DIEZ MANDAMIENTOS PARA TRAER PAZ Por Jorge Guldenzoph Cuando estamos sumergidos, como esta el mundo hoy, en un mar de incertidumbres y temores alimentados entre otros por un terrorismo difícil de entender para el racionalismo extremo de Occidente, es complicado poder pensar en un mundo en donde la paz y la seguridad existan y perduren. Que el mundo y la sociedad humana parecen no poder gobernarse a si mismos es una las conclusiones a las que tendríamos que arribar si actuáramos con sinceridad. Por eso en el afán de reflexionar acerca de estos temas, quiero compartir con los lectores los aspectos más sobresalientes de una disertación que un académico extranjero, el Dr. Andrew Wilson, diera recientemente. En su disertación, "Los Diez Mandamientos para alcanzar la Paz", el Dr. Wilson no se refiere a las medidas de índole político, militar o socioeconómicas que sería sabio, justo o moral adoptar, sino a pasos de índole espiritual y ético que los líderes y ciudadanos del mundo deberían usar como la guía última de sus acciones, aún cuando estas puedan estar relacionadas, por citar un ejemplo dramático, con la lucha contra el terrorismo. El Dr. Wilson parte del concepto que en el mundo de hoy existe inseguridad (en todo el sentido y alcance del término), e ingobernabilidad, por que la visión que guía los asuntos del mundo desconoce la primacía del factor religioso y espiritual en poder lograr renovación ética, pacificación de los espíritus, y mejorar la convivencia global. Wilson dice, citando al controvertido teólogo católico Hans Kung, que: "No habrá paz en el mundo sin armonía entre las religiones". Al respecto, el Dr. Wilson, quién guió la investigación y fue el editor de una obra magna sobre la comparación de lo que dicen los textos sagrados de las diferentes religiones y creencias del mundo sobre un haz de valores universales, afirma que en esos valores compartidos reside la fuente para la unidad y la paz. Veamos pues uno a uno los Diez Mandamientos para lograr la Paz que expone el Dr. Wilson y haremos breves comentarios. El primero, es Existe un solo Dios, que es el Padre de toda la humanidad, sin importar religión o raza. El reconocimiento de todas las religiones de que existe un solo Dios y que este ha dotado a todos los seres humanos, en cuanto sus hijos, del mismo valor y dignidad, es pues un requisito básico para que la humanidad pueda vivir como una familia mundial. En segundo lugar, la prioridad de los espiritual sobre lo material. El reconocimiento de que los seres humanos y el cosmos tienen dos dimensiones, una espiritual y otra física, y que la primera es primaria, es la puerta para abrir el camino a la revolución en el corazón de los humanos y generar una poderosa fuerza emocional de amor, que mueva hacia el perdón, el arrepentimiento y la reconciliación de las partes enfrentadas. Sin está óptica, ninguna victoria militar o política aunque se logre será definitiva y resolverá los problemas en su raíz. En tercer lugar, esta la responsabilidad de las religiones en usar su poder para hacer experimentar a la gente el amor de Dios y no ser un impedimento para ello. El Dr. Wilson cita la necesidad de fomentar la libertad religiosa en todo el mundo; el respeto de palabra y actos entre las religiones; el no uso de metodologías agresivas de conversión de una religión a otra; y la solidaridad con otros para dar testimonio de Dios. Y en particular, no usar en vano el nombre de Dios. En cuarto orden, fomentar y practicar el diálogo interreligioso, trabajando juntos regularmente, educando a sus creyentes en el respeto hacia las otras religiones, no sólo con sus líderes sino con todos sus creyentes. En quinto mandamiento es liderazgo y líderes con un corazón de padre y madre, que sean capaces de amar y servir desinteresadamente a sus pueblos y el mundo, de la forma como amarían y servirían a sus hijos. Un liderazgo con esta naturaleza esencial reforzaría a la democracia en cuanto sería un freno a la corrupción, el abuso del poder, y la falta de sensibilidad y misericordia con quienes sufren desigualdades o injusticias. El sexto precepto lo constituye no devolver al mal con mal y ver como las buenas causas han prosperado. En ese sentido, el Dr. Wilson, observa que la estrategia del mal ha sido siempre pegar primero y avanzar derramando sangre inocente - agrego de mi parte que esto ha sucedido justificando todo con "nobles principios" y las "mejores intenciones"- y que por el contrario la estrategia del bien siempre debe ser aceptar el golpe, derrotar al agresor, y sin resentimiento construir una nueva relación. Es interesente ver al respecto los ejemplos de las relaciones entre los vencedores y vencidos después de las II Guerra Mundial y la relación entre EEUU y Rusia después de la "Guerra Fría". La séptima regla es fortalecer a la Familia como escuela del amor y sustento de la paz. El Dr. Wilson dice que debemos detener la marea de laxitud moral que destruye la familia y fortalecer la misma como la escuela del amor y los valores. Una ética familiar de paz y unidad es la base imprescindible para una ética social de paz y unidad. Agrega que en los matrimonios y las familias interreligiosas e interraciales esta una de las claves para terminar con los prejuicios. Implica también formar bien a los jóvenes ofreciendo guía y educación ética y moral; ayudándolo a superar las barreras de raza, religión y nacionalidad; y practicando el servicio a los demás desarrollando un corazón de afecto hacia otros. El octavo mandamiento es el principio de vivir por el bien de los demás. Si el principio que sigue primando en las vidas individuales y grupales es vivir por el bien propio nunca la paz podrá establecerse y crecerá el odio, el conflicto, y la sangre derramada. Por el contrario el dar sin limitaciones y el no tomar para si lo de otros, es fuente de paz. El noveno precepto es Amar a los enemigos. Ahora que es un tiempo - por la película La Pasión - en el que la figura de Jesús esta en la mente del mundo, es bueno recordar que él enseño amar a los enemigos y lo práctico en la cruz ("perdónalos por que no saben lo que hacen"). Este mandamiento esta íntimamente relacionado con el sexto y esta en las tres principales religiones: judaísmo, cristianismo e islamismo. Finalmente, el décimo mandamiento es no acusar a otros o echar la culpa a otros de su situación. En todo conflicto hay por lo menos dos partes que se acusan entre sí. Aunque pueda parecer muestra de debilidad la clave de superar el ciclo interminable de acusaciones mutuas esta en ver primero "la viga en el ojo propio" antes que "la paja en el ajeno". Las imputaciones permanentes y la incapacidad de ver nuestros errores y puntos en común con los otros no ayudan a ninguna causa ni ayudan a cambiar lo que esta mal.