Revista de la Contratación Electrónica ! ! RCE slkdr ! ! ! EL BILLETE ELECTRÓNICO ! María Jesús Guerrero Lebrón ! ! ! NUEVO ANTEPROYECTO DE FIRMA Carlos Galán Pascual ! ! ...Televisión: presente y futuro... ...Propiedad industrial e intelectual... .. Irlanda: comercio electrónico... ! Núm . 38 ! Mayo 2003 REVISTA DE LA CONTRATACIÓN ELECTRÓNICA S U M AR I O Páginas DOCTRINA Nuevas tendencias en la documentación del transporte aéreo de pasajeros: el billete electrónico María Jesús Guerrero Lebrón ...................................... ............. 3 Comentarios al segundo borrador de Anteproyecto de nueva ley de firma electrónica Carlos Galán Pascual ...................................... ......................... 27 SECCIONES Redes Televisión: presente y futuro Javier Cremades José Antonio Carnevali ............................................................. 73 Propiedad industrial e intelectual Isabel Ramos Herranz ................................................................ 89 DOCUMENTACIÓN IRLANDA: Trasposición Directiva sobre comercio electrónico European Communities (Directive 2000/31/EC) Regulations 2003.................................................................. 103 RCE núm. 38 - mayo 2003 NUEVAS TENDENCIAS EN LA DOCUMENTACIÓN DEL TRANSPORTE AÉREO DE PASAJEROS: EL BILLETE ELECTRÓNICO* María Jesús Guerrero Lebrón Doctora en Derecho Profesora de Derecho Mercantil Universidad de Sevilla SUMARIO. I. Introducción: las nuevas tecnologías y el Derecho aeronáutico. II. El billete de pasaje y otros documentos empleados en el transporte aéreo. III. La regulación del billete de pasaje. 1. Fuentes reguladoras. 2. Menciones necesarias del billete de pasaje. 3. El billete de pasaje como documento de legitimación. 4. Procedimiento a seguir en caso de olvido, pérdida o robo. 5. Transferibilidad. IV. La emisión y distribución del billete electrónico: régimen jurídico vigente. 1. Ventajas frente al billete tradicional. 2. La contratación electrónica del transporte aéreo. 3. Incidencia de la regulación actual en el régimen del billete electrónico. V. La regulación del futuro. I. Introducción: las nuevas tecnologías y el Derecho aeronáutico La labor del jurista consiste en una atenta observación de la realidad que le permita localizar los problemas que en ella se plantean, con el objeto de * El presente trabajo ha sido presentado en el XVII Encuentro sobre Informática y Derecho, organizado por el Instituto de Informática Jurídica de la Facultad de Derecho de la Universidad Pontificia de Comillas, los días 22 y 23 de mayo de 2003. El billete electrónico de pasaje aéreo estudiarlos desde una perspectiva jurídica y encontrar las respuestas que ofrece el Derecho vigente o, en defecto de éstas, proponer los cauces adecuados para su solución. Eso hace que se trate siempre de una tarea a remolque de la de otros científicos, cuyos campos de estudio son los que permiten que la humanidad evolucione. En este sentido, no cabe duda de que en los últimos tiempos son innumerables los avances que se han producido como consecuencia de las nuevas tecnologías, ni de la trascendental incidencia que están teniendo en el mundo aeronáutico. Lógicamente esto repercute de modo directo en innumerables cuestiones de las que se ocupa el Derecho aeronáutico. Sin ánimo de exhaustividad, simplemente sobrevolando distintos aspectos propios de este sector del Derecho, nos parecen especialmente significativos y dignos de mención, por su relación con la informática: el régimen de los Sistemas Informatizados de Reserva (en adelante, SIR), que han supuesto una revolución para los operadores turísticos, y sin los que hoy sería inconce1 bible mantener el ritmo de tráfico aéreo que hay en nuestros cielos ; la contratación telemática del transporte aéreo, que está adquiriendo un fuerte relieve frente a otras formas de contratación tradicional, e incluso respecto a otras formas de contratación a distancia (por ejemplo, la telefónica); y, por último, la nueva modalidad de documentación del contrato de transporte aéreo a través de los billetes electrónicos, a la que dedicamos estas líneas, y que no tiene por qué venir vinculada necesariamente a la contratación telemática del transporte, aunque resulte habitual en ésta. II. El billete de pasaje y otros documentos empleados en el transporte aéreo El contrato de transporte aéreo es aquél en virtud del cual el transportista se compromete a trasladar al pasajero de un lugar a otro, en el tiempo 1 4 Su régimen preocupa particularmente desde el punto de vista del Derecho de la competencia. Vid., el Reglamento (CEE) nº 2299/89 del Consejo, de 24 de julio de 1989, por el que se establece un código de conducta para los Sistemas Informatizados de Reserva (DOCE nº L 220, de 29 de julio de 1989), modificado por los Reglamentos nº 3089/93, de 29 de octubre de 1993 (DOCE nº L 278, de 11 de noviembre) y 323/1999, de 8 de febrero (DOCE nº L 40, de 13 de febrero de 1999). RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón convenido, velando por que aquél llegue sano y salvo, así como a prestarle otros servicios que de una forma u otra vienen relacionados con el transporte mismo. Esta compleja configuración del contrato de transporte aéreo viene impuesta tanto por la práctica empresarial actual como por la forma en que los Jueces y Tribunales están interpretando dicho negocio jurídico, de tal manera que, junto a la prestación principal, consustancial al contrato de transporte y consistente en el traslado del pasajero, encontramos la obligación accesoria de 2 la seguridad de éste , así como otras diversas prestaciones también accesorias, algunas de las cuales aparecen en la generalidad de los contratos de transporte (por ejemplo, los servicios de asistencia que facilitan el embarque y el desembarque), mientras que otras, de contenido muy variado, pueden encontrarse eventualmente vinculadas a él dependiendo de la categoría o clase de servicio (first class, business y turista) que el pasajero haya contratado (así 2 Antiguamente la doctrina y la jurisprudencia (pueden verse al respecto las STS de 17 de febrero de 1956 y 3 de noviembre de 1966) asignaban a la responsabilidad del porteador de pasajeros en caso de accidente naturaleza extracontractual, pues consideraban que la obligación contractual del transportista se limitaba al desplazamiento del viajero de un lugar a otro dentro del plazo de tiempo convenido, y que en el caso de que se produjeran daños de algún tipo en el pasajero la vía adecuada para su reclamación era la prevista para la responsabilidad aquiliana, por tratarse ésta, en opinión de los defensores de la teoría examinada, de una normativa de orden público y considerar que asistía mejor a la víctima. No obstante, a raíz de una importante sentencia de la Corte de Casación francesa, de 21 de noviembre de 1911, se consagra en el Derecho francés la existencia de una obligación de seguridad en el contrato de transporte de personas, cualquiera que fuese la vía empleada, teoría que posteriormente se extiende al resto de los Ordenamientos europeos. En Derecho español, aunque la obligación de seguridad no aparece expresamente formulada en nuestras Leyes, ello no es óbice para que tal obligación exista y sea de naturaleza contractual. La justificación se busca en la existencia de una serie de deberes accesorios que completan y ensanchan el deber principal de prestación propio de la relación obligatoria, así como en que pretender que a la responsabilidad derivada de dicha obligación le resulta aplicable el art. 1902 Cc, “(...) implicaría dar a este precepto un alcance que no tiene, y considerar inaplicables todas las normas que regulan la violación de derechos preexistentes” (vid. SÁNCHEZ GAMBORINO, Francisco Miguel, “Responsabilidad del porteador por daños a los viajeros en sus personas”, Revista de Derecho Mercantil, 1958, págs. 340 y 341; SÁNCHEZ VÁZQUEZ, Juan, “La denominada acumulación de responsabilidades contractual y aquiliana”, Revista de Derecho Privado, 1972, págs. 930 y ss, y especialmente, la cita textual en pág. 984; la abundante doctrina y jurisprudencia española y extranjera que sobre la obligación de seguridad cita QUINTANA CARLÓ, Ignacio, La responsabilidad del transportista aéreo por daños a los pasajeros, Salamanca, 1977, págs. 108 a 116; e YZQUIERDO TOLSADA, Mariano, Sistema de responsabilidad civil, contractual y extracontractual, Madrid, 2001, pág. 81, quien contempla la obligación de seguridad en el transporte junto a otros casos en que el daño deriva de una prestación accesoria íntimamente ligada a la naturaleza del contrato). RCE núm. 38 - 2003 5 El billete electrónico de pasaje aéreo 3 el servicio de catering y otros servicios de cortesía a bordo o en el aeropuerto) . Puesto que es habitual que el contrato se suscriba con un período de antelación al momento en el que la prestación se ejecuta, llegado éste el pasajero habrá de demostrar de alguna manera que es el sujeto legitimado, que es el deudor de la prestación. El billete de pasaje, al probar la celebración del contrato de transporte aéreo, permite al pasajero acreditarse como titular del derecho a la prestación de una forma sencilla, y facilita a la compañía aérea la comprobación de tal legitimidad. Junto al billete de pasaje se utilizan en la práctica otros documentos: la tarjeta de embarque, que no aparece mencionada por los textos nacionales ni internacionales, y el talón de equipajes, que cuenta con una regulación paralela a la del billete de pasaje. La tarjeta de embarque, emitida por las compañías aéreas con ocasión del check in o registro del pasajero, responde a un trámite de control que viene impuesto por el art. 29.f del Convenio de Chicago de 1944, sobre aviación civil 4 internacional, (en adelante, CCH) , el cual exige que en los vuelos de pasaje la aeronave lleve una lista de los pasajeros embarcados con sus lugares de origen y destino. Téngase en cuenta que, puesto que el billete de pasaje suele 3 Se encuentran entre esos servicios los llamados flight entertainment, esto es, la proyección de películas a bordo, diferentes canales música, etc. Sobre la variedad de servicios que pueden encontrarse en la práctica, vid. COMENALE PINTO, Michele M., “Della configurabilità di un autonomo contratto di massaggio aereo”, Diritto dei Trasporti, 1992, pág.126, quien, con tono de burla, comenta la cantidad de prestaciones que se ofertan en la clase business de algunas compañías, como por ejemplo, la VIRGIN ATLANTIC AIRWAYS, que ofrece la posibilidad de que las azafatas den un masaje al pasajero con el objeto de suavizar o aliviar las molestias derivadas del jetlag La gama de servicios se incrementa en la clase business, y puede incluir el traslado desde el centro de la ciudad hasta el aeropuerto, y viceversa, como prestación accesoria al transporte aéreo, sin que por ello quepa calificar a dicho transporte como combinado (vid., al respecto, DI GIOVANNI, Cristina y PERRONE, Patrizia, “Le prestazioni accesorie nel contratto di trasporto aereo di persone e l'art. XIII delle condizioni generali”, Spunti di studio su: Le condizioni Generali del Trasporto Aereo di Persone, (dir. ROMANELLI y TULLIO), Cagliari, 1997, pág. 116). Mayores dudas sobre la calificación del tipo de transporte se plantea en el supuesto, relativamente frecuente en la práctica, en el que, por problemas en un determinado aeropuerto, el transportista sustituye el vuelo con destino al mismo por uno a otro aeropuerto cercano al que añade un traslado en otro medio (autobús o tren, por ejemplo), con el objeto de poder conducir a los pasajeros a su destino en el horario estipulado o con el menor desajuste horario posible. 4 Instrumento de adhesión de 24 de septiembre de 1968, publicado en BOE nº 311, de 29 de diciembre de 1969. 6 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón entregarse al pasajero en el momento en el que éste concluye el contrato de transporte, la elaboración de una lista de los pasajeros que tienen billete no resulta efectiva para este fin, pues algunos de ellos han podido no presentarse para embarcar. Además, puesto que la tarjeta de embarque exige para su emisión la previa presentación del billete, agiliza el control y la coordinación del embarque. Consiste en una cartulina donde se incorporan datos más concretos que los incluidos en el billete acerca de las condiciones de vuelo, el nombre del pasajero, de la compañía, y el número de vuelo, así como otras informaciones útiles, tales cuales la puerta y la hora de embarque y el asiento preasignado, a la que se suele adjuntar el cupón del billete correspondiente al trayecto que se va a efectuar. El talón de equipajes puede venir constituido por un documento independiente, o puede que los datos que en él se han de mencionar se incorporen al mismo billete de pasaje, en cuyo caso éste último funcionaría a la vez como 5 billete y como talón de equipajes . Así pues, de la forma indicada, cuando el pasajero registra su equipaje, el personal de la compañía aérea toma nota de su peso efectivo y del número de paquetes que comprende, entregándole un nuevo documento o el mismo billete de pasaje ya completado, ya que uno u otro le servirán a la hora de la retirada del equipaje para acreditar sus derechos sobre él. Conviene aclarar al respecto que dicho documento no adquiere verdadera relevancia sino en los casos en que se plantea algún tipo de incidencia con el equipaje. En efecto, a pesar de lo indicado en las condiciones generales de transporte y en la normativa nacional, la recogida habitual del equipaje en el aeropuerto de destino se realiza mediante la retirada por parte de cada pasajero de los bultos que van apareciendo en las cintas transportadoras habilitadas a tal efecto, sin que se efectúe una comprobación individualizada de la legitima6 ción de cada pasajero . En cualquier caso, tal como admiten expresamente el art. 8.8.3 de las Condiciones Generales de Transporte Aéreo de Pasajeros y Equipaje de la International Air Transport Association (en adelante, IATA) y el 5 Vid., COLOMBO, Daniela y FOTI, Francesca, “Il trasporto di bagaglio: caratteri, documenti e prescrizioni contrattuali”, Spunti di studio su: Le condizioni Generali del Trasporto Aereo di Persone, (dir. ROMANELLI y TULLIO), Cagliari, 1997, pág. 75. 6 Las condiciones generales de transporte que siguen la Práctica Recomendada nº 1724 de la IATA afirman en el art. 8.8.2 que “sólo el portador del talón de equipajes y la tarjeta de identificación de equipajes tiene derecho a la entrega del equipaje facturado”. El art. 99 LNA dispone “la entrega de los equipajes se hará contra presentación del billete o talón (...)”. RCE núm. 38 - 2003 7 El billete electrónico de pasaje aéreo art. 99 de la Ley de Navegación Aérea, la acreditación de los derechos sobre el equipaje puede efectuarse a través de cualquier otro medio de prueba, al que los pasajeros habrán de recurrir cuando por alguna circunstancia carezcan del título destinado a facilitar la reclamación de la entrega. Junto al talón de equipaje el pasajero recibirá, en los casos en que su equipaje exceda la franquicia concedida por la compañía aérea y contrate el transporte del exceso, un recibo que haga prueba de su derecho a tal prestación, el cual no hace prueba de un contrato autónomo, sino de una mera prestación accesoria al contrato de transporte aéreo de pasajeros. III. La regulación del billete de pasaje 1. Fuentes reguladoras La regulación del billete de pasaje podemos encontrarla tanto en textos internacionales, así el art. 3 del Convenio de Varsovia de 12 de octubre de 1929, para la unificación de ciertas reglas relativas al transporte aéreo interna7 cional (en adelante, CV) , posteriormente modificado por el Protocolo de La 8 Haya (en adelante, PH) ; como nacionales, en el caso español los arts. 92 y 93 9 de la Ley 48/1960, sobre navegación aérea (en adelante, LNA) . En un futuro probablemente no muy lejano habremos de acudir a la regulación que contiene el Convenio de Montreal de 28 de mayo de 1999, para la unificación de ciertas reglas del transporte aéreo internacional (en adelante, CM), que sustituirá al llamado Sistema de Varsovia. Este Convenio regulará el billete de pasaje utilizado tanto en los transportes internacionales como en los nacionales, ya que el 7 Instrumento de ratificación publicado en la Gaceta nº 233, de 21 de agosto de 1929. 8 Entró en vigor el 1 de agosto de 1963. España lo ratificó mediante el Instrumento de ratificación de 6 de diciembre de 1965 (BOE nº 133, de 4 de abril de 1973). 9 Cfr. BOE nº 176, de 23 de agosto. Aunque en cuanto a la responsabilidad del transportista aéreo el régimen jurídico de la LNA ha sido sustituido por el Reglamento 2027/1997, de 9 de octubre de 1997, sobre la responsabilidad de las compañías aéreas en caso de accidente (DOCE nº L 287, de 17 de octubre de 1997), en el resto de las cuestiones no reguladas sigue siendo de aplicación la LNA. 8 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón Reglamento (CE) nº 889/2002, de 13 de mayo, del Parlamento Europeo y del Consejo, por el que se modifica el Reglamento (CE) nº 2027/97 del Consejo 10 sobre la responsabilidad de las compañías aéreas en caso de accidente , extiende el régimen del CM a todos los transportes internos de los Estados miembros (art. 1 del Reglamento (CE) nº 2027/1997, conforme a la redacción dada por el Reglamento (CE) nº 889/2002). Tal cambio normativo se producirá 11 cuando el CM entre en vigor en la Unión Europea . Junto a la normativa citada no hemos de perder de vista lo dispuesto en las Condiciones Generales de Transporte elaboradas por las compañías aéreas, aunque, desde luego, ciertos aspectos de su contenido deban ser puestos en tela de juicio. Así pues, siendo el pasajero en la generalidad de las ocasiones un “usuario” del transporte aéreo en el sentido de la normativa con12 sumerista , debe corregirse el desequilibrio negocial que deriva de la prerre- 10 Cfr. DOCE nº L 140/2, de 30 de mayo de 2002. 11 Según el art. 2 del Reglamento 889/2002, la entrada en vigor del Reglamento se producirá desde su publicación en el Diario Oficial de la Comunidad Europea, pero su aplicación podrá tener lugar desde ese día o desde la fecha en que se produzca la entrada en vigor para la Comunidad del CM, si ello tuviere lugar posteriormente. La entrada en vigor del CM se producirá cuando transcurran sesenta días desde el depósito del trigésimo instrumento de ratificación (hasta el momento ha sido ratificado por veinticinco Estados). 12 Con carácter general puede decirse que el pasajero de un transporte aéreo tiene la consideración de usuario. En este sentido algún autor matiza que aun cuando la realización de un viaje por vía aérea raramente puede considerarse un acto típico de la actividad profesional o empresarial desarrollada por el pasajero, conviene dejar a salvo algunas hipótesis, como la realización del transporte aéreo por quien, como guía, acompaña a un grupo de turistas, por quien realiza una inspección del servicio prestado a bordo de la aeronave, o por quien presta el servicio de catering (vid., ZAMPONE, Alessandro, “Trasporto aereo e clausole vessatorie”, Diritto dei Trasporti, 2001, págs. 510 y 511). En nuestra opinión no todas las situaciones expuestas permiten concluir que el pasajero deja de tener la consideración de usuario, ya que tal será la calificación que habrá de merecer el guía que forma parte de un grupo de turistas que ha contratado plazas en un vuelo regular, así como el inspector de la Administración que, sin relación alguna con la compañía de transporte que ejecuta el vuelo, suscribe dicho contrato. Por el contrario no serían usuarios del transporte, ni quien gestiona el servicio de catering a bordo, ni el guía contratado por una agencia que ha fletado un vuelo chárter, ni el inspector de una compañía que realiza el vuelo como parte de sus funciones de control e inspección. En definitiva, creemos que la clave para dilucidar si un pasajero merece o no la consideración de usuario consiste en analizar si se desplaza por razones profesionales y si dichas razones trascienden a la relación con el transportista, pues si a pesar de recurrir al transporte aéreo por motivos profesionales o empresariales la causa por la que se traslada resulta extraña a la relación entre el transportista y el pasajero [de la misma opinión, vid., ROMANELLI, Gustavo y TULLIO, Leopoldo, “Introduzione”, Spunti di studio su: Le condizioni Generali del Traspor- RCE núm. 38 - 2003 9 El billete electrónico de pasaje aéreo dacción de las cláusulas contractuales por parte del transportista mediante su sometimiento a las normas de control impuestas por la Directiva 93/13/CE, de 5 de abril de 1993, sobre cláusulas abusivas en los contratos celebrados con 13 consumidores , traspuesta en el Ordenamiento español a través de la Ley 14 7/1998, de 13 de abril, sobre condiciones generales de la contratación . Entre las Condiciones Generales de Transporte Aéreo de Pasajeros y Equipaje existe una amplia uniformidad a nivel internacional debida a los traba15 jos de la IATA . Al respecto deben mencionarse la Práctica Recomendada nº 1724 (en adelante, PR 1724) y la Resolución nº 724 (en adelante, R 724). La primera, como su propio nombre indica, no es más que una recomendación, pero contiene un modelo de Condiciones Generales de Transporte de Pasajeros y Equipajes (sucesivamente revisado) 16 que las compañías aéreas siguen, si no de forma idéntica, con leves variaciones que les permitan adaptarlas a las especialidades jurídicas, económicas y sociales de sus naciones. La segunda tiene carácter vinculante y establece el contenido de los avisos que han de to Aereo di Persone, (dir. ROMANELLI y TULLIO), Cagliari, 1997, pág. 20; y FIORE, Bianca, “Il contrato di trasporto e la nozione di consumatore”, Diritto dei Trasporti, 2001, págs. 180 y 181], lo cual sucederá en la mayoría de las ocasiones, conservará la calificación de usuario. 13 Cfr. DOCE nº L 95, de 21 de abril de 1993. 14 Cfr. BOE nº 89, de 14 de abril. 15 Destacan la dimensión mundial de las condiciones de transporte aéreo de pasajeros y equipajes ROMANELLI, Gustavo y TULLIO, Leopoldo, op. cit., págs. 9 a 11; y ZAMPONE, Alessandro, op. cit., págs. 502 a 504. 16 La evolución de las distintas condiciones generales propuestas por la IATA puede consultarse en HAANAPPEL, Peter P.C., “The IATA Conditions of Contract and Carriage for Passengers and Baggage”, European Transport Law, 1974, págs. 661 a 666. La última versión que conocemos es la contenida en la Práctica Recomendada nº 1724, 21ª edición, junio 2001, la cual aun no ha sido declarada efectiva por la IATA. Proviene de una prolongada discusión que ha mantenido la IATA con la Office of Fair Trading británica con el objeto de llegar a un acuerdo que permitiera eliminar aquellos términos incluidos en la PR 1724 que se oponen a la Directiva 93/13 (sobre cláusulas abusivas en los contratos celebrados con los consumidores). En la actualidad, a pesar de que un gran número de aerolíneas ya han revisado sus condiciones generales de transporte conforme a las mismas, la IATA está a la espera de que sean aprobadas por el Departament of Transport estadounidense [vid., DUERI, Eduardo, “Informe general sobre la reunión del Consejo de Asesoría Legal de IATA, Hong Kong”, Boletín informativo AITAL (Asociación Internacional de Transporte Aéreo Latinoamericano, nº 52, enero-febrero 2000, pág. 6; y del mismo autor, “Informe general sobre la reunión del Consejo de Asesoría Legal de IATA, San Diego, 9 de febrero de 2000, Boletín informativo AITAL (Asociación Internacional de Transporte Aéreo Latinoamericano), nº 54, mayo-junio 2000, pág. 8]. 10 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón figurar en los billetes que expidan las compañías miembros de la IATA. Aunque los textos elaborados por dicha organización se ocupan siempre del transporte internacional y, en ocasiones, no tienen fuerza vinculante, ejercen una influencia innegable sobre las condiciones generales de transporte elaboradas por las compañías aéreas, en la medida en que, por una parte, hoy en día dicha asociación agrupa aproximadamente al 98 % de tales empresas 17 y, por otra, éstas siguen las pautas y recomendaciones de la IATA en todos los transportes que realizan, ya sean de naturaleza internacional o nacional. Los aspectos fundamentales de la regulación del billete de pasaje son: las menciones que obligatoriamente han de aparecer en el billete de pasaje, así como las consecuencias derivadas del incumplimiento de dicha obligación; la consideración del billete como documento de legitimación; directamente relacionado con lo anterior, el procedimiento a seguir en caso de pérdida; y la posible transferibilidad del billete. 2. Menciones necesarias del billete de pasaje El régimen de las menciones que necesariamente han de aparecer en el billete de pasaje resulta sensiblemente distinto en la LNA, en el CV en su 18 versión original, y en la enmendada por el PH . Fundamentalmente, por lo que 17 Tan sólo ciertas compañías, como las de bajo coste y las de ocio, no son miembros de la IATA, y, por consiguiente, no siguen las recomendaciones de la asociación. Incluso los operadores turísticos que organizan vuelos chárteres suelen incluir en sus contratos algunos elementos del modelo elaborado por la IATA. 18 El art. 92 LNA exige que en el billete consten las siguientes menciones: lugar y fecha de emisión; nombre y dirección del transportista; punto de salida y destino; nombre del pasajero; clase y precio del transporte; fecha y hora del viaje; e indicación sumaria de la vía a seguir, así como de las escalas previstas. Por su parte los requisitos exigidos por el art. 3 CV son: lugar y fecha de emisión; puntos de partida y destino; las paradas previstas; el nombre y la dirección del porteador o porteadores; e indicación de que el transporte está sometido al régimen de responsabilidad establecido por dicho Convenio. Tras la reforma operada por el PH se simplifica sensiblemente el contenido obligatorio del billete, que queda como sigue: indicación de los puntos de partida y destino; si los puntos de partida o destino están situados en el territorio de una sola Alta Parte Contratante, o si se ha previsto una o más escalas en el territorio de otro Estado, en cuyo caso deberá indicarse una de esas escalas; un aviso precisando que, si los pasajeros realizan un viaje cuyo punto final de destino o una escala se encuentra en un país que no sea el de partida, el RCE núm. 38 - 2003 11 El billete electrónico de pasaje aéreo a nosotros interesa, se aprecia una diferencia trascendental entre la regulación nacional y la internacional, en cuanto que ésta última contempla la necesidad de hacer constar en el billete alguna indicación acerca del régimen de responsabilidad aplicable al transportista, y en cuanto se contempla una severa sanción para los casos de incumplimiento de dicha obligación. Exactamente, según indica el CV en su versión enmendada por el PH (que en este punto perfeccionó y completó lo dispuesto en el CV), debe incluirse en el billete un aviso señalando que, si los pasajeros realizan un viaje cuyo punto final de destino o una escala se encuentra en un país que no sea el de partida, el transporte podrá ser regulado por el CV, el cual, en la mayoría de los casos, limita la responsabilidad del transportista por muerte o lesiones, así como por pérdidas o averías del equipaje [art. 3.1.c) CV]. La consecuencia que se deriva de la falta de expedición del billete o de la ausencia del aviso indicado es que el transportista no tendrá derecho a ampararse en los límites indemnizatorios previstos en el art. 22 CV (art. 3.2 CV), previsión que trata de garantizar que el pasajero de un vuelo internacional sea informado de las limitaciones de responsabilidad previstas en el CV. Hay que decir que, particularmente, la jurisprudencia norteamericana se ha encargado de desarrollar la interpretación de este precepto, ya que considera que no basta con que el aviso esté impreso en el billete si los caracteres 19 tipográficos utilizados hacen prácticamente imposible su lectura . Admite, sin embargo, que el documento expedido se entregue a un mandatario, equiparando dicha entrega a la realizada al propio pasajero, si bien, a uno o a otro debe hacerse con la suficiente antelación para que el pasajero tenga la posibilidad, si así lo estima conveniente, de adoptar las medidas que considere oportunas para obtener un resarcimiento íntegro si, en caso de accidente, el daño sufrido excediese de los límites indemnizatorios establecidos en el CV. Por su parte, la jurisprudencia alemana, menos rigurosa en la exigencia de los requisitos formatransporte podrá ser regulado por el CV, el cual, en la mayoría de los casos, limita la responsabilidad del transportista por muerte o lesiones, así como por pérdidas o averías del equipaje. 19 La postura comentada en texto se defendió inicialmente en el caso Lisi v. Alitalia (1966), cuya resolución fue severamente criticada, a pesar de lo cual ha sido seguida por otras resoluciones y, posteriormente, la doctrina en ella apuntada se ha extendido a la jurisprudencia canadiense (vid., el desarrollo de esta cuestión en QUINTANA CARLO, Ignacio, La responsabilidad del transportista aéreo por daños a los pasajeros, Salamanca, 1977, págs. 355 y ss.). 12 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón 20 les , considera que basta con la expedición y entrega de un documento que contenga las menciones requeridas por el Convenio, aunque el pasajero no sea consciente de que el documento expedido es un billete de pasaje y que, como tal, debe conservarlo durante el vuelo. 3. El billete de pasaje como documento de legitimación La doctrina ha atribuido tradicionalmente al billete de pasaje una función legitimatoria. Se considera, en este sentido, como un título valor impro21 pio , o lo que es lo mismo, como un título de legitimación, si bien se trata, según parece deducirse de su normativa reguladora, de un documento de presentación facultativa, o, lo que es lo mismo, de un documento que facilita la acreditación de la legitimación pero que no excluye la posibilidad de que el pasajero demuestre su derecho por otros medios. 22 En efecto, el contrato de transporte aéreo es un contrato consensual , ya que la falta, irregularidad o pérdida del billete no afectará ni a su existencia ni a su validez, según dispone el art. 3.2 CV (tanto en su redacción original como en la versión enmendada por el PH). A pesar de ello las Condiciones 20 La razón por la que los Tribunales norteamericanos se han esforzado en realizar una interpretación tan estricta de los requisitos formales del billete no es otra que la de aumentar los casos de incumplimiento para poder aplicar el art. 3.2 CV, el cual, prevé una sanción que supone la inaplicación de los límites indemnizatorios fijados en el Convenio. Tal recurso les ha permitido eludir las cuantías máximas indemnizatorias que, desde muy antiguo, se han presentado como inadecuadas al nivel de vida estadounidense. 21 Sobre esta categoría de documentos pueden verse, entre otros, LIBONATI, Bernardino, “Titoli impropi e documenti di legitimazione”, Banca Borsa e Titoli di Credito, 1960, I, págs. 229 a 266; y ARROYO MARTÍNEZ, Ignacio, “Reflexiones en torno a los denominados títulos valores impropios y documentos de legitimación”, Revista de Derecho Mercantil, 1993, págs. 1189 a 1242. 22 Son partidarios de dicha calificación, entre otros, TAPIA SALINAS, Luis, Derecho Aeronáutico, 2ª ed., Barcelona, 1993, págs. 436 y 479; CASTRUCCI, Marina, D'ORSI, Francesca, y FEDELI, Corinna, “Il biglietto aereo nella disciplina legale e nell'art. 3 delle Condizioni Generali Alitalia”, Spunti di studio su: Le condizioni Generali del Trasporto Aereo di Persone, (dir. ROMANELLI y TULLIO), Cagliari, 1997, pág. 31; BUSTI, Silvio, “Profili innovativi nella documentazione del contrato di trasporto aereo di persona”, Studi in memoria di Maria Luisa Corbino, Milán, 1999, pág. 79; y PARADA VAZQUEZ, José Daniel, Derecho Aeronáutico, Madrid, 2000, págs. 522 y 523. RCE núm. 38 - 2003 13 El billete electrónico de pasaje aéreo Generales de Transporte Aéreo de Pasajeros que siguen la PR nº 1724 lo configuran convencionalmente como un título de legitimación de presentación necesaria, calificación que debe ponerse en entredicho, pues, como hemos visto, no es ésta la naturaleza legal del documento ni hay razón práctica que justifique la construcción que criticamos, ya que las tecnologías actuales proporcionan medios complementarios e, incluso, alternativos, que permiten facilitar la 23 prueba del contrato y que sirven de medio ágil de legitimación . De hecho el sistema más fácil e inmediato que puede utilizar el pasajero para demostrar la existencia del contrato de transporte ante la ausencia del billete de pasaje es la consulta del propio registro del transportista. Dicho registro, en caso de que de él se deduzca el derecho del pasajero, posee un notable grado de credibilidad, puesto que “nadie escribe ni dice nada en contra de sus propios intereses”. Ahora bien, no hemos de sobrevalorar la utilidad del registro: en primer lugar porque al estar destinado al uso interno de la empresa su consulta requerirá la colaboración del transportista (cabe pensar que si se niega a colaborar sin justa causa, queda la posibilidad de acudir al juez para que 24 decrete la exhibición de los datos en él contenidos ); y en segundo lugar, y sobre todo, porque no soluciona los casos en que el derecho del pasajero no se deduce de sus anotaciones, ya que en tal hipótesis éste habrá de recurrir a otros medios de prueba. 4. Procedimiento a seguir en caso de olvido, pérdida o robo Para los supuestos de pérdida o mutilación de los billetes las condiciones generales de transporte, no así la LNA ni los Convenios internacionales, que no han previsto nada, establecen el procedimiento que habrá de seguirse para la emisión de un duplicado. 23 Vid., de la misma opinión, DE DIOS MARTÍNEZ, Luis Miguel, Régimen jurídico de los títulos-valor simples y documentos de legitimación, (tesis inédita), Madrid, 2002, págs. 335 y ss. 24 Habrá que acudir al juez para que ordene la exhibición del registro si el transportista se niega a hacerlo sin justa causa, vid. al respecto, CASTRUCCI, Marina, D'ORSI, Francesca y FEDELI, Corinna, op. cit., págs. 32 y 33. 14 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón La emisión del duplicado se condiciona a que el pasajero pueda aportar alguna prueba acerca de la previa emisión del billete y firme un compromiso para rembolsar cualquier daño que el transportista pueda sufrir como consecuencia de un uso fraudulento del billete no imputable a la propia negligencia del transportista. Se trata de un procedimiento que, a diferencia del que se sigue para la amortización de los títulos valores propios, carece de cualquier intervención judicial, y ello se explica, entre otros motivos, por las necesidades de celeridad y rapidez intrínsecas al transporte aéreo. Sin embargo, teniendo en cuenta que, en ciertos supuestos, el pasajero puede verse obligado a responder ante el transportista de las consecuencias perjudiciales que se deriven de un mal uso del billete perdido o robado, debería contar con un instrumento 25 de tutela análogo al previsto para la amortización de los títulos valores . Asimismo la compañía se reserva la posibilidad de cobrar al pasajero por dicha emisión un importe razonable en concepto de gastos administración, 26 lo que no siempre parece estar justificado . 25 Así lo creen, por ejemplo, CASTRUCCI, Marina, D'ORSI, Francesca y FEDELI, Corinna, op. cit., págs. 52 y 53. 26 Como indica, DE DIOS MARTÍNEZ, op. cit., pág. 352, tan sólo en clase primera y preferente accede el transportista, previo examen de las circunstancias concurrentes, a emitir un duplicado sin trámite adicional alguno. Para este autor, tal solución es la más justa, pues el transportista cuenta con medios extracartulares suficientes para comprobar la legitimidad del pasajero. Realmente, y a la vista de las posibilidades que el transportista aéreo tiene a su alcance, parece que el cargo adicional funciona como una especie de sanción impuesta al pasajero que ha incumplido su deber de custodia del billete [así lo entienden, CASTRUCCI, Marina, D'ORSI, Francesca y FEDELI, Corinna, op. cit., pág. 51]. La propia UE se cuestiona la legitimidad de dicha cláusula contractual. No cabe duda de que puede resultar injusta para los pasajeros, pues la compañía aérea dispone de información sobre los billetes en su sistema informático, con lo que se encuentra en mejor disposición que el pasajero para demostrar la emisión del billete. Además, las frecuentes comprobaciones de identidad de los pasajeros dificultan el uso de billetes fraudulentos, con lo que las precauciones de las compañías aéreas parecen desproporcionadas. No obstante, como indica el mismo organismo, a menudo la pérdida de un billete se descubre en la facturación, momento en el que posiblemente las compañías no disponen de tiempo suficiente para comprobar su emisión (vid., págs. 17 y 18 del Documento de Consulta de la Dirección General de Energía y Transportes con la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores de la Comisión Europea, titulado “Los contratos entre las compañías aéreas y los pasajeros”, de 7 de junio de 2002, que abrió un período hasta el 30 de septiembre de 2002, durante el cual cualquier interesado podía realizar sugerencias sobre el tema). RCE núm. 38 - 2003 15 El billete electrónico de pasaje aéreo 5. Transferibilidad En cuanto a la posibilidad de transmitir la condición de pasajero mediante la circulación del título, hay que tener en cuenta que existe una importante diferencia entre la normativa nacional y la internacional. Mientras que hay una ausencia absoluta de regulación en los Convenios internacionales, la LNA establece expresamente el carácter nominativo e intransferible del billete de pasaje (art. 93 LNA). En la práctica, el billete facilitado por la IATA a sus compañías afiliadas 27 no contiene mención alguna en tal sentido, pero dado que se ha impuesto la forma de emisión nominativa, cabe 28 deducir de ello la ausencia de aptitud circulante del título legitimatorio . Dicha conclusión se refuerza con lo dispuesto en las condiciones generales de transporte (vid., la cláusula 3.1.2.), que expresamente indican que el billete es intransferible. Ahora bien, cabe plantearse si la citada previsión supone una verdadera limitación a la transmisibilidad del derecho al transporte que tiene el pasajero, cuya prueba se facilita con el billete, o si simplemente indica la falta de idoneidad del documento para formalizar la transmisión. Resulta de interés esta apreciación, pues, según nuestro Cc, “todos los derechos adquiridos en virtud de una obligación son transmisibles con sujeción a las Leyes, si no se hubiese pactado lo contrario” (art. 1.112 Cc), por lo que, siendo transferible, el crédito se transmite sin necesidad del consentimiento del deudor, a quien tan sólo hay que informar acerca de la transferencia (art. 347 Cco y 1527 Cc). Al respecto, las compañías aéreas, con escaso apoyo legal (pues ya hemos dicho que la intransferibilidad del art. 93 LNA y del art. 3 de las condiciones generales de transporte se predica del billete), vienen exigiendo la resolución del contrato 27 La IATA, en cuanto organización que agrupa a la práctica totalidad de las compañías aéreas del mundo, controla la producción y distribución de los billetes emitidos por dichas compañías y por las agencias de viajes autorizadas para vuelos regulares, tanto nacionales, como internacionales. Además, por lo que respecta a los billetes que no sean directamente emitidos por la citada organización internacional, la “Resolución 724 de la IATA, relativa al billete-aviso y condiciones contractuales” establece los elementos que, como mínimo, han de indicarse (vid., supra, el epígrafe 3. “Las condiciones generales de contratación en el transporte aéreo”, del capítulo I). 28 Así lo confirman, CASTRUCCI, Marina, D'ORSI, Francesca y FEDELI, Corinna, op. cit., pág. 43. 16 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón original celebrado con el cedente y la conclusión de uno nuevo con el cesionario, lo que, en definitiva, puede interpretarse como la exigencia de su consenti29 miento para admitir como nuevo acreedor del transporte al cesionario . La propia Unión Europea se está planteando si dicha cláusula respeta los intereses de los consumidores, y si no resultaría más justo que la transmisión estuviese simplemente condicionada a la notificación a la compañía aérea con una cierta antelación para que ésta pudiese tener conocimiento de la iden30 tidad del nuevo viajero . De hecho así lo admite la Directiva 90/314 sobre via31 jes combinados , que ha sido traspuesta a nuestro Derecho en virtud de la Ley 32 21/1995, de 6 de julio, reguladora de los viajes combinados , cuyo art. 5 reconoce el derecho del turista a transferir un viaje combinado (del que puede formar parte un transporte aéreo) siempre que haya comunicado al organizador su intención con una antelación mínima de quince días a la fecha de inicio del viaje (salvo que las partes hayan pactado un plazo menor en el contrato). Lo que parece claro es que de admitirse la transmisión del billete, en todo caso sería preciso que la compañía tuviese conocimiento del nuevo legitimado, tal como sucede con la transmisión de cualquier crédito (arts. 1527 Cc y 347 Cco). Además dicha exigencia se justifica en el caso del transporte aéreo por razones de seguridad (vid., el art. 29.f CCH al que antes nos hemos referi- 29 Manifiesta sus dudas acerca de la legalidad de la práctica DE DIOS MARTÍNEZ, Luis Miguel, op. cit., pág. 330. En el Derecho italiano, en cambio, el art. 398 del Codice della navigazione admite la transferencia del derecho al transporte pero subordinada a la aceptación por parte del transportista [vid., CASTRUCCI, Marina, D'ORSI, Francesca y FEDELI, Corinna, op. cit., págs. 45 y 46]. 30 Vid. las págs. 16 y 17 del Documento de Consulta de la Dirección General de Energía y Transportes con la Dirección General de Sanidad y Protección de los Consumidores de la Comisión Europea, titulado “Los contratos entre las compañías aéreas y los pasajeros”, de 7 de junio de 2002, que abrió un período hasta el 30 de septiembre de 2002, durante el cual cualquier interesado podía realizar sugerencias sobre el tema. En dicho texto se ofrecen también argumentos que pueden desaconsejar la admisión de la cesión de los billetes de pasaje, como que dicha práctica fomentaría la aparición de un mercado secundario de billetes, de manera que los particulares no serían los únicos que comprarían y transferirían los billetes, sino que también lo harían los intermediarios, dificultando el control de la saturación de las compañías aéreas, lo que daría lugar a un incremento del número de embarques denegados o a una disminución del índice de ocupación 31 Directiva 90/314/CEE del Consejo de 13 de junio de 1990 (DOCE nº L, 158, de 23 de junio de 1990, pág. 59). 32 BOE nº 161, de 7 de julio. RCE núm. 38 - 2003 17 El billete electrónico de pasaje aéreo do), y porque permite evitar que la transmisión sea un mecanismo de elusión de los requisitos que se exigen para aplicar determinadas bonificaciones en las tarifas (como las previstas para los residentes en Canarias, Ceuta, Melilla y las Islas Baleares en los vuelos regulares a la península, a quienes se requiere 33 que previamente acrediten su lugar de residencia ). IV. La emisión y distribución del billete electrónico: régimen jurídico vigente 1. Ventajas frente al billete tradicional El billete electrónico, también conocido como ticketless o ciberticket, cuyo uso se está extendiendo en nuestros días, consiste en una innovadora forma de documentar el contrato de transporte aéreo que las propias compañías 34 aéreas están promocionando por las ventajas que a todas las partes reporta . Para la empresa de transporte representa un considerable ahorro respecto a la 35 emisión del billete tradicional y para el pasajero resulta eminentemente prácti- co, pues ante la ausencia de un documento físico no está expuesto a los riesgos de pérdida, robo u olvido. 33 Real Decreto 1291/1999, de 23 de julio, por el que se modifica el Real Decreto 255/1989, de 17 de febrero (BOE nº 190, de 10 de agosto de 1999). 34 Con el fin de incrementar el uso de los billetes electrónicos en los vuelos con conexión, la IATA, junto con otra institución denominada SITA, está desarrollando un sistema a través de mensajes EDIFACT que facilita la comunicación entre compañías aéreas (acerca de la “Interline Electronic Ticketing” a la que nos hemos referido, puede encontrarse más información en la página web de esta organización internacional www.iata.org-). Asimismo, se ha constituido un grupo de trabajo (Electronic Ticketing Working Group) encargado de abordar y coordinar todos los aspectos de este nuevo sistema que la industria aeronáutica trata de implantar: prevención de fraudes, tecnología, servicio al pasajero, panorama legislativo, etc. 35 Se ha calculado que la utilización del billete electrónico supone un coste de aproximadamente 2 $ por cada billete frente a los 9 $ que requiere la utilización de billetes emitidos en la forma tradicional. 18 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón Además, esta forma de documentación facilita enormemente la contratación y reserva de plazas a distancia, particularmente a través del teléfono o de Internet. En efecto, aunque los modernos medios de comunicación permitan la concertación de contratos de transporte aéreo cómodamente desde cualquier lugar, si el contrato se documenta mediante la expedición de un billete tradicional, en soporte papel, se hace preciso que, posteriormente, el cliente se desplace a recoger dicho billete a la oficina de la compañía aérea, a una agencia de viajes o, al menos, que espere en su domicilio a que se le remita. Tales molestias se suprimen con el empleo del billete electrónico. Junto a ello, el cliente se beneficia normalmente de algún descuento adicional, ya que las compañías aéreas promocionan este tipo de billete repercutiendo sobre los pasajeros el ahorro de costes que para ellas supone, esto es, ofertándolo a tarifas más económicas. La forma de proceder es muy sencilla pues, una vez contratado el transporte, los datos de la reserva permanecen almacenados electrónicamente en la base de datos de la compañía aérea que, en el momento de la facturación, entregará la tarjeta de embarque al pasajero que se persone con su DNI y el 36 número de identificación que haya utilizado para efectuar la reserva . En defi- 36 La cláusula 5.3 de las Condiciones Generales de IBERIA, redactada conforme a la última revisión de la PR 1724 de la IATA, se refiere a los datos personales aportados por los pasajeros en estos términos: “Vd. es consciente de que nos ha facilitado datos personales con el fin de hacer una reserva, comprar un billete, obtener servicios auxiliares, desarrollar y prestar servicios, facilitar los procedimientos de inmigración y entrada y poner dichos datos a disposición de organismos gubernamentales, en relación con el viaje de Vd. Para estos fines, Vd. nos autoriza a conservar y usar dichos datos y transmitirlos a nuestras propias oficinas, agentes autorizados, organismos gubernamentales, otros transportistas o quienes presten los servicios citados” . En esta materia se sigue también la Práctica Recomendada 1774, titulada “Protección de la vida privada y los flujos transfronterizos de los datos personales utilizados en el transporte aéreo internacional de pasajeros y mercancías”, que la IATA aprobó en octubre de 2000. De ella se viene ocupando el Grupo de Trabajo creado en virtud de lo dispuesto en el art. 29 de la Directiva 95/46/CE, del Parlamento Europeo y del Consejo, de 24 de octubre de 1995, órgano consultivo independiente de la UE constituido con vistas a aprobar un código de conducta. El 14 de septiembre de 2001 este organismo aprobó un Documento de trabajo, de cuyas conclusiones cabe destacar las siguientes: - que dichas prácticas no afectan a los requisitos exigidos a los Sistemas Informatizados de Reservas, que entran en el ámbito de aplicación de los pertinentes Reglamentos comunitarios (nº 323/1999 por el que se modifica el 2299/89); - que provienen de los acuerdos democráticos adoptados en el seno de las Conferencias celebradas por la IATA, pero que no por ello la IATA puede imponerlas, ya RCE núm. 38 - 2003 19 El billete electrónico de pasaje aéreo nitiva, el procedimiento empleado pone de manifiesto la imprecisión de la expresión “billete electrónico” acuñada en castellano, frente a la más correcta en inglés, ticketless (“sin billete”), en cuanto refleja mejor la situación real, esto es, la ausencia de billete. 2. La contratación electrónica del transporte aéreo La suscripción del contrato de transporte por medios telemáticos, o, lo que es lo mismo, la venta de billetes por Internet, que en España es relativamente reciente (IBERIA comenzó a prestar este servicio en el segundo semestre de 1997), ha evolucionado espectacularmente, incrementándose los ingresos obtenidos por esta vía a una velocidad vertiginosa. Hasta tal punto ha ido ganando terreno esta modalidad de distribución que ha provocado el enfrentamiento entre las agencias de viajes tradicionales y las compañías aéreas que 37 han apostado por este servicio . Los especialistas en economía llegan incluso que la exigencia de determinados comportamientos comerciales a sus miembros le haría incurrir en prácticas monopolísticas; - que, a pesar de ello, algunos transportistas las han adoptado voluntariamente, tal cual, sin modificarlas o tomándolas como modelo, pero adaptándolas a su legislación nacional y su entorno comercial. En particular, como resultado del estudio sustantivo de dichas prácticas, la Comisión ha criticado que los miembros de la IATA tengan acceso a todos los datos de las reservas desde cualquier parte del mundo. En este sentido la IATA diferenció entre los datos sobre los equipajes, que se transmiten después de la facturación para facilitar la búsqueda de los equipajes extraviados (cuyo procedimiento se recoge en otra Práctica Recomendada, la nº 1743), y los datos sobre las reservas, que sólo se comunican a la compañía que haya de efectuar el vuelo (en el caso de que la reserva se haya efectuado a través de otra compañía). En cualquier caso el Grupo de Trabajo ha considerado necesario aplicar medidas de seguridad técnicas y organizativas tendentes a prevenir las consultas no autorizadas y la violación de los datos personales utilizados en el transporte aéreo internacional de pasajeros y mercancías. 37 Concretamente, en marzo de 2000, según informó CINCO DÍAS DIGITAL, las agencias de viajes iniciaron una serie de medidas para boicotear a IBERIA, a quien previamente ya habían denunciado ante el Tribunal de Defensa de la Competencia por abuso de posición de dominio al fijar el sistema de comisiones por la emisión de billetes (vid., la Resolución del Expediente 514/01 IBERIA, en la que se condena a IBERIA por conductas prohibidas por el art. 6 de la Ley 16/1989, de 17 de julio, de Defensa de la Competencia consistente en el abuso de posición de dominio al modificar los sistemas de retribución a las agencias de viajes por la venta de billetes y establecer descuentos de fidelidad, con el objeto de eliminar, o al menos evitar, la venta de billetes por parte de sus competidores actuales o potenciales). 20 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón a señalar que las empresas basadas en la intermediación, especialmente las agencias de viajes, se enfrentan a la redefinición de sus actividades o a poner seriamente en riesgo su situación en el mercado en breve plazo. En cuanto al régimen jurídico aplicable a este tipo de operaciones conviene señalar que quedan comprendidas dentro de las ventas a distancia reguladas en los arts. 38 a 48 de la Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del 38 Comercio Minorista (en adelante, LOCM) , según se deduce de la Disposición Adicional Primera de la misma Ley (que la declara aplicable, no sólo a las ventas, sino también a las prestaciones de servicio). No obstante, y según la nueva redacción dada a esta Disposición Adicional Primera por la Ley 47/2002, de 19 39 de diciembre , los arts. 39.1 (identificación de las propuestas comerciales), 40 (contenido de las propuestas), 43.1 (plazo de ejecución del pedido), 44 (derecho de desistimiento) y 47 LOCM (información escrita que debe enviarse al comprador) no se aplicarán a los contratos de suministro de servicios de transporte cuando el proveedor se comprometa, al celebrarse el contrato, a suministrar tales prestaciones en una fecha determinada o en un período concreto. Ello prácticamente reduce las especialidades de la suscripción del contrato de transporte aéreo por un medio telemático a las siguientes: inscripción obligatoria de las empresas que prestan este servicio en el Registro dependiente del Ministerio de Comercio y Turismo al que alude el art. 38; necesidad de consentimiento expreso para que pueda entenderse perfeccionado el contrato (art. 41); prohibición de envíos no solicitados (art. 42); y normas sobre el uso fraudulento de tarjetas de crédito (art. 46). Por otro lado señalamos que la aplicación de determinadas tarifas resulta incompatible con esta forma de contratación a distancia, al menos hasta que no se articule un sistema que permita acreditar los requisitos exigidos de otra forma. Tal es el caso de las bonificaciones de tarifas y liquidaciones para subvenciones de tráfico regular entre las Islas Canarias, Ceuta, Melilla y las Islas Baleares con el resto del territorio nacional, ya que, para beneficiarse de ellas, el Real Decreto 1291/1999, de 23 de julio, por el que se modifica el Real 38 Cfr. BOE nº 15, de 17 de enero; corrección de errores en nº 41, de 16 de febrero. 39 Cfr. Ley 47/2002, de reforma de la Ley 7/1996, de 15 de enero, de Ordenación del Comercio Minorista, para la trasposición al Ordenamiento jurídico español de la Directiva 97/7/CE, en materia de contratos a distancia, y para la adaptación de la Ley a diversas Directivas comunitarias (cfr. BOE nº 304, de 19 de diciembre de 2002). RCE núm. 38 - 2003 21 El billete electrónico de pasaje aéreo Decreto 255/1989, de 17 de febrero, exige la exhibición de las certificaciones 40 de residencia . 3. Incidencia de la regulación actual en el régimen del billete electrónico Paradójicamente, frente a las ventajas que la emisión electrónica representa para todas las partes implicadas en la relación contractual, el régimen vigente del SV, tal como hemos visto, sigue exigiendo la emisión de un billete 41 de pasaje con un determinado contenido , y especialmente con información acerca del régimen de responsabilidad al que se somete el transportista, pues en caso contrario, la compañía aérea no podrá beneficiarse de los límites in42 demnizatorios establecidos en los convenios internacionales . Dicho requisito ha sido considerado como un obstáculo a la implantación del billete electrónico, si bien, como puede imaginarse, no un obstáculo insalvable. La propia IATA ha desarrollado un sistema que, con independencia de que el billete se represente en soporte electrónico, permite proporcionar al pasajero un aviso escrito que le informa acerca de la aplicación de los límites de responsabilidad previstos en el SV y le suministra el resto de la información requerida por la regulación internacional. Dicho aviso cumple los requisitos de la Resolución 724 sobre billetes, avisos y condiciones contractuales. Ahora bien, la cuestión que se plantea aquí es la de si dicho aviso, que satisface los requisitos sustantivos exigidos por el texto internacional, puede 40 A ello se refiere MAPELLI LÓPEZ, Enrique, “El billete electrónico en el Derecho”, Revista Brasileira de Direito Aeroespacial, junio, 2002, nº 85 41 Conforme a la nueva redacción del art. 3.2 CV en virtud del PH, en el transporte de pasajeros deberá expedirse un billete de pasaje que contenga: “(...) a) la indicación de los puntos de partida y destino; b) si los puntos de partida y destino están situados en el territorio de una sola Alta Parte Contratante y se ha previsto una o más escalas en el territorio de otro Estado, deberá indicarse una de esas escalas; c) un aviso indicando que, si los pasajeros realizan un viaje cuyo punto final de destino o una escala se encuentra en un país que no sea el de partida, el transporte podrá ser regulado por el Convenio de Varsovia, el cual, en la mayoría de los casos, limita la responsabilidad del transportista por muerte o lesiones, así como por pérdida o averías del equipaje”. 42 Sobre la situación descrita, vid., BUSTI, Silvio, “Profili innovativi (...)”, op. cit., págs. 83 y ss.; MAPELLI, LÓPEZ, Enrique, op. cit., nº 85. 22 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón notificarse al pasajero por medios distintos al representado por el tradicional soporte papel, sin que ello suponga para la compañía aérea la pérdida de los beneficios derivados de la aplicación del SV. La solución a la pregunta formulada la encontramos, por lo que respecta a los supuestos que queden sometidos a la Legislación española, en el principio de equivalencia funcional entre el soporte electrónico y el soporte papel, previsto en el art. 23.3 de la Ley 34/2002, de 11 de julio, de servicios de la sociedad de la información y de co43 mercio electrónico , según el cual “[s]iempre que la Ley exija que el contrato o cualquier información relacionada con el mismo conste por escrito, este requisito se entenderá satisfecho si el contrato o la información se contiene en un soporte electrónico”. Tal principio es similar al adoptado por los demás países 44 de la Unión Europea , en la medida en que dicho precepto traspone el art. 9 45 de la Directiva sobre comercio electrónico , así como al implantado por aquellas legislaciones que hayan sido redactadas siguiendo las pautas de la Ley Modelo de la CNUDMI (Comisión de las Naciones Unidas sobre Derecho Mer46 cantil Internacional) sobre Comercio Electrónico (concretamente, las contem- 47 pladas en el art. 6 de dicha norma ). La emisión en forma electrónica del billete también incide en otros aspectos de su regulación. Particularmente, como ya hemos indicado, deja de tener relevancia el riesgo de olvido, pérdida, o robo, incluso del justificante escrito que se haya emitido a favor del pasajero, pues los datos que determinarán la legitimidad del pasajero están registrados en los ordenadores de la compañía aérea. 43 Cfr. BOE nº 166, de 12 de julio de 2002 (corrección de errores en BOE nº 187, de 6 de agosto de 2002). 44 Para el caso italiano vid., BUSTI, Silvio, “Nuovi documenti del trasporto aereo”, Diritto dei Trasporti, 2001, págs. 356 a 358. 45 Cfr. Directiva 2000/31/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 8 de junio de 2000, relativa a determinados aspectos jurídicos de los servicios de la sociedad de la información, en particular el comercio electrónico en el mercado interior (DOCE nº L 178, de 17 de julio de 2000). 46 Aprobada por Resolución 51/162 de la Asamblea General de 16 de diciembre de 1996 47 Según el citado artículo: “Cuando la Ley requiera que la información conste por escrito, ese requisito quedará satisfecho con un mensaje de datos si la información que éste contiene es accesible para su ulterior consulta. El párrafo 1) será aplicable tanto si el requisito en él previsto está expresado en forma de obligación como si la Ley simplemente prevé consecuencias en el caso de que la información no conste por escrito” RCE núm. 38 - 2003 23 El billete electrónico de pasaje aéreo Finalmente, en cuanto al debate ya planteado acerca de si el billete es o no transferible, no creemos que haya de influir en un sentido o en otro el hecho de que éste se emita en forma electrónica, puesto que, tal como hemos visto, en caso de admitirse, la transmisión del billete electrónico se haría siempre notificando el nuevo titular a la compañía aérea, la cual podría de ese modo rectificar en el correspondiente registro los datos pertinentes relativos al pasajero. 5. La regulación del futuro Aunque las trabas que el régimen jurídico actual supone para la utilización del billete electrónico pueden salvarse en legislaciones como la de nuestro país, que equipara los efectos de los documentos en soporte electrónico a los de los documento extendidos sobre papel, indudablemente la solución más eficaz debería venir recogida en un texto internacional cuya aplicación resultase uniforme con independencia del lugar donde se desarrollara el transporte aéreo de pasajeros. La situación descrita ha sido tenida en cuenta por el CM, el cual, consciente de la extraordinaria difusión y el éxito comercial que están alcanzado las prácticas comerciales electrónicas, ha establecido una regulación compatible con tal forma de contratación, redimensionando completamente la relevancia de la emisión del billete. Así, el art. 3.2 CM, tras indicar que en el transporte de pasajeros se expedirá un documento de transporte individual o colectivo (que contenga la indicación de los puntos de partida y destino, y la indicación de al menos una de las escalas en el caso de que los puntos de partida y destino estén situados en el territorio de un solo Estado Parte pero se hayan previsto una o más escalas en el territorio de otro Estado Parte), señala que “cualquier otro medio en que quede constancia de la información señalada en el párrafo 1 podrá sustituir a la expedición del documento mencionado en dicho párrafo (...)”. Si se utilizase uno de esos medios, el transportista “ofrecerá al pasajero expedir una declaración escrita de la información conservada por esos medios”, declaración escrita que, según el principio de equivalencia funcional ya comentado, podría sustituirse por una notificación a través de medios electrónicos, cuya falta, en cualquier caso, no 48 estaría castigada con ninguna sanción (art. 3.5. CM) . 48 Sobre la repercusión que el CM puede suponer en la emisión de billetes electrónicos vid. WHALEN, Thomas J., “The New Varsaw Convention: The Montreal Convention”, Air&Space Law, vol. XXV, nº 1, 2000, pág. 17. 24 RCE núm. 38 - 2003 María Jesús Guerrero Lebrón Evidentemente que no se cierran aquí todos los aspectos jurídicos que pueden surgir como consecuencia de la implantación del billete electrónico, y más cuando nos encontramos en un sector que está globalmente afectado en la actualidad por un proceso legislativo de reforma. El mismo régimen del billete de pasaje emitido en el soporte tradicional de papel se está cuestionando; piénsese si no en su posible transferibilidad, propuesta por las instituciones de la UE. En particular nos preguntamos si los demás documentos a los que hemos aludido en el curso de la presente exposición, tarjeta de embarque y talón de equipajes, seguirán emitiéndose en la forma tradicional, o si la introducción de las nuevas tecnologías hará desaparecer definitivamente el soporte papel en la documentación empleada en el transporte aéreo. Aun cuando las prácticas actuales parecen todavía apegadas al uso del papel, y resulta difícil imaginar que en un futuro inmediato pueda llegarse a prescindir de él, no hay duda de que si dicha evolución llegara a producirse sería un paso más en el proceso de desmaterialización que está afectando a toda la industria del transporte (no sólo al de pasajeros). RCE núm. 38 - 2003 25