Subido por Luscinia Philomela

Tres versiones del tiempo en Borges

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TRES VERSIONES DEL TIEMPO EN BORGES
RESUMEN
El texto presenta una recapitulación del concepto de tiempo desde la antigüedad hasta
nuestros días, para luego abordar la obra de Borges en relación con esta idea, en particular
en tres posiciones, a saber: el tiempo isotrópico, el tiempo circular y la negación del tiempo.
Como conclusión se obtiene el sincretismo entre literatura y filosofía planteado por el
pensador argentino.
Palabras Claves: Aion, Cronos, Tiempo, Isotrópico, Eterno Retorno, Negación.
Tu materia es el tiempo, el incesante tiempo.
Eres cada solitario instante.
J L Borges.
Breve Historia del Concepto de Tiempo
Algunas cuestiones del pensamiento resultan ineludibles, entre ellas se encuentra, el casi
eterno problema del tiempo. En la antigüedad el concepto era abordado desde dos
perspectivas, por un lado estaba el Aion que daba cuenta del tiempo de la vida y por otro
el Cronos que como en la mitología devoraba todo lo existente sobre la faz de la tierra.
El primero tenia un carácter individual mientras que el segundo abarcaba todo lo
existente, pues a todas las cosas les ocurría el tiempo.
La indagación sobre el concepto del tiempo en la antigüedad nos remite necesariamente
al concepto de eternidad, ya que: “(…) los griegos tendieron con frecuencia a ver lo
temporal o desde el punto de vista de la presencia (en un ahora), o desde el punto de
vista de una serie repetible en ciclos, o desde el punto de vista de una eternidad superior
a la mera temporalidad.” (José Ferrater Mora, 2001: 3495). Para Platón la eternidad era
la idea original del tiempo, es decir, el perpetuo movimiento circular de las esferas
celestes.
En contraste con la idea original de la temporalidad platónica, Aristóteles afirmo que el
tiempo era la medida del movimiento y a su vez el movimiento confirmaba la existencia
del tiempo, con ello el sabio estagirita estimo que el tiempo no era una realidad en si
misma sino una relación, lo cual se oponía radicalmente al postulado de Platón para
quien el tiempo era una realidad completa en si misma. Del contraste entre la posición
absolutista de la academia y la relacionista del liceo surgieron las posteriores teorías,
que hasta la modernidad no hicieron más que reafirmar lo dicho por los filósofos
griegos.
En el transito hacia la modernidad, la perspectiva mas original acerca del tiempo fue la
de San Agustín, pues el filosofo medieval discrepo con la concepción objetivista y
postulo la idea del tiempo como un fenómeno interior, en donde la realidad objetiva era
puesta en suspenso por la realidad creada a partir de la sucesión subjetiva de instantes.
En la modernidad el debate sobre la naturaleza del tiempo fue asumido por la física y la
filosofía de tres modos diferentes, a saber: como una realidad absoluta independiente de
las cosas; como una propiedad de la esencia de las cosas y como una relación que
legitimaba el orden de la causalidad. En este orden de ideas cabe señalar que las
propuestas que hicieron carrera a lo largo de la modernidad fueron nuevamente la
absolutista y la relacional.
Para Newton: “El tiempo absoluto, verdadero y matemático, por si mismo y por su
propia naturaleza, fluye uniformemente sin relación con nada externo.” (2001: 3499).
Entonces, el tiempo sucede independiente de las cosas y los cambios de las cosas se dan
gracias a la sucesión del tiempo.
Del mismo modo Kant plantea que: “El tiempo no es un concepto empírico que se
derive de una experiencia…no es algo que exista por si o que convenga a las cosas
como determinación objetiva y, por lo tanto, permanezca cuando se hace abstracción de
todas las condiciones subjetivas de su intuición.” ( Imannuel Kant, 2003: 52-54). Desde
este punto de vista el tiempo sirve como una condición de posibilidad del conocimiento,
pues su carácter a priori lo convierte en una intuición pura de la sensibilidad, que
permite la sucesión y el sentimiento interno de la configuración fenoménica del mundo.
En contra de lo anterior Leibniz afirmo que el tiempo es un orden de sucesiones que
regula el universo en cuanto a sus cambios, pues el tiempo sin las cosas no es nada en
absoluto, ya que las cosas determinan el paso del tiempo desde sus transformaciones.
De esta manera, el tiempo establece una relación directa con las cosas en el mundo y
solo se legitima por la existencia de las mismas.
A finales de la modernidad el concepto de tiempo y su genealogía se convierten en el
centro de la reflexión de algunos filósofos, tal es el caso de Henri Bergson, quien
concibe el tiempo desde la lógica de la duración y reprocha a sus antecesores por haber
confundido la lógica del tiempo con la lógica del espacio. “Expresado en términos de
espacio, el tiempo se podría acortar o alargar sin dificultad alguna…Habiendo
concebido el tiempo como duración, Bergson destaca, en cambio, su carácter
acumulativo.” (Julián Serna Arango, 2003).
Ahora bien, como lo que aquí importa es el concepto de tiempo en relación con la obra
del escritor argentino Jorge Luis Borges, entonces iniciemos el trazado entre el
pensamiento y la poesía.
El Tiempo Isotrópico en Borges
Lo primero que se puede decir es que, así como hay diversos Borges, existen en su obra,
también, diversos tiempos. El tiempo isotrópico; El tiempo circular e inclusive la
negación del tiempo, pero de esto nos ocuparemos mas tarde, retomemos por ahora el
Borges de El jardín de senderos que se bifurcan para analizar como el personaje central
de este cuento es el primero de los tiempos aquí propuestos.
El relato es una alegoría del tiempo, la anécdota no importa, pues detrás de la muerte de
Stephen Albert, el ataque de los alemanes y el sacrificio de Yu Tsun, lo realmente
importante es la concepción del tiempo que despliega Borges en este cuento. Ts’ui Pen
ha decidido retirarse a escribir un libro y al mismo tiempo construye un laberinto, el
laberinto esta construido de tiempo y el libro es el laberinto, las bifurcaciones se dan en
el tiempo no en el espacio, cada decisión tomada queda registrada en los anaqueles del
suceder como infinitas decisiones que toman los otros en tiempos paralelos.
“El jardín de senderos que se bifurcan es una imagen incompleta, pero no falsa, del
universo tal como lo concebía Ts’ui Pen. A diferencia de Newton y Schopenhauer, su
antepasado no creía en un tiempo uniforme, absoluto. Creía en infinitas series de
tiempos, en una red creciente y vertiginosa de tiempos divergentes, convergentes y
paralelos. Esa trama de tiempos que se aproximan, se bifurcan, se cortan o que
secularmente se ignoran, abarca todas las posibilidades. No existimos en la mayoría de
esos tiempos; en algunos existe usted y no yo; en otros, yo, no usted; en otros los dos.”
(Jorge Luis Borges, 1971:110). Luego, el tiempo es infinito y paralelo, pues al existir
infinitas series, las posibilidades son todas las existentes, pero inmersas en la infinitud,
esto implica un rizoma de tiempo en el que las ramificaciones se encuentras y se
ausentan unas de otras ad infinitud en la eterna confirmación de un tiempo isotropico.
Este tiempo que apunta en todas las direcciones busca el futuro de los hombres pero
también registra su pasado, la bifurcación se perpetúa como el destino y por un raro
azar que nadie logra comprender ordena la vida y hasta la muerte.
La idea de un tiempo isotropico anula las pretensiones absolutistas de la física
newtoniana y relativiza la relación espacio-tiempo. Pero desde la propuesta de Borges la
teoría de Einstein es aun mas compleja, pues las cuatro dimensiones propuestas por la
física relativa deben ser ampliadas al infinito, pues a infinitas bifurcaciones, infinitos
espacios y por ende infinitas dimensiones.
El Tiempo Circular en Borges
Por otra parte, el tiempo circular aparece en varias oportunidades en la obra del genio
argentino. Borges habla del tiempo circular en La doctrina de los ciclos que se incluye
en Historia de la Eternidad: “El número de todos los átomos es, aunque desmesurado,
finito, y sólo capaz de un número finito de permutaciones. En un tiempo infinito, el
número de permutaciones posibles debe ser alcanzado, y el universo tiene que
repetirse”. Así tenemos una primera noción de tiempo circular, que se basa en la
repetición cíclica infinita, asociado a la imagen del eterno retorno, sin tomar esta
imagen como retroceso sino como avance infinito hacia el punto de partida, recorriendo
la circunferencia finita para volver al mismo punto.” (Juan Carlos del Río, 2001).
El eterno retorno del tiempo en Borges supone dos aspectos, el primero de ellos es el
mundo de la vida como un eterno círculo en donde lo particular se repite de manera sui
generis y que a la luz de otras concepciones aparece como casualidad; y el otro es el
pensamiento de un universo circular como una serie de situaciones históricas que tienen
que volver a darse. Dentro del primer aspecto podría considerarse el poema El regreso
de Heráclito y No eres los otros, en el segundo estarían inscritos El reloj de arena y el
formidable ensayo sobre La nueva refutación del tiempo.
Borges parte de la negación de la realidad objetiva propuesta por el idealismo y desde
allí intenta demostrar la inexistencia del tiempo, para ello acude a Berkeley y niega la
existencia del mundo como algo independiente de nuestra percepción, pues todo lo que
es, es gracias a que es percibido, inclusive el tiempo mismo es para el idealismo “la
sucesión de ideas que fluye uniformemente y de las que todos los seres participan.”
(George Berkeley, 1961: 52).
El escritor argentino afirma que si el hombre se puede reducir a una colección de
sensaciones, entonces una simple repetición en la vida de un hombre es suficiente para
probar que el tiempo, entendido como una sucesión, es una invención puesto que la
repetición destruye la secuencia lineal.
Cualquier repetición convertiría la vida en una tautología, de modo que cada instante
debería ser autónomo, pues dos momentos idénticos terminarían con la serie sucesiva
llamada tiempo, ya que al repetirse un acontecimiento no sucedería, es decir que no
transcurriría y los instantes quedarían detenidos, al respecto Borges se pregunta: “¿No
basta un solo término repetido para desbaratar y confundir la serie del tiempo? ¿Los
fervorosos que se entregan a una línea de Shakespeare no son, literalmente,
Shakespeare?...Las ruidosas catástrofes generales-incendios, guerras, epidemias-son un
solo dolor, ilusoriamente multiplicado en muchos espejos” (Jorge Luis Borges, 1961:
56).
La Negación del Tiempo en Borges
Si aceptamos que el presente es la sucesión de instantes y que estos instantes se repiten
en ocasiones, entonces estamos negando la sucesión y con ella el tiempo mismo, es
decir que la ultima carta de Borges es negar el tiempo ya que si no sucede porque se
repite entonces no transcurre, solo estamos frente a la apariencia del transito temporal,
el tiempo ha sido detenido gracias a los prototipos que se renuevan los unos a los otros,
el profesor Borges ahora es remplazado por otro sin numero de profesores que a su vez
serán remplazados por las generaciones de prototipos venideras.
A decir de Borges el teatro es el mismo solo varia quien representa la vida, de lo cual se
desprende la hermosa derivada de la primera parte del ensayo: “La vida es demasiado
pobre para no ser también inmortal.” (1961: 59).
El tiempo no existirá por fuera de cada instante presente, pero como el presente no es
divisible gracias a que tampoco es indivisible, entonces ni el pasado ni el porvenir
existen y como el presente a quedado condenado al retorno eterno, ni siquiera nos queda
su presencia, es decir que el tiempo termina siendo el simulacro de la realidad objetiva
según los idealistas.
“Negar el tiempo es dos negaciones: negar la sucesión de los términos de una serie,
negar el sincronismo de los términos de dos series. En efecto, si cada término es
absoluto, sus relaciones se reducen a la conciencia de que esas relaciones existen.”
(1961: 65). Aquí aparecen dos graficas temporales la primera resulta horizontal y es la
que todos conocemos en la historia o en la vida y la segunda es vertical gracias al
apareamiento de dos líneas horizontales simultaneas, los sucesos de la antigüedad
contrastados con los de hoy.
Borges, también afirma que la vida de un ser dura lo que una idea, al parecer sus ideas
sobre el tiempo le dan una gran vigencia, pues son aplicables a la teoría general de los
sistemas y a la teoría del caos.
Para terminar, solo lamento que el final del ensayo nueva refutación del tiempo, de
nuevo todo sea literatura y que la expresión inglesa No yet confirme el arrepentimiento
de su propuesta final. “Negar la sucesión temporal, negar el yo, negar el universo
astronómico, son desesperaciones aparentes y consuelos secretos. Nuestro destino no es
espantoso por irreal; es espantoso porque es irreversible y de hierro.” (1961: 66).
BIBLIOGRAFÍA
Berkeley, George. (1961). Principios del conocimiento humano. Citado por Jorge Luis
Borges. "Nueva refutación del tiempo". En: Antología Personal. Buenos aires: Sur.
Borges, Jorge Luis. (1971). Ficciones. Buenos Aires: Emecé.
Borges, Jorge Luis. (1961). Nueva refutación del tiempo. En: Antología Personal.
Buenos aires: Sur.
Ferrater, Mora José. (2001). Diccionario de Filosofía. Barcelona: Ariel.
Kant, Imannuel. (2003). Critica de la Razón Pura. México: Porrúa.
Río, Juan Carlos. (2001). Borges, Filósofo y matemático. En: Revista Esfinge. N°14.
Serna, Arango Julián. (2003). Borges y el Tiempo. En: Revista de estudios literarios,
Especulo. Universidad Complutense de Madrid.
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