Los Nahuas Los nahuas constituyen el grupo indígena más extendido en la República Mexicana. Son un pueblo ligado a la tierra y sus frutos, que ha resuelto de diversas maneras su relación con la naturaleza. Los nahuas habitan en los estados de Veracruz, Puebla, Guerrero, San Luis Potosí, Hidalgo, Morelos, México, Tlaxcala. Núcleos poco numerosos existen o existieron hasta hace unos años en Michoacán, Jalisco, Durango, Distrito Federal, Oaxaca, Guanajuato y la región fronteriza del sur de Veracruz y el occidente de Tabasco. Cada una de las áreas habitadas por los nahuas ha desarrollado una forma peculiar de vivir, vestirse, cultivar la tierra y relacionarse con el mundo; entre ellos son notables las diferencias, aunque también existen semejanzas y coincidencias. Lo que es innegable es que la cultura nahua tiene un impacto muy grande sobre la identidad de los mexicanos de muy amplias zonas del país. La existencia de los aztecas estaba indisolublemente ligada a sus divinidades, entre las que sobresalían Huitzilopochtli (dios de la guerra), Quetzalcóatl (la serpiente emplumada, un héroe cultural, descubridor del maíz), Tlaloc (dios de la lluvia) y Coatlicue (diosa tierra, madre de Huitzilopochtli). Itálico Italia es reconocida por su arte, su cultura y sus numerosísimos monumentos, entre ellos la torre de Pisa y el Coliseo romano; así como por su gastronomía (platos italianos famosos son la pizza y la pasta), su vino, su estilo de vida, su pintura, su diseño, cine, teatro, literatura y música, en particular, la ópera. Tupíes Desde el siglo xvi, los testigos mejor informados de la realidad lingüística brasileña y paraguaya observaron que los grupos que fueron llamados «tupíes» y «guaraníes» constituían en realidad «una misma gente y lengua». Nos preguntaremos en este artículo cómo y por qué se llegó finalmente a distinguir dos grupos y dos lenguas, tupí y guaraní. Una de las principales conclusiones a las que lleva un examen atento de las fuentes del siglo xvi es que el etnónimo «tupí» fue acuñado por los españoles para referirse a los indígenas de las costas del Brasil portugués. En cambio, «guaraní» se refería preferentemente a la lengua hablada en los amplios territorios explorados por los españoles, entre la isla de Santa Catarina y los contrafuertes de los Andes, pasando por Asunción. También observamos que el guaraní, contrariamente al quechua o al tupí, no recibió la denominación de «lengua general» sino de modo muy tardío y excepcional.