La Educación Multicultural: realidad o ficción en las políticas y

Anuncio
Jurjo Torres
La Educación Multicultural:
realidad o ficción en las políticas y prácticas educativas
Ponencia a cargo de: Jurjo Torres Santomé. Catedrático de Didáctica y
Organización Escolar. Universidad de A Coruña.
Celebrada el Jueves 19 de Julio de 2007.
Jurjo Torres propone en esta intervención someter a debate la cultura escolar en
su papel de elemento transformador de la sociedad. Nos propone analizar en
qué medida las políticas y prácticas educativas nos sirven como parte de un
proyecto político de transformación social para el futuro.
El ponente comienza con una clara llamada a la autoreflexión sobre los procesos
de despolitización de la educación:
“¿Qué ha pasado con aquél profesorado que se formó políticamente con
los discursos de la reproducción social, que leía autores como Bourdieu y
Passeron? ¿Qué pasó con ese profesorado que vivió en un momento en el
que se desarrolló la crítica a la escolarización desde la ópera “The Wall”
de Pink Floyd hasta la corriente desescolarizadora que proclamaba la
muerte de la escuela con Everett Reimer o Ivan Illich? ¿Qué ha pasado
con este profesorado que ahora ocupa las aulas de las escuelas? ¿Dónde
cabe la política en una práctica educativa dominada por la palabra
SILENCIO?”
Para que la educación y el sistema educativo formen parte de un proyecto
político, se deben construir desde la escuela las 3 P: en primer lugar, recuperar
la historicidad, reconstruir el Pasado desde la explicitación de los mecanismos
de poder que nos ayuden a entender el Presente en el que vivimos. Y,
finalmente, decidir qué es lo que consideramos valioso y cómo queremos
construir un Proyecto Futuro.
Este proceso exige un cambio radical en las funciones de la misma educación. El
origen de la escolarización se produce en un contexto totalmente diferente al
actual, con el objetivo de construir una cultura vinculada a una nación, a unos
límites, una lengua y unos derechos de ciudadanía. Los retos que nos plantea el
contexto actual se sitúan, en cambio, en el terreno de la diversidad, la escuela
debe también llevar a cabo grandes transformaciones en este sentido.
Por otra parte, la educación debe recuperar y poner en el centro de su acción el
debate político sobre los problemas sociales. Éstos han desaparecido del debate
educativo y cuando han sido incorporados en la práctica educativa se han
sometido a un proceso de vaciamiento y tecnocratización.
Jurjo Torres hace un repaso sobre los temas “de moda” que ocupan el debate
educativo: así, en la década de los 90 fue la evaluación y las editoriales se
apresuraron a editar sus propuestas. Actualmente el tema que ocupa las
miradas sobre el sistema educativo es el de la violencia. Las lecturas que se
hacen están profundamente sesgadas. No se analiza el problema de manera
crítica, porque como apunta Torres, la violencia contra la escuela es en cierto
modo comprensible: qué se puede esperar de unos contenidos irrelevantes y de
una metodología y evaluación “horrorosas”.
Finalmente, es necesario reformular los contenidos educativos para hacerlos
significativos en la comprensión del mundo. El cambio en el qué se debe
enseñar y aprender en las escuelas debe ir de la mano de transformaciones
importantes en tres ejes de trabajo: los materiales, el curriculum y el
profesorado.
Jurjo Torres presenta los análisis que realiza sobre diferentes materiales
escolares en Galicia. De manera resumida presenta las principales conclusiones.
En los materiales que se trabajan en la escuela hay voces que están presentes de
manera hegemónica y otras voces que se descubren invisibles. Así, domina el
mundo masculino adulto heterosexual y católico frente al mundo femenino,
otros grupos sociales, otras religiones. Es el primer mundo, las naciones
poderosas, las profesiones de prestigio las que tienen su representación en los
libros de texto. El hecho cultural diverso cuando se presenta en los libros de
texto lo hace de manera infantilizada, como una realidad extraña o exótica,
carentes de historia. Por otra parte, el uso mayoritario del libro de texto en los
contextos educativos contradice las propuestas de la sociedad de la información
donde es impensable usar una sola fuente i un único formato.
El currículo debe propiciar mecanismos para detectar las diferentes formas de
discriminación. En cambio, el tratamiento que se ha hecho de la diferencia
desde la escuela a menudo se ha traducido en intervenciones curriculares que el
ponente califica de erradas. Así encontramos actitudes segregadoras, de
desconexión como “el día de...”. Procesos de tergiversación mediante el cual se
asume la desigualdad como natural. Actitudes de psicologización otorgando a
problemas que atañen al colectivo una responsabilidad individual. O actitudes
paternalistas teñidas de presudotolerancia que sitúan a los grupos sociales en
situaciones desiguales. Se hacen necesarias narraciones del curriculum que
recuperen las luchas sociales y que construyan en positivo. Jurjo Torres señala
que la historia del movimiento feminista puede, como contenido educativo,
devolvernos el optimismo.
El último eje de cambio al que hace referencia Jurjo Torres es el profesorado,
para el que utiliza una alegoría religiosa. Según su origen etimológico, profesor
significa profeta. Y en las escuelas el profesorado transmitiría las “verdades
reveladas “en el “libro sagrado” que es el libro de texto. El profesorado debe
tomar parte en este proyecto político creando en los centros espacios educativos
antidiscriminación. La formación es en este sentido un aspecto fundamental
donde generar espacios de estudio crítico sobre las principales cuestiones
sociales. La práctica educativa se debe construir desde una perspectiva global y
problematizadora que incorpore diferentes aportaciones y que cuestione la
construcción de la ciencia. El profesorado debe partir y valorar la experiencia y
el conocimiento del alumnado así como favorecer el desarrollo de su propia
personalidad.
Para poder llevar a cabo ese proyecto de transformación social desde la
educación es urgente recuperar la palabra política. Y poner en el centro de la
acción la relación con los otros y las otras, asumiendo desde todos los agentes
educativos el compromiso de crear verdaderas comunidades de aprendizaje
donde todas y cada una de las personas puedan tener éxito, formar parte del
diseño de su futuro.
Santander, julio 2007
Clara Arbiol i Gonzàlez
Descargar