1 El Derecho Humano a la Paz como nuevo Derecho Humano Emergente Un recurso universal para construir la Paz María Gabriela Rodríguez Querejazu y Mario Jorge Yutzis Como elemento introductorio a esta breve reflexión compartida, quisiéramos señalar que existe hoy una visión bastante extendida acerca de que el descubrimiento de la concepción y la práctica de los derechos llamados Derechos Humanos, hace referencia a la condición misma del ser humano independientemente de sus cualidades particulares como por ejemplo: rango social, etnia, lengua, linaje, fuerza física, intelectual o moral, virtud, o talento, factores por medio de los cuales los seres humanos nos diferenciamos unos de los otros. Precisamente, su elevación al estatuto de principios fundamentales a la legislación del orden social junto con los correspondientes pactos internacionales concomitantes, marcan ciertamente un momento esencial de la conciencia occidental. Esto no obsta para indicar también, que la vastedad y complejidad de la problemática de los Derechos Humanos, requiere múltiples conocimientos y herramientas para su realización. Todo nuevo Saber que complemente y mejore su teoría y práctica resulta indispensable, particularmente frente a la complejidad y las contradicciones de la cultura y la sociedad en sus cambios históricos. En este aspecto, el desarrollo progresivo del derecho internacional contemporáneo ha favorecido la aparición en escena de “nuevos” derechos humanos llamados derechos de solidaridad. Entre ellos, los Estados ya han codificado el derecho humano al desarrollo. (Asamblea General, res. 41/128, de 4 de diciembre de 1986). Por su parte, la sociedad civil ha desarrollado en los últimos años el derecho humano a la paz, a partir de la Declaración de Luarca sobre el Derecho Humano a la Paz, aprobada el 30 de octubre de 2006 por un Comité de personas expertas, españolas y latinoamericanas. En ambos casos se pone de relieve la indisoluble relación de los derechos de solidaridad emergentes con los derechos humanos que hace ya 61 años reconocieron tanto la Declaración Universal de Derechos Humanos, como la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre. Derechos que la Declaración y Programa de Acción aprobados por la segunda Conferencia Mundial de Derechos Humanos, celebrada en Viena en 1993, caracterizó sin ambages como universales, indivisibles e interdependientes, incluido el derecho al desarrollo. La paz ha sido reconocida, de todas maneras, como un valor universal, la “razón de ser de las Naciones Unidas” y un prerrequisito y consecuencia para el disfrute de todos los derechos humanos. Esta noción holística de PAZ va más allá de la estricta ausencia de conflictos armados y está relacionada con el desarrollo de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de los pueblos e individuos como una condición para la satisfacción de las necesidades básicas de los seres humanos, para la eliminación de toda clase de violencia y para el efectivo respeto de todos los derechos humanos. Así, todas las situaciones conflictivas - en especial las de carácter armado, pero también las de origen social, político, cultural, étnico, religioso, económico, familiar, comunitario etc. - del tipo que sean, 2 ponen sistemáticamente en riesgo los derechos humanos civiles, económicos, sociales, políticos y culturales de las poblaciones involucradas y, por ende, la posibilidad efectiva de una vida digna para millones de mujeres y hombres en muchas partes del mundo. Por su parte, Federico Mayor Zaragoza introdujo en el lenguaje de la UNESCO el llamado triángulo interactivo que vincula simultáneamente a la Paz, el Desarrollo y la Democracia cuyos vértices se refuerzan mutuamente y sin los cuales, agregamos, se socava la vida misma. Con este gran telón de fondo, la Asociación Española para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos AEDIDH, conduce desde 2005, con el apoyo de UNESCO Etxea y el patrocinio de la Generalitat de Cataluña, una campaña mundial, entre la sociedad civil para determinar el contenido y alcance del derecho humano a la paz, uno de los derechos emergentes a cuyo reconocimiento internacional aspiramos. Cuatro Declaraciones sobre el Derecho Humano a la Paz preparadas por la sociedad Civil a lo largo de la Campaña mundial de la AEDIDH , Luarca, Bilbao, Barcelona y Santiago de Compostela, se complementan eficazmente para lograr el objetivo último de la campaña : interpretar fielmente los anhelos de Paz de la Campaña que debiera culminar con la codificación y desarrollo progresivo del Derecho Humano a la Paz, aprobado por la Asamblea General de las Naciones Unidas bajo la forma de una Declaración Universal del Derecho Humano a la Paz que sea fiel a las demandas y esperanzas de la sociedad civil y cumpla con la propia Carta de la Naciones Unidas y la Declaración Universal de Derechos Humanos ( en especial el artículo 28 ), ambos instrumentos universalmente aceptados. En esta línea, desde su establecimiento en 2006, el Consejo de Derechos Humanos ha abordado de manera consistente el Derecho a la Paz como derecho emergente del Derecho Internacional de los Derechos Humanos desde una triple perspectiva: como parte integrante del también emergente derecho a la solidaridad internacional; como parte del derecho de todas las personas y todos los pueblos a un orden internacional democrático y equitativo, según el Art. 28 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y como elemento esencial del derecho de los pueblos a la paz. El Consejo de DH también reconoció que los llamados “derechos de la tercera generación”, estrechamente relacionados con el valor fundamental de la solidaridad, requieren un mayor desarrollo progresivo en el marco de los mecanismos de derechos humanos de las Naciones Unidas a fin de poder responder a los problemas recientes que plantea la cooperación internacional en esta esfera. Es así que pidió a su Comité asesor la preparación de elementos en vistas al proyecto de Declaración y seguir elaborando, directrices, criterios, normas y principios (Párrafo 9 de la res. 9/2 del Consejo DH) En el año 2008 el Consejo de DH desarrolló el contenido del Art. 28 DUDH, interpretando las aspiraciones de todos los pueblos a un orden internacional basado en los Principios consagrados en la Carta NU, entre ellos: respeto a los DH, igualdad de derechos y libre determinación, paz solidaridad internacional, derecho al desarrollo, condiciones de igualdad y sin discriminación de ningún tipo. (Resolución 8/5 del Consejo DH, de 18 de junio de 2008, preámbulo. Aprobada por 34 votos a favor, 13 en contra y una abstención (México) 3 El 17 de junio del 2010, el Consejo de DH reconoció por primera vez la importante contribución de la Sociedad Civil al desarrollo del DHP y abrió el proceso de codificación oficial al encargar a su Comité Asesor que redactara una Declaración sobre el Derecho de los Pueblos a la Paz. Deberá saberse que el debate y la votación de las dos últimas resoluciones del CDH revelaron nuevamente lo que es sabido: la profunda división entre los estados desarrollados y los no desarrollados sobre el tema. Este debate sigue en pie de tal manera, que en la última reunión del Grupo de trabajo que tuvo lugar del 18 al 21 de febrero del corriente, se recomendó al Consejo de DH que I) el grupo de trabajo convoque para antes de la 25ª Reunión del Consejo de Derechos Humanos a una segunda sesión del Grupo de Trabajo. II) el presidente Relator del Grupo de Trabajo realice consultas informales con gobiernos, grupos regionales y personas relevantes durante el período intercesiones y III) prepare un nuevo texto que tenga en cuenta las discusiones realizadas en la primera reunión del grupo de trabajo, las consultas informales a realizar y que dicho texto sirva de base para las discusiones posteriores de la segunda sesión del Grupo de Trabajo. A nuestro entender, no existen obstáculos jurídicos significativos para progresar en la codificación oficial del Derecho Humano a la Paz. Se ha probado fehacientemente que este derecho se encuentra fuertemente enraizado en instrumentos universalmente aceptados como la Carta de Naciones Unidas, la Declaración Universal de Derechos Humanos y los numerosos instrumentos internacionales que la Declaración de Santiago de Compostela cita en su preámbulo y que el Consejo de Derechos Humanos debiera hacer suyos. Las dificultades son de orden político ya que a muchos estados les cuesta superar los esquemas de paz y seguridad internacionales propios de la guerra fría, felizmente terminada hace veintidós años. En este complejo y apasionante escenario internacional y en beneficio profundización del Derecho Humano a la Paz, es que de la promoción y la Base Latinoamericana del Movimiento Internacional contra la Discriminación y el Racismo junto con el Instituto de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de la Plata y la Asociación Española del Derecho Internacional de los Derechos Humanos invitó para venir a la Argentina al Dr. Carlos Villán Durán actual presidente de la AEDIDH y representante del Observatorio Internacional del Derecho Humano a la Paz (OIDHP) , como referente central de dos eventos vinculados al derecho humano a la paz y cuyo eje central giró sobre: “El Derecho humano a la paz como derecho emergente: alternativas y posibilidades” Dichos eventos fueron : 1) Un Simposio de la sociedad civil realizado en el auditorio del Servicio Exterior de la Nación de la Cancillería Argentina con expertos, diplomáticos, universitarios, OSC e instituciones religiosas, vinculados/as con la construcción de la paz, la protección y defensa de los derechos humanos y la resolución pacífica de conflictos, con las finalidad de poner en evidencia los alcances futuros de este nuevo derecho y los resultados hasta ahora obtenidos en el seno del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. 4 2) Un Taller de personas expertas realizado en el Aula Magna del Instituto de Derechos Humanos de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de La Plata, con el objetivo de debatir sobre la futura declaración universal del derecho humano a la paz y elevar conclusiones que puedan ser útiles para el grupo de trabajo del Consejo de Derechos Humanos de NU en su segundo período de sesiones (febrero 2014). Nuevamente queremos agradecer a todas las instituciones tanto de Derechos Humanos como de Resolución Pacifica de conflictos y Cultura de paz que han apoyado esta iniciativa y con las que seguiremos trabajando en forma mancomunada para generar incidencia. Una breve reflexión final Podría aceptarse, como algunos así opinan, que muy dentro de la conciencia humana (y quizá de su inconsciente colectivo) anida la idea de que la paz es necesaria y podríamos agregar, por muchas razones, pero fundamentalmente, para preservar la vida. La de cada uno y la de los demás la de todos y todas. Por eso la construcción de la paz, habrá que buscarla en experiencias pacíficas de reconocimiento mutuo, las cuales deben ser tomadas como modelos de acción para hacer las paces, gracias a la voluntad inter subjetiva puesta al servicio de nuestras capacidades, competencias y poderes para vivir en paz. Pero también somos conscientes de que estamos inmersos en el laberinto de la disimetría original. Muchas veces nos asociamos conciente o inconcientemente con la violencia atentando contra la vida... Nuestras paces son siempre imperfectas. Aún así es fundamental tomar conciencia de algo fundamental: hacer las paces comienza por mirarse muy adentro nuestro y buscar cómo pensamos, sentimos y actuamos. La cultura de Paz es un proceso de transformación personal y social a la cual todas las personas, grupos e instituciones debemos abocarnos. ¿Queremos la vida? Trabajemos por la Paz en forma diaria y horaria: los del norte, los del este, los del sur y los del oeste. Mientras nos abocamos a gestionar en forma pacífica los conflictos de todos los días podemos pensar en un pacto. Algún pacto. El cuál por los contenidos que lo constituyan contenga, confiera y proteja la construcción y el mantenimiento de la paz a nivel universal como medio fundamental para la convivencia entre los seres humanos. Hay muchos Derechos Humanos que se han incorporado a partir del año 1948. En este sentido, nos permitimos afirmar: que el derecho Humano a la Paz, de alguna manera, condiciona y comprende a todos los otros. Campaña de Adhesión para que la Paz sea un derecho: http://www.idpaz.com.ar/adhierete-para-que-la-paz-sea-un-derecho/ María Gabriela Rodríguez Querejazu (Argentina) Pedagoga, mediadora, especialista en gestión de conflictos comunitarios e interculturales, facilitadora de Procesos de Diálogo y Construcción de Consenso, profesora universitaria, formadora de formadores, Master en PNL y Coach Ontológico. Co- autora de “Mediación x 7”, “Las víctimas de las drogas” y “Mediación Comunitaria. Conflictos en el escenario social urbano”. Embajadora de Paz, distinción otorgada por Mil Milenios de Paz y la Fundación PEA. 5 Miembro fundador de Mediadores en Red, Presidenta de Diseño Comunitario Asociación Civil, Socia fundadora de IDPAZ y actualmente es Directora del Instituto de Mediación y Cultura de Paz de la Universidad Siglo 21. gabirq@arnet.com.ar Mario Jorge Yutzis (Argentina) Dr. en Filosofía de la Universidad de Estrasburgo. Profesor Emérito del Instituto Universitario ISEDET. Antiguo Presidente y Miembro del Comité de Naciones Unidas para la Eliminación de la Discriminación Racial. Actual Vicepresidente de Movimiento Internacional contra la Discriminación y el Racismo y miembro de la Asociación Española para el Derecho Internacional de los Derechos Humanos. marioyutzis@arnet.com.ar