EL DERECHO A LA GUERRA Y EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO EN EL CONTEXTO DE RECONFIGURACIÓN MUNDIAL En la “aldea global”, la existencia de los Estados presupone un conjunto de normas que regulan las relaciones jurídicas entre tales sujetos de la comunidad internacional. En el siglo XX, en el ínterin de dos guerras mundiales, se hablaba de “sociedad de naciones”, y luego de “comunidad de naciones”. La pregunta es ¿cómo se ha llegado a establecer esa arquitectura del orden mundial de Breton Woods? ¿Cuáles son las relaciones internacionales que lo sustentan? Evidentemente, queda claro que uno de esos factores preponderantes es la guerra. La arquitectura del orden mundial fue dictada por los vencedores de la Segunda Guerra Mundial. Si uno realiza una retrospectiva histórica, la guerra es un fenómeno que ha estado presente en el escenario desde los albores de la humanidad. El siglo XX y siglo XXI corrobora la tesis que: “La época del imperialismo es también la época de las guerras y las revoluciones”, certera definición sobre la época en que vivimos, fue formulada por Lenin, y sin duda, aún tiene vigencia. Y, lo principal, en sus obras de Lenin es que desentraño las causas de las guerras, la naturaleza de las guerras, aunque se guarde silencio sobre ello. Pues bien, el mundo ha visto “guerras justas”- “guerras injustas”, “guerras revolucionarias”- “guerras contrarrevolucionarias”, “guerra civil”, “guerra de baja intensidad”, “guerra total”, “guerra fría”, “guerras proxy”; cada uno de esos términos no son simples denominaciones, guardan el sello de un contexto y el carácter de la guerra, sólo en esa medida se puede entender lo que se denomina “guerra hibrida” y una guerra de genocidio como la que se libra en los actuales momentos. El contexto actual, nos muestra la bipolaridad en la escena internacional, por un lado, tenemos un bloque en declive, con los EEUU a la cabeza como superpotencia hegemónica única, como tal se erigió gendarme mundial y desato guerras de todo calibre, sea cual fuera las coordenadas del globo planetario, hay que subrayarlo guerras al margen del derecho internacional. En el polo opuesto, tenemos un mundo emergente, que vio la luz en menos de dos décadas - ciertamente no es el “bloque socialista” del siglo XX [que muchos de nosotros desearíamos que fuera así] - éstos son los denominados “BRICS”, donde China juega un papel preponderante, y Rusia batalla no solamente por no quedarse atrás, sino, porque su supervivencia ha sido puesta en juego. En este punto, formular un acápite para esclarecer y refutar el termino “post capitalista” acuñado en los 90s, dentro de la ofensiva ideológica del imperialismo estadounidense, que pretendía hacernos creer que se vivía en una sociedad post capitalista, cuando en realidad no se había producido ningún cambio sustancial en cuanto formación económico-social del capitalismo, como tampoco se dio modificación alguna del régimen capitalista en su fase imperialista, bajo ninguna forma y por ningún lado cambio la naturaleza del imperialismo. El hecho que posterior a la Segunda Guerra Mundial, se dieran un impulso y desarrollo de las ciencias, incluso aparecieran nuevas ciencias, ligado a ello, nuevos conocimientos especializados encontraron aplicación en la producción, generando el surgimiento de nuevas tecnologías, desembocando en la Tercera Revolución científica Tecnológica, no implicó en modo alguno el cambio de las relaciones de producción capitalistas. Lo que si se produjo es la aparición de los nuevos rubros del imperialismo, hay que recordar las nuevas actividades económicas que surgía en la década de los 90s, lo que le permitió una recuperación transitoria al imperialismo. Sin embargo, el agostamiento del sistema se manifestó en las crisis de la globalización, primero con menos intensidad, con la “crisis rusa”, “efecto tequila”, “efecto samba”, etc., para desembocar en la primera gran crisis de la globalización del 97-98, pero no se quedó ahí, continuo con la “crisis.com” de año 2000, para que viniera la hecatombe de la segunda gran crisis de la globalización del año 2008. La globalización es un proceso inherente al capitalismo donde la economía capitalista globalizada ha derivado y comprende un todo único a escala planetaria, y sus crisis una forma de existencia del sistema imperante, así será hasta su hundimiento final. Schumpeter pretendió lavarle la cara a las crisis del imperialismo, denominándolo “destrucción creativa”. El imperialismo norteamericano, a la par de su ofensiva ideológica impulso una política en el mundo, la política que se conoce como neoliberalismo, se pretendió contrarrestar una ley económica del capitalismo [descubierto por Marx], la caída de las tasas de ganancia, pero, no hay política económica que valga contra ella, porque es sistémica. El rumbo neoliberal impuso como necesidad una nueva acumulación originaria del capital, es decir, una más ingente concentración de capitales en menos manos a costa de mayor plusvalía, una mayor explotación. El resultado de la política neoliberal, fue más que notoria la quiebra de muchas economías, como ejemplo podemos mencionar la quiebra de la economía argentina a finales de los 90s. Por eso, ahora, han instaurado la política monetaria que se conoce como “expansión cuantitativa”, para mantener artificialmente a Wall Street en máximos históricos, y se promueve guerras en todo el mundo para favorecer al sector armamentista de los EEUU. Por esta razón se han iniciado las guerras comerciales abiertas ante el fracaso del neoliberalismo que significaba proteccionismo para la economía imperialista y liberalización a ultranza de las economías sometidas. Los imperialistas saben muy bien que la “desglobalización” es un imposible histórico, es como negar la existencia del capitalismo, el problema del capitalismo siempre va ser de dónde sacar las ganancias, abarcar mercados, obtener los recursos naturales, los productos básicos y/o commodités, monopolizar la tecnología y los conocimientos. Por esta razón, no les ha quedado otro camino que pretender desmembrar a Rusia como lo hicieron en los 90s. Hay que hablar claro, en Ucrania, la guerra es de los EEUU y el llamado “occidente”, por eso lo dicen con descaro y voz en cuello “hay que infligir una derrota estratégica a Rusia”, “el debilitamiento de Rusia”, etc., tienen proyectado intervenir directamente en un futuro cercano, se preparan para ello, sea quien ocupe la presidencia en los EEUU. Igual, pretenden los israelíes y estadounidenses con su guerra de genocidio en la Franja de Gaza, apoderarse de territorios y los recursos gasíferos que yacen en sus costas. Actúan en contraposición a los planes del bloque emergente de los BRICS, por esta razón muchas zonas en el mundo se tornarán en zonas de disputa. A los imperialistas de antaño, sus planes se les complica porque no pueden actuar a sus anchas como lo hacían en años anteriores, ligado a que sus economías padecen de un agotamiento insalvable. En síntesis, el panorama internacional se les muestra adverso, porque surgieron nuevos actores, los denominados BRICS, quienes promueven una nueva configuración mundial y los hacen frente. En este contexto es crucial hablar del “derecho a la guerra” y el “derecho internacional humanitario” [ius ad bellum e ius ad bellum]. En efecto, como parte del derecho internacional, existe lo que se conoce como el “derecho a la guerra”, y no es otra cosa que el conjunto de normas que regulan las circunstancias en que se contempla el uso de la fuerza armada. En cambio, el “derecho en la guerra” o el ius ad bellum, “técnicamente” se denomina “Derecho Internacional Humanitario”, regula la manera en la que se utiliza la fuerza, es decir, los medios de combate, los derechos y garantías que deben aplicarse a los civiles, a los prisioneros de guerra, entre otras cuestiones. Según (Santiago, 2001) los principios de la guerra justa se agrupan en dos grupos, los principios que forman parte del ius ad bellum son los siguientes: (1) La guerra debe ser emprendida de acuerdo a una causa justa; (2) La decisión de emprender una guerra debe hacerse con una intención correcta; (3) La decisión de emprender una guerra debe ser tomada por la autoridad legítima; (4) Debe haber una declaración formal de guerra; (5) Debe haber una expectativa razonable de alcanzar el éxito o la victoria; (6) La decisión de emprender una guerra debe ser un último recurso al cual se arriba sólo cuando ha sido cancelada toda posibilidad de un acuerdo pacífico; (7) La decisión debe satisfacer el requisito de proporcionalidad. El bien a ser alcanzado con la empresa de guerra debe ser lo suficientemente importante como para equilibrar los males y daños que se produzcan a consecuencia de ello. Por otra parte, los principios del ius in bellum son los siguientes: (1) El principio de discriminación o inmunidad para los no combatientes; y, (2) El principio de proporcionalidad aplicado a los medios de la guerra: estos no deben excederse en los males y el sufrimiento provocados, de manera de revertir el beneficio que se persigue. En necesario poner en hincapié estos puntos, para enfocar con cierta objetividad lo que se produce en la Franja de Gaza. Bajo el marco legal de los Estatutos de Roma, la acción bélica de los israelíes configura el delito de lesa humanidad, tipificada como genocidio, que atenta contra el conjunto del pueblo palestino. Esta situación esta más que clara, incluso a nivel de la Corte Penal Internacional, pero que no se acciona nada por estar sujeto a los designios de potencias imperialistas, particularmente de los EEUU. La guerra en Ucrania se remonta a varios años atrás, tiene un antecedente los sucesos del año 2014, para no ir más atrás. Un parangón, con lo que se da en este momento en Georgia, pero, con las lecciones aprendidas por la población georgiana de lo visto en Ucrania. Hay un sector pro “occidental” sin duda, tanto en Georgia como en Ucrania, este punto esta fuera de discusión. El punto es que, a fecha presente, a la luz de los acontecimientos, se tiene una premisa incontrovertible, la guerra en Ucranie es una guerra del llamado “occidente” contra Rusia, esta cruzada lo encabeza los EEUU con su brazo armado la OTAN y sus organismos internacionales a su servicio, incluido la ONU, presentándose como los más belicistas el Reino Unido y Francia, arrastrando al conjunto de europeos, abanderados de “un mundo gobernado por reglas”, reglas que ellos vulneran a cada instante. El sustento de esta premisa esta esbozado líneas arriba.