CARBURANTE Opinión Artículo-homenaje de Mariano Aguayo a Antonio Badía Antonio Badía, una vida dedicada a los clientes Uno de los empresarios históricos del sector del carburante español se nos ha ido para siempre. Mariano Aguayo le dedica un emotivo artículo en el que repasa la trayectoria de un empresario que se abrió camino a base de trabajo, humildad y dedicación al cliente. A ntonio Badía comenzó a trabajar a los nueve años. A los 14 emprendió con su padre, un pastor que había puesto una rudimentaria fábrica para utilizar la madera de los montes de Málaga en la posguerra, la que sería la primera estación de servicio de la Costa del Sol. No se había inventado aún el concepto de Estación de Servicio; ni tan siquiera el de Costa del Sol. Antonio no fue al colegio; solo recibió algunas clases por las noches. Desde pequeño se ocupó de la tienda de maderas de la familia para que su padre pudiera dedicarse a la actividad de la recolección. “Las cuatro reglas de cuentas” que, contaba, había recibido de pequeño como toda formación académica, fueron su muleta para crear el grupo de estaciones de servicio mejor gestionadas que BP abandera hoy en España. EN LOS 90, BADÍA SE ABANDERÓ CON BP, COMPAÑÍA QUE LO HA PUESTO DE EJEMPLO INTERNACIONALMENTE, COMO DEALER DE REFERENCIA DEL SUR DE 38 | Estaciones de Servicio EUROPA Y de ahí, con dedicación, ingenio y sentido común conformó poco a poco, junto con el apoyo de su familia y empleados, lo que ahora conocemos como Grupo Badía. En los años setenta implantó en lo que era la única carretera de la Costa del Sol, junto al Castillo de Fuengirola, la estación de servicio que años después se convertiría en uno de los buques insignia de las playas de Málaga. Cuando todavía el campo llegaba al mar. Su único secreto fue trabajar día a día, a “pie de negocio”, transmitiendo esa sencilla práctica a su entorno. Sus hijas, tras tantos años, siguen poniéndose la camisa de expendedor domingo a domingo para colaborar en los turnos de las estaciones y de paso recibir de los clientes el feedback de la pista. Y es que Antonio asumió como propio el reto de conocer las necesidades de la clientela, trabajando cada uno de los oficios que intervienen en el en sector: expendedor, conductor, camarero y hasta instalador. Disfrutó con orgullo de todos esos oficios y transmitió su ilusión a los que lo rodeaban. En los ochenta creció con su entorno, llegando a abrir estaciones en distintas ubicaciones como La Cala de Mijas, Alahurín de la Torre y el Grande, Mijas, Cártama, Córdoba o Málaga capital. Ejemplo internacional En los noventa se abanderó con BP, compañía que lo ha puesto de ejemplo internacionalmente, como dealer de referencia del sur de Europa. A la semana de inaugurar su último gran proyecto, la Estación de Servicio Universidad de Málaga, se nos ha ido para siempre Antonio Badía. Quizá la fiesta de la inauguración donde estuvimos todos sus amigos fue su fiesta de despedida. Se adelantó a su tiempo. Implantó estaciones que integraban desde supermercado hasta actividades de ocio, con la idea de dar un servicio integral al cliente, que fue siempre el éxito de sus estaciones. Su familia lo sigue en lo que fueron los tres baluartes de su vida: la dedicación rigurosa a sus clientes, el instinto para el negocio y la humildad con la que enfocaba todas y cada una de las decisiones. Consiguió también lo más complicado: que las nuevas generaciones continúen con lo que otros construyeron, sirviendo a lo que sus mayores hicieron. En el caso de Antonio, el sector agradecerá que lo que hizo este gran empresario se extienda a las generaciones venideras. Mariano Aguayo Socio director Aguayo Abogados