BLOQUE II: EL CONOCIMIENTO Y LA REALIDAD

Anuncio
Filosofía I
Experiencia y razón
BLOQUE II: EL CONOCIMIENTO Y LA
REALIDAD
UNIDAD DIDÁCTICA 3: EXPERIENCIA Y RAZÓN
Una de las características más peculiares de los seres humanos es nuestra capacidad
para obtener o construir conocimientos. Dicho con otras palabras: nuestra capacidad para conocer
el comportamiento del mundo de objetos exterior a nosotros, relacionarnos con ellos y sobrevivir
como especie. Hasta ahí, nada nos separa del resto de los animales, que en la medida en que tienen
un sistema nervioso seleccionado por millones de años de evolución. Sin embargo, veremos que
existen una serie de importantes y significativas diferencias entre el conocimiento humano y el del
resto de los animales que nos separa de ellos y hace del conocimiento humano un asunto
especialmente complejo sobre el que cabe hacerse una buena cantidad de preguntas de carácter
filosófico. De todas estas cuestiones se ocupará el Bloque II que ahora comenzamos a estudiar.
Así pues, daremos inicia a la Unidad 3 de este bloque con el Texto 12, un texto que en
realidad es una comparación fisiológica entre los órganos por los que reciben información del
mundo exterior ciertos animales y su capacidad, y los del ser humanos. Como acabamos de
comentar, aunque somos los animales más inteligentes de todos, no somos los únicos animales que
tenemos la capacidad de conocer la realidad. Desde el punto de vista de la teoría de la evolución, si
un animal sobrevive en la lucha por la existencia, es porque su sistema de conocimiento de la
realidad funciona bien, y le permite relacionarse con ella, descubriendo a sus enemigos,
encontrando los mejores alimentos, etc.
Al contestar las preguntas, de nuevo se nos plantean dudas sobre el alcance del
conocimiento y su relación con la realidad. La Pregunta 1 bien podría contestarse en sentido
afirmativo: para cada animal, su forma de conocer y representar la realidad es la buena y la
verdadera, y no hay otra realidad que esa. Pero entonces ¿la realidad es algo objetivo, o es algo
relativo, y depende de la especie que lo percibe? Y la verdad, ¿también es relativa? Pero no puede
ser que dos descripciones de la realidad diferentes, como la de distintos animales, sean las dos
verdaderas. Si la de uno es verdadera, la del otro debe ser falsa. ¿En qué quedamos?
Con esta otra cuestión, entramos en la Pregunta 2. Esta pregunta nos muestra que tampoco
el concepto de verdad es algo claro. Si para cada animal su forma de representar la realidad es la
verdadera, entonces hay muchas formas verdaderas de ver la realidad. ¿Y cómo pueden ser todas
ellas verdaderas a la vez? Parece que nos encontramos en un callejón sin salida.
Estas reflexiones también nos conducen a la pregunta 3. Por lo visto anteriormente, lo más
adecuado parecería considerar que no existe un mundo objetivo, independiente del ser vivo (del
animal) que lo percibe. El mundo objetivo no sería estable (cambiaría según quién lo percibiera); y
tampoco sería independiente del ser que lo percibe (según quién lo percibiera, tendría unas
características u otras: para un perro el mundo objetivo sería en blanco y negro y para un ser
humano, en color).
Una vez visto y comentado todo lo anterior ya podemos ver que existen dos tipos de
cuestiones que es preciso tratar acerca del conocimiento humano. Por una parte, cuestiones de tipo
psicológico, que veremos en el Apartado 1 de este tema: ¿cómo es el procedimiento por el cuál los
seres humanos adquieren conocimiento? ¿Qué es una sensación? ¿Por dónde llegan los estímulos
nerviosos al cerebro? ¿Qué órganos recogen los estímulos del mundo exterior? Son cuestiones para
las que la ciencia de la psicología tiene respuestas bastante claras.
1
Filosofía I
Experiencia y razón
Y a la vez, y estrechamente relacionadas con las anteriores, cuestiones de tipo más bien
filosófico, para las que no existen respuestas tan claras, o que admiten diferentes puntos de vista:
¿qué relación guarda el conocimiento con la realidad? ¿Podemos alcanzar el verdadero
conocimiento los seres humanos? ¿Cómo es realmente el mundo exterior a nosotros? ¿Existen las
cualidades de las cosas con independencia de cómo las conocemos? (Y muchas otras más que irán
apareciendo). La psicología ya no da respuesta a estas cuestiones, sino la filosofía. En concreto, la
rama de la filosofía que se encarga de todos los asuntos relacionados con el conocimiento. Esa
rama de la filosofía recibe el nombre de epistemología. Así pues, el Apartado 2 se encargará de
responder a las cuestiones fundamentales de la epistemología.
APARTADO 1: EL PROCESO COGNITIVO HUMANO
1.1. EL MECANISMO PSICOLÓGICO COGNITIVO HUMANO
¿Cómo construimos el conocimiento los seres humanos? (Pues ya vemos, por el texto
recién comentado que el conocimiento no consiste en una mera recepción pasiva de datos por parte
del sujeto perceptor). Los pasos son los siguientes (te fijarás en el hecho de que la forma de
explicarlo va a establecer analogías con el funcionamiento de un ordenador; es la forma habitual de
explicación de la rama de la psicología más influyente hoy en día: la psicología cognitiva):
(1) Alrededor del sujeto perceptor existen una serie de realidades (¡qué problemático es
afirmar estas cosas!) que inciden, actúan sobre él. Las realidades externas al sujeto, por así decirlo,
lo bombardean con datos, con información. Dicho con las palabras técnicas, el mundo exterior
proporciona estímulos al sujeto perceptor. (Aunque éste, como veremos, no puede recogerlos
todos, sino sólo aquello cuyos órganos de recepción estén preparados para recibir; de ahí la
confusión de una teoría filosófica sobre el conocimiento que veremos más adelante, denominada
isomorfismo ingenuo, y que sostiene que la realidad es lo que percibimos).
(2) El sujeto perceptor recoge algunos de los posibles estímulos por medio de unos
órganos especializados, que comúnmente denominamos sentidos. Desde que Aristóteles los
clasificó, solemos decir que son cinco: vista, tacto, oído, olfato y gusto. Hoy en día se clasifican de
la forma siguiente, más especializada:
a)
b)
c)
Sentidos extraceptores: fotorreceptores (la vista), quimiorreceptores (el gusto
y el olfato), fonorreceptores (el oído) y mecanorreceptores (sensaciones táctiles
y de movimiento; aunque también se introducen aquí en ocasiones el órgano del
oído) y termorreceptores (sensaciones de frío y calor).
Sentidos intraceptores: proporcionan información del interior de nuestro
organismo: hambre, sed, cansancio, apetito sexual, etc.
Sentidos propioceptores: reciben estimulación del movimiento de los
músculos, los huesos y las articulaciones. Son el sentido quinestésico (o del
movimiento) y el sentido estático (del equilibrio).
Al margen de la complejidad de esta clasificación, todos funcionan igual: reciben un
estímulo de los tipos anteriormente mencionados por sus terminales, y los transforman siempre en
una corriente eléctrica que por el cableado interno del organismo se dirige hacia el cerebro, donde
serán procesados.
(3) Lo que cuando llega al cerebro aparece en él ya no es un estímulo nervioso, ya no es
una corriente eléctrica: es una sensación (sensación visual, auditiva, térmica, etc.). A veces, a la
2
Filosofía I
Experiencia y razón
sensación también se le da el nombre de “cualidad sensible”, o “dato sensorial”. Al cerebro, pues,
llegan enormes cantidades de sensaciones mediante corrientes eléctricas. Esa es la información con
la que va a trabajar.
(4) El primitivo estímulo, que luego se convierte en una sensación, es percibido, y esto
es muy importante, por el cerebro. Y en ese momento, no hablamos de sensación, sino de
percepción. El cerebro ordena, construye y configura (interpreta, se puede llegar incluso a decir)
los datos de los sentidos presentándolos de forma ordenada, por lo que en ese momento adquieren
el carácter y el nombre específico antes mencionado: percepción. Una percepción por tanto, es un
conjunto de sensaciones organizadas, estructuradas e interpretadas.
Cuando vemos una manzana, percibimos una manzana. Es decir, no obtenemos una serie
de sensaciones de distintos tonos de verde, rojo, rosáceo, amarillo y marrón, y distintos tonalidades
según su iluminación. Vemos una figura redondeada que es una manzana, con un buen mordisco,
con volumen, forma y estructura. Estructura construida por el cerebro a partir de las sensaciones de
nuestros fotorreceptores, por lo que decimos: “percibo una manzana”.
(Es curioso: el lenguaje de todos los días recoge esta distinción. Los dolores, que no
sabemos articular del todo en representaciones organizadas -como la percepción de una manzana-,
los sentimos, no los percibimos).
Ahora podemos hacernos varias preguntas de carácter más filosófico ¿Como puede
convertir el cerebro corrientes eléctricas en sonidos, olores, texturas, colores, formas
organizadas…? Esta pregunta tiene fácil respuesta: según la zona a la que llegue, se convierte en
una cosa u otra. ¿Y cómo se las arreglan las neuronas de las distintas zonas para hacerlo? ¿Y como
son capaces de organizarlas en percepciones? ¿Y cómo el cerebro construye una “mente” en la que
aparece todo esto? No tenemos conocimientos claros acerca de estas cosas, si somos sinceros.
Lo que si sabemos, por ejemplo, son las leyes que rigen la agrupación de las sensaciones de
los fotorreceptores en percepciones. Son de dos tipos (y son catorce: sólo os pondré dos o tres
ejemplos de cada una). Cualquier persona que quiera dominar los mecanismos de la representación
artística debe conocerlas. Los estudió una escuela psicológica alemana llamada “Escuela de la
Gestalt” (palabra esta última que significa “forma”):
a)
Las que rigen la articulación entre la figura y el fondo: “la figura
tiene una forma determinada por el sujeto que la percibe; el fondo no”;
“la figura tiende a aparecer más estable y homogénea en su color que el
fondo”.
b)
Las que rigen la articulación de los elementos dentro de la propia
figura: “organizamos espontáneamente los datos sensoriales [las
sensaciones; es otra forma de llamarlas] de tal forma que tendemos a
percibir la figura resultante lo más simple posible”; “tendemos a
percibir como formando figura los elementos que conservan cierta
continuidad”; “en igualdad de condiciones los elementos más próximos
son percibidos como formando figura”.
1.2. LA ABSTRACCIÓN Y LA SIMBOLIZACIÓN
Hasta aquí, y con ciertas diferencias por lo que respecta al tipo de sentidos, o a lo que
entendamos por “mente”, lo dicho hasta ahora podría ser afirmado igualmente de muchos animales
con un sistema nervioso de relativa complejidad (un perro, un mono, una roballiza…). Ahora
vamos entrar en los elementos del conocimiento específicos del ser humano, los que fueron
apareciendo en nuestro largo proceso evolutivo: la capacidad de abstracción y simbolización,
ejemplificada, como no, en nuestro especialísimo lenguaje (cuyas características ya conoces de
temas anteriores).
3
Filosofía I
Experiencia y razón
(5) Pues bien: lo específico del cerebro humano es su capacidad para agrupar
percepciones y construir a partir de ellas imágenes y/o conceptos mentales (habitualmente
asociados entre sí). Por ejemplo: si percibimos un montón de figuras redondeadas, verdosas y
rojizas, con un sabor, aroma y textura característicos, aunque no sean idénticas, sino sólo muy
parecidas, las agrupamos igualmente bajo un mismo concepto o etiqueta “manzana”. Y este
concepto no tiene un carácter perceptivo: es puramente abstracto. Podemos pensar y representar en
nuestra mente una manzana sin percibir su color y su aroma, ni su sabor ni su textura: en abstracto.
Es lo que estamos haciendo ahora.
Esta capacidad de la mente humana para agrupar las percepciones en conceptos, es lo que
se denomina capacidad de abstracción. Se llama así, porque abstrae (descompone, extrae, saca,
obtiene) las cualidades comunes de esas percepciones, que son las que componen el concepto. El
concepto de “manzana” es obtenido por nuestro cerebro a base de abstraer, de entre todas las
percepciones de las manzanas, lo que todas esas percepciones tienen en común.
¿Qué leyes la dirigen? Fundamentalmente la de semejanza. Nuestro cerebro tiende a unir
las percepciones semejantes (aunque no sabemos muy bien cómo). Pero también las de sucesión en
el espacio o en el tiempo. El conjunto de árboles que se sitúan unos a continuación de otros:
“bosque”. O el conjunto de momentos temporales de esta explicación: “clase”.
(6) Y esa capacidad de abstracción no se puede separar de la capacidad de
simbolización. Esa suma de datos abstraídos por nuestro cerebro de las percepciones, es a
continuación etiquetado por nuestro cerebro. Es decir: recibe un nombre simbólico, arbitrario, que
representa, convencionalmente, esos datos abstraídos. Por ejemplo: a los datos abstraídos de las
distintas percepciones de la nieve, unos seres humanos las denominan “noire” (las etiquetan
mentalmente, en abstracto, como “noire”), otros las denominan “black” (las etiquetan mentalmente
como “black”), otros “schwarz”, otros “nero”…
A su vez, esa capacidad de simbolización no se puede separar de la capacidad
lingüística. Para los seres humanos, abstraer y simbolizar es abstraer y simbolizar mediante el
lenguaje. Nuestro cerebro es capaz de abstraer y simbolizar las percepciones porque posee la
capacidad lingüística, y viceversa. Nuestros conceptos mentales, en realidad, tienen forma
lingüística.
¿Cuáles son las ventajas de esta forma de conocer y ordenar la realidad? Faltaría sitio para
comentarlas todas, pero yo destacaría fundamentalmente cuatro:
a)
En primer lugar, economía: no necesitamos ocupar nuestro cerebro con
todas las sensaciones ocupadas en percepciones. Nos bastan con los
conceptos, que son las etiquetas que las designan. De esta forma,
podemos almacenar cantidades enormes de información útil y manejarla
con facilidad.
b)
En segundo lugar: separación de las fuentes del conocimiento y
anticipación con respecto a ellas. Podemos hablar, discutir y razonar,
y a partir de ahí aprender y conocer acerca de la realidad, sin estar
percibiéndola en ese mismo momento. Y eso es lo que se hace casi
siempre en el transcurso de las clases (por más que se diga que “una
imagen vale más que mil palabras”). Y las futuras percepciones,
organizarlas con facilidad, según las vamos recibiendo, de acuerdo con
los conceptos que ya tenemos.
c)
En tercer lugar: creatividad infinita. A partir de los conceptos,
podemos seguir construyendo nuevos conceptos a partir de conceptos
sucesivamente según nos interese (juntamos los conceptos de pera,
manzana, fresa, etc. en el de “fruta”, y el de fruta, carne, lácteos,
pescado, etc. en el de “alimentos”). O construimos conceptos totalmente
abstractos y desligados de percepciones concretas (por ejemplo, el
concepto de “espacio”: lugar en el que están las cosas. Nadie puede
percibir el espacio, es un concepto creado por el ser humano. O el
concepto de “vacío”, o el de “dios”, o el de “alma”, o el de “belleza”).
4
Filosofía I
Experiencia y razón
(7) Lo que sucede a continuación con el aparato de percepción humano, que en realidad
podríamos considerar como una cuarta de sus ventajas, es que al almacenar y ordenar en su disco
duro de forma activa multitud de conceptos, el cerebro adquiere la capacidad de
retroalimentación. El cerebro autorregula y determina las futuras percepciones. Los
conceptos funcionan como filtros. Evitan que nuestros cerebros se cansen percibiendo todas las
sensaciones que reciben. Los conceptos abstractos que manejemos determinan lo que vayamos a
percibir. En una montaña de los Alpes, el geólogo percibe las morrenas del glaciar, el cono de
deyección, los derrubios…, y es eso lo que aprende y conoce. El alpinista ve la inclinación de las
pendientes, las líneas por las que la montaña puede ser escalada… El pintor percibe el cromatismo
del paisaje alpino, la estética particular del valle, la luz que las nieves del glaciar dan al ambiente…
Y el turista japonés, el encuadre rápido y evidente.
¿Cuáles son los inconvenientes de esta dependencia de lo lingüístico? Pues que las
deficiencias en las capacidades lingüísticas suponen deficiencias en la capacidad cognoscitiva, en
la capacidad para aprender cosas de la realidad. Cuando percibimos algo y no lo conceptualizamos,
no sabemos qué es lo que percibimos. Imaginemos esta conversación: “¿Qué viste? No sé lo que vi,
no sé lo que era”. En realidad, no sabemos lo que vimos ni lo que era, porque no supimos
conceptualizarlo, darle un nombre.
Y desde el punto de vista educativo y del desarrollo biológico de los seres humanos, no
desarrollar adecuadamente en los primeros años de vida las capacidades lingüísticas, oyendo un
lenguaje rico y complejo, limitará en el futuro el desarrollo de la inteligencia del niño. Si una
persona desarrolla sus capacidades lingüísticas escuchando únicamente “Crónicas marcianas” y
leyendo el Marca, no podrá potenciar sus capacidades cognoscitivas ni en última instancia, su
inteligencia.
Comprendidas bien todas las anteriores ideas, no te será difícil contestar a la Pregunta l del
texto que habla de la experiencia perceptiva de los pigmeos, el Texto 13 (que debe completarse, no
obstante, con la historia de la primera proyección cinematográfica realizada por los hermanos
Lumière comentada en clase). Realizar esta pregunta te supondrá esquematizar y ordenar todos los
pasos anteriores y aplicarlos al ejemplo anterior (por cierto, un texto similar sería un típico ejercicio
de examen). Tendrás que explicar en el ejemplo del texto cuáles son los estímulos, la sensaciones,
la percepciones, y los conceptos abstractos que el pigmeo es capaz de percibir a partir de todo ello,
y cómo lo hace. (Y cómo la adquisición de nuevos conceptos retroalimentará sus futuras
percepciones). Para ello puede servir perfectamente de ayuda el esquema que os proporcionaré a
continuación (página 6), en el que se detallan dos procesos cognitivos, el que lleva a conocer qué
es un “pantalón”; y el que lleva a conocer qué es un “jersey” (o tres, si consideramos el segundo
proceso de abstracción que nos lleva a construir el concepto de “ropa”).
¿Dónde se encuentra el error que no permite interpretar al pigmeo de forma correcta la
percepción de los búfalos en la lejanía? Pues en el hecho de que el concepto y la imagen mental
que se ha formado el pigmeo de un búfalo, junto a características como “cuernos”, “pelo negro”,
etc., incluye una característica de su percepción de las cosas: “imagen muy grande, de más de un
metro de altura”, por haberlo percibido siempre de cerca. Si una imagen es pequeña, en cualquier
caso, no puede ser la de un búfalo.
¿Dónde se encuentra el error que llevó a los comedidos burgueses franceses a escapar en
estampida, como los animales del ejemplo anterior, del teatro en el que se proyecta
cinematográficamente la llegada de un tren a la estación? Pues en el hecho de que para ellos toda
imagen en movimiento es un cuerpo de tres dimensiones. La imagen proyectada en la pantalla es,
evidentemente, de dos dimensiones, pero ellos no interpretaron esa percepción así y huyeron para
escapar del atropello de un tren tridimensional y por tanto, real.
Desde un punto de vista teórico y más general, en los dos casos comentados los sujetos
perceptores cometen el mismo error (si es que se puede llamar así), de construir sus conceptos e
imágenes mentales de acuerdo con su experiencia previa. El pigmeo no había experimentado el
5
Filosofía I
ESTÍMULO
(1)
Experiencia y razón
SENSACIÓN PERCEPCIÓN
(2/3)
(4)
IMAGEN
MENTAL
(5)
Hay una realidad Esos estímulos que
objetiva exterior produce el (pantalón)
son recogidos por los
un (pantalón)
sentidos
que por sus
extraceptores
propiedades
fotorreceptores y
mecanorreceptores
físico-químicas
humanos, que los
es capaz de
mandan como
producir
corrientes eléctricas
estímulos que
al cerebro, donde
nuestro sistema
aparecerán como
unas
sensaciones de
nervioso puede
colores,
texturas y
recoger
Nuestro cerebro
organiza y ordena
automáticamente
esas sensaciones
inconexas y
percibe un objeto
con una forma,
color y textura
bien clara y
determinada: un
(pantalón)
Tras percibir
numerosos objetos
similares, nuestro
cerebro los agrupa
en una imagen
mental abstracta.
Podemos
imaginarnos en
nuestro cerebro un
(pantalón) sin estar
percibiéndolo en
ese mismo
momento
Hay una realidad
objetiva exterior
un (jersey) que
por sus
propiedades
físico-químicas
es capaz de
producir
estímulos que
nuestro sistema
nervioso puede
recoger
Nuestro cerebro
organiza y ordena
automáticamente
esas sensaciones
inconexas y
percibe un objeto
con una forma,
color y textura
bien clara y
determinada: un
(jersey)
Tras percibir
numerosos objetos
similares, nuestro
cerebro los agrupa
en una imagen
mental abstracta.
Podemos
imaginarnos en
nuestro cerebro un
(jersey) sin estar
percibiéndolo en
ese mismo
momento
formas determinadas
Esos estímulos que
produce el (jersey)
son recogidos por los
sentidos
extraceptores
fotorreceptores y
mecanorreceptores
humanos, que los
mandan como
corrientes eléctricas
al cerebro, donde
aparecerán como
unas sensaciones de
colores, texturas y
formas determinadas
6
CONCEPTO Y CONCEPTO
ETIQUETA
AÚN MÁS
RETROLINGÜÍSTICA ABSTRACTO ALIMENTACIÓN
(5/6)
(6)
(7)
Junto a la imagen
mental abstracta,
nuestro cerebro obtiene
su concepto: “prenda
para vestir, para las
extremidades
inferiores, con dos
perneras, posiblemente
bolsillos, de telas y
colores diversos…”
A continuación
lo etiqueta
lingüísticamente: ese
objeto será un
“pantalón”
Junto a la imagen
mental abstracta,
nuestro cerebro obtiene
su concepto: “prenda
para vestir, para las
extremidades
superiores, con dos
mangas, de cuello
redondo o de pico, de
algodón o lana…”
A continuación
lo etiqueta
lingüísticamente: ese
objeto será un “jersey”
Nuestro cerebro,
sin percibir ningún
objeto del exterior,
trabajando con los
conceptos
abstractos que tiene
almacenados en su
interior, crea un
nuevo concepto,
aún más abstracto y
sin relación directa
con la experiencia.
Sirve para unir en
un conjunto todos
los objetos que
tienen en común la
característica
“prenda para
vestir”. Ese
concepto pasa a ser
“ropa”. Nuestro
cerebro lo crea
porque eso le
permite clasificar y
ordenar la realidad
de forma rápida y
económica
Cuando percibamos y
conceptualicemos
objetos como una
bufanda, o una camisa,
automáticamente los
introduciremos en el
conjunto más abstracto
de “ropa”
Filosofía I
Experiencia y razón
decrecimiento del tamaño de las imágenes en perspectiva, ni el francés cuerpos de dos dimensiones
en movimiento. Y articulan sus percepciones, sus conceptos y sus imágenes mentales de acuerdo
con ese criterio, aunque ello les lleve a interpretar mal la realidad.
¿Por qué sucede esto? Recordemos la teoría: porque al inicio del proceso cognoscitivo
está siempre la experiencia previa, las percepciones que hayamos recibido en el pasado y que
hayamos articulado en forma de imágenes mentales y conceptos. Debido al ya conocido
mecanismo de retroalimentación, continuamente reinterpretarán el sentido de las percepciones
futuras. En principio, este mecanismo es muy adecuado porque permite comprender la realidad de
forma muy económica; si bien en estos dos casos nos lleva a error.
En cualquier caso, tampoco esto es preocupante. Una vez que el pigmeo y el francés
conocen mejor la naturaleza de sus percepciones, articulan sus conceptos e imágenes mentales de
forma diferente y en este caso, más adecuada; de tal forma que en el futuro, cuando vuelvan a ver
búfalos en la lejanía, o imágenes cinematográficas, no se dejaran engañar.
APARTADO 2: EL CONOCIMIENTO COMO PROBLEMA
FILOSÓFICO; LA EPISTEMOLOGÍA
Ya en el apartado anterior comentábamos que muchas de las preguntas referidas al
conocimiento humano iban más allá de lo que la psicología podía responder. Planteaban cuestiones
más generales que ya no eran cuestiones propiamente psicológicas, sino cuestiones filosóficas. Para
ser más precisos deberíamos decir: cuestiones epistemológicas. (Problemas sobre el concepto de
verdad, la relación con la realidad, etc.; ya los comentamos en el primero de los textos de esta
unidad didáctica, el Texto12, cuando comparábamos el sistema perceptivo humano con el de los
animales).
La Epistemología es la rama de la filosofía que estudia el conocimiento, porque de
hecho la palabra episteme significa, en griego, conocimiento. De la misma manera, por ejemplo, la
rama de la filosofía que estudia la conducta moral de las personas, y las nociones acerca del bien y
del mal, se le llama Ética, y la estudiasteis en 4º de la ESO.
Al hilo de la explicación psicológica de la conducta humana realizada en el apartado
anterior, nosotros ya podemos plantearnos algunos problemas epistemológicos. Por ejemplo:
(1) El primero de los problemas que vamos a tratar será el de la relación entre el
conocimiento y la realidad. Ya nos había quedado planteado en el Texto 12, cuando
veíamos que el perro veía la realidad en blanco y negro, y nosotros en ciertos colores
(no en todos los que existen). ¿Qué relación existe, por lo tanto entre el mundo tal y
como se me aparece, tal y como lo percibo yo, y el mundo tal y como es en realidad?
¿Tiene sentido hablar del mundo tal y como es en realidad? ¿No será el mundo
exactamente tal y como yo lo percibo?
(2) Otro problema epistemológico que se nos planteó fue el de la verdad, asociado
también al Texto 12: ¿tiene sentido hablar del concepto de verdad? Si para cada animal
la percepción verdadera es la suya, ¿puede haber varias verdades diferentes y opuestas
(por ejemplo: para un perro la realidad es “en blanco y negro” y para un ser humano
“en color”)? Estos dos problemas los veremos con detalle en el Apartado 2.1.
(3) Por lo que aprendimos, ya vemos que la actividad psicológica humana no es
meramente pasiva frente a la realidad que la está estimulando. Hay una compleja
relación entre un sujeto que conocer y un objeto a conocer, entre la razón humana y la
experiencia recibida del mundo exterior. ¿En cuál de estos dos polos está el origen del
conocimiento? ¿Cuál es el fundamento del conocimiento humano: la experiencia
7
Filosofía I
Experiencia y razón
externa al sujeto, o la mente racional del sujeto? Este otro problema clásico de la
epistemología lo vamos a ver con detalle en el Apartado 2.2.
(Dicho sea de paso, en este Apartado 2.2. volverá a aparecer el problema de la
verdad, al hablar del racionalismo y el empirismo y asociado directamente a un famoso
problema epistemológico, el llamado problema de la inducción: ¿será posible que no
podamos estar seguros de nada de lo que aprendemos de la experiencia? ¿Será posible
que el ser humano no pueda nunca obtener conocimiento verdadero, o estar
verdaderamente convencido de la seguridad de su conocimiento? También sobre estas
cuestiones hay muchas cosas que comentar, aunque de momento nos estamos
adelantando)
(4) ¿Cómo se las arregla el cerebro humano, que en principio sólo está compuesto de una
enorme cantidad de neuronas interconectadas con la capacidad de transmitir corrientes
eléctricas, para hacer representar en nuestra cabeza percepciones con sentido,
conceptos e imágenes mentales y, en última instancia, construir una mente
autoconsciente? ¿Qué hay en él de especial? ¿Qué es la mente humana? ¿En qué
consiste la autoidentidad del ser humano como ser pensante? ¿Y cómo esta mente
nuestra se puede enfrentar a la realidad? Todas estas cuestiones son claramente
filosóficas y epistemológicas, aunque hoy en día, desde el campo de la psicología de la
mente y de la neurofisiología, la perspectiva filosófica está comenzando a ser superada.
En cualquier caso, serán materias que no trataremos aquí.
2.1. REALISMO, DOGMATISMO, ESCEPTICISMO, RELATIVISMO,
METAFÍSICA
2.2.1. EL PROBLEMA DE LA RELACIÓN ENTRE APARIENCIA Y
REALIDAD: REALISMO E IDEALISMO
El problema de la relación entre el conocimiento humano y la realidad, es, por lo tanto, unoo de
los problemas clásicos de la epistemología. La forma más habitual de llamarlo es “el problema de
la relación entre apariencia y realidad”, porque en realidad el problema consiste en saber cuál es
la relación que existe entre el mundo real, tal y como se aparece en mi mente, y el mundo real tal y
como él es en sí mismo, al margen de cómo se aparezca en mi mente (o en la de un perro, o una
lagartija).
Este problema se puede ver directamente en relación con la primitiva teoría del isomorfismo,
a la que ya hicimos referencia indirecta casi al principio de este tema. Repasémosla:: podría
parecer, ingenuamente, que la realidad es justamente aquello que mis sentidos conocen, aquello que
se aparece a mi mente de forma directa. El conocimiento no sería, según este punto de vista, otra
cosa que la relación entre un sujeto conocedor (S) y un objeto conocido, o una realidad a conocer
(O). El sujeto conocedor sería activo y tendría unas facultades o capacidades intelectuales que le
permitiría conocer el objeto. El objeto, por su parte, sería pasivo, independiente del sujeto,
permanente y substancial. Sus características, sus atributos, tampoco dependerían del sujeto.
Sin embargo, el sujeto podría conocer estas características sin problemas porque su propia
estructura conocedora (es decir, la estructura de las capacidades racionales y cognoscitivas del ser
humano: su inteligencia, su razón, su lenguaje, sus sentidos...) se adaptaría como un guante a una
mano, a la estructura de lo que está por conocer, del objeto.
El sujeto puede conocer el objeto, aunque éste sea independiente de él, por que existe
igualdad en sus estructuras, o son “compatibles”, por usar una palabreja de la informática. La
palabreja filosófica es, en cambio “isomorfismo” (significa, simplemente “forma idéntica”). El
sujeto puede conocer la realidad, porque su razón tiene la misma forma que la realidad, tiene la
misma estructura que la realidad (de hecho, ¿acaso no pertenece a ella?).
8
Filosofía I
Experiencia y razón
Esto que acabamos de contar es la teoría filosófica clásica del conocimiento (enunciada, por
ejemplo, hace 2300 años por Aristóteles). La lectura del Texto 12 ya nos permitió desmontar esta
creencia de ingenuo sentido común. Tenemos que desterrar ya las dos siguientes ideas: en primer
lugar, que (1) no existe independencia entre el sujeto y el objeto, entre el conocimiento y la
realidad. En segundo lugar, que (2) las características de la realidad, las características o
atributos de los objetos, no tienen existencia real, independiente o separada de las características
con las que el sujeto las conoce. Lo que pasa es que en torno a estas dos cuestiones puede haber
una enorme cantidad de matices.
Para plantearnos la pregunta con la mayor claridad posible, veamos de todas formas el
siguiente esquema, en el que se pueden valorar todas las posibilidades:
POSIBLES RELACIONES ENTRE APARIENCIA Y REALIDAD
Problema número 1:
¿Cómo
percibimos
realidad?
directamente
realismo directo
a través de las representaciones
realismo indirecto
sí
realismo ingenuo
la
Problema número 2:
¿Son las representaciones
mentales copia de la no
realidad?
(si bien la realidad existe
objetivamente)
realismo crítico
(y por tanto la realidad solo
existe subjetivamente)
idealismo
Problema número 1: realismo indirecto como teoría correcta
Analizando el esquema, se ve con claridad que el problema de la relación entre las
apariencias de nuestra mente y la realidad necesita descomponerse en dos preguntas diferentes. En
primer lugar: ¿cómo percibimos la realidad? La creencia ingenua de que los seres humanos
percibimos la realidad de forma directa, es la postura filosófica que se denomina realismo directo.
(El isomorfismo aristotélico es también, implícitamente, un realismo directo). Era una postura que,
por ejemplo, sostenía un filósofo epicúreo denominado Lucrecio en un libro llamado De rerum
natura. Según él, si veíamos la realidad era porque las cosas desprendían efluvios materiales con
su propia forma que nos presionaban sutilmente sobre la superficie de los ojos.
Evidentemente, es una postura falsa. La postura correcta es la que sostiene que los seres
humanos percibimos la realidad a través de nuestras representaciones mentales Este punto de vista
se conoce con el nombre de realismo indirecto. Conocemos la realidad de forma indirecta, a través
de las representaciones mentales que aparecen en nuestro cerebro.
Problema número 2: realismo crítico o idealismo como posibles soluciones
Asumiendo el punto de vista anterior como verdadero, la pregunta entonces pasa a ser
diferente: ¿son las representaciones mentales copia fiel de la realidad? El realismo ingenuo diría
que sí: la realidad es exactamente aquello que muestran mis representaciones mentales. (De nuevo
el isomorfismo aristotélico es un realismo ingenuo: llevaría a disparates como el de afirmar que los
9
Filosofía I
Experiencia y razón
alumnos que se sientan al fondo de la clase miden 10 cm., puesto que de ese tamaño es mi
percepción de ellos).
La postura correcta es más bien la contraria. Mis representaciones mentales no son una
copia de la realidad, sino que de alguna forma la interpretan o la reconstruyen en mi mente. Esta es
la postura que sostiene el realismo crítico (la más habitual y seguramente la más razonable). Si yo
percibo una tiza de color verde, el color verde no puede ser considerado estrictamente una
propiedad objetiva de la tiza, sino una cualidad que mi mente, de acuerdo con sus estructuras
mentales y perceptivas reconstruye críticamente (activamente y no de forma “exacta”; ese criterio
no tendría sentido, aplicado a la percepción) en su interior.
Seguramente la tiza en sí misma no tiene una propiedad como “color verde”, pero existe
una realidad en ella a la que mi conocimiento se puede acercar críticamente, siendo consciente de
que al decir que “la tiza es verde”, no conozco la realidad en sí misma, tal y como es. Es la postura
que históricamente han defendido casi todos los filósofos.
Algunos filósofos decidieron dar una vuelta de tuerca a este argumento e ir más allá. Si las
cualidades de los objetos que yo percibo son reconstruidas de forma crítica y activa por mi mente, o
por mi aparato perceptivo, entonces no podemos afirmar que exista una realidad objetiva y material
en sí misma como tal. Existir consiste en ser percibido. Los objetos y la realidad en general carecen
de realidad y de existencia objetiva. Su realidad y su existencia se la proporciona mi acto
perceptivo. Existen en mi mente porque yo lo percibo. Las cosas y la realidad no existen de forma
objetiva e independiente, sino de forma subjetiva. Sin percepción humana no hay realidad ni
existencia objetiva de las cosas. Esta postura se conoce con el nombre de idealismo filosófico.
Probablemente es una teoría falsa; sin embargo, es muy difícil de criticar y de rebatir.
Uno de sus defensores fue un religioso irlandés llamado Berkeley, que afirmó
explícitamente que, puesto que “esse est percipi”, la existencia de las cosas de forma permanente,
al margen de nuestra percepción, no podía ser afirmada, o bien era una prueba indirecta de la
existencia de un Dios creador del universo que lo mantenía en la existencia (las cosas no existirían
por sí mismas, sino por la gracia de Dios). Otro idealista filosófico clásico fue Hegel, en este caso
sin intenciones de la teología natural.
2.2.2. EL PROBLEMA DE LA
RELATIVISMO Y DOGMATISMO
VERDAD:
ESCEPTICISMO,
Antes de comentar el problema de la verdad es preciso explicar brevemente qué
entendemos por verdad. Necesitamos aclarar un poco el significado del concepto. La definición
más clásica del concepto es la del pensador que ya mencionamos con motivo de la explicación de
la teoría del isomorfismo, Aristóteles. Su definición de verdad es aparentemente muy sencilla:
“verdad consiste en decir de lo que es, que es, y de lo que no es, que no es”. (A este concepto de
verdad también se le llama “teoría de la verdad como correspondencia (o correlación) o teoría
isomórfica de la verdad”)
La definición dice más cosas de lo que parece. En primer lugar: la verdad es una
propiedad del lenguaje. No es una propiedad de las cosas o de la realidad. Sólo pueden ser
verdaderas las expresiones de nuestro lenguaje: “verdad consiste en decir”. Las cosas no son ni
verdaderas ni falsas; verdadero o falso es lo que afirmamos o negamos de ellas.
En segundo lugar: la verdad establece una correspondencia o una correlación; la verdad
establece una correspondencia entre los objetos y el lenguaje con que los describimos: “decir de lo
que es (realidad), que es (lenguaje); de lo que no es (realidad), que no es (lenguaje)”.
Y en tercer lugar, el concepto de verdad hace suponer que debemos tener algún criterio
para demostrar que podemos conocer las cosas tal y como son en sí mismas en nuestra mente; y
que podemos traducir los contenidos de nuestra mente a nuestro lenguaje con total precisión y
exactitud. El concepto de verdad supone también que los seres humanos tenemos pruebas o
criterios para demostrar o justificar sin ningún género de dudas que, efectivamente, tal cosa es de
tal manera. Poder acceder a la verdad supone estar en posesión de criterios precisos para
demostrarla o justificarla; criterios de demostración idénticos, únicos, exactos y seguros.
10
Filosofía I
Experiencia y razón
El escepticismo es la postura filosófica que niega que los seres humanos podamos alcanzar
un conocimiento verdadero y seguro de las cosas. Vistas las limitaciones del aparato perceptivo de
los seres humanos, y su relación tan extraña con los objetos de la realidad exterior, es imposible
plantearse el ideal de un verdadero conocimiento de las cosas. Nuestro conocimiento es, en el
fondo, inútil, porque no es capaz de llegar a la verdad en sí misma.
Es evidente que la duda del escéptico puede plantearse a varios niveles. En primer lugar,
cabe dudar de que la verdad exista, pues seguramente se trate de un concepto ilusorio, y no existan
las cosas en sí mismas, sino a la medida de nuestra percepción (pensemos de nuevo en el Texto 12,
y las distintas verdades de los distintos animales). En segundo lugar, cabe dudar de que, aunque
exista, nuestro aparato perceptivo pueda llegar a ella, pues ya sabemos que percibimos las cosas de
forma indirecta y muy compleja, y por si eso no fuera poco, siempre estará el problema de la
inducción acechándonos, y debilitando cualquier verdad contingente que pudiéramos afirmar. Y en
tercer lugar, puesto que la verdad es una propiedad del lenguaje con el que expresamos la realidad,
cabe la posibilidad de que aunque la verdad exista y los seres humanos la podamos conocer, sin
embargo no seamos capaces de expresarla lingüísticamente.
Esto que acabo de contar es la formulación más clásica de la postura escéptica, esbozada
por un filósofo griego llamado Pirrón el Escéptico (¡cómo no!).
La postura del escepticismo es difícil de cuestionar, pero tiene una enorme debilidad. El
escéptico sostiene que la verdad no puede ser alcanzada o al menos, ni siquiera expresada. Pero sin
embargo, afirma que una cosa sí es verdad: que la verdad no se puede conseguir. (Es decir, no
podemos alcanzar ningún conocimiento seguro, excepto el del punto de vista escéptico). Esta forma
de razonar es, por lo tanto, paradójica (una paradoja consiste en afirmar una cosa y su contraria a
la vez); no respeta el principio de contradicción, un principio básico del funcionamiento de la
razón humana (hablaremos de él más adelante).
El relativismo es, en realidad, una consecuencia del escepticismo. Si el conocimiento
verdadero y exacto no es seguro, verdad será todo aquello que le parezca al sujeto que conoce
que es verdad. Por lo tanto, la verdad cambiará según el sujeto (o el tipo de animal), el grupo
social, la época histórica, el estado etílico, la capacidad mental, el principio químico activo que
opera en nuestro cerebro, etc. No habrá una verdad única, sino multitud de verdades, que
dependerán de todas esas circunstancias, que serán relativas a todas estas circunstancias.
Como dice el clásico aforismo poético: “en este mundo, nada es verdad ni mentira, todo es
según del color del cristal con que se mira”. Si todo es verdad, efectivamente, nada es verdad. El
relativismo es una postura contraria al pensamiento crítico, porque impide a la humanidad avanzar
y resolver sus problemas de forma racional.
La postura más razonable y que en principio es la normal para los seres humanos, es la del
dogmatismo. El dogmatismo es, en realidad, un realismo: la verdad existe, los seres humanos
podemos conocer la verdad y los seres humanos podemos expresar y comunicar esa verdad. El
dogmatismo ha de ser, en principio, un realismo crítico: que la verdad exista, no quiere decir que
estemos en posesión de ella. Llegar a la verdad cuesta mucho trabajo y mucho esfuerzo; se llega a
ella por caminos muy indirectos y de forma muy lateral, y seguramente nunca podemos estar del
todo seguros de estar en posesión de la verdad absoluta.
(Es por eso por lo que el término dogmatismo se usa en el lenguaje casi siempre en
sentido negativo, en sentido peyorativo. Una persona dogmática es una persona fanática, una
persona acrítica, una persona que se cree en posesión de la verdad absoluta, una persona que jamás
se cuestiona sus conocimientos o creencias, una persona que nunca duda ni analiza sus propios
puntos de vista… El dogmatismo, en este sentido negativo, está tan alejado del conocimiento y de
la actitud racional como el relativismo. Son, en realidad, dos caras de la misma moneda, porque
convierten el esfuerzo humano en intentar encontrar el conocimiento en algo inútil.)
11
Filosofía I
Experiencia y razón
2.2.3. ONTOLOGÍA Y METAFÍSICA
“Ontología” y “metafísica” son dos conceptos filosóficos que se encuentran relacionados
con el de “epistemología”. Son dos conceptos de uso habitual en las discusiones y en los
razonamientos filosóficos, así que conviene conocer su significado.
Metafísica significa, literalmente, en griego, “lo que está más allá de la física”. En otras
palabras, lo que está más allá del mundo físico y del mundo material. O también: la estructura de lo
real, o la estructura y el fundamento de todo lo que existe. Pero si algo está más allá del mundo
físico y del mundo material, su conocimiento directo para nosotros es imposible. Sin embargo, si
podemos hacer suposiciones y reflexiones acerca de ello.
De hecho, las discusiones epistemológicas llevan directamente a problemas clásicos de la
metafísica. ¿El mundo real existe como tal o soy yo quien le da existencia? ¿Existe realmente la
verdad? ¿Es la realidad cognoscible? ¿La realidad es accesible al conocimiento racional? Etc., etc.
Todos estos y muchos más son problemas epistemológicos que derivan en problemas metafísicos.
Por supuesto, hay muchos otros problemas de índole metafísica relacionados con otras
ramas de la filosofía, como por ejemplo con la ética: ¿es el ser humano libre, o está determinado
por su personalidad y por la sociedad? ¿Puede hablarse de responsabilidad sin libertad? O con la
antropología: ¿Tiene sentido el ser humano? ¿O es sólo una combinación peculiar de elementos
biológicos, físico-químicos? O con la teología: ¿Existe Dios? ¿Existe el alma? ¿Puede el ser
humano ser inmortal de algún modo? Todos estos son problemas clásicos de la filosofía;
analizarlos llevaría la necesidad de una pregunta para cada uno de ellos; basta aquí con mencionar
su existencia. En la asignatura del año que viene trataréis muchos de ellos con más detalle, y
también en los temas que veremos más adelante este curso.
Lo que interesa destacar especialmente es lo siguiente: todas las personas tenemos
creencias de tipo metafísico de un tipo u otro relativas a todas las cuestiones anteriores (las
creencias religiosas, al igual que las agnósticas, son un subconjunto de las creencias metafísicas).
Se trata de creencias porque en última instancia son indemostrables, aunque se puede argumentar
en su favor de forma relativamente convincente. Yo tengo la creencia metafísica de tipo
antropológico y ético de que el ser humano es un ser fundamentalmente libre, por ejemplo.
A veces, la rama de la metafísica que estudia la estructura de lo real recibe el nombre de
ontología (del griego ons, -ontos, que significa “lo que es o existe”). Así por ejemplo, la ontología
de un realista es materialista, puesto que cree que lo real es fundamentalmente material. La
ontología de un idealista sería diferente, puesto que cree que lo material sólo existe como concepto
y representación de mi mente, y por lo tanto tiene carácter conceptual. Su ontología es por eso
mismo idealista.
2.2. EMPIRISMO Y RACIONALISMO
Otra pregunta epistemológica clásica que se han hecho los filósofos acerca del
mecanismo psicológico de conocimiento humano, ha sido siempre la siguiente: ¿dónde está el
origen y fundamento del conocimiento humano? Esta es una antigua pregunta filosófica (muy
anterior al desarrollo de la psicología como ciencia), y es lo que vamos a ver en este subapartado,
como ya dijimos en su momento.
Las respuestas posibles a esta pregunta han sido, históricamente, dos: el origen y
fundamento del conocimiento humano esta dentro de la razón, la mente o el cerebro humano, o
bien el origen y fundamento del conocimiento humano no está en la razón, la mente o el cerebro
humano, sino en la experiencia externa a ella. La primera postura es la del racionalismo o
innatismo, y la segunda la del empirismo.
12
Filosofía I
Experiencia y razón
Se les denomina así, porque hubo dos corrientes de pensamiento filosófico a lo largo de
los siglos XVII y XVIII que mantuvieron esas dos diferentes posturas y eran llamados,
respectivamente, racionalistas y empiristas. Los racionalistas más importantes fueron Descartes,
Leibniz y Espinosa, y los empiristas más importantes Locke y Hume (estos nombres tendrán su
interés el curso que viene).
De todas formas, estos adjetivos pueden utilizarse hoy en día sin mayores problemas. Hay
una rama de lingüistas contemporáneos, cuyo miembro más importante es un tal Chomski (del que
hablaremos más adelante), que se denominan a sí mismos racionalistas, de la misma forma que hay
muchos psicólogos que se consideran empiristas. Porque en realidad, la teoría racionalista dice: el
origen del conocimiento humano está en la mente humana, que es quien lo determina y construye.
Y la teoría empirista dice: el origen del conocimiento humano está todo en la experiencia externa a
la propia mente humana, y es esta experiencia externa quien la determina y la construye
2.1.1. EL EMPIRISMO Y SUS RAZONES
Las razones del empirismo parecen sencillas y fáciles de entender, sobre todo ahora
que ya conocemos el mecanismo psicológico de conocimiento humano.: el conocimiento humano
proviene única y exclusivamente de la experiencia externa a la mente. La mente humana, antes de
verse afectada por la experiencia, está total y absolutamente despojada de contenidos y de
capacidades. Todo lo obtiene de la experiencia, porque la mente, sin haber recibido ningún
contenido de experiencia, no es más que una pizarra en blanco, una pizarra vacía, una tabula rasa.
La experiencia es más compleja de lo que parece, no se limita a percibir datos de los sentidos
externos. Puede recibir datos del interior del propio cuerpo, y puede incluso percibir las propias
operaciones de la mente (recordemos que los seres humanos poseemos autoconciencia) para
formar conceptos complejos de carácter abstracto (puede percibirse a sí mismo dudando,
prefiriendo, disfrutando…).
Pero el origen de todo está en la experiencia. La mente humana (el entendimiento, según la
terminología del texto) no nace, por ejemplo con la capacidad de la abstracción. La mente humana
no tiene la capacidad de abstracción por sí misma. Un empirista afirmaría: La mente humana
construye la capacidad de abstraer percepciones semejantes y formar conceptos e imágenes
mentales a partir de ellas, a base de percibir, una y otra vez, percepciones que son semejantes.
Pero no es una capacidad innata de la mente humana, ni una capacidad que nuestra mente posee por
sí misma, antes de haber recibido datos de la experiencia exterior. Por eso es en la experiencia
dónde está el origen del conocimiento humano. Sería algo así como si el estómago naciera sin la
capacidad de segregar jugos gástricos, y a base de darle de comer, la fuera adquiriendo él solo.
(Un racionalista diría, en cambio: La mente humana nace con la capacidad innata de
abstraer percepciones semejantes y formar conceptos e imágenes mentales a partir de ellas, a base
de percibir, una y otra vez, percepciones que son semejante)
El problema al que se tiene que enfrentar el empirismo, no obstante, es el siguiente: ¿Cómo
se las arregla la mente para formar todas las enormes capacidades y potencialidades
cognoscitivas que tiene dentro naciendo totalmente vacía de contenidos y de estructuras
preconfiguradas, tal y como afirman los empiristas? No está muy claro
Veamos dos principios que cumplen difícil y dudosamente el requisito de provenir de la
experiencia. Estos dos principios son por una parte el principio de no contradicción (mencionado
líneas atrás), que es un principio básico de la estructura de nuestra forma de razonar y dice: “es
imposible para una misma cosa, tener y no tener a la vez una misma cualidad”. El otro principio es
el llamado de razón suficiente, que lo que dice es que “para cada efecto ha de haber una causa, y
para cada causa ha de haber un efecto”. ¿Cómo adquirimos estos conocimientos, que parece que
todos tenemos?
Ambos principios permiten que el mundo sea racional y comprensible. ¿Pueden provenir
de la experiencia? ¿No será que la mente humana siempre percibe y siempre piensa usándolos, con
13
Filosofía I
Experiencia y razón
ellos (aunque no piense en ellos ni sea consciente, necesariamente, de ellos)? (De esta forma
estamos anticipando los puntos de vista de los innatistas).
El punto flaco del empirismo podría quedar aquí planteado con bastante claridad:
existiríanen la mente humana presuntos conocimientos absolutamente verdaderos sin excepción
que no provienen de la experiencia.
El contraargumento empirista a esta crítica podría tener la siguiente forma: Aunque
existieran este tipo de verdades universales y necesarias (conceptos que desarrollaremos con más
detalle más adelante), eso no bastaría; habría que probar que su verdad no proviene de la
experiencia, sino de la propia razón humana (quien tiene que probar es quien afirma, no quien
niega; yo, por ejemplo, no tengo que demostrar que los marcianos no existen, pero quien cree en su
existencia debe darme buenas razones para que yo no piense que es un alucinado).
Pero además, hay una segunda parte de este argumento: tales verdades no son tan
absolutas, verdaderas y necesarias como sostienen los racionalistas. (A este respecto, recuerda un
poco los conceptos con los que piensa e interpreta la realidad el pigmeo; lo que parecían conceptos
perceptivos universales, como la idea de que es automática la interpretación de que los cuerpos,
con no lo eran tanto: el pigmeo no los tenía).
2.1.2. EL RACIONALISMO Y SUS RAZONES
Tal y como venimos formulando la explicación, quien sostenga que este tipo de
conocimientos no pueden venir de la experiencia externa a la mente humana, sostiene el punto de
vista contrario al del empirismo: el punto de vista del racionalismo (o innatismo: el conocimiento
humano es innato). En nuestra mente, nuestro propio cerebro es donde reside el fundamento y
origen del conocimiento humano, su estructuración y su forma (aunque, efectivamente, algunos de
sus contenidos y datos, provengan de la experiencia; pero la razón humana ya los predetermina).
Es absolutamente falsa la idea de que la mente humana, al nacer, sea una tabula rasa.
Las razones para defender este punto de vista son los siguientes. El texto dice que si la
mente fuera realmente una tabula rasa, su capacidad para construir conocimientos y estructuras
cognoscitivas por el mero hecho de recibir datos de experiencia se vería seriamente limitada.
Porque esta capacidad estaría absolutamente indeterminada, sería una capacidad vacía (como
la de la arcilla de ser moldeada o la del papel de escribir en él palabras, por ejemplo). Y lo que eso
supone: no permitiría construir a partir de ellas verdades universales.
Las verdades universales o de razón (también llamadas verdades a priori, y
contemporáneamente, verdades necesarias o analíticas) son aquel tipo de verdades que no admiten
duda ni excepción, que son verdad siempre y en cualquier circunstancia, al margen de la
experiencia –y por tanto, no dependerían de ella ni adquirirían su verdad en ella-. Son aquellas
verdades que son verdad y no pueden dejar de serlo, porque imaginar su falsedad sería
contradictorio (ojo: no simplemente falso, sino contradictorio).
Por ejemplo: “círculo es la figura geométrica todos cuyos puntos equidistan de otro
llamado centro”. No cabe imaginarse la falsedad de esta afirmación; sería contradictorio que en un
círculo todos los puntos de la circunferencia no estuvieran a la misma distancia del centro. Otro
ejemplo: “el todo siempre es mayor que sus partes”. Sería contradictorio que una parte fuera mayor
que el todo del que forma parte; se podría decir con lenguaje coloquial, “eso no cabe en cabeza
humana”. En cambio, decir “América fue descubierta por Colón en 1493” no es contradictorio, es
simplemente falso. (Porque aquí no estamos negando una verdad universal, sino otro tipo de verdad
del que hablaremos a continuación).
En teoría los principios de no contradicción y de razón suficiente, de los que hablamos
líneas atrás, serían verdades de este tipo. En general, son verdades necesarias todos los principios
lógico-racionales, pero también todas las verdades matemáticas.
14
Filosofía I
Experiencia y razón
Conviene que no perdamos de vista el papel que asignan los racionalistas a la
experiencia. La experiencia proporciona contenidos y datos sensibles a la razón humana, y puede
llegar, como mucho, a dar el material del otro tipo de verdades: las verdades empíricas o
contingentes., de experiencia, sintéticas, no necesarias, o contingentes.
Las verdades empíricas o contingentes (también llamadas verdades a posteriori, de
experiencia, sintéticas, a posteriori o no necesarias) son aquellas verdades cuya verdad no es
necesaria, porque es perfectamente posible imaginarse su falsedad. Podemos imaginarnos su
verdad sin caer en contradicción, porque la negación de una verdad empírica es falsa, pero no
ilógica ni contradictoria. En lenguaje coloquial, “sí cabría en cabeza humana”.
Volvamos a uno de los ejemplos anteriores: “Colón descubrió América en 1492” es una
verdad empírica; es verdad pero podría perfectamente no haberlo sido. Isabel la Católica pudo no
haber empeñado las joyas para ayudarlo como dice la leyenda, los barcos pudieron tardar más en la
travesía al salir del astillero, o Colón podría haberse cansado de su proyecto y dedicarse a la
navegación comercial… Como estas cosas no sucedieron, la expresión “Colón descubrió América
en 1492” es verdadera, y no falsa. Pero es una verdad empírica, una verdad de experiencia.
Veamos a continuación un ejemplo comparativo que creo que puede resultar bastante
ilustrativo y bastante claro: es absolutamente verdadero y no puede dejar de serlo, que todo cuerpo
ocupa una extensión en el espacio. Pero la verdad experimental de que allí hay una mesa, es
absolutamente contingente. Bien podría no haber ninguna, o haber dos. “Todo cuerpo ocupa una
extensión”, verdad necesaria; “Allí hay una mesa; verdad de experiencia”.
¿Por qué de la experiencia no se pueden obtener verdades necesarias? Porque de la
experiencia obtenemos datos particulares concretos y finitos, y desde ellos, inductivamente, no
podemos dar el salto a verdades absolutas y sin excepción con absoluta seguridad (aunque sí con
cierta probabilidad). Veámoslo con un ejemplo: “todos los cisnes son blancos” es una verdad de
experiencia; no es una verdad necesaria: es una verdad obtenida a partir de la experiencia, de
percibir experimentalmente una serie de cisnes blancos, e inducir a partir de ahí que todos ellos sin
excepción, los nacidos y por nacer, los que existieron y los que existirán, lo son. Nadie me dice que
mañana no vaya a ver un cisne negro (como así fue cuando se exploró la isla de Tasmania). En esto
consiste el problema de la inducción. La inducción sólo proporciona verdades contingentes de
experiencia, no verdades necesarias.
(Sobre la inducción, no obstante, volveremos a hablar, y mucho, en los temas siguientes).
Yo me inclino más bien por la postura de los racionalistas. En este sentido me parece muy
interesante el enfoque dado por el lingüista Chomski, citado líneas atrás. Chomski defiende una
versión moderna del racionalismo, aplicada al aprendizaje del lenguaje. Según él, han de existir
unos contenidos y estructuras predeterminadas en la razón humana que permitan aprender el
lenguaje (“universales lingüísticos” los llama él).
El aprendizaje del lenguaje no puede provenir de la experiencia únicamente, puesto que lo
que un rapacín obtiene, experimentalmente, de escuchar hablar, no es sino una suma de palabras
sueltas, tiempos verbales incompletos, y oraciones muy escasas. Sin embargo, a partir de tan poca
cosa, construye la capacidad de hablar y entender infinitas posibles oraciones. Está claro, según el
racionalismo, que el origen y fundamento del conocimiento humano descansa en nuestra propia
razón. En los primeros años se activarían nuestras estructuras lingüísticas innatas para aprender el
lenguaje. Más adelante, de adultos, al ya estar activadas y terminadas estas estructuras, si queremos
adquirir otro lenguaje, lo debemos hacer empíricamente –y por eso nos cuesta tanto trabajo; seguro
que habéis escuchado la suficiente cantidad de inglés como para romper a hablarlo, pero sin
embargo ya no sucede lo que sucedió cuando tenías dos años de edad, porque esas estructuras
mentales ahora están desactivadas, o se ocupan de otras cosas-. (No obstante, del papel que juega
el lenguaje en el conocimiento humano, y de su relación con nuestras estructuras racionales y con
la realidad que el propio lenguaje debe representar, hablaremos en el tema siguiente)
En cualquier caso, los dos puntos de vista tienen buenas razones y argumentos en su favor;
por eso se trata de un verdadero problema filosófico.
15
Filosofía I
Experiencia y razón
APÉNDICE: ACTIVIDADES
1)
2)
3)
4)
5)
6)
7)
8)
9)
10)
11)
12)
13)
14)
15)
16)
17)
18)
19)
20)
21)
22)
23)
24)
25)
26)
27)
28)
29)
30)
31)
32)
33)
34)
35)
36)
37)
38)
39)
40)
41)
42)
43)
44)
45)
46)
47)
48)
¿Qué significa el término epistemología? ¿Y el término ontología?
¿Qué relación existe entre las cuestiones que tratan ambas materias?
¿Qué es una sensación?
¿Qué es la capacidad de abstracción? ¿Y la de simbolización?
¿Qué relación hay entre ellas?
¿Qué postura sostiene el empirismo acerca del conocimiento humano?
¿Qué argumentos proporcionan las llamadas verdades universales al racionalismo?
¿Qué grado de verdad posee un razonamiento inductivo?
¿Qué es una percepción?
¿Qué inconvenientes tiene la dependencia de lo lingüístico en nuestra forma de conocer la realidad?
¿Qué es la retroalimentación?
¿Qué postura sostiene el racionalismo acerca del conocimiento humano?
¿Qué argumentos proporciona el caso del pigmeo al empirismo?
¿Qué argumentos proporciona el caso de las primeras personas que vieron “cine” contra el
racionalismo?
¿Qué diferencia existe entre el isomorfismo ingenuo y el isomorfismo crítico y cientifista?
¿Apoya la postura empirista el mecanismo de adquisición del lenguaje materno? ¿Por qué?
¿Qué postura acerca del conocimiento defendería un realista crítico?
¿Y un idealista?
¿Qué postura acerca de la verdad defendería un escéptico?
¿Apoya la postura racionalista el mecanismo de adquisición del lenguaje materno? ¿Por qué?
¿Qué postura acerca del conocimiento defendería un realista ingenuo?
¿Qué postura acerca de la verdad defendería un relativista?
¿Qué dos principios rigen fundamentalmente la organización de las percepciones en imágenes mentales
y conceptos?
¿Percibimos la realidad directamente? ¿Qué posibilidades existen y cuáles son sus puntos de vista?
¿Qué papel le dan los racionalistas a la experiencia?
¿Qué dice la teoría de la verdad como correspondencia?
Pon un ejemplo de una verdad universal y otro de una verdad contingente. ¿Por qué las consideras así?
¿Qué papel le dan los racionalistas a las verdades innatas y universales? ¿Y a las verdades empíricas?
¿Cuál es la primera crítica que podemos hacerle a la idea de la mente como tabula rasa? ¿Y la
segunda?
¿Son las representaciones mentales copia de la realidad? ¿Qué posibilidades existen y cuáles son sus
puntos de vista?
¿De qué tipo es la siguiente verdad? “E=mc2 (la materia es transformable en energía. Einstein)”.
¿Qué principios rigen la asociación de sensaciones en percepciones?
Define, explica y ejemplifica el concepto aristotélico de verdad.
¿Qué tendencias generales rigen la organización de sensaciones en percepciones?
Distingue, usando ejemplos originales, entre percepciones y sensaciones.
¿Qué postura sostiene el empirismo acerca del conocimiento humano?
¿Por qué el lenguaje permite “una anticipación respecto de las fuentes del conocimiento”?
Pon un ejemplo original de retroalimentación perceptiva y explícala
¿Qué diferencia existen entre las verdades universales y las verdades contingentes? ¿Con qué otros
nombres se les conoce?
¿De qué tipo es la siguiente verdad? “Por un punto exterior a una recta, en un plano, solo pasa
una paralela (5º postulado de la geometría tridimensional de Euclides)”.
¿Qué papel le dan los racionalistas a las verdades innatas y universales?
¿Qué ontología defendería un idealista filosófico? ¿Por qué?
¿De qué tipo es la siguiente verdad? “I: V/R (la intensidad equivale al voltaje partido por la
resistencia)”.
¿De qué tipo es la siguiente verdad? “Todo suceso físico ocurre en un período temporal
determinado. (Principio fundamental de la ciencia)”.
¿Qué afirma un dogmático (en sentido filosófico)?
¿En qué consiste una paradoja? Pon un ejemplo de un razonamiento paradójico.
Describe y explica un error perceptivo que tú hayas experimentado.
Explica cómo formamos los seres humanos un concepto como el de “mamífero”, paso por paso y
ejemplificándolo en cada uno de ellos hasta el final del proceso cognoscitivo.
16
Descargar