ser
inm ediat a.
Se cuent a que Jesús dij o que «en el t ranscurso de m i vida, en el
t ranscurso de t u vida, verás el reino de Dios.» Est a afirm ación ha
obsesionado a t oda la crist iandad durant e veint e siglos, porque Jesús dij o:
«En t u vida, inm ediat am ent e, vas a ver el reino de Dios.» Y el reino de Dios
ni siquiera ha llegado t odavía, así que ¿qué quería decir? Y dij o: «El m undo
se va a acabar pront o, ¡así que no pierdas el t iem po! Queda poco t iem po.»
Jesús dij o: «Queda m uy poco t iem po. Es de t ont os perderlo. El m undo se va
a acabar inm ediat am ent e y t endrás que rendir cuent a de t i m ism o, así que
arrepiént et e.»
Jesús creó una sensación de urgencia m ediant e el concept o de una vida.
Él sabía, y Buda y Mahavira t am bién sabían. No se dice lo que sabían. Se
conoce lo que ingeniaron. Est o era una est rat agem a para crear inm ediat ez,
urgencia, para que em pezaras a act uar.
I ndia era un país viej o, rico. No era cuest ión de urgencia en prom esas
para el fut uro. Sólo había una form a posible de crear urgencia, y era crear
m ás aburrim ient o. Si un hom bre sient e que va a nacer una y ot ra vez, una y
ot ra vez, infinit am ent e, hast a lo infinit o, viene inm ediat am ent e y pregunt a:
«¿Cóm o liberarse de est a rueda? Est o es dem asiado. Ya no puedo seguir
m ás, porque ya conozco t odo lo que puede conocerse. Si est o se va a
repet ir, es una pesadilla. No quiero repet irlo, quiero algo nuevo.»
De m odo que Buda y Mahavira dicen: «No hay nada nuevo baj o el Sol.
Todo es viej o y una repet ición. Y has repet ido durant e m uchísim as vidas, y
seguirás repit iendo durant e m uchísim as
108
vidas. Guárdat e de la repet ición, guárdat e del aburrim ient o. Da un salt o.»
La est rat agem a es diferent e, pero el propósit o es el m ism o. ¡Da un salt o!
¡Muévet e! ¡Transfórm at e a t i m ism o! Seas lo que seas, t ransfórm at e a t i
m ism o de ello.
Si consideram os las afirm aciones religiosas com o est rat agem as, ent onces
no hay cont radicción. Ent onces Jesús y Krishna, Mahom a y Mahavira, quieren
decir lo m ism o. Crean diferent es rut as para personas diferent es, diferent es
t écnicas para m ent es diferent es, diferent es alicient es para act it udes
diferent es. Pero no se t rat a de principios por los que luchar y discut ir. Son
est rat agem as para ser usadas, t ranscendidas y t iradas.
Est o es t odo por hoy.
109
Ca pít u lo 7
Té cn ica s pa r a Tr a n qu iliza r t e
Los Su t r a s
1 0 Mient ras est és siendo acariciada, Dulce Princesa,
ent ra en la caricia com o vida et erna.
1 1 Cierra las puert as de los sent idos cuando sient as el
de una horm iga. Ent onces.
sigiloso cam inar
1 2 Cuando est és en una cam a o en un asient o, perm it et e
volvert e ingrávido, m ás allá de la m ent e.
El hom bre t iene un cent ro, pero vive fuera de él: fuera del cent ro. Eso crea
una t ensión int erna, una agit ación const ant e, angust ia. No est ás donde
deberías est ar; no est ás en t u equilibrio correct o. Est ás desequilibrado, y
est e est ar desequilibrado, descent rado, es la base de t odas las t ensiones
m ent ales. Si el desequilibrio es excesivo, t e vuelves loco. Un loco es alguien
que se ha salido com plet am ent e de sí m ism o. El hom bre ilum inado es j ust o
lo cont rario del loco. Est á cent rado en sí m ism o.
Tú est ás en m edio. No est ás com plet am ent e fuera de t i, y t am poco est ás
en t u cent ro. Te m ueves en el m edio. A veces t e vas m uy, m uy lej os y t ienes
m om ent os en los que est ás loco t em poralm ent e. En pleno enfado, en el
sexo, en cualquier cosa en la que t e hayas ido dem asiado lej os de t i m ism o,
est ás t em poralm ent e loco. Ent onces no hay ninguna diferencia ent re t ú y un
loco. La única diferencia es que él est á ahí perm anent em ent e y t ú est ás ahí
t em poralm ent e. Tú volverás.
Cuando est ás enfadado, es una locura, pero no es perm anent e.
Cualit at ivam ent e no hay diferencia; cuant it at ivam ent e sí hay diferencia. La
cualidad es la m ism a, de m odo que a veces t ocas la locura, y a veces,
cuando est ás relaj ado, t ot alm ent e t ranquilo, t am bién t ocas t u cent ro. Ésos
son los m om ent os dichosos. Suceden. Ent onces eres igual que un Buda, o un
Krishna, pero sólo t em poralm ent e, m om ent áneam ent e. No perm anecerás
ahí. En realidad, en el m om ent o en que t e das cuent a de que eres dichoso,
ya t e has m ovido. Es t an m om ent áneo que para cuando lo has reconocido, la
dicha ha t erm inado.
Seguim os m oviéndonos ent re est os dos punt os, pero est e m ovim ient o es
peligroso. Est e m ovim ient o es peligroso porque ent onces no puedes crear
una aut o im agen, una aut o im agen fij a. No sabes quién eres. Si t e m ueves
const ant em ent e de la locura a est ar cent rado en t i m ism o, si est e
m ovim ient o es const ant e, no puedes t ener una im agen sólida de t i m ism o.
Tendrás una im agen líquida. Ent onces no sabes quién eres. Es m uy difícil. Es
por eso que incluso t e asust as si prevés m om ent os dichosos, y t rat as de
afianzart e en algún punt o int erm edio.
Est o es lo que querem os decir al hablar de un ser hum ano norm al: alguien
que nunca t oca su locura al est ar enfadado y nunca t oca t am poco esa
libert ad t ot al, ese éxt asis. Nunca se sale de una im agen sólida. La persona
norm al es, en realidad, una persona m uert a, que vive ent re est os dos punt os. Es por eso que t odos los que son excepcionales - grandes art ist as,
pint ores, poet as- no son norm ales. Son m uy líquidos. A veces t ocan el
cent ro, a veces se vuelven locos. Se m ueven rápidam ent e ent re est os dos
punt os. Por supuest o, t ienen m ucha angust ia, t ienen m ucha t ensión. Tienen
que vivir ent re dos m undos, cam biándose const ant em ent e a sí m ism os. Por
eso sient en que no t ienen ident idad. Sient en, según las palabras de Colin
113
Wilson, que son aj enos. En vuest ro m undo de norm alidad, ellos son aj enos.
Result ará út il definir est os cuat ro t ipos. Prim ero est á el hom bre norm al,
que t iene una ident idad fij a, sólida, que sabe quién es - un m édico, un ingeniero, un profesor, un sant o- , que sabe quién es y nunca se sale de ahí. Él
se aferra const ant em ent e a la ident idad, a la im agen.
En segundo lugar est án los que t ienen una im agen líquida: poet as,
art ist as, pint ores, cant ant es. No saben quiénes son. A veces se vuelven
t ot alm ent e norm ales, a veces se vuelven locos, a veces t ocan el éxt asis que
t oca un buda.
En t ercer lugar est án los que est án perm anent em ent e locos. Se han salido
de sí m ism os; nunca vuelven a casa. Ni siquiera recuerdan que t ienen un
hogar.
Y en cuart o lugar est án los que han llegado a casa..., Buda, Crist o,
Krishna.
Est a cuart a cat egoría - los que han llegado a casa- est á t ot alm ent e
relaj ada. En su consciencia no hay ninguna t ensión, ningún esfuerzo, ningún
deseo. En una palabra, no est án volviéndose algo. No hay nada que quieran
volverse. Son, han sido. ¡No hay ningún «volverse algo»! Y est án a gust o con
su ser. Sean lo que sean, est án a gust o con ello. No quieren cam biarlo, no
quieren ir a ninguna part e. No t ienen fut uro. Est e m ism o m om ent o es la
et ernidad para ellos..., ningún anhelo, ningún deseo. Eso no significa que un
buda no com a o que un buda no duerm a. Com e, duerm e, pero eso no son
deseos. Un buda no proyect ará esos deseos: no com erá m añana; com erá
hoy.
Recuerda est o. Tú sigues com iendo en el m añana, sigues com iendo en el
fut uro; t ú sigues com iendo en el pasado, en el ayer. Raram ent e sucede que
com as hoy. Mient ras est és com iendo hoy, t u m ent e se irá a alguna ot ra
part e. Mient ras est és t rat ando de dorm irt e, em pezarás a com er m añana, o
bien vendrá el recuerdo del pasado.
Un buda com e hoy. Vive en est e m ism o m om ent o. No proyect a su vida al
fut uro; no hay fut uro para él. Cuando llega el fut uro, llega com o present e.
Siem pre es hoy, siem pre es ahora. De m odo que un buda com e, pero nunca
com e en la m ent e; recuerda est o. No com e en el cerebro. Tú sigues
com iendo en la m ent e. Es absurdo, porque la m ent e no est á hecha para
com er. Todos t us cent ros est án em brollados; t oda t u configuración cuerpom ent e est á desbaraj ust ada, est á loca.
Un buda com e, pero nunca piensa en com er. Y eso es aplicable a t odo. De
m odo que un buda es t an corrient e com o t ú cuando est á com iendo. No
pienses que un buda no va a com er, o que cuando haga m ucho sol no va a
sudar, o que cuando llegue el vient o frío no sent irá frío. Lo sent irá, pero
siem pre sent irá en el present e, nunca en el fut uro. No hay ningún «volverse
algo». Si no hay ningún «volverse algo», no hay t ensión. Com prende est o
claram ent e. Si no hay ningún «volverse algo», ¿cóm o va a haber alguna
t ensión? Tensión im plica que quieres ser algo que no eres.
Eres A y quieres ser B; eres pobre y quieres ser rico; eres feo y quieres
ser guapo; o eres est úpido y quieres ser sabio. I ndependient em ent e de lo
que quieras, de cuál sea el deseo, la horm a siem pre es ést a: A quiere
volverse B. Seas lo que seas, no est ás cont ent o con ello. Para est ar cont ent o
se necesit a ot ra cosa: ésa es la est ruct ura const ant e de una m ent e que
desea. Cuando lo consigas, la m ent e dirá de nuevo que «est o no es
suficient e, se necesit a ot ra cosa».
La m ent e siem pre sigue y sigue adelant e. Consigas lo que consigas, se
vuelve inút il. En el m om ent o en que lo consigues, es inút il. Est o es el deseo.
Buda lo ha llam ado t rishna: est o es «volverse algo».
Tú vas de una vida a ot ra, de un m undo a ot ro, y est o prosigue. Puede
cont inuar hast a el infinit o. No t iene fin; el deseo, desear, no t iene fin. Pero si
no hay ningún «volverse algo», si acept as t ot alm ent e lo que eres - feo o
guapo, sabio o est úpido, rico o pobre- , seas lo que seas, si lo acept as en su
t ot alidad: «volverse algo» cesa. Ent onces no hay t ensión; ent onces la
t ensión no puede exist ir. Ent onces
114
no hay angust ia. Est ás t ranquilo, no est ás preocupado. Est a m ent e que no
est á «volviéndose algo» es una m ent e que est á cent rada en el ser.
En el polo cont rario est á el loco. Él no t iene ser; es sólo un «volverse
algo». Ha olvidado lo que es. A ha sido olvidado com plet am ent e y est á
t rat ando de ser B. Ya no sabe quién es; sólo conoce el obj et ivo que desea.
No vive aquí y ahora, sino en alguna ot ra part e. Es por eso por lo que nos
parece loco, dem ent e, porque t ú vives en est e m undo y él vive en el m undo
de sus sueños. No form a part e de t u m undo; est á viviendo en ot ra part e. Ha
olvidado com plet am ent e su realidad aquí y ahora. Y al olvidarse a sí m ism o,
ha olvidado el m undo que lo rodea, que es real. Vive en un m undo irreal;
para él, ésa es la única realidad.
Un buda vive est e m om ent o m ism o en el ser, y el loco es j ust o lo
cont rario. Nunca vive en el aquí y ahora, en el ser, sino siem pre en el
«volverse algo»: en alguna part e del horizont e. Son dos polos opuest os.
Así que recuerda: el loco no es cont rario a t i, es cont rario a un buda. Y
recuerda t am bién: el buda no es cont rario a t i, es cont rario al loco. Tú est ás
en m edio. Tú eres am bos, m ezclados; t ienes locura, t ienes m om ent os de
ilum inación, pero am bos m ezclados.
A veces, si est ás relaj ado, de repent e sucede un vislum bre del cent ro. Hay
m om ent os en los que est ás relaj ado. Est ás enam orado: por unos pocos
m om ent os, por un solo m om ent o, t u am ant e, t u am ado est á cont igo. Ha sido
un prolongado deseo, un prolongado esfuerzo, y por fin la persona a la que
am as est á cont igo. Por un m om ent o, la m ent e se apaga. Ha habido un
prolongado esfuerzo para est ar con t u am or. La m ent e ha est ado anhelando
y anhelando y anhelando, y la m ent e ha est ado siem pre pensando, pensando
en t u am or. Ahora t u am or est á aquí y, de pront o, la m ent e no puede
pensar. El viej o proceso no puede cont inuar. Est abas pidiendo est ar con t u
am or; ahora t u am or est á aquí, así que la m ent e sim plem ent e se para.
En ese m om ent o en que la persona a la que am as est á ahí, no hay deseo.
Est ás relaj ado; de pront o eres lanzado de vuelt a a t i m ism o. A no ser que un
am ant e pueda lanzart e de vuelt a a t i m ism o, no es am or. A no ser que t e
vuelvas t ú m ism o en presencia de la persona que am as, no es am or. A no
ser que la m ent e dej e de funcionar com plet am ent e en presencia del am ant e
o del am ado, no es am or.
A veces sucede que la m ent e se para y, por un m om ent o, no hay ningún
deseo. El am or no t iene deseos. I nt ent a com prender est o: puede que t ú
desees el am or, pero el am or no t iene deseos. Cuando sucede el am or, no
hay ningún deseo; la m ent e est á en silencio, calm ada, relaj ada. No hay m ás
«volverse algo», no hay ninguna part e a la que ir.
Pero est o sucede sólo durant e unos pocos m om ent os, si es que sucede. Si
realm ent e has am ado a alguien, sucederá durant e unos pocos m om ent os. Es
un sobrecogim ient o. La m ent e no puede funcionar, porque t oda su función se
ha vuelt o inút il, absurda. La persona que anhelabas est á ahí, y la m ent e no
puede pensar qué hacer ahora.
Durant e unos m om ent os el m ecanism o ent ero se para. Est ás relaj ado en
t i m ism o. Has t ocado t u ser, t u cent ro, y sient es que est ás en la fuent e del
bienest ar. Te llena una dicha, t e rodea una fragancia. De pront o no eres el
m ism o hom bre que eras.
Por eso el am or t ransform a t ant o. Si est ás enam orado no lo puedes
ocult ar. ¡Eso es im posible! Si est ás enam orado, se not ará, porque no eres el
m ism o hom bre. La m ent e que desea no est á ahí. Eres com o un buda por
unos pocos m om ent os. Est o no puede cont inuar m ucho t iem po, porque es un
sobrecogim ient o. I nm ediat am ent e, la m ent e t rat ará de encont rar algunas
m aneras y excusas para pensar ot ra vez.
Por ej em plo, puede que la m ent e em piece a pensar que has alcanzado t u
obj et ivo, que has logrado t u am or, así que ¿ahora qué? ¿Qué vas a hacer?
Ent onces com ienzan los vat icinios, com ienzan los argum ent os. Em piezas a
pensar: «Hoy he llegado a m i am ada, pero ¿sucederá lo m ism o m añana?».
115
La m ent e ha em pezado a funcionar. Y en el m om ent o en que la m ent e est á
funcionando, ent ras ot ra vez en «volvert e algo».
A veces, incluso sin am or, sim plem ent e a causa de la fat iga, del
cansancio, uno dej a de desear. Tam bién ent onces uno es lanzado a sí
m ism o. Cuando no est ás lej os de t i m ism o, est ás abocado a est ar en t u ser,
sea cual sea la causa de ello. Cuando uno est á t ot alm ent e cansado, fat igado,
cuando uno ni siquiera t iene ganas de pensar o de desear, cuando uno est á
com plet am ent e frust rado, sin ninguna esperanza, ent onces, de pront o, uno
se sient e en casa. Ahora no puede ir a ninguna part e. Todas las puert as
est án cerradas; la esperanza ha desaparecido; y con ella el deseo, con ella el
«volverse algo».
No durará m ucho, porque t u m ent e t iene un m ecanism o. Se puede apagar
durant e unos pocos m om ent os, pero, de repent e, volverá a la vida, porque
no puedes exist ir sin esperanza, t endrás que encont rar alguna esperanza. No
puedes exist ir sin deseo. Com o no sabes cóm o exist ir sin deseo, t endrás que
crear algún deseo.
En cualquier sit uación en que sucede que de pront o la m ent e dej a de
funcionar, est ás en t u cent ro. Est ás de vacaciones, en un bosque o en el
m ont e, o en la playa: de pront o t u m ent e habit ual no funcionará. No est á la
oficina, no est á la esposa, o no est á el m arido. De repent e, hay una nueva
sit uación, y la m ent e necesit ará algo de t iem po para funcionar en ella, para
adapt arse a ella. La m ent e se sient e inadapt ada. La sit uación es t an nueva
que t e relaj as, y est ás en t u cent ro.
En esos m om ent os t e vuelves un buda, pero serán sólo m om ent os.
Ent onces t e fascinarán, y t e gust aría reproducirlos una y ot ra vez y
repet irlos. Pero recuerda: sucedieron espont áneam ent e, de m odo que no
puedes repet irlos. Y cuant o m ás int ent es repet irlos, m ás im posible les
result ará volver a t i.
Eso le est á sucediendo a t odo el m undo. Am abas a alguien, y en el prim er
encuent ro t u m ent e se paró durant e unos pocos m om ent os. Ent onces t e
casast e. ¿Por qué t e casast e? Para repet ir esos bellos m om ent os una y ot r a
vez. Pero cuando sucedieron no est abas casado, y no pueden suceder en el
m at rim onio, porque t oda la sit uación es diferent e. Cuando dos personas se
encuent ran por prim era vez, t oda la sit uación es nueva. Sus m ent es no
pueden funcionar en ella. Est án t an anonadados por ella, ¡t an llenos de la
nueva experiencia, de la nueva vida, del nuevo florecim ient o...! Ent onces la
m ent e em pieza a funcionar y piensan: «¡Ést e es un m om ent o t an bello!
Quiero seguir repit iéndolo t odos los días, así que debería casarm e.»
La m ent e lo dest ruirá t odo. Mat rim onio significa m ent e. El am or es
espont áneo; el m at rim onio es calculador. Casarse es una cosa m at em át ica.
Ent onces esperas esos m om ent os, pero nunca volverán. Es por eso que t oda
persona casada est á frust rada: porque esperaba ciert as cosas que sucedieron en el pasado. ¿Por qué no est án sucediendo ot ra vez? No pueden
suceder porque t oda la sit uación se ha ido. Ahora no eres nuevo; ahora no
hay espont aneidad; ahora el am or es una rut ina. Ahora t odo se espera y se
exige. Ahora el am or se ha vuelt o una obligación, no una alegría. Era divert ido al principio; ahora es una obligación. Y la obligación no puede dart e la
m ism a dicha que t e puede dar la diversión. ¡Es im posible! Tu m ent e ha
creado t odo el asunt o. Ahora sigues esperando que suceda, y cuant o m ás
esperas que suceda, m enor es la posibilidad de que suceda.
Est o ocurre en t odas part es, no sólo en el m at rim onio. Vas a un m aest ro y
la experiencia es nueva. Su presencia, sus palabras, su m odo de vida, son
nuevos. De pront o, t u m ent e dej a de funcionar. Ent onces piensas: «Ést e es
el hom bre que m e conviene, así que t engo que ir t odos los días.» Ent onces
t e casas con él. Poco a poco se afianza la frust ración, porque lo has
convert ido en una obligación, una rut ina. Ahora no vendrán esas m ism as
experiencias. Ent onces piensas que est e hom bre t e ha engañado o que t e
em baucaron de una u ot ra
116
form a. Ent onces piensas: «La prim era experiencia fue una alucinación. Debo
haber sido hipnot izado o algo por el est ilo. No fue real.»
Fue real. Tu m ent e habit ual lo hace irreal. Y ent onces la m ent e t rat a de
esperar que suceda, pero la prim era vez que sucedió no est abas esperando
que sucediera. Habías venido sin ninguna expect at iva; est abas sim plem ent e
abiert o a recibir lo que est uviera pasando.
Ahora vienes t odos los días con expect at ivas, con la m ent e cerrada. No
puede suceder. Siem pre sucede en una m ent e abiert a; siem pre sucede en
una sit uación nueva. Eso no quiere decir que t engas que cam biar t u sit uación
cada día; sólo significa: no dej es que t u m ent e cree una paut a. Ent onces t u
esposa será nueva t odos los días, t u m arido será nuevo t odos los días. Pero
no perm it as que la m ent e cree una paut a de expect at ivas; no perm it as que
la m ent e se vaya al fut uro. Ent onces t u m aest ro será nuevo t odos los días,
t u am igo será nuevo cada día. Y t odo es nuevo en el m undo except o la
m ent e. La m ent e es lo único que es viej o. Siem pre es viej a.
El Sol sale de nuevo cada día. No es el viej o sol. La Luna es nueva; el día,
la noche, las flores, los árboles..., t odo es nuevo except o t u m ent e. Tu
m ent e siem pre es viej a - recuerda, siem preporque la m ent e necesit a el
pasado, la experiencia acum ulada, la experiencia proyect ada. La m ent e
necesit a el pasado, y la vida necesit a el present e. La vida siem pre es
dichosa; la m ent e, nunca. Siem pre que perm it es que ent re la m ent e, se
afianza la desdicha.
Est os m om ent os espont áneos no se repet irán ot ra vez, así que ¿qué
hacer? ¿Cóm o est ar en un est ado relaj ado cont inuam ent e? Est os t res sut ras
son para eso. Son t res t écnicas referent es a la sensación de reposo, t écnicas
para relaj ar los nervios.
¿Cóm o perm anecer en el ser? ¿Cóm o no ent rar en «volverse algo»? Es
difícil, arduo, pero est as t écnicas pueden ayudar. Est as t écnicas t e arroj arán
sobre t i m ism o.
1 0 Vuélvet e la caricia.
Prim era t écnica de relaj ación: Mient ras est és siendo acariciada, Dulce
Princesa, ent ra en la caricia com o vida et erna.
Shiva em pieza con el am or. La prim era t écnica es referent e al am or,
porque el am or es lo m ás próxim o en t u experiencia en lo que est ás relaj ado.
Si no puedes am ar, es im posible que t e relaj es. Si t e puedes relaj ar, t u vida
se volverá una vida am orosa.
Un hom bre t enso no puede am ar. ¿Por qué? Un hom bre t enso siem pre
vive con propósit os. Puede ganar dinero, pero no puede am ar, porque el
am or no t iene propósit o. El am or no es una m ercancía. No puedes
acum ularlo; no puedes convert irlo en un saldo bancario; no puedes fort alecer
t u ego con él. En realidad, el am or es el act o m ás absurdo, sin ningún
significado m ás allá de sí m ism o, sin ningún propósit o m ás allá de sí m ism o.
Exist e en sí m ism o, no para nada m ás.
Ganas dinero para algo: es un m edio. Const ruyes una casa para que
alguien viva en ella: es un m edio. El am or no es un m edio. ¿Por qué am as?
¿Para qué am as? El am or es el fin en sí m ism o. Es por eso que una m ent e
cult ivada, lógica, una m ent e que piense en t érm inos de propósit o, no puede
am ar. Y la m ent e que piense siem pre en t érm inos de propósit o est ará t ensa,
porque el propósit o sólo se puede cum plir en el fut uro, nunca aquí y ahora.
Est ás const ruyendo una casa: no puedes vivir en ella ahora m ism o;
prim ero t endrás que const ruirla. Puedes vivir en ella en el fut uro, no ahora.
Ganas dinero: el saldo bancario se creará en el fut uro, no ahora. Los m edios
t endrás que usarlos ahora, y los fines vendrán en el fut uro.
El am or siem pre exist e aquí; el fut uro no exist e para él. Por eso el am or
est á t an cerca de la m edit ación. Es por eso que t am bién la m uert e est á
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t an cerca de la m edit ación: porque t am bién la m uert e exist e siem pre aquí y
ahora, nunca puede suceder en el fut uro. ¿Puedes m orir en el fut uro? Sólo
puedes m orir en el present e. Nadie ha m uert o nunca en el fut uro. ¿Cóm o vas
a m orir en el fut uro? ¿O cóm o vas a m orir en el pasado? El pasado se ha ido,
ya no exist e, de m odo que no puedes m orir en él. El fut uro aún no ha
llegado, así que ¿cóm o vas a m orir en él?
La m uert e ocurre siem pre en el present e. La m uert e, el am or, la
m edit ación: t odos ellos ocurren en el present e. De m odo que si t ienes m iedo
a la m uert e, no puedes am ar. Si t ienes m iedo al am or, no puedes m edit ar. Si
t ienes m iedo a la m edit ación, t u vida será inút il. I nút il no en el sent ido de
algún propósit o, sino en el sent ido de que nunca serás capaz de sent ir
ninguna dicha en ella. Será t rivial.
Puede que parezca ext raño conect ar est as t res cosas: el am or, la
m edit ación y la m uert e. ¡No lo es! Son experiencias sim ilares. De m odo que
si puedes ent rar en una de ellas, puedes ent rar en las ot ras dos.
Shiva em pieza con el am or. Dice:
Mient ras est és siendo acariciada, Dulce Princesa, ent ra en la caricia com o
vida et erna.
¿Qué significa est o? ¡Muchas cosas! Una: m ient ras est ás siendo am ado, el
pasado ha cesado, el fut uro no exist e. Ent ras en la dim ensión del present e.
Ent ras en el ahora. ¿Has am ado alguna vez a alguien? Si has am ado alguna
vez, ent onces sabes que la m ent e ya no est á ahí.
Es por eso que los denom inados sabios dicen que los enam orados est án
ciegos, at olondrados, alocados. En esencia, lo que dicen es ciert o. Los
enam orados est án ciegos, porque no t ienen en cuent a el fut uro, no calculan
lo que van a hacer. Est án ciegos; no pueden ver el pasado. ¿Qué les ha
sucedido a los enam orados? Ent ran en el aquí y ahora sin ninguna
consideración del pasado o el fut uro, sin ninguna consideración de las
consecuencias. Por eso los llam an ciegos. ¡Lo est án!
Est án ciegos para los que est án calculando, y son visionarios para los que no
est án calculando. Los que no est án calculando verán el am or com o el oj o
real, la visión real.
Así que, en prim er lugar, en el m om ent o del am or, el pasado y el fut uro
ya no exist en. Ent onces, hay que com prender una cuest ión delicada. Cuando
no hay pasado y no hay fut uro, ¿se puede llam ar a esos m om ent os el
present e? Es el present e sólo ent re los dos: ent re el pasado y el fut uro. Es
relat ivo. Si no hay pasado ni fut uro, ¿qué significa llam arlo el present e? No
t iene sent ido. Por eso Shiva no usa la palabra «present e». Él dice: vida
et erna. Quiere decir la et ernidad..., ent ra en la et ernidad.
Dividim os el t iem po en t res part es: pasado, present e, fut uro. Esa división
es falsa, absolut am ent e falsa. El t iem po es, en realidad, pasado y fut uro. El
present e no form a part e del t iem po. El present e form a part e de la et ernidad.
Lo que ha pasado es t iem po; lo que est á por venir es t iem po. Lo que es, no
es t iem po, porque nunca pasa: siem pre est á aquí. El ahora siem pre est á
aquí. ¡Est á siem pre aquí! Est e ahora es et erno.
Si t e m ueves desde el pasado, nunca ent ras en el present e. Desde el
pasado siem pre ent ras en el fut uro; no hay ningún m om ent o que es
present e. Desde el pasado siem pre ent ras en el fut uro. Desde el present e
nunca ent ras en el fut uro. Desde el present e profundizas m ás y m ás en m ás
present e y m ás present e. Est o es la vida et erna.
Podem os decirlo de est a m anera: del pasado al fut uro es t iem po. Tiem po
significa que t e m ueves en una línea plana, rect a. O podem os llam arla horizont al. En el m om ent o en que est ás en el present e, la dim ensión cam bia:
t e m ueves vert icalm ent e, arriba o abaj o, hacia la alt ura o hacia lo alt o, o hacia lo profundo. Pero ent onces nunca t e m ueves horizont alm ent e. Un Buda,
un Shiva viven en la et ernidad, no en el t iem po.
Le pregunt aron a Jesús: «¿Qué sucederá en t u reino de Dios?» El hom bre
que le pregunt ó no est aba pregunt ando acerca del t iem po. Est aba pregunt ando
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sobre lo que iba a pasar con sus deseos, sobre cóm o serían sat isfechos..
Est aba pregunt ando si habría vida et erna o si habría m uert e; si habría
sufrim ient o, si habría hom bres inferiores y hom bres superiores. Est aba
pregunt ando cosas de est e m undo cuando pregunt ó: «¿Qué va a suceder en
t u reino de Dios?»
Y Jesús cont est ó - la respuest a es com o la de un m onj e Zen- : «Ya no habrá
t iem po.»
Puede que el hom bre que recibió est a respuest a no la com prendiera en
absolut o: «Ya no habrá t iem po.» Sólo est o dij o Jesús: «Ya no habrá t iem po»,
porque el t iem po es horizont al y el reino de Dios es vert ical, es et erno.
¡Siem pre est á aquí! Sólo t ienes que salirt e del t iem po para ent rar en él.
De m anera que el am or es la prim era puert a. Por ella puedes salir del
t iem po. Por eso t odo el m undo quiere ser am ado, t odo el m undo quiere
am ar. Y nadie sabe por qué se da t ant a im port ancia al am or, por qué hay un
anhelo t an profundo de am or. Y a m enos que lo sepas correct am ent e, no
puedes am ar ni ser am ado, porque el am or es uno de los fenóm enos m ás
profundos que hay en el m undo.
Pensam os que t odo el m undo es capaz de am ar t al com o es. Ést e no es el
caso; no es así. Es por eso por lo que est ás frust rado. El am or es una dim ensión diferent e, y si int ent as am ar a alguien en el t iem po, t u esfuerzo
será defraudado. En el t iem po, el am or no es posible.
Recuerdo una anécdot a. Mira est aba enam orada de Krishna. Era una
m adre de fam ilia, la esposa de un príncipe. El príncipe t uvo celos de Krishna.
Krishna ya no exist ía; Krishna no est aba present e; Krishna no era un cuerpo
físico. Había un lapso de cinco m il años ent re la exist encia física de Krishna y
la exist encia física de Mira. Así que, en realidad, ¿cóm o podía Mira est ar
enam orada de Krishna? El lapso de t iem po era t an grande...
Un día, el príncipe, su m arido, le pregunt ó a Mira: «Sigues hablando de t u
am or, sigues bailando y cant ando en t orno a Krishna, pero ¿dónde est á? ¿De
quién est ás t an enam orada? ¿De quién est ás hablando cont inuam ent e?» Mira
est aba hablando con Krishna, cant ando, riéndose, peleando. Parecía que
est aba loca; lo est aba, a nuest ros oj os. El príncipe dij o: «¿Te has vuelt o
loca? ¿Dónde est á t u Krishna? ¿A quién est ás am ando? ¿Con quién est ás
conversando? Yo est oy aquí, y t e has olvidado com plet am ent e de m í.»
Mira dij o: «Krishna est á aquí - t ú no est ás aquí - porque Krishna es et erno;
t ú, no. Él siem pre est ará aquí, él siem pre est uvo aquí, él est á aquí. Tú no
est arás aquí; t ú no has est ado aquí. No est uvist e aquí un día, no est arás
aquí ot ro día, así que ¿cóm o voy a creer que ent re est as dos inexist encias t ú
est ás aquí? ¿Cóm o es posible una exist encia ent re dos inexist encias?»
El príncipe est á en el t iem po, pero Krishna est á en la et ernidad. De m odo
que puedes est ar cerca del príncipe, pero la dist ancia no se puede dest ruir.
Est arás dist ant e. Puede que est és m uy, m uy dist ant e de Krishna en el
t iem po, pero puedes est ar cerca. Es una dim ensión diferent e, no obst ant e.
Miro delant e de m í y hay una pared; m uevo los oj os y hay un cielo.
Cuando m iras en el t iem po, siem pre hay una pared. Cuando m iras m ás allá
del t iem po, hay el cielo abiert o..., infinit o. El am or abre lo infinit o, lo et erno
de la exist encia.
Así que, en realidad, si has am ado alguna vez, el am or se puede convert ir
en una t écnica de m edit ación. Ést a es la t écnica:
Mient ras est és siendo am ada, Dulce Princesa, ent ra en el act o de am ar
com o vida et erna.
No seas un am ant e que se m ant iene dist ant e, fuera. Vuélvet e el act o del
am or y ent ra en la et ernidad. Cuando est ás am ando a alguien, ¿est ás ahí
com o am ant e? Si est ás ahí, ent onces est ás en el t iem po y el am or es falso,
fingido. Si aún est ás ahí y puedes decir: «Yo soy», ent onces podéis est ar
cerca físicam ent e, pero espirit ualm ent e sois polos opuest os.
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Mient ras est és en el am or, t ú no debes est ar: sólo el am or, sólo el
am ando. Conviért et e en el act o de am ar. Mient ras est és acariciando a t u
am ant e o am ado, vuélvet e la caricia. Mient ras est és besando, no seas el que
besa o el que es besado: sé el beso. Olvídat e com plet am ent e del ego,
disuélvelo en ese act o. Ent ra en ese act o t an profundam ent e que ya no
exist a el act or. Y si no puedes ent rar en el am or, es difícil que ent res en
com er o cam inar: m uy difícil, porque el am or es el m ét odo m ás fácil para
disolver el ego. Por eso, los que son egoíst as no pueden am ar. Puede que
hablen de ello, pueden que cant en sobre ello, puede que escriban sobre ello,
pero no pueden am ar. ¡El ego no puede am ar!
Shiva dice: «conviért et e en el act o de am ar». Cuando est és en el abrazo,
vuélvet e el abrazo, vuélvet e el beso. Olvídat e de t i m ism o t an t ot alm ent e
que puedas decir: «Ya no exist o. Sólo exist e el am or.» Ent onces el corazón
no est á lat iendo, sino que est á lat iendo el am or. Ent onces la sangre no est á
circulando, sino que est á circulando el am or. Y los oj os no est án viendo, sino
que est á viendo el am or. Ent onces las m anos no se est án m oviendo, sino
que se est á m oviendo el am or para t ocar.
Vuélvet e el am or y ent ra en la vida et erna. El am or cam bia t u dim ensión
súbit am ent e. Eres arroj ado fuera del t iem po y est ás ant e la et ernidad. El
am or se puede volver una m edit ación profunda; la m ás profunda posible. A
veces, los am ant es han conocido lo que los sant os no han conocido. Y los
am ant es han t ocado ese cent ro que m uchos yoguis no han encont rado. Pero
será sólo un vislum bre a no ser que t ransform es t u am or en m edit ación.
Tant ra significa est o: la t ransform ación del am or en m edit ación. Y ahora
puedes com prender por qué el t ant ra habla t ant o del am or y del sexo. ¿Por
qué? Porque el am or es la puert a nat ural m ás fácil por la que puedes
t rascender est e m undo, est a dim ensión horizont al.
Mira a Shiva con su consort e, Devi. ¡Míralos! No parecen ser dos: son uno.
La unidad es t an profunda que incluso ha ent rado en los sím bolos. Todos
hem os vist o el shivalinga. Es un sím bolo fálico - el órgano sexual de Shiva- ,
pero no est á sólo, se asient a en la vagina de Devi. Los hindúes de ant año
eran m uy at revidos. Ahora, cuando ves un shivalinga nunca recuerdas que es
un sím bolo fálico. Lo hem os olvidado; hem os t rat ado de olvidarlo
com plet am ent e.
Jung recuerda en su aut obiografía, en sus m em orias, un incident e m uy
bello y divert ido. Vino a I ndia y fue a ver Konarak, y en el t em plo de Konarak
hay m uchísim os shivalingas, m uchos sím bolos fálicos. El pandit que le est aba
guiando le explicó t odo m enos los shivalingas. Y había t ant os que result aba
difícil eludir esa explicación. Jung est aba m uy al t ant o, pero para t om arle el
pelo al pandit seguía pregunt ando: «Pero ¿qué son ést os?»
Así que el pandit le dij o por fin al oído, al oído de Jung: «No m e lo
pregunt e aquí, se lo diré después. Es algo m uy privado.»
Jung debió de reírse por dent ro: ést os son los hindúes de hoy. Ent onces,
fuera del t em plo, el pandit se le acercó y dij o: «No est aba bien que m e
pregunt ara delant e de los dem ás. Se lo diré ahora. Es un secret o.» Y, ot ra
vez al oído de Jung, dij o: «Son nuest ras part es privadas.»
Cuando Jung regresó, se encont ró con un gran erudit o - un erudit o en
pensam ient o, m it ología y filosofía orient ales- , Heinrich Zim m er. Le cont ó
est a anécdot a a Zim m er. Zim m er era una de las m ent es m ás dot adas que
han t rat ado de profundizar en el pensam ient o indio, y am aba I ndia y sus
form as de pensar, el enfoque orient al no lógico, m íst ico, de la vida. Cuando
oyó lo que le cont aba Jung, se rió y dij o: «Est o est á bien para variar.
Siem pre he oído hablar de indios ext raordinarios - Buda, Krishna, Mahavira- .
Lo que m e cuent as no dice algo sobre los indios ext raordinarios, sino sobre
los indios.»
Para Shiva, el am or es la gran puert a de ent rada. Y para él, el sexo no es
algo que deba ser condenado.
120
Para él, el sexo es la sem illa, y el am or, su florecim ient o, y si condenas la
sem illa, condenas la flor. El sexo puede convert irse en am or. Si nunca se
conviert e en am or, ent onces est á m alogrado. Condena el fracaso, no el sexo.
El am or debe florecer, el sexo debe convert irse en am or. Si no se est á convirt iendo, no es culpa del sexo, sino t uya.
El sexo no debe quedar en sexo; ésa es la enseñanza del t ant ra. Debe ser
t ransform ado en am or. Y el am or no debe quedar en am or. Debe ser
t ransform ado en luz, en experiencia m edit at iva, en la últ im a, la suprem a
cim a m íst ica. ¿Cóm o t ransform ar el am or? Sé el act o y olvídat e del act or.
Mient ras est és am ando, sé am or: sim plem ent e am or. Ent onces no es t u
am or o m i am or o el am or de alguna ot ra persona; es sim plem ent e am or.
Cuando t ú no est ás, cuando est ás en m anos de la fuent e o la corrient e
suprem a, cuando est ás enam orado, no eres t ú quien est á enam orado.
Cuando el am or t e ha absorbido, t ú has desaparecido; t e has convert ido en
una energía que fluye.
D. H. Lawrence, una de las m ent es m ás creat ivas de est os t iem pos, era, a
sabiendas o sin saberlo, un adept o del t ant ra. Fue condenado com plet am ent e en Occident e, sus libros fueron prohibidos. Hubo m uchos casos en los
t ribunales sólo porque había dicho: «La energía del sexo es la única energía,
y si la condenas y la reprim es vas en cont ra del universo. Ent onces nunca
serás capaz de conocer el florecim ient o m ás elevado de est a energía. Y
cuando es reprim ida se vuelve fea: ést e es el círculo vicioso.»
Los sacerdot es, los m oralist as, las denom inadas personas religiosas - los
Papas, los shankaracharyas y ot ros- siguen condenando el sexo. Dicen que
es una cosa fea. Y cuando lo reprim es, se vuelve feo. Así que dicen: «¡Mira!
Lo que decíam os es verdad. Tú lo dem uest ras. ¡Mira! Lo que est ás haciendo
es feo y t ú sabes que es feo.»
Pero no es el sexo lo que es feo; son est os sacerdot es los que lo han
hecho feo. Una vez que lo han hecho feo, se dem uest ra que t ienen razón. Y
cuando se dem uest ra que t ienen razón, t ú sigues haciéndolo m ás y m ás feo.
El sexo es una energía inocent e: la vida que fluye en t i, la exist encia que
est á viva en t i. ¡No lo m alogres! Dej a que ascienda a las alt uras. Es decir, el
sexo debe convert irse en am or. ¿Cuál es la diferencia? Cuando t u m ent e es
sexual, est ás explot ando al ot ro; el ot ro es sólo un inst rum ent o para usar y
t irar. Cuando el sexo se vuelve am or, el ot ro no es un inst rum ent o, el ot ro
no t iene que ser explot ado; el ot ro no es realm ent e el ot ro. Cuando am as, no
es algo egocént rico. Más bien, el ot ro se vuelve significat ivo, único.
No es que lo est és explot ando, ino! Por el cont rario, am bos est áis unidos
en una profunda experiencia. Sois com pañeros de una profunda experiencia,
no el explot ador y el explot ado. Os est áis ayudando el uno al ot ro a ent rar en
un m undo diferent e de am or. El sexo es explot ación. El am or es ent rar
j unt os en un m undo diferent e.
Si est a ent rada no es m om ent ánea y si est a ent rada se vuelve m edit at iva
- es decir, si t e puedes olvidar com plet am ent e de t i m ism o, y el am ant e y el
am ado desaparecen, y sólo hay am or que fluye- , ent onces, dice Shiva, la
vida et erna es t uya.
11 Cierra t us sent idos, vuélvet e com o una piedra.
Segunda t écnica de relaj ación: Cierra las puert as de los sent idos cuando
sient as el sigiloso cam inar de una horm iga. Ent onces.
Est o parece m uy sim ple, pero no es t an sim ple. Lo leeré de nuevo: Cierra
las puert as de los sent idos cuando sient as el sigiloso cam inar de una horm iga. Ent onces. Est o es sólo un ej em plo; cualquier cosa servirá. Cierra las
puert as de los sent idos cuando sient as el sigiloso cam inar de una horm iga, y
ent onces - ent onces- sucederá. ¿Qué est á diciendo Shiva?
121
Tienes una ast illa clavada en el pie: t e duele, est ás sufriendo. O una
horm iga est á rept ando por t u pierna. Sient es la rept ación y de pront o
quieres quit árt ela de encim a. ¡Usa cualquier experiencia! Tienes una herida;
es dolorosa. Tienes dolor de cabeza, o cualquier dolor en el cuerpo. Cualquier
cosa servirá de obj et o. Est o es sólo un ej em plo, el sigiloso cam inar de una
horm iga. Shiva dice: Cierra las puert as de los sent idos cuando sient as el
sigiloso cam inar de una horm iga. No im port a lo que est és sint iendo; cierra
t odas las puert as de los sent idos.
¿Qué hay que hacer? Cierra los oj os y piensa que est ás ciego y no puedes
ver. Cierra los oídos y piensa que no puedes oír. Hazlo con los cinco sent idos,
ciérralos. ¿Cóm o los puedes cerrar? Es fácil. Dej a de respirar por un solo
m om ent o: t odos t us sent idos est arán cerrados. Cuando la respiración se ha
parado y t odos los sent idos est án cerrados, ¿dónde est á est e sigiloso
cam inar? ¿Dónde est á la horm iga? De pront o est ás dist anciado; lej os.
Un am igo m ío, un viej o am igo, m uy m ayor, se cayó por la escalera, y los
m édicos le dij eron que no podría salir de la cam a durant e t res m eses, que
t endría que descansar durant e t res m eses. Y era un hom bre m uy inquiet o; le
result aba difícil. Fui a verlo, y m e dij o: «Pide por m í y bendícem e para que
pueda m orir, porque est os t res m eses son aún m ás que la m uert e. No puedo
est ar com o una piedra. Y los dem ás m e dicen: " No t e m uevas." »
Yo le dij e: «Ést a es una buena oport unidad. Sim plem ent e cierra los oj os y
piensa que eres sólo una piedra, que no t e puedes m over. ¿Cóm o t e vas a
poder m over? Eres una piedra: sólo una piedra, una est at ua. Cierra los oj os.
Sient e que ahora eres una piedra, una est at ua.»
Me pregunt ó que qué pasaría. Le dij e: «Pruébalo. Est oy aquí sent ado y no
se puede hacer nada. ¡No se puede hacer nada! Tendrás que est ar aquí durant e t res m eses de t odos m odos, así que pruébalo.»
Él nunca lo habría probado, pero la sit uación era t an im posible que dij o:
«¡De acuerdo! Lo probaré porque puede que pase algo. Pero no lo creo»,
dij o. «No creo que pueda pasar algo sim plem ent e por pensar que soy com o
una piedra, m uert o com o una est at ua, pero lo probaré.» De m odo que lo
probó.
Yo t am poco pensaba que fuera a pasar algo, dado el t ipo de hom bre que
era. Pero, a veces, cuando est ás en una sit uación im posible, desesperada,
em piezan a pasar cosas. Cerró los oj os. Yo esperé, porque pensaba que en
cuest ión de dos o t res m inut os los abriría y diría: «No ha sucedido nada.»
Pero no habría los oj os, y pasaron t reint a m inut os. Yo podía sent ir y ver que
se había vuelt o una est at ua. Toda la t ensión de su frent e desapareció. Su
cara había cam biado.
Tenía que m archarm e, pero él no abría los oj os. Y est aba absolut am ent e
silencioso, com o si est uviera m uert o. Su respiración se apaciguó, y com o
t enía que m archarm e, t uve que decirle: «Quiero irm e ahora, así que, por
favor, abre los oj os y dim e qué ha sucedido».
Abrió los oj os t ot alm ent e cam biado. Y dij o: «Est o es un m ilagro. ¿Qué m e
has hecho?»
Yo le dij e: «No he hecho nada en absolut o.»
Él dij o: «Debes de haber hecho algo, porque est o es un m ilagro. Cuando
em pecé a pensar que soy com o una piedra, com o una est at ua, de pront o m e
invadió la sensación de que, incluso si quería m over las m anos, era im posible
hacerlo. ¡La de veces que int ent é abrir los oj os! , pero eran com o piedra, así
que no podía abrirlos.»
Dij o: «I ncluso llegué a preocuparm e por lo que est arías pensando, porque
duraba t ant o, pero ¿qué podía hacer? No podía m overm e durant e est os
t reint a m inut os. Y cuando cesó t odo m ovim ient o, de repent e el m undo
desapareció y yo est aba solo, en lo profundo de m í, de m í m ism o. Ent onces
el dolor desapareció.»
Era un dolor int enso; no podía dorm ir por la noche sin un t ranquilizant e.
Pero el dolor desapareció. Le pregunt é qué sint ió cuando el dolor est aba
desapareciendo.
122
Él dij o: «Prim ero em pecé a sent ir que el dolor est aba en alguna part e
dist ant e. Seguía ahí, pero m uy lej os, com o si le est uviera sucediendo a ot ra
persona. Y luego, poco a poco, poco a poco, com o si alguien se est uviera
alej ando m ás y m ás y no pudieras verlo, desapareció. ¡El dolor desapareció!
Durant e al m enos diez m inut os, no había dolor. ¿Cóm o va a t ener dolor un
cuerpo de piedra?»
Est e sut ra dice:
Cierra Las puert as de los sent idos. Vuélvet e com o una piedra, cerrado al
m undo.
Cuando est ás cerrado al m undo, en realidad est ás t am bién cerrado a t u
propio cuerpo, porque t u cuerpo no form a part e de t i; form a part e del m undo. Cuando est ás cerrado com plet am ent e al m undo, est ás cerrado t am bién a
t u propio cuerpo. Ent onces, dice Shiva, ent onces sucederá.
Así que pruébalo con el cuerpo. Cualquier cosa servirá, no necesit arás que
una horm iga cam ine por t i. De ot ra form a, pensarás: «Cuando la horm iga
cam ine, m edit aré.» Y sem ej ant es horm igas t an út iles son difíciles de
encont rar, así que cualquier cosa servirá. Est ás t um bado en la cam a, sient es
las sábanas frías: vuélvet e com o un m uert o. De pront o las sábanas se irán
m uy, m uy lej os, y desaparecerán. Tu cam a desaparecerá; t u habit ación
desaparecerá; el m undo ent ero desaparecerá. Est ás cerrado, m uert o, com o
una piedra, com o una m ónada de Leibnit z, sin ninguna vent ana fuera: ¡sin
ninguna vent ana! ¡No t e puedes m over!
Y ent onces, cuando no t e puedes m over, eres arroj ado de vuelt a a t i
m ism o, t e cent ras en t i m ism o. Ent onces, por prim era vez, puedes m irar
desde t u cent ro. Y una vez que puedes m irar desde t u cent ro, no puedes
volver a ser el m ism o ot ra vez.
12 Perm ít et e volvert e ingrávido.
Tercera t écnica de relaj ación: Cuando est és en una cam a o en un asient o,
perm ít et e volvert e ingrávido, m ás allá de la m ent e.
Est ás aquí sent ado. Sim plem ent e sient e que t e has vuelt o ingrávido, que
no hay peso. Sent irás que hay peso en una u ot ra part e, pero sigue sint iendo
la ingravidez. La ingravidez llega. Llega un m om ent o en que sient es que eres
ingrávido, que no hay peso. Cuando no hay peso, no eres un cuerpo, porque
el peso es del cuerpo; no es t uyo. Tú eres ingrávido.
Por eso se hicieron t ant os experim ent os. Alguien se est á m uriendo...
Muchos cient íficos de t odo el m undo han int ent ado pesar a la persona. Si hay
una ligera diferencia, si cuando un hom bre est á vivo pesa m ás y cuando un
hom bre est á m uert o pesa m enos, ent onces los cient íficos pueden decir que
algo ha salido del cuerpo, que un alm a o el ser o algo que est aba allí ya no
est á; porque para la ciencia nada puede ser ingrávido, ¡nada! .
El peso es básico para t oda m at eria. I ncluso los rayos de Sol t ienen peso.
Es m uy, m uy leve, m inúsculo, y son difíciles de pesar, pero los cient íficos los
han pesado. Si puedes recoger t odos los rayos de Sol que caen en una
parcela de ocho kilóm et ros cuadrados, su peso será sim ilar al de un cabello.
Pero los rayos de Sol t ienen peso; han sido pesados. Nada puede ser
ingrávido para la ciencia. Y si algo puede ser ingrávido, ent onces es
inm at erial, no puede ser m at eria. Y la ciencia ha creído durant e est os veint e
o veint icinco años que no hay nada except o m at eria.
De m odo que cuando m uere un hom bre, si algo se va del cuerpo, el peso
debe ser diferent e. Pero nunca es diferent e; el peso sigue siendo el m ism o. A
veces, incluso aum ent a; ése es el problem a. El hom bre vivo pesa m enos; el
hom bre m uert o se vuelve m ás pesado. Eso creó nuevos problem as, porque
lo que realm ent e est aban int ent ando descubrir era si se perdía algo de peso;
ent onces podrían decir que algo ha salido. Pero parece que, por el cont rario,
algo ha ent rado. ¿Qué ha sucedido? El peso es m at erial, pero t ú no eres un
peso. Tú eres inm at erial.
123
Si pruebas est a t écnica de la ingravidez, has de im aginar que no t ienes
peso: y no sólo im aginar, sino sent ir que t u cuerpo se ha vuelt o ingrávido. Si
sigues sint iendo, sint iendo, sint iendo, llega un m om ent o en que de pront o t e
das cuent a de que eres ingrávido. Ya lo eres, así que puedes dart e cuent a en
cualquier m om ent o. Sólo t ienes que crear una sit uación en la que puedas
sent ir de nuevo que eres ingrávido.
Tienes que deshipnot izart e a t i m ism o. Ést a es la hipnosis, la creencia de
que «soy un cuerpo y por eso sient o peso». Si t e puedes deshipnot izar a t i
m ism o para dart e cuent a de que no eres un cuerpo, no sent irás peso. Y
cuando no sient es peso est ás m ás allá de la m ent e, dice Shiva: Cuando est és
en una cam a o en un asient o, perm ít et e volvert e ingrávido, m ás allá de la
m ent e. Ent onces puede suceder. La m ent e t am bién t iene peso; la m ent e de
cada uno t iene un peso diferent e.
En ciert a época, se plant eó que cuant o m ás pesada fuera la m ent e, m ás
int eligent e sería. Y en general es verdad, pero no absolut am ent e, porque a
veces hom bres m uy geniales t enían m ent es m uy pequeñas, y a veces la
m ent e de algún idiot a est úpido pesaba m uchísim o. Pero, en general, es verdad, porque cuando t ienes un m ecanism o m ayor de la m ent e, pesa m ás. La
m ent e t am bién es un peso, pero t u consciencia es ingrávida. Para sent ir est a
consciencia, t ienes que sent ir la ingravidez. Así que pruébalo: andando,
sent ado, durm iendo, lo puedes probar.
Algunas observaciones... ¿Por qué el cuerpo m uert o se vuelve, a veces,
m ás pesado? Porque en el m om ent o en que la consciencia abandona el
cuerpo, el cuerpo se queda sin prot ección. I nm ediat am ent e, pueden ent rar
en él m uchas cosas. No est aban ent rando debido a t i. En un cuerpo m uert o
pueden ent rar m uchas vibraciones; en t i, no pueden ent rar. Tú est ás ahí, el
cuerpo est á vivo, es resist ent e a m uchas cosas. Por eso, una vez que est ás
enferm o, em pieza a ser una larga serie; una enferm edad, luego ot ra, y luego
ot ra: porque una vez que est ás enferm o, t e vuelves indefenso, vulnerable,
sin resist encia. Ent onces cualquier cosa puede ent rar en t i. Tu presencia
prot ege el cuerpo. De m odo que, a veces, un cuerpo m uert o puede ganar
peso. En el m om ent o en que lo abandonas, cualquier cosa puede ent rar en el
cuerpo.
En segundo lugar, cuando eres feliz siem pre t e sient es ingrávido; cuando
est ás t rist e siem pre sient es m ás peso, com o si algo est uviera t irando de t i
hacia abaj o. La gravedad aum ent a m ucho. Cuando est ás t rist e, eres m ás
pesado. Cuando eres feliz, eres ligero. Lo not as. ¿Por qué? Porque cuando
eres feliz, siem pre que sient es un m om ent o dichoso, t e olvidas
com plet am ent e del cuerpo. Cuando est ás t rist e, sufriendo, no puedes
olvidart e del cuerpo, sient es su peso. Tira de t i hacia abaj o: hacia la t ierra,
com o si est uvieras enraizado. Ent onces no le puedes m over; t ienes raíces en
la t ierra. Con la felicidad eres ingrávido. Con el sufrim ient o, con la t rist eza,
t e vuelves pesado.
En m edit ación profunda, cuando t e olvidas com plet am ent e de t u cuerpo,
puedes levit ar. I ncluso el cuerpo puede elevarse cont igo. Sucede m uchas
veces. Algunos cient íficos han est ado observando a una m uj er en Bolivia.
Mient ras m edit a, se eleva un m et ro y veint e cent ím et ros, y ahora lo han
observado cient íficam ent e; se han t om ado varias películas, y m uchas
fot ografías. Ant e m iles y m iles de observadores, la m uj er se eleva de pront o
y la gravedad se vuelve nula, anulada. Por el m om ent o no hay ninguna
explicación para lo que est á sucediendo, pero esa m ism a m uj er no puede
elevarse cuando no est á m edit ando. Y si se pert urba su m edit ación, de
pront o cae al suelo.
¿Qué sucede? En m edit ación profunda, t e olvidas com plet am ent e del
cuerpo, y se rom pe la ident ificación. Tu cuerpo es una cosa m uy pequeña; t ú
eres m uy grande, t ienes poder infinit o. Tu cuerpo no t iene nada com parado
cont igo.
Es com o si un em perador se hubiera quedado ident ificado con su esclavo,
de m odo que cuando el esclavo se va a m endigar, el em perador se va a
124
m endigar; cuando el esclavo llora, el em perador llora. Cuando el esclavo
dice: «No soy nadie», el em perador dice: «No soy nadie.» Una vez que el
em perador reconozca su propio ser, una vez que reconozca que es un
em perador y que est e hom bre es sólo un esclavo, t odo cam biará de repent e.
Eres poder infinit o ident ificado con un cuerpo m uy finit o. Una vez que t e
percat as de t u ser, la ingravidez aum ent a y el peso del cuerpo dism inuye.
Ent onces puedes levit ar, el cuerpo puede elevarse.
Hay m uchísim as hist orias que aún no pueden dem ost rarse cient íficam ent e,
pero serán dem ost radas..., porque si una m uj er puede elevarse un m et ro y
veint e cent ím et ros, ent onces no hay ningún obst áculo. Ot ra persona puede
elevarse m il m et ros, ot ra puede ent rar com plet am ent e en el cosm os.
Teóricam ent e, no hay ningún problem a: un m et ro o cien m et ros o m il
m et ros, da lo m ism o.
Hay hist orias sobre Ram a y sobre m uchos ot ros que han desaparecido
com plet am ent e con el cuerpo. Sus cuerpos no fueron encont rados m uert os
en est a Tierra. Mahom a desapareció com plet am ent e: no sólo con su cuerpo;
se dice que desapareció t am bién con su caballo. Est as hist orias parecen
im posibles, parecen m it ológicas, pero no lo son necesariam ent e.
Una vez que conoces la fuerza ingrávida, t e vuelves el señor de la
gravedad. Puedes usarla; la gravedad depende de t i. Puedes desaparecer
com plet am ent e con t u cuerpo.
Pero para nosot ros la ingravidez será un problem a. La t écnica de
siddhasana, la m anera en que se sient a Buda, es el m ej or m edio para ser
ingrávido. Siént at e sobre la t ierra: no sobre alguna silla o algo sim ilar, sino
sim plem ent e en el suelo. Y es bueno que el suelo no sea de cem ent o o de
algo art ificial. Siént at e en la t ierra para est ar lo m ás cerca posible de la
nat uraleza. Es bueno si t e puedes sent ar desnudo. Siént at e desnudo en la
t ierra con la post ura de Buda, siddhasana; porque siddhasana es la m ej or
post ura en la que ser ingrávido. ¿Por qué? Porque sient es m ás peso si el
cuerpo se apoya de est a o esa form a. Ent onces t u cuerpo t iene m ás área en
la que ser afect ado por la gravedad. Si m e sient o en est a silla, un área
m ayor de m i cuerpo es afect ada por la gravedad.
Cuando est ás de pie, un área m enor es afect ada, pero no puedes est ar de
pie dem asiado t iem po. Mahavira siem pre m edit aba de pie; siem pre, porque
ent onces uno cubre la m enor área. Sólo t us pies est án t ocando el suelo.
Cuando est ás de pie, erguido, t e afect a la m enor cant idad de gravedad, y la
gravedad es peso.
Sent arse en la post ura de Buda, t rabado - t us piernas est án t rabadas, t us
m anos est án t rabadas- , t am bién ayuda, porque ent onces t u elect ricidad
int erna se vuelve un circuit o. Haz que t u colum na vert ebral est é rect a.
Ahora puedes ent ender por qué se ha puest o t ant o énfasis en t ener la
colum na vert ebral rect a: porque con la colum na vert ebral rect a se cubre un
área m enor, de m odo que la gravedad t e afect a m enos. Con los oj os
cerrados, equilíbrat e com plet am ent e, cént rat e. I nclínat e hacia la derecha y
sient e la gravedad; inclínat e hacia la izquierda y sient e la gravedad; inclínat e
hacia delant e y sient e la gravedad; inclínat e hacia at rás y sient e la gravedad.
Encuent ra el cent ro en el que se sient a m enos la gravedad, en el que se
sient a m enos peso, y perm anece ahí. Ent onces olvídat e del cuerpo y sient e
que no t ienes peso: eres ingrávido. Ent onces sigue sint iendo est a ingravidez.
De pront o t e vuelves ingrávido; de pront o no eres el cuerpo; de pront o est ás
en un m undo diferent e de incorporeidad.
No t ener peso es no t ener cuerpo. Ent onces t rasciendes t am bién la m ent e.
La m ent e t am bién form a part e del cuerpo, part e de la m at eria. La m at eria
pesa; t ú no pesas. Ést a es la base de est a t écnica.
Prueba cualquier t écnica, pero persevera durant e varios días para poder
sent ir si est á funcionando o no.
Suficient e por hoy.
125
Ca pít u lo 8
Ace pt a ción Tot a l y N o D ivisión : El Sign ifica do de la Pu r e za Tá n t r ica
Pregunt a
¿Qué es la pureza para el t ant ra?
Pr e gu n t a 1
Una de las cosas que se pregunt an es:
¿Qué significa el t ant ra al hablar de la purificación de la m ent e, la pureza
de la m ent e, com o condición básica para seguir progresando?
Todo lo que corrient em ent e se da a ent ender cuando se habla de pureza no
es lo que quiere decir el t ant ra. Norm alm ent e, lo dividim os t odo en m alo y
bueno. La división puede hacerse por cualquier razón. Puede hacerse
higiénicam ent e, m oralm ent e o de cualquier ot ra m anera, pero dividim os la
vida en dos: bueno y m alo. Y norm alm ent e, cuando decim os pureza
querem os decir lo bueno: las cualidades «m alas» no deberían perm it irse y
las cualidades «buenas» deberían est ar present es. Pero para el t ant ra est a
división de bueno y m alo no t iene sent ido. El t ant ra no m ira la vida a t ravés
de ninguna dicot om ía, ninguna dualidad, ninguna división. Ent onces: «¿Qué
es la pureza para el t ant ra?» es una pregunt a m uy relevant e.
Si le pregunt as a un sant o, dirá que la ira es m ala, que el sexo es m alo,
que la avaricia es m ala. Si le pregunt as a Gurdj ieff, dirá que la negat ividad
es m ala, que cualquier em oción que sea negat iva es m ala, y que ser posit ivo
es bueno. Si les pregunt as a los j ainas, a los budist as, a los hindúes, a los
crist ianos o a los m ahom et anos, puede que difieran en su definición de lo
bueno y lo m alo, pero t ienen definiciones. Llam an m alas a ciert as cosas y
buenas a ciert as cosas. De m odo que no les result a difícil definir la pureza.
Cualquier cosa que consideran buena es pura, cualquier cosa que consideran
m ala es im pura.
Pero para el t ant ra es un profundo problem a. El t ant ra no hace divisiones
superficiales ent re lo bueno y lo m alo. Ent onces, ¿qué es la pureza? El t ant ra
dice que dividir es im puro y que vivir en la no- división es pureza. Así que,
para el t ant ra, pureza significa inocencia: inocencia indiferenciada.
Hay un niño; lo llam as puro. El niño se enfada, t iene avaricia, así que ¿por
qué lo llam as puro? ¿Qué es puro en la infancia? ¡La inocencia! No hay
ninguna división en la m ent e de un niño. El niño no t iene conciencia de
ninguna división en lo que es bueno y lo que es m alo. Esa inconsciencia es la
inocencia. I ncluso si se enfada, no t iene ninguna int ención de est ar
enfadado; es un act o puro y sim ple. Sucede, y cuando la ira se va, se ha ido.
No queda nada de ella. El niño vuelve a ser el m ism o, com o si nunca hubiera
est ado enfadado. La pureza no ha sido afect ada; la pureza es la m ism a. De
m anera que el niño es puro porque no hay m ent e.
Cuant o m ás crezca la m ent e, m ás im puro se volverá el niño. Ent onces la
ira aparecerá com o una cosa calculada, no espont áneam ent e. Ent onces, a
veces el niño reprim irá la ira: si la sit uación no la perm it e. Y cuando la ira es
reprim ida, a veces
129
será t ransferida a ot ra sit uación. Cuando en realidad no haya ninguna
necesidad de enfadarse, se enfadará, porque la ira reprim ida necesit ará
alguna salida. Ent onces t odo se volverá im puro, porque ha ent rado la m ent e.
Un niño puede ser un ladrón a nuest ros oj os, pero un niño, por sí m ism o,
nunca es un ladrón, porque el concept o m ism o de que las cosas pert enecen a
los individuos no exist e en su m ent e. Si coge t u reloj , t u dinero o cualquier
cosa, para él no es un robo, porque la noción m ism a de que las cosas le
pert enecen a alguien es inexist ent e. Su robo es puro, m ient ras que incluso t u
no- robo es im puro: est á la m ent e.
El t ant ra dice que cuando alguien se vuelve de nuevo com o un niño, es
puro. Por supuest o, no es un niño: sólo com o un niño. Hay una diferencia y
hay una sem ej anza. La sem ej anza es la inocencia recuperada. Alguien es de
nuevo com o un niño. Hay un niño desnudo: nadie sient e la desnudez, porque
un niño no es aún conscient e del cuerpo. Su desnudez t iene una cualidad
diferent e a t u desnudez. Tú eres conscient e del cuerpo.
El iniciado debe recuperar est a inocencia. Mahavira est á desnudo de
nuevo. Esa desnudez t iene de nuevo la m ism a cualidad de inocencia. Ha olvidado su cuerpo; ya no es el cuerpo. Pero hay t am bién una diferencia, y la
diferencia es grande: el niño es sim plem ent e ignorant e, de ahí la inocencia.
Pero el iniciado es sabio; ésa es la razón de su inocencia.
El niño t om ará un día conciencia de su cuerpo y sent irá la desnudez.
I nt ent ará esconderse, se sent irá culpable, se avergonzará. Llegará a t om ar
conciencia. De m odo que su inocencia es una inocencia frut o de la
ignorancia. El conocim ient o la dest ruirá.
Ése es el significado de la hist oria bíblica de la expulsión de Adán y Eva del
Paraíso Terrenal. Est aban desnudos com o niños. No eran conscient es del
cuerpo; no eran conscient es de la ira, la avaricia, la luj uria, el sexo o
ninguna ot ra cosa. Eran inconscient es. Eran com o los niños, inocent es.
Pero Dios les había prohibido com er el frut o del árbol del conocim ient o. El
árbol del conocim ient o est aba prohibido, pero ellos com ieron, porque
cualquier cosa prohibida se vuelve incit ant e. ¡Cualquier cosa prohibida se
vuelve at ract iva! Vivían en un gran j ardín con un núm ero infinit o de árboles,
pero el árbol del conocim ient o se volvió el m ás im port ant e y significat ivo
porque est aba prohibido. En realidad, est a prohibición se convirt ió en la
at racción, la invit ación. Est aban com o m agnet izados, hipnot izados por el
árbol. No podían escaparse de él, t uvieron que com er.
Pero est a hist oria es bella, porque el árbol se llam a «árbol del
conocim ient o». En el m om ent o en que com ieron el frut o del conocim ient o
dej aron de ser inocent es. Se volvieron conscient es; cayeron en la cuent a de
que est aban desnudos. I nm ediat am ent e, Eva t rat ó de ocult ar su cuerpo. Con
la conciencia del cuerpo se volvieron conscient es de t odo: la ira, la luj uria, la
avaricia, t odo. Se volvieron adult os, así que fueron expulsados del j ardín.
De m odo que en la Biblia el conocim ient o es pecado. Fueron expulsados
del j ardín, fueron cast igados, a causa del conocim ient o. A no ser que se
vuelvan de nuevo com o niños - inocent es, sin saber- no pueden ent rar en el
j ardín. Sólo pueden volver a ent rar en el reino de Dios si cum plen la
condición de volverse inocent es de nuevo.
Todo ello es sim plem ent e la hist oria de la hum anidad. Todo niño es
expulsado del j ardín, no sólo Adán y Eva. Todo niño vive su infancia en la
inocencia, sin saber nada. Es puro, pero esa pureza es de la ignorancia. No
puede durar. A no ser que se conviert a en una pureza de la sabiduría, no
puedes cont ar con ella. Tendrá que irse; t arde o t em prano t endrás que
com er el frut o del conocim ient o.
Cada niño t endrá que com er el frut o del conocim ient o. En el Paraíso
Terrenal era fácil: había sim plem ent e el árbol. Com o sust it ut o del árbol nosot ros t enem os escuelas, colegios y universidades.
130
Cada niño t endrá que pasar, t endrá que dej ar de ser inocent e, t endrá que
perder su inocencia. El m undo m ism o necesit a conocim ient o, la exist encia
m ism a necesit a conocim ient o. No puedes exist ir en ella sin conocim ient o. Y
en el m om ent o en que llega el conocim ient o, penet ra la división. Em piezas a
dividir ent re lo que es bueno y lo que es m alo.
Así es que para el t ant ra la división en bueno y m alo es im pureza. Ant es
de ella eres puro, después de ella eres puro; en ella eres im puro. Pero el conocim ient o es un m al necesario, no t e puedes escapar de él. Hay que pasar
por él; form a part e de la vida. Pero no es necesario quedarse siem pre en él;
puede ser t ranscendido. La t rascendencia t e hace puro e inocent e de nuevo.
Si las divisiones perdieran su significado, si el conocim ient o que diferencia
ent re el bien y el m al dej ara de exist ir, m irarías de nuevo el m undo desde
una act it ud inocent e.
Jesús dice: «A no ser que os volváis com o niños, no podéis ent rar en m i
reino de Dios.» A no ser que os volváis com o niños...; ést a es la pureza del
t ant ra.
Lao Tse dice: «Un cent ím et ro de división, y el cielo y el infierno se
separan.» La no- división es la m ent e del sabio: ¡ninguna división en
absolut o! Un sabio no sabe qué es bueno y qué es m alo. Es com o los niños,
pero t am bién diferent e a ellos, porque ha conocido est a división. Ha pasado
por est a división y la ha t ranscendido; ha ido m ás allá. Ha conocido la
oscuridad y la luz, pero ahora ha ido m ás allá. Ahora ve la oscuridad com o
part e de la luz, y la luz com o part e de la oscuridad; ahora no hay división. La
luz y la oscuridad se han vuelt o una sola cosa: grados de un m ism o
fenóm eno. Ahora lo ve t odo com o grados de una m ism a cosa;
independient em ent e de lo opuest os que sean, no son dos. La vida y la
m uert e, el am or y el odio, lo bueno y lo m alo, t odo es part e de un fenóm eno,
una energía. La diferencia es sólo de grado, y nunca se pueden dividir. No se
puede dem arcar, det erm inar que «a part ir de est e punt o hay división». No
hay división.
¿Qué es bueno? ¿Qué es m alo? ¿Desde dónde puedes definirlos y
dem arcarlos com o separados? Son siem pre uno. Son sólo grados diferent es
de la m ism a cosa. Una vez que se sabe y se sient e est o, t u m ent e se vuelve
pura de nuevo. Ést a es la pureza a la que se refiere el t ant ra. Así es que
definiré la pureza t ánt rica com o inocencia, no com o lo que es bueno.
Pero la inocencia puede ser ignorant e: ent onces es inút il. Tiene que ser
perdida, t ienes que ser expulsado de ella; de ot ra form a, no puedes m adurar. Dej ar el conocim ient o y t rascender el conocim ient o form an part e del
proceso de m aduración, form an part e de ser realm ent e adult o. Así que pasa
por él, pero no t e quedes ahí. ¡Avanza! ¡Sigue avanzando! Llega un día en
que est ás m ás allá de él.
Es por eso que la pureza t ánt rica es difícil de com prender y puede ser
m alent endida. ¡Es delicada! De m odo que reconocer a un sabio t ánt rico es
virt ualm ent e im posible. Los sant os y sabios corrient es pueden ser
reconocidos porque os siguen: vuest ros est ándares, vuest ras definiciones,
vuest ra m oralidad. Un sabio t ánt rico es incluso difícil de reconocer porque
t ransciende t odas las divisiones. Así que, en realidad, en t oda la hist oria del
crecim ient o hum ano no sabem os nada sobre los sabios t ánt ricos. No se
m enciona o se regist ra nada sobre ellos porque es m uy difícil reconocerlos.
Confucio acudió a Lao Tsé. La m ent e de Lao Tsé es la de un sabio
t ánt ricam ent e despiert o. Nunca conoció la palabra «t ant ra»; la palabra no
t iene sent ido para él. Nunca supo nada acerca del t ant ra, pero t odo lo que ha
dicho es t ant ra. Confucio es represent at ivo de nuest ra m ent e, es represent at ivo por ant onom asia. Piensa cont inuam ent e desde el punt o de vist a de
lo bueno y lo m alo, o lo que se debería hacer y lo que no se debería hacer.
Es un legalist a: el m ayor legalist a j am ás nacido. Fue a ver a Lao Tsé, y le
pregunt ó a Lao Tsé: «¿Qué es bueno? ¿Qué se debería hacer? ¿Qué es m alo?
Defínelo claram ent e.»
131
Lao Tsé dij o: «Las definiciones crean un lío, porque definir significa dividir:
est o es est o, y eso es eso.» Divides y dices que A es A y B es B... Has
dividido. Dices que A no puede ser B; ent onces has creado una división, una
dicot om ía, y la exist encia es una. A est á siem pre volviéndose B, A est á siem pre m oviéndose hacia B. La vida est á siem pre volviéndose la m uert e, la vida
est á siem pre m oviéndose hacia la m uert e, así que ¿cóm o puedes definir? La
infancia est á m oviéndose hacia la j uvent ud y la j uvent ud est á m oviéndose
hacia la vej ez; la salud est á m oviéndose hacia la enferm edad y la enferm edad est á m oviéndose hacia la salud. Así que ¿dónde las puedes dem arcar
com o separadas?
La vida es un m ovim ient o, y en el m om ent o en que defines provocas un
barullo, porque las definiciones est arán m uert as, y la vida es un m ovim ient o
vivo. De m odo que las definiciones siem pre son falsas. Lao Tsé dij o: «Definir
crea no- verdad, así que no definas. No digas qué es bueno y qué es m alo.»
Así que Confucio dij o: «¿Qué est ás diciendo?
Ent onces ¿cóm o puede la gent e ser dirigida y guiada? Ent onces ¿cóm o se les
puede enseñar? ¿Cóm o se les puede hacer m orales y buenos?»
Lao Tsé dij o: «Cuando alguien t rat a de hacer bueno a ot ro, eso es un
pecado para m í. ¿Quién eres t ú para dirigir? ¿Quién eres t ú para guiar? Y
cuant os m ás guías hay, m ás confusión. Dej a a los dem ás en paz. ¿Quién
eres t ú?»
Est e t ipo de act it ud parece peligrosa. ¡Lo es! La sociedad no puede
basarse en sem ej ant es act it udes. Confucio sigue pregunt ando, y t oda la
cuest ión es que Lao Tse dice: «La nat uraleza es suficient e; no es necesaria
ninguna m oralidad. La nat uraleza es espont ánea. La nat uraleza es suficient e;
no son necesarias leyes y disciplinas im puest as. La inocencia es suficient e;
no es necesaria ninguna m oralidad. La nat uraleza es espont ánea, la
nat uraleza es suficient e. No son necesarias leyes im puest as y disciplinas. La
inocencia es suficient e. No es necesario el conocim ient o.»
Confucio volvió m uy pert urbado. No pudo dorm ir durant e noches. Y sus
discípulos le pregunt aron: «Cuént anos algo sobre el encuent ro. ¿Qué
sucedió?» Confucio respondió: «Él no es un hom bre; es un peligro, un
dragón. No es un hom bre. Nunca vayáis al sit io donde est á. Cuando oigáis
hablar de Lao Tsé, huid de ese lugar. Él pert urbará com plet am ent e vuest ra
m ent e.»
Y eso es ciert o, porque t odo el t ant ra se ocupa de cóm o t rascender la
m ent e. Est á abocado a dest ruir la m ent e. La m ent e vive con definiciones, leyes y disciplinas; la m ent e es un orden. Pero recuerda: el t ant ra no es
desorden, y ése es un punt o m uy sut il que hay que com prender.
Confucio no pudo ent ender a Lao Tsé. Cuando Confucio se fue, Lao Tsé se
est uvo riendo y riendo, así que sus discípulos le pregunt aron: «¿Por qué t e
ríes t ant o? ¿Qué ha sucedido?»
Se cuent a que Lao Tsé dij o: «La m ent e es t al barrera para la
com prensión... I ncluso la m ent e de un Confucio es una barrera. No pudo
com prenderm e en absolut o, y t odo lo que diga sobre m í será un
m alent endido. Él piensa que va a crear orden en el m undo. No se puede
crear orden en el m undo. El orden es inherent e a él; siem pre est á ahí.
Cuando int ent as crear orden, creas desorden.» Lao Tsé dij o: «Pensará que
est oy creando desorden, cuando en realidad es él quien est á creando desorden. Yo est oy en cont ra de t odos los órdenes im puest os porque creo en
una disciplina espont ánea que llega y crece aut om át icam ent e. No necesit as
im ponerla.»
El t ant ra m ira a las cosas de esa m anera. Para el t ant ra, inocencia es
espont aneidad, sahaj at a: ser uno m ism o sin ninguna im posición, ser sim plem ent e uno m ism o, creciendo com o un árbol. No es árbol de t u j ardín, sino
el árbol de t u bosque, creciendo espont áneam ent e; sin ser guiado, porque
t oda guía es una m ala guía. Para el t ant ra, t oda guía es una m ala guía. Sin
ser guiado, sin ser prot egido, sin ser dirigido, sin ser m ot ivado, sino
sim plem ent e creciendo.
132
La ley int erna es suficient e; no es necesaria ninguna ot ra ley. Y si
necesit as alguna ot ra ley, eso sólo m uest ra que no conoces la ley int erna,
que has perdido el cont act o con ella. Así que lo aut ént ico no es algo
im puest o. Lo aut ént ico es recuperar de nuevo el equilibrio, ir de nuevo al
cent ro, volver de nuevo a casa para que obt engas la verdadera ley int erna.
Pero para la m oralidad, para las religiones - las denom inadas religiones- , el
orden t iene que ser im puest o, el bien t iene que ser im puest o desde arriba,
desde fuera. Las religiones, las enseñanzas m orales, los sacerdot es, los
papas, t odos ellos t e consideran algo inherent em ent e m alo: recuerda est o.
No creen en la bondad del hom bre; no creen en ninguna bondad int erna.
Creen que eres m alo, que a no ser que se t e enseñe a ser bueno, no puedes
ser bueno; a no ser que se fuerce la bondad desde fuera, no hay ninguna
posibilidad de que salga de dent ro.
Así es que para los sacerdot es, para la gent e religiosa, para los m oralist as,
eres nat uralm ent e m alo. La bondad va a ser una disciplina im puest a desde
fuera. Eres un caos y ellos t ienen que t raer el orden; ellos t raerán el orden. Y
han convert ido el m undo ent ero en un em brollo, una confusión, un
m anicom io, porque han est ado ordenando durant e siglos y siglos,
disciplinando durant e siglos y siglos. Han enseñado t ant o que los enseñados
se han vuelt o locos.
El t ant ra cree en t u bondad int erna; recuerda est a diferencia. El t ant ra
dice que t odo el m undo nace bueno, que la bondad es t u nat uraleza. ¡Es
ciert o! ¡Ya eres bueno! Necesit as un crecim ient o nat ural, no necesit as
ninguna im posición; por eso nada se considera m alo. Si surge la ira, si surge
el sexo, si surge la avaricia, el t ant ra dice que t am bién son buenos. Lo único
que falt a es que no est ás cent rado en t i m ism o; por eso no puedes usarlos.
La ira no es m ala. En realidad, el problem a es que no est ás dent ro; por
eso la ira crea est ragos. Si est ás present e dent ro, la ira se vuelve energía
sana, la ira se vuelve salud. La ira es t ransform ada en energía, se vuelve
buena. Todo lo que hay es bueno. El t ant ra cree en la bondad inherent e de
t odo. Todo es sagrado, nada es profano y nada es m alo. Para el t ant ra no
hay diablo, sólo exist encia divina.
Las religiones no pueden exist ir sin el diablo. Necesit an un Dios y
necesit an t am bién un diablo. Así que no t e confundas si sólo ves a Dios en
sus t em plos. Just o det rás de Dios se ocult a el diablo, porque ninguna religión
puede exist ir sin el diablo.
Algo t iene que ser condenado, algo t iene que ser com bat ido, algo t iene
que ser dest ruido. La t ot alidad no se acept a, sólo la part e. Est o es m uy básico. No eres acept ado t ot alm ent e por ninguna religión, sólo parcialm ent e.
Las religiones dicen: «Acept am os t u am or, pero no t u odio. Dest ruye el
odio.» Y est o es un problem a m uy profundo, porque cuando dest ruyes el
odio com plet am ent e, el am or t am bién es dest ruido: porque no son dos. Las
religiones dicen: «Acept am os t u silencio, pero no acept am os t u ira.»
Dest ruye la ira, y t u vit alidad será dest ruida. Ent onces serás silencioso, pero
no serás un hom bre vivo: t an sólo un hom bre m uert o. Ese silencio no es
vida, es sólo m uert e.
Las religiones siem pre t e dividen en dos: el m alo y el divino. Acept an lo
divino y est án en cont ra del m al: el m al t iene que ser dest ruido. De m odo
que si alguien las sigue realm ent e, llegará a la conclusión de que en el
m om ent o en que dest ruyes al diablo, Dios es dest ruido. Pero nadie las sigue
realm ent e: nadie las puede seguir, porque la enseñanza m ism a es absurda.
Así que ¿qué est á haciendo t odo el m undo? Todos est án sim plem ent e dando
el pego. Por eso hay t ant a hipocresía. Esa hipocresía ha sido creada por la
religión. No puedes hacer lo que est án enseñando, así que t e vuelves
hipócrit a. Si les sigues, m orirás; si no les sigues, t e sent irás culpable de que
eres irreligioso. Así que ¿qué hacer?
La ast ut a m ent e hace una com ponenda. Se m uest ra conform e de boquilla,
diciendo: «Os est oy
133
siguiendo», pero sigue haciendo t odo lo que quiere hacer. Cont inúas con t u
ira, cont inúas con t u sexo, cont inúas con t u avaricia, pero sigues diciendo
que la avaricia es m ala, que la ira es m ala, que el sexo es m alo: que es
pecado. Est o es hipocresía. El m undo ent ero se ha vuelt o hipócrit a, nadie es
honest o. A no ser que desaparezcan est as religiones divisorias, nadie puede
ser honest o. Est o parecerá cont radict orio, porque t odas las religiones est án
predicando que hay que ser honest o, pero son las prim eras piedras de t oda
deshonest idad. Os hacen deshonest os; com o os predican cosas im posibles,
que no podéis hacer, os volvéis hipócrit as.
El t ant ra t e acept a en t u t ot alidad, en t u int egridad, porque el t ant ra dice:
acept a t ot alm ent e o rechaza t ot alm ent e; no hay nada ent rem edias. Un
hom bre es una t ot alidad, una t ot alidad orgánica. No puedes dividirlo. No
puedes decir: «No acept arem os est o», porque lo que rechazas est á orgánicam ent e unido a lo que acept as.
Es de est a m anera... Aquí est á m i cuerpo. Llega alguien y dice:
«Acept am os t u circulación sanguínea, pero no acept am os el ruido de t u
corazón. Est e cont inuo lat ir de t u corazón no lo acept am os. Acept am os t u
circulación sanguínea. Est á bien, es silenciosa.» Pero m i circulación
sanguínea es a t ravés de m i corazón, y el lat ir est á básicam ent e relacionado
con la circulación de la sangre; sucede a causa de ella. Así que ¿qué puedo
hacer? Mi corazón y m i circulación sanguínea son una unidad orgánica. No
son dos cosas, son una.
Así que o acépt am e t ot alm ent e o recházam e t ot alm ent e, pero no t rat es de
dividirm e, porque ent onces crearás una deshonest idad, una profunda
deshonest idad. Si sigues condenando el lat ido de m i corazón, ent onces
t am bién yo em pezaré a condenar el lat ido de m i corazón. Pero la sangre no
podrá circular, y no puedo est ar vivo sin ello. Así que ¿qué hacer? Sigue
siendo com o eres, y sigue diciendo t odo el t iem po ot ra cosa que no eres, que
no puedes ser.
No es difícil ver cóm o est án relacionados el corazón y la circulación
sanguínea, pero es difícil ver cóm o est án relacionados el am or y el odio. Son
uno. Cuando am as a alguien, ¿qué est ás haciendo? Es un m ovim ient o, com o
la respiración saliendo. Cuando am as a alguien, ¿qué est ás haciendo? Vas a
encont rart e con él; es una respiración que sale. Cuando odias a alguien, es
una respiración que vuelve a ent rar.
Cuando am as, eres at raído a alguien. Cuando odias, eres repelido. La
at racción y la repulsión son dos ondas de un m ovim ient o. La at racción y la
repulsión no son dos cosas; no puedes dividirlas. No puedes decir: «Puedes
inspirar pero no puedes espirar, o puedes espirar pero no puedes inspirar.
Sólo se t e perm it e hacer una cosa. O sigues espirando o sigues inspirando,
pero no las dos cosas.»¿Cóm o vas a inspirar si no se t e perm it e espirar? Y si
no se t e perm it e odiar, no puedes am ar.
El t ant ra dice: «Acept am os al hom bre ent ero, porque el hom bre es una
unidad orgánica.» El hom bre es una profunda unidad; no puedes descart ar
nada. Y es así com o debería ser; porque si el hom bre no es una unidad
orgánica, ent onces en est e universo nada puede ser una unidad orgánica. El
hom bre es el punt o culm inant e de la t ot alidad orgánica. La piedra t irada en
la calle es una unidad. El árbol es una unidad. La flor y el páj aro son
unidades. Todo es una unidad, así que ¿por qué no el hom bre? Y el hom bre
es el punt o culm inant e: una gran unidad, una t ot alidad orgánica m uy com plej a. En realidad, no puedes rehusar nada.
El t ant ra dice: «Te acept am os t al com o eres. Eso no significa que no haya
necesidad de cam bio; eso no significa que ahora t engas que dej ar de crecer.
Más bien, por el cont rario, significa que acept am os la base del crecim ient o.»
Ahora puedes crecer, pero est e crecim ient o no va a ser una elección. Est e
crecim ient o va a ser un crecim ient o sin elección.
¡Mira! Por ej em plo, cuando un buda se ilum ina podem os pregunt ar:
«¿Adónde ha ido su ira?
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¿Adónde? Tenía ira, t enía sexo, así que ¿adónde ha ido su sexo? ¿Adónde se
ha ido su ira? ¿Dónde est a su avaricia?» Ahora no podem os reconocer nada
de ira en él. Cuando est á ilum inado no podem os reconocer nada de ira en él.
¿Puedes reconocer el barro en el lot o? El lot o viene del barro. Si nunca has
vist o un lot o creciendo en el barro y t e t raen una flor de lot o, ¿puedes
concebir que est a bella flor de lot o haya salido del barro corrient e de un
est anque? ¡Est e bello lot o saliendo del feo barro! ¿Puedes reconocer el barro
en alguna part e de él? Est á ahí, pero t ransform ado. Su fragancia procede de
ese m ism o barro feo. El color rosado de los pét alos viene del m ism o barro
feo. Si ocult as est a flor de lot o en el barro, en unos pocos días desaparecerá
de nuevo en su m adre. Ent onces serás incapaz de nuevo de reconocer a
dónde se ha ido el lot o. ¿Adónde? ¿Dónde est á la fragancia? ¿Dónde est án
esos pét alos t an herm osos?
No t e puedes reconocer a t i m ism o en Buda, pero t ú est ás ahí; por
supuest o, en un plano m ayor y m ás elevado, t ransform ado. El sexo est á ahí,
la ira est á ahí, el odio est á ahí. Todo lo pert enecient e al hom bre est á ahí.
Buda es un hom bre, pero ha llegado a su crecim ient o suprem o. Se ha
convert ido en una flor de lot o; no puedes reconocer el barro, pero eso no
significa que el barro no est é ahí. Est á ahí, pero no com o barro. Es una
unidad m ás elevada. Es por eso que en Buda no puedes sent ir ni odio ni
am or. Eso es aún m ás difícil de com prender, porque Buda parece t ot alm ent e
am oroso: sin odiar nunca, siem pre en silencio, nunca enfadado. Pero su
silencio es diferent e de t u silencio. No puede ser el m ism o.
¿Qué es t u silencio? Einst ein ha dicho en alguna part e que nuest ra paz no
es m ás que una preparación para la guerra. Ent re dos guerras t enem os un
int ervalo de paz, pero esa paz no es realm ent e paz. Es sólo el int ervalo ent re
dos guerras, de m odo que se vuelve una guerra fría. Por t ant o, t enem os dos
t ipos de guerra: calient e y fría.
Después de la segunda guerra m undial, Rusia y Est ados Unidos
com enzaron una guerra fría. No est án en paz: t an sólo en preparación de
ot ra guerra. Se est án preparando. Toda guerra pert urba, dest ruye. Tienes
que preparart e ot ra vez, así que necesit as un lapso, un int ervalo. Pero si en
realidad las guerras desaparecen com plet am ent e de est e m undo, ent onces
est e t ipo de paz que significa guerra fría t am bién desaparecerá, porque sucede siem pre ent re dos guerras. Si las guerras desaparecen com plet am ent e,
est a guerra fría que llam am os paz no puede cont inuar.
¿Qué es t u silencio? Tan sólo una preparación ent re dos iras. ¿Qué pasa
cuando pareces est ar en calm a? ¿Est ás realm ent e relaj ado, realm ent e en
calm a, o est ás sim plem ent e preparándot e para ot ro arrebat o, para ot ra
explosión? La ira es un derroche de t u energía, así que t am bién necesit as
t iem po. Cuando t e enfureces, no t e puedes volver a enfurecer
inm ediat am ent e. Cuando ent ras en el act o sexual, no puedes volver a ent rar
inm ediat am ent e. Necesit arás t iem po, así que necesit arás un periodo de
brahm acharya - celibat o- durant e al m enos dos o t res días. Dependerá de t u
edad. Est e celibat o no es realm ent e celibat o, est ás t an sólo preparándot e de
nuevo.
Ent re dos act os sexuales no puede haber brahm acharya. Sigues llam ando
ayuno al periodo ent re dos com idas. Por eso por la m añana «desayunas»,
pero ¿dónde est á el ayuno? Tan sólo t e est abas preparando. No puedes
seguir m et iéndot e com ida cont inuam ent e, t ienes que t ener un int ervalo, pero
ese int ervalo no es un ayuno. En realidad, es sólo una preparación para ot ra
com ida, no un ayuno.
De m odo que cuando est ás en silencio, es siem pre ent re dos iras. Cuando
est ás en calm a, es siem pre ent re dos cúspides de t ensión. Cuando eres
célibe, es sólo ent re dos act os sexuales. Cuando est ás am ando, es siem pre
ent re dos odios: recuerda est o.
Así es que si Buda est á en silencio, no pienses que ése es t u silencio.
Cuando t u ira ha desaparecido,
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t u silencio t am bién ha desaparecido. Am bos exist en j unt os; no se pueden
separar. De m odo que cuando es un brahm achari - un célibe- , no pienses que
ése es t u celibat o. Cuando el sexo ha desaparecido, brahm acharya t am bién
ha desaparecido. Am bos form aban part e de una cosa, así que am bos han
desaparecido. Con un Buda hay un ser t an diferent e que no puedes
concebirlo. Sólo puedes concebir la dicot om ía que conoces. No puedes
concebir el t ipo de hom bre que es, lo que le ha sucedido.
Toda la energía ha llegado a un nivel diferent e, un plano diferent e de
exist encia. El barro se ha convert ido en un lot o, pero aún sigue ahí. El barro
no ha sido excluido del lot o; ha sido t ransform ado.
De m odo que t odas las energías que hay dent ro de t i son acept adas por el
t ant ra. El t ant ra no est á a favor de excluir nada en absolut o, sino de la t ransform ación. Y el t ant ra dice que el prim er paso es acept ar. El prim er paso es
m uy difícil: acept ar. Puede que t e est és enfureciendo m uchas veces cada día,
pero acept ar t u ira es m uy difícil. Est ar enfadado es m uy fácil; acept ar t u ira
es m uy difícil. ¿Por qué? No sient es t ant a dificult ad en est ar enfadado, así
que ¿por qué sient es t ant a dificult ad en acept arlo? Enfurecerse no parece t an
m alo com o acept arlo. Todo el m undo piensa que es una buena persona y que
la ira es sólo m om ent ánea, viene y va. No dest ruye t u aut o im agen. Sigues
siendo bueno. Dices que «sim plem ent e sucedió». No es dest ruct ivo para t u
ego.
De m odo que los que son ast ut os se arrepent irán inm ediat am ent e. Se
enfurecerán y se arrepent irán, pedirán perdón. Ést os son los ast ut os. ¿Por
qué los llam o ast ut os? Porque su ira hace t em blar su aut o im agen. Em piezan
a sent irse inquiet os. Em piezan a sent ir: «¿Me enfurezco? ¿Soy t an m alo que
m e enfurezco?» De m odo que la im agen de buena persona t iem bla. Tiene
que int ent ar asent arla de nuevo. I nm ediat am ent e dice: «Est o est á m al. No
volveré a hacerlo. Perdónam e.» Pidiendo perdón, su aut o im agen se asient a
de nuevo. Es bueno: de vuelt a a su est ado previo cuando no había ira. Ha
cancelado su ira pidiendo perdón. Se ha llam ado m alo a sí m ism o
sim plem ent e para seguir siendo bueno.
Es por eso que durant e vidas ent eras puedes seguir est ando enfadado,
siendo sexual, siendo posesivo, siendo est o y aquello, pero nunca acept ando.
Ést e es un t ruco de la m ent e. Todo lo que haces est á sólo en la periferia. En
el cent ro, sigues siendo bueno. Si acept as que «t engo ira», en el cent ro t e
vuelves m alo. Ent onces no es sólo una cuest ión de enfadarse, ent onces no es
m om ent áneo. Más bien, la ira es ent onces part e de t u const it ución. Ent onces
no es que alguien t e irrit e y t e enfade. I ncluso si est ás solo, la ira est á ahí.
Cuando no t e est ás enfadando, la ira aún sigue ahí, porque la ira es t u
energía, form a part e de t i.
No es que a veces dest elle y luego se ext inga, ¡no! No puede dest ellar si
no est á siem pre present e. Puedes apagar est a luz, puedes encender est a luz;
pero la corrient e debe perm anecer ahí cont inuam ent e. Si la corrient e no est á
ahí, no puedes encenderla y apagarla. La corrient e, la corrient e de la ira,
siem pre est á ahí; la corrient e del sexo siem pre est á ahí, la corrient e de la
avaricia siem pre est á ahí. Puedes encenderla, puedes apagarla. Cam bias con
las sit uaciones, pero int ernam ent e cont inúas siendo el m ism o.
Acept ar significa que la ira no es un act o. Más bien, t ú eres ira. El sexo no
es sim plem ent e un act o; t ú eres sexo. La avaricia no es sim plem ent e un
act o; t ú eres avaricia. Acept ar est o significa desechar la aut o im agen. Y
t odos hem os const ruido bellas im ágenes de nosot ros m ism os. Todo el m undo
ha const ruido una bella im agen de sí m ism o: absolut am ent e bella. Y
cualquier cosa que hagas nunca la afect a, sigues prot egiéndola. La im agen
es prot egida, t e sient es m uy bien. Por eso t e puedes enfurecer, t e puedes
volver sexual, y no est ás t urbado. Pero si acept as y dices: «Soy sexo, soy
ira, soy avaricia», ent onces t u aut o im agen se desm orona inm ediat am ent e.
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El t ant ra dice que ést e es el prim er paso, y el m ás difícil: acept ar t odo lo
que eres. A veces, t rat am os de acept ar, pero siem pre que acept am os lo
hacem os de nuevo de una form a m uy calculada. Nuest ra ast ucia es profunda
y sut il, y la m ent e t iene form as m uy sut iles de engañar. A veces acept as y
dices: «Sí, est oy enfadado.» Pero si lo acept as, sólo lo acept as cuando
piensas en cóm o t rascender la ira. Ent onces acept as y dices: «Muy bien,
est oy enfadado. Ahora dim e cóm o ir m ás allá de ello.» Sólo acept as el sexo
para no ser sexual. Siem pre que est ás t rat ando de hacer ot ra cosa, eres
capaz de acept ar, porque t u aut o im agen se m ant iene de nuevo para el
fut uro.
Eres violent o y t rat as de ser no- violent o; así que acept as y dices: «Muy
bien, soy violent o. Hoy soy violent o; pero, sin em bargo, m añana seré no-
violent o.» ¿Cóm o t e volverás no- violent o? Pospones ést a aut o im agen al
fut uro. No piensas sobre t i m ism o en el present e. Piensas siem pre desde el
punt o de vist a del ideal: de la no- violencia, el am or y la com pasión. Ent onces
est ás en el fut uro. Est e present e exist e sim plem ent e para volverse un pasado; t u yo aut ént ico est á en el fut uro, así que sigues ident ificándot e con
ideales. Esos ideales son t am bién form as de no acept ar la realidad. Eres
violent o: ésa es la realidad. Y el present e es lo único que es exist encial; el
fut uro no lo es. Tus ideales son t an sólo sueños. Son t rucos para posponer la
m ent e, para enfocar la m ent e en ot ra part e.
Eres violent o; ést a es la realidad, así que acépt alo. Y no t rat es de ser noviolent o. Una m ent e violent a no puede volverse no- violent a. ¿Cóm o es
posible? Considéralo con profundidad. Eres violent o, así que ¿cóm o vas a ser
no- violent o? Cualquier cosa que hagas será hecha por la m ent e violent a:
¡cualquier cosa! I ncluso m ient ras est és int ent ando ser no- violent o, el
esfuerzo lo est ará haciendo la m ent e violent a. Eres violent o, así que incluso
int ent ar ser no- violent o será violent o. En el esfuerzo m ism o por ser noviolent o, int ent arás t odo t ipo de violencia.
Por eso acudes a los que luchan por la no- violencia. Puede que ellos no
sean violent os con los dem ás, pero lo son consigo m ism os. Son m uy violent os consigo m ism os: se est án m at ando a sí m ism os. Y cuant o m ás se
enfurecen consigo m ism os, m ás célebres son. Cuando se vuelven com plet am ent e locos, suicidas, ent onces la sociedad dice: «Ést os son los sabios.»
Pero sólo han t ransform ado el obj et o de la violencia, nada m ás. Eran violent os con alguna ot ra persona, ahora son violent os consigo m ism os: pero la
violencia sigue ahí. Y cuando eres violent o con ot ra persona, la ley puede
prot eger, los t ribunales pueden ayudar, la sociedad t e condenará. Pero
cuando eres violent o cont ra t i m ism o, no hay ley. Ninguna ley t e puede
prot eger cont ra t i m ism o.
Cuando el hom bre est á cont ra sí m ism o no hay prot ección, no se puede
hacer nada. Y a nadie le im port a, porque es asunt o t uyo. Nadie m ás est á involucrado en ello: es asunt o t uyo. Los denom inados m onj es, los
denom inados sant os, son violent os cont ra sí m ism os. A nadie le int eresa.
Dicen: «¡Muy bien! Sigue haciéndolo. Es asunt o t uyo.»
Si t u m ent e es avariciosa, ¿cóm o vas a ser no- avaricioso? La m ent e
avariciosa cont inuará siendo avariciosa. Cualquier cosa que haga para ir m ás
allá de la avaricia no ayudará. Por supuest o, podem os crear nuevas
avaricias. Pregunt a a una m ent e avariciosa: «¿Qué est ás haciendo acum ulando sim plem ent e riquezas? Morirás y no t e puedes llevar t us riquezas
cont igo.» Ést a es la lógica de los denom inados predicadores religiosos: que
no t e puedes llevar t us riquezas cont igo. Pero si alguien pudiera llevárselas,
t oda la lógica se vendría abaj o.
La persona avariciosa percibe la lógica, por supuest o. Pregunt a: «¿Cóm o
m e puedo llevar m i riqueza conm igo?» Pero quiere llevársela verdaderam ent e. Por eso el sacerdot e se vuelve influyent e. El sacerdot e le
m uest ra que es una t ont ería acum ular cosas que no se pueden llevar m ás
allá de la m uert e. Le dice: «Yo t e enseñaré a acum ular
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cosas que sí se pueden llevar. La virt ud se puede llevar, punya - las buenas
obras- se puede llevar, la bondad se puede llevar, pero no la riqueza. Así que
dona la riqueza.»
Pero est o es una apelación a su avaricia. Est o es decirle: «Ahora t e
darem os cosas m ej ores que sí se pueden llevar m ás allá de la m uert e.» La
apelación obt iene result ados. La persona avariciosa sient e: «Tienes razón. La
m uert e exist e y no se puede hacer nada al respect o, así que debo hacer algo
que sí se pueda llevar al m ás allá. Debo crear algún t ipo de saldo bancario
t am bién en el ot ro m undo. El m undo, est e saldo bancario, no puede est ar
conm igo para siem pre.» Sigue hablando en est os t érm inos.
Exam ina las Escrit uras..., apelan a t u avaricia. Dicen: «¿Qué est ás
haciendo perdiendo el t iem po en placeres m om ent áneos?» El énfasis recae
en «m om ent áneos». Así que encuent ra placeres et ernos; ent onces est á bien.
No est án en cont ra de los placeres, est án sim plem ent e en cont ra de que
sean m om ent áneos. ¡Observa la avaricia!
A veces sucede que puede que encuent res una persona no avariciosa que
est á disfrut ando placeres m om ent áneos, pero ent re t us sant os no puedes
encont rar uno que no est é pidiendo, exigiendo, placeres et ernos. En ellos la
avaricia es aún m ayor. Puedes encont rar una persona no avariciosa ent re las
personas corrient es, pero no puedes encont rar una persona no avariciosa
ent re los denom inados sant os. Ellos t am bién quieren placeres, pero son m ás
avariciosos que t ú. Tú t e cont ent as con placeres m om ent áneos, y ellos no.
Su avaricia es m ayor. Su avaricia sólo puede cont ent arse con placeres
et ernos.
La avaricia infinit a pide placeres infinit os; recuerda est o. Una avaricia
finit a se cont ent a con el placer finit o. Ellos t e pregunt arán: «¿Qué est ás
haciendo am ando a una m uj er? Ella no es m ás que huesos y sangre.
Considera con det enim ient o a la m uj er que am as. ¿Qué es?» No est án en
cont ra de la m uj er; est án en cont ra de los huesos, en cont ra de la sangre, en
cont ra del cuerpo. Pero si la m uj er es de oro, ent onces est á bien. Est án
pidiendo m uj eres de oro.
No est án en est e m undo, así que crean ot ro m undo. Dicen: «En el cielo
hay doncellas de oro - apsaras- que son herm osas y que nunca envej ecen.»
En el cielo hindú, las apsaras, las chicas celest iales, perm anecen siem pre con
dieciséis años. Nunca envej ecen, siem pre t ienen dieciséis años: nunca m ás y
nunca m enos. Así que ¿qué est ás haciendo perdiendo el t iem po en est as
m uj eres corrient es? Piensa en el cielo. No est án realm ent e cont ra el placer.
En realidad, est án en cont ra del placer m om ent áneo.
Si, por algún capricho, Dios ot orga a est e m undo el placer et erno, t odo el
edificio de la religión se vendrá abaj o inm ediat am ent e; t odo el at ract ivo se
habrá perdido. Si de alguna form a los saldos bancarios se pueden llevar m ás
allá de la m uert e, nadie est ará int eresado en crear saldos bancarios en el
ot ro m undo. Así es que la m uert e es una gran ayuda para los sacerdot es.
Un hom bre avaricioso siem pre es at raído por ot ra avaricia. Si le dices y le
convences de que su avaricia es la causa de su desdicha, y que si dej a la
avaricia alcanzará un est ado de dicha, puede que lo int ent e: porque ahora ya
no est ás realm ent e cont ra su avaricia. Le est ás dando nuevos past os a su
avaricia. Puede ent rar en nuevas dim ensiones de avaricia.
Así que el t ant ra dice que una m ent e avariciosa no puede volverse noavariciosa, una m ent e violent a no puede volverse no- violent a. Pero est o
parece irrem ediable. Si est o es así, ent onces no se puede hacer nada.
Ent onces ¿qué defiende el t ant ra? Si una m ent e avariciosa no se puede
volver no- avariciosa, y una m ent e violent a no se puede volver no- violent a, y
una m ent e obsesionada por el sexo no puede t ransform arse por encim a del
sexo, si no se puede hacer nada, ¿qué defiende el t ant ra?. El t ant ra no est á
diciendo que no se pueda hacer nada. Se puede hacer algo, pero la dim ensión es com plet am ent e diferent e.
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Una m ent e avariciosa t iene que com prender que es avariciosa y acept arlo:
no t rat ar de ser no avariciosa. La m ent e avariciosa t iene que profundizar en
sí m ism a para caer en la cuent a de la profundidad de su avaricia. No
alej ándose de ella, sino perm aneciendo con ella; no ent rando en ideales - en
ideales cont radict orios, en ideales opuest os- , sino perm aneciendo en el
present e, ent rando en la avaricia, conociendo la avaricia, com prendiendo la
avaricia, y no t rat ando de escapar de ella de ninguna m anera. Si puedes
perm anecer con t u avaricia, sucederán m uchas cosas. Si puedes perm anecer
con t u avaricia, con t u sexo, con t u ira, t u ego se disolverá. Est o será lo
prim ero, ¡y qué gran m ilagro es!
Mucha gent e viene a m í y sigue pregunt ándom e cóm o no t ener ego. No
puedes no t ener ego a no ser que m ires los fundam ent os de t u ego para
encont rarlo. Eres avaricioso y piensas que no eres avaricioso: est o es el ego.
Si eres avaricioso y sabes y acept as t ot alm ent e que eres avaricioso, ent onces ¿dónde puedes dej ar que se m ant enga t u ego? Si est ás enfadado y
dices que est ás enfadado - no se lo dices a los dem ás, pero lo adviert es m uy
dent ro de t i, sient es la im pot encia- ent onces ¿dónde se puede m ant ener t u
ira? Si eres sexual, acépt alo. Cualquier cosa que haya en t i, acépt ala.
La no- acept ación de la nat uraleza crea el ego, la no- acept ación de t u
esencia, t u t at hat a, lo que eres. Si lo acept as, el ego no exist irá. Si no lo
acept as, si lo rechazas, si creas ideales en cont ra de ello, habrá ego. Los
ideales son la m at eria de la que est á hecho el ego.
Acépt at e a t i m ism o. Pero ent onces parecerás un anim al. No parecerás un
hom bre, porque t u concept o del hom bre est á en t us ideales. Por eso
seguim os enseñando a los dem ás a no ser com o anim ales, y t odo el m undo
es un anim al. ¿Qué puedes hacer? Eres un anim al. Acept a t u anim alidad. Y
en el m om ent o en que acept as t u anim alidad, has hecho lo prim ero para ir
m ás allá de los anim ales: porque ningún anim al sabe que es un anim al; sólo
el hom bre puede saberlo. Eso es ir m ás allá. Negando, no puedes ir m ás allá.
¡Acept a! Cuando t odo est é acept ado, de pront o not arás que has
t ranscendido. ¿Quién est á acept ando? ¿Quién acept a la t ot alidad? Lo que
acept a ha ido m ás allá. Si rechazas, perm aneces en el m ism o plano. Si
acept as, vas m ás allá. Acept ación es t rascendencia. Y si t e acept as
t ot alm ent e a t i m ism o, de pront o eres arroj ado a t u cent ro. Ent onces no t e
puedes m over a ninguna part e. No puedes salir de t u esencia, de t u
nat uraleza, así que eres arroj ado a t u cent ro.
Todas est as t écnicas t ánt ricas que est am os plant eando y t rat ando de
com prender son m aneras diferent es de arroj art e a t u cent ro, de sacart e de la
periferia. Y t ú est ás t rat ando de escapart e del cent ro de m uchas m aneras.
Los ideales son buenos escapes. Los idealist as son los m ás sut iles de los
egoíst as.
Suceden m uchas cosas... Eres violent o y creas un ideal de no- violencia.
Ent onces necesit as no ent rar en t i m ism o, en t u violencia; no es necesario.
Ent onces ést a es la única necesidad: seguir pensando en la no- violencia,
leyendo sobre la no- violencia, y t rat ando de pract icar la no- violencia. Te
dices a t i m ism o: «No t oques la violencia», y eres violent o. Así que t e puedes
escapar de t i m ism o, t e puedes ir a la periferia, pero ent onces nunca llegarás
al cent ro. Eso es lo prim ero.
En segundo lugar, cuando creas el ideal de la no- violencia, puedes
condenar a los dem ás. Ahora es m uy fácil. Tienes el ideal con el que j uzgar a
t odo el m undo, y puedes decirle a t odo el m undo: «Eres violent o.» I ndia ha
creado m uchos ideales; es por eso por lo que I ndia sigue condenando cont inuam ent e al m undo ent ero. Toda la m ent e de I ndia es condenat oria. Sigue
condenando al m undo ent ero; t odos los dem ás son violent os, sólo I ndia es
no- violent a. Nadie parece ser no- violent o aquí, pero el ideal es bueno para
condenar a los dem ás. Nunca t e cam bia, pero puedes condenar a los dem ás
139
porque t ú t ienes el ideal, el crit erio. Y cuando t ú eres violent o, lo puedes
racionalizar: t u violencia es algo ent eram ent e diferent e.
Est os últ im os veint icinco años hem os vist o m uchas cosas violent as, pero
nunca hem os condenado nuest ra violencia. Siem pre la hem os defendido y
racionalizado con bellas palabras. Si som os violent os en Bengala, en
Bangladesh, ent onces decim os que es para ayudar a que la gent e obt enga la
libert ad allí. Si som os violent os en Cachem ira, es para ayudar a los
cachem ires. Pero ya sabes, t odos los m ilit arist as dicen lo m ism o. Si Am érica
es violent a en Viet nam , es por «esa pobre gent e.» Nadie es violent o para sí
m ism o; nadie lo ha sido nunca. Siem pre som os violent os para ayudar a alguien. I ncluso si t e m at o, es por t u propio bien, es para ayudart e. E incluso
si acabas m uert o, incluso si t e m at o, observa m i com pasión... I ncluso t e
puedo m at ar por t u propio bien. Así que sigue condenando al m undo ent ero.
Cuando I ndia at acó Goa, cuando I ndia ent ró en guerra con China,
Bert rand Russell crit icó a Nehru, diciendo: «¿Dónde est á vuest ra no- violencia
ahora? Sois t odos seguidores de Gandhi. ¿Dónde est á vuest ra no- violencia
ahora?» Nehru respondió prohibiendo el libro de Bert rand Russell en I ndia. El
libro que Russell escribió fue prohibido. Ést a es nuest ra m ent e no- violent a.
Ést e era un buen debat e. El libro debería haber sido dist ribuido grat is,
porque argum ent aba m agníficam ent e. Decía: «Sois un pueblo violent o.
Vuest ra no- violencia era sim plem ent e polít ica. Vuest ro Gandhi no era un
sabio, era t an sólo una m ent e diplom át ica. Y t odos habláis de la no- violencia,
pero cuando llega el m om ent o os volvéis violent os. Cuando los dem ás est án
luchando, vosot ros os ponéis sobre vuest ro elevado alt ar y condenáis al
m undo ent ero por violent o.»
Est o sucede con los individuos, con las sociedades, con las cult uras, con
las naciones. Si t ienes ideales, no necesit as t ransform art e a t i m ism o.
Siem pre puedes confiar en que serás t ransform ado en el fut uro por los
propios ideales, y puedes condenar a los dem ás m uy fácilm ent e.
El t ant ra dice que perm anezcas cont igo m ism o. Seas lo que seas,
acépt alo. No t e condenes a t i m ism o, no condenes a los dem ás. La condena
es inút il, las energías no cam bian con ella.
El prim er paso es acept ar. Quédat e con el hecho - est o es m uy cient ífico- ,
quédat e con el hecho de la: ira, la avaricia y el sexo. Y conoce el hecho en
t oda su realidad. No lo t oques sim plem ent e desde arriba, desde la superficie.
Conoce el hecho en su t ot alidad, en t oda su realidad. Ent ra en él hast a las
raíces. Y, recuerda, siem pre que puedes ent rar hast a las raíces de algo, lo
t ransciendes. Si puedes conocer t u sexualidad hast a las m ism as raíces, t e
vuelves su am o. Si puedes conocer t u ira hast a las m ism as raíces, t e vuelves
su am o. Ent onces la ira se vuelve sim plem ent e inst rum ent al: la puedes usar.
Recuerdo m uchas cosas sobre Gurdj ieff. Gurdj ieff enseñaba a sus
discípulos a est ar enfurecidos correct am ent e. Hem os oído hablar de las
palabras de Buda:
m edit ación correct a, pensam ient o correct o y
cont em plación correct a. Hem os oído hablar de la enseñanza de Mahavira
sobre la visión correct a y el conocim ient o correct o. Gurdj ieff enseñaba la ira
correct a y la avaricia correct a, y la enseñanza est aba influida por la ant igua
t radición del t ant ra. Gurdj ieff fue m uy condenado en Occident e, porque en
Occident e él era el sím bolo vivient e del t ant ra.
Él enseñaba la ira correct a; él enseñaba a est ar t ot alm ent e enfadado. Si
est abas enfadado, él t e decía: «Sigue. No lo reprim as, dej a que salga en su
t ot alidad. Ent ra en ello. Vuélvet e la ira. No t e cont engas, no t e eches a un
lado. Ent ra de un salt o profundo en ella. Dej a que t odo t u cuerpo se vuelva
una llam a, un fuego.»
Tú nunca has ent rado t an profundam ent e y nunca has vist o a nadie
hacerlo, porque t odo el m undo est á m ás o m enos cult urizado. Nadie es original; t odo el m undo est á m ás o m enos im it ando.
140
¡Nadie es original! Si puedes ent rar t ot alm ent e en la ira, t e volverás un
fuego, un ardor. El fuego será t an profundo, las llam as serán t an profundas,
que t ant o el pasado com o el fut uro cesarán inm ediat am ent e. Te volverás una
llam a present e. Y cuando cada una de t us células est é ardiendo, cuando
t odas las part es de t u cuerpo est én en llam as y t e hayas vuelt o t an sólo furia
- no furioso- , ent onces Gurdj ieff dirá: «Ahora sé conscient e. No reprim as.
Ahora sé conscient e. Ahora de pront o sé conscient e de lo que t e has vuelt o,
de lo que es la ira.»
En est e m om ent o de t ot al present e y presencia, uno puede hacerse
conscient e de pront o, y t e puedes echar a reír de lo absurdo de t odo el
asunt o, de la t ont ería, de la est upidez de t odo el asunt o. Pero est o no es
represión; est o es risa. Te puedes reír de t i m ism o porque t e has
t ranscendido a t i m ism o. La ira no volverá a ser capaz de dom inart e nunca
m ás. Has conocido la ira en su t ot alidad, y no obst ant e t e pudist e reír e ir
m ás allá de ella. Pudist e ver desde m ás allá de t u ira. Una vez que has vist o
su t ot alidad, sabes qué es la ira. Y sabes t am bién que incluso si t oda la
energía se t ransform a en ira, aún puedes ser un observador, un t est igo. Así
que no hay m iedo.
Recuerda est o: lo que no es conocido, siem pre produce m iedo. Lo que es
oscuro siem pre produce m iedo. Tienes m iedo a t u propia ira.
De m odo que la gent e sigue diciendo que reprim as la ira porque no es
bueno est ar enfurecido, puede que haga daño a los dem ás. Pero ésa no es la
verdadera causa. La verdadera causa es que t ienen m iedo a su ira. Si se
enfadan realm ent e, no saben lo que puede suceder. Se t ienen m iedo a sí
m ism os. Nunca han conocido la ira. Es algo m uy t em ible, escondido en su
int erior, así que le t ienen m iedo. Por eso est án baj o el cont rol de la sociedad,
de la cult ura, de la educación, y dicen: «No debem os enfadarnos. La ira es
m ala. Hace daño a los dem ás.»
Tienes m iedo a t u ira, t ienes m iedo a t u sexualidad. Nunca has est ado en
el sexo t ot alm ent e.
El prim er paso es acept ar. Quédat e con el hecho - est o es m uy cient ífico- ,
quédat e con el hecho de la: ira, la avaricia y el sexo. Y conoce el hecho en
t oda su realidad. No lo t oques sim plem ent e desde arriba, desde la superficie.
Conoce el hecho en su t ot alidad, en t oda su realidad. Ent ra en él hast a las
raíces. Y, recuerda, siem pre que puedes ent rar hast a las raíces de algo, lo
t ransciendes.; t u m ent e siem pre est aba ahí. Y si la m ent e est á ahí en el act o
sexual, ent onces el act o es pseudo, falso. La m ent e debe disolverse, debes
volvert e sim plem ent e cuerpo. No debe haber ningún pensar. Si est ás
pensando, est ás dividido. Ent onces el act o sexual no es m ás que solt ar la
energía excesiva. Es solt ar energía, nada m ás. Pero t ienes m iedo de est ar
t ot alm ent e en el sexo. Por eso est ás baj o el cont rol de la sociedad y dices
que el sexo es m alo. ¡Tienes m iedo!
¿Por qué t ienes m iedo? Porque si ent ras t ot alm ent e en el sexo, no sabes lo
que puedes hacer, no sabes lo que puede suceder, no sabes qué fuerza
anim al puede surgir, no sabes lo que puede echar en ello t u inconscient e.
¡No sabes! Ent onces no serás el am o; no t endrás el cont rol. Puede que se
dest ruya t u aut o im agen. Por lo t ant o, cont rolas el act o sexual. Y la form a de
cont rolar es perm anecer en la m ent e. Dej as que haya act o sexual, pero local.
Trat a de com prender est e «local» y «general». El t ant ra dice que un act o
sexual es local cuando sólo est á involucrado t u cent ro sexual. Es local; es
una suelt a local de energía. El cent ro sexual va acum ulando energía. Cuando
es excesiva, t ienes que solt arla; si no, creará t ensiones, creará pesadez. La
suelt as, pero es una suelt a local. No est á involucrado t odo t u cuerpo, t odo t u
ser. La im plicación no local, t ot al, significa que cada fibra del cuerpo, cada
célula del cuerpo, t odo lo que eres, est á en ello. Tu ser ent ero se ha vuelt o
sexual. No sólo t u cent ro sexual; t odo t u ser se ha vuelt o sexual.
Pero ent onces t ienes m iedo, porque ent onces cualquier cosa es posible. Y
no sabes lo que puede suceder, porque nunca has conocido la t ot alidad.
Puede que hagas ciert as cosas que no puedes concebir.
Tu inconscient e explot ará. No t e volverás un anim al, sino m uchos
anim ales, porque has pasado
141
por m uchas vidas, por m uchos cuerpos anim ales. Puede que em pieces a
aullar, puede que em pieces a grit ar, puede que em pieces a rugir com o un
león. No sabes.
Cualquier cosa es posible: eso produce m iedo. Necesit as m ant ener el
cont rol para no perdert e a t i m ism o en algo. Por eso nunca conocem os nada.
Y a m enos que conozcas, no puedes t rascender. Acept a, profundiza, ent ra
hast a las m ism as raíces. Est o es t ant ra. El t ant ra aboga por experiencias
profundas. Cualquier cosa que se haya experim ent ado puede ser
t ranscendida; cualquier cosa que se haya reprim ido, nunca puede ser
t ranscendida.
Est o es t odo por hoy.
142
Ca pít u lo 9
Té cn ica s pa r a Ce n t r a r t e
Los Su t r a s
1 3 O im agina que los círculos de cinco colores de la cola del pavo real son t us
cinco sent idos en el espacio ilim it able. Ahora dej a que su belleza se funda
por dent ro. Del m ism o m odo, con cualquier punt o del espacio o de una
pared: hast a que el punt o se disuelva. Ent onces t u deseo de ot ro se hace
realidad.
1 4 Pon t oda t u at ención en el nervio, delicado com o el est am bre del lot o, del
cent ro de t u colum na vert ebral. Así, sé t ransform ado.
El hom bre nace con un cent ro, pero perm anece com plet am ent e inconscient e
de él. El hom bre puede vivir sin conocer su cent ro, pero el hom bre no puede
exist ir sin un cent ro. El cent ro es el nexo ent re el hom bre y la exist encia; es
la raíz. Puede que no lo conozcas, el conocim ient o no es esencial para que
exist a el cent ro, pero si no lo conoces vivirás una vida desarraigada, com o si
est uvieras desarraigado. No sent irás ninguna base, no t e sent irás cim ent ado;
no t e sent irás en casa en el universo. Est arás sin hogar.
Por supuest o, el cent ro est á ahí, pero al no conocerlo, t u vida irá a la
deriva: no t endrá sent ido, est ará vacía, sin llegar a ninguna part e. Te
sent irás com o si est uvieras viviendo sin vida, a la deriva, sim plem ent e
esperando a la m uert e. Puedes seguir posponiendo de un m om ent o a ot ro,
pero sabes m uy bien que ese posponer no t e llevará a ninguna part e.
Sim plem ent e est ás pasando el t iem po, y esa sensación de profunda
frust ración t e seguirá com o una som bra. El hom bre nace con un cent ro, pero
no con el conocim ient o del cent ro. Ese conocim ient o hay que obt enerlo.
Tú t ienes el cent ro. El cent ro est á ahí; no puedes exist ir sin él. ¿Cóm o vas
a poder exist ir sin un cent ro? ¿Cóm o vas a poder exist ir sin un puent e ent re
t ú y la exist encia?.., o si t e gust a la palabra: «Dios». No puedes exist ir sin
un nexo profundo.
Tienes raíces en lo divino. Vives cada m om ent o a t ravés de esas raíces, pero
esas raíces son subt erráneas. I gual que con cualquier árbol, las raíces son
subt erráneas; el árbol no es conscient e de sus propias raíces. Tú t am bién
t ienes raíces. Ese enraizam ient o es t u cent ro. Cuando digo que el hom bre
nace con él, quiero decir que exist e una posibilidad de que t om es conciencia
de t u enraizam ient o.
Si t om as conciencia, t u vida se vuelve real; de ot ra form a, t u vida será
com o un dorm ir profundo, un sueño. Lo que Abraham Maslow ha llam ado
«aut orrealización» no es, en realidad, m ás que volvert e conscient e de t u
propio cent ro, desde el que est ás conect ado con el universo t ot al, volvert e
conscient e de t us raíces: no est ás solo, no eres at óm ico, form as part e de
est a t ot alidad cósm ica. Est e universo no es un m undo aj eno. No eres un
ext raño, est e universo es t u hogar. Pero, a no ser que encuent res t us raíces,
t u cent ro, est e universo sigue siendo aj eno, ext raño.
Sart re dice que el hom bre vive com o si hubiera sido arroj ado al m undo.
Por supuest o, si no conoces t u cent ro sent irás un arroj am ient o, com o si
hubieras sido arroj ado al m undo. Eres un ext raño; no form as part e de est e
m undo, y est e m undo no form a part e de t i. Ent onces el m iedo, ent onces la
ansiedad, ent onces la angust ia est án abocados a result ar.
Un hom bre, com o un ext raño en el universo, est á abocado a sent ir
profunda ansiedad, espant o,
145
m iedo, angust ia. Toda su vida será sim plem ent e una lucha, una pugna, y
una pugna que est á dest inada a ser un fracaso. El hom bre no puede t riunfar
porque una part e nunca puede t riunfar cont ra el t odo.
No puedes t riunfar cont ra la exist encia. Puedes t riunfar con ella, pero
nunca cont ra ella. Y ésa es la diferencia ent re un hom bre religioso y un hom bre no religioso. Un hom bre no religioso est á cont ra el universo; un hom bre
religioso est á con el universo. Un hom bre religioso se sient e en casa. No
sient e que ha sido arroj ado al m undo; sient e que ha crecido en el m undo.
Hay que recordar la diferencia ent re ser arroj ado y haber crecido de algo.
Cuando Sart re dice que el hom bre es arroj ado al m undo, la m ism a
palabra, la form ulación m ism a m uest ra que no est ás en t u sit io. Y la palabra,
la elección de la palabra «arroj ado», significa que has sido obligado sin t u
consent im ient o. De m odo que est e m undo t e parece host il. Ent onces el result ado será la angust ia.
Sólo puede ser de ot ra m anera si no eres arroj ado al m undo, sino que
creces com o part e de él, com o una part e orgánica. En realidad, sería m ej or
decir que eres el universo que ha crecido en una dim ensión específica que
llam am os «hum ana». El universo crece en m ult idim ensiones: en árboles, en
colinas, en est rellas, en planet as..., en m ult idim ensiones. El hom bre es
t am bién una dim ensión de crecim ient o. El universo est á realizándose a sí
m ism o a t ravés de m uchísim as dim ensiones. El hom bre t am bién es una
dim ensión j unt o con la alt ura y la cim a. Ningún árbol puede t om ar conciencia
de sus raíces; ningún anim al puede t om ar conciencia de sus raíces. Es por
eso que para ellos no hay ansiedad.
Si no eres conscient e de t us raíces, de t u cent ro, nunca puedes ser
conscient e de t u m uert e. La m uert e es sólo para el hom bre. Sólo exist e para
el hom bre, porque sólo el hom bre puede t om ar conciencia de sus raíces,
conciencia de su cent ro, conciencia de su t ot alidad y su enraizam ient o en el
universo.
Si vives sin un cent ro, si sient es que eres un ext raño, el result ado será la
angust ia. Sin em bargo, si sient es que est ás en casa, que eres un crecim ient o, una realización de la pot encialidad de la exist encia m ism a - com o que
la exist encia m ism a se ha vuelt o conscient e en t i, com o que ha t om ado
conciencia en t i - , si t e sient es así, si realm ent e lo percibes de est a m anera,
el result ado será la dicha.
La dicha es el result ado de una unidad orgánica con el universo, y la
angust ia es el result ado de un ant agonism o. Pero, a no ser que conozcas el
cent ro, est ás abocado a sent ir un «arroj am ient o», com o si t e hubieran
im puest o la vida a la fuerza. Est e cent ro que est á ahí, aunque el hom bre no
es conscient e de él, es de lo que t rat an est os sut ras de los que vam os a
hablar. Ant es de ent rar en el Vigyan Bhairav Tant ra y sus t écnicas referent es
al cent ro, dos o t res cosas m ás.
Una: cuando el hom bre nace est á enraizado en un punt o concret o, en un
chakra - cent ro- concret o, que es el om bligo. Los j aponeses lo llam an hara:
de ahí el t érm ino harakiri. Harakiri significa suicidio. Lit eralm ent e, el t érm ino
significa m at ar el hara, la colum na, el cent ro. El hara es el cent ro; dest ruir el
cent ro es el significado de harakiri. Pero, en ciert o m odo, t odos hem os
com et ido el harakiri. No hem os m at ado el cent ro, pero nos hem os olvidado
de él, o nunca lo hem os recordado. Est á ahí esperando, y nos hem os ido
dist anciando m ás y m ás de él.
Cuando nace un niño, est á enraizado en el om bligo, en el hara; vive por
m edio del hara. Observa a un niño respirando: su om bligo sube y baj a.
Respira con el abdom en, vive con el abdom en; no con la cabeza, no con el
corazón. Pero poco a poco t endrá que dist anciarse.
Prim ero desarrollará ot ro cent ro: el corazón, el cent ro de la em oción.
Aprenderá el am or, será am ado, y se desarrollará ot ro cent ro. Est e cent ro
146
no es el cent ro verdadero; est e cent ro es un derivado. Por eso los psicólogos
dicen que si un niño no es am ado, nunca será capaz de am ar.
Si un niño es criado en circunst ancias no am orosas - en circunst ancias que
son frías, sin nadie que le am e y dé calor- , él m ism o no será capaz de am ar
a nadie en su vida, porque el cent ro m ism o no se desarrollará. El am or de la
m adre, el am or del padre, la fam ilia, la sociedad: eso es lo que cont ribuye a
desarrollar un cent ro. Ese cent ro es un derivado; no naces con él. De m odo
que si no se le ayuda a crecer, no crecerá. Hay m uchísim as personas sin el
cent ro del am or. Siguen hablando del am or, y siguen creyendo que am an,
pero les falt a el cent ro, así que ¿cóm o van a poder am ar? Es difícil t ener una
m adre am orosa, y m uy difícil y excepcional t ener un padre am oroso. Todo
padre, t oda m adre, piensa que am a. No es t an fácil. El am or es un brot e
difícil, m uy difícil. Pero si no hay am or al principio para el niño, él m ism o
nunca será capaz de am ar.
Por eso la hum anidad ent era vive sin am or. Seguís produciendo niños,
pero no sabéis cóm o darles el cent ro del am or. Más bien, por el cont rario,
cuant o m ás civilizada se vuelve la sociedad, m ás fuerza a que surj a un t ercer
cent ro, que es el int elect o. El om bligo es el cent ro original. Un niño nace con
él; no es un derivado. Sin él, la vida es im posible, de m odo que se recibe. El
segundo cent ro es un derivado. Si el niño recibe am or, responde. En est e
responder, crece en él un cent ro: el cent ro del corazón. El t ercer cent ro es la
razón, el int elect o, la cabeza. La educación, la lógica y la enseñanza crean un
t ercer cent ro; ése t am bién es un derivado.
Pero vivim os en el t ercer cent ro. El segundo est á casi ausent e; o, incluso
si est á present e, no est á en funcionam ient o; o, incluso si a veces funciona,
funciona irregularm ent e. Pero el t ercer cent ro, la cabeza, se vuelve la fuerza
básica en la vida, porque la vida ent era depende de est e t ercer cent ro. Es
ut ilit ario. Lo necesit as para la razón, la lógica, el pensam ient o. De m odo que,
t arde o t em prano, t odo el m undo se orient a hacia la cabeza; em piezas a vivir
en la cabeza.
La cabeza, el corazón, el om bligo: ést os son los t res cent ros. El om bligo es
el cent ro que se nos da, el cent ro original. El corazón se puede desarrollar, y
es bueno desarrollarlo por m uchas razones. Tam bién es necesario desarrollar
la razón, pero no debe ser desarrollada a cost a del corazón, porque si la
razón se desarrolla a cost a del corazón, pierdes el nexo y no puedes volver al
om bligo. El desarrollo es de la razón a la exist encia y al ser. Trat em os de
ent enderlo de est a m anera.
El cent ro del om bligo est á en ser; el cent ro del corazón est á en sent ir; el
cent ro de la cabeza est á en saber. Saber es lo que est á m ás lej os de ser;
sent ir est á m ás cerca. Si t e falt a el cent ro de sent ir, ent onces es m uy difícil
crear un puent e ent re la razón y ser: verdaderam ent e difícil. Por eso una
persona am orosa puede t om ar consciencia de est ar en casa en el m undo
m ás fácilm ent e que una persona que vive m ediant e el int elect o.
La cult ura occident al ha puest o el énfasis básicam ent e en el cent ro de la
cabeza. Es por eso que en Occident e se sient e una profunda preocupación
por el hom bre. Y la profunda preocupación viene con su no est ar en casa, su
vacío, su desarraigo. Sim one Weil escribió un libro, La necesidad de t ener
raíces. El hom bre occident al se sient e desarraigado, com o si no t uviera
raíces. La razón de ello es que sólo la cabeza se ha vuelt o el cent ro. El
corazón no ha sido adiest rado, falt a.
El lat ido del corazón no es t u corazón, sino sólo una función fisiológica. Así
que si sient es el lat ido, no lo ent iendas m al y pienses que t ienes corazón. El
corazón es ot ra cosa. Corazón significa la capacidad de sent ir; cabeza
significa la capacidad de saber. Corazón significa la capacidad de sent ir, y ser
significa la capacidad de ser uno, de ser uno con algo..., la capacidad de ser
uno con algo.
La religión t iene que ver con el ser; la poesía t iene que ver con el corazón;
la filosofía y la ciencia
147
t ienen que ver con la cabeza. Est os dos cent ros, el corazón y la cabeza, son
cent ros periféricos, no cent ros aut ént icos, t an sólo cent ros falsos. El cent ro
aut ént ico es el om bligo, el hara. ¿Cóm o llegar a él de nuevo? ¿O cóm o
percibirlo?
Norm alm ent e, sólo sucede a veces - sucede alguna que ot ra vez,
accident alm ent e- , cuando t e acercas al hara. Ese m om ent o se volverá un
m om ent o m uy profundo y dichoso. Por ej em plo, a veces en el sexo t e
acercas al hara, porque en el sexo t u m ent e, t u consciencia, va hacia abaj o
de nuevo. Tienes que salir de la cabeza y baj ar. En un profundo orgasm o
sexual, a veces sucede que est ás cerca de t u hara. Por eso hay t ant a
fascinación en t orno al sexo. No es realm ent e el sexo lo que t e da la
experiencia dichosa: en realidad, es el hara.
Al baj ar hacia el sexo pasas por el hara, lo t ocas. Pero para el hom bre
m oderno, incluso eso se ha vuelt o im posible, porque para el hom bre m oderno incluso el sexo es un asunt o cerebral, un asunt o m ent al. I ncluso el
sexo se ha m et ido en la cabeza; el hom bre m oderno piensa en él. Es por eso
por lo que hay t ant as películas, t ant as novelas, t ant a lit erat ura, pornografía
y cosas así. El hom bre piensa en el sexo, pero eso es un absurdo. El sexo es
una experiencia; no puedes pensar en él. Y si em piezas a pensar en él, t e
result ará m ás y m ás difícil t ener la experiencia real del sexo, porque no es
incum bencia de la cabeza en absolut o. La razón no es necesaria.
Y cuant o m ás incapaz se sient e el hom bre m oderno de profundizar en el
sexo, m ás piensa en él. Se conviert e en un círculo vicioso. Y cuant o m ás
piensa en él, m ás cerebral se vuelve el sexo. Ent onces incluso el sexo se
vuelve fút il. Se ha vuelt o fút il, una cosa repet it iva, aburrida. No se gana
nada, sigues repit iendo sim plem ent e un viej o hábit o. Y en el fondo t e sient es
frust rado, com o si t e hubieran est afado. ¿Por qué? Porque, en realidad, la
consciencia no est á baj ando ot ra vez al cent ro.
Sólo al pasar por el hara sient es dicha. De m odo que, sea cual sea la
causa, siem pre que pasas por el hara sient es dicha. Un guerrero que lucha
en el cam po de bat alla a veces pasa por el hara, pero no los guerreros
m odernos, porque ellos no son guerreros en m odo alguno. Una persona que
t ira una bom ba sobre una ciudad est á dorm ida. No es un guerrero; no es un
luchador; no es un kshat riya: no es Arj una luchando.
A veces, cuando uno est á a punt o de m orir, es arroj ado de vuelt a al hara.
Para un guerrero que lucha con su espada, la m uert e es posible en cualquier
m om ent o, en cualquier m om ent o puede dej ar de exist ir. Y cuando est ás
luchando con una espada no puedes pensar. Si piensas, dej arás de exist ir.
Tienes que act uar sin pensar, porque pensar lleva t iem po; si est ás luchando
con una espada no puedes pensar. Si piensas, ent onces el ot ro ganará,
dej arás de exist ir. No hay t iem po para pensar, y la m ent e necesit a t iem po.
Com o no hay t iem po para pensar y pensar supondrá la m uert e, la
consciencia baj a de la cabeza: va al hara, y un guerrero t iene una
experiencia dichosa. Por eso hay t ant a fascinación en t om o a la guerra. El
sexo y la guerra han sido dos fascinaciones, y la razón de ello es ést a: pasas
por el hara. Pasas por él en cualquier peligro.
Niet zsche dice: «vive peligrosam ent e». ¿Por qué? Porque en el peligro
eres arroj ado de vuelt a al hara. No puedes pensar; no puedes resolver las
cosas con la m ent e. Tienes que act uar inm ediat am ent e.
Pasa una serpient e. De repent e ves la serpient e y se produce un salt o. No
hay un pensam ient o deliberado acerca de ello, que «hay una serpient e». No
hay ningún silogism o; no discut es dent ro de t u m ent e, no arguyes dent ro de
t u m ent e. «Ahora hay una serpient e y las serpient es son peligrosas, así que
debo salt ar.» No hay ningún razonam ient o lógico com o ése. Si razonas de
esa m anera, no est arás vivo en absolut o. No puedes razonar. Tienes que
act uar espont áneam ent e, inm ediat am ent e. El act o viene prim ero y luego
viene el pensar. Cuando has salt ado, ent onces piensas.
148
En la vida corrient e, cuando no hay peligro, prim ero piensas, luego
act úas. Cuando est ás en peligro, el proceso ent ero se inviert e; prim ero act úas y luego piensas. Esa acción que viene prim ero sin pensar t e arroj a a t u
cent ro original: el hara. Por eso hay t ant a fascinación con el peligro.
Est ás conduciendo un coche cada vez m ás rápidam ent e, y de pront o llega
un m om ent o en que cada inst ant e es peligroso. En cualquier m om ent o se
puede acabar la vida. En ese m om ent o de suspense, cuando la vida y la
m uert e parecen est ar lo m ás cerca posible la una de la ot ra, dos punt os
cercanos y t ú en el m edio, la m ent e se para: eres arroj ado al hara. Es por
eso por lo que hay t ant a fascinación con los coches, con conducir, conducir
rápidam ent e, conducir com o locos. O est ás apost ando y t e lo has j ugado
t odo: la m ent e se para, hay peligro. En el m om ent o siguient e puedes
convert irt e en un m endigo. La m ent e no puede funcionar; eres arroj ado al
hara.
Los peligros t ienen su at ract ivo porque en el peligro t u consciencia
cot idiana, corrient e, no puede funcionar. El peligro va hast a el fondo. Tu
m ent e no es necesaria; t e vuelves una no- m ent e. ¡Eres! Eres conscient e,
pero no hay pensam ient os. Ese m om ent o se vuelve m edit at ivo. En realidad,
al apost ar, los j ugadores de apuest as est án buscando un est ado m ent al
m edit at ivo. En el peligro - en una lucha, en un duelo, en las guerras- , el
hom bre siem pre ha est ado buscando est ados m edit at ivos.
De pront o una dicha hace erupción, explot a en t i. Se vuelve un
derram am ient o int erno. Pero ést os son fenóm enos repent inos, accident ales.
Una cosa es segura: siem pre que t e sient es dichoso est ás m ás cerca del
hara. Eso es seguro, independient em ent e de cuál sea la causa; la causa es
irrelevant e. Siem pre que pasas cerca del cent ro original t e llenas de dicha.
Est os sut ras se ocupan de crear un arraigam ient o en el hara, en el cent ro;
cient íficam ent e, de un m odo planeado;
no accident alm ent e, no
m om ent áneam ent e,
sino
perm anent em ent e.
Puedes
perm anecer
cont inuam ent e en el hara; ése puede llegar a ser t u arraigam ient o. Cóm o
hacer que est o sea así y cóm o crear est o son los punt os de int erés de est os
sut ras.
Ahora t om arem os el prim er sut ra, que es ot ro de los m odos relacionados
con el punt o, o cent ro.
13 Concént rat e t ot alm ent e en un obj et o.
Prim ero: O im agina que los círculos de cinco colores de la cola del pavo
real son t us cinco sent idos en el espacio ilim it able. Ahora dej a que su belleza
se funda por dent ro. Del m ism o m odo, con cualquier punt o del espacio o de
una pared: hast a que el punt o se disuelva. Ent onces t u deseo de ot ro se
hace realidad.
Todos est os sut ras se ocupan de cóm o lograr el cent ro int erno. El
m ecanism o básico ut ilizado, la t écnica básica ut ilizada es: si puedes crear un
cent ro fuera - en cualquier part e: en la m ent e en el corazón, o incluso fuera,
sobre una pared- y si t e concent ras t ot alm ent e en él y excluyes el m undo
ent ero, t e olvidas del m undo ent ero y sólo perm anece un punt o en t u
consciencia, de pront o serás arroj ado a t u cent ro int erno.
¿Cóm o funciona? Prim ero com prende est o... Tu m ent e es t an sólo un
vagabundo, un vagabundeo. Nunca est á en un punt o. Est á siem pre yendo,
m oviéndose, alcanzando, pero nunca en un punt o. Va de un pensam ient o a
ot ro, de A a B. Pero nunca est á en A; nunca est á en B. Siem pre est á en
m ovim ient o. Recuerda est o: la m ent e siem pre est á en m ovim ient o,
esperando llegar a alguna part e, pero sin llegar nunca. ¡No puede llegar! La
est ruct ura m ism a de la m ent e es m ovim ient o. Sólo se puede m over; ésa es
la nat uraleza inherent e de la m ent e. El proceso m ism o es m ovim ient o: de A
a B, de B a C..., sigue sin parar.
149
Si t e paras en A o en B o en cualquier punt o, la m ent e luchará cont igo. La
m ent e dirá: «Sigue adelant e», porque si t e paras, la m ent e m uere inm ediat am ent e. Sólo puede est ar viva en m ovim ient o. La m ent e significa un
proceso. Si t e paras y no t e m ueves, de pront o la m ent e se queda m uert a,
ya no est á ahí; sólo perm anece la consciencia.
La consciencia es t u nat uraleza; la m ent e es t u act ividad: igual que andar.
Es difícil porque pensam os que la m ent e es algo sust ancial. Pensam os que la
m ent e es una sust ancia; no lo es, la m ent e es t an sólo una act ividad. De
m odo que en realidad es m ej or llam arla «m ent ear» que m ent e. Es un
proceso igual que cam inar. Cam inar es un proceso; si t e paras, no hay
cam inar. Tienes piernas, pero no cam inar. Las piernas pueden cam inar, pero
si t e paras, aunque las piernas seguirán ahí, no habrá cam inar.
La consciencia es com o las piernas: t u nat uraleza. La m ent e es com o
cam inar: sólo un proceso. Cuando la consciencia se m ueve de A a B, de B a
C, est e m ovim ient o es la m ent e. Si paras el m ovim ient o, no hay m ent e. Eres
conscient e, pero no hay m ent e. Tienes piernas, pero no cam inar. Cam inar es
una función, una act ividad; la m ent e t am bién es una función, una act ividad.
Si t e paras en cualquier punt o, la m ent e luchará. La m ent e dirá: «¡Sigue! »
La m ent e int ent ará por t odos los m edios em puj art e hacia delant e o hacia
at rás o a cualquier part e, pero «¡Sigue! » Da igual adónde, pero no t e quedes
en un punt o.
Si insist es y si no obedeces a la m ent e..., es difícil, porque siem pre has
obedecido. Nunca le has ordenado a la m ent e; nunca has m andado sobre
ella. No puedes hacerlo porque, en realidad, nunca t e has desident ificado de
la m ent e. Piensas que eres la m ent e. Est a falacia de que eres la m ent e le da
a la m ent e una libert ad t ot al, porque ent onces no hay nadie que m ande
sobre ella, que la cont role. ¡No hay nadie! La m ent e m ism a es la que m anda.
Puede que se vuelva la que m anda, pero esa aut oridad es sólo aparent e. Si
lo int ent as una vez, puedes doblegar esa aut oridad: es falso.
La m ent e es t an sólo un esclavo que sim ula ser el señor, pero lo ha
sim ulado durant e t ant o t iem po, durant e vidas y vidas, que incluso el señor
cree que el esclavo es el señor. Eso es sólo una creencia. Prueba lo cont rario
y sabrás que esa creencia era t ot alm ent e infundada.
Est e prim er sut ra dice:
I m agina que los círculos de cinco colores de la cola del pavo real son t us
cinco sent idos en el espacio ilim it able. Ahora dej a que su belleza se funda
por dent ro.
Piensa que t us cinco sent idos son cinco colores, y que esos cinco colores
llenan t odo el espacio. Sim plem ent e im agina que t us cinco sent idos son cinco
colores; colores bellos, vivos, expandidos en el espacio infinit o. Ent onces
ent ra en t i con esos colores. Ent ra y sient e un cent ro en el que est os cinco
colores se est án fusionando dent ro de t i. Est o es sólo la im aginación, pero
ayuda. I m agina que est os cinco colores penet ran en t i y se unen en un
punt o.
Por supuest o, est os cinco colores se unirán en un punt o: el m undo ent ero
se disolverá. En t u im aginación hay sólo cinco colores - igual que en t orno a
la cola de un pavo real- expandidos por t odo el espacio, ent rando en lo
profundo de t i, uniéndose en un punt o. Cualquier punt o servirá, pero el hara
es el m ej or. Piensa que se est án uniendo en t u om bligo; que el m undo
ent ero se ha convert ido en colores, y que esos colores se est án uniendo en
t u om bligo. Ve ese punt o, concént rat e en ese punt o, y concént rat e hast a que
el punt o se disuelva. Si t e concent ras en el punt o, se disuelve, porque es
sólo im aginación. Recuerda: cualquier cosa que hayam os hecho es sólo
im aginación. Si t e concent ras en ella, se disolverá. Y cuando el punt o se
disuelve, eres arroj ado a t u cent ro.
El m undo se ha disuelt o. No hay m undo para t i. En est a m edit ación sólo
hay color. Has olvidado el m undo ent ero; has olvidado t odos los obj et os.
Sólo has elegido cinco colores. Elige cinco colores cualesquiera. Est o es
especialm ent e para los que t ienen un oj o m uy agudo, una sensibilidad
150
del color m uy profunda. Est a m edit ación no será út il para t odos. A no ser
que t engas oj o de pint or, consciencia del color, a no ser que puedas im aginar
color, será difícil.
¿Has observado alguna vez que t us sueños no t ienen color? Sólo una de
cada cien personas es capaz de ver sueños en color. Sólo ves en blanco y
negro. ¿Por qué? El m undo ent ero es de colores y t us sueños son sin color.
Si alguno de vosot ros recuerda que sus sueños son en color, est a m edit ación
es para él. Si alguien recuerda que, aunque sea a veces, ve colores en sus
sueños, ent onces est a m edit ación será para él.
Si le dices a una persona que es insensible al color: «I m agina el espacio
ent ero lleno de colores», no será capaz de im aginarlo. I ncluso si t rat a de
im aginar, si piensa «roj o», verá la palabra «roj o», no verá el color. Dirá
«verde», y aparecerá la palabra «verde», pero no habrá verdor.
De m odo que si t ienes sensibilidad para el color, prueba est e m ét odo. Hay
cinco colores. El m undo ent ero es sólo colores, y esos cinco colores se est án
uniendo en t i. En alguna part e profunda de t i, esos cinco colores se est án
uniendo. Concént rat e en ese punt o, y sigue concent rándot e en él. No t e
m uevas de él; perm anece en él. No des ocasión a la m ent e. No int ent es
pensar en el verde y el roj o y el am arillo y en los colores en general; no
pienses. Sim plem ent e velos uniéndose en t i. ¡No pienses en ellos! Si piensas,
la m ent e se ha m ovido. Sim plem ent e llénat e de colores que se unen en t i, y,
ent onces, en el punt o de unión, concént rat e. ¡No pienses! Concent ración no
es pensar; no es cont em plación.
Si de verdad est ás lleno de colores y t e has vuelt o un arco iris, un pavo
real, y t odo el espacio est á lleno de colores, est o t e dará una profunda
sensación de belleza. Pero no pienses en ello; no digas que es bello. No t e
pongas a pensar. Concént rat e en el punt o en el que t odos est os colores se
j unt an, y sigue concent rándot e en él. Desaparecerá, se disolverá, porque es
sólo im aginación. Y si fuerzas la concent ración, la im aginación no puede
perm anecer, se disolverá.
El m undo ya se ha disuelt o; sólo había colores. Esos colores eran t u
im aginación. Esos colores im aginarios se est aban j unt ando en un punt o. Por
supuest o, ese punt o era im aginario; y ahora, con profunda concent ración,
ese punt o se disolverá. ¿Dónde est ás ahora? ¿Dónde est arás? Serás arroj ado
a t u cent ro.
Los obj et os se han disuelt o m ediant e la im aginación. Ahora la im aginación
se disolverá m ediant e la concent ración. Sólo quedas t ú com o subj et ividad. El
m undo obj et ivo se ha disuelt o; el m undo m ent al se ha disuelt o. Est ás sólo
com o consciencia pura.
Es por eso que est e sut ra dice: Con cualquier punt o del espacio o de una
pared... Est o será út il. Si no puedes im aginar colores, ent onces cualquier
punt o de una pared servirá. Tom a cualquier cosa com o obj et o de
concent ración. Si es int erno, es m ej or; pero de nuevo hay dos t ipos de
personalidad. Para los que son int rovert idos, result ará fácil im aginar t odos
los colores j unt ándose por dent ro. Pero hay ext rovert idos que no pueden
im aginar nada dent ro. Sólo pueden im aginar fuera. Sus m ent es sólo se
m ueven en el ext erior; no pueden ir hacia dent ro. Para ellos no hay nada
int erno.
El filósofo inglés David Hum e ha dicho: «Siem pre que ent ro en m í, nunca
encuent ro ningún yo. Lo único que encuent ro son reflej os del m undo
ext erno: un pensam ient o, alguna em oción, alguna sensación. Nunca
encuent ro lo int erno, sólo encuent ro el m undo ext erno reflej ado dent ro.»
Ést a es la m ent e ext rovert ida por excelencia, y David Hum e es una de las
m ent es m ás ext rovert idas.
De m odo que si no puedes sent ir nada por dent ro, y si la m ent e pregunt a:
«¿Qué significa eso de lo int erno? ¿Cóm o ent rar ahí?», ent onces prueba
m ej or con cualquier punt o de la pared. Hay personas que vienen a m í y m e
pregunt an cóm o llegar a su part e int erna. Es un problem a, porque si sólo
conoces lo ext erno, si sólo conoces los m ovim ient os
151
hacia fuera, es difícil im aginar cóm o llegar a lo int erno.
Si eres ext rovert ido, no int ent es est e punt o int erno; pruébalo fuera. El
result ado será el m ism o. Haz un punt o en la pared; concént rat e en él. Ent onces t endrás que concent rart e con los oj os abiert os. Si est ás creando un
cent ro int erno, un punt o dent ro, ent onces t endrás que concent rart e con los
oj os cerrados.
Haz un punt o en la pared y concént rat e en él. Lo aut ént ico sucede a causa
de la concent ración, no a causa del punt o. Que est é dent ro o fuera es
irrelevant e. Depende de t i. Si est ás m irando la pared ext erna,
concent rándot e en ella; ent onces sigue concent rándot e hast a que el punt o se
disuelva. Est o no hay que olvidarlo: ¡hast a que el punt o se disuelva! No
pest añees, porque pest añear ofrece un espacio para que la m ent e ent re ot ra
vez. No pest añees, porque ent onces la m ent e em pieza a pensar. Se
conviert e en una laguna; en el pest añeo se pierde la concent ración. Así que
no pest añees.
Puede que hayas oído hablar de Bodhidharm a, uno de los m ás
im port ant es m aest ros de m edit ación de t oda la hist oria de la hum anidad. Se
cuent a una hist oria m uy herm osa sobre él.
Se est aba concent rando en algo; algo ext erno. Sus oj os pest añeaban de
vez en cuando y perdía la concent ración, así que se arrancó los párpados.
Ést a es una hist oria m uy herm osa: se arrancó I os párpados, los t iró, y se
concent ró. Después de varias sem anas, vio que crecían algunas plant as en el
lugar en que había t irado sus párpados. Est a anécdot a sucedió en una
m ont aña de China, y la m ont aña se llam a Tah, o Ta. De ahí viene el nom bre
«t é». Esas plant as que crecían se hicieron t é, y es por eso por lo que el t é t e
ayuda a est ar despiert o.
Cuando t us oj os est én pest añeando y t e est és quedando dorm ido, t óm at e
una t aza de t é. Son los párpados de Bodhidharm a. Ésa es la razón por la que
los m onj es Zen consideran sagrado el t é. El t é no es una cosa corrient e; es
sagrado: los párpados de Bodhidharm a. En Japón t ienen cerem onias del t é, Y
t odas las casas t ienen una sala del t é, y el t é se sirve con cerem onial
religioso; es sagrado. El t é hay que t om arlo en un est ado m uy m edit at ivo.
Japón ha creado bellas cerem onias en t orno al t é. Ent ran en la sala del t é
com o si est uvieran ent rando en un t em plo. Ent onces hacen t é, y t odos se
sient an en silencio escuchando burbuj ear el sam ovar. El vapor, el ruido..., y
t odos est án sim plem ent e escuchando. No es una cosa corrient e...: los
párpados de Bodhidharm a. Y com o Bodhidharm a est aba int ent ando est ar
despiert o con los oj os abiert os, el t é ayuda. Debido a que la hist oria sucedió
en la m ont aña de Tah, se llam a t é. Sea verdadera o falsa, est a anécdot a es
bella.
Si est ás concent rándot e fuera, ent onces será necesario que los oj os no
pest añeen, com o si ya no t uvieras párpados. Ése es el significado de t irar los
párpados. Sólo t ienes oj os, sin párpados para cerrarlos. Concent rándot e
hast a que el punt o se disuelva. Si persist es, si insist es y no perm it es que se
m ueva la m ent e, el punt o se disuelve. Y cuando el punt o se disuelve, si
est abas concent rado en el punt o y para t i el punt o era lo único que había en
el m undo, si el m undo ent ero ya se había disuelt o, si sólo quedaba est e
punt o y ahora t am bién el punt o se disuelve, ent onces la consciencia no puede m overse a ninguna part e. No hay ningún obj et o al que m overse: t odas las
dim ensiones est án cerradas. La m ent e es arroj ada a sí m ism a, la consciencia
es arroj ada a sí m ism a, y t ú ent ras en el cent ro.
Así que, ya sea dent ro o fuera, por dent ro o por fuera, concént rat e hast a
que el punt o se disuelva. Est e punt o se disolverá por dos razones. Si est á
dent ro, es im aginario: se disolverá. Si est á fuera, no es im aginario, es real.
Has hecho un punt o en la pared y t e has concent rado en él. Ent onces ¿por
qué se disolverá est e punt o? Se puede ent ender que se disuelva dent ro: no
est aba allí en absolut o, t an sólo lo im aginabas; pero en la pared sí est á, así
que ¿por qué se disolverá?
Se disuelve por una ciert a razón. Si t e concent ras en un punt o, el punt o
no se va a disolver realm ent e;
152
se disuelve la m ent e. Si t e est ás concent rando en un punt o ext erno, la
m ent e no se puede m over. Sin m ovim ient o no puede vivir, se m uere, se
para. Y cuando la m ent e se para no puedes est ar relacionado con nada
ext erno. De pront o, t odos los puent es se rom pen, porque la m ent e es el
puent e. Cuando t e est ás concent rando en un punt o de la pared, t u m ent e
est á salt ando cont inuam ent e de t i al punto, del punt o a t i, de t i al punt o. Hay
un salt ar const ant e; hay un proceso.
Cuando la m ent e se disuelve no puedes ver el punt o, porque, en realidad,
nunca ves el punt o a t ravés de los oj os; ves el punt o a t ravés de la m ent e y
a t ravés de los oj os. Si no hay m ent e, los oj os no pueden funcionar. Puedes
seguir m irando a la pared, pero no se verá el punt o. La m ent e no est á ahí; el
puent e est á rot o. El punt o es real: est á ahí. Cuando la m ent e vuelva,
volverás a verlo; est á ahí. Pero ahora no puedes verlo. Y cuando no puedes
ver, no puedes salirt e. De pront o, est ás en t u cent ro.
Est e cent ram ient o t e hará t om ar conciencia de t us raíces exist enciales.
Sabrás por dónde est ás unido a la exist encia. En t i hay un punt o que est á
relacionado con la exist encia t ot al, que es uno con ella. Una vez que conoces
est e cent ro, sabes que est ás en casa. Est e m undo no es aj eno. No eres un
ext raño. Tienes un sit io en el m undo, form as part e de él. No es necesario
ningún esfuerzo, no hay lucha. No hay una relación host il ent re t ú y la exist encia. La exist encia se vuelve t u m adre.
Es la exist encia lo que ha ent rado en t i y lo que ha t om ado conciencia. Es
la exist encia lo que ha florecido en t i. Est a sensación, est a realización, est e
acont ecim ient o..., y ya no puede volver a haber angust ia.
Ent onces la dicha no es un fenóm eno; no es algo que sucede y luego se
va. Ent onces la dicha es t u propia nat uraleza. Cuando uno est á enraizado en
su propio cent ro, la dicha es nat ural. Uno sim plem ent e es dichoso, y poco a
poco uno incluso dej a de darse cuent a de que uno es dichoso, porque para
darse cuent a se necesit a cont rast e. Si eres desgraciado, ent onces cuando
eres dichoso lo puedes sent ir. Cuando la desdicha ya no exist e, poco a poco
t e olvidas com plet am ent e de la desdicha. Y t e olvidas t am bién de t u dicha. Y
sólo cuando t am bién t e puedes olvidar de t u dicha eres realm ent e dichoso.
Ent onces es nat ural. De la m ism a m anera que las est rellas brillan, que los
ríos fluyen, así eres t ú dichoso. Tu ser m ism o es dichoso. No es algo que t e
ha sucedido: ahora es t ú.
Con el segundo sut ra, el m ecanism o es el m ism o, la base cient ífica es la
m ism a, la est ruct ura operat iva es la m ism a:
1 4 Pon t u con cie n cia e n t u colu m n a ve r t e br a l.
Pon t oda t u at ención en el nervio, delicado com o el est am bre del lot o, del
cent ro de t u colum na vert ebral. Así, sé t ransform ado.
Para est e sut ra, para est a t écnica de m edit ación, uno t iene que cerrar los
oj os y visualizar su colum na vert ebral, su espinazo. Es bueno m irar en algún
libro de fisiología la est ruct ura del cuerpo, o ir a alguna facult ad m édica u
hospit al y m irar la est ruct ura del cuerpo. Ent onces cierra los oj os y visualiza
t u colum na vert ebral. Dej a que la colum na est é rect a, erguida. Visualízala,
vela, y j ust o en m edio de ella visualiza un nervio, delicado com o el est am bre
del lot o, que recorre el cent ro de t u colum na vert ebral. Así sé t ransform ado.
Si puedes, concént rat e en la colum na vert ebral, y luego en un hilo en el
cent ro de ella; en un nervio m uy delicado com o un est am bre de lot o que lo
at raviesa. Concént rat e en él, y est a concent ración m ism a t e arroj a a t u
cent ro. ¿Por qué?
La colum na vert ebral es la base de t oda t u est ruct ura corporal. Todo est á
ligado a ella. En realidad, t u cerebro no es m ás que un polo de t u colum na
vert ebral. Los fisiólogos dicen que no es m ás que un desarrollo de la colum na
vert ebral; en
153
realidad t u cerebro es un desarrollo de t u colum na vert ebral.
Tu colum na est á conect ada con t odo t u cuerpo; t odo est á conect ado con
ella. Por eso se llam a la colum na, la base. En est a colum na hay realm ent e
algo com o un hilo, pero los fisiólogos no dicen nada sobre ello porque no es
m at erial. En est a colum na, j ust o en el cent ro, hay un cordón de plat a: un
nervio m uy delicado. No es realm ent e un nervio en el sent ido fisiológico. No
puedes operar y encont rarlo; no lo encont rarás ahí.
Pero en m edit ación profunda se ve. Est á ahí; es inm at erial. Es energía, no
m at eria. Y en realidad, ese cordón de energía en t u colum na vert ebral es t u
vida. Mediant e eso est ás relacionado con la exist encia invisible, y m ediant e
eso est ás relacionado t am bién con lo visible. Eso es el puent e ent re lo
invisible y lo visible. Mediant e ese hilo est ás relacionado con t u cuerpo, y
m ediant e ese hilo est ás relacionado t am bién con t u alm a.
Prim ero, visualiza la colum na. Al principio t e sent irás m uy raro, serás
capaz de visualizarla, pero a m odo de ilusión. Y si persist es en el em peño,
dej ará de ser sólo t u im aginación. Te volverás capaz de ver t u colum na
vert ebral.
Est uve t rabaj ando con un buscador con est a t écnica. Le di una ilust ración
de la est ruct ura corporal para que se concent rara en ella, de m anera que
pudiera em pezar a sent ir cóm o puede ser visualizada la colum na vert ebral
por dent ro. Luego com enzó. En una sem ana vino y dij o: «Est o es m uy
ext raño. I nt ent é ver la ilust ración que m e dist e, pero m uchas veces esa
im agen desaparecía y veía una colum na diferent e. No es exact am ent e com o
la im agen que m e dist e.»
Así que le dij e: «Ahora vas por buen cam ino. Olvídat e por com plet o de esa
im agen, y sigue viendo la colum na que se ha vuelt o visible para t i.»
El hom bre puede ver su propia est ruct ura corporal desde dent ro. No lo
hem os int ent ado porque es m uy, m uy at errador, t rem endo; porque cuando
ves t us huesos, t u sangre, t us venas, t e asust as. Así que, en realidad, hem os
bloqueado com plet am ent e la capacidad de nuest ras m ent es de ver por dent ro. Vem os el cuerpo desde fuera, com o si ot ra persona est uviera m irando el
cuerpo. Es com o si sales de est a habit ación y la m iras: ent onces conoces las
paredes ext ernas. Ent ra y m ira la casa: ent onces puedes m irar las paredes
int ernas. Ves t u cuerpo desde fuera com o si fueras ot ra persona que ve t u
cuerpo. No has vist o t u cuerpo desde dent ro. Eres capaz de ello, pero debido
a est e m iedo se ha vuelt o algo ext raño.
Los libros de yoga indios dicen m uchas cosas sobre el cuerpo que la nueva
invest igación cient ífica ha descubiert o que son exact am ent e ciert as, y la
ciencia es incapaz de explicar est o. ¿Cóm o podían saberlo? La cirugía y el
conocim ient o del int erior del cuerpo hum ano son avances m uy recient es.
¿Cóm o podían saber de t odos los nervios, de t odos los cent ros, de t odas las
est ruct uras int ernas? Conocían incluso los últ im os descubrim ient os; han
hablado acerca de ellos, han t rabaj ado con ellos. El yoga siem pre ha sido
conscient e de t odas las cosas básicas, significat ivas del cuerpo. Pero no
diseccionaban cuerpos, así que ¿cóm o podían saber?
En realidad, hay ot ra m anera de m irar t u propio cuerpo: desde dent ro. Si
t e puedes concent rar dent ro, de pront o com ienzas a ver el cuerpo, el revest im ient o int erno del cuerpo. Est o es bueno para los que t ienen una
t endencia profundam ent e corporal. Si sient es que eres m at erialist a, si sient es que no eres m ás que el cuerpo, est a t écnica será m uy út il para t i. Si
sient es que eres un cuerpo, si crees en Charvaka o en Marx, si crees que el
hom bre no es m ás que un cuerpo, est a t écnica será m uy út il para t i.
Ent onces pont e a ver la est ruct ura ósea del hom bre.
En las ant iguas escuelas de t ant ra y de yoga usaban m uchos huesos.
I ncluso ahora, siem pre se encont rará a un t ánt rico con algunos huesos, con
la calavera de un hom bre. En realidad, eso es para ayudar a la concent ración
desde dent ro. Prim ero
154
se concent ra en esa calavera, luego cierra los oj os y t rat a de visualizar su
propia calavera. Sigue int ent ando ver la calavera ext erna dent ro, y poco a
poco com ienza a sent ir su propia calavera. Su consciencia com ienza a est ar
enfocada. Esa calavera ext erna, la concent ración en ella y la visualización
son sólo ayudas. Una vez que est ás enfocado dent ro, puedes ir de los dedos
de t us pies a t u cabeza. Te puedes m over por dent ro..., y es un gran
universo. Tu pequeño cuerpo es un gran universo.
Est e sut ra usa la colum na vert ebral porque dent ro de la colum na vert ebral
est á el hilo de la vida. Por eso se insist e t ant o en m ant ener la colum na rect a,
porque si la colum na no est á rect a no podrás ver el hilo int erno. Es m uy
delicado, es m uy sut il; es dim inut o. Es un fluj o de energía. De m odo que sólo
si la colum na est á rect a, absolut am ent e rect a, puedes t ener vislum bres de
ese hilo.
Pero nuest ras colum nas vert ebrales no est án rect as. Los hindúes han
t rat ado de poner rect a la colum na de t oda persona desde la m ism a infancia.
Sus m aneras de sent arse, sus m aneras de dorm ir, sus m aneras de cam inar
se basaban t odas ellas, básicam ent e, en m ant ener la colum na rect a. Si la colum na vert ebral no est á rect a, es m uy difícil ver el núcleo int erno. Es
delicado; y, en realidad, no es m at erial. Es inm at erial; es una fuerza. Cuando
la colum na vert ebral est á absolut am ent e rect a, esa especie de hilo de fuerza
se ve fácilm ent e.
... Así, sé t ransform ado. Una vez que puedas sent ir, concent rart e y
percibir est e hilo, t e llenarás de una nueva luz. La luz vendrá de t u colum na
vert ebral. Se expandirá por t odo t u cuerpo; puede que incluso vaya m ás allá
de t u cuerpo. Cuando va m ás allá, se ven las auras.
Toda persona t iene un aura, pero norm alm ent e t u aura no es m ás que
som bras sin luz; t an sólo som bras oscuras en t orno a t i. Y esa aura reflej a
t odos t us est ados de ánim o. Cuando est ás enfadado, t u aura parece que est á
llena de sangre; se llena de una expresión roj a, enfurecida. Cuando est ás
t rist e, baj o de m oral, deprim ido, ent onces t u aura est á llena de hilos
oscuros, com o si est uvieras próxim o a la m uert e: t odo m uert o, pesado.
Cuando percibes est e hilo de la colum na vert ebral, t u aura se vuelve
ilum inada. De m odo que un Buda, un Mahavira, un Krishna, un Crist o, no son
represent ados con auras sólo com o decoración; esas auras exist en. Tu
colum na vert ebral com ienza a em it ir luz. Por dent ro, t e ilum inas - t odo t u
cuerpo se vuelve un cuerpo de luz- , ent onces penet ra en lo ext erno. Así que,
en realidad, para un buda, para cualquiera que est é ilum inado, no hay
necesidad de pregunt ar a nadie lo que es. El aura lo m uest ra t odo. Y cuando
alguien se ilum ina, el m aest ro lo sabe, porque el aura lo revela t odo.
Os cont aré una hist oria... Eno, un m aest ro chino, est uvo t rabaj ando baj o
la t ut ela de su m aest ro. Cuando Eno acudió a su m aest ro, el m aest ro dij o:
«¿Para qué has venido aquí? No hay necesidad de venir a m í.» El no podía
ent enderlo. Eno pensó que t odavía no est aba list o para ser acept ado, pero el
m aest ro est aba viendo ot ra cosa. Est aba viendo su aura en expansión.
Est aba diciendo est o: «I ncluso si no vienes a m í, la cosa est á dest inada a
suceder t arde o t em prano, en cualquier part e. Ya est ás en ello, así que no
hay necesidad de venir a m í.»
Pero Eno dij o: «No m e rechaces.» Así que el m aest ro lo acept ó y le dij o
que fuera j ust o det rás del m onast erio, a la cocina del m onast erio. Era un
gran m onast erio de quinient os m onj es. El m aest ro le dij o a Eno:
«Sim plem ent e ve det rás del m onast erio y ayuda en la cocina, y no vuelvas a
venir a m í. Cuando sea necesario, yo iré a t i.»
A Eno no se le dio ninguna m edit ación, ninguna Escrit ura que leer,
est udiar o sobre la que m edit ar. No se le enseñó nada, sim plem ent e fue
m andado a la cocina. Todo el m onast erio t rabaj aba. Había pandit s, erudit os,
y había m edit adores, y había yoguis, y el m onast erio ent ero se quedó pasm ado. Todo el m undo est aba t rabaj ando y est e Eno est aba sim plem ent e
lim piando arroz y haciendo el t rabaj o de la cocina.
155
Pasaron doce años. Eno no volvió al m aest ro porque eso no est aba
perm it ido. Esperó, esperó, esperó..., sim plem ent e esperó. No era
considerado m ás que un sirvient e. Los erudit os venían, los m edit adores
venían, y nadie le prest aba siquiera ninguna at ención. Y había grandes
erudit os en el m onast erio.
Ent onces el m aest ro anunció que su m uert e est aba próxim a, y ahora
quería designar a alguien para que t om ara su lugar, así que dij o: «Los que
piensen que est án ilum inados deberán com poner un pequeño poem a de
cuat ro líneas. En esas cuat ro líneas deberéis poner t odo lo que habéis ganado. Y si apruebo algunos poem as y veo que las líneas m uest ran que ha
sucedido la ilum inación, elegiré a alguien com o m i sucesor.»
Había un gran erudit o en el m onast erio, y nadie int ent ó hacer el poem a
porque t odos sabían que iba a ganar él. Era un gran conocedor de las
escrit uras, así que redact ó cuat ro líneas. Esas cuat ro líneas eran así..., su
significado era ést e: «La m ent e es com o un espej o, y el polvo se acum ula
sobre él. Lim pia el polvo, y est ás ilum inado.»
Pero incluso est e gran erudit o t enía m iedo, porque el m aest ro lo sabría. Él
ya sabe quién est á ilum inado y quién no. Aunque t odo lo que ha escrit o es
herm oso, es la esencia m ism a de t odas las escrit uras - la m ent e es com o un
espej o, y el polvo se acum ula sobre él. Lim pia el polvo, y est ás ilum inado- ,
ést e era el fondo de t odos los Vedas, pero sabía que eso era t odo lo que era.
Él no había sabido nada, así que t enía m iedo.
No fue direct am ent e al m aest ro, pero por la noche fue a la cabaña, a la
cabaña de su m aest ro, y escribió las cuat ro líneas en la pared sin firm arlas,
sin ninguna firm a. De est a m anera, si el m aest ro les daba el vist o bueno y
decía: «Muy bien, est o est á en lo ciert o», ent onces él diría: «Las he escrit o
yo.» Si decía: «¡No! ¿Quién ha escrit o est as líneas?», ent onces perm anecería
en silencio, pensó.
Pero el m aest ro las aprobó. Por la m añana, el m aest ro dij o: «¡Muy bien! »
Se rió y dij o: «¡Muy bien! Quien haya escrit o est o es un ilum inado.»
De m odo que t odo el m onast erio em pezó a hablar de ello. Todos sabían
quién lo había escrit o. Est aban debat iendo y valorando, y las líneas eran
herm osas, realm ent e herm osas. Ent onces algunos m onj es fueron a la cocina.
Est aban bebiendo t é y charlando, y Eno les est aba sirviendo. Oyó lo que
había sucedido.
En cuant o oyó esas cuat ro líneas, se rió. Así que alguien pregunt ó: «¿Por
qué t e ríes, t ont o? Tú no sabes nada; durant e doce años has est ado sir-
viendo en la cocina. ¿Por qué t e ríes?»
Nadie le había oído reírse ant es. Lo consideraban un idiot a que ni siquiera
podía hablar. Así que dij o: «No sé escribir, y t am poco soy un ilum inado, pero
est as líneas est án equivocadas. Así que si alguien viene conm igo, dict aré
cuat ro líneas. Si alguien viene conm igo, las puede escribir en la pared. Yo no
sé escribir; no conozco la escrit ura.»
De m odo que alguien lo siguió, en plan de brom a. Acudió un t ropel de
gent e y Eno dij o: «Escribe: No hay m ent e y no hay espej o, así que ¿dónde
se puede acum ular el polvo? Quien sabe est o est á ilum inado.»
Pero salió el m aest ro y le dij o: «Est ás equivocado», a Eno. Eno le t ocó los
pies y volvió a su cocina.
Por la noche, cuando t odos dorm ían, el m aest ro vino a Eno y dij o: «Est ás
en lo ciert o, pero no podía decirlo delant e de esos idiot as; y eso es lo que
son, idiot as inst ruidos. Si hubiera dicho que t ú eres designado com o m i
sucesor, t e habrían m at ado. ¡Así que escápat e de aquí! Tú eres m i sucesor,
pero no se lo digas a nadie. Y supe est o el día que llegast e. Tu aura est aba
creciendo; ésa es la razón por la que no se t e dio ninguna m edit ación. No era
necesario. Ya est abas en m edit ación. Y est os doce años de silencio - sin hacer
nada, ni siquiera m edit ación- han vaciado com plet am ent e t u m ent e, y el
aura se ha vuelt o com plet a. Te has vuelt o una luna llena. ¡Pero escapa de
aquí! Si no, t e m at arán.
«Has est ado aquí durant e doce años, y la luz ha est ado em anando
const ant em ent e de t i, pero
156
nadie lo ha observado. Y han est ado viniendo a la cocina, t odos han venido a
la cocina t odos los días, t res o cuat ro veces. Todos pasan por aquí; por eso
t e puse en la cocina. Pero ninguno ha reconocido t u aura. Así que escápat e
de aquí.»
Cuando se t oca, se ve, se percibe el hilo de la colum na vert ebral,
com ienza a crecer un aura a t u alrededor. ... Así, sé t ransform ado. Llénat e
de esa luz y sé t ransform ado. Est o t am bién es una m anera de cent rarse,
cent rarse en la colum na vert ebral. Si t ienes t endencia al cuerpo, est a t écnica
t e ayudará. Si no t iendes al cuerpo, es m uy difícil, result ará m uy difícil
visualizar desde dent ro. Ent onces m irar t u cuerpo desde dent ro será difícil.
Est e sut ra será m ás út il para las m uj eres que para los hom bres. Ellas
t ienen m ás t endencia al cuerpo. Ellas viven m ás en el cuerpo; sient en m ás.
Pueden visualizar m ás el cuerpo. Las m uj eres t ienen m ás t endencia al cuerpo
que los hom bres, pero a cualquiera que pueda sent ir el cuerpo, que sient a el
cuerpo, que pueda visualizar, que pueda cerrar los oj os y sent ir su cuerpo
desde dent ro, est a t écnica le result ará m uy provechosa.
Ent onces visualiza t u colum na vert ebral, y en el m edio un cordón de plat a
que la recorre. Prim ero puede que parezca im aginación, pero poco a poco
not arás que esa im aginación ha desaparecido y que t u m ent e se ha enfocado
en esa colum na vert ebral. Y ent onces verás t u propia colum na. En el
m om ent o en que veas el núcleo int erno, sent irás una explosión de la luz
dent ro de t i.
A veces est o puede suceder t am bién sin ningún esfuerzo. Sucede a veces.
De nuevo, a veces sucede en un profundo act o sexual. El t ant ra lo sabe: en
un profundo act o de sexo t oda t u energía se concent ra cerca de la colum na.
En realidad, en un profundo act o sexual la colum na em pieza a em it ir
elect ricidad. Y a veces, incluso, si t ocas la colum na recibirás una descarga. Si
el coit o es m uy profundo y m uy am oroso y prolongado - en realidad, si los
dos am ant es est án sim plem ent e en un profundo abrazo, en silencio,
inm óviles, llenándose el uno del ot ro, perm aneciendo en un profundo abrazo, sucede. Ha sucedido m uchas veces que una habit ación oscura se llena de
pront o de luz, y am bos cuerpos quedan rodeados de un aura azul.
Se han dado m uchísim os casos sem ej ant es. I ncluso en algunas de t us
experiencias puede que haya sucedido, pero puede que no t e hayas dado
cuent a de que en una habit ación oscura, en profundo am or, de pront o
sient es una luz en t orno a vuest ros dos cuerpos, y esa luz se expande y llena
t oda la habit ación.
Ha sucedido m uchas veces que de pront o las cosas se caen de la m esa en
la habit ación sin ninguna causa visible. Y ahora los psicólogos dicen que en
un act o profundo de sexo se em it e elect ricidad. Esa elect ricidad puede t ener
m uchos efect os e im pact os. Puede que las cosas de pront o se caigan, se
m uevan o se rom pan, e incluso se han t om ado fot ografías en las que se ve
luz. Pero esa luz siem pre est á concent rada en t orno a la colum na vert ebral.
Así que, a veces, t am bién en un act o profundo de sexo - y el t ant ra sabe
est o m uy bien y ha t rabaj ado con ello- puede que t om es conciencia, si
puedes m irar por dent ro el hilo que recorre el cent ro de la colum na
vert ebral. Y el t ant ra ha usado el act o sexual para est a realización, pero
ent onces el act o sexual t iene que ser t ot alm ent e diferent e, su cualidad t iene
que ser diferent e. No es algo que t enga que ser zanj ado; no es algo que se
haga para desahogarse; ent onces no es un act o corporal. Ent onces es una
profunda com unión espirit ual. En realidad, a t ravés de dos cuerpos es un
encuent ro profundo de dos int erioridades, de dos subj et ividades, que
penet ran la una en la ot ra.
Así es que t e sugeriré que pruebes est a t écnica cuando est és en un
profundo act o sexual: será m ás fácil. Olvídat e del sexo. Cuando est és en un
abrazo profundo, perm anece dent ro. Olvídat e t am bién de la ot ra persona;
sim plem ent e ent ra en t i y visualiza t u colum na vert ebral. Será m ás fácil, por
157
que ent onces est á fluyendo m ás energía cerca de la colum na vert ebral, y el
hilo es m ás visible porque est ás en silencio, porque t u cuerpo est á en reposo. El am or es la relaj ación m ás profunda, pero hem os convert ido el am or
en una gran t ensión. Lo hem os convert ido en ansiedad, en una carga.
En la calidez del am or, lleno, relaj ado, cierra los oj os. Pero norm alm ent e
los hom bres no cierran los oj os. Norm alm ent e, las m uj eres sí cierran los
oj os. Por eso dij e que las m uj eres t ienen m ás t endencia al cuerpo, y los
hom bres, no. En un abrazo profundo en el act o del sexo, las m uj eres suelen
cerrar los oj os. En realidad, no pueden am ar con los oj os abiert os. Con los
oj os cerrados, sient en m ás el cuerpo desde dent ro.
Cierra los oj os y sient e t u cuerpo. Reláj at e. Concént rat e en la colum na
vert ebral. Y est e sut ra dice m uy sencillam ent e: Así, sé t ransform ado. Y serás
t ransform ado con ello.
Suficient e por hoy.
158
Ca pít u lo 1 0
Au t or r e a liza ción : La N e ce sida d Bá sica
Pr e gu n t a 1
¿Es la aut orrealización una necesidad básica del hom bre?
Prim ero, t rat a de com prender lo que se ent iende por aut orrealización. A. H.
Maslow ha ut ilizado est e t érm ino: «aut orrealización». El hom bre nace com o
pot encialidad. No est á realm ent e realizado: es sólo pot encial. El hom bre
nace com o una posibilidad, no com o una realidad. Puede que llegue a ser
algo; puede que logre la realización de su pot encialidad o puede que no la
logre. Puede que la oport unidad sea usada o puede que no lo sea. Y la
nat uraleza no t e est á obligando a realizart e. Eres libre. Puedes elegir
realizart e; puedes elegir no hacer nada al respect o. El hom bre nace com o
una sem illa. De m odo que ningún hom bre nace realizado; t an sólo con la
posibilidad de la realización.
Si fuera así - y es así - , ent onces la aut orrealización se convert iría en una
necesidad básica. Porque a m enos que est és realizado, a m enos que t e
vuelvas lo que puedes ser o lo que se supone que vas a ser, a no ser que se
realice t u dest ino, a no ser que llegues realm ent e, a no ser que la sem illa se
conviert a en un árbol realizado, sent irás que t e falt a algo. Y t odo el m undo
sient e que le falt a algo. Esa sensación de que falt a algo se debe en realidad a
est o, a que aún no est ás realizado.
No es realm ent e que t e falt en riquezas o posición, prest igio o poder.
I ncluso si consigues lo que requieres - riquezas, poder, prest igio, cualquier
cosa- , sent irás est a sensación const ant e de que falt a algo dent ro de t i,
porque est e algo que falt a no est á relacionado con nada ext erno. Est á
relacionado con t u crecim ient o int erno. A m enos que t e com plet es, a m enos
que llegues a una realización, un florecim ient o, a m enos que alcances una
sat isfacción int erna en la que sient as: «Est o es lo que est aba dest inado a
ser», sent irás est a sensación de que falt a algo. Y no puedes dest ruir est a
sensación de que falt a algo de ninguna ot ra m anera.
De m odo que la aut orrealización indica que una persona ha llegado a ser
lo que t enía que llegar a ser. Había nacido com o una sem illa y ahora ha
florecido. Ha alcanzado el crecim ient o com plet o, un crecim ient o int erno, el
fin int erno. En el m om ent o en que sient as que t odas t us pot encialidades se
han realizado, sent irás la cim a de la vida, del am or, de la exist encia m ism a.
Abraham Maslow, que ha usado est e t érm ino, «aut orrealización», ha
acuñado t am bién ot ro t érm ino: «experiencia cum bre». Cuando uno llega a
uno m ism o, alcanza una cum bre: una cum bre de dicha. Ent onces no hay
ningún anhelo de ninguna ot ra cosa. Est á t ot alm ent e cont ent o consigo m ism o. Ahora no falt a nada; no hay ningún deseo, ninguna exigencia, ningún
m ovim ient o. Sea lo que sea, est á t ot alm ent e cont ent o consigo m ism o. La
aut orrealización se vuelve una experiencia
161
cum bre, y sólo una persona aut orrealizada puede alcanzar experiencias
cum bres. Ent onces t odo lo que t oca, t odo lo que hace o no hace - incluso
sim plem ent e exist ir- es una experiencia cum bre para él; sim plem ent e ser, es
dichoso. Ent onces la dicha no t iene que ver con nada ext erno; es sim plem ent e un result ado del crecim ient o int erno.
Un buda es una persona aut orrealizada. Es por eso por lo que
represent am os a Buda, Mahavira y ot ros - por lo que hem os hecho est at uas,
im ágenes, figuras de ellos- sent ados sobre un lot o com plet am ent e florecido.
Ese lot o t ot alm ent e florecido es la cum bre del florecim ient o int erno. Han
florecido dent ro y se han vuelt o com plet am ent e florecidos. Ese florecim ient o
int erno confiere un resplandor, una cont inua em isión de dicha que sale de
ellos. Todos los que se aproxim an incluso a su som bra, t odos los que se
acercan a ellos sient en una at m ósfera de silencio en t orno a ellos.
Hay una int eresant e hist oria sobre Mahavira. Es un m it o, pero los m it os
son bellos y dicen m uchas cosas que no se pueden decir de ot ra m anera. Se
cuent a que cuando Mahavira se desplazaba, en t orno suyo, en un área de
unos cincuent a kilóm et ros a la redonda, t odas las flores florecían. I ncluso si
no era la est ación de las flores, florecían. Est o es sim plem ent e una expresión
poét ica, pero incluso si uno no est aba aut orrealizado, si uno ent raba en
cont act o con Mahavira, su florecim iem o se volvía cont agioso, y uno sent ía
t am bién un florecim ient o int erno en uno m ism o. I ncluso si no era la est ación
apropiada para una persona, incluso si no est aba preparada, lo reflej aría,
sent iría un eco. Si Mahavira est aba cerca de alguien, esa persona sent ía un
eco dent ro de sí, y t enía un vislum bre de lo que podía ser.
La aut orrealización es la necesidad básica. Y cuando digo básica, quiero
decir que si t odas t us necesidades quedan sat isfechas, t odas except o la
aut orrealización, t e sent irás insat isfecho. De hecho, si la aut orrealización
sucede y no se sat isface nada m ás, sent irás no obst ant e una sat isfacción
profunda, t ot al. Es por eso por lo que Buda era un m endigo y, sin em bargo,
un em perador.
Buda vino a Kashi* cuando se ilum inó. El rey de Kashi fue a verlo y le
pregunt ó: «No veo que t engas nada, eres sólo un m endigo, y, sin em bargo,
sient o que yo soy un m endigo com parado cont igo. No t ienes nada, pero t u
m anera de andar, t u m anera de m irar, t u m anera de reír, hace parecer que
el m undo ent ero es t u reino. Y no t ienes nada visible; ¡nada! Así que ¿dónde
est á el secret o de t u poder? Pareces un em perador.» En realidad, ningún
em perador ha t enido nunca ese aspect o: com o si el m undo ent ero le
pert eneciera. «Tú eres el rey, pero ¿dónde est á t u poder, la fuent e?»
Así que Buda dij o: «Est á en m í. Mi poder, m i fuent e de poder, lo que
sient es en t orno a m í, est á en realidad dent ro de m í. No t engo nada except o
a m í m ism o, pero es suficient e. Est oy realizado; ya no deseo nada. Me he
vuelt o sin deseos.»
Verdaderam ent e, una persona aut orrealizada se volverá sin deseos.
Recuerda est o. Norm alm ent e decim os que si t e vuelves sin deseos t e
conocerás a t i m ism o. Lo cont rario es m ás ciert o: si t e conoces a t i m ism o,
t e volverás sin deseos. Y el énfasis del t ant ra no recae en no t ener deseos,
sino en aut orrealizarse. Ent onces la ausencia de deseos le sigue.
Deseo significa que no est ás sat isfecho por dent ro, que t e falt a algo, así
es que lo anhelas. Sigues y sigues, de un deseo a ot ro, buscando la plenit ud.
Esa búsqueda no acaba nunca, porque un deseo crea ot ro deseo. En
realidad, un deseo crea diez deseos. Si vas en busca de un est ado de dicha a
t ravés de los deseos, nunca lo alcanzarás. Pero si pruebas ot ra cosa m ét odos de aut orrealización, m ét odos para realizar t u pot encialidad int erna,
de hacerla realidad- , ent onces, cuant o m ás t e realices, m enos y m enos
deseos sent irás, porque en realidad sólo los sient es debido a que est ás vacío
* Kashi: ot ro de los nom bres de la ciudad india de Benares. ( N. del T)
162
por dent ro. Cuando no est ás vacío por dent ro, los deseos cesan.
¿Qué hacer con respect o a la aut orrealización? Hay que com prender dos
cosas. Una: aut orrealización no significa que si llegas a ser un gran pint or o
un gran m úsico o un gran poet a est arás aut orrealizado. Por supuest o, una
part e de t i est ará realizada, e incluso eso proporciona una gran sat isfacción.
Si t ienes una pot encialidad de ser un buen m úsico y la realizas y t e haces
m úsico, una part e de t i est ará realizada, pero no la t ot alidad. El rest o de
hum anidad que hay dent ro de t i perm anecerá sin realizar. Est arás
desequilibrado. Una part e habrá crecido, y el rest o se habrá quedado com o
una piedra que cuelga de t u cuello.
Observa a un poet a. Cuando est á en su disposición poét ica parece un
buda. Se olvida com plet am ent e de sí m ism o: es com o si el hom bre corrient e
que hay en el poet a ya no exist iera. De m odo que cuando un poet a est á en
su disposición, t iene una cum bre: una cum bre parcial. Y a veces los poet as
t ienen vislum bres que sólo son posibles con m ent es ilum inadas, com o de
buda. Un poet a puede hablar com o un buda. Por ej em plo, Kahlil Gibran habla
com o un buda, pero no es un buda. Es un poet a, un gran poet a.
De m odo que si ves a Kahlil Gibran a t ravés de su poesía, parece Buda,
Crist o o Krishna. Pero si vas y conoces al hom bre Kahlil Gibran, es sim ple-
m ent e corrient e. Habla t an herm osam ent e del am or... I ncluso un buda
puede que no hable t an herm osam ent e. Pero un buda conoce el am or con su
ser t ot al. Kahlil Gibran conoce el am or en su vuelo poét ico. Cuando est á en
su vuelo poét ico, t iene vislum bres del am or, bellos vislum bres. Los expresa
con excepcional discernim ient o. Pero si vas a ver al Kahlil Gibran aut ént ico,
al hom bre, percibirás la dicot om ía. El poet a y el hom bre est án m uy
dist anciados. El poet a parece ser algo que le sucede a est e hom bre a veces,
pero est e hom bre no es el poet a.
Por eso los poet as sient en que cuando est án creando poesía, ot ra persona
est á creando; no son ellos los que est án creando. Sient en que se han vuelt o
inst rum ent os de alguna ot ra energía, alguna ot ra fuerza. Ellos ya no est án.
Est a sensación se da porque, en realidad, su t ot alidad no est á realizada: sólo
una part e de ella lo est á, un fragm ent o.
No has t ocado el cielo. Sólo uno de t us dedos ha t ocado el cielo, y t ú
sigues arraigado en la t ierra. A veces salt as, y por un m om ent o no est ás en
la t ierra; has engañado a la gravedad. Pero en el m om ent o siguient e est ás
ot ra vez en la t ierra. Cuando un poet a se sient e colm ado, t endrá vislum bres,
vislum bres parciales. Cuando un m úsico se sient e colm ado, t endrá
vislum bres parciales.
Se dice de Beet hoven que cuando est aba en el est rado era un hom bre
diferent e, t ot alm ent e diferent e. Goet he ha dicho que cuando Beet hoven est aba en el est rado dirigiendo a su grupo; a su orquest a, parecía un dios. No
podía decirse que fuera un hom bre corrient e. No era un hom bre en m odo
alguno; era sobrehum ano. Su aspect o, la m anera en que levant aba las
m anos, t odo era sobrehum ano. Pero cuando baj aba del est rado era un
hom bre corrient e. El hom bre que había en el est rado parecía est ar poseído
por alguna ot ra cosa, com o si Beet hoven ya no est uviera allí y alguna ot ra
fuerza hubiera ent rado en él. Fuera del est rado era ot ra vez Beet hoven, el
hom bre.
Debido a est o, los poet as, los m úsicos, los grandes art ist as, las personas
creat ivas est án m ás t ensas: porque t ienen dos t ipos de ser. El hom bre
corrient e no est á t an t enso porque siem pre vive en uno: vive sobre la t ierra.
Pero los poet as, los m úsicos, los grandes art ist as, salt an; van m ás allá de la
gravedad. En det erm inados m om ent os no est án sobre est a t ierra, no form an
part e de la hum anidad. Se vuelven part e del m undo del buda: el t errit orio de
los budas. Luego vuelven aquí ot ra vez. Tienen dos punt os de exist encia; sus
personalidades est án divididas.
Así es que t odo art ist a creat ivo, t odo gran art ist a est á loco en ciert a
m anera. ¡La t ensión es t an
163
grande! La falla, la griet a ent re est os dos t ipos de exist encias es t an
grande..., insalvablem ent e grande. A veces es sólo un hom bre corrient e; a
veces se vuelve com o un buda. Ent re est os dos punt os est á dividido, pero
t iene vislum bres.
Cuando digo aut orrealización, no quiero decir que deberías convert irt e en
un gran poet a o que deberías convert irt e en un gran m úsico. Quiero decir
que deberías convert irt e en un hom bre t ot al. No digo un gran hom bre,
porque un gran hom bre siem pre es parcial. La grandeza en cualquier cosa
siem pre es parcial. Uno se m ueve m ás y m ás en una dirección, y en t odas
las dem ás dim ensiones, t odas las dem ás direcciones, uno sigue siendo el
m ism o: uno se vuelve desequilibrado.
Cuando digo que t e vuelvas un hom bre t ot al, no quiero decir que t e
conviert as en un gran hom bre. Quiero decir que crees un equilibrio, que est és cent rado, que est és realizado com o hom bre; no com o m úsico, no com o
poet a, no com o art ist a, sino realizado com o hom bre. ¿Qué significa est ar
realizado com o hom bre? Un gran poet a es un gran poet a debido a la gran
poesía. Un gran m úsico es grande debido a la gran m úsica. Un gran hom bre
es un gran hom bre debido a ciert as cosas que ha hecho: puede que sea un
gran héroe. Un gran hom bre en cualquier dirección es parcial. La grandeza
es parcial, fragm ent aria. Es por eso por lo que los grandes hom bres t ienen
que afront ar m ás angust ia que los hom bres corrient es.
¿Qué es un hom bre t ot al? ¿Qué quiere decir ser un hom bre com plet o, un
hom bre t ot al? Significa, en prim er lugar, que est és cent rado; no exist as sin
un cent ro. En est e m om ent o eres algo; en el m om ent o siguient e eres ot ra
cosa. La gent e viene a m í y generalm ent e yo les pregunt o: «¿Dónde sient es
t u cent ro: en el corazón, en la m ent e, en el om bligo, dónde? ¿En el cent ro
sexual? ¿Dónde? ¿Dónde sient es t u cent ro?»
Generalm ent e dicen: «A veces lo sient o en la cabeza, a veces en el
corazón, a veces no lo sient o en absolut o.» Así que les digo que cierren los
oj os ant e m í y lo sient an ahora m ism o. En la m ayoría de los casos sucede
que dicen: «Ahora m ism o, por un m om ent o, sient o que est oy cent rado en la
cabeza.» Pero al m om ent o siguient e no est án ahí. Dicen: «Est oy en el
corazón.» Y al m om ent o siguient e el cent ro se ha escabullido, est á en alguna
ot ra part e, en el cent ro sexual o en alguna ot ra part e.
En realidad, no est ás cent rado; sólo est ás cent rado m om ent áneam ent e.
Cada m om ent o t iene su propio cent ro, de m odo que vas cam biando de posición. Cuando est á funcionando la m ent e, sient es que la m ent e es el cent ro.
Cuando est ás enam orado, sient es que es el corazón. Cuando no est ás haciendo nada en part icular, est ás confuso: no puedes averiguar dónde est á el
cent ro, porque eso sólo lo puedes averiguar cuando est ás t rabaj ando,
haciendo algo. Ent onces una part e específica del cuerpo se vuelve el cent ro.
Pero t ú no est ás cent rado. Si no est ás haciendo nada, no puedes encont rar
dónde est á t u cent ro de ser.
Un hom bre t ot al est á cent rado. Al m argen de lo que est é haciendo,
perm anece en el cent ro. Si est á funcionando su m ent e, est á pensando;
pensar sucede en la cabeza, pero él perm anece cent rado en el om bligo. El
cent ro nunca se pierde. Usa la cabeza, pero nunca se va a la cabeza. Usa el
corazón, pero nunca se va al corazón. Todas est as cosas se conviert en en
inst rum ent os, y él perm anece cent rado.
En segundo lugar, est á equilibrado. Por supuest o, cuando uno est á
cent rado, uno est á equilibrado. Su vida es un profundo equilibrio. Nunca es
unilat eral, nunca est á en ningún ext rem o: perm anece en el m edio. Buda ha
llam ado a est o el cam ino de en m edio. Siem pre perm anece en el m edio.
Un hom bre que no est é cent rado se irá siem pre al ext rem o. Cuando com a,
com erá dem asiado, com erá excesivam ent e, o puede que ayune, pero le
result a im posible com er
correct am ent e.
Ayunar
es fácil,
com er
excesivam ent e no es difícil. Puede est ar en el m undo, im plicado, involucrado,
o puede renunciar al m undo; pero nunca puede est ar
164
equilibrado. Nunca puede perm anecer en el m edio, porque si no est ás
cent rado no sabes lo que significa el m edio.
Una persona que est á cent rada siem pre est á en el m edio en t odo, nunca
en ningún ext rem o. Buda dice que su m anera de com er es correct a; no es ni
com er excesivam ent e ni ayunar. Su act ividad es act ividad correct a: nunca
dem asiada, nunca dem asiado poca. Sea lo que sea, siem pre es equilibrado.
Lo prim ero. Una persona aut orrealizada est ará cent rada.
Lo segundo: est ará equilibrada.
Tercero: si suceden est as dos cosas - cent ram ient o, equilibrio- , seguirán
m uchas ot ras. Siem pre est ará en calm a. Al m argen de cuál sea la sit uación,
no se perderá la calm a. Digo que no im port a cuál sea la sit uación:
incondicionalm ent e, la calm a no se perderá, porque quien est á en el cent ro
siem pre est á en calm a. I ncluso si llega la m uert e, est á en calm a. Recibirá a
la m uert e com o se recibe a cualquier ot ro huésped. Si llega el infort unio, lo
recibirá. Suceda lo que suceda, no podrá sacarlo de su cent ro. Esa calm a es
t am bién product o de est ar cent rado.
Para un hom bre sem ej ant e, nada es t rivial, nada es grande; t odo se vuelve
sagrado, bello, divino: ¡t odo! I ndependient em ent e de lo que est é haciendo,
sea lo que sea, será de int erés suprem o, com o si fuera de int erés suprem o.
Nada es t rivial. No dirá:
«Est o es t rivial, est o es grande.» En realidad, nada es grande, ni t am poco
nada es pequeño y t rivial. El cont act o del hom bre es significat ivo. Una
persona aut orrealizada, una persona equilibrada, cent rada, lo cam bia t odo.
El m ero cont act o lo vuelve grande.
Si observas a un buda, verás que cam ina y am a cam inar. Si vas a
Bodhgaya, al paraj e en que Buda alcanzó la ilum inación, a la orilla del Niranj ana - al lugar en el que est aba sent ado baj o el árbol bodhi- , verás que han
m arcado el sit io de sus pisadas. Solía m edit ar durant e una hora, luego paseaba un poco. En t erm inología budist a est o se llam a chakram an. Se sent aba
baj o el árbol bodhi, luego paseaba. Pero paseaba con una act it ud serena,
com o en m edit ación.
Alguien le pregunt ó a Buda: «¿Por qué haces est o? A veces t e sient as con
los oj os cerrados y m edit as, luego cam inas.»
Buda dij o: «Sent arse para est ar en silencio es fácil, así que paseo. Pero
llevo el m ism o silencio por dent ro. Me sient o, pero por dent ro soy el m ism o:
silencioso. Cam ino, pero por dent ro soy el m ism o: silencioso.»
La cualidad int erna es la m ism a... Cuando se encuent ra con un em perador
y cuando se encuent ra con un m endigo, un buda es el m ism o, t iene la m ism a
cualidad int erna. Cuando est á con un m endigo no es diferent e, cuando est á
con un em perador no es diferent e; es el m ism o. El m endigo no es un don
nadie y el em perador no es un alguien. Y, en verdad, al est ar con un buda,
em peradores se han sent ido com o m endigos y m endigos se han sent ido
com o em peradores. El cont act o, el hom bre, la cualidad perm anece la m ism a.
Cuando Buda est aba vivo, t odos los días por la m añana decía a sus
discípulos: «Si t enéis que pregunt ar algo, pregunt ad.» La m añana del día en
que se est aba m uriendo, fue igual. Llam ó a sus discípulos y dij o: «Si queréis
pregunt ar algo ahora, podéis pregunt ar. Y recordad que ést a es la últ im a
m añana. Ant es de que acabe est e día, yo ya no est aré.» Era el m ism o. Ésa
fue su pregunt a diaria por la m añana. ¡Era el m ism o! El día era el últ im o;
pero él era el m ism o. I gual que cualquier ot ro día, dij o: «Muy bien, si t enéis
algo que pregunt ar, podéis pregunt ar; pero ést e es el últ im o día.»
No hubo ningún cam bio de t ono, pero sus discípulos em pezaron a llorar.
Se olvidaron de pregunt ar.
Buda dij o: «¿Por qué est áis llorando? Si hubieseis llorado cualquier ot r o
día, habría est ado bien, pero ést e es el últ im o día. Para el at ardecer, ya no
est aré, así que no perdáis el t iem po llorando. Ot ro día habría est ado bien;
podríais haber
165
perdido el t iem po. No perdáis el t iem po llorando. ¿Por qué est áis llorando?
Pregunt ad, si t enéis algo que pregunt ar.» Era el m ism o en la vida y en la
m uert e.
Así que, en t ercer lugar, el hom bre aut orrealizado est á en calm a. La vida
y la m uert e son lo m ism o; la dicha y el infort unio son lo m ism o. Nada lo
pert urba, nada lo saca de su hogar, de su cent ro. A un hom bre sem ej ant e no
le puedes añadir nada. No puedes quit arle nada, no puedes añadirle nada:
est á sat isfecho, realizado. Cada una de sus respiraciones es una respiración
sat isfecha, silenciosa, dichosa. Ha llegado. Ha alcanzado la exist encia, el ser;
ha florecido com o hom bre t ot al.
Ést e no es un florecim ient o parcial. Buda no es un gran poet a. Por
supuest o, cualquier cosa que dice es poesía. No es un poet a en absolut o,
pero incluso cuando se m ueve, cuando cam ina, es poesía. No es un pint or,
pero cuando habla, cualquier cosa que dice se conviert e en una pint ura. No
es un m úsico, pero su ser ent ero es m úsica por excelencia.
El hom bre com o t ot alidad ha llegado. De m odo que ahora, cualquier cosa
que est é haciendo o no haciendo..., cuando est á sent ado en silencio, sin
hacer nada, incluso en silencio su presencia opera, crea; se vuelve creat iva.
Al t ant ra no le int eresa ningún florecim ient o parcial, le int eresas t ú com o
ser t ot al. Así que hay t res cosas básicas: debes est ar cent rado, enraizado, y
equilibrado; es decir, siem pre en el m edio: por supuest o, sin ningún
esfuerzo. Si hay esfuerzo no est ás equilibrado. Y debes est ar a gust o, a
gust o en el universo, en casa en la exist encia, y ent onces seguirán m uchas
cosas. Ést a es una necesidad básica, porque a m enos que est a necesidad se
sat isfaga, eres un hom bre t an sólo de nom bre. Eres un hom bre com o
posibilidad, no eres realm ent e un hom bre. Puedes serio, t ienes la pot encialidad, pero la pot encialidad t iene que hacerse realidad.
Pr e gu n t a 2
Por favor, explica la cont em plación, la concent ración y la m edit ación.
Cont em plación significa pensam ient o dirigido. Todos pensam os; eso no es
cont em plación. Ese pensam ient o no est á dirigido, es vago, no conduce a
ninguna part e. En realidad, nuest ro pensam ient o no es cont em plación, sino
lo que los freudianos llam an asociación. Un pensam ient o conduce a ot ro sin
ninguna guía t uya. El pensam ient o m ism o lleva a ot ro debido a la asociación.
Ves un perro cruzando la calle. En el m om ent o en que ves el perro, t u
m ent e com ienza a pensar sobre perros. El perro t e ha llevado a est e pensam ient o, y luego la m ent e t iene m uchas asociaciones. Cuando eras niño, t e
daba m iedo ciert o perro. Ese perro t e viene a la m ent e, y luego la infancia t e
viene a la m ent e. Ent onces ya has olvidado a los perros; ent onces, sólo por
asociación, em piezas a fant asear sobre t u infancia. Luego la infancia sigue
siendo conect ada con ot ras cosas, y t e m ueves en círculos.
Cuando est és en calm a y a gust o, int ent a ir hacia at rás desde t us
pensam ient os al sit io de donde vienen los pensam ient os. Ret rocede, desanda
los pasos y verás que había ot ro pensam ient o, y que ése conduj o a ést e. Y
no est án conect ados lógicam ent e, porque ¿cuál es la conexión ent re un perro
en la calle y t u infancia?
No hay una conexión lógica; t an sólo una asociación en t u m ent e. Si yo
cruzara la calle, el m ism o perro no m e llevaría a m i infancia, conduciría a
ot ra cosa. En una t ercera persona conduciría a ot ra cosa de nuevo diferent e.
Todo el m undo t iene cadenas de asociaciones en la m ent e. Con cualquier
persona, algún suceso, algún accident e conducirá a la cadena. Ent onces la
m ent e em pieza a funcionar com o un ordenador. Ent onces una cosa conduce
a ot ra, la ot ra conduce a ot ra, y sigues, y est ás t odo el día haciendo eso.
166
Escribe en una hoj a de papel t odo lo que t e llegue a la m ent e,
honest am ent e. Te quedarás asom brado de lo que est á sucediendo en t u
m ent e. No hay relación ent re dos pensam ient os, y sigues pensando de esa
m anera. ¿Llam as a est o pensar? No es m ás que asociación de un
pensam ient o con ot ro, y ellos m ism os dirigen..., t ú eres dirigido.
Pensar se vuelve cont em plación cuando el pensam ient o no se m ueve por
asociación, sino que es dirigido. Est ás ocupándot e de un problem a
específico: ent onces descart as t odas las asociaciones. Te ocupas sólo de ese
problem a, diriges t u m ent e. La m ent e t rat ará de escapar a cualquier desvío,
a cualquier rum bo lat eral, a alguna asociación. Tú cort as t ot alm ent e t odas
las rut as t ransversales; sólo diriges t u m ent e en un rum bo.
Un cient ífico que t rabaj a en un problem a est á en cont em plación. Un lógico
que t rabaj a en un problem a, un m at em át ico que t rabaj a en un problem a
est á en cont em plación. Un poet a cont em pla una flor. Ent onces el m undo
ent ero es excluido, y sólo quedan esa flor y el poet a, y él se m ueve con la
flor. Habrá m uchas cosas alrededor que lo at raerán, pero él no perm it irá que
su m ent e se vaya a ninguna part e. La m ent e se m ueve en una línea, dirigida.
Est o es cont em plación.
La ciencia se basa en la cont em plación. Cualquier pensam ient o lógico es
cont em plación: el pensam ient o es dirigido, guiado. El pensam ient o corrient e
es absurdo. La cont em plación es lógica, racional.
Luego est á la concent ración. Concent ración es quedarse en un punt o. No
es pensar; no es cont em plación. Es realm ent e est ar en un punt o, no perm it iendo que la m ent e se m ueva en absolut o. En el pensam ient o corrient e la
m ent e se m ueve com o una loca. En la cont em plación la loca es guiada,
dirigida; no se puede escapar a ninguna part e. En la concent ración no se
perm it e a la m ent e que se m ueva. En el pensam ient o corrient e, se le perm it e
que se vaya a cualquier part e; en la cont em plación, se le perm it e ir sólo a un
sit io; en la concent ración, no se le perm it e que se m ueva, sólo se le perm it e
est ar en un punt o. Toda la energía, t odo el m ovim ient o se det iene, se fij a en
un punt o.
El yoga t iene que ver con la concent ración, la m ent e corrient e con el
pensam ient o no dirigido, la m ent e cient ífica con el pensam ient o dirigido. La
m ent e yóguica t iene su pensam ient o enfocado, fij o en un punt o; no se
perm it e ningún m ovim ient o.
Y luego est á la m edit ación. En el pensam ient o ordinario, a la m ent e se le
perm it e que se vaya a cualquier part e. En la cont em plación, se le perm it e ir
sólo en una dirección; t odas las dem ás direcciones son cort adas t ot alm ent e.
En la concent ración, no se le perm it e m overse ni siquiera en una dirección;
sólo se le perm it e que se concent re en
un punt o.
Y en la m edit ación, la m ent e no es perm it ida en absolut o. Medit ación es nom ent e.
Son cuat ro fases: pensam ient o corrient e, cont em plación, concent ración,
m edit ación.
Medit ación significa no- m ent e: ni siquiera la concent ración es perm it ida.
¡No se perm it e que exist a la m ent e m ism a! Por eso la m edit ación no puede
llegar a ser com prendida por la m ent e. Hast a la concent ración, la m ent e
t iene un ám bit o, un m edio. La m ent e puede com prender la concent ración,
pero la m ent e no puede com prender la m edit ación. En realidad, la m ent e no
es perm it ida en m odo alguno. En la concent ración, a la m ent e se le perm it e
est ar en un punt o. En la m edit ación, incluso ese punt o es arrebat ado. En el
pensam ient o corrient e, t odas las direcciones est án abiert as. En la
cont em plación, sólo una dirección est á abiert a. En la concent ración, sólo un
punt o est á abiert o; ninguna dirección. En la m edit ación, ni siquiera ese punt o
est á abiert o: a la m ent e no se le perm it e est ar.
El pensam ient o corrient e es el est ado m ent al corrient e, y la m edit ación es
la posibilidad m ás alt a. La m ás baj a es el pensam ient o corrient e, la
asociación, y la m ás alt a, la cim a, es la m edit ación: no- m ent e.
167
Y con la segunda pregunt a, se inquiere t am bién:
La cont em plación y la concent ración son procesos m ent ales. ¿Cóm o
pueden los procesos m ent ales ayudar a conseguir un est ado de no- m ent e?
La pregunt a es im port ant e. La m ent e pregunt a: ¿cóm o puede la m ent e
m ism a ir m ás allá de la m ent e? ¿Cóm o puede cualquier proceso m ent al
ayudar a conseguir algo que no es de la m ent e? Parece cont radict orio.
¿Cóm o puede t u m ent e int ent ar, hacer un esfuerzo por crear un est ado que
no es de la m ent e?
Trat a de com prender. Cuando est á la m ent e, ¿qué hay? Un proceso de
pensam ient o. Cuando hay no- m ent e, ¿qué hay? Ningún proceso de pensam ient o. Si vas dism inuyendo t u proceso de pensam ient o, si vas
disolviendo t u pensam ient o, poco a poco, lent am ent e, vas alcanzando la nom ent e. Ment e significa pensar; no m ent e significa no pensar. Y la m ent e
puede ayudar. La m ent e puede ayudar a suicidarse. Te puedes suicidar;
nunca pregunt as cóm o un hom bre que est á vivo puede ayudarse a sí m ism o
a est ar m uert o. Te puedes ayudar a t i m ism o a est ar m uert o: t odo el m undo
est á t rat ando de ayudar. Te puedes ayudar a t i m ism o a est ar m uert o, y
est ás vivo. La m ent e puede ayudar a ser no- m ent e. ¿Cóm o puede ayudar la
m ent e?
Si el proceso de pensam ient o se vuelve m ás y m ás denso, ent onces est ás
procediendo de m ent e a m ás m ent e. Si el proceso de pensam ient o se vuelve
m enos denso, es dism inuido, es am inorado, t e est ás ayudando a t i m ism o a
llegar a la no- m ent e. Depende de t i. Y I a m ent e puede ser de ayuda, porque
en realidad la m ent e es lo que est ás haciendo con t u consciencia ahora
m ism o. Si dej as a t u consciencia en paz, sin hacer nada con ella, se vuelve
m edit ación.
De m odo que hay dos posibilidades: puedes dism inuir t u m ent e lent a,
gradualm ent e, poco a poco. Si dism inuye un uno por cient o, ent onces eres
novent a y nueve por cient o m ent e y uno por cient o no- m ent e dent ro de t i.
Es com o si hubieras sacado algunos m uebles de t u habit ación: se crea algo
de espacio en ella. Luego sacas m ás m uebles, y se crea m ás espacio. Cuando
has sacado t odos los m uebles, la habit ación ent era se vuelve espacio.
En realidad, el espacio no es creado sacando los m uebles; el espacio ya
est aba allí. Es sólo que el espacio est aba ocupado por los m uebles. Cuando
ret iras los m uebles, no ent ra nada de espacio desde afuera; el espacio
est aba ahí, ocupado por los m uebles. Has sacado los m uebles, y el espacio
es recuperado, rescat ado. En el fondo, la m ent e es espacio ocupado, llenado
por los pensam ient os. Si ext raes algunos pensam ient os, se crea espacio; o
se descubre, o se rescat a. Si sigues ret irando t us pensam ient os, poco a poco
vas recobrando t u espacio. Est e espacio es m edit ación.
Puede hacerse lent am ent e; t am bién de sopet ón. No hay necesidad de
seguir quit ando los m uebles durant e vidas seguidas, porque hay problem as.
Cuando em piezas a quit ar los m uebles, se crea un uno por cient o de espacio
libre, y el novent a y nueve por cient o de espacio est á ocupado. Ese novent a
y nueve por cient o de espacio ocupado no se sent irá bien respect o al espacio
desocupado; t rat ará de llenarlo. De m odo que uno va dism inuyendo
lent am ent e los pensam ient os y, sin em bargo, creando nuevos pensam ient os.
Por la m añana t e sient as a m edit ar un rat o; am inoras t u proceso de
pensam ient o. Luego vas al m ercado, y allí hay de nuevo un aj et reo de
pensam ient os. El espacio es llenado de nuevo. Al día siguient e haces ot ra vez
lo m ism o, y cont inúas haciéndolo: echándolo, e invit ándolo de nuevo a que
ent re.
Tam bién puedes deshacert e de t odos los m uebles de sopet ón. Es t u
decisión. Es difícil, porque t e has acost um brado a los m uebles. Puede que t e
sient as incóm odo sin los m uebles; no sabrás qué
168
hacer con ese espacio. Puede que incluso t e asust e ent rar en ese espacio.
Nunca has ent rado en sem ej ant e libert ad.
La m ent e es un condicionam ient o. Nos hem os acost um brado a los
pensam ient os. ¿Has observado alguna vez - si no lo has observado,
obsérvalo- que sigues repit iendo los m ism os pensam ient os t odos los días?
Eres com o un disco, y adem ás uno no dem asiado recient e, nuevo: uno viej o.
Sigues repit iendo y repit iendo las m ism as cosas. ¿Por qué? ¿De qué t e sirve?
Sólo sirve para una cosa; es t an sólo un viej o hábit o: t e parece que est ás
haciendo algo.
Est ás t um bado en la cam a esperando a que llegue el sueño, y se repit en
las m ism as cosas t odos los días. ¿Por qué est ás haciendo eso? Ayuda de una
m anera. Los viej os hábit os, los condicionam ient os, ayudan. Un niño necesit a
un j uguet e. Si le dan el j uguet e, se dorm irá; ent onces le puedes quit ar el
j uguet e. Pero si no t iene el j uguet e, el niño no se puede dorm ir. Es un
condicionam ient o. En cuant o le dan el j uguet e, act iva algo en su m ent e.
Ahora est á list o para dorm irse.
Lo m ism o t e est á sucediendo a t i. Los j uguet es pueden ser diferent es. Una
persona no se puede dorm ir a m enos que em piece a ent onar: «Ram a, Ram a,
Ram a...» ¡No se puede dorm ir! Est o es un j uguet e. Si cant urrea: «Ram a,
Ram a, Ram a...», se le da el j uguet e; se puede dorm ir.
Tienes dificult ades para dorm irt e en una nueva habit ación. Si est ás
acost um brado a dorm ir con una ropa det erm inada, necesit arás esa ropa concret a t odos los días. Los psicólogos dicen que si duerm es en pij am a y no t e
lo dan, t endrás dificult ades para dorm irt e. ¿Por qué? Si nunca has dorm ido
desnudo y se t e dice que duerm as desnudo, no t e sent irás a gust o. ¿Por
qué? No hay relación ent re la desnudez y dorm ir, pero para t i sí hay una
relación, un viej o hábit o. Con los viej os hábit os uno se sient e a gust o,
cóm odo.
Los pat rones de pensam ient o son t am bién sim plem ent e hábit os. Te
sient es cóm odo: los m ism os pensam ient os cada día, la m ism a rut ina. Te
parece que t odo est á bien.
Tienes int ereses en t us pensam ient os; ése es el problem a. Tus m uebles no
son t an sólo basura que hay t irar; has invert ido m uchísim as cosas en ellos.
Se pueden t irar t odos los m uebles inm ediat am ent e, ¡se puede hacer! Hay
m ét odos súbit os de los que hablarem os. I nm ediat am ent e, ahora m ism o,
puedes ser liberado de t odo t u m obiliario m ent al. Pero ent onces, de pront o,
est arás desocupado, vacío, y no sabrás quién eres. No sabrás qué hacer,
porque por prim era vez t us viej os hábit os ya no est án. Puede que el shock
sea dem asiado súbit o. Puede incluso que t e m ueras, o puede que t e vuelvas
loco.
Es por eso por lo que los m ét odos súbit os no se usan. A m enos que uno
est é preparado, los m ét odos repent inos no se em plean. Uno podría volverse
loco de pront o, porque puede que eche de m enos t odas las am arras. El
pasado desaparece inm ediat am ent e, y cuando el pasado desaparece
inm ediat am ent e no puedes concebir el fut uro, porque el fut uro siem pre se
concebía en función del pasado.
Sólo queda el present e, y nunca has est ado en el present e. Est abas en el
pasado o en el fut uro. De m anera que cuando est ás sim plem ent e en el
present e por prim era vez, t e parece que t e has vuelt o m ochales, loco. Es por
eso por lo que los m ét odos súbit os no se em plean a m enos que est és
t rabaj ando en una escuela, a m enos que est és t rabaj ando con un m aest ro en
un grupo, a m enos que est és t ot alm ent e ent regado, a m enos que hayas
dedicado t oda t u vida a la m edit ación.
De m anera que los m ét odos graduales son buenos. Requieren m ucho
t iem po, pero poco a poco t e vas acost um brando al espacio. Em piezas a
sent ir el espacio y su belleza, su dicha, y ent onces t us m uebles son ret irados
poco a poco.
De m odo que desde el pensam ient o corrient e est á bien volverse
cont em plat ivo: ése es el m ét odo gradual. De la cont em plación es bueno
pasar a la concent ración: ése es el m ét odo gradual. Y de
169
la concent ración es bueno dar el salt o a la m edit ación. De est a m anera est ás
yendo lent am ent e, sint iendo el t erreno a cada paso. Y cuando est ás
realm ent e enraizado en un paso, sólo ent onces em piezas a dar el próxim o.
No es un salt o, sino un crecim ient o gradual. Así que est as cuat ro cosas - el
pensam ient o corrient e, la cont em plación, la concent ración, la m edit aciónson cuat ro fases.
Pr e gu n t a 3
¿Es el desarrollo del cent ro del om bligo exclusivam ent e libre e
independient e del crecim ient o de los cent ros del corazón y la cabeza, o se
desarrolla el cent ro del om bligo sim ult áneam ent e al crecim ient o del corazón
y la cabeza? y t am bién, por favor, explica en qué se diferencian el
adiest ram ient o y las t écnicas para el cent ro del om bligo del adiest ram ient o y
las t écnicas para el desarrollo de los cent ros del corazón y la cabeza.
Hay que com prender algo básico: los cent ros del corazón y la cabeza
t ienen que ser desarrollados; el cent ro del om bligo, no. El cent ro del om bligo
sólo t iene que ser descubiert o; no t iene que ser desarrollado. El cent ro del
om bligo ya est á ahí. Tienes que dest aparlo, o descubrirlo. Ya est á com plet am ent e desarrollado; no t ienes que desarrollarlo. El cent ro del corazón y
el cent ro de la cabeza son desarrollos. No est án ahí esperando a ser
descubiert os; t ienen que ser desarrollados. La sociedad, la cult ura, la
educación, el condicionam ient o ayudan a desarrollarlos.
Pero naces con un cent ro del om bligo. Sin el cent ro del om bligo no puedes
exist ir. Puedes exist ir sin el cent ro del corazón, puedes exist ir sin el cent ro
de la cabeza. No son necesidades; es bueno t enerlos, pero puedes exist ir sin
ellos. Será m uy inconvenient e, pero puedes exist ir sin ellos. Sin em bargo, sin
el cent ro del om bligo no puedes exist ir. No es sólo una necesidad; es t u vida.
De m anera que hay t écnicas para desarrollar el cent ro del corazón: cóm o
aum ent ar el am or, cóm o aum ent ar la sensibilidad, cóm o hacer una m ent e
m ás sensible. Hay m ét odos y t écnicas para volverse m ás racional, m ás
lógico. La razón puede ser desarrollada, la em oción puede ser desarrollada,
pero la exist encia no puede ser desarrollada. Ya est á ahí; t iene que ser
descubiert a.
Est o im plica m uchas cosas. Una: puede que no t e result e posible t ener
una m ent e, una facult ad de razonar, com o Einst ein, Pero puedes convert irt e
en un buda. Einst ein es un cent ro m ent al funcionando a la perfección. O
alguna ot ra persona..., un am ant e. Un Maj nu est á funcionando a la perfección en su cent ro del corazón. Puede que no seas capaz de convert irt e en un
Maj nu, pero puedes convert irt e en un buda, porque la cualidad búdica no
t iene que ser desarrollada en t i; ya est á ahí. Tiene que ver con el cent ro
básico, el cent ro original: el om bligo. Ya est á ahí. Ya eres un buda, sólo que
inconscient e.
No eres ya un Einst ein. Tendrás que poner em peño en ello, y aun así no
hay ninguna garant ía de que llegues a serlo. No hay ninguna garant ía
porque, en realidad, parece im posible. ¿Por qué parece im posible? Porque
para desarrollar la cabeza de Einst ein se necesit a el m ism o crecim ient o, el
m ism o ám bit o social, el m ism o adiest ram ient o que le fue dado a él. No
puede ser repet ido porque es irrepet ible. En prim er lugar t endrás que
encont rar los m ism os padres, porque el adiest ram ient o com ienza en el út ero.
Es difícil encont rar los m ism os padres: im posible. ¿Cóm o vas a encont rar los
m ism os padres, la m ism a fecha de nacim ient o, el m ism o hogar, los m ism os
com pañeros, los m ism os am igos? Tendrás que repet ir la vida de Einst ein
exact am ent e: ¡un duplicado! Si falt a aunque sea un solo punt o, serás un
hom bre diferent e.
De m odo que eso es im posible. Cualquier individuo nace sólo una vez en
est e m undo, porque la m ism a sit uación no puede ser repet ida. La m ism a
sit uación es un fenóm eno inaccesible. ¡Significa
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que debe ser el m ism o m undo en el m ism o m om ent o! No es posible; es
im posible. Y ya est ás aquí, de m anera que, hagas lo que hagas, t u pasado
est ará en ello. No t e puedes volver un Einst ein. La individualidad no puede
ser repet ida.
Buda no es un individuo, Buda es un fenóm eno. Ningún fact or individual
es significat ivo; sólo t u ser es suficient e para ser un buda. El cent ro ya est á
ahí, funcionando; t ienes que descubrirlo. De m odo que las t écnicas para el
corazón son t écnicas para desarrollar algo, y las t écnicas referent es al cent ro
del om bligo im plican dest apar, descubrir. Tienes que dest apar. Ya eres un
buda; sólo t ienes que saberlo.
De m anera que hay dos t ipos de personas: budas que saben que son
budas, y budas que no saben que son budas. Pero t odas son budas. Por lo
que respect a a la exist encia, t odos son lo m ism o. Sólo en exist encia hay
com unism o; en t odo lo dem ás el com unism o es absurdo. Nadie es igual; la
desigualdad es básica en t odo lo dem ás. Así que puede parecer una paradoj a
si digo que sólo la religión conduce al com unism o, pero m e refiero a est e
com unism o: est a cualidad profunda de exist encia, de ser.
En eso eres igual a Buda, a Crist o, a Krishna, pero en nada m ás son dos
individuos iguales. La desigualdad es básica en lo que respect a a la vida
ext erna; la igualdad es básica en lo que respect a a la vida int erna.
De m odo que est os cient o doce m ét odos no son en realidad para
desarrollar el cent ro del om bligo; son para dest aparlo, para descubrirlo. Es
por eso por lo que a veces uno se vuelve un buda inst ant áneam ent e, porque
no es cuest ión de crear nada.
Si puedes m irart e a t i m ism o, si puedes ir al fondo de t i, t odo lo que
necesit as ya est á ahí. Ya es así, de m odo que la única cuest ión es cóm o ser
arroj ado a ese punt o en el que ya eres un buda. La m edit ación no t e ayuda a
ser un buda; sólo t e ayuda a t om ar conciencia de t u budidad.
Pr e gu n t a 4
¿Est án t odos los ilum inados cent rados en el om bligo? Por ej em plo,
Krishnam urt i ¿est á cent rado en la cabeza, o en el om bligo? ¿Est aba
Ram akrishna cent rado en el corazón, o en el om bligo?
Todo ilum inado est á cent rado en el om bligo, pero la expresión de cada
ilum inado puede fluir por ot ros cent ros. Com prende la dist inción claram ent e.
Todo ilum inado est á cent rado en el om bligo.; no exist e ot ra posibilidad. Pero
la expresión es ot ra cosa.
Ram akrishna se expresa desde el corazón. Usa su corazón com o vehículo
de su m ensaj e. Lo que ha encont rado en el om bligo lo expresa a t ravés del
corazón. Cant a, baila: ésa es su m anera de expresar su dicha. La dicha se
encuent ra en el om bligo; en ninguna ot ra part e. Est á cent rado en el om bligo,
pero ¿cóm o decir a los dem ás que est á cent rado en el om bligo? Usa el
corazón para expresarlo.
Krishnam urt i usa la cabeza para expresar; por eso las expresiones de
am bos son cont radict orias. Si crees en Ram akrishna no puedes creer en
Krishnam urt i. Si crees en Krishnam urt i no puedes creer en Ram akrishna,
porque la creencia siem pre se cent ra en la expresión, no en la experiencia.
Ram akrishna le parece infant il a un hom bre que piensa con la razón: «¿Qué
son est as t ont erías: bailar, cant ar? ¿Qué est á haciendo? Buda nunca bailó, y
est e Ram akrishna est á bailando. Result a infant il.»
A la razón el corazón siem pre le parece infant il, pero al corazón la razón le
parece inút il, superficial. Lo que dice Krishnam urt i es lo m ism o. La
experiencia es la m ism a que lo fue para Ram akrishna o Chait anya o Mira.
Pero si la persona es m ent al, su explicación, su expresión es racional. Si
Ram akrishna ve a Krishnam urt i, le dirá: «Venga, vam os a bailar. ¿Por qué
perder el t iem po? Con la danza se puede expresar m ás fácilm ent e, y llega
m ás adent ro.» Krishnam urt i dirá: «¿Bailar? Uno queda
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hipnot izado con la danza. No bailes. ¡Analiza! ¡Razona! Com préndelo,
analiza, sé conscient e.»
Son cent ros diferent es que se usan para expresar, pero la experiencia es
la m ism a. Uno puede pint ar la experiencia: algunos m aest ros Zen han
pint ado su experiencia. Cuando se ilum inaban, la pint aban. No decían nada,
sólo la pint aban. Los rishis, los sabios de los Upanishads han creado bellos
poem as. Cuando se ilum inaban, creaban poesía. Chait anya solía bailar;
Ram akrishna solía cant ar. Buda y Mahavira usaron la cabeza, la razón, para
explicar, para decir lo que habían experim ent ado. Crearon grandes sist em as
de pensam ient o para expresar su experiencia.
Pero la experiencia no es ni racional ni em ocional: est á m ás allá de am bas
cosas. Ha habido pocas personas, m uy pocas, que pudieron expresar a
t ravés de am bos cent ros. Puedes encont rar m uchos Krishnam urt is, puedes
encont rar m uchos Ram akrishnas, pero sólo a veces sucede que una persona
puede expresar a t ravés de am bos cent ros. Ent onces esa persona result a
confusa. Ent onces nunca est ás a gust o con ese hom bre, porque no puedes
concebir ninguna relación ent re am bos; parecen cont radict orios.
Si digo algo, cuando lo digo debo hacerlo a t ravés de la razón. De m anera
que at raigo a m uchas personas que son racionalist as, m ent ales. Luego un
día ven que perm it o que se cant e y que se baile, y se sient en incóm odos:
«¿Qué es est o? No hay relación...» Pero para m í no hay cont radicción. Bailar
t am bién es una form a de hablar; y, a veces, una form a m ás profunda. La
razón t am bién es una form a de hablar; y, a veces, una form a m uy clara. Así
que am bos son form as de expresión.
Si ves a Buda bailando, est arás en dificult ades. Si ves a Mahavira t ocando
la flaut a, de pie y desnudo, no podrás dorm ir. ¿Qué le ha sucedido a
Mahavira? ¿Se ha vuelt o loco? Con Krishna la flaut a est á bien, pero con
Mahavira es absolut am ent e inconcebible. ¿Una flaut a en m anos de Mahavira?
¡I nconcebible! No puedes siquiera im aginarlo. Pero la razón no es que haya
cont radicción alguna ent re Mahavira y Krishna, Buda y Chait anya; se debe a
una diferencia de expresión. Buda at raerá a un t ipo det erm inado de m ent e la m ent e orient ada hacia la cabeza- y Chait anya y Ram akrishna at raerán
j ust o lo opuest o: la m ent e orient ada hacia el corazón.
Pero surgen dificult ades. Una persona com o yo crea dificult ades: yo
at raigo a am bos, y ent onces nadie est á a gust o. Cuando hablo, la persona
orient ada hacia la cabeza est á a gust o, pero cuando perm it o el ot ro t ipo de
expresión, la persona orient ada hacia la cabeza se sient e incóm oda. Y lo
m ism o le sucede al ot ro: cuando se usa algún m ét odo em ocional, la persona
orient ada hacia el corazón se sient e a gust o, pero cuando debat o, cuando
analizo lógicam ent e algo, ent onces est á ausent e, no est á ahí. Dice: «Est o no
es para m í.»
Una señora vino a verm e hace sólo un día, y dij o: «Est uve en el Mont e
Abu, pero había una dificult ad. El prim er día, cuando t e oí fue m uy herm oso,
m e at raj o; m e sent í em ocionada. Pero luego vi el kirt an - cánt icos y bailes
devocionales- y decidí irm e inm ediat am ent e; eso no era para m í. Fui a la
est ación de aut obuses, pero ent onces había un problem a. Quería oírt e
hablar, así que volví. No quería perderm e lo que decías.» Debe de haber
est ado en dificult ades. Me dij o: «Era t an cont radict orio...»
Parecía serio porque est os cent ros son cont radict orios, pero est a
cont radicción est á en t i. Tu cabeza no est á a gust o con t u corazón; est án en
conflict o. A causa de t u conflict o int erno, t e parece que Ram akrishna y
Krishnam urt i est án en conflict o. Crea un puent e ent re t u cabeza y t u
corazón, y ent onces sabrás que son m edios, vehículos.
Ram akrishna era absolut am ent e incult o: ningún desarrollo de la razón.
Era puro corazón. Sólo un cent ro se había desarrollado, el corazón. Krishnam urt i es pura razón. Est uvo en m anos de algunos de los m ás vigorosos
racionalist as: Annie Besant , Leadbeat er y los t eósofos. Ellos fueron los
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grandes creadores de sist em as de est e siglo. En realidad, la t eosofía es uno
de los m ás grandes sist em as j am ás creados, absolut am ent e racional. Krishnam urt i fue educado por racionalist as; es pura razón. I ncluso cuando habla
sobre el corazón y el am or, la expresión m ism a es racional.
Ram akrishna es diferent e. I ncluso si habla sobre la razón, es absurdo.
Tot apuri acudió a él, y Ram akrishna em pezó a aprender Vedant a de él. Así
que Tot apuri dij o: «Dej a t odas est as t ont erías devocionales. Dej a
com plet am ent e a est a Kali, la m adre. A m enos que dej es t odo eso no t e voy
a enseñar, porque el Vedant a no es devoción, sino conocim ient o.»
Así que Ram akrishna dij o: «Muy bien, pero perm ít em e un m om ent o para
que pueda ir a pregunt arle a la m adre si puedo dej arlo t odo, t oda est a
t ont ería. Perm ít em e un m om ent o para que le pregunt e a la m adre.»
Ést e es un hom bre orient ado hacia el corazón. I ncluso para dej ar a la
m adre t endrá que pregunt árselo a ella. «Y», dij o, «ella es t an am orosa que
m e lo perm it irá, así que no t e incom odes.»
Tot apuri no ent endía lo que había dicho.
Ram akrishna dij o: «Ella es t an am orosa..., nunca m e ha dicho que no; en
ninguna ocasión. Si digo: " Madre, t e voy a dej ar porque ahora est oy
aprendiendo Vedant a y no puedo hacer est as t ont erías em ocionales; así que
perm ít em elo, por favor" ,ella lo perm it irá. Me dará com plet a libert ad para
dej arlo.»
Crea un puent e ent re t u cabeza y t u corazón, y ent onces verás que t odos
los que se han ilum inado dicen lo m ism o; sólo sus lenguaj es pueden diferir.
173
El Libr o de los Se cr e t os 2
Ca pít u lo 1 1
Té cn ica s pa r a Pe n e t r a r e n lo I n t e r n o
Los Su t r a s
15 Cerrando las siet e abert uras de la cabeza con las m anos, un espacio
ent re los oj os llega a incluirlo t odo.
16 Bienavent urada, conform e los sent idos son absorbidos en el corazón,
alcanza el cent ro del lot o.
17 Desat endiendo la m ent e, m ant ent e en el m edio: has
t a que.
El hom bre es com o si fuera un círculo sin cent ro. Su vida es superficial;
su vida se da sólo en la circunferencia. Vives fuera, nunca vives dent ro. No
puedes, a m enos que se encuent re un cent ro. No puedes vivir dent ro; en
realidad no t ienes ningún «dent ro». Est ás sin un cent ro, sólo t ienes el
ext erior. Por eso seguim os hablando sobre lo int erno, sobre cóm o ent rar,
cóm o conocerse a uno m ism o, com o penet rar hacia dent ro, pero est as
palabras no conllevan ningún significado aut ént ico. Conoces el significado de
las palabras, pero no puedes sent ir lo que significan porque nunca est ás
dent ro. Nunca has est ado dent ro.
I ncluso cuando est ás solo, en t u m ent e est ás en una m ult it ud. Cuando
no hay nadie fuera, ni siquiera ent onces est ás t ú dent ro. Cont inúas pensando
en los dem ás; cont inúas yendo hacia fuera. I ncluso cuando duerm es est ás
soñando con los dem ás; no est ás dent ro. Sólo cuando duerm es m uy
profundam ent e, cuando no hay sueños, est ás dent ro, pero ent onces t e
vuelves inconscient e. Recuerda est e hecho: cuando est ás conscient e nunca
est ás dent ro, y cuando est ás dent ro al dorm ir profundam ent e t e vuelves
inconscient e. De m anera que t oda t u consciencia const a del ext erior. Y
siem pre que hablam os de ir dent ro, se com prenden las palabras pero no el
significado: porque el significado no lo llevan las palabras, el significado llega
con la experiencia.
Las palabras no t ienen significado. Cuando digo «dent ro», t ú
com prendes la palabra; pero sólo la palabra, no el significado. No sabes lo
que es dent ro, porque nunca has est ado dent ro conscient em ent e. Tu m ent e
est á yendo hacia fuera const ant em ent e. No t ienes ninguna percepción de lo
que significa lo int erno o de lo que es.
A eso m e refiero cuando digo que eres un círculo sin cent ro: t an sólo
una circunferencia. El cent ro est á ahí, pero sólo caes en él cuando no est ás
conscient e. De lo cont rario, cuando est ás conscient e vas hacia fuera, y a
causa de est o t u vida nunca es int ensa; no puede serlo. Es sólo t ibia. Est ás
vivo com o si est uvieras m uert o, o am bas cosas a la vez. Est ás vivo
m ort alm ent e: viviendo una vida exánim e. Est ás exist iendo al m ínim o: no al
punt o m áxim o, sino al m ínim o. Puedes decir: «Exist o», eso es t odo. No est ás
m uert o; eso es lo que significa para t i est ar vivo.
Pero la vida nunca puede conocerse en la circunferencia; sólo puede
conocerse en el cent ro. En la circunferencia sólo es posible la vida t ibia. Así
que, en realidad, vives una vida m uy falsa, y ent onces incluso la m uert e se
vuelve falsa: porque quien no ha vivido realm ent e no puede m orir
realm ent e. Sólo la vida aut ént ica se puede volver m uert e aut ént ica. Ent onces la m uert e es bella: cualquier cosa aut ént ica es bella. I ncluso la vida,
si es falsa, est á abocada a ser fea. Y t u vida es fea, podrida. No sucede nada.
Sim plem ent e sigues esperando, confiando en que algo sucederá en alguna
part e, algún día.
177
En est e m ism o m om ent o sólo hay vacío, y cada m om ent o ha sido así en
el pasado: vacío. Est ás sim plem ent e esperando el fut uro, confiando en que
algo sucederá algún día, sim plem ent e esperando. Ent onces se pierde cada
m om ent o. No ha sucedido en el pasado, así que t am poco va a suceder en el
fut uro. Sólo puede suceder en est e m om ent o, pero ent onces necesit arás
int ensidad, una int ensidad penet rant e. Ent onces necesit arás est ar arraigado
en el cent ro, ent onces la periferia no bast ará. Ent onces t endrás que
encont rar t u m om ent o.
En realidad; nunca pensam os en lo que som os; t odo lo que pensam os
son falsedades. Una vez viví con un profesor en el cam pus de una universi-
dad. Un día llegó m uy alt erado, así que le pregunt é: «¿Qué pasa?»
Él dij o: «Me sient o con fiebre.»
Yo est aba leyendo algo, así que le dij e: «Vet e a dorm ir. Coge est a
m ant a y descansa.»
Sé fue a la cam a, pero t ras unos pocos m inut os dij o: «No, no t engo
fiebre. En realidad, est oy enfadado. Alguien m e ha insult ado, y sient o m ucha
violencia cont ra él.»
Así que le dij e: «¿Por qué dij ist e que t ienes fiebre?» .
Él dij o: «No podía adm it ir el hecho de que est aba enfadado, pero en
realidad est oy enfadado. No t engo fiebre.» Se quit ó la m ant a de encim a.
Ent onces le dij e: «Muy bien, si est ás enfadado, coge est a alm ohada.
Golpéala y sé violent o con ella. Dej a que se libere t u violencia. Y si la alm ohada no es suficient e, yo est oy disponible. Puedes pegarm e, y dej a que salga
esa ira.»
Se rió, pero la risa era falsa: est aba t an sólo pint ada en su rost ro.
Llegó a su rost ro y luego desapareció, nunca profundizó. Nunca vino de
dent ro; era sólo una sonrisa pint ada. Pero la risa, incluso la risa falsa, creó
un hueco. Dij o: «No, en realidad... no est oy enfadado. Alguien ha dicho algo
en presencia de ot ros, y m e sent í m uy avergonzado. En realidad; est o es lo
que pasa.»
Así que le dij e: ! «Has cam biado la aseveración sobre t us propios
sent im ient os t res veces en m edia hora. Dij ist e que t e sent ías con fiebre,
luego dij ist e que est abas enfadado, y ahora dices que no est ás enfadado sino
sólo avergonzado. ¿Cuál es real?» .
Él dij o: «En realidad, m e sient o avergonzado.» Le dij e: «¿Cuál? Cuando
dij ist e que t e sent ías con fiebre, t am bién est abas seguro de eso. Cuando
dij ist e que est abas enfadado, t am bién est abas seguro de eso. Y t am bién
est ás seguro de est o. ¿Eres una persona o m uchas personas? ¿Cuánt o
t iem po va a durar est a cert eza?»
Así que el hom bre dij o: «En realidad, no sé lo que est oy sint iendo. No sé
lo que es. Est oy sim plem ent e alt erado. No sé si llam arlo ira o vergüenza o
qué. Y ést e no es el m om ent o de discut irlo conm igo». Dij o: «Déj am e en paz.
Has hecho filosófica m i sit uación. Est ás debat iendo qué es real, qué es
aut ént ico, y yo m e sient o m uy alt erado.»
Est o no es sólo así con alguna ot ra persona - X, Y o Z- ; lo es t am bién
cont igo. Nunca est ás seguro, porque la cert eza llega de est ar cent rado. Ni
siquiera est ás seguro acerca de t i m ism o. Es im posible est ar seguro acerca
de los dem ás cuando nunca est ás seguro acerca de t i m ism o. Sólo hay
vaguedad, nebulosidad; nada es cert ero.
Había alguien aquí hace sólo unos pocos días, y m e dij o: «Est oy
enam orado de alguien, y quiero casarm e con ella.» Le m iré profundam ent e a
los oj os durant e unos m inut os sin decir nada. Se inquiet ó y dij o: «¿Por qué
m e est ás m irando? Me sient o t an azorado.» Seguí m irando. Él dij o: «¿Crees
que m i am or es falso?» No dij e nada, sólo cont inué m irando. Él dij o: «¿Por
qué crees que est e m at rim onio no va a ser bueno?» Dij o por su cuent a: «En
realidad no lo había pensado bien, y por eso he venido a vert e. En realidad,
no sé si est oy enam orado o no.»
Yo no había dicho una sola palabra. Sólo le est aba m irando a los oj os.
Pero se inquiet ó, y lo que est aba dent ro em pezó a salir, a subir burbuj eando.
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No est ás seguro, no puedes est ar seguro de nada; ni sobre t u am or, ni
sobre t u odio, ni sobre t us am ist ades. No hay nada de lo que puedas est ar
seguro porque no t ienes cent ro. Sin cent ro no hay cert eza. Todas t us
sensaciones de cert eza son falsas y m om ent áneas. En un m om ent o t e
parecerá que est ás seguro, pero al m om ent o siguient e la cert eza se habrá
ido, porque a t odo m om ent o t ienes un cent ro dist int o. No t ienes un cent ro
perm anent e, un cent ro crist alizado. Cada m om ent o es un cent ro at óm ico, de
m anera que cada m om ent o t iene su propio yo.
George Gurdj ieff solía decir que el hom bre es una m ult it ud. La
personalidad es un engaño, porque no eres una persona, sino m uchas
personas. De m odo que cuando una persona habla en t i, es un cent ro
m om ent áneo. Al m om ent o siguient e hay ot ro. Con cada m om ent o, con cada
sit uación at óm ica, t e sient es seguro, y nunca caes en la cuent a de que eres
sólo un fluj o, un cam bio cont inuo: m uchas olas sin ningún cent ro. Ent onces,
al final not arás que la vida ha sido únicam ent e un desperdicio. Est á abocada
a serlo. Sólo hay un desperdicio, sólo un vagabundeo: sin propósit o, sin
significado.
El t ant ra, el yoga, la religión...; su int erés básico es cóm o descubrir
ant es el cent ro, cóm o ser ant es un individuo. Se ocupan de cóm o encont rar
el cent ro que persist e en t oda sit uación. Ent onces, a m edida que la vida
sigue cam biando en el ext erior, conform e el fluj o de la vida sigue y sigue,
m ient ras las olas vienen y van, el cent ro persist e dent ro. Ent onces
perm aneces uno: enraizado, cent rado.
Est os sut ras son t écnicas para encont rar el cent ro. El cent ro ya est á ahí,
porque no exist e ninguna posibilidad de ser un círculo sin cent ro. El círculo
sólo puede exist ir con un cent ro, así que el cent ro est á sim plem ent e
olvidado. Est á ahí, pero no som os conscient es. Est á ahí, pero no sabem os
cóm o m irarlo. No sabem os cóm o enfocar la consciencia en él.
15 Cierra t odos los orificios de la cabeza.
Tercera t écnica para cent rarse: Cerrando las siet e abert uras de la
cabeza con las m anos, el espacio ent re los oj os llega a incluirlo t odo.
Ést a es una de las t écnicas m ás ant iguas; m uy ut ilizada y, adem ás, una
de las m ás sencillas. Cierra t odas las abert uras de la cabeza: los oj os, los
oídos, la nariz, la boca. Cuando t odas las abert uras de la cabeza est án
cerradas, t u consciencia, que est á cont inuam ent e fluyendo hacia fuera, es
det enida de pront o; no puede ir hacia fuera.
Puede que no lo hayas observado, pero incluso si dej as de respirar un
m om ent o, de pront o t u m ent e se parará: porque con la respiración la m ent e
sigue adelant e. Eso es un condicionam ient o de la m ent e. Debes com prender
lo que significa «condicionam ient o»; sólo ent onces t e result ará fácil
com prender est e sut ra.
Pavlov, uno de los m ás fam osos psicólogos rusos, ha creado est e
t érm ino, «condicionam ient o»- o «reflej o condicionado»- , una palabra com ún
y corrient e usada por t odo el m undo. Cualquiera que est é al corrient e de la
psicología, aunque sea un poco, conoce la palabra. Dos procesos de pensam ient o - dos procesos cualesquiera- se pueden llegar a asociar t ant o que si
em piezas con uno, el ot ro t am bién es act ivado.
Ést e es el fam oso ej em plo pavloniano. Pavlov t rabaj ó con un perro.
Descubrió que si pones com ida para perros ant e un perro, com ienza a producir saliva. El perro saca la lengua y com ienza a prepararse para com er. Est o
es nat ural. Cuando ve com ida, o incluso im agina com ida, la saliva em pieza a
fluir.
Pero Pavlov condicionó est e proceso con ot ro.
Siem pre que la saliva em pezaba a fluir y había com ida, hacía ot ras
cosas. Por ej em plo, t ocaba un t im bre, y el perro oía sonar el t im bre. Durant e
quince días, siem pre que ponían la com ida, el t im bre
179
sonaba. Ent onces, el día decim osext o no se puso com ida ant e el perro; sólo
se hizo sonar el t im bre. Pero, aun así, el perro em pezó a salivar y sacó la
lengua, com o si hubiera com ida.
Pero no había com ida; sólo el t im bre sonando. No exist e ninguna
asociación nat ural ent re el t im bre sonando y la saliva; la asociación nat ural
es con la com ida. Pero ahora el sonido cont inuo del t im bre había quedado
asociado con ella, e incluso el sonido del t im bre com enzaba el proceso.
Según Pavlov - y t iene razón- , t oda nuest ra vida es un proceso
condicionado. La m ent e es un condicionam ient o. Así que si paras algo en el
condicionam ient o, t odas las dem ás cosas asociadas t am bién se paran.
Por ej em plo, nunca has pensado sin respirar.
Pensar siem pre ha pasado con la respiración. No eres conscient e de la
respiración, pero la respiración est á sucediendo cont inuam ent e, día y noche.
Todo pensam ient o, t odo proceso de pensam ient o est á asociado con la
respiración. Si dej as de respirar de repent e, el pensam ient o t am bién se
det endrá. Y si los siet e aguj eros - las siet e abert uras de la cabeza- son
cerrados, t u consciencia de pront o no podrá salir. Perm anece dent ro, y esa
perm anencia dent ro crea un espacio ent re t us oj os. Ese espacio es conocido
com o el t ercer oj o.
Si t odos los orificios de la cabeza est án cerrados, no puedes ir hacia
fuera, porque siem pre has ido hacia fuera por esas abert uras. Perm aneces
dent ro, y con t u consciencia perm aneciendo dent ro se concent ra ent re est os
dos oj os, ent re est os dos oj os corrient es. Perm anece dent ro ent re est os dos
oj os, enfocada. Ese punt o es conocido com o el t ercer oj o.
Est e espacio llega a incluirlo t odo. Est e sut ra dice que en ese espacio
t odo est á incluido, t oda la exist encia est á incluida. Si puedes percibir ese
espacio, lo has percibido t odo. Una vez que puedes sent ir dent ro est e
espacio ent re los dos oj os, has conocido la exist encia, la t ot alidad de ella,
porque est e espacio int erno lo incluye t odo. Nada queda fuera de él.
Los Upanishads dicen: «Conociendo el uno, uno lo conoce t odo.» Est os
dos oj os sólo pueden ver lo finit o. El t ercer oj o ve lo infinit o. Est os dos oj os
sólo pueden ver lo m at erial. El t ercer oj o ve lo inm at erial, lo espirit ual. Con
est os dos oj os nunca puedes sent ir la energía, nunca puedes ver la energía;
sólo puedes ver la m at eria. Pero con el t ercer oj o, la energía es vist a com o
t al.
Est e cierre de los orificios es una m anera de cent rarse, porque una vez
que el caudal de la consciencia no puede fluir hacia fuera, perm anece en su
fuent e. Esa fuent e de la consciencia es el t ercer oj o. Si est ás cent rado en el
t ercer oj o, pueden suceder m uchas cosas. La prim era es descubrir que el
m undo ent ero est á en t i.
Swam i Ram at eert ha solía decir: «El Sol se m ueve en m í, las est rellas se
m ueven en m í, la Luna crece en m í. Todo el universo est á en m í.» Cuando
dij o est o por prim era vez, sus discípulos pensaron que se había vuelt o loco.
¿Cóm o van a est ar las est rellas en Ram at eert ha?
Est aba hablando del t ercer oj o, el espacio int erno. Cuando el espacio
int erno se ilum ina por vez prim era, ésa es la sensación. Cuando ves que t odo
est á en t i, t e conviert es en el universo.
El t ercer oj o no form a part e de t u cuerpo físico. El espacio ent re
nuest ros dos oj os no es un espacio confinado en el cuerpo. Es el espacio
infinit o que ha penet rado en t i. Una vez que conozcas est e espacio, nunca
volverás a ser la m ism a persona. En el m om ent o en que conoces est e
espacio int erno, has conocido lo inm ort al. Ent onces no hay m uert e.
Cuando conozcas est e espacio por ver prim era, t u vida será aut ént ica,
int ensa, realm ent e viva por prim era vez. Ahora no es necesaria ninguna
cert eza, ahora no es posible ningún m iedo. Ahora no se t e puede m at ar.
Ahora no se t e puede quit ar nada. Ahora t odo el universo t e pert enece: eres
el universo. Los que han conocido est e espacio int erno, han grit ado en
éxt asis: «¡Aham Brahm asm i.' Soy el universo, soy la exist encia.»
180
El m íst ico sufí Mansoor fue asesinado sólo a causa de est a experiencia
del t ercer oj o. Cuando t om ó consciencia por vez prim era de su espacio
int erno, em pezó a grit ar: «¡Soy Dios! » En I ndia le habrían venerado, porque
I ndia ha conocido a m uchísim as personas que han llegado a conocer est e
espacio int erno del t ercer oj o. Pero en un país m ahom et ano era difícil. Y la
afirm ación de Mansoor «Soy Dios - ¡Ana'l haq! »- fue considerada com o algo
ant irreligioso, porque el m ahom et ism o no puede concebir que el hom bre y
Dios se puedan hacer uno. El hom bre es el hom bre - el creado- y Dios es el
creador, así que ¿cóm o va el creado a volverse el creador? De m anera que
est a afirm ación de Mansoor: «Soy Dios,» no podía ser com prendida; así
pues, fue asesinado. Pero cuando lo est aban asesinando, m at ando, él se
reía. Así que alguien le pregunt ó: «¿Por qué t e est ás riendo, Mansoor?»
Se cuent a que Mansoor dij o: «Me río porque no m e est áis m at ando, y no
podéis m at arm e. Est áis siendo engañados por est e cuerpo, pero yo no soy
est e cuerpo. Soy el creador de est e universo, y fue m i dedo el que m ovió
t odo est e universo al principio.»
En I ndia habría sido com prendido fácilm ent e. Ese lenguaj e ha sido
conocido durant e siglos y siglos. Hem os sabido que llega un m om ent o en que
se conoce el espacio int erno. Ent onces uno sim plem ent e se vuelve loco. Y
est a percepción es t an cert era que incluso si m at as a un Mansoor, él no
cam biará su afirm ación: porque, en realidad, no puedes m at arlo en lo que a
él respect a. Ahora se ha convert ido en la t ot alidad. No hay ninguna posibilidad de dest ruirlo.
Tras Mansoor, los sufist as aprendieron que conviene guardar silencio. De
m odo que en la t radición sufí, t ras Mansoor, se ha enseñado consist ent em ent e a los discípulos: «Cuando llegues al t ercer oj o, perm anece en
silencio y no digas nada. Cuando suceda est o, guarda silencio. No digas
nada, o form alm ent e cont inúa diciendo cosas que cree la gent e.»
De m odo que el m ahom et ism o ahora t iene dos t radiciones. Una es la
corrient e, la ext erna, la exot érica; ot ra, el verdadero m ahom et ism o, es el sufism o: la esot érica. Pero los sufist as perm anecen en silencio, porque desde
Mansoor han aprendido que hablar en ese lenguaj e que llega cuando se abre
el t ercer oj o es m et erse en problem as innecesariam ent e: y no ayuda a
nadie.
Est e sut ra dice:
Cerrando las siet e abert uras de la cabeza con las m anos, un espacio
ent re los oj os llega a incluirlo t odo. Tu espacio int erno se conviert e en t odo el
espacio.
1 6 Absor be los se n t idos e n e l cor a zón
Cuart a t écnica para cent rarse: Bienavent urada, conform e los sent idos
son absorbidos en el corazón, alcanza el cent ro del lot o.
Toda t écnica es út il para un ciert o t ipo de m ent e. La t écnica que hem os
est ado t rat ando, la t ercera - cerrar las abert uras de la cabeza- , puede ser
usada por m uchas personas. Es m uy sencilla y no es m uy peligrosa. Puedes
usarla m uy fácilm ent e, y no hay necesidad de cerrar los orificios con las
m anos. Lo necesario es cerrar, así que puedes usar t apones para los oídos y
una m áscara para los oj os. Lo que im port a es cerrar los orificios de la cabeza
com plet am ent e durant e algunos m om ent os: unos pocos m om ent os o unos
pocos segundos. Pruébalo. No lo pract iques: sólo es út il súbit am ent e.
Cuando es repent ino, es út il. Cuando est és t um bado en la cam a, de pront o
cierra t odos t us orificios durant e unos pocos segundos, y ve lo que est á
sucediendo dent ro.
Cuando t e sient as sofocado, sigue; a m enos que se vuelva
absolut am ent e inaguant able, porque la respiración est ará cerrada. Sigue, a
m enos que se vuelva absolut am ent e insoport able. Y cuando sea
absolut am ent e inaguant able, no podrás seguir
181
cerrando los orificios, así que no es necesario preocuparse. La fuerza int erna
abrirá de golpe t odos los orificios. Por lo que a t i respect a, cont inúa. Cuando
llegue la asfixia, ése es el m om ent o: porque la asfixia rom perá las viej as
asociaciones. Si puedes cont inuar durant e unos pocos m om ent os m ás, est ará
bien. Será difícil y arduo, y t e parecerá que t e vas a m orir; pero no t engas
m iedo, porque no puedes m orir. No puedes m orir t an sólo por cerrar los
orificios. Pero cuando sient as que ahora t e vas a m orir, ése es el m om ent o.
Si puedes persist ir en ese m om ent o, de pront o t odo será ilum inado.
Sent irás el espacio int erno que sigue expandiéndose, y t odo est á incluido en
él. Ent onces abre t us orificios. Sigue probándolo una y ot ra vez. Siem pre que
t engas t iem po, pruébala. Pero no lo pract iques. Puedes pract icar parar la
respiración durant e unos m om ent os. Pero la práct ica no será út il; es
necesaria una sacudida repent ina. En esa sacudida, el fluj o dent ro de t us
viej os canales de consciencia se para, y algo nuevo se hace posible.
Muchos pract ican est o incluso hoy en día; m uchas personas por t odo
I ndia. Pero lo pract ican, y es un m ét odo súbit o. Si lo pract icas, no sucederá
nada. Si t e echo de est a habit ación de repent e, t us pensam ient os se
det endrán. Pero si lo pract icam os a diario, ent onces no sucederá nada. Se
convert irá en un hábit o m ecánico. Así que no lo pract iques. Sim plem ent e
int ént alo siem pre que puedas. Ent onces, de repent e, a la larga, t om arás
conciencia de un espacio int erno. Ese espacio int erno sólo llega a t u
consciencia cuando est ás a punt o de m orir. Cuando est ás sint iendo: «Ya no
puedo cont inuar ni un solo m om ent o, la m uert e est á cerca», ése es el
m om ent o idóneo. ¡Persist e! No t engas m iedo. La m uert e no es t an fácil. Al
m enos hast a ahora ni una sola persona ha m uert o usando est e m ét odo.
Hay m ecanism os de seguridad inherent es; es por eso por lo que no
puedes m orir. Ant es de la m uert e uno se vuelve inconscient e. Si est ás conscient e y sint iendo que t e vas a m orir, no t engas m iedo. Todavía est ás
conscient e, así que no t e puedes m orir. Y si pierdes el conocim ient o, ent onces em pezarás a respirar. Ent onces no puedes im pedirlo. Así que puedes
usar t apones para los oídos, et c. Las m anos no son necesarias. Las m anos
sólo se usaban porque si est ás perdiendo el sent ido, las m anos se afloj arán y
el proceso vit al se reanudará por sí sólo.
Puedes usar t apones para los oídos, una m áscara para los oj os, pero no
uses t apones para la nariz o para la boca, porque puede llegar a ser let al. Al
m enos la nariz debería perm anecer abiert a. Ciérrala con las m anos.
Ent onces, cuando est és realm ent e perdiendo el sent ido, las m anos se afloj arán y la respiración ent rará. De m odo que hay un m ecanism o de seguridad
inherent e. Est e m ét odo puede ser ut ilizado por m uchas personas.
El cuart o m ét odo es para los que t ienen un corazón m uy desarrollado,
los que son am orosos, de caráct er sensible, em ocional.
Bienavent urada, conform e los sent idos son absorbidos en el corazón,
alcanza el cent ro del lot o.
Est e m ét odo sólo puede ser usado por las personas orient adas al corazón. Por lo t ant o, prim ero com prende qué es una persona orient ada al
corazón. Ent onces podrás com prender est e m ét odo.
Con alguien que est á orient ado al corazón, t odo lleva al corazón, t odo.
Si le am as, su corazón sent irá t u am or, no su cabeza. Una persona orient ada
a la cabeza, incluso cuando es am ada, lo sient e cerebralm ent e, en la cabeza.
Ese t ipo de persona piensa en ello, planifica en t orno a ello. I ncluso su am or
es un esfuerzo deliberado de la m ent e.
Una persona del t ipo sensible vive sin razonam ient o. Por supuest o, el
corazón t iene sus propias razones, pero vive sin razonam ient o. Si alguien t e
pregunt a: «¿Por qué am as?», si puedes responder por qué, ent onces eres
una persona orient ada a la cabeza. Y si dices: «No lo sé, sim plem ent e am o»,
eres una persona orient ada al corazón.
I ncluso si dices que alguien es bello y que es por eso por lo que am as,
eso es una razón. Para
182
una persona orient ada al corazón, alguien es bello porque lo am a. La
persona orient ada a la cabeza am a a alguien porque ese alguien es bello o
bella. La razón es lo prim ero, y luego viene el am or. Para la persona
orient ada al corazón, prim ero viene el am or y luego t odo lo dem ás. La
persona de t ipo sensible est á cent rada en el corazón, de m anera que t odo lo
que sucede t oca su corazón.
Obsérvat e a t i m ism o. En t u vida est án sucediendo m uchas cosas a cada
m om ent o. ¿Dónde t e t ocan? Est ás pasando y un m endigo cruza la calle.
¿Dónde eres afect ado por el m endigo? ¿Em piezas a pensar en las
condiciones económ icas? ¿Em piezas a pensar en cóm o la ley debería im pedir
la m endicidad, o en cóm o se debería crear una sociedad socialist a para que
no haya m endigos? Ést e es un hom bre orient ado a la cabeza. Est e m endigo
se conviert e t an sólo en un dat o para él. Su corazón no est á afect ado, sólo
su cabeza est á afect ada. No va a hacer nada por est e m endigo aquí y ahora,
ino! Hará algo por el com unism o, hará algo por el fut uro, por alguna ut opía.
I ncluso puede que dedique t oda su vida, pero no puede hacer nada ahora
m ism o.
La m ent e siem pre est á haciendo en el fut uro; el corazón siem pre est á
aquí y ahora. Una persona orient ada al corazón hará algo ahora por est e
m endigo. Est e m endigo es un individuo, no un dat o. Pero para un hom bre
orient ado a la cabeza, est e m endigo es sólo una figura m at em át ica. Para él,
el problem a es cóm o se debería det ener la m endicidad, no que habría que
ayudar a est e m endigo: eso es irrelevant e. Así que obsérvat e a t i m ism o. En
m uchas sit uaciones, observa cóm o act úas. ¿Est ás involucrado con el
corazón, o est ás involucrado con la cabeza?
Si adviert es que eres una persona orient ada al corazón, ent onces est e
m ét odo t e result ará m uy beneficioso. Pero t en m uy claro que t odo el m undo
est á t rat ando de engañarse a sí m ism o para creer que est á orient ado al
corazón. Todo el m undo int ent a sent ir que es una persona m uy am orosa,
sensible: porque el am or es una necesidad t an básica que nadie se puede
sent ir a gust o si ve que no t iene am or, que no t iene un corazón am oroso. Así
es que t odo el m undo sigue pensando y creyendo est o, pero la creencia no
servirá. Observa m uy im parcialm ent e, com o si est uvieras observando a ot ra
persona, y luego decide: porque no hay necesidad de que t e engañes a t i
m ism o, y no servirá para nada. I ncluso si t e engañas a t i m ism o, no puedes
engañar a la t écnica, así que cuando hagas est a t écnica not arás que no est á
pasando nada.
La gent e viene a m í, y yo les pregunt o a qué t ipo pert enecen. No lo
saben realm ent e. Nunca han pensado en ello: en qué t ipo de persona son.
Sólo t ienen concepciones vagas sobre sí m ism os, y esas concepciones en
realidad son sólo im aginaciones. Tienen ciert os ideales y aut o im ágenes, y
creen - o m ás bien, desean- que son esas im ágenes. No lo son, y a m enudo
sucede que result an ser j ust o lo cont rario.
Hay una razón para ello. Una persona que insist e en que es una persona
orient ada al corazón puede que sólo est é insist iendo porque sient e la
ausencia de corazón, y t iene m iedo. No puede t om ar conciencia de que no
t iene corazón.
iObserva el m undo! Si t odos t ienen razón sobre su corazón, ent onces
est e m undo no puede ser t an despiadado. Est e m undo es nuest ra sum a
t ot al, así que algo anda m al en alguna part e. No hay corazón. En realidad,
nunca lo adiest raron para que lo hubiera. La m ent e es adiest rada, así es que
ahí est á. Hay escuelas, colegios, universidades para adiest rar la m ent e, pero
no hay ningún lugar para adiest rar el corazón. Y el adiest ram ient o de la
m ent e result a provechoso, pero el adiest ram ient o del corazón es peligroso.
Si t u corazón est á adiest rado, t e volverás absolut am ent e inadecuado para
est e m undo, porque el m undo ent ero funciona m ediant e la razón.
Si t u corazón est á adiest rado, serás sim plem ent e absurdo en el cont ext o
de la paut a general. Cuando el m undo ent ero vaya a la derecha, t ú est arás
yendo a la izquierda. Sent irás dificult ades en t odas
183
part es. En realidad, cuant o m ás civilizado se vuelve el hom bre, m enos y
m enos es adiest rado el corazón. Nos hem os olvidado realm ent e de él: de
que exist e, o de que hay necesidad de adiest rarlo. Es por eso por lo que
m ét odos sem ej ant es, que pueden funcionar m uy fácilm ent e, nunca
funcionan.
La m ayoría de las religiones se basan en t écnicas orient adas al corazón:
el crist ianism o, el m ahom et ism o, el hinduism o y m uchas ot ras. Se basan en
la persona orient ada al corazón. Cuant o m ás ant igua es una religión, m ás se
basa en las personas orient adas al corazón. En realidad, cuando se
escribieron los Vedas y se est aba gest ando el hinduism o, había gent e
orient ada al corazón. Y era realm ent e difícil encont rar una persona orient ada
a la m ent e ent onces. Pero ahora lo cont rario es un problem a. No puedes
orar, porque la oración es una t écnica orient ada al corazón. Es por eso que
incluso en Occident e, donde el crist ianism o - que es una religión de oraciónprevalece, la oración se ha vuelt o difícil. Especialm ent e, la I glesia cat ólica se
orient a a la oración.
No exist e nada sem ej ant e a la m edit ación para el crist ianism o, pero
ahora incluso en Occident e la gent e se est á ent usiasm ando por la
m edit ación. Nadie va a la iglesia - e incluso si alguien va, es sólo una cosa
form al, t an sólo religión de los dom ingos- porque la oración orient ada al
corazón se ha vuelt o absolut am ent e desconocida para el hom bre t al com o es
en Occident e.
La m edit ación es m ás t endent e a la m ent e, la oración es m ás t endent e
al corazón. O podem os decir que la oración es una t écnica de m edit ación
para las personas orient adas al corazón.
Est a t écnica es t am bién para las personas orient adas al corazón:
Bienavent urada, conform e los sent idos son absorbidos en el corazón,
alcanza el cent ro del lot o.
Así, que ¿qué hay que hacer en est a t écnica? Conform e los sent idos son
absorbidos en el corazón... ¡Prueba! Es posible de m uchas m aneras. Tocas a
alguien; si eres una persona orient ada al corazón, el cont act o va
inm ediat am ent e a t u corazón, y puedes sent ir la cualidad. Si t om as la m ano
de una persona orient ada a la cabeza, la m ano est ará fría; no sim plem ent e
fría, sino que la cualidad m ism a será fría. En la m ano habrá una falt a de
vida, una ciert a falt a de vida. Si la persona es orient ada al corazón, hay una
ciert a calidez, su m ano se fundirá realm ent e cont igo. Sent irás un ciert o algo
que fluye de su m ano a t i, y habrá un encuent ro, una com unicación de
calidez.
Est a calidez viene del corazón. Nunca puede venir de la cabeza, porque
la cabeza siem pre es fría..., gélida, calculadora. El corazón es cálido, no
calculador. La cabeza siem pre piensa en cóm o conseguir m ás; el corazón
siem pre sient e cóm o dar m ás. Esa calidez es sim plem ent e un dar: un dar
energía, un dar vibraciones int ernas, un dar vida. Si la persona t e abraza
realm ent e, sent irás una fusión profunda con ella.
¡Toca! Cierra los oj os; t oca cualquier cosa. Toca a t u am ada o am ant e,
t oca a t u hij o o a t u m adre o a t u am igo, o t oca un árbol o una flor, o
sim plem ent e t oca la t ierra. Cierra los oj os y sient e una com unicación de t u
corazón a la t ierra, o a t u am ada. Sient e que t u m ano es sim plem ent e t u corazón ext endido para t ocar la t ierra. Dej a que la sensación del cont act o se
vincule al corazón.
Est ás escuchando m úsica. No la escuches desde la cabeza. Olvídat e de
la cabeza y sient e que no t ienes cabeza, que no hay cabeza en absolut o. Es
bueno t ener una fot o t uya sin la cabeza en el dorm it orio. Concént rat e en
ella; est ás sin la cabeza; no perm it as que ent re la cabeza. Mient ras est és
escuchando m úsica, hazlo desde el corazón. Sient e la m úsica llegando a t u
corazón; dej a que t u corazón vibre con ella. Dej a que t us sent idos se unan al
corazón, no a la cabeza. Prueba est o con t odos los sent idos, y sient e m ás y
m ás que t odos los sent idos van al corazón y se disuelven en él.
Bienavent urada, conform e los sent idos son absorbidos en el corazón,
alcanza el cent ro deL lot o.
184
El corazón es el lot o. Los sent idos no son ot ra cosa que la apert ura del
lot o, los pét alos del lot o. Prim ero t rat a de vincular t us sent idos al corazón.
En segundo lugar, piensa siem pre que cada sent ido va a lo profundo de t u
corazón y es absorbido en él. Cuando est as dos cosas se afiancen, sólo
ent onces com enzarán t us sent idos a ayudart e. Te conducirán al corazón, y t u
corazón se convert irá en un lot o.
Est e lot o del corazón t e dará un cent ro. Una vez que conoces el cent ro
del corazón, es m uy fácil baj ar al cent ro del om bligo, m uy fácil. Est e sut ra ni
siquiera m enciona est o: no es necesario. Si est ás en verdad absorbido en el
corazón t ot alm ent e, y la razón ha dej ado de funcionar, irás hacia abaj o.
Desde el corazón, la puert a se abre hacia el om bligo. Sólo desde la cabeza es
difícil ir hacia el om bligo. O si est ás ent re los dos, ent re el corazón y la
cabeza, ent onces t am bién es difícil ir al om bligo. Una vez que est ás
absorbido en el om bligo, de pront o has ido m ás allá del corazón. Has caído
en el cent ro del om bligo, que es el básico: el original.
Es por eso por lo que ayuda la oración. Es por eso por lo que Jesús podía
decir: «El am or es Dios.» No es exact am ent e correct o, pero el am or es la
puert a. Si est ás profundam ent e enam orado; de quien sea, no im port a de
quien... El am or im port a; el obj et o del am or no im port a. Si est ás profundam ent e enam orado de alguien, t an enam orado que no hay relación
desde la cabeza, si sólo el corazón est á funcionando, ent onces est e am or se
convert irá en oración y t u am ada o t u am ant e se volverá divino.
En realidad, el oj o del corazón no puede ver ot ra cosa, y es por eso que
t am bién sucede con el am or corrient e. Si t e enam oras de alguien, ese alguien se vuelve divino. Puede que no result e ser m uy duradero, y puede que
no result e ser algo m uy profundo, pero en ese m om ent o el am ant e o la
am ada se vuelven divinos. Tarde o t em prano, la cabeza dest ruirá t odo el
asunt o, porque la cabeza ent rará y t rat ará de dirigirlo t odo. I ncluso el am or
t iene que ser dirigido. Y una vez que la cabeza dirige, t odo es dest ruido.
Si puedes est ar enam orado sin que ent re la dirección de la cabeza, t u
am or est á abocado a convert irse en oración y t u am ado se convert irá en la
puert a. Tu am or t e cent rará en el corazón; y una vez que est ás cent rado en
el corazón, caes de m anera aut om át ica profundam ent e en el cent ro del
om bligo.
1 7 N o e lij a s, pe r m a n e ce e n e l m e dio.
Quint a t écnica para cent rarse: Desat endiendo la m ent e, m ant ent e en el
m edio: hast a que.
El sut ra es sólo est o. Com o cualquier sut ra cient ífico, es cort o, pero
incluso est as pocas palabras pueden t ransform ar t u vida t ot alm ent e.
Desat endiendo la m ent e, m ant ent e en el m edio: hast a que.
Mant ent e en el m edio... Buda desarrolló t oda su t écnica de m edit ación
sobre est e sut ra. Su cam ino se conoce com o m aj j him nikai: el cam ino m edio.
Buda dice: «Perm anece siem pre en el m edio: en t odo.»
Un ciert o Príncipe Shravan t om ó la iniciación; Buda lo inició en sannyas.
Ese príncipe era un hom bre inusual, y cuando t om ó sannyas, cuando fue
iniciado, t odo su reino quedó asom brado. El reino no podía creerlo, la gent e
no podía creer que el príncipe Shravan se hiciera sannyasin. Nadie lo había
siquiera im aginado nunca, ya que era un hom bre de est e m undo:
perm it iéndose t odos los gust os, perm it iéndoselo t odo al ext rem o. El vino y
las m uj eres const it uían t odo su am bient e.
Ent onces, de pront o llegó Buda a la ciudad, y el príncipe fue a verlo para
un darshan: un encuent ro espirit ual. Cayó a los pies de Buda y dij o:
«I níciam e. Dej aré est e m undo.»
Los que habían venido con él ni siquiera se dieron cuent a...; era t an
repent ino. Así que le pregun t aron
185
a Buda: «¿Qué est á pasando? Est o es un m ilagro. Shravan no es ese
t ipo de hom bre, y ha vivido con m ucho luj o. Hast a ahora ni siquiera podíam os im aginar que Shravan fuera a t om ar sannyas, así que ¿qué ha pasado?
Has hecho algo.»
Buda dij o: «No he hecho nada. La m ent e puede ir fácilm ent e de un
ext rem o al ot ro. Ésa es la disposición de la m ent e: ir de un ext rem o a ot ro.
Así que Shravan no est á haciendo nada nuevo. Era de esperar. No conocéis
la ley de la m ent e es por eso por lo que est áis t an asom brados.»
La m ent e va de un ext rem o a ot ro; ésa es la disposición de la m ent e.
Así que sucede a diario: una persona que est aba loca por la riqueza renuncia
a t odo, se vuelve un faquir desnudo. Pensam os: «iQué m ilagro! » Pero no es
nada: sim plem ent e la ley ordinaria. De una persona que no haya est ado loca
por la riqueza no se puede esperar que renuncie, porque sólo de un ext rem o
puedes ir a ot ro: igual que un péndulo, de un ext rem o al ot ro.
De m anera que una persona que persiga la riqueza, que persiga
locam ent e la riqueza, se volverá locam ent e cont ra ella, pero la locura
cont inuará: eso es la m ent e. Un hom bre que vive sólo para el sexo puede
que se vuelva célibe, puede que se aísle, pero la locura cont inuará. Ant es
vivía sólo para el sexo, ahora sólo vivirá cont ra el sexo: pero la act it ud, el
acercam ient o, sigue siendo el m ism o.
Así que un brahm achari, un célibe, no est á realm ent e m ás allá del sexo;
t oda su m ent e est á orient ada al sexo. Est á en cont ra, pero no m ás allá. El
cam ino del m ás allá siem pre est á en el m edio, nunca est á en el ext rem o. Así
que Buda dice: «Est o era de esperar. No ha sucedido ningún m ilagro. Así es
com o funciona la m ent e.»
Shravan se convirt ió en un m endigo, un sannyasin. Se convirt ió en un
bhikkhu, un m onj e, y pront o ot ros discípulos de Buda observaron que se
est aba yendo al ot ro ext rem o. Buda nunca había pedido a nadie que
anduviese desnudo, pero Shravan iba desnudo. Buda no est aba a favor de la
desnudez. Dij o: «Eso es sólo ot ro ext rem o.»
Hay personas que viven para la ropa, com o si la ropa fuera su vida, y
hay ot ras personas que van siem pre desnudas: pero am bos creen en lo
m ism o. Buda nunca predicó la desnudez, pero Shravan iba siem pre desnudo.
Era el único discípulo de Buda que est aba desnudo. Em pezó a t ort urarse
m ucho a sí m ism o. Buda perm it ía una com ida al día para los sannyasins,
pero Shravan sólo t om aba una com ida en días alt ernos. Se quedó delgado y
dem acrado. Mient ras que t odos los dem ás discípulos se sent aban para
m edit ar baj o los árboles, a la som bra, él nunca se sent aba baj o ningún árbol.
Perm anecía siem pre al sol ardient e. Era un hom bre herm oso y t enía un
cuerpo m uy bello, pero en m enos de seis m eses nadie podía reconocer que
fuera el m ism o hom bre. Se volvió feo, oscuro, negro, quem ado.
Buda fue a ver a Shravan una noche y le pregunt ó: «Shravan, he oído
que cuando eras un príncipe, ant es de la iniciación, solías t ocar una veena,
un sit ar, y que eras un gran m úsico. Así que he venido a hacert e una
pregunt a. Si las cuerdas de la veena est án m uy floj as, ¿qué sucede?»
Shravan dij o: «Si las cuerdas est án m uy floj as, no es posible hacer
m úsica.»
Y ent onces Buda dij o: «y si las cuerdas est án m uy apret adas, dem asiado
apret adas, ¿qué pasa ent onces?»
Shravan dij o: «Ent onces t am poco se puede producir m úsica. Las
cuerdas deben est ar en el m edio: ni floj as ni apret adas, sino j ust o en el m edio.» Shravan dij o: «Es fácil t ocar la veena, pero sólo un m aest ro puede
aj ust ar est as cuerdas correct am ent e, en el m edio.»
Así que Buda dij o: «Est o es lo que t engo que decirt e, después de
observart e durant e los últ im os seis m eses: que t am bién en la vida sólo hay
m úsica cuando las cuerdas no est án ni floj as ni priet as, sino j ust o en el
m edio. De m odo que renunciar es fácil, pero sólo un m aest ro sabe est ar en
el m edio. Así que, Shravan, sé un m aest ro, y dej a que est as cuerdas de la
vida est én j ust o en el m edio: en
186
t odo. No t e vayas a est e ext rem o, no t e vayas a ése. Todo t iene dos
ext rem os, pero t ú perm anece j ust o en el m edio.»
Pero la m ent e es m uy descuidada. Por eso dice est e sut ra:
Desat endiendo la m ent e... Oirás est o, lo com prenderás, pero la m ent e no
t om ará not a. La m ent e seguirá siem pre eligiendo ext rem os.
El ext rem o le result a fascinant e a la m ent e. ¿Por qué? Porque en el
m edio, la m ent e m uere. Observa un péndulo: si t ienes algún reloj viej o,
observa el péndulo. El péndulo sigue m oviéndose t odo el día si va a los
ext rem os. Cuando va a la izquierda est á ganando im pulso para ir a la
derecha. Cuando va hacia la derecha, no pienses que est á yendo hacia la
derecha: est á ganando im pulso para ir hacia la izquierda. De m odo que los
ext rem os son derecha- izquierda, derecha- izquierda.
Haz que el péndulo est é en el m edio: ent onces t odo el im pulso se
pierde. Ent onces el péndulo no t iene energía, porque la energía viene de uno
de los ext rem os. Ent onces ese ext rem o lo lanza hacia el ot ro, y ot ra vez, y
es un círculo... El péndulo sigue m oviéndose. Déj alo en el m edio, y ent onces
se det endrá t odo el m ovim ient o.
La m ent e es igual que un péndulo y t odos los días; si lo observas,
llegarás a saberlo. Decides una cosa en un ext rem o, y luego vas al ot ro.
Est ás enfadado; luego t e arrepient es. Decides: «No, est o es suficient e.
Nunca volveré a enfadarm e.» Pero no ves el ext rem o.
«Nunca» es un ext rem o. Cóm o est ás t an seguro de que nunca volverás
al enfadart e? ¿Qué est ás diciendo? Piénsalo de nuevo: ¿nunca? Luego vet e al
pasado y recuerda cuánt as veces has decidido que «nunca volveré a
enfadarm e». Cuando dices: «Nunca volveré a enfadarm e», no sabes que
est ando enfadado has ganado im pulso para ir al ot ro ext rem o.
Ahora t e sient es arrepent ido, t e sient es m al. Tu aut o im agen est á
pert urbada, sacudida. No puedes decir que eres bueno, no puedes decir que
eres religioso. Has est ado enfadado, y ¿cóm o va a est ar enfadado un hom bre
religioso? ¿Cóm o va a est ar enfadado un hom bre bueno? De m odo que t e
arrepient es para recuperar de nuevo t u bondad. Al m enos ant e t i m ism o t e
puedes sent ir a gust o: t e has arrepent ido y has decidido que no volverá a
haber m ás ira. La im agen sacudida ha vuelt o al viej o st at u quo. Ahora t e
sient es a gust o, t e has ido al ot ro ext rem o.
Pero la m ent e que dice: «nunca volveré a enfadarm e», volverá a
enfadarse. Y cuando est és enfadado de nuevo, olvidarás com plet am ent e t u
arrepent im ient o, t u decisión: t odo. Después de la ira, llegará ot ra vez la
decisión y llegará el arrepent im ient o, y nunca advert irás el engaño de t odo
ello. Est o siem pre ha sido así.
La m ent e va de la ira al arrepent im ient o, del arrepent im ient o a la ira.
Perm anece en el m edio. No t e enfades y no t e arrepient as. Si has est ado
enfadado, ent onces, por favor, al m enos haz est o: no t e arrepient as. No t e
vayas al ot ro ext rem o. Perm anece en el m edio. Di: «He est ado enfadado y
soy una persona m ala, una persona violent a. He est ado enfadado. Así es
com o soy.» Pero no t e arrepient as; no t e vayas al ot ro ext rem o. Perm anece
en el m edio. Si puedes perm anecer, no ganarás el im pulso, la energía para
enfadart e de nuevo.
Así que est e sut ra dice: Desat endiendo la m ent e, m ant ent e en el m edio:
hast a que. ¿Y qué quiere decir hast a que? ¡Hast a que explot es! Mant ent e en
el m edio hast a que la m ent e m uera. Mant ent e en el m edio hast a que no
haya m ent e. Así que Desat endiendo la m ent e, m ant ent e en el m edio: hast a
que no haya m ent e. Si la m ent e est á en los ext rem os, ent onces el m edio
será no- m ent e.
Pero est o es lo m ás difícil del m undo de hacer.
Parece fácil, parece sim ple; puede que parezca que puedes hacerla. Y t e
sent irás bien si piensas que no hay necesidad de ningún arrepent im ient o.
Pruébalo, y sabrás que si has est ado enfadado, la m ent e insist irá en que t e
arrepient as.
Los m aridos y las m uj eres siguen peleándose, y durant e siglos y siglos
ha habido consej eros,
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asesores, grandes hom bres que han est ado enseñando a vivir y a am ar: pero
siguen peleándose. Freud, por vez prim era, se dio cuent a del fenóm eno de
que cuando est ás lleno de am or - lo que llam an am or- est ás t am bién lleno de
odio. Por la m añana es am or, por la t arde es odio, y el péndulo sigue
m oviéndose. Todo m arido, t oda esposa lo sabe, pero Freud t iene una
percepción m uy ext raña. Freud dice que si una parej a ha dej ado de luchar,
t en claro que el am or ha m uert o.
Ese am or que exist ía con el odio y la lucha, no puede perm anecer, así
que si ves a una parej a que nunca se pelea, no pienses que es la parej a
ideal. Significa que no son parej a en absolut o. Est án viviendo paralelam ent e,
pero no j unt os. Son líneas paralelas que no se j unt an en ninguna part e, ni siquiera para pelearse. Am bos est án viviendo solos: paralelam ent e.
La m ent e t iene que irse al opuest o, así que ahora la psicología ofrece
m ej or consej o. El consej o es m ej or, m ás profundo, m ás penet rant e. Dice que
si realm ent e quieres am ar - con la m ent e- , ent onces no t engas m iedo de
peleart e. En realidad, debes peleart e aut ént icam ent e para poder irt e al ot ro
ext rem o del am or aut ént ico. Así que cuando est és peleándot e con t u esposa,
no lo evit es; de lo cont rario, t am bién el am or será evit ado. Cuando llegue el
m om ent o de luchar, lucha hast a el final. Ent onces, al llegar la noche podrás
am ar: la m ent e habrá ganado im pulso. El am or corrient e no puede exist ir sin
la lucha, porque hay un m ovim ient o de la m ent e. Sólo un am or que no sea
de la m ent e puede exist ir sin lucha, pero ent onces es algo ent eram ent e
diferent e.
Un Buda am ando...; eso es algo ent eram ent e diferent e. Pero si Buda
llega a am art e, no t e sent irás bien, porque no habrá t acha en ello. Será sim plem ent e dulce y dulce y dulce: y aburrido, porque la chispa sale de la pelea.
Un Buda no puede enfadarse, sólo puede am ar. No sent irás su am or porque
sólo puedes sent ir los opuest os, sólo puedes sent irlo por cont rast e.
Cuando Buda volvió a su ciudad nat al después de doce años, su esposa
no quiso ir a recibirlo. Toda la ciudad se reunió para recibirlo, except o su
esposa. Buda se rió, y le dij o a su discípulo principal, Ananda: «Yasryodhara
no ha venido. La conozco bien. Eso significa que t odavía m e am a. Es
orgullosa, y se sient e dolida. Yo est aba pensando que doce años es m ucho
t iem po y que ella podría no est ar enam orada ya, pero parece que aún est á
enam orada: t odavía est á enfadada. No ha venido a recibirm e. Tendré que ir
a su casa.»
Así es que Buda fue. Ananda est aba con él; era una condición con
Ananda. Cuando Ananda t om ó la iniciación, le puso una condición a Buda, y
ést e acept ó: que siem pre perm anecería con él. Era un prim o- herm ano
m ayor, así que Buda t uvo que acceder.
Ananda le siguió a la casa, al palacio, así que Buda dij o: «Al m enos para
est o m ant ent e at rás y no vengas conm igo, porque ella est ará furiosa. Est oy
volviendo después de doce años, y m e m arché sin ni siquiera decírselo a ella.
Todavía est á enfadada, así que no vengas conm igo; de lo cont rario pensará
que ni siquiera la he perm it ido decir nada.
Debe est ar queriendo decir m uchas cosas, así que déj ala est ar enfadada,
no vengas conm igo.»
Buda ent ró. Por supuest o, Yashodhara est aba com o un volcán. Ent ró en
erupción, explot ó. Em pezó a grit ar ya llorar y a decir cosas. Buda perm aneció allí, esperó allí, y poco a poco ella fue calm ándose y se dio cuent a
de que Buda no había dicho ni una sola palabra.
Se enj ugó los oj os y m iró a Buda, y ést e dij o: «He venido a decirt e que
he alcanzado algo, he sabido algo. He caído en la cuent a de algo. Si t e
serenas t e puedo dar el m ensaj e, la verdad a la que he despert ado. He
esperado t ant o para que pudieras t ener una cat arsis. Doce años es m ucho
t iem po. Debes de haber acum ulado m uchas heridas, y t u ira es
com prensible; la esperaba. Eso m uest ra que t odavía est ás enam orada de m í.
Pero hay un am or m ás allá de est e am or, y sólo por ese am or he venido a
decirt e algo.»
188
Pero Yashodhara no podía sent ir ese am or. Es difícil sent irlo porque es
m uy silencioso. Es t an silencioso que parece ausent e. Cuando la m ent e cesa,
sucede un am or diferent e. Pero ese am or no t iene un opuest o. En realidad,
cuando la m ent e cesa, nada de lo que sucede t iene un opuest o. Cuando est á
la m ent e, siem pre hay un polo opuest o, y la m ent e se m ueve com o un
péndulo.
Est e sut ra es port ent oso y puede producir m ilagros: Desat endiendo la
m ent e, m ant ent e en el m edio: hast a que.
Así que pruébalo. Y est e sut ra es para t u vida ent era. No puedes
pract icarlo a veces; t ienes que ser conscient e cont inuam ent e. Haciendo,
andando, com iendo, en t u relación, en t odas part es: perm anece en el m edio.
Prueba al m enos, y sent irás que se desarrolla una ciert a calm a, que llega a t i
una t ranquilidad, que crece en t i un cent ro silencioso.
I ncluso si no logras est ar exact am ent e en el m edio, t rat a de est ar en el
m edio. Poco a poco llegarás a sent ir qué significa el m edio. I ndependient em ent e de lo que est é pasando - odio o am or, ira o arrepent im ient o- ,
recuerda siem pre los polos opuest os y perm anece ent rem edias. Y t arde o
t em prano t ropezarás con el punt o m edio exact o.
Una vez que lo conoces, no puedes volver a olvidarlo, porque ese punt o
m edio est á m ás allá de la m ent e. Ese punt o m edio es el significado ent ero de
la espirit ualidad.
189
Ca pít u lo 1 2
M á s Allá de la M e n t e , H a st a la Fu e n t e
Pr e gu n t a s
Por favor, explica las funciones del cent ro del om bligo, el cent ro del
t ercer oj o y la m édula espinal.
El ascet ism o de Buda parece lo opuest o de la vida m undana y no el
cam ino m edio. Por favor, explícalo.
¿Cuáles son algunos m edios práct icos para desarrollar el cent ro del
corazón?
¿Debería uno am ar en el cam ino m edio, o ser int enso t ant o en el polo
del am or com o en el del odio?
Hay m uchas pregunt as. Prim era:
Ayer por la noche dij ist e que en el albor de la ilum inación, el espacio
ent re los dos oj os, el t ercer oj o, llega a incluirlo t odo. El ot ro día dij ist e que
t odos los ilum inados est án cent rados en el om bligo, y ot ro día explicast e el
cordón de plat a del cent ro de la colum na vert ebral. Así pues, conocem os t res
cosas básicas com o raíces del hom bre. Por favor, explica la significación
relat iva y las funciones relat ivas de est as t res cosas: el cent ro del om bligo, el
t ercer oj o y el cordón de plat a.
Lo básico que hay que com prender sobre est os cent ros es est o: siem pre
que est ás cent rado dent ro, en cuant o est ás cent rado, al m argen de cuál sea
el cent ro, caes al om bligo. Si est ás cent rado en el corazón, el corazón es
irrelevant e: est ar cent rado es fundam ent al.
O si est ás cent rado en el t ercer oj o, el t ercer oj o no es básico; el punt o
básico es que t u consciencia est á cent rada. De m odo que sea cual sea el
punt o en que t e cent res, una vez que est és cent rado - en cualquier part e- ,
baj arás al om bligo.
El cent ro exist encial básico es el om bligo, pero t u cent ro funcional puede
est ar en cualquier part e. Desde ese cent ro baj arás aut om át icam ent e. No hay
necesidad de pensar en ello. ¡Y ést e no es sólo el caso del cent ro del corazón
o el cent ro del t ercer oj o. Si est ás realm ent e cent rado en la razón, en la
cabeza, t am bién caerás al cent ro del om bligo.
La cuest ión es cent rarse, pero es m uy difícil est ar cent rado en la razón,
en la cabeza. Se present an problem as. El cent ro del corazón est á basado en
el am or, la fe, la ent rega. La cabeza est á basada en la duda y la negación.
En realidad, ser t ot alm ent e negat ivo es im posible; est ar t ot alm ent e en
duda es im posible. Pero a veces ha sucedido, porque lo im posible t am bién
sucede. A veces, si t u duda alcanza una int ensidad t al que no queda nada
que creer, ni siquiera se cree a la m ent e que duda, si la duda se vuelve cont ra sí m ism a y t odo se vuelve duda; ent onces caerás al cent ro del om bligo
inm ediat am ent e. Pero, ése es un fenóm eno m uy excepcional.
La confianza es m ás fácil. Puedes confiar t ot alm ent e con m ás facilidad
de lo que puedes dudar t ot alm ent e. Puedes decir sí t ot alm ent e con m ás facilidad de lo que puedes decir no. De m anera que, incluso si est ás cent rado
en la cabeza, lo que es básico es est ar cent rado: caerás a t us raíces exist enciales. Así que est at e cent rado en cualquier part e. La colum na servirá, el
corazón servirá, la cabeza servirá. O puedes encont rar t am bién ot ros cent ros
en el cuerpo.
Los budist as hablan de nueve chakras: nueve cent ros dinám icos en el
cuerpo. Los hindúes hablan de siet e chakras: siet e cent ros dinám icos en el
cuerpo. Los t ibet anos hablan de t rece cent ros en
193
el cuerpo. Tú t am bién puedes encont rar el t uyo propio; no hay necesidad de
est udiar ésos.
Cualquier punt o del cuerpo puede convert irse en un punt o para
cent rarse. Por ej em plo, el t ant ra usa el cent ro del sexo para cent rarse. El
t ant ra funciona llevando t u consciencia a él t ot alm ent e. El cent ro sexual
servirá.
Los t aoíst as han usado el dedo gordo del pie com o cent ro. Baj a t u
consciencia al dedo gordo del pie; perm anece allí, olvídat e de t odo el cuerpo.
Dej a que t oda t u consciencia vaya al dedo gordo del pie. Eso servirá, porque,
en realidad, en lo que t e cent res es irrelevant e. Te est ás cent rando: eso es lo
básico. La cosa sucede debido a que t e cent ras, no a causa del cent ro:
recuerda est o. El cent ro no es im port ant e; cent rarse es im port ant e.
Así que no t e ext rañes, porque en t ant os m ét odos, en cient o doce
m ét odos, se ut ilizarán m uchos cent ros. No t e líes pensando qué cent ro es
m ás im port ant e o cuál es real; cualquier cent ro servirá. Puedes elegir según
t us propias inclinaciones.
Si t u m ent e es m uy sexual, es bueno elegir el cent ro sexual. Úsalo,
porque t u consciencia est á fluyendo nat uralm ent e hacia él: ent onces es
m ej or elegirlo. Pero se ha vuelt o difícil elegir el cent ro sexual. Es uno de los
cent ros m ás nat urales; t u consciencia est á at raída hacia él biológicam ent e.
¿Por qué no usar est a fuerza biológica para la t ransform ación int erna?
Conviért elo en el punt o en el que t e cent ras.
Pero el condicionam ient o social, las enseñanzas sexualm ent e represivas,
los m oralizadores... han causado un daño profundo. Est ás separado de t u
cent ro sexual. En realidad, nuest ra im agen de nuest ro yo real excluye el
cent ro sexual. I m agina t u cuerpo: pasarás por alt o los órganos sexuales; es
por eso por lo que a m ucha gent e le parece que sus órganos sexuales son
algo diferent e a ellos, no form an part e de ellos. Por eso hay t ant a ocult ación,
t ant o volverse inconscient e.
Si llegase alguien del espacio, de algún ot ro planet a, y t e viera, no
podría concebir que no t engas ningún cent ro sexual. Si t e oyera hablar, no
podría com prender que exist a algo com o el sexo. Si ent rara en t u sociedad,
en el m undo form al, no sabría que algo com o el sexo est á sucediendo.
Hem os creado una división. Hay una barrera, y hem os cort ado el cent ro
sexual de nosot ros m ism os. En realidad, debido al sexo hem os dividido el
cuerpo en dos. La part e de arriba significa «superior» en nuest ras m ent es, y
la part e de abaj o significa «inferior»: es condenada. De m anera que
«inferior» no es sólo inform ación sobre la ubicación de la m it ad de abaj o,
sino t am bién una evaluación. Tú m ism o no piensas que la part e de abaj o del
cuerpo es t ú.
Si alguien t e pregunt a: «¿Dónde est ás en t u cuerpo?», señalarás la
cabeza, porque es lo m ás alt o. Por eso los brahm anes en I ndia dicen: «Nosot ros som os la cabeza, y los sudras, los int ocables, son los pies». Los pies son
m ás baj os que la cabeza. En realidad, eres la cabeza, y los pies y las dem ás
part es sólo t e pert enecen, no son t ú. Para hacer est a división hem os hecho
ropas en dos part es: una ropa para la part e alt a del cuerpo, y ot ra para la
part e baj a. Est o es sólo para dividir el cuerpo en dos. Hay una división sut il.
La part e baj a del cuerpo no form a part e de t i. Cuelga de t i: eso es ot ra
cosa. Es por eso por lo que es difícil usar el cent ro sexual para cent rarse.
Pero si puedes usarlo, es lo m ej or, porque biológicam ent e t u energía est á
fluyendo hacia ese cent ro. Concént rat e en él. Siem pre que sient as cualquier
deseo sexual, cierra los oj os y sient e t u energía fluyendo hacia el cent ro
sexual.
Hazlo una m edit ación: siént et e a t i m ism o cent rado en el cent ro sexual.
Ent onces, de pront o advert irás un cam bio en la cualidad de la energía. La
sexualidad desaparecerá, y el cent ro sexual se volverá ilum inado, lleno de
energía, dinám ico. Sent irás la vida en su punt o m áxim o en est e cent ro. Y si
est ás cent rado, la verdad es que el sexo será olvidado com plet am ent e en ese
m om ent o. Desde el cent ro sexual sent irás la energía fluyendo por t odo
194
el cuerpo, incluso t ranscendiendo el cuerpo y ent rando en el cosm os. Si
est ás t ot alm ent e cent rado en el cent ro sexual, de pront o serás arroj ado a t u
raíz básica, al om bligo.
El t ant ra ha usado el cent ro sexual, y yo pienso que el t ant ra ha sido
uno de los enfoques m ás cient íficos hacia la t ransform ación hum ana, porque
usar el sexo es m uy cient ífico. Cuando la m ent e est á ya fluyendo hacia él,
¿por qué no usar est e fluj o nat ural com o vehículo?
Ésa es la diferencia básica ent re el t ant ra y las supuest as enseñanzas
m oralist as. Los m aest ros m oralist as nunca pueden usar el cent ro sexual para
la t ransform ación: t ienen m iedo. Y a alguien que t enga m iedo a la energía
sexual le result ará realm ent e dificilísim o t ransform arse a sí m ism o o a sí
m ism a, porque est á luchando cont ra la corrient e, fluyendo innecesariam ent e
cont ra el río.
Es fácil fluir con el río, sim plem ent e flot ar. Y si puedes flot ar sin ningún
conflict o, puedes usar est e cent ro para cent rart e.
Cualquier cent ro servirá. Puedes crear t us propios cent ros... No hay
necesidad de ser t radicional. Todos los cent ros son ut ensilios: ut ensilios para
cent rarse. Cuando est és cent rado baj arás a t u om bligo aut om át icam ent e.
Una consciencia cent rada vuelve a la fuent e original.
Segunda pregunt a:
Buda est im uló a un gran núm ero de personas para que se convirt ieran
en sannyasins: sannyasins que m endigaban para com er y vivían lej os de la
sociedad, los negocios y la polít ica. El propio Buda vivió una vida ascét ica.
Est a vida m onást ica parece est ar en el ot ro ext rem o de la vida m undana.
Est o no parece ser el cam ino m edio. ¿Puedes explicarlo?
Será difícil de com prender, porque no eres conscient e de cuál es el ot ro
polo de la vida m undana. El ot ro polo de la vida es siem pre la m uert e.
Ha habido m aest ros que dij eron que el suicidio es el único cam ino. Y no
sólo en el pasado; incluso ahora, en el present e, hay pensadores que dicen
que la vida es absurda. Si la vida com o t al no t iene sent ido, ent onces la
m uert e se vuelve significat iva. La vida y la m uert e son polos opuest os, de
m odo que lo opuest o de la vida es la m uert e. Trat a de com prenderlo. Y t e
será út il para descubrir el cam ino para t i m ism o.
Si la m uert e es el polo opuest o de la vida, ent onces la m ent e puede ir a
la m uert e m uy fácilm ent e; y así sucede. Cuando alguien se suicida, ¿has
observado que la persona que lo hace est aba dem asiado apegada a la vida?
Sólo los que est án dem asiado apegados a la vida pueden suicidarse.
Por ej em plo, est ás dem asiado apegado a t u m arido o a t u esposa y
piensas que no puedes vivir sin él o sin ella. Ent onces el m arido o la esposa
se m uere, y t ú t e suicidas. La m ent e se ha ido al ot ro ext rem o porque est aba
dem asiado apegada a la vida. Cuando la vida es frust rant e, la m ent e puede
ir al ot ro polo.
Los suicidios son de dos t ipos: el suicidio int egral y el suicidio gradual.
Puedes com et er un suicidio gradual ret rayéndot e de la vida, aislándot e,
solt ando las am arras de la vida poco a poco, m uriendo lent am ent e,
gradualm ent e.
En t iem pos de Buda había escuelas que predicaban el suicidio. Ést os
eran los verdaderos opuest os a la vida, a la vida m undana. Había escuelas
que enseñaban que suicidarse era la única salida de est e desat ino que
llam am os vida, la única salida de est e sufrim ient o. «Si est ás vivo t endrás
que sufrir», decían, «y no hay m anera de t rascender el sufrim ient o m ient ras
est ás vivo. Así que suicídat e, dest rúyet e a t i m ism o.» Seguram ent e parece
un punt o de vist a dem asiado ext rem ist a, pero int ent a com prenderlo con
profundidad. Conlleva ciert o significado.
Sigm und Freud, después de cuarent a años de t rabaj o const ant e con la
m ent e hum ana, una de las invest igaciones m ás largas que puede llevar a
195
cabo un individuo, llegó a la conclusión de que el hom bre t al com o es no
puede ser feliz. La m anera m ism a en que funciona la m ent e crea desdicha,
de m anera que, com o m ucho, la elección puede ser ent re m enos o m ás
desdicha. Ninguna desdicha no puede ser la elección. Si aj ust as t u m ent e
serás m enos desdichado, eso es t odo. Parece una sit uación m uy
desesperada.
Los exist encialist as - Sart re, Cam us y ot ros dicen que la vida nunca
puede ser dichosa. La nat uraleza m ism a de la vida es t em or, angust ia, su
frim ient o, de m odo que lo m ás que uno puede ha
cer es afront arla con
valent ía, sin ninguna esperanza.
Sólo puedes afront arla con valent ía, y eso es t odo: sin ninguna
esperanza. La sit uación en sí es desesperada. Cam us pregunt a: «Pues si ést a
es la sit uación, ¿por qué no suicidarse? Si no hay
m anera de t rascender
la vida, ¿por qué no dej ar est a vida?»
Uno de los personaj es de Dost oievski en una de las m ej ores novelas de
la hist oria, Los herm anos Karam azov, dice: «Est oy t rat ando de descubrir
dónde est á t u Dios para devolverle la ent rada: el bolet o de ent rada a la vida.
No quiero est ar aquí. Y si hay un Dios, debe de ser m uy violent o y cruel»,
dice el personaj e, «porque m e ha arroj ado a la vida sin pregunt arm e. Nunca
ha sido m i elección. ¿Por qué est oy vivo sin haberlo elegido?»
Había m uchas escuelas en t iem pos de Buda. La época de Buda fue uno
de los periodos m ás dinám icos int elect ualm ent e de la hist oria hum ana. Por
ej em plo, est aba Aj it Keshkam bal. Puede que no hayas oído su nom bre,
porque es difícil crear una escuela de adept os en t orno a los que predican el
suicidio. De m odo que no exist e ninguna sect a en t orno a Aj it Keshkam bal,
pero durant e cinco años dij o cont inuam ent e que el suicidio es el único
cam ino.
Se cuent a que alguien pregunt ó a Aj it : «Ent onces, ¿por qué no t e has
suicidado t odavía?»
Él dij o: «Sólo para predicar t engo que soport ar la vida. Tengo un
m ensaj e que dar al m undo. Si m e suicido, ¿quién predicará? ¿Quién
enseñará est e m ensaj e? Tan sólo para dar est e m ensaj e est oy aquí. De ot ra
form a, la vida no m erece la pena ser vivida.» Es el ext rem o opuest o de la
vida, de est a supuest a vida que vivim os.
El de Buda era el cam ino m edio. Buda dij o: ni la m uert e ni la vida. Eso
es lo que sannyas significa: ni apego ni repulsa a la vida, sino sólo est ar en
el m edio. De m odo que Buda dice que sannyas es est ar j ust o en el m edio.
Sannyas no es negación de la vida. Más bien, sannyas es la negación de la
vida y la m uert e. Cuando no t e preocupan ni la vida ni la m uert e, ent onces
t e haces sannyasin.
Si puedes ver los polos opuest os de la vida y la m uert e, ent onces la
iniciación a sannyas de Buda es sim plem ent e una iniciación al cam ino m edio.
Así que un sannyasin no est á realm ent e cont ra la vida. Si lo est á, no es un
sannyasin. Ent onces, en realidad es un neurót ico; se ha ido al ot ro ext rem o.
Un sannyasin t iene una consciencia m uy equilibrada: equilibrada j ust o en el
m edio.
«Si la vida es desdicha», dice la m ent e, «ent onces vet e al ot ro
ext rem o.» Pero para los budist as la vida es desdicha porque est ás en el
ext rem o. Ésa es la idea budist a: la vida es una desdicha porque est á en un
ext rem o, y la m uert e t am bién será una desdicha porque es ot ro ext rem o. La
dicha est á j ust o en el m edio, la dicha es equilibrio.
Un sannyasin es un ser equilibrado - ni inclinado a la derecha ni a la
izquierda, ni izquierdist a ni derechist a: j ust o en el m edio- , silencioso, inalt erado, sin elegir est o ni aquello, sin elegir, perm aneciendo en el cent ro.
Así que no elij as la m uert e. La elección es desdicha. Si eliges la m uert e,
habrás elegido la desdicha; si eliges la vida, habrás elegido la desdicha,
porque la vida y la m uert e son dos ext rem os. Y recuerda: son dos ext rem os
de una cosa. No son realm ent e dos, sino sólo una cosa que t iene dos polos:
la vida y la m uert e.
Si eliges uno, t endrás que ir cont ra el ot ro polo. Eso crea desdicha,
porque la m uert e est á im plícit a
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en la vida. No puedes elegir la vida sin elegir la m uert e. ¿Cóm o vas a poder?
En el m om ent o en que eliges la vida, has elegido la m uert e. Eso crea
desdicha, porque, com o result ado de haber elegido la vida, la m uert e est ará
ahí. Has elegido la felicidad; sim ult áneam ent e, sin saberlo, has elegido la
infelicidad, porque form a part e de ella.
Si has elegido el am or, has elegido el odio.
Uno est á int rínseco en el ot ro, est á ocult o allí. Y quien elij a el am or sufrirá,
porque odiará: y cuando llegue a odiar sufrirá.
No elij as, perm anece en el m edio. En el m edio est á la verdad. En un
cabo est á la m uert e, en el ot ro cabo est á la vida. Pero est a energía que se
m ueve ent re las dos, en el m edio, es la verdad. No elij as, porque elección
significa elección de una cosa cont ra ot ra. Est ar en el m edio significa no
elegir. Ent onces dej arás t odo el asunt o. Y cuando no has elegido, no se t e
puede hacer desdichado. El hom bre se hace desdichado m ediant e la elección.
No elij as. ¡Sim plem ent e sé! Es arduo, parece im posible: pero int ént alo.
Siem pre que t engas dos opuest os, int ent a est ar en el m edio. Con el t iem po
conocerás la int uición, la sensación, y una vez que conoces la sensación de
cóm o est ar en el m edio - y es algo m uy sut il, lo m ás sut il que hay en la vida- ,
una vez que t ienes la sensación, nada t e puede m olest ar, nada t e puede hacer sufrir. Ent onces exist es sin sufrim ient o.
Eso es lo que sannyas significa: exist ir sin sufrim ient o. Pero para ello
t ienes que exist ir sin elección, así que m ant ent e en el m edio. Y Buda ha
int ent ado por prim era vez, m uy conscient em ent e, crear un cam ino para
est ar siem pre en el m edio.
Tercera pregunt a:
Esclarécenos algunos punt os práct icos para abrir y desarrollar el cent ro
del corazón.
El prim er punt o: t rat a de est ar sin cabeza. Visualízat e a t i m ism o sin
cabeza; m uévet e sin cabeza. Suena absurdo, pero es uno de los ej ercicios
m ás im port ant es. Pruébalo, y ent onces sabrás. Cam ina, y sient e com o si no
t uvieras cabeza. Al principio será sólo «com o si». Será m uy ext raño.
Cuando t e llegue la sensación de que no t ienes cabeza, será m uy
ext raño y raro. Pero con el t iem po t e asent arás en el corazón.
Hay una ley... Puede que hayas vist o que alguien que est á ciego t iene
oídos m ás agudos, oídos m ás m usicales. Los ciegos son m ás m usicales; su
sensibilidad para la m úsica es m ás profunda. ¿Por qué? La energía que
norm alm ent e pasa por los oj os no puede pasar por ellos, así que elige un
curso diferent e. Pasa por los oídos.
Los ciegos t ienen una sensibilidad m ás profunda para el t act o. Si un
ciego t e t oca, not arás la diferencia, porque norm alm ent e ej ercit am os m ucho
el t act o a t ravés de los oj os; nos t ocam os m ut uam ent e a t ravés de los oj os.
Un ciego no puede t ocar con los oj os, de m anera que la energía pasa a
t ravés de sus m anos. Un ciego es m ás sensible que alguien que t iene oj os.
Puede que a veces no sea así, pero generalm ent e es así. La energía em pieza
a m overse desde ot ro cent ro si un cent ro no est á disponible.
Así que prueba est e ej ercicio del que est oy hablando - el ej ercicio de no
t ener cabeza- y de pront o not arás algo ext raño: será com o si por vez
prim era est uvieras en el corazón: Cam ina sin cabeza. Siént at e a m edit ar,
cierra los oj os; y sim plem ent e sient e que no hay cabeza. Sient e: «Mi cabeza
ha desaparecido.» Al principio será sólo «com o si», pero a la larga sent irás
que la cabeza ha desaparecido realm ent e. Y cuando sient as que t u cabeza ha
desaparecido, t u cent ro baj ará inm ediat am ent e al corazón. Est árás m irando
el m undo a t ravés del corazón y no a t ravés de la cabeza.
Cuando los occident ales llegaron a Japón por prim era vez, no podían
creer que los j aponeses llevaran siglos creyendo t radicionalm ent e que
pensaban con el om bligo. Si le pregunt as a un
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niño j aponés - que no est é educado a la occident al- «¿Dónde est á t u
pensam ient o?», se señalará el om bligo.
Han pasado siglos y siglos, y Japón ha est ado viviendo sin la cabeza. Es
sólo un concept o. Si t e pregunt o: «¿Dónde est á sucediendo t u pensam ient o?», t e señalarás la cabeza, pero un j aponés se señalará el om bligo, no la
cabeza. Y ést a es una de las razones por las que la m ent e j aponesa es m ás
calm ada, t ranquila y serena.
Ahora est e concept o ha sido alt erado porque Occident e se ha ext endido
por t odo. Ahora ya no exist e Orient e. Sólo en algunos individuos aquí y allí,
que son com o islas, exist e Orient e. Apart e de eso, Orient e ha desaparecido;
ahora el m undo ent ero es occident al.
Prueba a est ar sin cabeza. Medit a de pie ant e el espej o del cuart o de
baño. Mírat e profundam ent e a los oj os y sient e que est ás m irando desde el
corazón. Con el t iem po, el cent ro del corazón em pezará a funcionar. Y
cuando el corazón funciona, cam bia t oda t u personalidad, t oda la est ruct ura,
t oda la paut a, porque el corazón t iene su propio m odo.
Así que, en prim er lugar, prueba a est ar sin cabeza. En segundo lugar,
sé m ás am oroso, porque el am or no puede ocurrir a t ravés de la cabeza. iSé
m ás am oroso! Por eso, cuando alguien est á enam orado, pierde la cabeza. La
gent e dice que se ha vuelt o loco. Si no est ás loco y enam orado, ent onces no
est ás realm ent e enam orado. Hay que perder la cabeza. Si la cabeza sigue
ahí, sin ser afect ada, funcionando norm alm ent e, ent onces el am or no es
posible, porque para el am or necesit as que funcione el corazón, no la
cabeza. Es una función del corazón.
Sucede que cuando una persona m uy racional se enam ora, se vuelve
t ont a. Ella m ism a not a la est upidez, la t ont ería que est á haciendo. ¿Qué est á
haciendo? Ent onces divide su vida en dos part es. Crea una división. El
corazón se vuelve un asunt o callado, privado. Cuando sale de casa, sale del
corazón. Vive en el m undo con la cabeza, y sólo baj a al corazón cuando est á
am ando. Pero es m uy difícil, y norm alm ent e nunca sucede.
Est uve en Calcut a en casa de un am igo que era j uez en el Tribunal
Suprem o. Su m uj er m e dij o: «Sólo t engo un problem a que plant eart e. ¿Me
puedes ayudar?»
Así que le dij e: ¿Cuál es el problem a?». Ella dij o: «Mi m arido es t u
am igo. Te am a y t e respet a, así que si t ú le dices algo, puede que sea de
ayuda».
De m odo que le pregunt é: «¿Qué hay que decir? Dim e.»
Ella dij o: «Él sigue siendo j uez del Tribunal Suprem o incluso en la cam a.
Con él no t engo am ant e, ni am igo, ni m arido. Es j uez del Tribunal Suprem o
las veint icuat ro horas del día.»
Es difícil, es difícil baj ar de t u pedest al. Se conviert e en una act it ud fij a.
Si eres un hom bre de negocios, seguirás siéndolo t am bién en la cam a. Es
difícil acom odar dos personas dent ro, y no es fácil cam biar t u paut a
com plet am ent e, inm ediat am ent e, en el m om ent o que lo deseas. Es difícil,
pero si est ás enam orado t endrás que baj ar de la cabeza.
De m anera que para est a m edit ación t rat a de ser m ás y m ás am oroso. Y
cuando digo que seas m ás am oroso, quiero decir que cam bies la cualidad de
t u relación: dej a que est é basada en el am or. No sólo con t u esposa o con t u
hij o o con t u am igo; vuélvet e m ás am oroso hacia la vida en sí. Por eso
Mahavira y Suda han hablado de la no violencia. Era sólo para crear una
act it ud am orosa hacia la vida.
Cuando Mahavira se m ueve, anda, perm anece conscient e para no m at ar
siquiera una horm iga. ¿Por qué? En realidad, la horm iga no le at añe. Est á
baj ando de la cabeza al corazón. Est á creando una act it ud am orosa hacia la
vida en si. Cuant o m ás se basen t us relaciones en el am or - t odas las
relaciones - , m ás funcionará t u cent ro del corazón. Em pezará a funcionar;
m irarás
198
el m undo a t ravés de oj os diferent es, porque el corazón t iene su propio
m odo de m irar el m undo. La m ent e no puede m irar de esa m anera: eso es
im posible para la m ent e. ¡La m ent e sólo puede analizar! El corazón sint et iza;
la m ent e sólo puede diseccionar, dividir: separa. Sólo el corazón da unidad.
Cuando puedes m irar con el corazón, el universo ent ero parece una
unidad. Cuando lo enfocas con la m ent e, el m undo ent ero se vuelve at óm ico.
No hay unidad, sólo át om os y át om os y át om os. El corazón ofrece una
experiencia unit aria, une, y la sínt esis suprem a es Dios. Si puedes m irar con
el corazón, el universo ent ero se vuelve uno. Esa unidad es Dios.
Por eso la ciencia nunca puede encont rar a Dios. Eso es im posible,
porque el m ét odo em pleado nunca puede llegar a la unidad suprem a. El
m ét odo m ism o de la ciencia es la razón, el análisis, la división. De m anera
que la ciencia llega a las m oléculas, los át om os, los elect rones... Seguirán
dividiendo, pero nunca pueden llegar a la unidad orgánica de la t ot alidad. La
t ot alidad es im posible de m irar a t ravés de la cabeza.
Así que sé m ás am oroso. Recuerda: independient em ent e lo que est és
haciendo, la cualidad del am or debe est ar en ello. Est o t iene que ser recordado const ant em ent e. Est ás andando por la hierba: sient e que la hierba est á
viva. Cada hoj a est á t an viva com o t ú.
Mahat m a Gandhi se aloj aba con Rabindranat h Tagore en Shant i Niket an.
¡Observa sus t alant es t an diferent es! La noviolencia de Gandhi era un asunt o
m ent al. Siem pre se m ost raba razonador en t orno a ello, racional. Pensaba en
ello, se afanaba en ello, lo sopesaba, lo consideraba, y luego sacaba
conclusiones; experim ent aba, y luego sacaba conclusiones. Si has leído su
aut obiografía, recordarás que ha t it ulado el libro Experim ent os con la verdad.
La palabra m ism a «experim ent os» es cient ífica, de la razón: una palabra de
laborat orio.
Se est aba aloj ando con Rabindranat h Tagore, el poet a, y fueron a dar un
paseo j unt os por los j ardines. El t erreno est aba verde, vivo, y Gandhi le dij o
a Rabindranat h: «Sal al césped.»
Rabindranat h dij o: «Eso es im posible. No puedo cam inar por el césped.
Cada hoj a est á t an viva com o yo. No puedo pisar un fenóm eno t an vivo.»
Y Rabindranat h no era en absolut o un predicador de la no- violencia.
Nunca habló de la no- violencia, pero su enfoque era a t ravés del corazón.
Sent ía la hierba.
Gandhi reflexionó sobre lo que había dicho y luego respondió: «Tienes
razón.» Ést e es un enfoque m ent al.
Sé am oroso. I ncluso con las cosas, sé am oroso. Si est ás sent ado en una
silla, sé am oroso. Sient e la silla; t en un sent im ient o de grat it ud. La silla t e
est á dando com odidad. Sient e el cont act o, ám ala, t en un sent im ient o
am oroso. La silla m ism a no es im port ant e. Si est ás com iendo, com e
am orosam ent e.
Los hindúes dicen que la com ida es divina. Eso significa que cuando
est ás com iendo, la com ida t e est á dando vida, energía, vit alidad. Muést rat e
agradecido, sé am oroso con ella.
Norm alm ent e com em os la com ida m uy violent am ent e, com o si
est uviéram os m at ando algo, no com o si est uviéram os absorbiendo: com o si
est uviéram os m at ando. O sigues arroj ando cosas en t u barriga con m ucha
indiferencia, sin ningún sent im ient o. Toca t u com ida am orosam ent e, con
grat it ud: es t ú vida. Tóm ala, saboréala, disfrút ala. No t e m uest res
indiferent e y no seas violent o.
Nuest ros dient es son m uy violent os debido a nuest ra herencia anim al.
Los anim ales no t ienen ot ras arm as; las uñas y los dient es son sus únicas
arm as de violencia. Tus dient es son básicam ent e un arm a, de m anera que la
gent e sigue m at ando con los dient es: m at an su com ida. Por eso, cuant o m ás
violent o seas, m ás necesit arás com ida.
Pero hay un lím it e para la com ida, así que uno sigue fum ando o
m ascando chicle. Eso es violencia. Lo disfrut as porque est ás m at ando algo
con
199
t us dient es, t rit urando algo con t us dient es, así que uno sigue m ascando
chicle o pan* . Est o es una part e de violencia. Haz cualquier cosa que est és
haciendo, pero hazla am orosam ent e. No seas indiferent e. Ent onces t u cent ro
del corazón em pezará a funcionar, e irás a lo profundo del corazón.
Prim ero: prueba a est ar sin cabeza. Segundo: prueba el am or. Tercero:
sé m ás m ás est ét ico, sensible a la belleza, a la m úsica, a t odo lo que t oca el
corazón. Si est e m undo puede ser m ás diest ro para la m úsica y m enos para
las m at em át icas, t endrem os una hum anidad m ej or; si podem os adiest rar la
m ent e m ás para la poesía y m enos para la filosofía, t endrem os una
hum anidad m ej or. Porque, m ient ras est ás escuchando m úsica o t ocando
m úsica, la m ent e no es necesaria, t e sales de la m ent e.
Sé m ás est ét ico, m ás poét ico, m ás sensible.
Puede que no seas un gran m úsico o un gran poet a o un gran pint or,
pero puedes disfrut ar, y puedes crear algo por derecho propio. No hay
necesidad de ser un Picasso. Puedes pint ar t u casa t ú m ism o, puedes pint ar
algunos cuadros.
No es necesario ser un virt uoso, un Alauddin Khan. Puedes t ocar algo en
t u casa; puedes t ocar la flaut a, no im port a lo am at eur que seas. Pero haz
algo que t enga que ver con el corazón. Cant a, baila, haz algo que t enga que
ver con el corazón. Sé m ás sensible al m undo del corazón: y no se necesit a
m ucho para ser sensible.
I ncluso un pobre puede ser sensible; no es necesaria la riqueza. Puede
que no t engas un palacio en el que ser sensible. Si est ás sim plem ent e t um bado en la playa, es suficient e para ser sensible. Puedes ser sensible a la
arena, puedes ser sensible al sol, puedes ser sensible a las olas, al vient o, a
los árboles, al cielo. El m undo ent ero exist e para que seas sensible a él.
I nt ent a ser m ás sensible, est ar
* Pan: past a hecha con el frut o de la areca, hoj as de bet el, cal de,
conchas y lim ia, usada para m ascar; m uy popular en el subcont inent e indio.
( N. del T.)
m ás vivo: y act ivam ent e sensible, porque el m undo ent ero se ha vuelt o
pasivo.
Vas a un cine; ot ra persona est á haciendo algo y t ú t an sólo t e sient as
allí y m iras. Ot ra persona est á am ando en la pant alla y t ú est ás m irando.
Eres sim plem ent e un voyeur: pasivo, m uert o, sin hacer nada. No est ás
part icipando. A m enos que part icipes, t u cent ro del corazón no funcionará.
Así que a veces es m ej or bailar.
No vas a ser un gran bailarín: no es necesario. No im port a lo t orpe que
seas; baila. Eso t e hará sent ir el corazón. Mient ras est és bailando, t u cent ro
será el corazón; nunca puede est ar en la m ent e. Salt a, j uega com o un niño.
De vez en cuando, olvídat e com plet am ent e de t u nom bre, de t u prest igio, de
t u rango. Olvídalos com plet am ent e, sé com o un niño. No seas serio. Tóm at e
la vida com o una diversión, y el corazón se desarrollará. El corazón se llena
de energía.
Y cuando t engas un corazón que est á vivo, la cualidad de t u m ent e
t am bién cam biará. Ent onces puedes ir a la m ent e, puedes funcionar con la
m ent e, pero la m ent e se convert irá sim plem ent e en un inst rum ent o: puedes
usarla. Ent onces no est ás obsesionado con ella, y puedes salirt e de ella
siem pre que quieras. Ent onces eres el am o, el m aest ro. El corazón t e hará
sent ir que eres el m aest ro.
Y ot ra cosa: llegarás a saber que no eres ni la cabeza ni el corazón,
porque puedes ir del corazón a la cabeza, de la cabeza al corazón. Ent onces
sabes que eres ot ra cosa: X. Si perm aneces en la cabeza y nunca vas a
ninguna part e, t e ident ificas con la cabeza. No sabes que eres diferent e. Est e
m ovim ient o desde el corazón a la cabeza y desde la cabeza al corazón t e
hará advert ir que eres t ot alm ent e diferent e. A veces est ás en el corazón y a
veces est ás en la cabeza, pero no eres ni el corazón ni la cabeza.
Est e t ercer punt o de conciencia t e llevará al t ercer cent ro: al om bligo. Y
el om bligo no es realm ent e un cent ro. Ahí ¡eres! Es por eso por lo que no
puede ser desarrollado; sólo puede ser descubiert o.
200
Cuart a pregunt a:
Dij ist e que los psicólogos occident ales ahora dicen que es m ej or no
evit ar las peleas en una relación am orosa, y que afront arlas cuando llegan
hace que el am or sea m ás int enso. Luego hablast e del cam ino m edio que
Buda, que excluye am bos ext rem os. Para los que aún no han t ranscendido al
am or que est á m ás allá de los dos polos, ¿qué cam ino es preferible para los
am ant es en t u opinión?
Algunos punt os básicos: en prim er lugar, el am or de la m ent e est á
abocado a ser un m ovim ient o ent re los dos polos opuest os del odio y el
am or. Con la m ent e, la dualidad est á abocada a exist ir. De m anera que si
est ás am ando a alguien con la m ent e, no puedes escapart e del ot ro polo.
Puedes ocult arlo, puedes reprim irlo, puedes olvidart e de él: los que
denom inam os civilizados siem pre est án haciendo eso. Pero ent onces se
vuelven alet argados, m uert os.
Si no puedes luchar con t u am ant e, si no puedes enfadart e, la
aut ent icidad del am or se pierde. Si reprim es la ira, esa ira reprim ida se hará
part e de t i, y esa ira reprim ida no perm it irá que t e suelt es t ot alm ent e
m ient ras est és am ando. Siem pre est á ahí. Est ás cont eniéndola; la has reprim ido.
Si est oy enfadado y lo he reprim ido, ent onces cuando est oy am ando, la
ira reprim ida est á ahí, y eso hará que m i am or est é m uert o. Si no he sido
aut ént ico en m i ira, no puedo ser aut ént ico en m i am or. Si eres aut ént ico,
ent onces eres aut ént ico en am bos. Si no eres aut ént ico en uno, no puedes
ser aut ént ico en el ot ro.
En t odo el m undo, lo que denom inam os enseñanzas, civilización,
cult ura, ha am ort iguado el am or com plet am ent e. Y est o ha sucedido en
nom bre del am or. Dicen: «Si am as a alguien, no t e enfades; t u am or es falso
si t e enfadas. Así que no t e pelees, así que no odies.»
Por supuest o, parece lógico. Si est ás enam orado, ¿cóm o vas a odiar? De
m odo que cort am os t ot alm ent e la part e de odio. Pero con la part e de odio
cort ada, el am or se vuelve im pot ent e. Es com o si le hubieras cort ado una
pierna a un hom bre y luego le dij eras: «¡Ahora m uévet e! Ahora puedes
correr, eres libre para correr.» Pero le has cort ado una pierna, así que no se
puede m over.
El odio y el am or son dos polos de un solo fenóm eno. Si cort as el odio,
el am or est ará m uert o e im pot ent e. Es por eso por lo que t oda fam ilia se ha
vuelt o im pot ent e. Y ent onces t e da m iedo solt art e. Cuando est ás enam orado
no puedes solt art e com plet am ent e porque t ienes m iedo. Si t e suelt as
com plet am ent e, puede que la ira, la violencia, el odio que est á ocult o y
reprim ido, salga. Así que t ienes que em puj arlo hacia abaj o cont inuam ent e.
En lo m ás ínt im o de t i t ienes que luchar cont ra ello cont inuam ent e. Y al
luchar cont ra ello no puedes ser nat ural y espont áneo. Ent onces posas com o
que est ás am ando. Finges, y t odo el m undo lo sabe: t u esposa sabe que
est ás fingiendo, y t ú sabes que t u esposa est á fingiendo. Todo el m undo est á
fingiendo. Ent onces t oda la vida se vuelve falsa.
Hay que hacer dos cosas para ir m ás allá de la m ent e. Prim ero, ent ra en
m edit ación, y luego conect a con el nivel de no- m ent e dent ro de t i. Ent onces
conseguirás un am or que no t endrá ningún polo opuest o. Pero ent onces en
ese am or no habrá excit ación, pasión. Ese am or será silencioso: una
profunda paz sin ni siquiera una oscilación.
Un Buda, un Jesús, t am bién am an. Pero en ese am or no hay excit ación,
no hay fiebre. La fiebre viene del polo opuest o, la excit ación viene del polo
opuest o. Dos polos opuest os crean t ensión. Pero el am or de Buda, el am or
de Jesús es un fenóm eno silencioso, de m anera que sólo los que han
alcanzado el est ado de no- m ent e pueden com prender su am or.
Jesús pasaba, y hacía calor, al m ediodía. Est aba cansado, así que
descansó baj o un árbol. No sabía
201
a quién pert enecía el árbol. Pert enecía a María Magdalena. María era
prost it ut a.
Miró por la vent ana y vio a est e hom bre t an bello, uno de los m ás bellos
que han nacido. Se sint ió at raída, y no sólo at raída: sint ió pasión. Salió y le
dij o a Jesús: «Ent ra en m i casa. ¿Por qué est ás descansando aquí? Eres
bienvenido.»
Jesús vio pasión, am or - lo que denom ináis am or- en sus oj os. Jesús
dij o: «La próxim a vez, cuando est é ot ra vez cansado al pasar por aquí, iré a
t u casa. Pero ahora m ism o la necesidad ya est á sat isfecha. Est oy list o para
andar de nuevo, así que gracias.»
María se sint ió insult ada. Est o era raro... En realidad, ella nunca había
invit ado a nadie ant es. La gent e venía de m uy lej os t an sólo para m irarla.
I ncluso reyes venían a ella, y aquí est aba est e m endigo rechazándola. Jesús
era sólo un m endigo, un vagabundo: un hippie, y la rechazaba. Así que María
le dij o a Jesús: «¿Es que no sient es m i am or? Est o es una invit ación de
am or. ¡Ent ra! No m e rechaces. ¿Es que no hay nada de am or en t u
corazón?»
Jesús le dij o com o respuest a: «Yo t am bién t e am o; y en realidad, t odos
los que vienen fingiendo que t e am an, no t e am an.» Le dij o: «Sólo yo t e
am o.»
Y t enía razón. Pero ese am or t iene una cualidad diferent e. Ese am or no
t iene el polo opuest o, el cont rast e. Por t ant o, falt a la t ensión, falt a la excit ación. Jesús no est á excit ado por el am or, no est á febril. Y para él, el am or
no es una relación, es un est ado de ser.
Ve m ás allá de la m ent e; alcanza un nivel de no- m ent e. Ent onces el
am or florece, pero ese am or no t iene un opuest o. Más allá de la m ent e nada
t iene un opuest o. Más allá de la m ent e t odo es uno. En la m ent e, t odo est á
dividido en dos. Pero si est ás en la m ent e, es m ej or ser aut ént ico
que
ser falso.
Así que sé aut ént ico cuando t e sient as enfadado con t u am ant e o t u
am ada. Sé aut ént ico m ient ras est és enfadado, y luego, sin ninguna represión, cuando llegue el m om ent o del am or, cuando la m ent e se vaya al
ot ro ext rem o, t endrás un fluj o espont áneo. De m odo que, con la m ent e,
considera que la pelea form a part e de ello. Es el m ecanism o m ism o de la
m ent e funcionar en polos opuest os. Así que sé aut ént ico en t u ira, sé
aut ént ico en t u lucha; ent onces serás aut ént ico t am bién en t u am or.
De m anera que, para los am ant es, m e gust aría decir: sé aut ént ico. Y si
eres realm ent e aut ént ico, sucederá un fenóm eno único. Te hart arás de t odo
el desat ino de irt e a los polos opuest os. Pero sé aut ént ico; de ot ro m odo
nunca t e hart arás.
Alguien con una m ent e reprim ida nunca se da cuent a realm ent e de que
est á apresado en los polos opuest os. Nunca est á realm ent e enfadado, nunca
est á realm ent e enam orado, de m anera que no t iene ninguna experiencia real
de la m ent e. Por lo t ant o, recom iendo ser aut ént ico. No seas falso. ¡Sé real!
y la aut ent icidad t iene su propia belleza. Tu am ant e, t u am ada, ent enderá
cuando est és realm ent e enfadado, aut ént icam ent e enfadado. Sólo una ira
fingida o una no- ira falsa no pueden ser perdonadas. Sólo una cara falsa no
puede ser perdonada. Sé aut ént ico, y ent onces serás aut ént ico t am bién en el
am or. Ese am or aut ént ico com pensará, y m ediant e est a vida aut ént ica t e
hart arás. Llegarás a pregunt art e qué est as haciendo: por qué eres sólo un
péndulo que va de un polo a ot ro. Est arás aburrido, y sólo ent onces puedes
decidir ir m ás allá de la m ent e y m ás allá de la polaridad.
Sé un hom bre aut ént ico o una m uj er aut ént ica.
No perm it as ninguna falsedad, no finj as. Sé real y sufre la realidad. El
sufrim ient o es bueno. El sufrim ient o es en realidad un adiest ram ient o, una
disciplina. ¡Súfrelo! Sufre la ira y sufre el am or y sufre el odio. Recuerda sólo
una cosa: nunca seas falso. Si no sient es am or, ent onces di que no sient es
am or. No finj as; no int ent es m ost rar que am as. Si est ás enfadado, ent onces,
di que est ás enfadado, y est at e enfadado.
202
Habrá m ucho sufrim ient o, pero vívelo. Por m edio de ese sufrim ient o
nace una nueva consciencia. Te das cuent a de t odo el desat ino del odio y el
am or. Odias a esa persona y t am bién am as a la m ism a persona, y sigues
m oviéndot e en círculo. Ese círculo se volverá claro com o el agua para t i, y
sólo se vuelve claro com o el agua m ediant e el sufrim ient o.
No t e escapes del sufrim ient o. Necesit as un sufrim ient o real. Es com o el
fuego: t e quem ará. Todo lo que es falso se quem ará y quedará t odo lo que
es real. Est o es lo que los exist encialist as llam an «aut ent icidad». Sé
aut ént ico, y ent onces ya no puedes est ar en la m ent e. Sé no- aut ént ico, y est arás durant e vidas y vidas en la m ent e.
Te aburrirás de la dualidad. Pero ¿cóm o se puede aburrir uno de la
dualidad a m enos que est é realm ent e en la dualidad, no fingiendo? Ent onces
sabrás que el supuest o am or de la m ent e no es m ás que una enferm edad.
¿Has observado que un am ant e no puede dorm ir? No est á a gust o: est á
febril. Si lo exam inas, m ost rará m uchos sínt om as de m uchas enferm edades.
Est e am or, el supuest o am or de la m ent e y el cuerpo, en realidad es una
enferm edad, pero uno perm anece ocupado: ésa es su función. De ot ro m odo
t e sent irás desocupado, com o si no est uvieras haciendo nada en est e m undo.
Tu vida ent era parecerá vacía, así que el am or es bueno para llenarla.
La m ent e m ism a es la enferm edad, de m anera que t odo lo que
pert enezca a la m ent e va a ser una enferm edad. Sólo m ás allá de la m ent e,
donde no est ás dividido en dualidad, donde eres uno, sólo ahí florece un
am or diferent e. Jesús lo llam a am or. Buda lo llam a com pasión. Est o es sólo
para hacer una dist inción. Da igual lo que lo llam es.
Hay una posibilidad de un am or que no t iene un opuest o, pero ese am or
sólo puede llegar cuando vas m ás allá de est e am or. Y para ir m ás allá,
sugiero que seas aut ént ico. Que seas aut ént ico; en el odio, en el am or, en la
ira, en t odo, sé aut ént ico: real, sin fingir, porque sólo una realidad puede ser
t ranscendida. No puedes t rascender cosas irreales.
203
Ca pít u lo 1 3
Ce n t r a r se I n t e r n a m e n t e
Los Su t r a s
1 8 Mira am orosam ent e algún obj et o. No t e vayas a ot ro
Aquí, en m edio del obj et o: la bendición.
obj et o.
1 9 Sin apoyo para los pies o las m anos, siént at e sólo sobre las nalgas.
De pront o, el cent ram ient o.
2 0 En un vehículo en m ovim ient o, bam boleándot e rít m icam ent e,
experim ent a. O en un vehículo, parado, m eciéndot e en círculos invisibles
cada vez m ás lent os.
2 1 Perfora alguna part e de t u form a llena de néct ar con un alfiler, y
ent ra dulcem ent e en el pinchazo y alcanza la pureza int erna.
EL cuerpo hum ano es un m ecanism o m ist erioso. Su funcionam ient o es
bidim ensional. Para ir hacia fuera, t u consciencia pasa por los sent idos para
ent rar en cont act o con el m undo, para ent rar en cont act o con la m at eria.
Pero ést a es sólo una dim ensión de las funciones de t u cuerpo. Tu cuerpo
t iene t am bién ot ra dim ensión: t e lleva hacia dent ro. Si la consciencia sale,
t odo lo que conoces es m at eria; si la consciencia ent ra, t odo lo que conoces
es no- m at eria. En, realidad, no hay división: la m at eria y la no- m at eria son
una sola cosa. Pero si est a realidad - X- se m ira a t ravés de los, oj os, los
sent idos, parece m at eria. Est a m ism a realidad - X- m irada desde dent ro - no a
t ravés de los sent idos, sino del cent ram ient o- parece no- m at eria. La realidad
es una, pero puedes m irarla de dos m aneras. Una es a t ravés de los
sent idos; la ot ra no es a t ravés de los sent idos. Todas est as t écnicas de cent rarse son en realidad para llevart e a un punt o en t i m ism o en el que los
sent idos no funcionan, en el que est ás m ás allá de los sent idos.
Hay que com prender t res cosas ant es de que nos adent rem os en las
t écnicas. En prim er lugar, cuando ves por m edio de los oj os, los oj os no est án viendo; son sólo abert uras para ver. El que ve est á det rás de los oj os. Lo
que m ira a t ravés de los oj os no es los oj os. Por eso puedes cerrar los oj os y
aún ver, sueños, visiones, im ágenes. El que ve est á det rás de los sent idos;
va al m undo a t ravés de los sent idos. Pero si cierras los sent idos, el que ve
sigue dent ro.
Si el que ve, est a consciencia, est á cent rado, de pront o t om a conciencia
de sí m ism o. Y cuando eres conscient e de t i m ism o, eres conscient e de la
exist encia t ot al, porque t ú y la exist encia no sois dos. Pero para t om ar
consciencia de uno m ism o uno necesit a cent rarse. Con «cent rarse» quiero
decir que t u consciencia no est á dividida en m uchas direcciones, no se est á
yendo a ninguna part e; perm anece en sí m ism a..., sin m overse, enraizada,
sin ninguna dirección, sim plem ent e perm aneciendo ahí: dent ro.
Parece difícil perm anecer dent ro, porque para nuest ras m ent es incluso
est e pensar en cóm o perm anecer dent ro se conviert e en un salir. Em pezam os a pensar: el «cóm o» em pieza a pensar. Pensar en dent ro, en lo int erno,
t am bién es un pensam ient o para nosot ros: y t odo pensam ient o de por sí
pert enece a lo ext erno, nunca a lo int erno, porque en el cent ro m ás ínt im o
eres sim plem ent e consciencia.
Los pensam ient os son com o nubes. Han llegado a t i, pero no son t uyos.
Todo pensam ient o viene de fuera, de lo ext erno. No puedes producir ni un
solo pensam ient o dent ro, en lo int erno. Todo pensam ient o viene de fuera; no
hay ninguna posibilidad de crear un pensam ient o dent ro. Los pensam ient os
son nubes que llegan a t i. De m odo que cuando est ás pensando, no est ás
dent ro: recuérdalo.
207
Est ar pensando es est ar fuera. Así que incluso si est ás pensando en lo
int erno, el alm a, el ser, no est ás dent ro.
Todos est os pensam ient os sobre el ser, sobre lo int erno, lo int erior, han
venido de fuera; no son t uyos. Lo único que es t uyo es la sim ple consciencia,
com o el cielo, sin las nubes.
Así que ¿qué se puede hacer? ¿Cóm o conseguir est a sim ple conciencia
dent ro? Se usan algunas t áct icas, porque direct am ent e no puedes hacer
nada. Son necesarias algunas t áct icas m ediant e las cuales eres arroj ado
dent ro, eres arroj ado a ella. Est e cent ro siem pre necesit a un acercam ient o
indirect o; no puedes abordarlo direct am ent e. Com prende est o claram ent e,
porque es m uy básico.
Est ás t ocando un inst rum ent o, y luego dices que era una experiencia
m uy dichosa, que «m e sent ía m uy feliz, lo disfrut é: Ha quedado una sut il
felicidad». Alguien t e escucha. El, com o t odo el m undo, t am bién est á
buscando la felicidad. Dice: «Ent onces debo t ocar un inst rum ent o, porque si
t ocando se logra la felicidad, ent onces debo lograrla.» Él t am bién t oca, pero
est á ocupado direct am ent e con la felicidad, con la dicha, con el disfrut e. La
felicidad es un result ado adicional. Si est ás t ot alm ent e en ello m ient ras
t ocas, absorbido, result a la felicidad, pero si est ás const ant em ent e
anhelando la felicidad, no sucede nada. Tocar es el com ienzo.
Est áis escuchando m úsica. Alguien dice: «Me sient o m uy dichoso.» Pero
si est ás preocupado const ant em ent e con la dicha, ni siquiera podrás
escuchar. Esa preocupación, esa codicia de dicha se convert irá en una
barrera. La dicha es un result ado adicional; no puedes agarrarla
direct am ent e.
Es un fenóm eno t an delicado que sólo t e puedes aproxim ar ir a él
indirect am ent e. Haces ot ra cosa y sucede. No puedes hacerla direct am ent e.
Todo lo que es bello, t odo lo que es et erno es t an delicado que si t rat as
de cogerlo direct am ent e se dest ruye. Eso es lo que se deriva de las t écnicas
y las t áct icas. Est as t écnicas t e dicen que hagas algo. Lo que est ás haciendo
no es significat ivo, lo significat ivo es lo que result a. Pero t u m ent e debe est ar
ocupada haciendo, ocupada con la t écnica, no con el result ado. El result ado
sucede: est á abocado a suceder. Pero siem pre sucede indirect am ent e, así
que no t e ocupes del result ado. Ocúpat e de la t écnica. Hazla t an t ot alm ent e
com o puedas, y olvídat e del result ado. El result ado sucede, pero t e puedes
convert ir en una barrera para él.
Si sólo est ás preocupado por el result ado, nunca sucederá. Y ent onces
t odo se vuelve m uy ext raño. La gent e viene a m í y m e dice: «Dij ist e que si
m edit am os sucederá est o, pero est am os m edit ando y est o no sucede.» Y
t ienen razón, pero han olvidado la condición: t ienes que olvidart e del result ado; sólo ent onces sucede. Tienes que est ar t ot alm ent e en el act o.
Cuant o m ás est ás en el act o, ant es sucede el result ado.
Pero siem pre es indirect o. No puedes ser agresivo con ello, no puedes
ser violent o con ello. Es un fenóm eno enorm em ent e delicado, no puede ser
at acado. Llega a t i cuando est ás involucrado t an t ot alm ent e en ot ra cosa que
t u espacio int erno est á vacío. Todas est as t écnicas son indirect as. No hay
ninguna t écnica direct a para el suceso espirit ual.
1 8 M ir a a m or osa m e n t e u n obj e t o.
Sext a t écnica para cent rarse: Mira am orosam ent e algún obj et o. No t e
vayas a ot ro obj et o. Aquí, en m edio del obj et o: la bendición.
Debería repet irlo: Mira am orosam ent e algún obj et o. No t e vayas a
ot ro... No t e m uevas a ot ro obj et o. Aquí, en m edio del obj et o: la bendición.
Mira am orosam ent e algún obj et o... Am orosam ent e es la clave. ¿Has
m irado alguna vez algún obj et o am orosam ent e? Puede que digas que sí porque no sabes lo que significa m irar am orosam ent e un obj et o. Puede que
hayas m irado lascivam ent e
208
un obj et o: eso es ot ra cosa. Eso es t ot alm ent e diferent e, diam et ralm ent e
opuest o. Así que, prim ero, la diferencia; t rat a de advert ir la diferencia.
Una cara guapa, un cuerpo herm oso: lo m iras y t e parece que lo est ás
m irando am orosam ent e. Pero ¿por qué lo est ás m irando? ¿Quieres conseguir
algo de él? Ent onces es lascivia, no am or.
¿Quieres sacarle provecho? Ent onces es lascivia, no am or. Ent onces, en
realidad, est ás pensando cóm o usar est e cuerpo, cóm o poseerlo, cóm o hacer
de est e cuerpo un inst rum ent o para t u felicidad.
Lascivia significa usar algo para t u felicidad; am or significa que t u
felicidad no t e preocupa en absolut o. En realidad, lascivia significa cóm o
conseguir algo de ello, y am or significa cóm o dar algo. Son diam et ralm ent e
opuest os.
Si ves una cara guapa y sient es am or por esa cara, el sent im ient o
inm ediat o en t u consciencia será cóm o hacer algo para hacer feliz a esa cara,
cóm o hacer algo para hacer feliz a ese hom bre o esa m uj er. El int erés no
recae en t i, el int erés recae en el ot ro.
En el am or, lo im port ant e es el ot ro; en la lascivia, lo im port ant e eres
t ú. En la lascivia est ás pensando en cóm o convert ir al ot ro en t u
inst rum ent o; en el am or est ás pensando en cóm o convert irt e t ú m ism o en
inst rum ent o. En la lascivia vas a sacrificar al ot ro; en el am or t e vas a
sacrificar a t i m ism o. Am or significa dar; lascivia significa conseguir. El am or
es una ent rega; la lascivia es una agresión.
Lo que digas es insignificant e: incluso en la lascivia hablas en t érm inos
de am or. Tu lenguaj e no es m uy significat ivo, así que no t e engañes. Mira
dent ro de t i, y ent onces llegarás a com prender que ni siquiera una vez en t u
vida has m irado am orosam ent e a alguien o a algún obj et o.
La segunda dist inción que hay que hacer: est e sut ra dice: Mira
am orosam ent e algún obj et o. En realidad, incluso si m iras am orosam ent e
algo m at erial, inanim ado, el obj et o se volverá una persona. Si lo m iras
am orosam ent e, t u am or es la clave para t ransform ar algo en una persona. Si
m iras am orosam ent e un árbol, el árbol se vuelve una persona.
Just o el ot ro día, est aba hablando con Vivek y le dij e que cuando nos
m udem os al nuevo ashram pondrem os nom bre a cada árbol, porque t odo árbol es una persona. ¿Has oído alguna vez que alguien ponga nom bre a un
árbol? Nadie pone nom bre a un árbol, porque nadie sient e am or por él. Si
sucediera lo cont rario, un árbol se volvería una persona. Ent onces no es
sim plem ent e uno ent re una m ult it ud; se vuelve único.
Pones nom bre a los perros y los gat os. Cuando le pones un nom bre a un
perro y lo llam as Tigre o alguna ot ra cosa, el perro se vuelve una persona.
Ent onces no es sólo un perro ent re ot ros perros, sino que adem ás t iene
personalidad; has creado una persona. Cuando m iras am orosam ent e algo, se
vuelve una persona.
Y lo cont rario t am bién es ciert o. Cuando m iras con oj os lascivos a una
persona, la persona se vuelve un obj et o, una cosa. Por eso los oj os lascivos
son repulsivos: porque a nadie le gust a convert irse en una cosa. Cuando
m iras a t u esposa con oj os lascivos - o a cualquier ot ra m uj er, u hom bre, con
oj os lascivos- , el ot ro se sient e herido. ¿Qué est ás haciendo en realidad?
Est ás convirt iendo una persona, una persona vivient e, en un inst rum ent o
m uert o. Est ás pensando en cóm o «usar», y la persona es m at ada.
Por eso los oj os lascivos son repulsivos, feos.
Lo que digas es insignificant e: incluso en la lascivia hablas en t érm inos
de am or. Tu lenguaj e no es m uy significat ivo, así que no t e engañes. Mira
dent ro de t i, y ent onces llegarás a com prender que ni siquiera una vez en t u
vida has m irado am orosam ent e a alguien o a algún obj et o.
209
Por ej em plo, si eres un em pleado en una oficina o un m aest ro en una
escuela o un profesor en una universidad, t u puest o es reem plazable. Ot ro
profesor t e reem plazará; puede reem plazart e en cualquier m om ent o porque
eres sim plem ent e usado allí com o profesor. Tienes un sent ido y significado
funcional.
Si eres un em pleado, cualquier ot ra persona es capaz de hacer el t rabaj o
fácilm ent e. El t rabaj o no t e esperará. Si t e m ueres ahora m ism o, al m om ent o siguient e alguien t e reem plazará y el m ecanism o cont inuará. Tú eras sólo
una figura: ot ra figura servirá. Eras sólo una ut ilidad.
Pero ent onces alguien se enam ora de est e em pleado o de est e profesor.
De pront o el em pleado ya no es un em pleado; se ha vuelt o una persona
única., Si m uere, la am ada no puede reem plazarlo. Es irrem plazable.
Ent onces el m undo ent ero puede seguir igual, pero la persona que est aba
enam orada no puede seguir igual. Est a unicidad, est e ser una persona,
sucede a t ravés del am or.
Est e sut ra dice: Mira am orosam ent e algún obj et o. No hace ninguna
dist inción ent re un obj et o y una persona. No es necesario, porque cuando
m iras am orosam ent e cualquier cosa se vuelve una persona. La m irada
m ism a cam bia, t ransform a.
Puede que hayas observado, o no, lo que sucede cuando conduces un
coche concret o, pongam os un Fiat . Hay m iles y m iles y m iles de Fiat
exact am ent e sim ilares, pero t u coche, si est ás enam orado de él, se vuelve
único: una persona. No puede ser reem plazado; se ha creado una relación.
Ahora percibes ese coche com o a una persona. Si algo va m al, un ligero
sonido, lo adviert es. Y los coches son m uy t em peram ent ales. Conoces el
t em peram ent o de t u coche: cuándo se sient e bien y cuándo se sient e m al. El
coche se vuelve, con el t iem po, una persona.
¿Por qué? Si hay una relación de am or, cualquier cosa se vuelve una
persona. Si hay una relación de lascivia, ent onces una persona se vuelve una
cosa. Y ést e es uno de los act os m ás inhum anos que puede hacer el hom bre:
convert ir a alguien en una cosa.
Mira am orosam ent e algún obj et o... Así que ¿qué hay que hacer? Cuando
m ires am orosam ent e, ¿qué t ienes que hacer? Lo prim ero: olvídat e de t i
m ism o. ¡Olvídat e com plet am ent e de t i m ism o! Mira una flor y olvídat e
com plet am ent e de t i m ism o. Dej a en paz a la flor; vuélvet e com plet am ent e
ausent e. Sient e la flor; y un profundo am or fluirá de t u consciencia hacia la
flor. Y dej a que t u consciencia se llene con sólo un pensam ient o: cóm o
puedes ayudar a est a flor a florecer m ás, a volverse m ás bella, a volverse
m ás dichosa. ¿Qué puedes hacer?
No es significat ivo si puedes hacer algo o no; eso no es relevant e. La
sensación de qué puedes hacer - est e dolor, est e profundo m alest ar acerca de
qué puedes hacer para hacer est a flor m ás bella, m ás viva, m ás florecient ees significat iva. Dej a que est e pensam ient o reverbere en t odo t u ser. Dej a
que cada fibra de t u cuerpo y de t u m ent e lo sient a. Te t raspasará un
éxt asis, y la flor se volverá una persona.
No t e vayas a ot ro obj et o... No t e puedes ir. Si est ás en una relación de
am or, no t e puedes ir. Si am as a alguien en est e grupo, ent onces t e olvidas
de t oda la m ult it ud; sólo perm anece una cara. En realidad, no ves a nadie
m ás, sólo ves una cara. Todas las dem ás est án ahí, pero son sublim inales:
t an sólo en la periferia de t u consciencia. No exist en. Son sólo som bras; sólo
una cara perm anece. Si am as a alguien, sólo perm anece esa cara, así que no
t e puedes ir.
No t e vayas a ot ro obj et o, perm anece con uno. Perm anece con una rosa
o perm anece con el rost ro de una persona am ada. Perm anece ahí am ando,
fluyendo con sólo un corazón, con la sensación de «¿Qué puedo hacer para
que el am ado sea m ás feliz, dichoso?».
Aquí, en m edio del obj et o: la bendición. Y cuando sucede est o, est ás
ausent e, no preocupado por t i m ism o en absolut o, no egoíst a, no pensando
210
en función de t u placer, t u grat ificación. Te has olvidado com plet am ent e de t i
m ism o, y est ás pensando sólo en función del ot ro. El ot ro se ha vuelt o el
cent ro de t u am or; t u consciencia est á fluyendo hacia el ot ro. Con profunda
com pasión, con un profundo sent im ient o de am or, est ás pensando: «¿Cóm o
puedo hacer dichoso al am ado?» En est e est ado, de pront o, Aquí, en m edio
del obj et o: la bendición.
De pront o, com o result ado adicional, llega a t i la bendición. De pront o
est ás cent rado.
Est o parece paradój ico, porque est e sut ra dice que t e olvides de t i
m ism o com plet am ent e, que no pienses en t i m ism o, que vayas al ot ro
com plet am ent e. Se cuent a que Buda decía cont inuam ent e que siem pre que
reces, reza por los dem ás, nunca por t i m ism o. De lo cont rario la oración es
inút il.
Un hom bre vino a Buda y dij o: «Acept o t u enseñanza, pero hay sólo una
cosa que es m uy difícil de acept ar. Dices que cuando orem os no debem os
pensar en nosot ros m ism os. Tenem os que decir: «Sea cual sea el result ado
de m i oración, que ese result ado sea dist ribuido a t odos.» El hom bre dij o:
«Est o est á bien, pero ¿puede hacer t an sólo una excepción? No a m i vecino
de al lado él es m i enem igo. Que est a bendición sea dist ribuida a t odos
except o a m i vecino de al lado.»
La m ent e es egocént rica, así que Buda dij o: «Tu oración es vana. Nada
result ará de ella a m enos que est és dispuest o a darlo t odo, a dist ribuirlo
t odo, y ent onces t odo será t uyo.»
En el am or t e olvidas de t i m ism o. Parece paradój ico: ent onces ¿cuándo
y cóm o sucederá el cent ram ient o? Est ando t ot alm ent e ocupado con el ot ro,
con la felicidad del ot ro, cuando t e olvidas com plet am ent e de t i m ism o y sólo
queda el ot ro, de pront o t e llenas de dicha: la bendición.
¿Por qué? Porque cuando no est ás ocupado cont igo m ism o t e vuelves
vacant e, vacío; se crea el espacio int erno. Cuando t u m ent e est á t ot alm ent e
ocupada con el ot ro, t e quedas sin m ent e dent ro de t i. Ent onces no hay
pensam ient os dent ro. Y ent onces est e pensam ient o - «¿Cóm o puedo ayudar?
¿Cóm o puedo crear m ás dicha? ¿Cóm o puede ser m ás feliz el ot ro?»- ya no
puede cont inuar, porque, en realidad, no hay nada que puedas hacer. Est e
pensam ient o se conviert e en un st op. No hay nada que puedas hacer. ¿Qué
puedes hacer? Si piensas que puedes hacer algo, t odavía est ás pensando en
función de t i m ism o: el ego.
Con el obj et o del am or uno se vuelve t ot alm ent e desvalido: recuerda
est o. Siem pre que am as a alguien t e sient es t ot alm ent e desvalido. Ésa es la
agonía del am or: uno no puede percibir lo que puede hacer. Quiere hacerlo
t odo, quiere dar el universo ent ero al am ant e o la am ada, pero ¿qué puede
hacer? Si piensas que puedes hacer est o o lo ot ro, aún no est ás en una
relación de am or. El am or es m uy desvalido, absolut am ent e desvalido, y ese
desvalim ient o es su belleza, porque en ese desvalim ient o t e ent regas.
Am a a alguien y t e sent irás desvalido; odia a alguien y puedes hacer
algo. Am a a alguien y t e sent irás absolut am ent e desvalido: porque ¿qué
puedes hacer? Cualquier cosa que puedas hacer parece insignificant e, sin
sent ido; nunca es suficient e. No se puede hacer nada. Y cuando uno sient e
que no hay nada que hacer, uno adviert e que est á desvalido. Cuando uno
quiere hacer de t odo y sient e que no se puede hacer nada, la m ent e se para.
En est a ent rega desvalida, sucede. Est ás vacío. Es por eso por lo que el am or
se conviert e en una profunda m edit ación.
En realidad, si am as a alguien, no es necesaria ninguna ot ra m edit ación.
Pero com o nadie am a, son necesarios cient o doce m ét odos; y puede que ni
siquiera ellos sean suficient e.
El ot ro día vino alguien. Me decía: «Me da m ucha esperanza. Te he oído
decir que hay cient o doce m ét odos; no lo sabía. Me da m ucha esperanza,
pero de algún m odo m e viene t am bién una depresión a la m ent e: ¿sólo
cient o doce m ét odos? ¿Y si est os cient o doce m ét odos no funcionan conm igo,
no hay un cient o t rece?»
211
Y t iene razón. ¡Tiene razón! Si est os cient o doce m ét odos no funcionan
cont igo, ent onces se acabó. Así que, t al com o él sugiere, una depresión sigue
a la esperanza. Pero, en realidad, son necesarios m ét odos porque falt a el
m ét odo básico. Si puedes am ar, no es necesario ningún m ét odo.
El am or m ism o es el m ét odo m áxim o, pero el am or es difícil; en ciert o
m odo, im posible. Am or significa sacart e a t i m ism o de t u consciencia, y en el
m ism o lugar, donde exist ía t u ego, poner a ot ra persona. Reem plazart e a t i
m ism o por ot ra persona significa am or: com o si ya no est uvieras y sólo
est uviese el ot ro.
Jean- Paul Sart re dice que el ot ro es el infierno, y t iene razón. Tiene
razón porque el ot ro sólo crea infierno para t i. Pero t am bién est á equivocado,
porque si el ot ro puede ser el infierno, el ot ro puede ser el cielo. Si vives
m ediant e la lascivia, el ot ro es un infierno, porque est ás t rat ando de m at ar a
esa persona. Est ás int ent ando convert ir a esa persona en una cosa. Ent onces
esa persona reaccionará t am bién y t rat ará de convert irt e en una cosa, y eso
crea el infierno.
De m anera que t odo m arido y t oda esposa est án creándose m ut uam ent e
el infierno, porque cada uno est á t rat ando de poseer al ot ro. La posesión sólo
es posible con las cosas, nunca con las personas. Sólo puedes ser poseído
por una persona; nunca puedes poseer a una persona. Una cosa puede ser
poseída, pero t ú int ent as poseer personas. A t ravés de ese esfuerzo, las
personas se vuelven cosas. Si t e conviert o en una cosa, reaccionarás.
Ent onces soy t u enem igo. Ent onces int ent arás hacer de m í una cosa: eso
crea el infierno.
Est ás sent ado solo en t u habit ación, y de repent e t e das cuent a de que
alguien est á m irando furt ivam ent e por el oj o de la cerradura. Observa
m inuciosam ent e lo que sucede. ¿Has not ado algún cam bio? ¿Y por qué t e
est ás enfadando con est e m irón? No t e est á haciendo nada; sólo est á
fisgando. ¿Por qué est ás enfadado? Te ha t ransform ado en una cosa. Est á
observando; t e ha convert ido en una cosa, en un obj et o. Eso t e produce m alest ar.
Y lo m ism o le pasará a él si t ú t e acercas al oj o de la cerradura y t e
pones a m irar por él. El ot ro se sent irá deshecho, at urdido. Era un suj et o
j ust o un m om ent o ant es: él era el observador y t ú eras el observado. Ahora
de pront o ha sido at rapado. Ha sido observado observándot e a t i, y se ha
vuelt o una cosa.
Cuando alguien est á observándot e, de pront o sient es que t u libert ad ha
sido pert urbada, dest ruida. Por eso, a m enos que est és enam orado de alguien, no puedes m irar fij am ent e a una persona. Esa m irada fij a se vuelve
fea y violent a; a no ser que est és enam orado. Si est ás enam orado, una m irada fij a es una cosa bella, porque t u m irada no est á convirt iendo al ot ro en
una cosa. Ent onces puedes m irar direct am ent e a los oj os, ent onces puedes
m irar al fondo de los oj os del ot ro. No est ás t ransform ándolo en una cosa.
Más bien, m ediant e t u am or t u m irada est á convirt iéndole en una persona.
Por eso sólo las m iradas fij as de los am ant es son bellas; de ot ra form a las
m iradas fij as son feas.
Los psicólogos dicen que hay un t iem po lím it e. Y t odos lo sabéis;
observad y sabréis cuál es el t iem po lím it e durant e el cual puedes m irar a los
oj os de alguien si es un ext raño. Un m om ent o m ás, y el ot ro se enfadará.
Una sim ple m irada en público al pasar puede ser perdonada, porque parece
que est abas viendo, no m irando.
Una m irada es algo m uy profundo. Si sim plem ent e t e veo al pasar, no se
crea ninguna relación. O est oy pasando y t ú m e m iras j ust o al pasar: no se
da a ent ender ninguna ofensa, así que est á bien. Pero si de pront o t e
levant as y m e m iras, t e conviert es en un acechador. Ent onces t u m irada m e
m olest ará y m e sent iré insult ado: «¿Qué est ás haciendo? Soy una persona,
no una cosa. Ésa no es form a de m irar.»
A causa de est o, la ropa se ha vuelt o t an significat iva. Sólo cuando am as
a alguien puedes est ar desnudo fácilm ent e, porque en cuant o est ás desnudo,
t u cuerpo ent ero se vuelve un obj et o. Alguien puede m irar t odo t u cuerpo, y
si no est á enam orado
212
de t i, sus oj os convert irán t odo t u cuerpo, t odo t u ser, en un obj et o. Pero
cuando est ás enam orado de alguien puedes est ar desnudo sin sent ir que est ás desnudo. Más bien, t e gust aría est ar desnudo, porque t e gust aría que
est e am or t ransform ant e t ransform ase t odo t u cuerpo en una persona.
Siem pre que conviert es a alguien en una cosa, ese act o es inm oral. Pero
si est ás lleno de am or, ent onces, en ese m om ent o lleno de am or, con
cualquier obj et o es posible est e fenóm eno, est a bendición. Sucede.
En m edio del obj et o: la bendición. De pront o t e has olvidado de t i
m ism o: el ot ro est aba allí. Ent onces, cuando llegue el m om ent o adecuado,
cuando ya no est és present e, cuando est és absolut am ent e ausent e, el ot ro
t am bién se volverá ausent e. Y ent re los dos sucede la bendición. Eso es lo
que sient en los am ant es. Esa bendición es t am bién a causa de una
m edit ación desconocida, inconscient e.
Cuando hay dos am ant es; poco a poco am bos se vuelven ausent es.
Queda una pura exist encia: sin egos, sin conflict o..., sim plem ent e una com unión. En esa com unión uno se sient e dichoso. Y se deduce erróneam ent e que
el ot ro t e ha dado esa dicha. Esa dicha ha llegado porque, sin saberlo, has
caído en una t écnica m edit at iva profunda.
Puedes hacerla conscient em ent e, y cuando lo haces conscient em ent e va
m ás profundo, porque ent onces no est ás obsesionado con el obj et o. Est o
sucede t odos los días. Si am as a alguien, no t e sient es dichoso debido a él o
a ella, sino debido al am or. ¿Y por qué debido al am or? Porque sucede est e
fenóm eno; sucede est e sut ra.
Pero ent onces t e obsesionas. Ent onces piensas que es debido a A,
debido a la proxim idad, a la cercanía de A, debido al am or de A que sucede
est a bendición. Ent onces piensas: «Debo poseer a A, porque sin que A est é
present e puede que no sea capaz de conseguir est a bendición de nuevo». Te
vuelves celoso. Si ot ro posee a A, ent onces será dichoso y t ú t e sent irás
desgraciado, de m odo que quieres elim inar t odas las posibilidades de que A
sea poseído por ninguna ot ra persona. A sólo debería ser poseído por t i,
porque t ú has vislum brado un m undo diferent e por m edio de él. Ent onces,
en el m om ent o en que t rat es de poseer, dest ruirás t oda la belleza y t odo el
fenóm eno.
Cuando el am ant e es poseído, el am or se ha ido. Ent onces el am ant e es
sólo una cosa. Puedes usarlo, pero la bendición nunca volverá, porque esa
bendición venía cuando el ot ro era una persona. El ot ro era hecho, creado:
t ú creabas la persona en el ot ro, y el ot ro creaba la persona en t i. Ninguno
era un obj et o. Am bos erais subj et ividades que se encont raban: dos personas
encont rándose, no una persona y una cosa.
Pero en el m om ent o en que poseas, est o se volverá im posible. Y la
m ent e int ent ará poseer, porque la m ent e piensa en función de la avaricia:
«Un día ha sucedido la bendición, así que debe sucederm e t odos los días. Así
que debo poseer.» Pero la bendición sucede porque no hay posesión. Y la
bendición sucede, en realidad, no debido al ot ro, sino debido a t i. Recuerda
est o: la bendición sucede debido a t i. Debido a que est ás t an absorbido en el
ot ro, la bendición sucede.
Puede suceder con una rosa, puede suceder con una piedra, puede
suceder con los árboles, puede suceder con cualquier cosa. Una vez que
conoces la sit uación en la que sucede, puede suceder en cualquier part e. Si
sabes que no eres, y t u consciencia, con profundo am or, se ha ido al ot ro: a
los árboles, al cielo, a las est rellas, a cualquiera; cuando t u consciencia t ot al
est á dirigida al ot ro, t e dej a, se va de t i: en esa ausencia del yo est á la
bendición.
19 Siént at e sólo sobre las nalgas.
Sépt im a t écnica para cent rarse: Sin apoyo para los pies o las m anos,
siént at e sólo sobre las nalgas. De pront o, el cent ram ient o.
213
Est a t écnica ha sido em pleada por los t aoíst as en China durant e siglos; y
es una t écnica est upenda, una de las m ás fáciles. Prueba est o: Sin apoyo
para los pies o las m anos, siént at e sólo sobre las nalgas. De pront o, el
cent ram ient o.
¿Qué hay que hacer? Necesit arás dos cosas. Prim ero, un cuerpo m uy
sensible, que no t ienes. Tienes un cuerpo m uert o; es t an sólo un fardo con el
que hay que cargar: no es sensible. Prim ero t endrás que hacer t u cuerpo
sensible; de lo cont rario est a t écnica no funcionará. Así que prim ero t e diré
algo sobre cóm o hacer t u cuerpo sensible, y especialm ent e las nalgas,
porque norm alm ent e las nalgas son la part e m ás insensible de t u cuerpo.
Tienen que serlo. Tienen que serlo porque est ás t odo el día sent ado sobre
t us nalgas. Si son dem asiado sensibles, será difícil.
Así es que t us nalgas son insensibles: necesit an serlo. I gual que las
plant as de los pies, son insensibles. Sent ado cont inuam ent e sobre ellas,
nunca not as que est ás sent ado sobre t us nalgas. ¿Lo has not ado ant es
alguna vez? Ahora puedes sent ir que est ás sent ado sobre t us nalgas, pero
nunca ant es lo has sent ido; y has est ado sent ado sobre t us nalgas t oda t u
vida, nunca conscient em ent e. Su función es t al que no pueden ser m uy
sensibles.
Así que prim ero t ienes que hacerlas sensibles. Prueba un m ét odo m uy
fácil... Y est e m ét odo se puede hacer con cualquier part e del cuerpo;
ent onces el cuerpo se volverá sensible. Sim plem ent e siént at e en una silla,
relaj ado, y cierra los oj os. Sient e t u m ano izquierda o t u m ano derecha;
cualquiera de las dos. Sient e t u m ano izquierda. Olvídat e de t odo el cuerpo y
sient e t an sólo la m ano izquierda. Cuant o m ás la sient as, m ás pesada se
volverá la m ano izquierda.
Cont inúa sint iendo la m ano izquierda. Olvídat e de t odo el cuerpo; sigue
sint iendo la m ano izquierda t om o si fueras sólo la m ano izquierda. La m ano
seguirá volviéndose m ás y m ás y m ás pesada. Según se vaya volviendo
pesada, sigue sint iéndola volviéndose m ás pesada. Ent onces t rat a de sent ir
lo que est á sucediendo en la m ano. Cualquiera que sea la sensación, t om a
not a de ella: cualquier sensación, cualquier sacudida, cualquier ligero
m ovim ient o: t om a not a en la m ent e de que est o est á sucediendo. Y sigue
haciéndolo t odos los días durant e al m enos dos sem anas. En cualquier
m om ent o del día, hazlo durant e diez, quince m inut os. Sim plem ent e sient e la
m ano izquierda y olvídat e de t odo el cuerpo.
En un plazo de t res sem anas sent irás que t ienes una m ano izquierda
nueva, o una m ano derecha nueva. Será m uy sensible. Y t e harás conscient e
de cada t enue y delicada sensación de la m ano.
Cuando t engas éxit o con la m ano, int ént alo con las nalgas. I nt ent a
est o: cierra los oj os y sient e que sólo exist en las dos nalgas; t ú ya no
exist es. Dej a que t oda t u consciencia vaya a las nalgas. No es difícil. Si lo
int ent as, es est upendo. Y la sensación de vit alidad que llega al cuerpo es en
sí m ism a m uy dichosa. Ent onces, cuando puedas sent ir t us nalgas y se
puedan volver m uy sensibles, cuando puedas sent ir t odo lo que est é
sucediendo dent ro - un ligero m ovim ient o, un ligero dolor o cualquier cosa- ,
ent onces podrás observar y saber. Ent onces t u consciencia est á unida a las
nalgas.
Prim ero pruébalo con la m ano. Com o la m ano es m uy sensible, es fácil.
Una vez que adquieras la confianza en que puedes sensibilizar t u m ano, est a
confianza t e ayudará a sensibilizar t us nalgas. Ent onces haz est a t écnica. De
m odo que necesit arás al m enos seis sem anas ant es de poder acceder a est a
t écnica: t res sem anas con t u m ano y luego t res sem anas con t us nalgas,
haciéndolas m ás y m ás sensibles.
Tum bado en la cam a, olvídat e de t odo el cuerpo. Recuerda que sólo
sient es las dos nalgas. Sient e el cont act o: las sábanas, el frío o la calidez que
llega lent am ent e. Siént elo. Tum bado en la bañera, olvídat e del cuerpo.
Recuerda sólo las nalgas: sient e. Pont e cont ra una pared con t us nalgas
t ocando la pared: sient e el frío de la pared. De pie j unt o a t u am ado, j unt o a
t u esposa o t u m arido,
214
las nalgas de uno j unt o a las nalgas del ot ro: sient e al ot ro a t ravés de las
nalgas. Est o es sólo para «crear» t us nalgas, para llevarlas a una sit uación
en la que puedan em pezar a sent ir.
Luego haz est a t écnica: Sin apoyo para los pies o las m anos... Siént at e
en el suelo. Sin apoyo para los pies o las m anos, siént at e sólo sobre las
nalgas. La post ura de Buda servirá, padm asana servirá. O siddhasana
servirá, o cualquier asana norm al, pero es bueno no usar las m anos.
Perm anece sobre las nalgas, siént at e sólo sobre las nalgas.
Ent onces ¿qué hay que hacer? Sim plem ent e cierra los oj os. Sient e las
nalgas t ocando el suelo. Y com o las nalgas se han vuelt o sensibles, sent irás
que una nalga est á t ocando m ás. Te est ás apoyando sobre una nalga, y la
ot ra est á t ocando m enos. Ent onces m ueve el apoyo a la ot ra. I nm ediat am ent e vet e a la ot ra; luego vet e a la prim era. Sigue m oviéndot e de una a
la ot ra, y luego, poco a poco, equilíbrat e.
Equilibrarse significa que t us dos nalgas est án sint iendo lo m ism o. Tu
peso en am bas nalgas es exact am ent e el m ism o. Y cuando t us nalgas est én
sensibles, est o no será difícil, lo sent irás. Una vez que t us nalgas est én
equilibradas, de pront o, el cent ram ient o. Con ese equilibrio, de pront o serás
arroj ado al cent ro del om bligo, y est arás cent rado dent ro. Te olvidarás de las
nalgas, t e olvidarás del cuerpo. Serás arroj ado al cent ro int erno.
Por eso digo que los cent ros no son significat ivos, pero cent rarse sí;
suceda en el corazón o en la cabeza o en las nalgas, o en cualquier part e.
Has vist o budas sent ados. Puede que no hayas im aginado que est án
equilibrando sus nalgas. Vas a un t em plo y ves a Mahavira sent ado, a Buda
sent ado: puede que nunca se t e haya pasado por la im aginación que est e
est ar sent ados es sólo un equilibram ient o de las nalgas. Lo es; y cuando no
hay desequilibrio, de pront o ese equilibrio t e da el cent ram ient o.
2 0 Cóm o m e dit a r e n u n ve h ícu lo e n m ovim ie n t o.
Oct ava t écnica para cent rarse: En un vehículo en m ovim ient o,
bam boleándot e rít m icam ent e, experim ent a. O en un vehículo parado,
m eciéndot e en círculos invisibles cada vez m ás lent os.
Es lo m ism o de m anera diferent e. En un vehículo en m ovim ient o... Est ás
viaj ando en t ren o en un carro de bueyes: cuando se desarrolló est a t écnica
sólo exist ía el carro de bueyes. Vas en un carro de bueyes por un cam ino
indio; incluso hoy día el cam ino es el m ism o. Pero cuando est ás desplazándot e, t odo t u cuerpo se desplaza. Ent onces es inút il.
En un vehículo en m ovim ient o, bam boleándot e rít m icam ent e...
Bam boléat e rít m icam ent e. I nt ent a com prender; est o es m uy m inucioso.
Siem pre que est ás en un carro de bueyes o en cualquier vehículo, t e est ás
resist iendo. El carro de bueyes se bam bolea hacia la izquierda, pero t ú t e
resist es. Tú t e bam boleas hacia la derecha para equilibrart e; si no, t e caerás.
De m anera que est ás resist iéndot e cont inuam ent e. Sent ado en un carro de
bueyes; est ás luchando cont ra sus m ovim ient os. Se m ueve hacia est e lado, y
t ú t ienes que m overt e hacia el ot ro.
Por eso, cuando est ás sent ado en un t ren, t e cansas. No has est ado
haciendo nada. ¿Por qué t e cansas t ant o? Has est ado haciendo m ucho sin
saberlo. Est abas luchando cont ra el t ren cont inuam ent e; había resist encia.
No t e resist as: est o es lo prim ero. Si quieres hacer est a t écnica, no t e resist as. Más bien, m uévet e con los m ovim ient os, bam boléat e con los
m ovim ient os. Vuélvet e part e del carro, no t e resist as. I ndependient em ent e
de lo que el carro de bueyes est é haciendo en el cam ino, vuélvet e part e de
él. Es por eso por lo que los niños nunca se cansan de viaj ar.
Poonam acababa de llegar de Londres con sus dos niños, y t enía m iedo
de que se pusieran enferm os,
215
o de que se cansaran con un viaj e t an largo. Ella se cansó, y ellos
llegaron riéndose. Ella se cansó com plet am ent e al venir. En el m om ent o en
que ent ró en m i habit ación est aba m uert a de cansancio, y los dos niños
em pezaron a j ugar allí m ism o. Un viaj e de dieciocho horas de Londres a
Bom bay y no est aban siquiera un poco cansados. ¿Por qué? Porque t odavía
no saben resist irse.
De m anera que un borracho se puede sent ar en un carro de bueyes t oda
la noche, y por la m añana est ará t an fresco com o siem pre, pero t ú no. Es
porque un borracho no puede resist irse. Se m ueve con el carro; no hay
lucha. No hay ninguna lucha; es uno con el carro.
En un vehículo en m ovim ient o, bam boleándot e rít m icam ent e... Así que
haz una cosa: no t e resist as. Y lo segundo, crea un rit m o. Crea un rit m o en
t us m ovim ient os. Hazlo una bella arm onía. Olvídat e del cam ino; no m aldigas
al cam ino y al gobierno: olvídat e de ellos. No m aldigas al buey y al carro, o
al conduct or: olvídat e de ellos. Cierra los oj os, no t e resist as. Muévet e
rít m icam ent e y crea una m úsica en t u m ovim ient o. Haz com o si fuera una
danza. En un vehículo en m ovim ient o, bam boleándot e rít m icam ent e,
experim ent a. El sut ra dice que la experiencia llegará a t i.
O en un vehiculo parado... No pregunt es dónde conseguir un carro de
bueyes; no t e engañes a t i m ism o, porque el sut ra dice: o en un vehículo parado, m eciéndot e en círculos invisibles cada vez m ás lent os. Sent ado
sim plem ent e, m écet e en círculo. Prim ero haz un círculo grande, luego ve
cada vez m ás lent o..., cada vez m ás lent o, m ás lent o, haciéndolo cada vez
m ás y m ás pequeño, hast a que ya no sea visible que t u cuerpo est á
m oviéndose, pero por dent ro sient as un m ovim ient o sut il.
Em pieza con un círculo grande, con los oj os cerrados. De ot ro m odo,
cuando el cuerpo se pare, t ú pararás. Con los oj os cerrados, haz círculos
grandes; sim plem ent e sent ado, m eciéndot e en círculo. Sigue m eciéndot e,
haciendo el círculo cada vez m ás y m ás pequeño. Visiblem ent e t e pararás;
nadie será capaz de det ect ar que t odavía est ás m oviéndot e. Pero por dent ro
sent irás un m ovim ient o sut il. Ahora el cuerpo no se est á m oviendo, sólo la
m ent e. Sigue haciendo el círculo cada vez m ás pequeño, y sient e,
experim ent a. Eso se volverá un cent ram ient o. En un vehículo, en un vehículo
en m ovim ient o, un m ovim ient o rít m ico no resist ido creará un cent ram ient o
dent ro de t i.
Gurdj ieff creó m uchas danzas para t ales t écnicas. Est uvo t rabaj ando en
t orno a est a t écnica. Todas las danzas que usaba en su escuela eran, en realidad, m ecerse en círculos. Todas las danzas eran en círculos: sim plem ent e
dar vuelt as, pero perm aneciendo conscient e por dent ro, haciendo los círculos
cada vez m ás pequeños. Llega un m om ent o en que el cuerpo se para, pero la
m ent e sigue m oviéndose y m oviéndose y m oviéndose por dent ro.
Si est ás viaj ando en t ren durant e veint icuat ro horas, después de llegar a
casa, después de haber dej ado el t ren, si cierras los oj os sent irás que t odavía est ás viaj ando. Todavía est ás viaj ando. El cuerpo se ha parado, pero la
m ent e aún est á sint iendo el vehículo. Así que haz est a t écnica.
Gurdj ieff creó danzas fenom enales, m uy herm osas. En est e siglo hizo
m ilagros: no m ilagros com o Sat ya Sai Baba. Ésos no son m ilagros; cualquier
m ago callej ero puede hacerlos. Pero Gurdj ieff realm ent e hizo m ilagros.
Preparó a un grupo de cien personas para la danza m edit at iva, y est uvo
m ost rando esa danza a una audiencia en Nueva York por vez prim era. Había
cien danzant es dando vuelt as en el escenario. Los que est aban en la
audiencia, incluso sus m ent es, com enzaron a dar vuelt as. Había cien
danzant es con t únicas blancas sim plem ent e dando vuelt as.
Cuando lo indicaba con la m ano, daban vuelt as, y en el m om ent o en que
decía: «St op», había un silencio sepulcral. Eso era un st op para la audiencia,
pero no para los danzant es, porque el cuerpo puede pararse
inm ediat am ent e, pero ent onces la m ent e lleva el m ovim ient o dent ro; sigue y
sigue. Era herm oso incluso m irarlo, porque cien
216
personas de repent e se volvían, est at uas m uert as. Creaba t am bién una
sacudida repent ina en la audiencia, porque cien m ovim ient os - m ovim ient os
herm osos, m ovim ient os rít m icos- de pront o se paraban. Est abas m irándolos
m overse, girar, bailar, y de repent e los bailarines se paraban. Ent onces t u
pensam ient o t am bién se paraba.
A m uchos en Nueva York les pareció que era un ext raño fenóm eno: sus
pensam ient os se pararon inm ediat am ent e. Pero para los danzant es, la danza
cont inuaba por dent ro, y los círculos int ernos se hicieron cada vez m ás
pequeños hast a que se cent raron.
Un día sucedió que se est aban acercando al borde del escenario,
bailando. Se esperaba, se suponía, que Gurdj ieff los pararía j ust o ant es de
que se cayeran del escenario encim a de la audiencia. Cien bailarines est aban
j ust o al borde del escenario. Un paso m ás y t odos caerían a la sala. La sala
ent era est aba esperando que Gurdj ieff dij era «St op» de repent e, pero él se
volvió de espaldas para encender su puro. Dio la espalda a los bailarines
para encender su puro, y, el grupo ent ero de cien bailarines cayó del
escenario al suelo: a un suelo de piedra sin cubrir.
Toda la audiencia se levant ó. Est aban grit ando, chillando, y pensaban
que m uchos debían de haberse rot o los huesos: había sido un golpe brut al.
Pero ni uno est aba herido; no t enían ni un solo rasguño.
Le pregunt aron a Gurdj ieff qué había sucedido. Nadie había result ado
herido, y había sido t al golpe que parecía im posible. La única razón era ést a:
no est aban realm ent e en el cuerpo en ese m om ent o. Est aban am inorando la
velocidad de sus círculos int ernos. Y cuando Gurdj ieff vio que est aban
com plet am ent e aj enos a sus cuerpos, les dej ó que se cayeran.
Si est ás com plet am ent e aj eno a t u cuerpo, no hay resist encia. Un hueso
se rom pe debido a la resist encia. Si t e est ás cayendo, t e resist es: vas en
cont ra de la fuerza de la gravedad. Ese ir en cont ra, esa resist encia es el
problem a: no la gravedad. Si puedes caer con la gravedad, si puedes cooperar con ella, ent onces no surgirá ninguna posibilidad de que t e hieras.
Est e sut ra: En un vehículo en m ovim ient o, bam boleándot e rít m icam ent e,
experim ent a. O en un vehículo parado, m eciéndot e en círculos invisibles
cada vez m ás lent os.
Puedes hacerlo. No es necesario un vehículo; da vuelt as com o hacen los
niños. Cuando t u m ent e se vuelva loca y t e parezca que t e vas a caer, no
pares: ¡sigue! I ncluso si t e caes, no t e preocupes por ello; cierra los oj os y
da vuelt as. Tu m ent e est ará en un t orbellino y t e caerás. Cuando t u cuerpo
haya caído, por dent ro ¡sient e! El giro cont inuará. Y est ará m ás y m ás y m ás
cerca, y de pront o est arás cent rado.
Los niños disfrut an est o m ucho porque les produce una gran excit ación.
Los padres nunca perm it en que los niños den vuelt as. Eso no est á bien:
deberían dej arles; m ás aún, alent arles. Y si t am bién puedes volverles
conscient es de su giro int erno, puedes enseñarles m edit ación a t ravés de sus
giros. Lo disfrut an porque les da una sensación de no t ener cuerpo. Cuando
dan vuelt as, de pront o los niños se dan cuent a de que su cuerpo est á
girando, pero ellos no. Por dent ro sient en un cent ram ient o que nosot ros no
podem os sent ir t an fácilm ent e, porque sus cuerpos y alm as est án aún un
poco separados; hay una ligera fisura.
Cuando llegas al vient re de t u m adre, no puedes m et ert e t ot alm ent e en
el cuerpo; lleva su t iem po. Cuando nace un niño, t am poco ent onces est á
absolut am ent e afianzado, su alm a no est á absolut am ent e afianzada al
cuerpo; hay fisuras. Por eso hay m uchas cosas que no puede hacer. Su
cuerpo est á list o para hacerlo, pero él no puede hacerlo.
Si has observado, puede que hayas not ado que los niños recién nacidos
no pueden ver con dos oj os; siem pre ven con un oj o. Si observas, verás que
cuando observan y ven cualquier cosa, no pueden ver con dos oj os. Siem pre
m iran con un oj o: un oj o se vuelve m ás grande. La pupila de un
217
oj o se vuelve m ás grande, y la ot ra pupila perm anecerá pequeña. La
consciencia de un recién nacido aún no est á fij a; est á suelt a. Poco a poco se
fij ará, y ent onces m irarán con dos oj os.
Todavía no pueden sent ir que su propio cuerpo y los dem ás cuerpos son
diferent es. Es difícil. Aún no est án fij os, pero la fij ación llegará, poco a poco.
La m edit ación est á t rat ando de crear de nuevo una fisura. Te has vuelt o
fij o, sólidam ent e afianzado a t u cuerpo. Por eso sient es: «Soy el cuerpo.»
Sólo si se puede crear una fisura, sólo ent onces puedes sent ir que no eres el
cuerpo, sino algo m ás allá del cuerpo. Bam bolearse y dar vuelt as son
act ividades út iles. Crean la fisura.
2 1 Con cé n t r a t e e n u n dolor de t u cu e r po.
Novena t écnica para cent rarse: Perfora alguna part e de t u form a llena
de néct ar con un alfiler, y ent ra dulcem ent e en el pinchazo y alcanza la pureza int erna.
Est e sut ra dice: Perfora alguna part e de t u form a llena de néct ar... Tu
cuerpo no es sólo un cuerpo; est á lleno de t i, ese t ú es el néct ar. Pincha t u
cuerpo. Cuando est ás perforando t u cuerpo, t ú no eres perforado: sólo el
cuerpo es perforado. Pero t ú sient es el pinchazo com o si hubieras sido
perforado; por eso sient es dolor. Si puedes t om ar conciencia de que sólo el
cuerpo es perforado, de que t ú no eres perforado, en vez de dolor sent irás
dicha. No hay necesidad de hacerla con un alfiler. Pueden suceder m uchas
cosas t odos los días; puedes usar esas sit uaciones para la m edit ación. O
puedes crear una sit uación.
Hay algún dolor en t u cuerpo. Haz una cosa: olvídat e de t odo el cuerpo y
concént rat e en la part e del cuerpo que t iene dolor. Y ent onces not arás algo
ext raño. Cuando t e concent ras en la part e del cuerpo que est á dolorida, ves
que esa part e se encoge. Prim ero sient es que el dolor, la punzada, est á en
t oda t u pierna. Cuando t e concent ras, adviert es que no est á en t oda la
pierna. Era una exageración: est á sólo en la rodilla.
Concént rat e m ás, y not arás que no est á en t oda la rodilla, sino sólo en
un pequeño punt o. Concént rat e m ás en el punt o; olvídat e del rest o del cuerpo. Sim plem ent e cierra los oj os y sigue concent rándot e para descubrir dónde
est á el dolor. Seguirá encogiéndose; el área se hará cada vez m enor.
Ent onces llegará un m om ent o en que será sólo un punt o m inúsculo. Sigue
fij ando la at ención en el punt o, y de pront o el punt o desaparecerá y t e
llenarás de dicha. En vez de dolor t e llenarás de dicha.
¿Por qué sucede est o? Porque t ú y t u cuerpo sois dos, no sois uno. El
que se est á concent rando eres t ú. Te est ás concent rando en el cuerpo: ése
es el obj et o. Cuando t e concent ras, la fisura se agranda, la ident ificación se
rom pe. Para t ener concent ración, vas hacia dent ro, lej os del cuerpo. Para
poner el punt o en perspect iva, t ienes que alej art e.
Ese alej art e crea la fisura. Y cuando t e est ás concent rando en el dolor,
olvidas la ident ificación, olvidas que «yo est oy sint iendo dolor».
Ahora t ú eres el observador y el dolor est á en ot ra part e. Tú est ás
observando el dolor, no sint iendo el dolor. Est e cam bio de sent ir a observar
crea la fisura. Y cuando la fisura es m ás grande,
de pront o t e olvidas com plet am ent e del cuerpo; sólo eres conscient e de la
consciencia.
Puedes probar t am bién est a t écnica:
Perfora alguna part e de t u form a llena de néct ar" con un alfiler, y ent ra
dulcem ent e en el pinchazo.
Si hay dolor, prim ero t endrás que concent rart e en t oda el área; luego,
poco a poco; vendrá a un pequeño punt o.
Pero no es necesario esperar. Puedes usar un alfiler. Usa un alfiler en
cualquier part e que sea sensible. En el cuerpo hay m uchos punt os que son
punt os m uert os; ésos no serán út iles. Puede que no hayas oído hablar de los
punt os m uert os del cuerpo. Ent onces dale un alfiler a cualquiera, a t u
218
am igo, y siént at e, y dile a t u am igo que t e pinche en m uchos punt os de la
espalda con el alfiler. En m uchos punt os no sent irás dolor. Dirás: «No, t odavía no has pinchado. No sient o nada de dolor.»Ésos son punt os m uert os.
En las m ej illas hay dos punt os m uert os que se pueden poner a prueba.
Si vas a pueblos indios, es habit ual que en los fest ivales religiosos se
pinchen las m ej illas con un dardo. Parece un m ilagro, pero no lo es. Las
m ej illas t ienen dos punt os m uert os. Si perforas esos punt os m uert os, no
saldrá sangre y no habrá dolor. En la espalda hay m iles de punt os m uert os,
en los que no puedes sent ir dolor. Tu cuerpo t iene dos t ipos de punt os;
sensibles, vivos, y los que est án m uert os. Así que encuent ra un punt o
sensible en el que puedas sent ir incluso un ligero cont act o. Ent onces pincha
con el alfiler y ent ra en el pinchazo. De eso se t rat a; ésa es la m edit ación. Y
ent ra en el pinchazo dulcem ent e. Cuando el alfiler ent ra en t u piel, y sient es
el dolor, t ú ent ras t am bién. No sient as que el dolor est á ent rando en t i; no
sient as el dolor, no t e ident ifiques con él. Ent ra con el alfiler. Pincha con el
alfiler.
Cierra los oj os; observa el dolor. Cuando el dolor t e est é perforando,
perfórat e t ú t am bién. Y con el pinchazo del alfiler, t u m ent e se concent rará
fácilm ent e. Usa ese punt o de dolor, de dolor int enso, y obsérvalo. Eso es lo
que se quiere decir con ent ra dulcem ent e en el pinchazo.
Y alcanza la pureza int erna. Si puedes ent rar observando, sin
ident ificart e, dist anciado, quedándot e lej os, sin sent ir que el dolor t e est á
perforando, sino observando que el dolor est á perforando el cuerpo y que t ú
eres un observador, alcanzarás la pureza int erna, t e será revelada la
inocencia int erna. Por prim era vez t om arás conciencia de que no eres el
cuerpo. Y una vez que sabes que no eres el cuerpo, t u vida cam bia
com plet am ent e, porque t oda t u vida gira en t orno al cuerpo. Una vez que
sabes que no eres el cuerpo, no puedes cont inuar est a vida. Te est abas
perdiendo el cent ro.
Cuando no eres el cuerpo, t ienes que crear una vida diferent e. Esa vida
es la vida del sannyasin. Es una vida diferent e; ahora el cent ro es diferent e.
Ahora exist es en el m undo com o alm a, com o at m a, no com o cuerpo. Si
exist es com o cuerpo, has creado un m undo diferent e: de ganancia m at erial,
avaricia, grat ificación, lascivia, sexo. Has creado un m undo en t orno a t i; es
el m undo orient ado al cuerpo.
Una vez que sabes que no eres el cuerpo, t odo t u m undo desaparece.
No puedes seguir sust ent ándolo. Surge un m undo nuevo que gira en t orno al
alm a: un m undo de com pasión, de am or, de belleza, de verdad, de bondad,
de inocencia. Ha cam biado el cent ro, y ya no est á en el cuerpo. Est á en la
consciencia.
Suficient e por hoy.
219
Ca pít u lo 1 4
Ca m bia r la D ir e cción de la En e r gía
Pr e gu n t a s
¿Por qué la consciencia cósm ica - sam adhi- es llam ada cent ram ient o?
Explica m ás cóm o «el am or solo puede ser suficient e» sin m edit ación.
¿Por qué es insensible el hom bre?
Prim era pregunt a:
Si ilum inación y sam adhi significan consciencia t ot al, consciencia
cósm ica, consciencia om nipresent e, ent onces parece m uy ext raño llam ar
cent ram ient o a est e est ado de consciencia cósm ica, ya que la palabra
«cent ram ient o»im plica poner la at ención en un punt o. ¿Por qué la conciencia
cósm ica, o sam adhi, es llam ada cent ram ient o?
Cent rarse es el cam ino, no el obj et ivo. Cent rarse es el m ét odo, no el
result ado. El sam adhi no es llam ado cent ram ient o; el cent ram ient o es la
t écnica para llegar al sam adhi. Por supuest o, parecen cont radict orios, porque
cuando uno se realiza, se ilum ina, no queda ningún cent ro.
Jacob Bohm e ha dicho que cuando uno llega a lo divino se puede
describir de dos m aneras: o el cent ro est á ahora en t odas part es, o bien el
cent ro no est á en ninguna part e; am bas cosas significan lo m ism o. Así que la
palabra «cent ram ient o» parece cont radict oria, pero el cam ino no es la m et a
y el m ét odo no es el result ado. Y el m ét odo puede ser cont radict orio. Así que
t enem os que com prenderlo, porque est os cient o doce m ét odos son m ét odos
de cent ram ient o.
Pero una vez que t e cent res, explot arás. Cent rart e consist e sim plem ent e
en ponert e a t i m ism o t ot alm ent e en un punt o. Una vez que t e has recogido
en un punt o, que t e has crist alizado en un punt o, ese punt o explot a
aut om át icam ent e. Ent onces no hay ningún cent ro; o ent onces el cent ro est á
en t odas part es. De m odo que cent rarse es un m edio para explot ar.
¿Por qué el cent ram ient o se conviert e en el m ét odo? Si no est ás
cent rado, t u energía no est á enfocada, no puede explot ar. Est á difusa; no
puede explot ar. Una explosión requiere m ucha energía. Explosión significa
que ahora no est ás difuso: est ás en un punt o. Te vuelves at óm ico; t e
vuelves, realm ent e, un át om o espirit ual. Y sólo cuando est ás suficient em ent e
cent rado para volvert e un át om o puedes explot ar. Ent onces hay una
explosión at óm ica.
No se habla de esa explosión porque no se puede, así que sólo se da el
m ét odo. Del result ado no se habla. No se puede hablar. Si pract icas el
m ét odo, el result ado le seguirá, y no hay ninguna m anera de expresarlo.
Así que recuerda est o: básicam ent e, la religión nunca habla de la
experiencia m ism a, sólo habla del m ét odo; m uest ra el cóm o, no el qué. El
qué queda para t i. Si haces el cóm o, el qué llegará a t i. Y no hay m anera de
com unicarlo. Uno lo puede conocer, pero no puede com unicarlo. Es una
experiencia t an infinit a que el lenguaj e se vuelve inút il. La inm ensidad es t al
que ninguna palabra es capaz de expresarla. De m anet a que sólo se da el
m ét odo.
223
Se cuent a que Buda dij o cont inuam ent e durant e cuarent a años: «No m e
pregunt éis acerca de la verdad, acerca de lo divino, acerca del nirvana, la
liberación. No m e pregunt éis nada acerca de cosas sem ej ant es. Pregunt adm e
sólo cóm o llegar ahí. Os puedo m ost rar el cam ino, pero no os puedo dar la
experiencia, ni siquiera en palabras.» La experiencia es personal; el m ét odo
es im personal. El m ét odo, es cient ífico, im personal; la experiencia siem pre
es personal y poét ica.
¿Qué quiero decir cuando diferencio de est a m anera? El m ét odo es
cient ífico. Si puedes hacerlo, result ará el cent ram ient o. Ese cent ram ient o
est á abocado a result ar si se pract ica el m ét odo. Si el cent ram ient o no est á
sucediendo, ent onces puedes saber que est ás ent endiendo m al algo. En algún punt o t e has equivocado con el m ét odo, no lo has seguido. El m ét odo es
cient ífico, el cent ram ient o es cient ífico, pero cuando t e llega la explosión, es
poét ica.
Con poét ica quiero decir que cada uno de vosot ros la experim ent ará de
una m anera diferent e. Ent onces no hay t erreno com ún. Y t odo el m undo lo
expresará de una m anera diferent e. Buda dice algo, Mahavira dice algo,
Krishna dice ot ra cosa, y Jesús, Mahom a, Moisés y Lao Tsé, t odos difieren:
no en los m ét odos, sino en la m anera de expresar su experiencia. Sólo en
una cosa est án t odos de acuerdo: en que t odo lo que dicen no est á
expresando lo que han sent ido. Sólo en ese punt o est án de acuerdo.
No obst ant e, lo int ent an. No obst ant e, t rat an de com unicar de alguna
form a, de sugerir. Parece im posible; pero si t ienes un corazón com pasivo
puede que algo sea com unicado. Pero eso requiere una profunda com pasión
y am or y reverencia. Así que, en realidad, siem pre que algo es com unicado
no depende del que com unica, depende de t i. Si puedes recibirlo con
profundo am or y reverencia, ent onces algo t e llega. Pero si t e m uest ras
crít ico hacia ello, ent onces no llega nada. En prim er lugar, es difícil expresar.
E incluso si es expresado, t ú t e m uest ras crít ico: ent onces el m ensaj e se
vuelve im posible; no hay com unicación.
La com unicación es m uy delicada. Es por eso que en t odos est os cient o
doce m ét odos ha sido dej ada com plet am ent e al m argen; sólo se sugiere.
Shiva dice m uchísim as veces: «Haz est o, y ent onces llega la experiencia», y
luego se queda callado. «Haz est o, y ent onces llega la bendición», y luego se
queda callado.
La bendición, la experiencia, la explosión: m ás allá de ellas hay
experiencia personal. Con lo que no se puede expresar, es m ej or no int ent ar
expresarlo; porque si se int ent a la expresión con lo que no puede ser
expresado, será m al int erpret ada. De m odo que Shiva guarda silencio. Est á
hablando sim plem ent e de m ét odos, t écnicas, de cóm o hacerlo.
Pero el cent ram ient o no es el fin, sino sólo el cam ino. ¿Y por qué sucede
el cent ram ient o, se desarrolla, se conviert e en una explosión? Porque si se
cent ra m ucha energía en un punt o, el punt o explot ará. El punt o es t an
pequeño y la energía es t an grande que el punt o no puede cont enerla; por
eso, la explosión.
Est a bom billa puede cont ener una cant idad concret a de elect ricidad. Si
hay m ás elect ricidad, la bom billa explot ará. Ésa es la razón para cent rarse:
cuant o m ás cent rado est ás, m ás energía hay en t u cent ro. En el m om ent o en
que haya m ucha energía, el cent ro no podrá cont enerla. Explot ará.
De m anera que es cient ífico; es una ley cient ífica. Y si el cent ro no est á
explot ando, eso significa que aún no est ás cent rado. Una vez que est ás cent rado, la explosión llega inm ediat am ent e. No hay int ervalo. Así que si not as
que no llega la explosión, eso significa que aún no est ás cent rado. Aún no
t ienes un cent ro, t odavía t ienes m uchos cent ros, t odavía est ás dividido, t u
energía t odavía est á disipada, t u energía t odavía est á yendo hacia fuera.
Cuando la energía va hacia fuera, t e est ás vaciando de energía, t e est ás
disipando. Al final t e quedarás sin fuerzas. En realidad, cuando llega la
224
m uert e t ú ya has m uert o; eres una célula m uert a. Has est ado t irando la
energía hacia fuera const ant em ent e; así, independient em ent e de cuál sea la
cant idad de energía, en un ciert o plazo t e quedarás vacío. Energía que sale
significa m uert e. Te est ás m uriendo a cada m om ent o; t u energía est á siendo
vert ida; est ás t irando t u energía, disipándola.
Dicen que incluso el Sol, que ha est ado ahí durant e m illones y m illones
de años, una reserva t al de energía, est á descargándose const ant em ent e. Y
en un plazo de cuat ro billones de años m orirá. El sol m orirá sim plem ent e
porque no habrá energía que radiar. Est á m uriendo cada día porque los rayos
llevan su energía hacia los lím it es del universo, si es que hay algún lím it e. La
energía est á yendo hacia fuera.
Sólo el hom bre es capaz de t ransform ar y cam biar la dirección de la
energía. De ot ro m odo, la m uert e es un fenóm eno nat ural: t odo m uere. Sólo
el hom bre es capaz de conocer lo inm ort al, lo que no m uere.
De m anera que puedes reducir t odo est o a una ley. Si la energía est á
yendo hacia fuera, la m uert e será el result ado y nunca sabrás qué significa la
vida. Sólo puedes conocer una m uert e lent a. Nunca puedes sent ir la
int ensidad de est ar vivo. Si la energía est á yendo hacia fuera, la m uert e es el
result ado aut om át ico: de cualquier cosa, de t odo. Si puedes cam biar la
dirección de la energía - energía que no va hacia fuera, sino hacia dent ro- ,
ent onces sucede una m ut ación, una t ransform ación.
Ent onces est a energía que va hacia dent ro se cent ra en un punt o dent ro
de t i. Ese punt o est á cerca del om bligo: porque, en realidad, has nacido
com o un om bligo. Est ás conect ado con t u m adre en el om bligo. La energía
vit al de la m adre est á ent rando a raudales en t i a t ravés del om bligo. Y una
vez que se ha cort ado el cordón um bilical, est ás separado de t u m adre, t e
vuelves un individuo. Ant es de eso no eres un individuo, t an sólo part e de t u
m adre.
De m odo que el nacim ient o aut ént ico t iene lugar cuando se cort a el
cordón um bilical. Ent onces el niño t om a su propia vida, se vuelve su propio
cent ro. Ese cent ro est á abocado a est ar j ust o en el om bligo, porque a t ravés
del om bligo la energía llega al niño. Ése era el enlace. Y t odavía, t e des
cuent a de ello o no, t u om bligo sigue siendo el cent ro.
Si la energía com ienza a ent rar a raudales, si puedes cam biar la
dirección de la energía para que vaya hacia dent ro, llegará al om bligo.
Seguirá ent rando y cent rándose en el om bligo. Cuando sea t ant a que el
om bligo no pueda cont enerla, que el cent ro ya no pueda cont enerla, el
cent ro explot a. En esa explosión, de nuevo ya no eres un individuo. No eras
un individuo cuando est abas conect ado con t u m adre; de nuevo, no serás un
individuo.
Ha t enido lugar un nuevo nacim ient o. Te has hecho uno con el cosm os.
Ahora no t ienes un cent ro; no puedes decir «yo». Ya no hay ego. Un Buda,
un Krishna, sigue hablando y usando la palabra «yo». Eso es sim plem ent e
form al; no t ienen ego. No son.
Buda se est aba m uriendo. El día que iba a m orirse, m uchísim a gent e,
discípulos, sannyasins, se reunieron, y est aban t rist es; est aban llorando y gi-
m iendo. Así que Buda pregunt ó: «¿Por qué est áis llorando?»
Alguien dij o: «Porque pront o ya no est arás.» Buda se rió y dij o: «Pero
no he est ado por m ás de cuarent a años. Morí el día que m e ilum iné. No ha
habido cent ro durant e cuarent a años. Así que no lloréis, no est éis t rist es.
Nadie se est á m uriendo ahora. ¡Yo ya no soy! Pero hay que usar la palabra
" yo" incluso para indicar que ya no soy.»
La energía yendo hacia dent ro es t oda la religión, es lo que se quiere
decir al hablar de búsqueda religiosa. ¿Cóm o m over la energía, cóm o crear
un giro, una m edia vuelt a t ot al? Est os m ét odos ayudan. Así que recuerda: el
cent ram ient o no es el sam adhi, el cent ram ient o no es la experiencia. El
cent ram ient o es la puert a a la experiencia, y cuando hay la experiencia no
hay cent ram ient o. De m odo que el cent ram ient o es sólo un pasaj e.
225
Ahora no est ás cent rado. En realidad est ás m ult icent rado; por eso digo
que ahora no est ás cent rado. Cuando t e cent ras, sólo hay un cent ro.
Ent onces la energía que ha est ado yéndose a los m ult icent ros ha vuelt o; es
un regreso a casa. Ent onces est ás en t u cent ro; ent onces... la explosión. De
nuevo ya no hay cent ro, pero ent onces no est ás m ult icent rado. Ent onces no
hay cent ro en absolut o.Te has hecho uno con el cosm os. Ent onces exist encia
y t ú significan una m ism a y única cosa.
Por ej em plo, hay un iceberg flot ando en el m ar. El iceberg t iene un
cent ro propio. Tiene una individualidad separada; est á separado del océano.
En lo m ás ínt im o, no est á separado, porque no es m ás que agua a una
det erm inada t em perat ura. La diferencia ent re el agua del océano y el iceberg
no radica en su nat uraleza: nat uralm ent e, son lo m ism o. La diferencia es
sólo de t em perat ura. Y ent onces sale el Sol, y la at m ósfera se calient a, y el
iceberg com ienza a derret irse. Después no hay iceberg: se ha derret ido. Ya
no puedes encont rarlo, porque no hay ninguna individualidad, ningún cent ro
en él. Se ha hecho uno con el océano.
Ent re t ú y Buda, ent re Jesús y los que lo est aban crucificando, ent re
Krishna y Arj una, no hay diferencia de nat uraleza. Arj una es com o un iceberg
y Krishna es com o un océano. No hay diferencia en su nat uraleza. Am bos
son una m ism a y única cosa, pero Arj una t iene una form a, un nom bre: una
individualidad, una exist encia aislada. Él sient e: «Yo soy.»
Mediant e est os m ét odos de cent ram ient o, la t em perat ura cam biará, el
iceberg se derret irá, y ent onces no habrá diferencia. Esa sensación oceánica
es el sam adhi; ser un iceberg es la m ente. Y sent irse oceánico es ser una nom ent e.
El cent ram ient o es sólo el pasaj e, el punt o de t ransform ación a part ir del
cual el iceberg ya no exist irá. Ant es de él no había océano, sólo un iceberg.
Después de él no habrá iceberg, sólo océano. La sensación oceánica es el
sam adhi: es sent irse a uno m ism o uno con el t odo.
Pero no est oy diciendo pensarse a uno m ism o uno con el t odo. Puedes
pensar, pero pensar es de ant es del cent ram ient o; eso no es realización. No
sabes: sólo lo has oído, lo has leído. Deseas que algún día est o pueda
sucedert e a t i t am bién, pero no lo has realizado. Ant es del cent ram ient o puedes seguir pensando, pero pensar no sirve para nada. Después del
cent ram ient o no hay pensador. ¡Sabes! ¡Ha sucedido! Ya no eres; sólo el
océano es. El cent ram ient o es el m ét odo. El sam adhi es el fin.
No se ha dicho nada sobre lo que sucede en el sam adhi porque no se
puede decir nada. Y Shiva es m uy cient ífico. No est á int eresado en absolut o
en decir. Es t elegráfico; no ut ilizará ni una sola palabra ext ra. Así es que
sim plem ent e sugiere: «La experiencia, la bendición, el suceso.» No sólo eso,
sino que a veces dirá sim plem ent e: «Ent onces.» Dirá: «Est at e cent rado
ent re dos respiraciones y ent onces.» Y no dirá m ás. A veces dirá sim plem ent e: «Est at e en el m edio, j ust o en el m edio ent re dos ext rem os, y
eso.»
Ést as son indicaciones: eso, ent onces, la experiencia, la bendición, el
suceso, la explosión. Pero ent onces ya no dice nada m ás. ¿Por qué? Nos gust aría que dij era algo m ás.
Dos razones. Una: eso no se puede explicar. ¿Por qué no se puede
explicar? Hay pensadores - por ej em plo, los posit ivist as m odernos, los analist as del lenguaj e y ot ros en Europa- que dicen que lo que se puede
experim ent ar se puede explicar. Y se m uest ran sat isfechos. Dicen que si
puedes experim ent arlo, ent onces ¿por qué no puedes decirlo? Después de
t odo, ¿qué es una experiencia? Lo has com prendido, así que ¿por qué no
puedes hacérselo ent ender a los dem ás? Así es que dicen que si hay
cualquier experiencia, puede ser expresada. Y si no puedes expresarla, eso
m uest ra sim plem ent e que no hay ninguna experiencia. Ent onces eres un
liant e: est ás confuso, ofuscado. Y si no puedes expresarlo, ent onces no hay
ninguna posibilidad de que seas capaz de experim ent arlo.
226
Debido a est e punt o de vist a, dicen que la religión no es m ás que una
t ont ería sent im ent al. ¿Por qué no puedes expresarlo si puedes decir que lo
has experim ent ado? Su idea result a at ract iva para m uchos, pero su
argum ent o no t iene fundam ent o. Dej a de lado las experiencias religiosas: las
experiencias corrient es, experiencias m uy sim ples, t am poco pueden ser
explicadas y expresadas.
Tengo dolor de cabeza, y si t ú nunca has t enido dolor de cabeza, no t e
puedo explicar qué significa un dolor de cabeza. Eso no significa que yo est é
ofuscado; eso no significa que sólo est é pensando y que no est é
experim ent ando. El dolor de cabeza exist e. Lo est oy experim ent ando en su
t ot alidad, en t odo su dolor. Pero si t ú nunca has sent ido un dolor de cabeza,
no se t e puede explicar, no se t e puede expresar. Si t ú t am bién lo has
experim ent ado, ent onces, por supuest o, no hay problem a, se puede
expresar.
La dificult ad de Buda es que t iene que hablar con no- budas; no con nobudist as, porque los no- budist as t am bién pueden ser budas. Jesús es un no-
budist a, pero es un buda. Com o Buda, t iene que com unicarse con los que no
lo han experim ent ado; hay una dificult ad. No sabes qué es un dolor de
cabeza. Hay m uchos que no conocen los dolores de cabeza. Sólo han oído la
palabra; no significa nada para ellos.
Puedes hablar con un ciego sobre la luz, pero no se t ransm it e nada. Él
oye la palabra «luz», oye la explicación. Com prende t oda la t eoría de la luz,
pero, aun así, la palabra «luz» no le revela nada. A m enos que pueda
experim ent ar, la com unicación es im posible. Así que t om a not a: la
com unicación sólo es posible si se est án com unicando dos personas que han
t enido la m ism a experiencia.
Som os capaces de com unicarnos en la vida ordinaria porque nuest ras
experiencias son sim ilares. Pero, incluso ent onces, si uno hila m uy fino se
present arán dificult ades. Yo digo que el cielo es azul y t ú t am bién dices que
el cielo es azul, pero ¿cóm o vam os a decidir que m i experiencia del azul y t u
experiencia del azul son la m ism a? No hay form a posible de decidir.
Puede que yo est é viendo un t ono de azul y puede que t ú est és viendo
un t ono diferent e de azul, pero lo que est oy viendo dent ro, lo que est oy
experim ent ando, no t e lo puedo t ransm it ir. Sim plem ent e puedo decir «azul».
Tú t am bién dices «azul», pero el azul t iene m il t onos; y no sólo t onos:
«azul» t iene m iles de significados. En m i paut a m ent al, azul puede significar
una cosa. Puede que para t i signifique ot ra cosa, porque azul no es el
significado. El significado est á siem pre en la paut a m ent al. De m anera que
incluso en las experiencias com unes es difícil com unicar.
Adem ás, hay experiencias que son del m ás allá. Por ej em plo, alguien se
ha enam orado. Experim ent a algo. Toda su vida est á en j uego, pero no puede
explicar qué le ha sucedido, qué le est á sucediendo. Puede llorar, puede
cant ar, puede bailar; ést as son indicaciones de que algo est á sucediendo en
él. Pero ¿qué le est á sucediendo? Cuando el am or le sucede a alguien, ¿qué
est á sucediendo realm ent e? Y el am or no es m uy inusual. Le sucede a t odo
el m undo de una m anera u ot ra. Pero, no obst ant e, t odavía no hem os sido
capaces de expresar qué sucede dent ro.
Hay personas que sient en el am or com o una fiebre, com o una especie
de enferm edad. Rousseau dice que la j uvent ud no es la cum bre de la vida
hum ana, porque la j uvent ud es propensa a la enferm edad llam ada am or. A
no ser que uno se haga t an viej o que el am or pierda t odo significado, la
m ent e perm anece confusa y perplej a. De m odo que la sabiduría sólo es
posible a una edad m uy, m uy avanzada. El am or no t e perm it irá ser sabio:
ésa es su im presión.
Puede que haya ot ros que t engan una im presión diferent e. Los que son
realm ent e sabios guardarán silencio en lo referent e al am or. No dirán nada;
porque la sensación es t an infinit a, t an profunda, que el lenguaj e est á
abocado a t raicionarla. Y si es expresada, ent onces uno se sient e culpable
227
porque uno nunca puede hacer j ust icia a la sensación de lo infinit o. De m odo
que uno perm anece en silencio: cuant o m ás profunda es la experiencia,
m enor es la posibilidad de expresión.
Buda perm aneció en silencio acerca de Dios, no porque no haya Dios. Y
los que hablan m ucho acerca de Dios m uest ran en realidad que no lo han
experim ent ado. Buda perm aneció en silencio. Siem pre que iba a algún sit io,
anunciaba: «Por favor, no m e pregunt éis nada sobre Dios. Me podéis pregunt ar cualquier cosa, pero no sobre Dios.»
Los erudit os, los pandit s, que en realidad no t enían ninguna experiencia,
sino sólo conocim ient os, em pezaron a hablar de Buda y a crear rum ores,
diciendo: «Guarda silencio porque no sabe. Si supiera, ¿por qué no iba a
decir?» Y Buda se reía. Esa risa sólo la podían com prender unos pocos.
Si e! am or no puede ser expresado, ¿cóm o va a poder ser expresado
Dios? Ent onces cualquier expresión es perj udicial: eso es lo prim ero. Por eso
Shiva guarda silencio acerca de la experiencia. Va al punt o en que se puede
usar un dedo com o indicación - ent onces, eso, la experiencia- y luego se
queda callado.
La segunda razón es: incluso si se puede expresar de ciert a m anera,
incluso si sólo se puede expresar parcialm ent e, incluso si no se puede expresar realm ent e, t am bién ent onces se pueden crear algunos paralelos para
ayudar. Pero Shiva t am poco los est á usando, y hay una razón. Es porque
nuest ras m ent es son t an avariciosas que siem pre que se dice algo sobre la
experiencia, la m ent e se aferra a ello. Y ent onces la m ent e se olvida del
m ét odo y sólo recuerda la experiencia, porque el m ét odo requiere esfuerzo:
un esfuerzo prolongado que a veces es aburrido, a veces peligroso. Es necesario un esfuerzo prolongado y cont inuo.
Así es que nos olvidam os del m ét odo. Recordam os el result ado y
seguim os im aginando, deseando, anhelando el result ado. Y uno se puede
engañar a sí m ism o m uy fácilm ent e. Uno se puede im aginar que el result ado
ha sido logrado.
Había alguien aquí hace unos pocos días. Es un sannyasin; un hom bre
m ayor, m uy m ayor. Tom ó sannyas hace t reint a años; ahora t iene casi
set ent a. Vino a m í y dij o: «He venido a pedir in form ación, a saber algo.»
Así que le pregunt é: «¿Qué quieres saber?»De repent e, él cam bió. Dij o:
«No, no a saber algo, realm ent e; sólo a conocert e, porque t odo lo que se
puede saber ya lo he sabido.»
Durant e t reint a años ha est ado im aginando, deseando - deseando la
dicha, experiencias divinas- , y ahora, a est a edad t an avanzada, se ha vuelt o
débil y la m uert e se acerca. Ahora est á creando alucinaciones de que ha
experim ent ado. Así que le dij e: «Si has experim ent ado, ent onces perm anece
en silencio. Quédat e aquí conm igo unos m om ent os, porque ent onces no hay
necesidad de hablar.»
Ent onces se inquiet ó. Dij o: «¡Muy bien! Ent onces supón que no he
experim ent ado. Ent onces dim e algo.»
Así es que le dij e: «No hay ninguna posibilidad de que yo suponga nada.
O has sabido o no has sabido.» Le dij e: «Así que sé claro al respect o. Si has
sabido, perm anece callado. Quédat e aquí unos pocos m om ent os y luego
vet e. Si no has sabido, sé claro: dím elo.»
Est aba perplej o. Había venido a pedir inform ación sobre algunos
m ét odos. Ent onces dij o: «En realidad, no he t enido la experiencia, pero he
est ado pensando t ant o acerca de Aham Brahm asm i - soy el Brahm a- que a
veces olvido que sólo he est ado pensando. Lo he repet ido t ant o, día y noche
cont inuam ent e durant e t reint a años, que a veces m e olvido com plet am ent e
de que no lo he sabido. Es sólo una afirm ación prest ada.»
Es difícil recordar qué es conocim ient o y qué es experiencia. Se
confunden; se revuelven y ent rem ezclan. Y es m uy fácil sent ir que t u conocim ient o se ha vuelt o t u experiencia. La m ent e hum ana es t an engañosa, t an
ast ut a, que eso es posible. Ésa es ot ra razón por la que Shiva ha perm anecido en silencio acerca de la experiencia. No
228
dice nada sobre ella. Sigue hablando de m ét odos, perm aneciendo
com plet am ent e: en silencio sobre el result ado. No puedes ser engañado por
él.
Ésa es una de las razones por las que est e libro, uno de los libros m ás
significat ivos, ha perm anecido t ot alm ent e desconocido. Est e Vigyan Bhairav
Tant ra es uno de los libros m ás significat ivos del m undo. Ninguna Biblia,
ningún Veda, ningún Guit a es t an significat ivo, pero, ha perm anecido
com plet am ent e desconocido. ¿La razón? Cont iene sólo sim ples m ét odos sin
ninguna posibilidad de que t u avaricia se aferre al result ado.
La m ent e quiere aferrarse al result ado. La m ent e no est á int eresada en
el m ét odo; est á int eresada en el result ado final. Y si puedes pasar del
m ét odo y llegar al result ado, la m ent e est ará ext rem adam ent e feliz.
Alguien m e pregunt ó: «¿Porqué t ant os m ét odos? Kabir ha dicho: " Sahaj
sam adhi bhali: sé espont áneo." El éxt asis espont áneo es bueno, así que no
hay necesidad de m ét odos.»
Le dij e: «Si has logrado el sahaj sam adhi –el éxt asis espont áneo- ,
ent onces, por supuest o, ningún m ét odo es út il: no es necesario. ¿Por qué
has venido aquí?»
1
Él dij o: «Aún no lo he logrado, pero m e parece que sahaj - el
espont áneo- es m ej or.»
«Pero ¿por qué t e parece que el espont áneo es m ej or?», le dij e. Com o
no se sugiere ningún m ét odo, la m ent e se sient e bien, ya que no t ienes que
hacer nada, y sin hacer nada ¡puedes lograrlo t odo!
Debido a est o, el Zen se ha puest o de m oda en Occident e, porque el Zen
dice: lógralo sin esfuerzo; no hay necesidad de esfuerzo. El Zen t iene razón;
no hay necesidad de esfuerzo. Pero recuerda: para lograr est e punt o de noesfuerzo necesit arás un esfuerzo m uy, m uy prolongado. Para llegar a un
punt o en el que no sea necesario ningún esfuerzo, para alcanzar un punt o en
el que puedas perm anecer en no- hacer, será necesario un esfuerzo
prolongado. Pero la conclusión superficial de que el Zen dice que no es
necesario ningún esfuerzo se ha vuelt o m uy at ract iva en Occident e. Si no es
necesario ningún esfuerzo, la m ent e dice: est o es lo correct o, porque puedes
hacerla sin hacer nada. Pero nadie puede hacerlo.
Suzuki, que dio a conocer el Zen en Occident e, ha prest ado un servicio y
t am bién ha perj udicado. Y el perj uicio perm anecerá por un periodo de t iem po
m ás largo. Era un hom bre m uy aut ént ico, uno de los hom bres m ás
aut ént icos de est e siglo, y durant e t oda su vida se esforzó para llevar el
m ensaj e del Zen a Occident e. Y solo, con su propio esfuerzo, lo dio a conocer
en Occident e. Y ahora est á de m oda; hay am igos del Zen por t odo Occident e. No hay nada ahora que at raiga t ant o com o el Zen.
Pero se com prende m al. La at racción se debe sólo a que el Zen dice que
no es necesario ningún m ét odo, no es necesario ningún esfuerzo. No t ienes
que hacer nada; florece espont áneam ent e.
Est o es ciert o; pero t ú no eres espont áneo, así que nunca florecerá en t i.
Ser espont áneo... Parece absurdo y cont radict orio, porque para que t ú seas
espont áneo son necesarios m uchos m ét odos para purificart e, para hacert e
inocent e y que puedas ser espont áneo. De ot ro m odo, no puedes ser
espont áneo en nada.
Est e Vigyan Bhairav Tant ra fue t raducido al inglés por Paul Reps. Él ha
escrit o un libro m uy herm oso, Zen Flesh, Zen Bones, * y en el apéndice
incluyó t am bién est e libro, Vigyan Bhairav Tant ra. Todo el libro t rat a del Zen;
en el apéndice incluyó t am bién est e libro, los cient o doce m ét odos, y lo
denom inó escrit o pre- Zen. A m uchos seguidores del Zen no les gust ó est o,
porque dij eron: «El Zen dice que no es necesario ningún esfuerzo, y est e
libro sólo t iene que ver con el esfuerzo. Est e libro t rat a sólo de m ét odos, y el
Zen dice que no es necesario ningún m ét odo, ningún esfuerzo. Así que es
ant i- Zen, no pre- Zen». Superficialm ent e t ienen razón, pero en el fondo no la
t ienen,
* «Carne zen, huesos zen». ( N. del T.)
229
porque para lograr un ser espont áneo uno t iene que hacer m uchos
progresos.
Uno de los discípulos de Gurdj ieff, Ouspensky, solía decir siem pre que
alguien venía a pregunt arle sobre el cam ino: «No sabem os nada sobre el
cam ino. Sólo enseñam os acerca de algunas veredas que llevan al cam ino. El
cam ino no lo conocem os.» No pienses que ya est ás en el cam ino. I ncluso el
cam ino est á lej os. Desde donde est ás, desde ese punt o, incluso el cam ino
est á lej os. Así que prim ero t ienes que llegar al cam ino. Ouspensky era un
hom bre m uy hum ilde, y es m uy difícil ser religioso y ser hum ilde; dificilísim o,
porque en cuant o em piezas a sent ir que sabes, la cabeza se vuelve loca. Él
decía siem pre: «No sabem os nada sobre el cam ino. Est á m uy lej os, y no hay
necesidad de hablar de él en est e m om ent o.» Dondequiera que est és,
prim ero t ienes que crear un enlace, un pequeño puent e, una vereda que t e
lleve al cam ino.
La espont aneidad - sahaj yogah- est á m uy lej os de t i. En el punt o en el
que est ás, eres t ot alm ent e art ificial, cult ivado y cult urizado. Nada es
espont áneo: nada, digo, es espont áneo. Cuando nada es espont áneo en t u
vida, ¿cóm o va a ser espont ánea la religión? Cuando nada es espont áneo, ni
siquiera el am or es espont áneo. I ncluso el am or es un negocio, incluso el
am or es un cálculo, incluso el am or es un esfuerzo. Ent onces nada puede ser
espont áneo. Y ent onces explot ar espont áneam ent e en el cosm os es
im posible.
Desde la sit uación en la que est ás, desde esa sit uación es im posible.
Prim ero t endrás que deshacert e de t oda t u art ificialidad, de t odas t us act it udes falsas, t odas t us convenciones cult ivadas, t odos t us prej uicios. Sólo
ent onces será posible un suceso espont áneo. Est os m ét odos t e ayudarán a
llegar a un punt o desde el que no es necesario hacer nada: sólo t u ser es
necesario. Pero la m ent e puede engañar. Y la m ent e engaña fácilm ent e,
porque así puede conseguir consolidación.
Shiva nunca habla de ningún result ado, sólo de m ét odos. Recuerda est e
énfasis. Haz algo, para que pueda llegar a ser posible un m om ent o en el que
no se necesit e nada, en el que t u ser cent ral se pueda disolver en el cosm os.
Pero eso hay que lograrlo. La at racción del Zen se debe a razones
equivocadas, y lo m ism o se puede decir respect o a Krishnam urt i, porque él
dice que no es necesario ningún yoga, que no es necesario ningún m ét odo.
En realidad, dice que no exist e ningún m ét odo de m edit ación. Tiene razón.
Tiene razón, pero Shiva dice que exist en est os cient o doce m ét odos de
m edit ación, y Shiva t am bién t iene razón. Y por lo que a t i respect a, Shiva
t iene m ás razón. Y si t ienes que elegir ent re Krishnam urt i y Shiva, elige a
Shiva. Krishnam urt i no t e sirve para nada. I ncluso est o se puede decir para
ayudart e: que Krishnam urt i est á absolut am ent e equivocado. Recuerda: digo
para ayudart e. Y él puede ser dañino. Eso t am bién lo digo para ayudart e,
porque si t e enredas en su argum ent o no conseguirás el sam adhi. Sólo
conseguirás una conclusión: que no es necesario ningún m ét odo. Y eso es
peligroso. ¡Para t i, es necesario el m ét odo!
Llega un m om ent o en que no es necesario ningún m ét odo, pero ese
m om ent o aún no ha llegado para t i. Y ant es de ese m om ent o, saber acer ca
de algo que est á por llegar es peligroso. Por eso Shiva guarda silencio. No
dice nada sobre el fut uro, sobre lo que sucederá. Sim plem ent e se at iene a t i,
a lo que eres y a lo que hay que hacer cont igo. Krishnam urt i sigue hablando
en t érm inos que no puedes com prender.
Su lógica se puede not ar. Su lógica es correct a; es bella. Est ará bien que
puedas recordar la lógica de Krishnam urt i. Dice que si est ás haciendo algún
m ét odo, ¿quién est á haciendo ese m ét odo? La m ent e lo est á haciendo. ¿Y
cóm o va a poder disolver la m ent e ningún m ét odo hecho por la m ent e? Más
bien, por el cont rario, la fort alecerá m ás; fort alecerá m ás t u m ent e. Se
volverá un condicionam ient o, será falso.
De m odo que la m edit ación es espont ánea; no puedes hacer nada al
respect o. ¿Qué puedes hacer
230
respect o al am or? ¿Puedes pract icar algún m ét odo sobre cóm o am ar? Si
puedes pract icar, ent onces t u am or será falso. Sucede, no puede ser
pract icado. Si ni siquiera el am or puede ser pract icado, ¿cóm o va a poder ser
pract icada la oración? ¿Cóm o va a poder ser pract icada la m edit ación?
La lógica es exact a, absolut am ent e correct a; pero no para t i, porque al
escuchar cont inuam ent e est a lógica serás condicionado por est a lógica. Y los
que han est ado escuchando a Krishnam urt i durant e cuarent a años son las
personas m ás condicionadas que he encont rado. Dicen que no hay ningún
m ét odo, y no obst ant e, han fracasado por com plet o. Les
digo:
«Habéis
com prendido que no hay ningún m ét odo y no pract icáis ningún m ét odo, pero
¿ha florecido en vosot ros la espont aneidad?» Ellos dicen: «¡No! »
Y si les digo: «Ent onces pract icad algún m ét odo», inm ediat am ent e hace
ent rada su condicionam ient o. Dicen: «No hay ningún m ét odo.»
No han est ado pract icando ningún m ét odo, y el sam adhi no ha sucedido.
Y si les dices: «Ent onces probad algún m ét odo», ( dicen que no hay ningún
m ét odo. De m anera que est án en un dilem a. No han avanzado un
cent ím et ro, y la razón de ello es que les han dicho algo que no era para
ellos.
Es com o inst ruir a un niño pequeño en el sexo. Puedes seguir
enseñando, pero est as diciendo algo que t odavía no t iene ningún sent ido
para el niño. Y t u enseñanza será peligrosa, porque est ás condicionando su
m ent e. No es lo que necesit a; eso no le preocupa. No sabe qué significa el
sexo porque sus glándulas aún no est án funcionando, su cuerpo aún no es
sexual. Su energía t odavía no se ha m ovido biológicam ent e al cent ro sexual,
y le est ás hablando. ¿Crees que se le puede enseñar algo sólo porque t iene
oídos? ¿Crees que se le puede enseñar algo sólo porque puede asent ir con la
cabeza?
Puedes inst ruir, y t u enseñanza puede volverse peligrosa y dañina. Él no
se hace pregunt as sobre el sexo, no se ha convert ido en un problem a para
él. No ha alcanzado ese punt o de m adurez en el que el sexo se vuelve
significat ivo. ¡Espera! Cuando em piece a indagar, cuando m adure y haga
pregunt as, ent onces dile. Y nunca le digas m ás de lo que pueda com prender,
porque ese m ás se volverá una carga en su cabeza. Es lo m ism o con el fenóm eno de la m edit ación.
Sólo se t e puede enseñar sobre m ét odos, no sobre result ados: eso es
dar un salt o. Y sin afianzart e en el m ét odo, dar el salt o es sim plem ent e un
asunt o cerebral, un asunt o m ent al. Y ent onces siem pre desaprovecharás el
m ét odo.
Es com o los niños pequeños haciendo arit m ét ica. Siem pre pueden ir a la
part e de at rás del libro y saber la respuest a. La respuest a est á ahí; en la
part e de at rás del libro se dan las respuest as. Pueden m irar la pregunt a, ir a
la part e de at rás y saber la respuest a. Y una vez que el niño sabe la respuest a, le result a m uy difícil aprender el m ét odo, porque no parece ser
necesario. Cuando ya sabe la respuest a, no hay necesidad.
Y, en realidad, lo hará t odo en orden inverso. Ent onces llegará a la
respuest a m ediant e cualquier m ét odo falso, cualquier seudom ét odo. Sabe lo
que im port a, sabe la respuest a, de m odo que puede llegar a la respuest a
sim plem ent e creando un m ét odo falso. Y est o sucede t ant o en religión que
parece que, en lo que respect a a la religión, t odo el m undo est á haciendo lo
que hacen los niños.
La respuest a no es buena para t i. La pregunt a est á ahí, el m ét odo est á
ahí, y la respuest a la t ienes que alcanzar t ú. Ninguna ot ra persona debería
dart e la respuest a. Los m aest ros aut ént icos no t e ayudan a conocer la
respuest a ant es de que est é hecho el proceso; sim plem ent e t e ayudan a
pasar por el proceso. De hecho, incluso si has sabido de alguna m anera,
incluso si has robado alguna respuest a en alguna part e, t e dirán que eso es
erróneo. Puede que no sea erróneo, pero ellos t e dirán: «Eso es erróneo.
Tíralo: no es necesario.» Te im pedirán saber la respuest a ant es de que realm ent e
231
llegues a saberla. Por eso no se da ninguna
respuest a.
La am ada de Shiva, Devi, le ha hecho pregunt as. Él est á dando m ét odos
sim ples. La pregunt a est á ahí, el m ét odo est á ahí. La respuest a queda para
que t ú la logres, para que t ú la vivas.
Así que recuerda: cent rarse es el m ét odo, no el result ado. El result ado
es la experiencia cósm ica, oceánica. Ent onces no hay ningún cent ro.
Segunda pregunt a:
Dij ist e que si uno puede am ar realm ent e, ent onces el am or es suficient e
y los cient o doce m ét odos de m edit ación no son necesarios. Tal com o has
explicado el am or aut ént ico, sient o que am o realm ent e, creo. Pero la dicha
que encuent ro en la m edit ación parece ser de ot ra dim ensión que la
sat isfacción profunda que experim ent o con el am or, y no m e puedo im aginar
est ar t am bién sin m edit ación. Así que, por favor, explica m ás cóm o el am or
solo, sin m edit ación, puede ser suficient e.
Habrá que com prender m uchas cosas. Una: si realm ent e am as, no
indagarás en absolut o sobre la m edit ación: porque el am or es una
sat isfacción, una culm inación t an t ot al que nunca se sient e que falt e algo,
que haya que llenar algún hueco, que necesit es algo m ás. Si sient es que es
necesario algo m ás, hay un hueco. Si sient es que hay que hacer y
experim ent ar algo m ás, ent onces el am or es sólo una sensación, no una
realidad. No dudo t u creencia; puede que creas que am as. Tu creencia es
aut ént ica; no est ás engañando a nadie. Sient es que est ás enam orado, pero
los sínt om as m uest ran que no lo est ás.
¿Cuáles son los sínt om as de est ar enam orado? Tres cosas. Prim ero,
absolut a sat isfacción. No se necesit a nada m ás; ni siquiera Dios es
necesario. Segundo, no hay fut uro. Est e m om ent o m ism o de am or es la
et ernidad. No hay m om ent o siguient e, no hay fut uro, no hay m añana. El
am or es algo que pasa en el present e. Y t ercero, dej as de ser, ya no eres. Si
t odavía eres, aún no has ent rado en el t em plo del am or.
Si suceden est as t res cosas..., si no eres, ent onces ¿quién va a m edit ar?
Si no hay fut uro, ent onces t odos los m ét odós se vuelven inút iles, porque los
m ét odos son para el fut uro, para un result ado. Si en est e m ism o m om ent o
est ás cont ent o, absolut am ent e cont ent o, ¿dónde est á la m ot ivación para
hacer nada?
Hay una escuela de psicólogos - y ést a es una de las t endencias m ás
significat ivas del pensam ient o m oderno- que com enzó con Wilhelm Reich.
Ést e dij o que t oda enferm edad m ent al surge debido a la falt a de am or. Com o
no puedes sent ir am or profundo, com o no puedes sent irlo t ot alm ent e, est e
ser insat isfecho anhela ardient em ent e la sat isfacción en m uchas
dim ensiones.
Cuando digo que «si puedes am ar, nada es necesario», no quiero decir
que ent onces el am or es suficient e. Quiero decir que una vez que am as
profundam ent e, el am or se vuelve una puert a: igual que cualquier
m edit ación. ¿Qué va a hacer la m edit ación? Est as t res cosas: creará sat isfacción; t e perm it irá perm anecer en el present e, t e ayudará a perm anecer en el
present e; y dest ruirá t u ego. Est as t res cosas van a hacer la m edit ación: sin
ningún m ét odo. Así que puedes decirlo de est a m anera: el am or es el
m ét odo nat ural. Si uno se ha perdido el m ét odo nat ural, ent onces habrá que
proveer ot ros m ét odos, art ificiales.
Pero uno puede sent ir que est á enam orado; ent onces est as t res cosas
serán los crit erios para quien lo sient a. Pensará que ést as deberían ser las
piedras de t oque, las m edidas, y observará si est as t res cosas est án
sucediendo. Si no est án sucediendo, ent onces su sensación puede ser
m uchas ot ras cosas, pero no am or. Y la sensación de am or es un gran
fenóm eno; puede ser m uchas cosas. Puede ser lascivia, puede ser sim ple
sexo, puede ser t an sólo una t endencia posesiva. Puede ser sim plem ent e
232
una ocupación porque no puedes est ar solo, y necesit as a alguien porque
t ienes m iedo y necesit as seguridad. La presencia del ot ro t e ayuda a sent irt e
seguro. O puede que sea sim plem ent e una relación sexual.
La energía necesit a salidas. La energía se va acum ulando y llega a
volverse una carga. Tienes que solt arla y sacarla. Así que puede que t u am or
sea sólo una suelt a de energía. El am or puede ser m uchas cosas, y el am or
es m uchas cosas. Para m í, el am or es m edit ación. Así que prueba est o: con
t u am ado, est at e en m edit ación. Siem pre que t u am ado o am ada est é
present e, est at e en profunda m edit ación. Haz de est a presencia del ot ro un
est ado m edit at ivo.
Norm alm ent e, hacem os exact am ent e lo cont rario. Cuando los am ant es
est án j unt os, est án peleándose. Cuando est án separados, ent onces piensan
el uno en el ot ro, y cuando est án j unt os est án luchando. Cuando est án
separados de nuevo, vuelven a pensar el uno en el ot ro. Cuando se j unt an,
com ienza de nuevo la lucha. iEst o no es am or!
Así es que sugeriré algunas claves. Haz de la presencia de t u am ado o
am ant e un est ado m edit at ivo. Guarda silencio. Perm anece ínt im o, pero en
silencio. Usa la presencia del ot ro para dej ar la m ent e; no pienses. Si est ás
pensando m ient ras t u am ant e est á cont igo, ent onces no est ás con t u am ant e. ¿Cóm o vas a est ar? Est áis ahí los dos, pero m uy lej os el uno del ot ro. Tú
est ás pensando t us pensam ient os, t u am ant e est á pensando sus pensam ient os. Sólo parece que est ás cerca, pero no lo est áis, porque cuando dos
m ent es est án pensando, son polos apart e.
El am or aut ént ico significa cesación del pensam ient o. En presencia de t u
am ado o am ant e, dej a de pensar com plet am ent e; sólo ent onces est áis cerca.
Ent onces, de pront o sois uno, ent onces los cuerpos no pueden separaros.
Ent onces, en lo m ás hondo del cuerpo, alguien ha rot o la barrera. El silencio
rom pe la barrera: eso es lo prim ero.
Haz de t u relación un fenóm eno sagrado. Cuando est ás realm ent e
enam orado, el obj et o de t u am or se vuelve divino. Si no lo es, ent onces t en
m uy claro que no es una relación de am or; es im posible. Una relación de
am or no es una relación profana. Pero ¿has sent ido alguna vez veneración
por t u am ado? Puede que hayas sent ido m uchas ot ras cosas, pero nunca
veneración.
Parece inconcebible, pero I ndia ha probado m uchísim as m aneras... Por
eso I ndia ha venido insist iendo en que est e am or ent re hom bre y m uj er
debería ser un fenóm eno sagrado, no una relación m undana. El am ado, la
am ada, se vuelven divinos. No puedes considerarlos de ninguna ot ra form a.
Me pregunt o: ¿has sent ido alguna vez veneración por t u esposa? El
asunt o m ism o parece irrelevant e: ¿veneración por una esposa? Est á fuera de
consideración. Puedes sent ir condena, puedes sent ir de t odo, pero nunca
veneración. La relación es sim plem ent e m undana; os est áis usando m ut uam ent e. Puede que la esposa diga que respet a a su m arido, pero no he vist o
ni una sola esposa que respet e realm ent e. Tradicionalm ent e, porque ha sido
una convención respet ar al m arido, la esposa sigue diciendo que respet a, y
así ni siquiera pronunciará su nom bre. No debido al respet o, porque ella
puede decir cualquier cosa, pero no dirá su nom bre sim plem ent e por la
t radición.
La veneración es lo segundo. En presencia de t u am ada o am ado, sient e
veneración. Si no puedes ver lo divino en t u am ada o am ado, no puedes verlo en ninguna ot ra part e. ¿Cóm o vas a verlo en un árbol, con el que no exist e
ninguna relación? Si no prevalece ninguna int im idad profunda, ¿cóm o vas a
poder verlo en una roca o un árbol? No est án relacionados. Si no puedes
verlo en la persona a la que am as, si no se sient e a Dios ahí, no se le puede
sent ir en ninguna ot ra part e. Si lo puedes sent ir ahí, t arde o t em prano lo
sent irás en t odas part es, porque una vez que la puert a se abre, una vez que
t ienes un vislum bre de lo divino en cualquier persona, no puedes olvidar ese
vislum bre. Y debido a
233
eso, t odo se vuelve una puert a. Por eso digo que el am or m ism o es una
m edit ación.
Así que no pienses en ant ít esis, en si am ar o m edit ar. Eso no es lo que
quise decir. No int ent es elegir ent re am ar y m edit ar. Am a m edit at ivam ent e,
o m edit a am orosam ent e. No crees ninguna división. El am or es un fenóm eno
m uy nat ural, y se puede usar com o vehículo. Y el t ant ra lo ha usado com o
vehículo: no sólo el am or; el t ant ra ha usado incluso el sexo com o vehículo.
El t ant ra dice que en un profundo act o sexual puedes m edit ar m ás
fácilm ent e que en ningún ot ro est ado de ánim o: porque ést e es un éxt asis
nat ural, biológico. Pero t odo lo que se conoce del act o sexual se conoce de
una m anera m uy pervert ida. De m odo que cuando se dicen t ales cosas t e
sient es incóm odo, porque t odo lo que has conocido en nom bre del sexo no
es sexo. Es sólo una som bra, porque la sociedad ent era ha cult ivado t u
m ent e cont ra el sexo.
Todo el m undo es en ciert a form a reprim ido, de m anera que el sexo
nat ural es im posible. Y cada vez que est ás en un act o sexual, siem pre est á
present e una profunda sensación de culpa. Ese sent im ient o de culpabilidad
se vuelve una barrera, y así se pierde una de las m ayores oport unidades.
Podrías haberla usado para ent rar hast a lo m ás hondo de t i m ism o.
El t ant ra dice: en el act o sexual, sé m edit at ivo. Considera sagrado t odo
el fenóm eno; no t e sient as culpable. Más bien, siént et e bienavent urado de
que la nat uraleza t e haya dado una fuent e m ediant e la cual puedes ent rar
profundam ent e en éxt asis inm ediat am ent e. Y luego, siént et e t ot alm ent e libre
en el sexo. No reprim as, no t e resist as. Dej a que la com unión sexual se
apodere de t i. Olvídat e de t i m ism o, desecha t odas t us inhibiciones. Sé
absolut am ent e nat ural, y sent irás una m úsica profunda en el cuerpo.
Cuando dos cuerpos se vuelvan una arm onía, t e olvidarás
com plet am ent e de que exist es: y, no obst ant e, exist irás. Ent onces t e
olvidarás del «yo»: no habrá «yo», sólo la exist encia j ugando con la
exist encia, un ser con ot ro. Y los dos se harán uno. No habrá pensam ient os;
el fut uro cesará y est arás en el present e en est e m ism o m om ent o. Sin
ninguna culpabilidad, sin ninguna inhibición, hazlo una m edit ación, y
ent onces el sexo es t ransform ado. Ent onces el sexo m ism o se vuelve una
puert a.
Si el sexo se vuelve una puert a, poco a poco el sexo dej a de ser sexual.
Y llega un m om ent o en que el sexo se ha ido: sólo ha quedado el perfum e.
Ese perfum e es el am or. Y después, incluso ese perfum e desaparece, y
ent onces lo que queda es el sam adhi.
El t ant ra dice que no hay nada que pueda ser considerado enem igo.
Toda energía es am igable; sólo hay que saber cóm o usarla. Así que no elij as
nada. Transform a t u am or en m edit ación y t ransform a t u m edit ación en
am or. Ent onces pront o olvidarás la palabra y t endrás lo aut ént ico, que no es
la palabra. La palabra «am or» no es el am or, y la palabra, «m edit ación» no
es la m edit ación, y la palabra «Dios» no es Dios. Ésas son sólo palabras. Si
puedes penet rar en t i m ism o, Dios, la m edit ación, el am or, t odos ellos se
hacen uno.
Una pregunt a m ás:
¿Cuáles son las razones de la insensibilidad del hom bre, y cóm o
ext irparlas?
Cuando nace un niño, el niño est á desvalido. El bebé hum ano,
part icularm ent e, est á t ot alm ent e desvalido. Tiene que depender de los
dem ás para est ar vivo, para seguir vivo. Est a dependencia es un t rat o, un
int ercam bio. El niño t iene que ent regar m uchas cosas en est e t rat o, y la
sensibilidad es una de ellas. El niño es sensible; t odo su cuerpo es sensible.
Pero est á indefenso, no puede ser independient e; t iene que depender de los
padres, de la fam ilia, de la sociedad; t endrá que ser dependient e. A causa de
est a dependencia y est e desvalim ient o,
234
los padres, la sociedad, siguen im poniéndole cosas al niño, y él t iene que
ceder. De lo cont rario no puede seguir vivo, m orirá. De m anera que t iene
ent regar m uchas cosas en est e t rat o.
La prim era cosa m uy profunda y significat iva es la sensibilidad: t iene
que dej arla. ¿Por qué? Porque cuant o m ás sensible es el niño, m ás est á en
apuros, m ás vulnerable es. Una ligera sensación y em pieza a llorar. Los
padres t ienen que parar el llant o, y no pueden hacer nada. Pero si el niño
sigue sint iendo cada det alle de la sensación, el niño dará m ucho la lat a. Y los
niños dan m ucho la lat a, de m odo que los padres t ienen que rest ringir su
sensibilidad. El niño t iene que aprender resist encia, el niño t iene que
aprender cont rol. Y con el t iem po el niño t iene que dividir su m ent e en dos.
De m odo que hay m uchas sensaciones que sim plem ent e dej a de sent ir
porque no son «buenas»: le cast igan por ellas.
El cuerpo ent ero del niño es erót ico. Puede disfrut ar de sus dedos, puede
disfrut ar de su cuerpo; t odo su cuerpo es erót ico. Va explorando su propio
cuerpo; es un gran fenóm eno para él. Pero llega el m om ent o en su
exploración en que el niño llega a los genit ales. Ent onces se vuelve un problem a, porque el padre y la m adre est án reprim idos. En el m om ent o en que
el niño o la niña se t oca los genit ales, los padres se t urban. Est o hay que
observarlo con det enim ient o. Su conduct a cam bia de repent e, y el niño lo
not a. Algo m alo ha sucedido. Em piezan a grit ar: «iNo t oques! » El niño
em pieza a sent ir que hay algo de m alo en los genit ales, que t iene que
reprim ir. Y los genit ales son la part e m ás sensible de t u cuerpo: la part e m ás
sensible, m ás viva de t u cuerpo, la m ás delicada. Una vez que no se perm it e
que se t oquen y que se disfrut en los genit ales se ha m at ado la fuent e m ism a
de la sensibilidad. Ent onces el niño se volverá insensible. Cuant o m ás crezca,
m ás insensible será.
De m odo que prim ero hay un t rat o, un int ercam bio: necesario, pero
nocivo. Y en el m om ent o en que em piezas a com prender, t ienes que
desechar est e t rat o y recuperar t u sensibilidad. La segunda razón de est e
t rat o obedece a la seguridad.
Est uve con un am igo durant e m uchos años; vivía en su bungalow.
Desde el prim er día observé que no m iraba a sus sirvient es. Era rico, pero
nunca m iraba a sus sirvient es, nunca m iraba a sus hij os. Ent raba corriendo
en el bungalow, e iba corriendo del bungalow a su coche. Así que le
pregunt é: «¿Qué pasa?»
Él dij o: «Si m iras a t us sirvient es, em piezan a sent irse am igables, y
ent onces em piezan a pregunt ar por el dinero y est o y lo ot ro. Si hablas con
t us hij os, ent onces no eres el am o, no puedes cont rolarlos.» Así que creó un
caparazón de insensibilidad en t orno a sí m ism o. Tenía m iedo de que si
hablaba con un sirvient e, si not aba que el sirvient e est aba enferm o, si sent ía
sim pat ía, t endría que prest ar dinero o ayuda.
Todo el m undo aprende t arde o t em prano que ser sensible es ser
vulnerable a m uchas cosas. Te apriet as la cint ura, creas una barrera en t orno
a t i que es una defensa: una m edida de seguridad. Ent onces puedes ir por
las calles..., hay m endigos pidiendo y hay barrios baj os sucios, feos, pero t ú
no sient es nada, no ves realm ent e. En est a fea sociedad uno t iene que crear
una barrera en t orno a sí m ism o, un m uro - un m uro sut il, t ransparent e- t ras
el que poder ocult arse. De lo cont rario, uno es vulnerable, y result ará difícil
vivir.
Por eso se afianza la insensibilidad. Te ayuda a est ar en est e m undo feo
sin est ar pert urbado, pero hay un precio: y el precio es m uy elevado. Est ás a
gust o en est e m undo sin est ar pert urbado, pero ent onces no puedes ent rar
en lo divino, en lo t ot al, en la t ot alidad. No puedes ent rar en el ot ro m undo.
Si para est e m undo la insensibilidad es buena y para ese m undo la
sensibilidad es buena, eso crea el problem a.
Si de verdad est ás int eresado en ent rar en ese m undo, t endrás que
crear sensibilidad, t endrás que t irar t odos est os m uros, est as seguridades.
Por supuest o,
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t e volverás vulnerable. Tendrás m ucho sufrim ient o, pero ese sufrim ient o no
es nada com parado con la dicha que puedes alcanzar m ediant e la
sensibilidad. Cuant o m ás sensible t e vuelvas, m ás com pasión sent irás. Pero
sufrirás, porque por t odas part es a t u alrededor hay infierno. Est ás cerrado:
por eso no lo puedes sent ir. Una vez que t e abras, est arás abiert o a am bos:
al infierno de est e m undo y al cielo de ese m undo. Est arás abiert o a am bos.
Y es im posible seguir cerrado en un punt o y abiert o en ot ro, porque, en
realidad, o est ás cerrado o est ás abiert o. Si est ás cerrado, est ás cerrado a
am bos. Si est ás abiert o, est arás abiert o a am bos. Así que recuerda est o: un
buda est á lleno de dicha, pero t am bién lleno de sufrim ient o.
Ese sufrim ient o no es el suyo propio, es por los dem ás. Él est á en una
dicha profunda, pero sufre por los dem ás. Y los budist as Mahayana dicen que
cuando Buda llegó a la puert a del nirvana, el port ero abrió la puert a - est o es
un m it o, y es m uy bello- , el port ero abrió la puert a, pero Buda se negó a
ent rar. El port ero dij o: «¿Por qué no ent ras? Te hem os est ado esperando
durant e m ilenios. Todos los días llega la not icia de que " ¡Viene Buda, viene
Buda! " . Todo el cielo t e est á esperando. ¡Ent ra! ¡Eres bienvenido! »
Buda dij o: «No puedo ent rar a no ser que t odos los dem ás hayan
ent rado ant es que yo. ¡Esperaré! A no ser que t odos y cada uno de los seres
hum anos hayan ent rado, el cielo no es para m í.»
Buda sufre por los dem ás. En cuant o a él m ism o, ahora est á en una
profunda dicha. ¿Ves el paralelo? Tú est ás en un profundo sufrim ient o, y t e
sigue pareciendo que t odos los dem ás est án disfrut ando la vida. A Buda le
sucede t odo lo cont rario. Ahora él est á en una profunda dicha, y sabe que
t odos los dem ás est án sufriendo.
Est os m ét odos son los m ét odos para ext irpar est a insensibilidad.
Hablarem os m ás de cóm o ext irparla.
Suficient e.
236
Ca pít u lo 1 5
Ve r e l Pa sa do com o u n Sue ñ o
Los Su t r a s
2 2 Dej a que la at ención recaiga en un punt o en que est ás viendo algún
suceso pasado, e incluso t u form a, habiendo perdido sus caract eríst icas
present es, es t ransform ada.
2 3 Sient e un obj et o ant e t i. Sient e la ausencia de t odos los dem ás
obj et os except o ést e. Luego, dej ando de lado la sensación- obj et o y la
sensación- ausencia, cae en la cuent a.
2 4 Cuando surj a un est ado de ánim o cont ra alguien o a favor de
alguien, no lo pongas en la persona en cuest ión, sino perm anece cent rado.
Uno de los grandes t ánt ricos de est a época, George Gurdj ieff, dice que
la ident ificación es el único pecado. El siguient e sut ra, el décim o sut ra sobr e
cent rarse - en el que nos vam os a adent rar est a noche- , t rat a de la
ident ificación. Así que prim ero hay que t ener m uy claro qué significa
ident ificación.
Fuist e un niño una vez; ahora no lo eres. Alguien se hace j oven, alguien
se hace viej o, y la infancia se vuelve algo pasado. La j uvent ud se ha ido,
pero t odavía est ás ident ificado con t u infancia. No puedes verla com o algo
que le sucede a ot ro; no puedes ser, un t est igo de ella. Siem pre que ves t u
infancia, no t e m uest ras dist ant e. Siem pre que alguien recuerda su j uvent ud,
est á t ot alm ent e unido a ella.
En realidad, ahora es sólo un sueño. Y si puedes ver t u infancia com o un
sueño, com o una película que pasa ant e t i y no est ás ident ificado con ella,
eres sólo un t est igo, lograrás una sut il com prensión de t i m ism o. Si ves t u
pasado com o una película, com o un sueño - no form as part e de él, est ás
fuera de él... Y, en realidad, lo est ás- , ent onces sucederán m uchas cosas. Si
est ás pensando en t u infancia, no est ás en ella: no puedes est ar. La infancia
es sólo un recuerdo, sólo un recuerdo pasado. Tú perm aneces dist ant e y
m irándola. Eres diferent e: eres un t est igo. Si puedes sent ir est e ser- t est igo y
ves t u infancia com o una película en una pant alla, sucederán m uchas cosas.
Una: si la infancia se ha vuelt o un sueño que puedes ver, t odo lo que
eres ahora m ism o se volverá un sueño al día siguient e. Si eres j oven, t u j uvent ud se volverá un sueño. Si eres viej o, t am bién t u vej ez se volverá un
sueño. Un día fuist e un niño; ahora la infancia se ha vuelt o sólo un sueño y
puedes observarla.
Es bueno em pezar con el pasado. Observa el pasado y desident ifícat e de
él; vuélvet e un observador. Luego observa el fut uro, y sé t am bién un t est igo
de eso. Luego puedes observar t u present e m uy fácilm ent e, porque ent onces
sabes que t odo lo que es present e ahora m ism o ayer era fut uro, y m añana
se convert irá en pasado. Pero t u t est igo nunca es pasado, nunca es fut uro.
Tu conciencia observadora es et erna; no form a part e del t iem po. Por eso
t odo lo que sucede en el t iem po se vuelve un sueño.
Recuerda est o t am bién: siem pre que est ás soñando algo por la noche, t e
ident ificas con ello, y nunca puedes recordar en t u sueño que eso es un
sueño. Sólo por la m añana, cuando t e has despert ado del sueño, puedes
recordar que era un sueño
Y no una realidad. ¿Por qué? Porque ent onces est ás dist anciado, no en
ello. Ent onces hay una dist ancia. Hay un espacio, y puedes ver que era un
sueño.
Pero ¿qué es t odo t u pasado? La dist ancia est á ahí, el espacio est á ahí.
Trat a de verlo com o un sueño. Ahora es un sueño; ahora no es m ás que un
sueño, porque de igual m anera que un sueño se vuelve
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un recuerdo, t u pasado se ha vuelt o sólo un recuerdo. No puedes probar
realm ent e que t odo lo que piensas que fue t u infancia fue real o sólo un
sueño. Es difícil de probar. Puede que haya sido sólo un sueño, puede que
haya sido real. El recuerdo no puede decir si era real o un sueño. Los
psicólogos dicen que las personas m ayores a veces se hacen un lío ent re lo
que han soñado y lo que era real.
Los niños siem pre se hacen un lío. Por la m añana, los niños pequeños no
pueden diferenciar. Todo lo que han vist o en el sueño no era real, pero
puede que lloren por un j uguet e que se rom pió en el sueño. Y t ú t am bién,
durant e algunos m om ent os después de haberse rot o el sueño, t odavía t e
sient es afect ado por t u sueño. Si alguien t e est aba asesinando en el sueño, a
pesar de que el sueño se ha rot o y est ás com plet am ent e despiert o, t u
corazón t odavía palpit a rápidam ent e, t u circulación sanguínea es rápida.
Puede que aún est és sudando, y t odavía t e anda rondando un m iedo sut il.
Ahora est ás despiert o y el sueño ha pasado, pero t e t om ará unos pocos
m inut os sent ir que era sim plem ent e un sueño; ent onces est ás fuera de ello y
ya no hay m iedo.
Si puedes sent ir que el pasado fue sólo un sueño - no t ienes que
proyect ar est o y forzar la idea de que el pasado fue sólo un sueño: es una
consecuencia - , si puedes observar est o, si puedes ser conscient e de ello sin
involucrart e en ello, sin est ar ident ificado con ello, si puedes est ar dist anciado y m irando, se volverá un sueño. Cualquier cosa que puedes m irar com o
un t est igo es un sueño.
Por eso Shankara y Nagarj una pudieron decir que est e m undo es sólo un
sueño. No es que sea un sueño; no eran t ont os, no eran sim plones que
sost enían que est e m undo realm ent e es un sueño. Lo que querían decir con
eso es que se han vuelt o t est igos. I ncluso con respect o a est e m undo que es
t an real, se han vuelt o t est igos. Y una vez que t e vuelves t est igo de
cualquier cosa, se vuelve un sueño. Ésa es la razón por la que el m undo es
llam ado m aya, una ilusión. No es que sea irreal, sino que uno se ha vuelt o
un t est igo de él. Y una vez que t e vuelves un t est igo - conscient e,
com plet am ent e conscient e- , t odo el asunt o se cae com o un sueño para t i,
porque hay una dist ancia y no est ás ident ificado con él. Pero seguim os
est ando ident ificados.
Hace sólo unos días est uve leyendo las Confesiones, de Jean- Jacques
Rousseau. Es un libro inusual. Es en verdad el prim er libro de la lit erat ura
m undial en el que alguien se desnuda a sí m ism o, se desnuda t ot alm ent e.
Todos los pecados que ha com et ido, t odas las inm oralidades...; se abre, se
desnuda t ot alm ent e. Pero si lees las Confesiones de Rousseau est ás abocado
a sent ir que lo est á disfrut ando; se sient e m uy exalt ado. Hablando de sus
pecados, hablando de sus inm oralidades, se sient e exalt ado. Parece com o si
est uviera disfrut ándolo con m ucho deleit e. Al principio, en la int roducción,
Rousseau dice: «Cuando llegue el día del j uicio final, le diré a Dios, al
Todopoderoso: " No necesit as m olest arm e. Lee est e libro y lo sabrás t odo" .»
Nadie ant es se ha confesado nunca t an verazm ent e. Y al final del libro
dice: «Dios t odopoderoso, Dios et erno, sat isface m i único deseo. Lo he
confesado t odo; ahora haz que una gran m ult it ud se congregue para
escuchar m is confesiones.»
De m odo que se sospecha acert adam ent e que puede que haya
confesado t am bién algunos pecados que no ha com et ido. Se sient e t an
exalt ado y est á disfrut ando t ant o del asunt o. Se ha ident ificado. Y sólo hay
un pecado que no ha reconocido: el pecado de est ar ident ificado. Est á
ident ificado con cada uno de los pecados que ha com et ido o no com et ido; y
ése es el único pecado para los que saben con profundidad cóm o funciona la
m ent e hum ana.
Cuando leyó por vez prim era sus Confesiones ant e un pequeño grupo de
int elect uales, pensaba que se produciría una conm oción, porque era el
prim er hom bre que se confesaba t an verazm ent e, com o él decía. Los
int elect uales escucharon, y em pezaron a aburrirse m ás y m ás. Rousseau se
sint ió m uy incóm odo, porqué él pensaba que iba a suceder
240
algo prodigioso. Cuando acabó, t odos se sint ieron aliviados, pero nadie dij o
nada. Hubo un com plet o silencio durant e algunos m om ent os. El corazón de
Rousseau quedó dest rozado. Él pensaba que había creado algo m uy
revolucionario, est rem ecedor, hist órico, y había un com plet o silencio. Todo el
m undo est aba pensando cóm o salir de allí.
¿A quién le int eresan t us pecados except o a t i m ism o? Nadie est á
int eresado en t us virt udes, nadie est á int eresado en t us pecados. El hom bre
es de t al m anera que se enalt ece, sient e su ego fort alecido, por sus virt udes
y t am bién por sus pecados. Después de escribir sus Confesiones, Rousseau
em pezó a considerarse a sí m ism o un sabio, un sant o, porque se había
confesado. Pero el pecado básico perm aneció. El pecado básico es est ar ident ificado con lo que pasa en el t iem po. Cualquier cosa que sucede en el
t iem po es com o un sueño, y a no ser que t e desapegues de ella, nunca
conocerás la dicha.
La ident ificación es sufrim ient o; la no- ident ificación es dicha. Est a
décim a t écnica se ocupa de la ident ificación.
2 2 M ir a t u pa sa do, de s- ide n t ifica do.
Décim a t écnica para cent rarse: Dej a que la at ención recaiga en un punt o
en que est ás viendo algún suceso pasado, e incluso t u form a, habiendo
perdido sus caract eríst icas present es, es t ransform ada.
Est ás recordando t u pasado, cualquier incident e. Tu infancia, t us
avent uras am orosas, la m uert e de t u padre o de t u m adre..., cualquier cosa.
Míralo, pero no t e involucres en ello. Recuérdalo com o si est uvieras
recordando la vida de ot ra persona. Y cuando ese incident e se est é film ando
de nuevo, est é de nuevo en la pant alla, est at e at ent o, conscient e, un t est igo,
perm aneciendo dist anciado. Tu form a pasada est ará en la película, en la
hist oria.
Si est ás recordando t u relación am orosa, t u prim era relación am orosa,
est arás ahí con t u am ado; t u form a pasada est ará ahí con t u am ado. No
puedes recordar de ot ra m anera. Mant ent e desapegado t am bién de t u form a
pasada. Observa t odo el fenóm eno com o si fuera ot ro el que est á am ando a
ot ro, com o si t odo el asunt o no t e pert eneciera. Eres sólo un t est igo, un
observador.
Ést a es una t écnica m uy, m uy básica. Ha sido m uy usada,
part icularm ent e por Buda. Est a t écnica t iene m uchas form as; puedes
encont rar t u propia m anera de abordar est o. Por ej em plo, cuando t e est és
durm iendo por la noche, a punt o de dorm irt e, pasa revist a a t us recuerdos
de t odo el día. No em pieces por la m añana. Em pieza j ust o donde est és, en la
cam a - el últ im o dat o- y luego ve hacia at rás. Luego ve hacia at rás poco a
poco, paso a paso, hast a la prim era experiencia de la m añana cuando t e
despert ast e. Ve hacia at rás, y recuerda cont inuam ent e que no t e est ás
involucrando.
Por ej em plo, por la t arde alguien t e insult ó.
Mírat e a t i m ism o - a la form a de t i m ism o- siendo insult ado por alguien,
pero eres sólo un observador. No t e involucres; no t e enfades de nuevo. Si
t e enfadas ot ra vez, est ás ident ificado. Ent onces no has com prendido la
m edit ación. No t e enfades. No t e est á insult ando a t i; est á insult ando a la
form a que había por la t arde. Esa form a ya se ha ido.
Eres com o un río que fluye: las form as est án fluyendo. En t u infancia
t enías una form a, y ahora no t ienes esa form a; esa form a se ha ido. Com o
un río, est ás cam biando cont inuam ent e. Así que cuando est és m edit ando por
la noche, revisando hacia at rás los sucesos del día, recuerda que eres un t est igo: no t e enfades. Alguien t e est aba alabando: no t e enorgullezcas.
Obsérvalo t odo com o si est uvieras m irando una película con indiferencia. E ir
hacia at rás es m uy beneficioso, especialm ent e para los que t ienen problem as
con el sueño.
Si t ienes problem as con el sueño, insom nio, si t e desvelas, si t e result a
difícil dorm irt e, est o t e
241
ayudará profundam ent e. ¿Por qué? Porque est o es un desm arañam ient o de
la m ent e. Cuando vas hacia at rás est ás desenm arañando la m ent e. Por la
m añana em piezas a devanart e la m ent e, y la m ent e se enm araña en m uchas
cosas, en m uchos sit ios. Muchas cosas perm anecen en la m ent e, sin acabar
e incom plet as, y no hay t iem po para dej ar que se asient en en el m om ent o
m ism o en que suceden.
Así que ve hacia at rás por la noche. Ést e es un proceso
desenm arañador. Y cuando vayas llegando a la m añana, cuando aún est abas
en la cam a, a lo prim ero de la m añana, volverás a t ener la m ism a m ent e
fresca que t enías por la m añana. Y ent onces t e puedes dorm ir com o un niño
m uy pequeño.
Tam bién puedes usar est a t écnica de ir hacia at rás con t oda t u vida.
Mahavira ut ilizó m ucho est a t écnica de ir hacia at rás. Y ahora en Am érica
hay un m ovim ient o llam ado dianét ica. Est án usando est e m ét odo y lo est án
encont rando m uy, m uy út il. Est e m ovim ient o, dianét ica, dice que t odas t us
enferm edades son t an sólo rest os del pasado. Y t ienen razón. Y puedes ir
hacia at rás y desenm arañar t oda t u vida; con ese desenm arañam ient o
m uchas enferm edades desaparecerán com plet am ent e. Y est o ha quedado
probado por m uchísim os incident es con éxit o; ahora hay m uchísim os casos
con éxit o.
Así es que m uchas personas padecen de una det erm inada enferm edad,
y no les ayuda nada fisiológico, nada m édico; la enferm edad cont inúa, La
enferm edad parece ser psicológica. ¿Qué hacer al respect o? Decirle a alguien
que su enferm edad es psicológica no le ayuda. Por el cont rario, puede
result ar dañino, porque nadie se sient e bien cuando le dices que su
enferm edad es psicológica. ¿Qué puede hacer ent onces? Se sient e desvalido.
Est e ir hacia at rás es un m ét odo m ilagroso. Si vas hacia at rás
lent am ent e - desenm arañando la m ent e lent am ent e hast a el prim er m om ent o
en que sucedió est a enferm edad- , si poco a poco ret rocedes hast a cuando
est a enferm edad t e at acó por vez prim era, si puedes desenm arañar hast a
ese m om ent o, llegarás a saber que básicam ent e est a enferm edad es un
com plej o de ciert as ot ras cosas, ciert as cosas psicológicas. Al ir hacia at rás,
esas cosas aflorarán.
Si pasas por ese m om ent o en que la enferm edad t e at acó por vez
prim era, de pront o t om arás conciencia de qué fact ores psicológicos cont ribuyeron a ella. Y no t ienes que hacer nada, sólo t ienes que ser conscient e de
esos fact ores psicológicos y seguir yendo hacia at rás. Muchas enferm edades
sim plem ent e desaparecen de t i porque se ha rot o el com plej o. Cuando t om as
conciencia del com plej o, no hay necesidad de la enferm edad; t e lim pias, t e
purgas de ella.
Est o es una cat arsis profunda. Y si puedes hacerla t odos los días,
not arás que t e llega una nueva salud, una nueva frescura. Y si podem os
enseñar a los niños que lo hagan diariam ent e, nunca les agobiará su pasado.
Ni siquiera necesit arán ir al pasado, siem pre est arán aquí y ahora. No t endrán cuelgues, no habrá nada del pasado que les ande rondando.
Puedes hacerla diariam ent e. Te dará un nuevo ent endim ient o ir hacia
at rás pasando revist a a t odo el día. A la m ent e le gust aría em pezar por la
m añana, pero, recuerda, ent onces no hay desenm arañam ient o. Por el
cont rario, t odo ello es re- enfat izado. Si em piezas por la m añana, est ás
haciendo algo m uy erróneo.
Hay m uchos supuest os m aest ros en I ndia que sugieren hacerlo recapacit ar sobret odo el día- , y siem pre dicen que se haga em pezando por la
m añana. Est o es erróneo y perj udicial, porque ent onces est ás reenfat izando
t odo ello y la t ram pa se hará m ás profunda. Nunca vayas desde la m añana a
la noche, ve siem pre hacia at rás. Sólo ent onces puedes lim piarlo t odo,
purgarlo t odo. A la m ent e le gust aría em pezar desde la m añana porque es
fácil: la m ent e lo sabe y no hay problem a. Si em piezas a ir hacia at rás, de
pront o advert irás que has salt ado a la m añana y que has em pezado a ir ot ra
vez hacia delant e. No hagas eso; sé conscient e, vuelve hacia at rás.
242
Puedes adiest rar t u m ent e para ir hacia at rás t am bién con ot ras cosas.
Sim plem ent e ve hacia at rás cont ando desde cien: 99,98,97..., ve hacia
at rás. Ve desde cien a uno, hacia at rás. Not arás una dificult ad, porque la
m ent e t iene el hábit o de ir de uno a cien, nunca de cien a uno.
De la m ism a m anera, t ienes que ir hacia at rás con est a t écnica. ¿Qué
sucederá? Yendo hacia at rás, desenm arañando la m ent e, eres un t est igo.
Est ás viendo cosas que t e sucedieron, pero ahora no t e est án sucediendo a
t i. Ahora eres sólo un observador y est án sucediendo en la pant alla de t u
m ent e.
Haciendo est o diariam ent e, de pront o un día t om arás consciencia
durant e el día, m ient ras est és t rabaj ando en el m ercado, en t u oficina o en
cualquier part e, de que puedes ser un t est igo de lo que t e est á pasando
ahora m ism o. Si puedes ser un t est igo después, y m irar hacia at rás a alguien
que t e ha insult ado sin enfadart e por ello, ¿por qué no ahora m ism o de lo
que est á sucediendo en el m om ent o?
Alguien t e est á insult ando: ¿cuál es la dificult ad? Te puedes poner de
lado a t i m ism o en est e m om ent o y puedes ver que alguien est á insult ándot e, y, aun así, eres dist int o de t u cuerpo, de t u m ent e, de lo que es
insult ado. Puedes presenciarlo. Si puedes ser un t est igo de est o, no t e
enfadarás; ent onces es im posible. La ira sólo es posible cuando est ás
ident ificado. Si no est ás ident ificado, la ira es im posible: ira significa
ident ificación.
Est a t écnica dice: observa cualquier suceso del pasado; t u form a est ará
allí. El sut ra dice t u form a, no t ú. Tú nunca est uvist e allí. Siem pre es t u
form a la que est á involucrada; t ú nunca est ás involucrado. Cuando m e
insult as, no m e insult as a m í. No puedes insult arm e, sólo puedes insult ar a la
form a. La form a que soy est á sólo aquí y ahora para t i. Puedes insult ar a esa
form a y yo puedo dist anciarm e de la form a. Por eso los hindúes han est ado
siem pre insist iendo en est ar desapegado del nom bre y la form a. No eres ni
t u nom bre ni t u form a. Eres la consciencia que conoce la form a y el nom bre,
y la consciencia es diferent e, t ot alm ent e diferent e.
Pero es difícil. Así que em pieza con el pasado; ent onces es fácil, porque
ahora, con el pasado no hay urgencia. Alguien t e insult ó hace veint e años,
así que no hay ninguna urgencia en ello. Puede que el hom bre se haya
m uert o y que t odo haya acabado. Es sólo un asunt o m uert o, algo m uert o del
pasado; es fácil ser conscient e de ello. Pero una vez que puedes t om ar
consciencia, no hay dificult ad en hacer lo m ism o con lo que est á pasando
aquí y ahora.
Pero em pezar con aquí y ahora es difícil. El problem a es t an urgent e y
est á t an próxim o que no hay espacio en que m overse. Es difícil crear espacio
y separarse del incident e. Por eso dice el sut ra que se em piece con el
pasado: m ira t u propia form a, desapegado, perm aneciendo dist ant e y dist int o, y sé t ransform ado por m edio de ello.
Serás t ransform ado por ello porque es una lim pieza profunda, un
desenm arañam ient o. Ent onces puedes saber que t u cuerpo, t u m ent e, t u
exist encia en el t iem po, no son t u realidad básica. La realidad sust ancial es
diferent e. Las cosas vienen y van sobre ella sin t ocarla en lo m ás m ínim o. Tú
perm aneces inocent e, sin ser afect ado; t ú perm aneces virgen. Todo pasa, la
vida ent era pasa: lo bueno y lo m alo, el éxit o y el fracaso, los elogios y las
culpas; t odo pasa. La enferm edad y la salud, la j uvent ud y la vej ez, el
nacim ient o y la m uert e: t odo pasa, y t ú no eres afect ado por ello.
Pero ¿cóm o conocer est a realidad no afect ada dent ro de t i? Ése es el
propósit o de est a t écnica. Em pieza con el pasado. Hay una dist ancia cuando
m iras t u pasado; es posible la perspect iva. O m ira el fut uro. Pero m irar el
fut uro es, difícil. Sólo para unas pocas personas no es difícil observar el fut uro: para los poet as, para la gent e con im aginación que puede ot ear el fut uro
com o si est uvieran m irando la realidad. Pero norm alm ent e es bueno usar el
pasado; puedes exam inar el pasado. Para los j óvenes puede que sea bueno
invest igar el fut uro.
243
Para ellos es m ás fácil sondear el fut uro porque la j uvent ud est á orient ada al
fut uro.
Para los ancianos no hay fut uro except o la m uert e. Ellos no pueden
sondear el fut uro; t ienen m iedo. Por eso los ancianos siem pre est án pensando en el pasado. Est án siem pre yendo una y ot ra vez a sus recuerdos,
pero com et en el m ism o error. Em piezan desde el pasado hacia su est ado
present e: eso es erróneo, deberían ir hacia at rás.
Si pueden ir hacia at rás m uchas veces, con el t iem po not arán que t odo
su pasado ha quedado borrado. Y ent onces una persona puede m orir sin que
el pasado se aferre a él. Si puedes m orir sin que el pasado se aferre a t i,
m orirás conscient em ent e, m orirás plenam ent e conscient e. Ent onces la
m uert e no será una m uert e para t i. Más bien será un encuent ro con lo
inm ort al.
Lim pia t oda la consciencia de la profundidad del pasado, y t u m ism o ser
quedará t ransform ado por ello. Pruébalo. Est e m ét odo no es m uy difícil, sólo
es necesario el esfuerzo persist ent e; no hay ninguna dificult ad inherent e en
el m ét odo. Es sencillo, y puedes em pezar haciéndolo con el día. Est a m ism a
noche en la cam a, ve hacia at rás, y t e sent irás m uy bello, t e sent irás m uy
dichoso. Y ent onces habrá pasado t odo el día. Pero no lo hagas con prisa;
pásalo lent am ent e para que no falt e nada. Es una sensación m uy ext raña,
porque surgirán m uchas cosas ant e t us oj os: m uchas cosas que en realidad
t e habías perdido m ient ras t ranscurría el día porque est abas dem asiado
involucrado. Pero la m ent e sigue acum ulando incluso cuando no t e das
cuent a.
Pasabas por una calle. Había alguien cant ando, pero puede que no hayas
prest ado ninguna at ención. Puede que ni siquiera hayas sido conscient e de
que has oído el sonido al pasar por la calle. Pero la m ent e lo ha oído y lo ha
regist rado. Ahora eso se quedará ahí, se convert irá en una carga para t i
innecesariam ent e. Así que ve hacia at rás, pero hazlo m uy lent am ent e, com o
si t e est uvieran m ost rando una película a cám ara lent a. Ve hacia at rás
y observa los det alles, y ent onces un día t uyo t e parecerá larguísim o. En
realidad, lo es, porque ha habido m ucha inform ación para la m ent e, y la
m ent e lo ha regist rado t odo. Ahora ve hacia at rás.
Con el t iem po llegarás a ser capaz de conocer t odo lo que se ha
regist rado. Y una vez que puedes ir hacia at rás, es com o una cint a
m agnet ofónica: se borra. Para cuando llegues a lo que ha pasado por la
m añana, t e dorm irás, y la cualidad del sueño será diferent e: será m edit at ivo.
Y de nuevo, por la m añana, cuando not es que t e has despert ado, no abras
los oj os inm ediat am ent e. Ve hacia at rás revisando la noche.
Al principio será difícil. Puede que vayas m uy poco. Puede que t e llegue
a la m ent e alguna part e, algún fragm ent o de un sueño que est abas soñando
j ust o ant es de que t e despert aras. Pero, con el t iem po, con el esfuerzo
gradual, serás capaz de penet rar m ás y m ás y m ás, y t ras un periodo de t res
m eses serás capaz de ir hacia at rás hast a el punt o en que t e dorm ist e. Y si
puedes ir hacia at rás y ent rar profundam ent e en t u dorm ir, la cualidad de t u
dorm ir y t u despert ar cam biará com plet am ent e, porque ent onces no puedes
soñar; soñar se habrá vuelt o fút il. Si puedes ir hacia at rás en el día y en la
noche, soñar no es necesario.
Los psicólogos dicen ahora que soñar es, en realidad, un
desenm arañam ient o. Si lo has hecho t ú m ism o, ent onces no hay necesidad.
Todo lo que ha est ado pendiendo en la m ent e, t odo lo que ha quedado
incum plido, incom plet o, t rat a de com plet arse a sí m ism o en el sueño.
Est abas pasando y has vist o algo - una casa bonit a- , y surgió en t i un
sut il deseo de poseerlo. Pero ibas para la oficina y no había t iem po para
soñar despiert o, así que sim plem ent e pasast e. Ni siquiera t e dist e cuent a de
que la m ent e había creado un deseo de poseer esa casa. Pero ahora ese deseo est á rondando, colgando, y si no puede ser elim inado, será difícil dorm ir.
Básicam ent e, las dificult ades para dorm ir significan sólo una cosa: que
t u día t odavía t e anda
244
rondando y que no t e puedes liberar de él. Te est ás aferrando a él. Ent onces,
por la noche verás un sueño en el que t e has vuelt o el dueño de esa casa:
est ás viviendo en esa casa. En el m om ent o en que t e llega ese sueño, t u
m ent e queda liberada.
Así que de ordinario la gent e piensa que los sueños son una
pert urbación del dorm ir: eso es absolut am ent e erróneo. Los sueños no son
pert urbaciones del dorm ir. No est án pert urbando t u dorm ir, sino que en
realidad est án ayudando; sin ellos no podrías dorm ir en absolut o. Tal com o
est ás, no puedes dorm ir sin sueños, porque t us sueños est án ayudando a
com plet ar cosas que han perm anecido incom plet as.
Y hay cosas que no pueden ser com plet adas. Tu m ent e sigue deseando
deseos absurdos, que no se pueden com plet ar en la realidad, así que ¿qué
hacer? Esos deseos incom plet os siguen en t i, y t e m ant ienen esperando, t e
m ant ienen pensando. Así que ¿qué hacer? Has vist o una m uj er m uy guapa y
t e has sent ido at raído hacia ella. Ha surgido el deseo de poseerla. Puede que
no sea posible, puede que esa m uj er ni siquiera t e m ire. Así que ¿qué hacer?
El sueño t e ayudará.
En un sueño puedes poseer a esa m uj er, y ent onces la m ent e se libera.
En lo que respect a a la m ent e, no hay ninguna diferencia ent re sueño y
realidad. ¿Cuál es la diferencia? Am ar a una m uj er en la realidad y am ar a
una m uj er en un sueño: ¿cuál es la diferencia para la m ent e? No hay ninguna diferencia. O puede que ést a sea la diferencia: que en el sueño el
fenóm eno puede ser m ás bello, porque ent onces la m uj er no t e pert urbará.
Es t u sueño y puedes hacer cualquier cosa, y la m uj er no t e creará ningún
problem a. El ot ro est á com plet am ent e ausent e, est ás sólo. No hay ninguna
barrera, de m odo que puedes hacer t odo lo que se t e ant oj e.
Para la m ent e no hay ninguna diferencia; la m ent e no puede hacer
dist inción ent re lo que es sueño y lo que es realidad. Por ej em plo, si t e pudiesen poner en com a durant e un año ent ero, y sueñas sin parar, durant e un
año no serás capaz de not ar de ninguna m anera que t odo lo que est ás
viendo es un sueño. Será real, y el sueño cont inuará durant e un año.
Los psicólogos dicen que si puedes poner a un hom bre en com a durant e
cien años, soñará durant e cien años, sin sospechar ni un m om ent o que t odo
lo que est á haciendo es sólo un sueño. Si m uere, nunca sabrá que su vida
fue sólo un sueño, que nunca fue real. Para la m ent e no hay diferencia:
realidad y sueño son lo m ism o. Así es que la m ent e se puede desenm arañar
en el sueño.
Si haces est a t écnica, no habrá necesidad de sueños. La cualidad de t u
dorm ir cam biará t ot alm ent e, porque sin sueños caes al fondo m ism o de t u
ser, y sin sueños est arás conscient e en t u dorm ir.
Eso es lo que dice Krishna en el Guit a, que m ient ras t odos est án
profundam ent e dorm idos, el yogui no lo est á, el yogui est á despiert o. Eso no
significa que el yogui no est é durm iendo: él t am bién est á dorm ido, pero la
cualidad del dorm ir es diferent e. Tu dorm ir es com o una inconsciencia
narcot izada. El dorm ir de un yogui es una relaj ación profunda sin
inconsciencia. Todo su cuerpo est á relaj ado; cada fibra y célula de t odo su
cuerpo est á relaj ada, sin que quede ninguna t ensión. Pero él est á
plenam ent e conscient e de t odo el fenóm eno.
Prueba est a t écnica. Em pieza est a noche, pruébala, y luego hazla
t am bién por la m añana. Y cuando sient as que est ás en arm onía con est a t écnica, que puedes hacerla, después de una sem ana int ént ala con t odo t u
pasado. Tóm at e un día libre. Vet e a algún sit io apart ado. Est ará bien si
ayunas: ayuna y guarda silencio. Túm bat e en alguna playa solit aria o debaj o
de algún árbol, y ent ra en t u pasado part iendo de est e m om ent o: est ás
t um bado en la playa sint iendo la arena y el sol, y ahora ve hacia at rás. Sigue
penet rando, penet rando, penet rando, y descubre lo últ im o que puedes
recordar.
Te sorprenderás. Norm alm ent e no puedes recordar m ucho, y no
puedes pasar la barrera de los cuat ro o cinco años de edad. Los que t ienen
m uy
245
buena m em oria puede que vayan hast a la barrera de los t res años, pero
ent onces de pront o llega un bloqueo y t odo se vuelve oscuro...Pero si
pruebas con est a t écnica, con el t iem po rom perás la barrera, y puedes llegar
a recordar m uy fácilm ent e el prim er día en que nacist e. Y eso es una
revelación.
Al volver de nuevo a t u sol y t u playa, serás un hom bre diferent e. Si
haces m ás esfuerzo, puedes ent rar en el út ero. Y t ienes m em orias del út ero:
nueve m eses de m em orias con t u m adre. La m ent e t am bién recuerda ese
periodo de nueve m eses. Cuando t u m adre est aba deprim ida, t ú lo
regist rast e, porque t e sent ist e deprim ido. Est abas t an conect ado con t u
m adre, t an unido, t an uno, que t odo lo que le sucedía a t u m adre t e sucedía
a t i. Cuando ella est aba enfadada, t ú est abas enfadado. Cuando ella era feliz,
t ú eras feliz. Cuando ella era elogiada, t ú t e sent ist e elogiado. Cuando ella
est aba enferm a, t ú sent ist e el dolor, el sufrim ient o, t odo.
Si puedes int ernart e hast a el út ero, vas por buen cam ino. Y luego, con el
t iem po, t e adent rarás m ás Y, recordarás el prim er m om ent o en que ent rast e
al út ero.
Debido sólo a est a rem em oración, Mahavira y Buda pudieron decir que
hay vidas pasadas, renacim ient o. En realidad el renacim ient o no es un
principio, sino sólo una profunda experiencia psicológica. Y si puedes
recordar el prim er m om ent o en que ent rast e en el út ero de t u m adre, podrás
adent rart e m ás y recordar la m uert e de t u vida pasada. Una vez que llegas a
ese punt o, t ienes est e m ét odo al alcance de la m ano; ent onces puedes ir
m uy fácilm ent e a t odas t us vidas pasadas.
Est a es una experiencia, y el result ado es fenom enal, porque ent onces
sabes que a lo largo de m uchísim as vidas has vivido las m ism as t ont erías
que est ás viviendo ahora. Has est ado haciendo est as t ont erías m uchísim as
veces, repet idam ent e. La paut a es la m ism a, el form at o es el m ism o, sólo
difieren los det alles. Am ast e a alguna ot ra m uj er, ahora am as a est a m uj er.
Acum ulast e dinero... Las m onedas eran de un t ipo; ahora las m onedas son
diferent es. Pero la paut a es exact am ent e la m ism a; es repet it ivo.
Una vez que ves que has vivido las m ism as t ont erías durant e
m uchísim as vidas, lo est úpido que ha sido t odo est e círculo vicioso, de
pront o t e despiert as y t odo el asunt o se vuelve un sueño. Te sales de ello, y
ya no quieres repet ir lo m ism o en el fut uro.
El deseo cesa, porque el deseo no es ot ra cosa que el pasado que se
proyect a al fut uro. El deseo no es ot ra cosa que t us experiencias pasadas en
busca de una nueva repet ición. Deseo significa t an sólo una viej a experiencia
que quieres volver a repet ir; nada m ás. Y no puedes dej ar el deseo a no ser
que t om es conciencia de t odo el fenóm eno. ¿Cóm o vas a dej arlo?
El pasado const it uye una gran barrera, una barrera sólida com o el
granit o. Est á sobre t u cabeza; t e em puj a hacia el fut uro. Los deseos son
creados por el pasado y son proyect ados al fut uro. Si puedes ver el pasado
com o un sueño, t odos los deseos pierden su fuerza. Caen, se m archit an... y
el fut uro desaparece. En esa desaparición del pasado y el fut uro, t e
t ransform as.
2 3 Sie n t e u n obj e t o y con vié r t e t e e n é l.
Undécim a t écnica para cent rarse: Sient e un obj et o ant e t i. Sient e la
ausencia de t odos los dem ás obj et os except o ést e. Luego, dej ando de lado la
sensación- obj et o y la sensación- ausencia, cae en la cuent a.
Sient e un obj et o ant e t i: cualquier obj et o. Por ej em plo, una rosa.
Cualquier cosa servirá. Sient e un obj et o ant e t i. Prim ero, siént elo. Verlo no
servirá: siént elo. Ves una rosa, pero t u corazón no est á aquiet ado, no la
est ás sint iendo; de lo cont rario puede que t e pongas a llorar y a sollozar, de
lo cont rario puede que t e eches a reír y t e pongas a
246
bailar. No la est ás sint iendo; sólo la est ás viendo. E incluso puede que ese
ver no sea com plet o, porque nunca ves com plet am ent e. El pasado, la m em oria dice que est o es una rosa, y t ú pasas de largo. Nunca la has vist o
realm ent e. La m ent e dice que eso es una rosa. Lo sabes t odo sobre ella, porque ya has vist o rosas ant es, así que ¿qué hay de part icular en ést a?
De m odo que pasas de largo. Sólo una oj eada es suficient e para revivir
la m em oria de t us experiencias pasadas con rosas, y pasas de largo. I ncluso
el ver no es com plet o.
Perm anece con la rosa. Mírala, y luego siént ela. ¿Qué hay que hacer
para sent irla? Huélela, t ócala, dej a que se vuelva una profunda experiencia
corporal. Prim ero cierra los oj os y haz que la rosa t e t oque t oda la cara.
Siént ela. Pónt ela sobre los oj os, dej a que la t oquen los oj os; huélela. Pónt ela
sobre el corazón, est at e en silencio con ella; dale una sensación a la rosa.
Olvídat e de t odo, olvídat e del m undo ent ero.
Sient e un obj et o ant e t i. Sient e La ausencia de t odos Los dem ás
obj et os..., porque si t u m ent e t odavía est á pensando en ot ras rosas, est a
sensación no ent rará profundam ent e. Olvídat e de t odas las dem ás rosas,
olvídat e de t odas las dem ás personas, olvídat e de t odo. Sim plem ent e dej a
que perm anezca ahí est a rosa. ¡Sólo la rosa, la rosa, la rosa! Olvida t odo lo
dem ás, dej a que est a rosa t e envuelva com plet am ent e... Est ás inm erso en la
rosa.
Est o será difícil, porque no som os t an sensibles. Pero para las m uj eres
no será t an difícil; ellas lo pueden sent ir m ás fácilm ent e. Para los hom bres
puede que sea un poco m ás difícil, a m enos que t engan un sent ido est ét ico
m uy desarrollado, com o un poet a o un pint or o un m úsico: ellos pueden
sent ir las cosas. Pero prueba. Los niños pueden hacerla con m ucha facilidad.
Est uve enseñando est e m ét odo al hij o de uno de m is am igos. Podía
sent ir con m ucha facilidad. Cuando le di una rosa y le dij e t odo lo que os
acabo de decir, lo hizo, y lo disfrut ó hondam ent e. Y
luego le pregunt é: «¿Cóm o t e sient es?»
Él dij o: «Me he vuelt o una rosa: ésa es la sensación. Me he vuelt o una
rosa.» Los niños pueden hacerla con m ucha facilidad, pero nunca los
adiest ram os; de ot ro m odo podrían ser los m ej ores m edit adores.
Olvida com plet am ent e t odos los dem ás obj et os. Sient e La ausencia de
t odos los dem ás obj et os except o ést e. Est o es lo que sucede en el am or. Si
est ás enam orado de alguien, t e olvidas del m undo ent ero. Si t odavía t e
acuerdas del m undo, ent onces t en m uy claro que est o no es am or. Te has olvidado del m undo ent ero; sólo queda la am ada o el am ant e. Por eso digo
que el am or es una m edit ación. Tam bién puedes usar est a t écnica com o una
t écnica de am or: olvida t odo lo dem ás.
Hace unos pocos días vino a m í un am igo con su esposa. Su esposa se
quej aba de algo; por eso había venido. El am igo dij o: «He est ado m edit ando
durant e un año y ahora est oy profundam ent e en ello. Y m ient ras m edit o he
descubiert o que, cuando llega un punt o culm inant e de m i m edit ación, m e
ayuda grit ar de repent e: " ¡Osho, Osho, Osho! " Me ayuda, pero ahora ha
sucedido algo ext raño. Cuando est oy haciendo el am or con m i m uj er, cuando
llego a un clím ax sexual, em piezo a grit ar: " ¡Osho, Osho, Osho! " Mi m uj er
est á m uy m olest a por est o, y dice: " ¿Est ás haciendo el am or conm igo, est ás
m edit ando, o qué est ás haciendo? ¿Y por qué surge est e 'Osho'?" »
El hom bre m e dij o: «Ahora es m uy difícil, porque si no grit o " ¡Osho,
Osho, Osho! " no puedo llegar a un clím ax. Y si grit o, a m i m uj er le m olest a
m ucho. Se pone a llorar y a sollozar, y hace una escena. ¿Qué hago? Por eso
he t raído a m i m uj er.» Por supuest o, la quej a de su esposa es j ust a, porque
no le gust a que haya ot ra persona present e ent re ellos. Por eso el am or
necesit a int im idad, una int im idad absolut a. La int im idad es im port ant e, para
olvidar t odo lo dem ás.
En Europa y Am érica, ahora est án experim ent ando
247
con el sexo en grupo. Eso es una t ont ería: m uchas parej as haciendo el am or
en una habit ación. Es una absolut a t ont ería, porque ent onces el am or no
puede ir m uy profundo. Se volverá sim plem ent e una orgía sexual. La
presencia de ot ros se vuelve una barrera; ent onces no puede ser m edit at ivo.
Con cualquier obj et o, si puedes olvidart e del m undo ent ero, am as
profundam ent e: a una rosa o a una piedra o a cualquier cosa. Pero la
condición es sent ir la presencia de est e obj et o y sent ir la ausencia de t odo lo
dem ás. Dej a que est e obj et o sea lo único exist encial en t u consciencia. Será
fácil si lo int ent as con algún obj et o que am es de m anera nat ural.
Te result ará difícil poner ant e t i una piedra, una roca, y olvidart e del
m undo ent ero. Result ará difícil, pero los m aest ros Zen lo han hecho. Tienen
j ardines de rocas para la m edit ación. Ninguna flor, ningún árbol, nada: sólo
rocas y arena. Y m edit an con una roca, porque, según dicen, si puedes t ener
una profunda relación am orosa con una roca, nadie puede ponert e barreras.
Y los hom bres son com o rocas. Si puedes am ar una roca, ent onces puedes
am ar a un hom bre; ent onces no hay problem a. Los hom bres son com o rocas; incluso m ás pét reos. Es difícil rom perlos y ent rar en ellos.
Pero elige algún obj et o que am es nat uralm ent e, y luego olvídat e del
m undo ent ero. Aprecia la presencia, saborea la presencia, siént ela, ent ra
profundam ent e en ella y dej a que ent re profundam ent e en t i. Luego, dej ando
de lado el obj et o... Y ent onces llega la part e m ás difícil de est a t écnica. Has
dej ado t odos los dem ás obj et os, y sólo ha quedado un obj et o. Los has
olvidado t odos; sólo ha quedado uno.
Ahora, dej ando de lado la sensación- obj et o... Ahora dej a de lado la
sensación que t ienes por est e obj et o. Dej ando de lado La sensación- obj et o y
la sensación- ausencia de los dem ás obj et os. Ahora sólo hay dos cosas; t odo
lo dem ás est á ausent e. Ahora dej a t am bién esa ausencia. Sólo est a rosa,
est e rost ro, est a m uj er, est e hom bre, est a roca, est á present e. Dej a t am bién
est o, y dej a t am bién la sensación. De pront o caes en un vacío absolut o y no
queda nada. Y Shiva dice: Cae en la cuent a. Cae en la cuent a de est e vacío,
de est a nada. Ést a es t u nat uraleza, ést e es t u ser puro.
Será difícil abordar la nada direct am ent e; m uy difícil y arduo. De m odo
que es fácil usar un obj et o com o vehículo. Prim ero pon un obj et o en t u
m ent e, y siént elo t an t ot alm ent e que no necesit es recordar nada m ás. Toda
t u consciencia est á llena de est e único obj et o. Luego dej a est o t am bién, olvida t am bién est o.
Caes en un abism o. Ya no queda nada, ningún obj et o. Sólo hay t u
subj et ividad: pura, incont am inada, vacía. Est e puro ser, est a pura
consciencia, es t u nat uraleza. Pero hazlo en et apas; no int ent es t oda la
t écnica de una vez. Prim ero crea una sensación- obj et o. Durant e algunos días
haz sólo est a part e, no hagas t oda la t écnica.
Prim ero, durant e algunos días o algunas sem anas, haz sólo una part e: la
prim era. Crea una sensación- obj et o; llénat e del obj et o. Y usa un obj et o, no
vayas cam biando de obj et o, porque t endrás que volver a hacer el m ism o
esfuerzo con cada obj et o. Si has elegido una rosa, sigue usando esa rosa t odos los días. Llénat e de ella para que un día puedas decir: «Ahora soy la
flor.» Ent onces la prim era part e est á consum ada. Cuando sólo hay la flor y
t odo lo dem ás est á olvidado, aprecia est a idea durant e unos días. Es bella en
sí m ism a: bellísim a, vit al poderosa en sí m ism a.
Sim plem ent e siént ela durant e unos días. Y, ent onces, cuando est ás
arm onizado con ella y se ha vuelt o fácil, no necesit as esforzart e. Ent onces la
flor llega de repent e, el m undo ent ero queda olvidado y sólo queda la flor.
Ent onces prueba la segunda part e: cierra los oj os y olvídat e t am bién de
la flor. Si has hecho la prim era part e, la segunda no será difícil, recuerda.
248
Pero si int ent as t oda la t écnica de una vez, la segunda part e será
im posible; porque si puedes hacer la prim era, si puedes olvidar el m undo
ent ero por una flor, t am bién puedes olvidar la flor por nada. De m odo que la
segunda part e llegará, pero prim ero t ienes que esforzart e por ella. Pero la
m ent e es m uy t ram posa. La m ent e dirá siem pre que int ent es t oda la t écnica,
y ent onces no t endrás éxit o. Ent onces la m ent e dirá: «No sirve», o «No es
para m í».
lnt ént ala por part es si quieres t ener éxit o. Haz que la prim era part e est é
com plet a, y luego haz la segunda. Ent onces el obj et o no est á ahí y sólo
queda t u consciencia, com o una luz, una llam a sin nada a su alrededor.
Tienes una lám para, y la luz de la lám para recae sobre m uchos obj et os.
Visualízala. En t u habit ación hay m uchísim os obj et os. Si int roduces una
lám para en la oscuridad de la habit ación, t odos los obj et os son ilum inados.
La lám para irradia luz sobre t odos los obj et os para que puedas verlos. Ahora
perm anece con un obj et o; haz que sólo haya un obj et o. La lám para es la
m ism a, pero ahora sólo hay un obj et o en su luz. Ahora ret ira t am bién ese
obj et o; ahora la luz perm anece sin ningún obj et o.
Lo m ism o sucede con t u consciencia. Eres una llam a, una luz; el m undo
ent ero es t u obj et o. Dej as el m undo ent ero y eliges un obj et o para t u
concent ración. Tu llam a sigue siendo la m ism a, pero ahora no est á ocupada
con m uchos obj et os; sólo est á ocupada con uno. Luego dej a t am bién ese
obj et o. De pront o hay sim plem ent e luz: consciencia. No est á cayendo sobre
nada. A est o Buda lo ha llam ado nirvana; a est o Mahavira lo ha llam ado
kaivalya: la soledad t ot al. Los Upanishads lo han llam ado la experiencia de
Brhm a, o el at m a. Shiva dice que si puedes hacer est a sim ple t écnica,
t om arás conciencia de lo suprem o.
2 4 Obse r va t u s e st a dos de á n im o.
Duodécim a t écnica para cent rarse: Cuando surj a un est ado de ánim o
cont ra alguien o a favor de alguien, no lo pongas en la persona en cuest ión,
sino perm anece cent rado.
Si surge el odio por alguien o cont ra alguien, o surge el am or por
alguien, ¿qué hacem os? Lo proyect am os sobre esa persona. Si sient es odio
por m í, en t u odio t e olvidas com plet am ent e de t i m ism o. Si sient es am or por
m í, t e olvidas com plet am ent e de t i m ism o; sólo yo m e vuelvo t u obj et o.
Proyect as t u am or u odio o lo que sea sobre m í. Olvidas com plet am ent e el
cent ro int erno de t u ser; el ot ro se vuelve el cent ro. Est e sut ra dice que
cuando surj a el odio o surj a el am or, o cualquier est ado de ánim o por o
cont ra alguien, no lo proyect es sobre la persona en cuest ión. Recuerda: t ú
eres la fuent e de ese est ado.
Te am o: la sensación ordinaria es que t ú eres la fuent e de m i am or. En
realidad no es así. Yo soy la fuent e; t ú eres t an sólo una pant alla sobre la
que yo proyect o m i am or. Tú eres sólo una pant alla; yo proyect o m i am or
sobre t i y digo que eres la fuent e de m i am or. Est o no es un hecho, es una
ficción. Yo ext eriorizo m i energía de am or y la proyect o sobre t i. En esa
energía de am or proyect ada sobre t i, t e vuelves adorable. Puede que no seas
adorable para ot ra persona, puede que seas absolut am ent e aborrecible para
ot ra persona. ¿Por qué? Si eres la fuent e del am or, ent onces t odo el m undo
sent irá am or por t i, pero t ú no eres la fuent e. Yo proyect o am or, y ent onces
t e vuelves adorable; alguien proyect a odio, y ent onces t e vuelves
aborrecible. Y ot ra persona no proyect a nada, le eres indiferent e; puede que
ni siquiera t e haya m irado. ¿Qué est á pasando? Est am os proyect ando
nuest ros propios est ados de ánim o sobre los dem ás.
249
Por eso, si est ás en t u luna de m iel, la Luna parece preciosa, prodigiosa,
m aravillosa. Parece que el m undo ent ero es diferent e. Y esa m ism a noche...
puede que para t u vecino est a noche prodigiosa no exist a en absolut o. Ha
m uert o su hij o: ent onces la m ism a Luna es t rist e, int olerable. Pero para t i es
encant adora, fascinant e; es enloquecedora. ¿Por qué? ¿Es la Luna la fuent e o
es la luna t an sólo una pant alla y t ú t e est ás proyect ando a t i m ism o?
Est e sut ra dice:
Cuando surj a un est ado de ánim o cont ra alguien o a favor de alguien, no
lo pongas en la persona en cuest ión; o en el obj et o en cuest ión.
Perm anece cent rado. Recuerda que t ú eres la fuent e, así que no t e
vayas al ot ro, vet e a la fuent e. Cuando sient as odio, no t e vayas al obj et o.
Vet e al punt o desde el que viene el odio. No t e vayas a la persona a la que
va dirigido, sino al cent ro desde el que procede. Vet e al cent ro, ent ra en t i.
Usa t u odio o am or o ira o cualquier cosa com o un viaj e hacia t u cent ro
int erno, a la fuent e. Ent ra en la fuent e y perm anece cent rado allí.
¡Pruébalo! Ést a es una t écnica m uy, m uy cient ífica, m uy psicológica.
Alguien t e ha insult ado: de pront o hace erupción la ira, t e acaloras. La ira
fluye hacia la persona que t e ha insult ado. Ahora proyect arás t oda est a ira
sobre esa persona. Ella no ha hecho nada. Si t e ha insult ado, ¿qué ha hecho?
Sim plem ent e t e ha pinchado, ha ayudado a que surj a t u ira: pero la ira es
t uya. Si esa persona va a Buda y lo insult a, no podrá crear ira en él. O si va
a Jesús, Jesús le ofrecerá la ot ra m ej illa; o si va a Bodhidharm a, ést e se reirá
a carcaj adas. Así que depende.
El ot ro no es la fuent e; la fuent e siem pre est á dent ro de t i. El ot ro est á
golpeando la fuent e, pero si no hay ira dent ro de t i, no puede salir. Si
golpeas a un buda, sólo saldrá com pasión, porque en él sólo hay com pasión.
No saldrá ira, porque no hay ira en él. Si echas un balde en un pozo seco, no
sale nada. En un pozo lleno de agua, echas un balde y sale agua, pero el
agua es del pozo. El balde sólo ayuda a sacarla.
De m odo que alguien que t e insult a est á sim plem ent e echando un balde
en t i, y el balde saldrá lleno de la ira, el odio o el fuego que había en t i. Tú
eres la fuent e, recuerda.
Para est a t écnica, recuerda que t ú eres la fuent e de t odo lo que vas
proyect ando en los dem ás. Y siem pre que surj a una disposición a favor o en
cont ra, ent ra inm ediat am ent e en t i y vet e a la fuent e de la que sale est e
odio. Perm anece cent rado ahí; no t e vayas al obj et o. Alguien t e ha dado una
oport unidad de ser conscient e de t u propia ira: agradéceselo inm ediat am ent e
y olvídat e de él. Cierra los oj os, ent ra en t i, y m ira la fuent e de la que est á
viniendo est e am or o ira. ¿De dónde? Vet e dent ro, ent ra en t i. Allí
encont rarás la fuent e, porque la ira est á viniendo de t u fuent e.
El odio o el am or o lo que sea est á viniendo de t u fuent e. Y es fácil ir a la
fuent e en el m om ent o en que est ás enfadado o am ando u odiando, porque
ent onces est ás calient e. Ent onces es fácil ent rar en t i m ism o. El cable est á
calient e y lo puedes usar para ent rar en t i; puedes ir hacia dent ro siguiendo
ese calor. Y cuando llegues a un punt o fresco dent ro de t i, de pront o t om arás
conciencia de una dim ensión diferent e, un m undo diferent e que se abre ant e
t i. Usa la ira, usa el odio, usa el am or para ent rar en t i.
Siem pre lo usam os para ir al ot ro, y nos sent im os m uy frust rados si no
hay nadie sobre quien proyect ar. Ent onces proyect am os incluso en obj et os
inanim ados. He vist o a personas enfadarse con sus zapat os, t irándolos con
furia. ¿Qué est án haciendo? He vist o a personas enfadadas em puj ando una
puert a con furia, lanzando su ira a la puert a, m alt rat ando la puert a,
despot ricando cont ra la puert a. ¿Qué est án haciendo?
Voy a concluir con una percepción Zen acerca de est o. Uno de los
m aest ros Zen m ás sobresalient es, Lin Chi, solía decir: «Cuando era j oven m e
fascinaba ir en barca. Tenía una pequeña barca, y solía ir al lago solo. Me
quedaba allí durant e horas y horas.
250
Una vez sucedió que est aba m edit ando en m i barca con los oj os
cerrados durant e una noche m uy herm osa. Una barca vacía llegó flot ando
corrient e abaj o y golpeó m i barca. Tenía los oj os cerrados, así que pensé:
" Hay alguien con su barca y ha golpeado la m ía." Surgió la ira. Abrí los oj os
y, enfadado, iba a decirle algo a ese hom bre; ent onces m e di cuent a de que
la barca est aba vacía. No había m anera de cont inuar. ¿A quién podía expresarle m i ira? La barca est aba vacía. Sim plem ent e est aba flot ando corrient e
abaj o, y había llegado y golpeado m i barca. Así que no había nada que
hacer. No había ninguna posibilidad de proyect ar la ira en una barca vacía.»
De m odo que Lin Chi dij o: «Cerré los oj os. La ira est aba allí, pero al no
encont rar una salida, cerré los oj os y flot é hacia dent ro siguiendo la ira. Y
esa barca vacía se convirt ió en m i realización. Llegué a un punt o dent ro de
m í m ism o en esa noche silenciosa. Esa barca vacía fue m i m aest ro. Y ahora,
si viene alguien y m e insult a, m e río y digo: " Est a barca t am bién est á vacía."
Cierro los oj os y ent ro en m í.»
Usa est a t écnica. Puede hacer m ilagros para t i.
251
Ca pít u lo 1 6
M á s Allá de l Pe ca do de la I n con scie n cia
PREGUN TAS
¿Cóm o pract icar no poner nuest ros est ados de ánim o en los dem ás sin
reprim irnos?
¿Porqué los psicólogos occident ales no t ienen m ucho éxit o con est a
t écnica de «desenm arañam ient o»?
¿No es ciert o que ningún m ét odo es poderoso a m enos que uno sea
iniciado en él?
Si la ident ificación es el único pecado, ¿por qué la usan m uchas t écnicas
y dicen que t e hagas uno con una cosa?
La prim era pregunt a:
La últ im a t écnica que explicast e ayer decía que cuando surj a un est ado
de ánim o cont ra alguien o por alguien, no lo pongas en la persona en
cuest ión, sino perm anece cent rado. Pero cuando experim ent am os con est a
t écnica con nuest ra ira, odio, et c., sent im os que est am os reprim iendo
nuest ra em oción y se conviert e en un com plej o reprim ido. Así que, por favor,
clarifica cóm o librarse de est os com plej os reprim idos m ient ras pract icam os
dicha t écnica.
La expresión y la represión son dos caras de una m ism a m oneda. Son
cont radict orias, pero básicam ent e no son diferent es. En la expresión y en la
represión, en am bas, el ot ro es el cent ro. Est oy enfadado: reprim o la ira. I ba
a expresar la ira cont ra t i; ahora reprim o la ira cont ra t i. Pero la ira sigue
siendo proyect ada sobre t i t ant o si la expreso com o si la reprim o. Est a
t écnica no aboga por la represión. Est a t écnica cam bia la base m ism a t ant o
de la expresión com o de la represión.
Est a t écnica dice: no lo proyect es sobre ot ro, t ú eres la fuent e. Lo
expreses o lo reprim as, t ú eres la fuent e. El énfasis no recae ni en la expresión ni en la represión. El énfasis est á en saber de dónde surge est a ira.
Tienes que ir al cent ro, la fuent e de la que surgen la ira, el odio y el am or.
Cuando reprim es no est ás yendo al cent ro, sino luchando con la expresión.
La ira ha surgido en m í. De ordinario, puedo hacer dos cosas: expresarla
sobre alguien o reprim irla. Pero en am bos casos pongo m i at ención en el ot ro
y pongo m i at ención en la energía de ira que ha salido a la superficie: no la
pongo en la fuent e.
Est a t écnica es para olvidar al ot ro com plet am ent e. Sim plem ent e m ira
t u energía de ira surgiendo y ent ra en lo m ás hondo para descubrir dent ro de
t i la fuent e desde la que sale. Y en el m om ent o en que encuent res la fuent e,
perm anece cent rado en ella. No hagas nada con la ira, recuerda. En la
expresión est ás haciendo algo con la ira; en la represión t am bién est ás
haciendo algo con la ira. No hagas nada con la ira; no la t oques,
sim plem ent e úsala com o un sendero. Sim plem ent e ent ra en lo m ás profundo
de ella para saber de dónde ha surgido. Y en el m om ent o en que encuent res
la fuent e, será m uy fácil est ar cent rado allí. En realidad, hay que usar la ira
com o un sendero para encont rar la fuent e. Se puede usar cualquier em oción.
Cuando reprim es no est ás yendo a encont rar la fuent e; sim plem ent e
est ás luchando con la energía que ha surgido y quiere ser expresada. Puedes
reprim irla, pero t arde o t em prano será expresada, porque no puedes luchar
para siem pre con la energía que ha surgido. Tiene que ser expresada. Así
que puede que no se la expreses a A, pero ent onces
255
se la expresarás a B o a C. En cuant o encuent res a alguien m ás débil que t ú,
expresarás la energía. Y a m enos que la expreses, t e sent irás agobiado,
t enso, pesado e int ranquilo.
De m odo que será expresada. No puedes reprim irla cont inuam ent e.
Saldrá por alguna part e, porque si no sale, est arás preocupado const ant em ent e por ella. De m anera que la represión en realidad no es ot ra cosa que
posponer la expresión. Sim plem ent e pospondrás.
Est ás enfadado con t u j efe y no puedes expresarlo; no es prudent e.
Tendrás que em puj arlo hacia abaj o, de m odo que sim plem ent e esperas
hast a que puedas ext eriorizarlo sobre t u m uj er o sobre t u hij o o sobre
alguien: sobre t u sirvient e... Y en cuant o llegues a casa lo expresarás.
Encont rarás m ot ivos, por supuest o, porque el hom bre es un anim al racionalizador. Lo racionalizará; encont rará algo: algo m uy t rivial, pero que
ahora se volverá m uy significat ivo porque t ienes algo que expresar.
La represión no es ot ra cosa que posponer. Puedes posponer durant e
m eses, durant e años. Y los que saben dicen que puedes posponer t am bién
durant e vidas, pero t endrá que ser expresado. Est a t écnica no se ocupa en
absolut o de la represión o de la expresión: ¡no! Est a t écnica usa t u est ado de
ánim o, t u energía, com o un sendero por el que puedes profundizar en t i
m ism o.
Gurdj ieff solía crear sit uaciones en las que forzaba en t i la ira, o el odio,
o cualquier ot ro est ado de ánim o, y era un fenóm eno creado. No t e dabas
cuent a de lo que iba a suceder.
Gurdj ieff est á sent ado con sus discípulos y, cuando ent ras, no t e das
cuent a de lo que va a suceder, pero ellos est án list os para crear ira en t i. Se
com port arán de una ciert a m anera... Alguien dirá algo, y t odo el grupo se
com port ará de una m anera t an insult ant e que t e pondrás furioso. De pront o
surgirá la ira; est ás que ardes. Y cuando Gurdj ieff haya vist o que ha llegado
un punt o desde el que puedes ir a lo m ás hondo o puedes ir hacia fuera,
cuando ha llegado un clím ax dent ro de t i y est ás a punt o de explot ar,
ent onces dirá: «Cierra los oj os. Ahora sé conscient e de t u ira y da m archa
at rás.»
Sólo ent onces t e darías cuent a de que la sit uación est aba creada. A
nadie le int eresaba insult art e - eso era sólo t eat ro, un psicodram a- , pero la
ira ha surgido. E incluso si llegas a saber que era sim plem ent e t eat ro, la
energía no hubiera podido baj ar de repent e, le hubiera llevado su t iem po.
Ahora puedes ent rar con la energía descendent e hast a la fuent e. Est a
energía t e ayudará a baj ar hast a el punt o del que ha salido; ahora puedes
ent rar en cont act o con la fuent e original. Y ést e es uno de los m ét odos de
m edit ación con m ás éxit o.
Crea cualquier est ado de ánim o..., pero no es necesario, porque los
est ados de ánim o surgen durant e t odo el día. Usa cualquier est ado de ánim o
para m edit ar. Ent onces t e habrás olvidado del ot ro com plet am ent e, y no
est arás reprim iendo nada. Sim plem ent e est ás ent rando con alguna energía
que ha surgido. Toda energía viene de la fuent e, de m odo que ahora m ism o
el cam ino est á calient e y puedes usar ese cam ino para volver. Y en el m om ent o en que llegues a la fuent e original, la energía se asent ará en la fuent e
original. No es represión: la energía ha vuelt o a la fuent e original. Y cuando
t e vuelves capaz de reunificar t u energía con t u fuent e original, t e has hecho
el m aest ro de t u cuerpo, t u m ent e; t u energía. Te has vuelt o el m aest ro.
Ahora ya no disiparás t u energía.
Una vez que sabes cóm o la energía vuelve hacia at rás cont igo hast a el
cent ro, no hay necesidad de ninguna represión y no hay necesidad de ninguna expresión. Ahora m ism o no est ás enfadado. Digo algo... y t e enfadas.
¿De dónde viene est a energía? Hace un m om ent o no est abas enfadado, pero
la energía est aba en t i. Si est a energía puede volver hacia at rás hast a la
fuent e, volverás a ser el m ism o que eras hace un m om ent o.
Recuerda est o: la energía no es ni ira ni am or ni odio. La energía es
sim plem ent e energía: neut ral. La m ism a energía se vuelve ira; la m ism a
energía se vuelve sexo; la m ism a energía se vuelve am or;
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la m ism a energía se vuelve odio. Todas ellas son form as de la m ism a
energía. Tú das la form a, t u m ent e da la form a, y la energía va hacia ella.
Así que, recuerda, si am as profundam ent e no t e quedará m ucha energía
para enfadart e. Si no am as en absolut o, t endrás m ucha energía para enfadart e, e irás encont rando sit uaciones en las que enfadart e. Si expresas t u
energía a t ravés del sexo, serás m enos violent o. Si no expresas t u energía a
t ravés del sexo, serás m ás violent o. Por eso los m ilit ares nunca perm it irán
las relaciones sexuales a los soldados. Si se perm it en, los m ilit ares se volverán absolut am ent e im pot ent es para com bat ir.
Por eso, siem pre que una civilización llega a un apogeo, no puede
com bat ir. De m odo que, siem pre, sociedades m ás cult as y m ás civilizadas
son invadidas y derrot adas por civilizaciones inferiores: siem pre, porque una
sociedad m ás desarrollada se preocupa de t odas las necesidades de sus individuos, incluido el sexo. De m anera que cuando una sociedad est á
realm ent e est ablecida y es opulent a, se sat isfacen las necesidades sexuales
de t odos; pero cuando las necesidades sexuales est án sat isfechas no puedes
com bat ir. Puedes com bat ir m uy fácilm ent e si las necesidades sexuales no est án sat isfechas. Así que si quieres un m undo de paz, será necesaria m ás
libert ad sexual. Si quieres un m undo de guerras, luchas, ent onces no acept es
el sexo, reprim e el sexo, crea act it udes ant isexo.
Est o es algo m uy paradój ico: los supuest os sant os y sabios siguen
hablando de la paz y t am bién siguen hablando cont ra el sexo. Siguen creando una at m ósfera ant isexo y, al m ism o t iem po, siguen diciendo que el
m undo necesit a paz, no guerra. Est o es absurdo. Los hippies son m ás acert ados; su eslogan es correct o: «Haz el am or, no la guerra.» Eso es correct o.
Si puedes hacer m ás el am or, en realidad no puedes hacer la guerra.
Es por eso que los supuest os sannyasins que han reprim ido el sexo
siem pre serán violent os, enfadándose por nada: sim plem ent e enfadados,
violent os, hirviendo, a punt o de explot ar. Toda su energía est á sin expresar.
A no ser que la energía vuelva hacia at rás hast a la fuent e, no es posible
ningún brahm acharya, ningún celibat o aut ént ico. Puedes reprim ir el sexo:
ent onces se convert irá en violencia. Si la energía sexual vuelve hacia at rás
hast a el cent ro, serás com o un niño.
Un niño t iene m ás energía sexual que t ú, pero t odavía est á en la fuent e;
aún no ha pasado al cuerpo. Pasará. Cuando el cuerpo est é list o y las
glándulas est én list as y el cuerpo est é m aduro, la energía pasará. ¿Por qué
parece t an inocent e un niño? La energía est á en la fuent e; no ha salido. Lo
m ism o sucede de nuevo cuando alguien se ilum ina. Toda la energía va a la
fuent e, y la persona se vuelve com o un niño. A eso se refiere Jesús cuando
dice: «Sólo los que son com o niños podrán ent rar en el reino de Dios.»
¿Qué quiere decir eso? Cient íficam ent e quiere decir que t oda t u energía
ha vuelt o a la fuent e. Si la expresas, ha salido. Y cuando es expresada, est ás
creando un hábit o de salir, de escurrirse, para la energía. Si la reprim es, la
energía no ha vuelt o a la fuent e y no ha salido; est á bloqueada. Y una energía bloqueada es una carga.
Por eso, si realm ent e expresas la ira; sient es alivio. Si pract icas el sexo,
sient es alivio. Si rom pes algo, suelt as t u odio y sient es alivio. ¿Por qué
sient es est e alivio? Porque la energía bloqueada es opresiva, pesada. Con
ella, t u m ent e est á borrosa. Tienes que sacarla o dej arla que vuelva a la
fuent e original; ésas son las dos únicas posibilidades.
Si vuelve a la fuent e, se vuelve sin form a. En la fuent e, la energía no
t iene form a. Por ej em plo, la elect ricidad no t iene form a. Cuando ent ra en un
vent ilador, t om a un t ipo de form a. Cuando ent ra en una bom billa, t om a una
form a diferent e. Puedes ut ilizarla de m il m aneras: la energía es la m ism a. La
form a se la da el m ecanism o por el que pasa.
La ira es un m ecanism o, el sexo es un m ecanism o, el am or es un
m ecanism o, el odio es un m ecanism o. Cuando la energía pasa por el canal
del
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odio, se vuelve odio. Si la m ism a energía ent ra en el am or, se vuelve am or.
Y cuando ent ra en la fuent e, es energía sin form a: pura energía. No es ni
odio ni am or ni ira ni sexo; sim plem ent e energía. Ent onces es inocent e,
porque la inform idad es inocencia absolut a. Por eso Buda parece t an
inocent e, com o un niño. La energía ha vuelt o a la fuent e.
No expreses, porque est ás m algast ando t u energía y cont ribuyendo a
que el ot ro m algast e t am bién la suya. No reprim as, porque ent onces est ás
creando un fenóm eno bloqueado al que habrá que dar suelt a. ¿Qué hacer
ent onces?.
Est a t écnica dice: no hagas nada con el est ado de ánim o m ism o,
sim plem ent e vuelve a la fuent e de la que viene el est ado de ánim o. Y
m ient ras el est ado de ánim o est á calient e, el cam ino est á libre, visible dent ro
de t i; puedes ir por él. Usa los est ados de ánim o para m edit ar. El result ado
es m ilagroso, increíble. Y una vez que encuent res la clave que t e m uest ra
cóm o vert er la energía de vuelt a a la fuent e, t endrás una cualidad diferent e
de personalidad. Ya no est arás disipando nada; eso t e parecerá est úpido.
Buda ha dicho que siem pre que est ás enfadado con alguien t e est ás
cast igando a t i m ism o por la m ala acción del ot ro. Él t e ha insult ado - ésa es
su acción- y t ú t e est ás cast igando a t i m ism o est ando enfadado; est ás
disipando t u energía. Eso es est úpido. Pero ent onces, escuchando a Buda,
Mahavira, Jesús, em pezam os a reprim ir; em pezam os a reprim ir nuest ra
energía. Pensam os que eso no est á bien, que es est úpido est ar enfadado.
Así que ¿qué hacer? Reprim e la ira, no t e enfades, cont rólat e, ciérrat e.
Lucha con la ira y reprím ela. Pero ent onces est arás sent ado sobre algo que
explot ará en cualquier m om ent o. Est ás sent ado sobre un Vesubio: explot ará
en cualquier m om ent o.
Sigues acum ulando. Est á acum ulada la ira de t odo el día; est á
acum ulada la ira de t odo el m es; est á acum ulada la ida de t odo el año, y la
ira de t oda t u vida, y luego la ira de m uchas vidas. Est á ahí; puede explot ar
en cualquier m om ent o. Ent onces t e asust as m ucho incluso de est ar vivo,
porque en cualquier m om ent o algo puede ent rar en t i y explot arás. Te
asust as; cada m om ent o es una lucha int erna.
Los psicólogos dicen que es m ej or expresar que reprim ir, pero la religión
no puede decir eso. La religión dice que am bas cosas son est úpidas. En la
expresión est ás haciéndole daño al ot ro y t am bién a t i m ism o. En la
represión t e est ás haciendo daño a t i m ism o, y algún día harás daño a
alguna ot ra persona. Vet e a la fuent e para que la energía vuelva hacia at rás
hast a la fuent e y se vuelva sin form a. Ent onces t e sent irás m uy poderoso sin
est ar enfadado. Ent onces sent irás la energía: la energía vit al. Est arás vivo,
t endrás una vida int ensa sin form as. Cualquiera est ará im presionado
sim plem ent e por t u presencia. No necesit as dom inar a nadie; sim plem ent e
con t u presencia sent irán que ha llegado alguna fuent e poderosa.
Siem pre que alguien va a un buda o a un krishna, de pront o su energía
experim ent a un cam bio de sit uación debido a sem ej ant e fuent e poderosa. En
el m om ent o en que t e acercas, est ás m agnet izado. Nadie t e est á
m agnet izando, nadie est á int ent ando nada; sólo hay la presencia. Puede que
sient as que alguien t e ha hipnot izado, pero nadie est á hipnot izando. La
presencia de un buda - cuya energía se ha vuelt o sin form a, cuya energía ha
ido a la fuent e, que est á cent rado en su fuent e- , la presencia m ism a es
hipnot izant e. Se vuelve carism át ica.
Buda se ilum inó. Ant es de su ilum inación t enía cinco discípulos. Eran
ascet as, y cuando el m ism o Buda era un gran ascet a, t ort urando su cuerpo
de m uchísim as m aneras, invent ando t écnicas nuevas y m ás sádicas para
t ort urarse a sí m ism o, esos cinco discípulos eran sus seguidores ardient es.
Ent onces Buda se dio cuent a de que est o era t ot alm ent e, absolut am ent e
absurdo. Sim plem ent e por t ort urar su cuerpo uno no va a realizarse. Cuando
t om ó conciencia de est o, abandonó los m odos ascét icos. Esos seguidores lo
abandonaron
258
inm ediat am ent e. Dij eron: «Has caído. Ya no eres ascét ico.» Lo abandonaron.
I
Cuando Buda se ilum inó, la prim era idea que le llegó a la m ent e fue
sobre esos cinco seguidores. Una vez habían sido sus seguidores, así que
debía ir a ellos. Sint ió una obligación: debía encont rarlos y decirles lo que
había encont rado. De m odo que los buscó, y viaj ó por Bihar, desde
Bodhgaya a Benarés, sólo para encont rarlos. Est aban en Sarnat h. Buda
nunca volvió a Benarés, nunca volvió a Sarnat h, porque vino sólo por esos
cinco discípulos.
Fue a Sarnat h. Era por la t arde, el Sol se est aba poniendo, y esos cinco
ascet as, est aban sent ados en una lom a. Vieron que llegaba Buda, así que dij eron: «Viene ese Gaut am a Buda caído, ese Gaut am a Siddhart ha que se ha
salido del cam ino. No debem os present arle nuest ros respet os. Ni siquiera
deberíam os t enerle el respet o norm al.»
Así es que cerraron los oj os. Buda se acercó m ás y m ás, y esos cinco
ascet as em pezaron a not ar un cam bio: un cam bio de parecer. Se t urbaron.
Cuando Buda llegó cerca, de pront o los cinco abrieron los oj os y cayeron a
los pies de Buda. Buda dij o: «Pero ¿por qué hacéis est o? Habíais decidido no
present arm e ningún respet o, así que ¿por qué hacéis est o?».
Ellos dij eron: «No lo est am os haciendo nosot ros, est á sucediendo. ¿Qué
has logrado? Te has convert ido en una fuerza m agnét ica. Est am os siendo
at raídos. ¿Qué nos est ás haciendo? ¿Nos has hipnot izando?» Buda dij o:
«¡No! Yo no os he hecho nada, pero algo ha sucedido en m í. Todas las
energías han vuelt o a la fuent e, así que dondequiera que voy, de pront o se
sient e una fuerza m agnét ica.»
Es por eso que los que est án en cont ra de Buda o Mahavira siguen
diciendo durant e siglos: «Ese hom bre no era bueno; hipnot izaba a la gent e.»
Nadie est á hipnot izando. Tú t e quedas hipnot izado: eso es ot ra cosa. Cuando
t u energía vuelve a la fuent e original, t e conviert es en un cent ro m agnét ico.
Est a t écnica es para crear est e cent ro m agnét ico en t i.
Segunda pregunt a:
Ayer dij ist e que la t écnica de m edit ación de desenm arañar la m ent e es
m uy significat iva. Pero en Occident e cient os de psicoanalist as y psicólogos
freudianos y j ungianos est án pract icando est a t écnica, pero no est án
consiguiendo result ados m uy significat ivos t rat ando de t ransform ar el ser.
¿Cuáles son las razones de que no est én t eniendo éxit o?
Hay m uchas razones que hay que observar. Una: la psicología occident al
t odavía no cree en el ser del hom bre, sólo cree en la m ent e. Para la psicología occident al aún no hay nada m ás allá de la m ent e. Si no hay nada
m ás allá de la m ent e, cualquier cosa que hagas no va a ayudar realm ent e al
hom bre. Com o m ucho le puede ayudar a ser norm al; ¡com o m ucho! .
¿Y qué es norm al? ¿Qué es la norm alidad? Tan sólo el prom edio. Si el
m ism o hom bre m edio no es norm al, ent onces ser norm al no significa nada.
Sim plem ent e significa que est ás am oldado a la m asa. De m odo que la
psicología occident al sólo est á haciendo una cosa: cuando alguien est á inadapt ado, los m ét odos occident ales vuelven a am oldar a ese hom bre a la
m asa. La m asa no es cuest ionada en absolut o; la cuest ión no radica en si la
m asa m ism a est á bien o no.
Para la psicología orient al, la m asa no es el crit erio. Recuerda est a
dist inción: para la psicología orient al la m asa no es el crit erio, la sociedad no
es el crit erio. La sociedad m ism a est á enferm a. Ent onces ¿cuál es el crit erio?
Para nosot ros el crit erio es un buda. A m enos que t e vuelvas com o un buda,
est ás enferm o.
Para la psicología occident al, la sociedad es el crit erio, porque un buda
no puede ser un crit erio. No creen que haya sem ej ant e cosa com o el ser
int erno.
259
Si no hay t al cosa com o el ser int erno, ent onces no puede haber
ilum inación. Pero cuando el ser int erno se ilum ina, hay ilum inación.
De m odo que la psicología occident al en realidad es sólo t erapéut ica, es
sólo una part e de la m edicina. I nt ent a, t e ayuda a readapt art e, pero no es
una t ranscendencia. El propósit o orient al es t ranscender la m ent e, porque
para nosot ros no hay enferm edades m ent ales, recuerda. Para nosot ros no
hay enferm edades m ent ales; m ás bien, la m ent e es la enferm edad. Para la
psicología occident al la m ent e no es la enferm edad: la m ent e es t ú, no es la
enferm edad; la m ent e puede est ar sana, y la m ent e puede est ar enferm a.
Para nosot ros la m ent e es la enferm edad, la m ent e nunca puede est ar
sana. A no ser que vayas m ás allá de la m ent e, nunca puedes est ar sano.
Puedes est ar enferm o y adapt ado o puedes est ar enferm o e inadapt ado, pero
nunca puedes est ar sano. De m odo que el hom bre norm al no est á realm ent e
sano. Sim plem ent e est á dent ro de los lím it es, est á enferm o dent ro de los
lím it es. La persona no norm al es la que ha ido m ás allá de los lím it es; y la
diferencia ent re am bos es sólo de grado: de cant idad, no de cualidad.
Un loco en un hospit al psiquiát rico y t ú: no hay una diferencia
cualit at iva, sólo de grado. Él est á un poco m ás loco que t ú; t ú est ás dent ro
de los lím it es. Funcionalm ent e t e puedes poner en m archa. Él ahora no se
puede poner en m archa; ha ido m ás lej os que t ú. Tú est ás en cam ino y él ha
llegado.
La psicología occident al t rat a de t raerlo de vuelt a al redil, al rebaño, a la
m asa. Lo norm aliza. Eso est á bien; así, com o va, est á bien. Pero para
nosot ros, a no ser que un hom bre vaya m ás allá de la m ent e, est á loco,
porque para nosot ros la m ent e es locura.
De m odo que est am os t rat ando de desenm arañar la m ent e para saber
qué hay m ás allá de ella.
Ellos t am bién est án probando m ét odos de desen m arañam ient o,
pero
sólo para adapt ar la m ent e: no hay un m ás allá. Y recuerda est o: a no ser
que puedas ir m ás allá de t i m ism o, no sucede nada que valga la pena. A no
ser que alcances algo que est á m ás allá de t i, la vida no t iene sent ido.
Ciert as ot ras cosas t am bién... Para Freud y los freudianos, el hom bre, en
realidad, es un ser que no puede ser feliz. Para ellos, el ser m ism o es t al que
el hom bre no puede ser feliz. Si no eres desgraciado, eso es t odo. Recuerda,
si no- eres desgraciado, est at e sat isfecho: es suficient e. No puedes ser feliz.
¿Por qué?, Porque la psicología freudiana dice que la felicidad est riba en ser
inst int ivo, la felicidad est riba en ser com o un anim al, y que el hom bre no
puede serlo. La razón int erfiere cont inuam ent e. Puedes perder la razón y
volvert e com o un anim al; así puedes ser feliz. Pero ent onces no serás
conscient e de la felicidad. Ést a es la paradoj a para ellos.
Si caes hacia abaj o y t e vuelves com o un anim al, serás feliz, pero no
serás conscient e. Si t rat as de ser conscient e, no puedes ser feliz, porque no
t e puedes volver com o un anim al. Y la razón sigue int erfiriendo en t odo. El
hom bre no puede perder la razón y t am poco puede vivir con la razón: ése es
el problem a. Así que, según Freud, no puedes ser feliz. Com o m ucho, si eres
sabio, puedes disponer t u vida de t al m anera que no seas desgraciado. Est o
es algo m uy negat ivo.
Para la psicología orient al o la m et afísica o la religión, exist e un obj et ivo
posit ivo. Puedes ser feliz. No sólo feliz; puedes ser dichoso. Y la psicología
orient al dice que si sient es que eres desgraciado, eso m uest ra t u
pot encialidad, la posibilidad de que puedes ser feliz; de ot ro m odo t am poco
serías capaz de sent ir que eres desgraciado.
Si un hom bre puede ver la oscuridad, t iene oj os, y alguien que puede
ver la oscuridad puede ver la luz. Recuerda, los ciegos no pueden ver la
oscuridad. Puede que pensaras que los ciegos viven en la oscuridad: olvídalo
por com plet o. No pueden ver la oscuridad, porque incluso para ver oscuridad
se necesit an oj os. Si puedes sent ir desdicha,
260
t ienes oj os, y si puedes sent ir desdicha, puedes sent ir felicidad.
Verdaderam ent e, si no puedes sent ir felicidad, no hay ninguna posibilidad de
sent ir desdicha. Son polos opuest os.
Eres capaz de ser t ot alm ent e feliz, pero ent onces no puede est ar la
m ent e. Considéralo de est a m anera: si desciendes y t e vuelves sólo un
cuerpo, serás feliz. Freud t am bién est aba de acuerdo con est o. Si desciendes
y olvidas t u razón com plet am ent e, si t e vuelves com o un anim al, sólo un
cuerpo, serás feliz, pero no lo sabrás. Con la m ent e puedes saberlo, pero
ent onces no puedes ser feliz porque la m ent e sigue pert urbando. El cuerpo
puede ser feliz, pero la m ent e sigue pert urbando.
Exist e ot ra posibilidad que Orient e ha llevado a cabo: vet e m ás allá.
Freud dice que si desciendes y t e vuelves un anim al, serás feliz, pero no lo
sabrás; si est ás en la m ent e lo puedes saber, pero no puedes ser feliz. La
indagación orient al dice que si vas m ás allá de la m ent e serás feliz y t am bién
conscient e. Ese es un punt o t ercero: del m ás allá.
De m anera que hay t res punt os. El hom bre est á en el m edio; debaj o
est á la exist encia anim al. Vet e a un bosque y observa a los anim ales. Puede
que no sean conscient es de que son felices, pero t ú sent irás que son felices.
Vet e a la playa por la m añana, o vet e a un j ardín por la m añana y escucha el
cant o de los páj aros. Puede que ellos no lo sepan, pero t ú sent irás que son
felices. Tú nunca has cant ado así. Mírales bien a los oj os: los t ienen t an
claros e inocent es. Son felices, pero t ú no eres feliz.
Desciende y vuélvet e sólo un cuerpo: ent onces serás feliz. O ve m ás allá
y vuélvet e el espírit u o vuélvet e el ser, y serás feliz. Pero en el m edio
siem pre est arás t enso, porque la m ent e no es realm ent e el fin. Es sólo una
cuerda t endida ent re dos realidades: el cuerpo y el alm a.
De m anera que est ás en la cuerda com o un nat a, un funám bulo. Un
funám bulo no puede est ar en calm a. Tiene que ir para at rás o t iene que ir
para delant e, pero no puede perm anecer sobre la cuerda floj a. Tiene que
baj arse de la cuerda y hay dos posibilidades: puede ret roceder, o puede ir
hacia delant e y m ás allá. La m ent e es una cuerda floj a, y vivir con la m ent e
es hacer funam bulism o. Est ás abocado a est ar desequilibrado, int ranquilo;
en t odo m om ent o hay ansiedad, angust ia. La vida de la m ent e es t ensión.
Por eso la psicología occident al consigue hacert e norm al, pero no logra hacert e una persona aut orrealizada.
Pero hay nuevas t endencias, y la gent e est á pensando, y ahora Orient e
est á ent rando m uy profundam ent e en Occident e. Verdaderam ent e, ésa es la
m anera de conquist ar de Orient e. Occident e conquist ó Orient e: su m anera
fue m uy burda. Orient e t iene sus propias m aneras de conquist ar: m aneras
m uy
sut iles,
m aneras silenciosas.
Ahora Orient e est á ent rando
profundam ent e en la m ent e occident al. Sin ninguna violencia, sin ningún
conflict o visible, Orient e est á penet rando m uy profundam ent e en Occident e.
Y t arde o t em prano la psicología occident al t endrá que desarrollar concept os
acerca de t rascender, acerca de cóm o t rascender la m ent e.
Desenm arañar puede ser út il en am bos cam inos. Si sim plem ent e est ás
int ent ando crear una m ent e norm al, desenm arañar será út il. Pero ent onces
t u obj et ivo no es la t rascendencia. Si t u obj et ivo es la t rascendencia,
t am bién ent onces será út il desenm arañar. Todas est as t écnicas pueden
usarse para la paz m ent al corrient e, y t odas est as t écnicas se pueden usar
t am bién para un silencio aut ént ico que no es de la m ent e.
Hay dos t ipos de silencio: uno de la m ent e, en el que la m ent e est á
silenciosa, y ot ro silencio en el que la m ent e ya no exist e. El silencio en el
que la m ent e ya no exist e es ent eram ent e diferent e a la paz m ent al. En la
paz m ent al la m ent e est á ahí, sólo que no m uy loca. La locura est á frenada;
eso es t odo.
La psicología occident al debe convert irse en una m et afísica; sólo
ent onces puede el hom bre t rascender. Debe convert irse t am bién en una filosofía
261
y, a la post re, debe convert irse en una religión. Sólo ent onces se puede
ayudar al hom bre a t rascender.
Tercera pregunt a:
Nos has est ado explicando m uchos m ét odos de m edit ación. Sin
em bargo, ¿no es ciert o que ningún m ét odo puede ser m uy pot ent e a m enos
que uno est é iniciado en él?
Un m ét odo se vuelve cualit at ivam ent e diferent e cuando est ás iniciado en
él. Yo est oy hablando sobre los m ét odos: vosot ros podéis usarlos. Una vez
que conoces el t rasfondo cient ífico y la m anera, la pericia, puedes usarlo,
pero la iniciación lo hace cualit at ivam ent e diferent e. Si t e inicio en un
m ét odo part icular, será algo diferent e, porque la iniciación conlleva m uchas
cosas.
Cuando hablo sobre un m ét odo y t e lo explico, puedes usarlo por t u
propia cuent a. El m ét odo t e ha sido explicado, pero si será apropiado para t i
o no, cóm o funcionará cont igo, qué t ipo de personas eres, eso no se plant ea.
No es posible.
En la iniciación, t ú eres m ás im port ant e que la t écnica. Cuando el
m aest ro t e inicia, t e observa. El m aest ro averigua cuál es t u t ipo, averigua
cuánt o has t rabaj ado en vidas pasadas, dónde est ás en est e m om ent o, en
qué cent ro est ás funcionando ahora m ism o, y luego decide el m ét odo, elige
el m ét odo. Es un enfoque individual. El m ét odo no es im port ant e, t ú eres
im port ant e; t ú est ás siendo est udiado y observado y analizado.
Tus vidas pasadas, t u consciencia, t u m ent e, t u cuerpo, son exam inados
cuidadosam ent e. Se percibe profundam ent e dónde est ás, porque el viaj e
com ienza en ese punt o: el punt o en que est ás ahora m ism o. No servir á
cualquier m ét odo.
Ent onces el m aest ro elige un m ét odo concret o para t i, y si sient e que
est e m ét odo concret o hay que cam biarlo para t i, que son necesarias pequeñas alt eraciones o algunos añadidos, él añade, quit a, aj ust a el m ét odo a t i. Y
ent onces da la iniciación; ent onces t e da el m ét odo. Por eso se insist e en que
cuando seas iniciado en un m ét odo no debes hablar de él. Tiene que ser
secret o porque es individual. Si se lo dices a ot ro, puede que no sea
provechoso, e incluso puede que sea dañino.
Tiene que ser m ant enido en secret o. A no ser que lo consigas y el
m aest ro diga que ahora puedes iniciar a ot ros, no deberías hablar de ello en
absolut o: ni pronunciarlo, ni siquiera a t u m arido o a t u m uj er o a t u am igo.
No, es absolut am ent e secret o, porque es peligroso, es m uy pot ent e. Ha sido
elegido y hecho para t i. Funcionará para t i, pero no para cualquier ot ro
individuo en el m undo. Verdaderam ent e, cada individuo es t an único que
necesit a un m ét odo diferent e, y con una ligera diferencia un m ét odo se
puede volver apropiado para él.
Los m ét odos de los que est oy hablando - est os cient o doce m ét odos- son
m ét odos generalizados. Son cient o doce m ét odos generalizados, t odos los
m ét odos que se han usado. Es una form a general para que t e fam iliarices.
Puedes probar; si algo va cont igo, puedes cont inuar. Pero eso no es una
iniciación en un m ét odo. La iniciación es un asunt o personal, individual ent re
el m aest ro y el discípulo. Es una t ransm isión secret a. Y la iniciación conlleva
m uchas ot ras cosas. Ent onces el m aest ro elige un m om ent o adecuado en el
que t e dará el m ét odo; para que ent re en lo profundo del inconscient e.
Mient ras hablo, t u m ent e conscient e est á escuchando. Te olvidarás.
Cuando haya hablado de cient o doce m ét odos, ni siquiera serás capaz de
volver a enum erarlos, los cient o doce. Te olvidarás com plet am ent e de
m uchos. Serás capaz de recordar unos pocos y, adem ás, los m ezclarás y
confundirás. No sabrás cuál es cuál.
El m aest ro t iene que elegir un m om ent o adecuado en el que t u
inconscient e est é abiert o, y ent onces t e da el m ét odo. Ent onces ent ra en lo
m ás hondo del inconscient e. De m anera que m uchas
262
veces la iniciación se da m ient ras duerm es, no cuando est ás conscient e.
Muchas veces se t e da la iniciación en un t rance de hipnosis profunda,
cuando t u m ent e conscient e est á com plet am ent e dorm ida y t u m ent e
inconscient e est á abiert a.
Por eso la ent rega es t an necesaria en la iniciación. A no ser que t e
ent regues, la iniciación no puede darse, porque a m enos que t e ent regues,
t u m ent e conscient e siem pre est á alert a y en guardia. Cuando t e ent regas,
t u m ent e conscient e puede ser exim ida de su quehacer y t u m ent e
inconscient e puede ent rar direct am ent e en cont act o con el m aest ro.
Hay que elegir un m om ent o adecuado y, adem ás, t ienes que est ar
preparado para la iniciación. Puede que lleve m eses preparart e. Tiene que
haber la com ida apropiada, el dorm ir apropiado, y t odo t iene que llegar a un
punt o t ranquilo; sólo ent onces puedes ser iniciado, de m odo que la iniciación
es un proceso largo, un proceso individual. A no ser que alguien est é
dispuest o a ent regarse t ot alm ent e, la iniciación no es posible.
Así que no os est oy iniciando en est os m ét odos; sim plem ent e os est oy
fam iliarizando con est os m ét odos. Si alguien sient e que algún m ét odo le
com place profundam ent e y cree que debería ser iniciado en ese m ét odo,
puedo iniciarle en ese m ét odo. Pero ent onces va a ser un largo proceso.
Ent onces hay que conocer com plet am ent e t u individualidad. Tienes que
desnudart e com plet am ent e para que no quede nada ocult o. Y ent onces las
cosas se vuelven m uy fáciles; porque cuando se da un m ét odo adecuado a
una persona adecuada en el m om ent o adecuado, funciona inm ediat am ent e.
A veces sucede que m ient ras se est á iniciando al discípulo, el discípulo
se ilum ina, la iniciación m ism a se conviert e en la ilum inación. Ent onces el
m ét odo t om a vida: cuando es dado por un m aest ro privadam ent e,
individualm ent e. Lo que est oy haciendo ahora no es iniciar, recuerda est o. Es
un enfoque cient ífico para reavivar los cient o doce m ét odos, para darlos a
conocer.
Si alguien est á int eresado, puede ser iniciado. Y cuando est és realm ent e
int eresado buscarás la iniciación, porque t rabaj ar solo con el m ét odo es un
asunt o m uy largo.
Puede que lleve años, puede que lleve vidas, y puede que no seas capaz
de soport arlo durant e t ant o t iem po. Mediant e la iniciación se vuelve m uy
fácil, y ent onces el m ét odo se conviert e en una t ransm isión. Ent onces,
m ediant e el m ét odo el m aest ro em pieza a t rabaj ar en t i. La iniciación es una
relación viva con el m aest ro, y, por supuest o, una relación larga va m uy
dent ro. Te cam bia y t e t ransform a.
Siguient e pregunt a:
Cit ast e a George Gurdj ieff diciendo que la ident ificación es el único
pecado, pero en m uchas t écnicas se usa el proceso de ident ificación. Dicen,
por ej em plo, que t e hagas uno con la persona am ada, que t e hagas uno con
la rosa, que t e hagas uno con el m aest ro. Y, adem ás, se supone que la
em pat ía es una cualidad m edit at iva y espirit ual, así que el cit ado proverbio
de Gurdj ieff parece ser sólo parcialm ent e ciert o, y út il sólo para ciert as
t écnicas.
iNo! No es parcialm ent e ciert o, sino t ot alm ent e ciert o. Pero t endrás que
com prender. La ident ificación es inconscient e, pero cuando usas la ident ificación en una t écnica m edit at iva es conscient e.
Por ej em plo, t e llam as Ram . Alguien insult a a «Ram »: inm ediat am ent e
t ú t e sient es insult ado porque est ás ident ificado con el nom bre Ram . Pero
est o no es algo conscient e para t i, es inconscient e. Tu m ent e no funciona de
est a m anera: «Me llam o Ram . Por supuest o, yo no soy Ram ; est o es sólo m i
nom bre, y t odo el m undo nace sin nom bre. Est e nom bre m e lo han dado, y
es arbit rario. Est e hom bre sólo est á insult ando a m i nom bre arbit rario, así
que ¿debo enfadarm e o no?» Tú nunca lo analizas lógicam ent e de est a
m anera. Si lo
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analizases lógicam ent e de est a m anera, no t e enfadarías en absolut o. De
pront o alguien insult a a «Ram » y t ú t e sient es insult ado, pero es sólo un
nom bre arbit rario. Est a ident ificación es inconscient e; no es conscient e.
Cuando t e est ás ident ificando con una rosa, es un esfuerzo conscient e.
No est ás ident ificado con la rosa. Est ás int ent ando ident ificart e con la rosa, y
est ás t rat ando de olvidart e de t i m ism o. Est ás int ent ando ser uno con la
rosa, y eres profundam ent e conscient e, percept ivo de t odo el proceso. Tú lo
est ás haciendo. Si la ident ificación se hace conscient em ent e, se conviert e en
m edit ación. Y si haces una ciert a t écnica de m edit ación inconscient em ent e,
no es m edit ación; recuerda.
Sigues haciendo t u oración cada m añana o cada noche
inconscient em ent e; es sólo un asunt o rut inario. Mient ras lo haces no eres
conscient e en absolut o de lo que est ás haciendo. No eres conscient e en
absolut o de qué palabras est ás diciendo en la oración. Sim plem ent e las
repit es com o un loro. Eso no es m edit ación. Y si t om as t u baño
conscient em ent e, es una m edit ación. Así que recuerda est o: cualquier cosa
que hagas conscient em ent e, alert a, com plet am ent e despiert o, se conviert e
en m edit ación. I ncluso si m at as a alguien conscient em ent e, est ando
com plet am ent e conscient e, es m edit at ivo.
Eso es lo que Krishna le decía a Arj una: «No t engas m iedo. Mat a,
asesina, com plet am ent e conscient e, sabiendo t ot alm ent e que nadie es
asesinado y nadie es m at ado.» Arj una podía m at ar fácilm ent e a sus
enem igos inconscient em ent e. Podía volverse loco en un arrebat o de furia y
m at ar: eso es fácil. Pero Krishna est á diciendo: «Est at e alert a, sé t ot alm ent e
conscient e. Sim plem ent e vuélvet e el inst rum ent o de las m anos divinas, y t en
m uy claro que nadie es m at ado, nadie puede ser m at ado. El ser int erno es
et erno, inm ort al. De m odo que sólo est ás dest ruyendo form as, no lo que
est á det rás de las form as. Así que dest ruye las form as.» Si Arj una puede
est ar t an m edit at ivam ent e conscient e, ent onces no hay violencia, nadie es
m at ado, no se com et e ningún pecado.
Te cont aré una anécdot a de la vida de Nagarj una. Nagarj una fue uno de
los grandes m aest ros que ha generado I ndia: del calibre de Buda y Mahavira
y Krishna. Y Nagarj una fue un genio excepcional. Verdaderam ent e, en el
ám bit o int elect ual no hay parangón en t odo el m undo; un int elect o t an
agudo y penet rant e raram ent e sucede.
Nagarj una pasaba por una ciudad, una capit al, y siem pre se m ant uvo
desnudo. La reina de ese reino era una creyent e y una seguidora de Nagarj una, al que am aba; una devot a. Así es que Nagarj una fue al palacio a pedir
com ida. Tenía un cuenco de m adera para m endigar.
La reina dij o: «Dam e ese cuenco. Lo apreciaré com o un regalo, y he
hecho que hagan ot ro para t i. Puedes cogerlo.»
Nagarj una dij o: «¡De acuerdo! » El ot ro era de oro, con m uchas piedras
preciosas engarzadas; era m uy valioso. Nagarj una no dij o nada. Norm alm ent e ningún sannyasin lo t om aría, sino que diría: «No puedo t ocar el oro.»
Pero Nagarj una lo t om ó. Si en realidad el oro es sim plem ent e barro, ¿por
qué hacer ninguna dist inción? Lo t om ó.
Ni siquiera a la reina le pareció bien. Ella pensó: «¿Por qué? Debería
haber dicho que no. ¡Un sant o sem ej ant e! ¿Por qué ha t om ado algo t an valioso en t ant o que vive desnudo, sin ropa, sin ninguna posesión? ¿Por qué no
lo habrá rechazado?»
Si Nagarj una lo hubiera rechazado, la reina habría insist ido, rogado,
pero ella se habría sent ido m ej or. Nagarj una lo cogió y se fue. Un ladrón lo
vio pasar por la ciudad y pensó: «Est e hom bre no puede conservar ese
cuenco; por fuerza alguien se lo robará o se lo quit ará. Desnudo... ¿cóm o lo
va a prot eger?» Así que lo siguió..., el ladrón siguió a Nagarj una.
Nagarj una se est aba hospedando fuera de la ciudad, en un viej o
m onast erio, solo; el m onast erio
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est aba en ruinas. Ent ró, oyó el ruido de los pasos del hom bre, pero no m iró
hacia at rás, porque pensó: «Debe de venir por el cuenco, no por m í, porque
¿quién iba a venir? Nadie viene nunca siguiéndom e a est as ruinas.»
Ent ró. El ladrón se quedó det rás de un m uro y esperó. Nagarj una,
viendo que est aba esperando fuera, t iró el cuenco por la puert a.
El ladrón no lograba ent enderlo: «¿Qué t ipo de hom bre es ést e?
Desnudo, con una cosa t an preciada, y la ha t irado a la calle.» Así que le
pregunt ó a Nagarj una: «¿Puedo ent rar señor? Tengo que hacerle una
pregunt a.»
Nagarj una dij o: «He t irado el cuenco sim plem ent e para que pudieras
ent rar: para ayudart e a ent rar, porque voy a echar la siest a. Habrías ent rado
a por el cuenco, pero ent onces no habría habido un encuent ro conm igo. Así
que ent ra.»
El ladrón ent ró. Dij o: «¿Una, cosa t an preciada y la has t irado? Y eres un
sabio t al que no puedo m ent ir ant e t i: soy un ladrón.»
Nagarj una dij o: «No t e preocupes, t odo el m undo es un ladrón.
Prosigue, no pierdas el t iem po con cosas t an innecesarias.»
El ladrón dij o: «A veces, al m irar a personas
com o t ú, m i m ent e
t am bién anhela saber cóm o se puede lograr est e est ado. Soy un ladrón,
parece ser im posible para m í. Pero confío y rezo por que algún día yo
t am bién sea capaz de t irar una cosa t an valiosa. Enséñam e algo. Voy a
m uchos sabios, y soy un conocido ladrón, así que t odo el m undo m e conoce.
Dicen: " Prim ero dej a t us asunt os, t u profesión; sólo ent onces puedes
ponert e a m edit ar. Eso es im posible, no puedo dej arlo, así que no puedo
ponerm e a m edit ar.»
Nagarj una dij o: «Si alguien dice que prim ero dej es de robar y luego t e
pongas a m edit ar, es que no sabe nada en absolut o sobre la m edit ación;
porque ¿en qué se relaciona la m edit ación con el robo? No hay ninguna
relación. Así que sigue haciendo lo que sea que haces. Te daré una t écnica;
pract ícala.»
El ladrón dij o: «Ahora parece que podem os seguir j unt os. ¿Así que
puedo seguir con m i profesión? ¿Cuál es la t écnica? ¡Dím ela
inm ediat am ent e! »
Nagarj una dij o: «Sim plem ent e perm anece conscient e. Cuando vayas a
robar algo, sim plem ent e est at e plenam ent e conscient e y alert a. Cuando es-
t és forzando la ent rada en alguna casa, sé plenam ent e conscient e. Cuando
est és asalt ando alguna t esorería, sé plenam ent e conscient e. Cuando est és
cogiendo algo de la t esorería, sé plenam ent e conscient e. Hazlo
conscient em ent e. Lo que hagas no m e concierne. Y vuelve en quince días,
pero no vuelvas si no lo has pract icado. Pract ícalo durant e quince días; sigue
haciendo lo que sea que hagas, pero hazlo plenam ent e conscient e.»
El ladrón volvió a los t res días y dij o: «Quince días es dem asiado t iem po,
y t ú eres un t ipo m uy ast ut o. Me has dado una t écnica t al que si soy plenam ent e conscient e, no puedo robar. He ido al palacio las t res últ im as
noches. He llegado a la t esorería, la he abiert o, había cosas preciosas ant e
m í, pero ent onces m e hice plenam ent e conscient e. Y en el m om ent o en que
m e hice plenam ent e conscient e, m e volví com o una est at ua de Buda. No
pude seguir adelant e; m is m anos no se m ovían, y t oda la t esorería m e
pareció inút il. Así es que he est ado volviendo allí una y ot ra vez. ¿Qué voy a
hacer? Y t ú dij ist e que abandonar m i profesión no era una condición, pero t u
m ét odo parece t ener un proceso inherent e.».
Nagarj una dij o: «No vuelvas a venir a m í. Ahora puedes elegir. Si
quieres seguir robando, olvídat e de la m edit ación. Si quieres la m edit ación,
ent onces olvídat e de robar. Puedes elegir.»
El ladrón dij o: «Me has puest o en un dilem a. Est os t res días he sabido
que est oy vivo. Y cuando volví sin coger nada del palacio, sent í por vez prim era que era un soberano, no un ladrón. Est os t res días han sido t an
dichosos que ya no puedo dej ar la m edit ación. Me has engat usado; ahora
iníciam e y hazm e t u discípulo. No hay necesidad de seguir probando; t res
días son suficient es.»
265
Cualquiera que sea el obj et o, si eres conscient e se vuelve m edit ación.
Prueba la ident ificación conscient em ent e: se vuelve m edit ación. I nconscient em ent e, es un gran pecado.
Todos vosot ros est áis ident ificados con m uchas cosas: «Est o es m ío, eso
es m ío...» ¡Est áis ident ificados! «Ést e es m i país, ést a es m i nación, ést a es
m i bandera nacional...» Si alguien t ira t u bandera nacional t e pones furioso:
¿qué est á haciendo? No t ienes ninguna nación y t odas las banderas
nacionales son m it os. Est á bien j ugar con ellas com o hacen los niños; son
j uguet es. Pero podéis asesinar y ser asesinados por ellas, y se crean y se
dest ruyen países por insult ar a una bandera nacional. Y es sólo un t rozo de
t ela.
¿Qué est á sucediendo? Est áis ident ificados con ella. Esa ident ificación es
inconscient e. La inconsciencia es pecado.
Suficient e por hoy.
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