TEMA 4 ARISTÓTELES 1. Biografía. 2. Obras. 3. Núcleo de su pensamiento. 3.1. La teoría hilemórfica. 3.2. El cambio en los seres. 3.3. Acto y potencia. 3.4. Teoría de las causas. 4. Conocimiento y antropología. 4. Ideas físicas: mundo y cosmos. 5. Ética y política. 6. Influencias. 1. BIOGRAFÍA Aristóteles nació en Estagira (razón por la cual se le conoce también como el Estagirita), entre los años 384-383 a. C. A la tierna edad de 17 años, ya había descubierto a Platón, del cual fue discípulo y crítico también; conocedor de las teorías de Heráclito, criticó en Platón la teoría de las ideas, centrando especialmente sus críticas en la absoluta innecesidad de recurrir a un mundo de ideas para explicar el mundo físico. Aristóteles estaba convencido de que no era necesario reduplicar la realidad para explicarla. A lo largo de su vida, descubrimos tres etapas fundamentales o períodos: - El primero coincide con su estancia en la Academia. Durante este tiempo, Aristóteles se dedica al estudio de conceptos tales como ideas, reminiscencia, preexistencia, etc. - El segundo coincide con la salida de Atenas cuando, insatisfecho con la filosofía de su maestro, Aristóteles no sólo abandona la escuela de éste, sino que además abandona la ciudad de Platón y marcha a Mitilene. Allí su pensamiento se vuelve todavía más crítico contra su maestro. Es durante este período cuando es llamado a Macedonia por Filipo II para que eduque a su hijo Alejandro Magno. Ni el padre en u primer momento ni el hijo en un segundo momento aceptaron la educación aristotélica. Aristóteles, rechazado y decepcionado de la política, regresa a la filosofía, es decir, a Atenas; y justo con este regreso, comienza lo que llamamos su tercer período. - En el tercer período, en Atenas, Aristóteles funda su escuela conocida con el nombre de Liceo, donde, dejando de lado sus ideas más abstractas, se centrará sobre todo en observaciones empíricas. 2.- OBRAS La gran cantidad de obras de este autor constituye lo que hoy conocemos con el nombre de Corpus Aristotelicum1. Este Corpus inmenso (aunque faltan 1 No todo lo escrito por él ha llegado hasta nosotros, incluso hay obras como los diálogos de las que quedan apenas unos fragmentos; pero el problema es aún mayor que todo este, porque no 1 algunos trozos que se han perdido) recoge aspectos de muy diversa índole: ética, lógica, política, poética, metafísica y otros saberes más cotidianos. Pero no sólo hay que distinguir al margen de un criterio temático, dos grandes grupos en los cuales englobamos toda su obra. Por un lado, los escritos exotéricos, por otro lado, los escritos esotéricos. El criterio para distinguir entre un tipo de escritos u otro es la finalidad que ambos tipos de escritos perseguían, los exotéricos fueron concebidos para la publicación, es decir, para hacer llegar las teorías aristotélicas a la gente de fuera del Liceo. Suelen ser claros y con un cierto buen estilo literario. Por el contrario, los esotéricos son escritos (a menudo apuntes de clase de sus alumnos) que recogen las enseñanzas de Aristóteles, para uso exclusivo de sus discípulos del Liceo. 2.1. Obras de Aristóteles según temas Siguiendo el criterio temático, podemos agrupar sus obras en los siguientes grupos: 1.- Uno de los grupos- fundamental- de obras aristotélicas y uno de los que menos se vio afectado por el paso del tiempo fue el conjunto de obras dedicados a la lógica. Este conjunto es conocido con el nombre de Organon. La lógica no era para Aristóteles un conocimiento en sí cuanto un órgano o instrumento al servicio del saber, ya que ayuda al rigor del pensamiento. Este órgano lógico está compuesto por: Las categorías, Peri Hermeneias, Primeros y Segundos Analíticos 2.- Importantísima a pesar de que no fue esta la principal preocupación de Aristóteles, son los 14 libros que componen su Metafísica. Pero, ¿ qué son exactamente estos libros de la Metafísica? Aún mejor, ¿qué es “metafísica”, por qué se llama así? Aristóteles, acaso sin saberlo, fue el fundador de esa rama de la filosofía que se llama Metafísica; nunca tuvo conciencia de haber hecho tal cosa. Después de Aristóteles, los escritos que se conservan, fueron escritos y agrupados según los temas de que trataban. Los últimos libros que se agruparon fueron los dedicados a la física, pero quedó una serie de escritos sueltos que, por su temática todos sus escritos conservados han sido efectivamente escritos por él. Estas varias manos presentes en la redacción del conjunto de su obra dan lugar a una gran cantidad de incoherencias que dificultan aún más, si cabe, la interpretación correcta de su pensamiento. 2 diferente, nadie sabía dónde colocar. En ese momento, decidieron reunir todos los escritos sobrantes y añadirlos sin otro criterio al final de la recopilación de la obra completa aristotélica, ocurriendo así que estos escritos quedaron espacialmente situados después de la Física y, como no supieron cómo llamarlos, les dieron el nombre de Metafísica, o sea, lo que estaba puesto en la estantería detrás de los libros de la Física. El nombre le vino al pelo porque, pasados los siglos, se ha podido ver que no sólo espacialmente, sino también temáticamente, estos libros se ocupan de lo que hay más allá de la física. 3.- Corpus físico aristotélico. Bajo esta denominación, se recogen todas aquellas obras en las que Aristóteles se ocupó del mundo físico. A este corpus pertenecen: La Física, De la generación y la corrupción (de los cuerpos), De anima, De caelo o Sobre el cielo, Meteorológicos (estudio sobre los meteoritos) 4. Otros escritos: Todo esto se completa con escritos sobre ética y política: Moral o Ética a Eudemo, Gran ética, Moral o Ética a Nicómaco, La Política, Las Leyes. Y escribió también libros sobre estética, como por ejemplo, la Retórica o la Poética. 3.- NÚCLEO FUNDAMENTAL DE SU PENSAMIENTO: METAFÍSICA. 3.1. La teoría hilemórfica Discípulo de Platón, rechazará sin embargo su teoría de las ideas, como rechazó a su vez de un mundo de las ideas que él considera innecesario para la explicación de la realidad. Así el único mundo existente y real es el mundo material físico. Esto no quiere decir que la realidad sea únicamente materia, sino que los seres son materiales, en lo que va a definir Aristóteles como un compuesto de materia y forma. La teoría que defiende que todo cuanto existe es indisociablemente materia y forma es la conocida como la teoría hilemórfica. ¿Qué es lo que Aristóteles entiende por esos dos términos? Para este filósofo la MATERIA Esta sería el principio indeterminado y amorfo, pero habría que distinguir dos tipos diferentes de materia, a las que denomina materia primera y materia segunda, entendiendo por tales: - materia primera : materia que subsiste en los cambios (la que contiene todas las potencialidades posibles). 3 materia segunda: la que se hace especialmente evidente cuando la generación - de un nuevo ser alcanza su plena realización. Es la materia que las cosas son cuando son totalmente en acto. La FORMA es el principio que determina la materia, en virtud del cual una cosa es ella y no otra. Esa forma puede ser: - Substancial, en cuanto principio que hace que una cosa sea esa determinada substancia y no otra, rasgos que son completamente necesarios. Aquello por lo que “silla” es “silla” o “Javier G.” es “Javier. G.”. - Accidental, cuando son formas completamente prescindibles y contingentes. Por ejemplo: el pelo de Miguel fue una vez corto y ahora es largo, y aunque sea un rasgo muy importante, no es sustancial, puesto que Miguel va a seguir siendo el mismo (si definimos a Miguel como ser humano racional, el que tenga melenas es completamente irrelevante). 3.2. El cambio en el ser. Aquí Aristóteles retoma el problema que llevaba incordiando a los presocráticos y Platón: ¿Cómo explicar el cambio, el paso de un ser a otro? Siendo el ser de Aristóteles el ser material, Aristóteles tendrá que enfrentarse con el problema del cambio. Los seres cambian y por tanto el conocimiento no puede ser, como en Platón, un conocimiento de lo inmutable (el mundo de las ideas), lo que tampoco significa que se conforme Aristóteles con la percepción del cambio, ya que, como intuyó Heráclito, por debajo de todo cambio hay siempre unas regularidades ocultas, y es precisamente el cambio, o sea, lo que percibimos, lo que debe llevarnos a esas leyes no perceptibles que explican el cambio como aparente. No olvidemos que la filosofía de Aristóteles (casi como toda filosofía) es en primer lugar una admiración ante lo que se contempla, un sorprenderse y, en segundo lugar, un interrogante que lleva a poner de manifiesto las razones ocultas del mundo sensible, el logos interno a la naturaleza. Autores como Parménides habían llegado a negar cosas tan evidentes como el cambio o el movimiento. Del No Ser, decía él, no puede venir el Ser. Sin embargo, Aristóteles, para resolver esta cuestión, recurre a una teoría del Ser (a una ontología) que parte de la siguiente observación: el ser se dice de muchas maneras. 2.2.1. Potencia y acto. Para Aristóteles, la materia es eterna, continuamente el soporte del Ser. Todo se genera a partir de ella, y todo se corrompe y se destruye, sin dejar por ello de ser materia. 4 Son las formas (unidas a la materia) que constituyen los seres, las que continuamente cambian; por tanto, lo que existe desde siempre, dada la estructura hilemórfica de la realidad, son las cosas, pero también éstas pueden ser de muchas maneras. Aristóteles habla a este respecto de acto y potencia como dos modos diferentes de ser. Cada modo de ser concreto tiene unas determinadas posibilidades de ser, según su propia naturaleza, por ejemplo, un árbol es potencialmente una fruta, un mueble o leña. A estas posibilidades de ser que cada cosa tiene según su naturaleza lo llamamos ser en potencia. Ahora bien, esas posibilidades pueden desarrollarse o cumplirse, y es a esas posibilidades de actualización a lo que llamamos ser en acto (no sólo poder ser, sino ser ya de hecho). A menudo, cuando estas posibilidades se realizan, hay posibilidades incompatibles, que dejan de ser posibles (por ejemplo, si el árbol se convierte en mueble, o deja de dar fruto, aunque puede todavía ser leña). Con este modo de entender el ser como acto o potencia, Aristóteles da por resuelto el problema que llevó a polemizar a parmenídeos contra no-parmenídeos. Ciertamente, no es que el ser no venga del ser, lo que ocurre es que el ser en acto procede del ser en potencia (por ejemplo, no es del no-mueble de donde sale el mueble, sino del poder- sermueble que lleva en sí la naturaleza del árbol). 2.2.2. Causas del cambio. Para que algo tome existencia como un ser determinado, con una forma y no con otra, es necesario que se den cuatro causas de origen de toda existencia posible. Esto es lo que llamamos Teoría de las causas. Aunque no todas las causas son evidentes o perceptibles por los sentidos, todas ellas pueden deducirse como necesidad lógica para que exista todo aquello que nosotros percibimos. Las cuatro causas presentes, de un modo más o menos evidente, en todo cuanto existe del mundo físico son: 1) Causa material: aquello de lo que algo está hecho 2) Causa formal: aquello que se quiere hacer, en el sentido de la idea a realizar, el modelo, que es lo que uno más o menos encuentra cuando se formula la pregunta “¿qué es una cosa?” 3) Causa eficiente: responde en cierto modo a quién o qué realiza o lleva a acto eso que existe. 4) Causa final. Hasta aquí podríamos decir que las anteriores tres causas se encuentran, de un modo más o menos expreso, en el pensamiento de Platón. Recordemos a este respecto ese Demiurgo conocedor de unas formas o modelos, conforme a los cuales ordena o modela la 5 materia eterna. Sin embargo, pese a esta afinidad de pensamiento, encontramos en Aristóteles una causa añadida a las tres anteriores que en Platón no aparece de un modo muy claro: la causa final. Todo lo que se hace persigue un fin o un objetivo. Esta causa que nos habla de ello, aparece cuando nos hacemos la pregunta “¿para qué o por qué algo es hecho (el sentido)?” El ejemplo de la estatua. Aristóteles pone el ejemplo de la estatua para entender estas cuatro causas. Para hacer la cosa más cercana, pensemos en Mónica, que del dibujo se pasa a la escultura y quiere hacer una magnífica estatua de su compañera Bea. En este proceso de creación de la estatua estarían presentes las cuatro causas: Causa material--------------------- bronce (materia bruta) Causa formal----------------------------- modelo (Beatriz) Causa eficiente--------------------- escultor (Mónica) Causa final (finalidad)------------- adornar, recordar a la gran Marta. Esta causa final tendrá una importancia fundamental para el pensamiento global de Aristóteles, puesto que quiere decir que todas las cosas tienden a cumplir algo determinado, intrínseco en su naturaleza. Esto es lo que se denomina una teleología, (de telos, en griego, que es fin). 4. CONOCIMIENTO Y ANTROPOLOGÍA. 4.1. Teoría del conocimiento. Hasta aquí sabemos que lo que de verdad existe en Aristóteles serán las cosas (prágmata) y no ese mundo de las ideas platónico. Y, así, si ésta es la única realidad, el único conocimiento auténtico será el conocimiento de esos seres. Optando ontológicamente por los seres materiales como los únicos y auténticos (y no las ideas), la consecuencia epistemológica queda clara: los sentidos que para Platón permanecían en un segundo plano, se convierten aquí en el fundamento de todo conocimiento posible; o sea, su teoría del conocimiento es fundamentalmente sensible y empírica. Pero esto no quiere decir que el conocimiento se identifique sin más con la sensación. La sensación es la base sobre la cual se edifica el conocimiento, pero, conocer es más que sólo sentir. Si no fuese así, cualquier animal tendría conocimiento y, en algunos aspectos, el conocimiento animal rebasaría el conocimiento del hombre. Recordemos que para Aristóteles, el hombre es recordado en una de sus definiciones, como animal racional, de ahí que su conocimiento sea sensible, pero no sólo sensible. Si no hay lugar para la razón pura en Aristóteles porque no hay en él seres puramente inteligentes, tampoco se agota la 6 posibilidad del conocimiento en la sola impresión sensible. Los sentidos, que son el soporte material de nuestro conocimiento, son también materiales y es precisamente su materia misma lo que les permite contactar con el mundo material que somos y nos rodea. Así, los sentidos se convierten en el primer instante de nuestro conocimiento. A través de los sentidos acogemos en nosotros la realidad que hemos de pensar; por tanto, el momento sensible del conocimiento es más o menos el de recogida de datos. Sin embargo, conocer o comprender la realidad es más que sólo sentirla, pues la razón de todo cuanto acontece en el mundo material permanece oculta para nuestros sentidos, siendo la razón (característica humana por excelencia) la encargada de poner de manifiesto las razones ocultas de un mundo evidente. Aristóteles afirmará tajantemente que nada hay en el intelecto que primero no haya estado en los sentidos. El hombre cuenta con una capacidad de abstracción gracias a ese conocimiento intelectivo, que le permite formular conceptos y alcanzar esencias. La adquisición de conocimiento es un proceso que se inicia con las percepciones particulares provenientes de los sentidos y termina en el conocimiento universal (conocimiento de ideas generales) a través de la abstracción. Como conclusiones a esta teoría epistemológica diremos que la razón no puede llegar a ninguna conclusión por sí misma: toda conclusión debe estar referida de un modo más o menos directo a un conocimiento primero sensible. También ocurre que, como consecuencia del rechazo al mundo de las ideas, no puede haber ningún conocimiento previo al nacimiento (como defendía la teoría de la reminiscencia platónica), porque si la realidad se agota en el mundo material, nosotros no podemos conocerla sin ser o poseer previamente un cuerpo, de ahí que Aristóteles se empeñe en decir que el hombre nace como una tabla rasa, queriendo con ello significar la imposibilidad de un conocimiento innato en los hombres. 4.2. Antropología. El hombre es una substancia física viviente, es decir, capaz de alimentarse, crecer y perecer. Pero esto todavía no separaría al hombre del resto de los seres vivos. Todos los seres vivos tienen un alma, entendido no como algo inmaterial, sino como principio de vida. Los hombres poseen por tanto tres tipos de alma, algunas de ellas compartidas con el resto de los seres vivos: 7 - Alma vegetativa: es la más inferior de vida, el alma ejerce las tres funciones elementales: nutrición, crecimiento y generación, y tienen como función la conservación del individuo y la especie. - Alma sensitiva: que es lo que diferencia a los animales de las plantas, su capacidad locomotriz y su mayor percepción sensorial (los animales perciben más cosas que las plantas y son capaces de movimiento). - alma intelectiva: es la propia del ser humano, de carácter racional y la que nos diferencia del resto de los animales. Gracias al alma sensitiva nosotros conoceríamos el mundo material (por medio de las sensaciones). El alma intelectiva sería ese segundo momento por el que nosotros accedemos a una infinita capacidad de objetos cognoscibles gracias a esa experiencia. Pero una cosa debe quedar clara: el conocimiento del alma intelectiva es principalmente pasivo, no inventa nada que no venga ya de la experiencia. La visión del conocimiento en Aristóteles corresponde a lo que se llama realismo epistemológico. Esto quiere decir que el hombre conoce la realidad tal y como es, sin poder modificarla. 5.- IDEAS FÍSICAS EN ARISTÓTELES Cambio o movimiento en Aristóteles Aristóteles ha explicado el movimiento en su sentido metafísico (el paso de un ser a otro) a través de su teoría del acto y la potencia, pero también se va a preocupar por los movimientos propios del mundo de la física. En el mundo material, Aristóteles distingue: a) Cambios de sustancia: son los cambios que se producen cuando se dan la generación o la corrupción (nacimiento o muerte). For instance: un hombre muerto, no es ya propiamente un hombre, es otro ser sustancialmente distinto: un cadáver. b) Cambio cualitativo: es lo que se produce cuando se da una alteración en ser sin que la sustancia quede alterada. F.i., cuando un hombre malo pasa a ser bueno, no se da un cambio en la sustancia humana sino en su calidad. c) Cambio cuantitativo: llamamos así fundamentalmente a las traslaciones. A este tipo de cambios es al que típicamente llamamos movimiento, (aunque movimientos sean todos, según Aristóteles). F.i., una mesa que mueve Cora, Borja corriendo por el pasillo o el pelo de Miguel creciendo velozmente (el crecimiento del pelo sería considerado por Aristóteles por cambio cuantitativo y no de sustancia, puesto que no hay modificación importante en el individuo Miguel…) 8 4.1.- EL MUNDO FÍSICO DE ARISTÓTELES (physis o Naturaleza ) Hemos afirmado que todo cuanto existe en el Universo aristotélico es material, y teniendo presente que el espacio es un rasgo de la materia, no cabrá en Aristóteles hablar de un lugar o espacio vacío donde las cosas están, porque las cosas no están en espacio, sino que son espaciales. En consecuencia, tendremos que afirmar que si el mundo coincide con las cosas (hilemorfismo), el mundo natural de Aristóteles es un mundo lleno en el que no hay lugar para el vacío. Los atomistas estaban convencidos de que el vacío era la condición indispensable para la existencia del movimiento. En cambio, Aristóteles, consciente de que la densidad de los cuerpos no es la misma para todos los casos, no sólo negará que el vacío sea posibilidad de movimiento, sino que afirmará incluso que el vacío es requisito para la negación de la posibilidad de movimiento. Cuando observa el mundo material físico, distingue en él seres que tienen en sí la voluntad de movimiento (animales) y seres inertes que sólo pueden moverse si son movidos por otros. Refiriéndose a estos, hará la siguiente generalización: todo lo que se mueve es movido por algo, ahora bien, la aplicación de este movimiento por un sujeto a un determinado objeto sería absolutamente imposible si entre el sujeto y el objeto existiese el vacío. Por tanto, es indispensable para la transmisión del movimiento un mundo totalmente lleno, donde los cuerpos estén en inmediato contacto unos con otros. Elementos Ya los antiguos presocráticos, se habían esforzado por encontrar la materia originaria a partir de la cual se ha hecho todo cuanto hoy existe, era el viejo asunto de la materia originaria o arché. Optando con los post-parmenídeos por una solución pluralista, se hará, sin embargo, eco de aquellos primeros elementos pre-parmenídeos. Así, para Aristóteles, todo cuanto actualmente existe es resultado de los cuatro elementos en distintas proporciones. Los cuatro elementos son el agua, la tierra, el aire y el fuego, siguiendo la clasificación de Empédocles. Cosmología Pero estos cuatro elementos componen sólo el mundo sublunar, no olvidemos que en el Universo de Aristóteles hemos de distinguir dos ámbitos bien diferenciados: Mundo sublunar El mundo sublunar recoge prácticamente lo que es el centro del Universo, es en ese mundo donde se encuentra la Tierra. En él todo está compuesto de los cuatro elementos, 9 lo que hace que todo esté sujeto a la generación y la corrupción, es decir, el mundo sublunar está sometido a un continuo cambio. Los movimientos que se producen en el mundo sublunar son movimientos en línea recta, tienen principio y fin de trayecto, y por tanto acaban. Mundo supralunar En él los cuerpos están compuestos por un quinto elemento, que Aristóteles llama quinta esencia, que no se identifica con ninguno de los otro cuatro elementos clásicos y que, sin embargo, aun siendo más sutil que cualquiera de ellos, no deja por ello de ser material. El hecho de que sea material hace que tampoco en el mundo supralunar los cuerpos puedan ser ajenos al cambio, lo que ocurre es que el cambio aquí, al igual que la materia, será mucho más perfecto, así, frente a la corrupción y la generación sublunar, que se traducía en un movimiento rectilíneo, tendremos aquí una permanencia cuyo movimiento correspondiente es el movimiento circular, que nunca se acaba y que es siempre idéntico a sí mismo. Dado que los cuerpos del Mundo Supralunar, por estar formados de quinta esencia, no están sujetos a generación y corrupción, diremos que aquí el movimiento sólo es de traslación y circular. ¿Por qué esferas en lugar de órbitas? Con estas esferas absolutamente macizas que están en contacto más con otras, y en las cuales se encuentran cada uno de los planetas, Aristóteles solucionaría el problema de la transición del movimiento. Bastaría explicar cómo se mueve la última esfera o esfera de las estrellas fijas para explicarnos todo el movimiento existente en el Universo. Luego todo el movimiento posterior a todo movimiento se explica por simple contacto. El problema por tanto queda reducido al origen del primer movimiento desencadenante del resto. Para explicar este primer movimiento, Aristóteles recurre a la existencia de un ser ajeno al Universo al que él da el nombre de motor inmóvil en el Libro VII de la Física. Recurre a un motor inmóvil porque, si éste tuviera que moverse para mover, necesitaría, para explicar su propio movimiento, de un motor inmóvil previo, o bien de una infinita cadena de motores móviles que no resolverían el problema, sino que simplemente lo multiplicarían. Ahora bien, ¿cómo mueve un motor inmóvil un Universo? Más aún, si es inmóvil, ese motor no puede ser material, entonces, ¿cómo mueve un ser no material un Universo material, teniendo en cuenta que el movimiento se transmite por contacto? Aristóteles, casi místico más que filósofo a este respecto, termina finalmente diciéndonos que ese motor provoca el movimiento del Universo del mismo modo que la 10 presencia del amado mueve los ojos del amante, a quien le basta la sola presencia del amado aun siendo éste indiferente al amante. Para terminar, diremos que este motor inmóvil suele identificarse con ese acto puro del que nos habla el libro VII de la Metafísica. Entendemos por acto puro al ser que ha actualizado totalmente todas sus potencias. El ser que siendo todo lo que puede ser, no está sujeto a cambios. A este acto puro, y a ese motor inmóvil se referirá S. Tomás de Aquino como Dios. 5. Ética y política. 5.1. Ética Aristóteles compuso varias obras sobre esta rama de la filosofía siendo la fundamental su Ética a Nicómaco. El planteamiento de Aristóteles comparte alguno de los aspectos fundamentales que recorren toda la ética griega (la búsqueda de la felicidad) sin embargo su visión sobre el hombre y en conjunto su visión bastante práctica de la filosofía dejarán una sobrada influencia sobre estas obras. La ética se define como las pautas que permiten la vida feliz para el hombre. Es lo que se conoce como éticas eudemónicas y teleológicas (es decir, se definen por las consecuencias de nuestras acciones). Esta corriente se opone a las éticas deontológicas que aparecerán posteriormente con el estoicismo y especialmente, mucho más adelante, Kant (aquí no es la búsqueda de la felicidad, sino los deberes de la razón, lo que nos obliga en la ética). La búsqueda de la felicidad en Aristóteles se diferencia tanto de Platón como naturalmente de los sofistas. Para los segundos, no existía posibilidad de existir una teoría de la felicidad generalizable a todos los hombres, por la sencilla razón que la naturaleza humana es cambiante y todas nuestras normas morales son producto de convenciones. En el mejor de los casos, la naturaleza humana común se reducía al ámbito de las pasiones. Platón en contra de los sofistas sí proponía una teoría de la felicidad, pero en esta ocasión con el elemento humano de la racionalidad. El dualismo platónico nos empuja a despreciar la felicidad adquirida de los bienes o placeres terrenales debido a que estos placeres pertenecen al mundo sensible, irreal y aparente. Aristóteles pretendería, y de forma muy propia de su misma filosofía, un “justo medio” entre estas dos posturas contrapuestas. 11 La felicidad viene, por tanto, de la descripción de la naturaleza humana. La felicidad consistiría en el fin último (telos) al que aspira esa naturaleza. Ahora bien, la naturaleza humana en Aristóteles es más compleja que la platónica, o al menos se olvida de dualismos excluyentes. La reivindicación del mundo sensible propio de todo su planteamiento filosófico se traduce también en esta ética: existe una parte humana vinculada a lo sensible, y en cuanto tal no puede ser ignorada. Así la felicidad aristótelica no se reduce a una única máxima o una única virtud, sino que engloba a un conjunto de ellas, en las que se refleje tanto la vertiente racional del hombre como la más vinculada al cuerpo o el mundo sensible. Así, Aristóteles divide entre virtudes dianoéticas y virtudes éticas como las garantes de la felicidad humana. Las primeras son de carácter intelectual, y estaría aquí la búsqueda de la sabiduría o la vida contemplativa. Pero Aristóteles no vive en una nube, y sabe que la vida cotidiana del hombre no se reduce a esa vida contemplativa. Así, para el correcto desarrollo de esa felicidad, son necesarias también aquellas virtudes que nos permiten el goce de bienes materiales y placeres, siempre de forma equilibrada, por supuesto. Estas virtudes aristotélicas tienen dos características fundamentales. En primer lugar, no son innatas al hombre. El hombre tiene cierta aptitud para su desarrollo, pero debe naturalizarlas en su comportamiento a ellas a través de la repetición: hábitos o buenas costumbres. Esto también está en armonía con su planteamiento del intelecto como “tabula rasa”, contrario a Platón. La segunda característica es una regla práctica que nos permitiría definir esas virtudes. Para ello, Aristóteles propone ese famoso “justo medio” o “equilibrio” entre dos extremos. Así por ejemplo entre la cobardía y la temeridad estaría la templanza (es decir, saber cuándo hay que ser valiente y cuándo no). Ese equilibrio tomaría la prudencia como una de las máximas virtudes humanas. Prudencia es entendida aquí como capacidad para sopesar debidamente una situación de forma racional y actuar conforme a esa reflexión. 5.2. La política Aristóteles también se ocupó de la política, aunque de forma bastante distinta a la de su maestro. Nuevamente su componente positivista (es decir, analizar hechos de este mundo y clasificarlos) aparece en sus planteamientos políticos. Para sus planteamientos no es tan importante la configuración de un estado ideal, prácticamente utópico o irrealizable, como el platónico, sino reflexionar sobre los regímenes políticos ya existentes. 12 Para ello, Aristóteles (que además de filósofo, cosmólogo, físico y biólogo, fue también el fundador de la ciencia política) realizó una ingente tarea de recopilación de leyes y constituciones de numerosas ciudades-estado de su época. Junto a su planteamiento positivista, también aparecen intuiciones filosóficas de gran utilidad que incluso se utilizan en la filosofía contemporánea. El hombre se entiende como un ser social (zoon politikón). Es decir: el individuo no se entiende si no está previamente dentro de una comunidad social, donde es educado y se desarrolla como ser humano. Recordemos una vez más la vieja tradición espartana: en el paso a la edad adulta, el adolescente era abandonado en el monte por un tiempo, y se le hace recordar constantemente que el individuo no es nada sin la comunidad que le rodea. Esta característica es de gran importancia, ya que si bien el componente social de los hombres ya había sido planteado por Platón, Aristóteles retoma esta tradición griega restringiendo el carácter autoritario del anterior autor. Es decir, Platón entendía esa relación entre individuo y comunidad en términos de sumisión y deberes del individuo frente a la comunidad (el sabio, por ejemplo, que debe obediencia al estado en aras de alcanzar un bien común). Aristóteles endulzaría un poco esa relación, y haría más hincapié en los elementos positivos que supone la sociabilidad de los individuos. Toda la teleología, toda la finalidad en los seres vivos consiste en alcanzar una autarquía, es decir: autosuficiencia frente al medio que nos rodea, independencia para poder lograr lo que ese ser vivo tiene que ser. La gran mayoría de los animales se bastan con unos pocos individuos para poder cumplir todas sus expectativas vitales (crecer, reproducirse, sobrevivir). Pero si el ser humano quiere llegar a desarrollar sus potencialidades plenamente, y vivir de acuerdo con los dictados de su propia naturaleza, necesitará estar rodeados de sus semejantes. De hecho, el acto del lenguaje y la capacidad de razonar no serían posibles en el hombre si no supusieramos su carácter social y al contrario. Así, el ser humano estaría agrupado en distintas unidades sociales, no necesariamente opresoras: la familia, que es la unidad social básica, la aldea (agrupación de varias familias) y la ciudad o polis, agrupación de varias aldeas, comunidad de hombres libres que tienen como fin vivir bien y conforme a los mandatos de la razón. Nuevamente recordemos que la visión de Platón o Aristóteles chocaba con las teorías sofistas (la sociedad se compone por átomos, los individuos, que son los que alcanzan y firman un acuerdo social a posteriori). Aristóteles también propone una jerarquía en los regímenes políticos. A diferencia de Platón, cualquier régimen político puede alcanzar condiciones en las que la justicia sea 13 cumplida (procurar el bien de todo el pueblo y no sólo de una parte), y al mismo tiempo, cada régimen tiene su paralelo degenerado. Aristóteles distingue así: Condiciones justas Degeneración Gobierno De uno Monarquía Tiranía Gobierno De varios Aristocracia Oligarquía Gobierno Del pueblo Democracia Demagogia. El gobierno justo de una monarquía degenera en tiranía cuando el único gobernante busca sólo su beneficio. El de una aristocracia (gobierno de los mejores) con el de la oligarquía (gobierno de una sola clase social), y el de una democracia con el de actitudes demagógicas (como por ejemplo, la época de Sócrates). Así en todas esas degeneraciones se olvida el bien común de la comunidad sustituyéndose por el de los intereses particulares. 7. Influencias posteriores. Aristóteles va a dejar, al igul que Platón, una marcada estela a lo largo de los siglos. Especialmente importante es la fuerte impronta que va a tomar a partir del siglo XII la escolástica de todo el pensamiento aristotélico. Como veremos en Santo Tomás de Aquino y su De Monarchiae, buena parte de las conclusiones éticas y políticas que alcanza el autor medieval están en perfecta consonancia con lo que había expresado Aristóteles siglos atrás, hasta el punto que más de un filósofo ha considerado la escolástica como una mera síntesis del pensamiento aristotélico con el Dios cristiano. El pensamiento aristótelico comienza a decaer entre el siglo XIV y XVII, producto de ataques combinados entre nominalistas y los precursores de la Nueva Ciencia (Francis Bacon, Galileo, Descartes...). Sin embargo podríamos verle, aunque sea con muchas reservas como cierto precursor del empirismo en cuanto que sostenía que el conocimiento sensible era la primera instancia del conocimiento humano y negaba frontalmente las ides innatas en los hombres a través de la teoría de la reminiscencia. So long, folks! 14 15