02.El Enfoque Del Evangelio

Anuncio
El
ENFOQUE
Del
EVANGELIO
Martyn Lloyd-Jones
P á g i n a 1 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
“Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza
no se quema. Viendo Jehová que él iba a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y
dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu
calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.” —Éxodo 3:3–5
Aunque deseo considerar todo el suceso contigo, hago particular hincapié en estos
tres versículos, porque no podemos esperar entender todo el pasaje y su gran
mensaje sin una comprensión correcta y verdadera de estas palabras.
Tenemos aquí uno de los acontecimientos esenciales de la Santa Escritura, uno de
vital importancia no solo en relación con la vida personal de Moisés, sino también con
la de los hijos de Israel y la historia de su liberación de la esclavitud en Egipto y su
toma de posesión de la Tierra Prometida de Canaán. Es uno de esos acontecimientos
fundamentales y por eso se hacen tantas referencias a ello en otras partes de la
Escritura.
P á g i n a 2 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
Estamos considerando, pues, una narración histórica, y de una historia muy
trascendental, pero me preocupa esencialmente porque se trata al mismo tiempo de
una importante enseñanza tipológica o de una lección con respecto a toda la cuestión
de la salvación en nuestro Señor y Salvador Jesucristo y a través de él. Nunca se puede
insistir lo suficiente en que el gran mensaje del Antiguo Testamento y el gran mensaje
del Nuevo Testamento son uno solo. Es el mismo Dios quien actúa en ambos, y por
ese motivo la Iglesia cristiana fue guiada desde el principio por el Espíritu Santo para
que aceptara el Antiguo Testamento junto con los Evangelios y las Epístolas del Nuevo
Testamento. A menudo las personas se han sorprendido ante eso y, ciertamente, en
la actualidad sigue habiendo ciertas personas necias que aseguran que los cristianos
no deben interesarse ya en el Antiguo Testamento. Afirman que este es judío y que
no tiene nada que ver con nosotros, quienes poseemos el Nuevo Testamento. Pero la
Iglesia primitiva, guiada por el Espíritu Santo y por la sabiduría que le había sido
otorgada, vio la importancia tanto de preservar el Antiguo como de incorporarlo junto
con el Nuevo para formar este Libro que denominamos Biblia. La razón de ello es que
es el mismo Dios quien actúa en ambos y actúa de la misma forma. Es el mismo Dios,
es el mismo propósito misericordioso, es esencialmente el mismo mensaje. Afirmo,
pues, que al considerar este gran acontecimiento en la vida de Moisés y de los hijos
de Israel, podemos aprender algunas lecciones de vital importancia con respecto al
evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Nos ofrece una lección en particular de manera
peculiarmente sorprendente y que tiene que ver con la cuestión de nuestro enfoque
del evangelio. Me parece que la dificultad que tienen tantas personas con respecto a
la fe cristiana y el evangelio tiene que ver con toda esta cuestión de su enfoque del
evangelio. Ahí es donde muchas personas se equivocan, y lo afirmo no solamente
sobre la base de mi lectura de las Escrituras sino también basándome en mi
experiencia en el ministerio durante cerca de veintitrés años. En la gran mayoría de
casos, el problema no es el propio evangelio. Lo erróneo es el enfoque, la actitud
misma, y debido a este error todo lo demás está por fuerza equivocado.
Ahora bien, permítaseme expresarlo del siguiente modo. Aquí en este pasaje vemos
a Moisés cuidando del rebaño de Jetro, su suegro, el sacerdote de Madián. Había sido
P á g i n a 3 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
pastor durante un tiempo, cerca de cuarenta años, y había estado llevando día a día,
de manera rutinaria y normal, las ovejas de un lado a otro, buscando mejores pastos,
etc. La vida del pastor no tiene nada de romántico o emocionante. Allí se encontraba
en aquel día en particular, cuidando de las ovejas como hasta entonces, y al llevar al
rebaño en aquella ocasión a un rincón del desierto llegó a Horeb, la montaña de Dios.
Eso no tenía nada de extraordinario, probablemente habrían agotado el pasto en otro
lugar y había un sitio donde creía que sus ovejas encontrarían alimento. Guiaba a las
ovejas de la forma habitual cuando de pronto, inesperadamente, «se le apareció el
ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la
zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y
veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Viendo Jehová que él iba
a ver, lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo: ¡Moisés, Moisés! Y él respondió:
Heme aquí. Y dijo: No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que
tú estás, tierra santa es». Y entonces Dios entregó un gran mensaje a Moisés,
mostrándole cómo iba a liberar a los hijos de Israel de su cruel esclavitud y cautividad
en Egipto y a llevarles a la Tierra Prometida en Canaán.
Esa es la historia, y es un ejemplo perfecto de lo que sucede de una manera u otra a
cada hombre y mujer que se vuelve cristiano. Todos somos como Moisés aquí,
desempeñando nuestras tareas y cometidos diarios en este mundo, compartiendo la
vida normal de personas normales. Y así, podríamos haber proseguido
indefinidamente de no ser porque sucede algo, algo que perturba la monotonía de
nuestros hábitos. Puede ser una cosa entre mil, pero ocurre algo que nos sacude y
hace que empecemos a prestar atención a lo que llamamos «religión», a la fe cristiana
y a la Biblia. Quizá lo inesperado sobreviene en forma de enfermedad. Hay muchas
personas que, en cierta forma, son cristianas esta noche porque sufrieron una
enfermedad. Hubo un tiempo en que se comportaban incauta e irreflexivamente, sin
preocupación alguna, y podrían haber seguido así hasta el fin, pero enfermaron. De
pronto, encontrándose enfermos en una cama, empezaron a pensar y el resultado fue
que comenzaron a prestar atención a estas cosas, lo que acabó en su conversión. En
ocasiones se trata de un accidente que se produce de pronto inesperadamente y
P á g i n a 4 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
cambia toda la vida de un hombre. Puede ser una muerte, una pérdida, una desgracia,
o alguna clase de problema en el trabajo, una crisis, una depresión o un fracaso
laboral. Ciertamente, puede ser una guerra mundial. Afirmo que hay mil cosas que
pueden sacudir a las personas y hacerlas pensar en todo esto exactamente igual que
la zarza ardiente cautivó la atención de Moisés: una tarde muy normal, pero en medio
de los acontecimientos más mundanos algo sucedió. Lo inesperado puede producirse
repentina o gradualmente (eso no importa en absoluto); o quizá en una reunión como
esta, a la que hemos asistido apresuradamente y por diversas razones. De pronto se
pronuncia una palabra que nos cautiva y nuestra atención es dirigida al evangelio y a
la Palabra de Dios.
Pero, por desgracia, lo cierto es que eso le ha sucedido a muchas personas y, sin
embargo, no ha llevado a su conversión. Han sido cautivadas, se les ha hecho pensar,
se les ha hecho detenerse y reflexionar; pero todo esto nunca llegó a fructificar por
completo. Nunca han tenido una verdadera experiencia de salvación, nunca han
llegado a conocer a Dios. Esta es, pues, la pregunta: ¿Qué salió mal?
Estoy seguro de que el problema en la gran mayoría de esas personas, lo que explica
su fracaso, es su actitud hacia lo que ha pasado. No han comprendido la naturaleza
de su necesidad; lo que necesitaban era precisamente la lección que se enseña en
este famoso incidente. Al principio, Moisés hace algo a lo que muchos de nosotros
tendemos. Cuando de pronto e inesperadamente ve la zarza ardiente, dice: «Iré yo
ahora y veré está grande visión, por qué causa la zarza no se quema», pero Dios le
reprende y le da instrucciones. Ahora bien, permítaseme expresar el mensaje de la
siguiente forma: para que tú y yo conozcamos verdaderamente las bendiciones que
solo el evangelio cristiano puede dar, no debemos enfocarlo con un espíritu de
curiosidad sino con un espíritu de sumisión. Moisés, como se puede ver, tuvo
curiosidad (por supuesto, era un fenómeno, algo inusual, algo sorprendente): «me
desviaré e investigaré», dice. Era un hombre como los demás: algo interesante
despierta su curiosidad y se dispone a echarle un vistazo con este espíritu cuando le
llega el mensaje.
P á g i n a 5 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
¿Estoy siendo injusto al decir que demasiado a menudo esa es la forma en que las
personas enfocan estas cuestiones? Creo que es correcto decir que esta noche hay en
el mundo una nueva forma de interés por estas cuestiones. No debe sorprendernos
después de las dos guerras mundiales que hemos atravesado —mirando como lo
hacemos al mundo moderno, viendo cómo fracasa y se derrumba casi todo aquello
en lo que habíamos depositado nuestras esperanzas— que los hombres y las mujeres
estén empezando a preguntarse al fin si, después de todo, no habrá algo en la religión,
si la fe cristiana y el evangelio serán la respuesta. Pero, amigo mío, si te encuentras
en esa situación déjame que te recalque la importancia de afrontar y enfocar de la
manera correcta estas cuestiones. Hay una forma errónea de enfocarlos y la vemos
en muchas personas atraídas por la religión. Nos dicen que encuentran muy
placentero leer y debatir el cristianismo, discutir y conversar acerca de él. Nos
aseguran que creen que se debe investigar y examinar. Este tipo de persona nos es
familiar; generalmente es intelectual y reflexivo; viene y habla con este lenguaje,
diciendo: «¿Sabes? Me está empezando a interesar toda esta cuestión». ¡Cuán a
menudo escucho eso de distintas personas! Me dicen que lo encuentran
tremendamente interesante, les gusta escuchar algún sermón esporádico o la emisión
de algún debate acerca de estas creencias religiosas. Quizá comienzan a discutir y
debatir acerca de ello, puede que lleguen a leer libros teológicos o sobre lo que se
denomina «religiones comparadas», o quizá sea el enfoque psicológico y los libros de
filosofía lo que dicen que les fascinan. Ciertamente están interesados («la zarza
ardiente»): ¡«Iré yo ahora e investigaré y examinaré esto»! Hay algunas personas que
se pasan la vida enfocando de esta forma la fe cristiana: es de gran interés en sus
vidas, siempre están leyendo y hablando acerca de ella y hacen muchas cosas al
respecto. Siguen interesados en su lecho de muerte; pero no saben nada, no han
experimentado su poder, no la conocen de tal forma que cuando mueran puedan
hacerlo feliz, triunfante y gloriosamente. No son capaces de decir: «morir es
ganancia» porque significa «estar con Cristo, lo cual es mucho mejor». ¡No!
Comienzan investigando y terminan investigando. Tal como lo expresa la Escritura
misma: «Siempre están aprendiendo, y nunca pueden llegar al conocimiento de la
P á g i n a 6 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
verdad» (2 Timoteo 3:7); son supuestos buscadores de la verdad y la realidad que no
parecen encontrarlas nunca. Su problema es que muy a menudo su enfoque es
completa y absolutamente erróneo. Escuchemos nuevamente cuando Moisés dijo:
«Iré yo ahora y veré está grande visión, por qué causa la zarza no se quema», un
fenómeno extraordinario en la monótona vida de un pastor. Y cuando la fe cristiana
nos confronta y decimos que nos interesa, este es el mensaje que recibimos junto con
Moisés: «Lo llamó Dios de en medio de la zarza, y dijo […]»: abandona tu investigación,
«no te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra
santa es». «Moisés —dijo Dios de en medio de la zarza—, deja esa actitud, abandona
esa actitud de investigación y examen, abandona esa objetividad, quítate el calzado
de los pies, quédate donde estás y sométete».
Comienzo por esto porque es el mensaje de la Biblia de principio a fin. Si solo eres un
investigador, un inspector que examina la Biblia de esa manera indiferente, jamás
conocerás su mensaje. Si piensas que Dios es alguien que despierta tu curiosidad y
sobre el que puedes conjeturar, puedes seguir investigándole, pero nunca llegarás a
conocerle salvo su ira, permanecerás fuera de su vida. ¡No!, ya el comienzo es este:
«No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra
santa es». Eso es forzosamente un requisito previo. Ahora bien, no pido disculpas por
decir eso. Nuestro Señor le dijo exactamente lo mismo a Nicodemo. Nicodemo, aquel
gran maestro de Israel, fue a nuestro Señor y, por así decirlo, empezó a declarar:
«Estoy muy interesado, he estado escuchando tus sermones y he visto tus
maravillosos milagros, pareces haber llegado más lejos que yo, vamos a ver»; pero
nuevamente se produjo exactamente la misma respuesta: «De cierto, de cierto te
digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios» (Juan 3:3). «No
puedo debatir contigo —dice nuestro Señor—, debes retroceder, no somos iguales,
arrodíllate y quítate el calzado, toda tu actitud y tu enfoque son erróneos».
Encontramos el mismo mensaje por todo este Libro. Saulo de Tarso, más adelante el
apóstol Pablo, nos dice: «Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas
contra el nombre de Jesús de Nazaret» (Hechos 26:9), y entonces Cristo le deslumbró
y le dejó ciego e impotente en el suelo.
P á g i n a 7 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
Es lo mismo otra vez.
Bien, pregunta alguien, ¿por qué esta actitud, por qué debo enfocar estas cosas de
forma distinta a todo lo demás en este mundo, por qué debo comenzar por
someterme?
Permítaseme dar algunas respuestas a esa pregunta. La primera es esta: Este
evangelio que tengo el privilegio de predicarte es principalmente una cuestión de
revelación. No es investigación, no es descubrimiento. Más o menos, todo lo demás
en la vida se investiga o descubre, por eso caemos en semejante hábito y creemos
poder utilizarlo aquí. ¿No es ese el argumento del hombre moderno? Dice que toda
verdad se descubre en la ciencia y la naturaleza como resultado de la investigación,
¿por qué no aquí? La respuesta es que aquí comenzamos por la Revelación, no por la
investigación; por medio de la búsqueda, el hombre no puede descubrir «los secretos
de Dios» (Job 11:7). ¡No! Todo el mensaje de la zarza ardiente es que, cuando Moisés
probablemente no estaba pensando en ninguna de estas cosas aquella tarde sino tan
solo en sus ovejas y en el lugar donde encontrar el mejor pasto, súbitamente Dios
aparece, Dios viene a la zarza con la llama. Siempre es así, no tengo mensaje a menos
que sea revelación de Dios. Esta fe cristiana no es filosofía, no es lo que los hombres
piensan acerca de Dios, la vida y el mundo; es Dios revelándose a sí mismo, Dios
viniendo a nosotros y diciéndonos cosas, es revelación. Esa es la razón por que no
debemos venir con espíritu de investigación y examen; aquí tenemos una revelación
que debemos mirar y escuchar.
Toda la historia de la Biblia, de principio a fin, es Dios entrando, Dios abriéndose paso.
Creó el mundo al principio y el hombre pecó y se equivocó. ¿Cuál es el siguiente paso?
Dios vino al huerto en el frescor del día, Dios entró, Dios habló. Eso es revelación, ese
es el principio y así ha continuado desde entonces: Dios hablando a Noé y diciéndole
lo que debe hacer, Dios llamando a Abraham. En toda esta gran historia vemos la
actividad de Dios en todas partes —Jueces, Reyes, los Profetas—, Dios
constantemente. Afirmo que esta es la esencia del mensaje del evangelio: «Cuando
vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo
P á g i n a 8 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
la ley» (Gálatas 4:4). ¡La Revelación! Dios actuando y Dios revelándonos su
misericordioso propósito. Ahora bien, la electricidad no se descubrió así. Se descubrió
por medio de mucha reflexión, investigación y búsqueda, y todo lo demás en la vida
es así. Pero existe una verdad de otro orden, única, separada y diferente. Es Dios
hablándonos y diciéndonos algo, revelándose y manifestándose a nosotros. Esa es la
primera razón por que debemos enfocar la fe cristiana de una forma completamente
distinta.
La segunda razón es la siguiente: la Revelación dada es maravillosa y asombrosa,
ciertamente es milagrosa y sobrenatural. Moisés llevaba bastante razón cuando dijo:
«Iré yo ahora y veré está grande visión, por qué causa la zarza no se quema. Esto es
un milagro, algo insondable», aunque no sabía la razón que llevaba. Tú y yo debemos
empezar por comprender que el evangelio de Jesucristo comienza en lo sobrenatural.
Es completamente único e inexplicable, por encima de la comprensión y el
entendimiento de los más grandes hombres y de toda la raza humana junta. Sí, afirmo
que en 1950 el evangelio de Jesucristo es milagroso. Comienza por decirnos que está
por encima de la comprensión de la mente humana; es Dios, y Dios actuando. Muy
bien; entonces, querido amigo, ¿no es una pérdida de tiempo que empieces a
«investigarlo» y «examinarlo»? ¿No ves por qué estas pobres personas, después de
quizá hasta ochenta años de investigación, se encuentran tan lejos como lo estaban
al principio? Ningún hombre que quiera confiar en su propio entendimiento y diga
que tiene que ser capaz de comprenderlo llegará a ser algo más que un investigador.
Seguirá sin ser salvo. Por definición, la mente natural —aun en lo más elevado y
óptimo de su capacidad— no puede entender lo sobrenatural.
Pero apresurémonos al siguiente punto, que es aún más importante. El tercer motivo
para descalzarnos es que todo el sentido y el propósito del evangelio cristiano es
llevarnos a conocer a Dios. Ese fue el fallo de Moisés: Moisés olvidó lo esencial, pensó
que se trataba tan solo de un fenómeno, una zarza ardiente, o quizá hasta un
fenómeno sobrenatural. En lugar de eso descubrió que estaba ante una Persona, no
una llama; y ese fue el motivo de que se descalzara. Se encontraba ante Dios, y todo
P á g i n a 9 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
el propósito de la fe cristiana es llevarnos a un encuentro personal y a una reunión
personal con Dios. Un conocimiento personal de Dios: ¡Ese es el propósito esencial de
la fe cristiana y su maravilloso ofrecimiento de salvación!
Permítaseme expresarlo de forma negativa: Ni siquiera deben preocuparnos las
verdades acerca de Dios. El propósito del evangelio no es darnos a conocer cosas
«acerca de Dios», es llevarnos al conocimiento de Dios mismo. Muchos piensan que
el propósito del evangelio es llevarnos al conocimiento de las verdades de la vida, de
cómo vivir. Dicen: «Quiero saber cómo vivir una vida mejor, dirijámonos al evangelio
en busca de guía e instrucción». Puede servir de ayuda en ciertos aspectos, pero ese
no es su propósito esencial; su propósito esencial es llevarnos al conocimiento de
Dios. Permítaseme ir más lejos y decir: el propósito de la fe cristiana no es
proporcionarnos conocimientos de teología. Podemos tener grandes conocimientos
teológicos y no conocer a Dios. Soy la última persona en desestimar la teología (uno
de los grandes problemas es la falta de conocimientos teológicos), pero afirmo que se
puede conocer teología y a la vez ser ajeno al amor de Dios. Hay muchos que pasan
por este mundo debatiendo acerca de teología y que pueden ser acérrimos
defensores de la fe y, sin embargo, no conocen a Dios y están fuera de la salvación.
No, no es eso, ni tampoco se ocupa el evangelio cristiano de ideas, máximas,
moralidad o ética. No es tampoco una cuestión de conceptos, de filosofía; no, no, lo
importante es el encuentro con Dios, es entrar en la presencia de Dios y saber que
estamos tratándole de manera directa y personal. Y permítaseme añadir otro
apartado más a mi lista de negaciones. El propósito de los hombres que se acercan a
la fe cristiana y su mensaje no es ni tan siquiera interesarse en un fenómeno como la
experiencia. En la actualidad hay muchas personas interesadas en la experiencia, a
menudo he tenido que hablar con ellas y tratarlas. Afirman: «No encuentro ninguna
utilidad en la teología y la filosofía, pero me interesa la experiencia. He visto un gran
cambio en la vida de alguien: ¿qué puedo hacer para obtener una experiencia?». La
Biblia no se preocupa primordialmente de la experiencia, está interesada en el hecho
de que tú y yo conozcamos a Dios. Eso es una experiencia, gracias a Dios lo es, pero
mientras te interese la experiencia y estés intrigado por la diferencia entre la
P á g i n a 10 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
psicología y la experiencia espiritual y no vayas más lejos, nunca llegarás a conocerle.
Esa es la forma errónea de ver la zarza ardiente. «Quita tu calzado de tus pies»: no
debe interesarte la experiencia, debe interesarte conocer a Dios. El propósito
principal de este Libro es llevarnos a tal conocimiento.
La última razón para descalzarte y acercarte con una actitud de sumisión es lo que nos
tiene que decir el Dios con el que hemos de encontrarnos. ¿Cuál es la revelación que
nos da? Lo primero es esto: es una revelación de su propia santidad. Eso es siempre
lo primero que descubrimos de Dios, que Dios es santo: «Quita tu calzado de tus pies,
porque el lugar en que tú estás, tierra santa es». Si no has empezado por la santidad
de Dios, entonces no le has conocido nunca. Puedo expresarlo brevemente de la
siguiente forma: leamos las páginas de los cuatro Evangelios y observemos a nuestro
Señor Jesucristo, el propio Hijo de Dios mismo. ¿Hemos advertido la forma en que
habla de Dios como «Padre santo»? No hay nada que me alarme ni me asuste tanto
al escuchar a las personas que debaten estas cuestiones como la ligereza con que
hablan de Dios. Dios —dicen— debiera hacer esto o lo otro, y expresan sus opiniones.
¿Comprendes lo que estás diciendo, querido amigo? ¿Comprendes que este Dios es
un fuego consumidor, un Dios santo, el «Padre de las luces, en el cual no hay mudanza,
ni sombra de variación»? Te ruego que tengas cuidado con la forma en que utilizas el
nombre mismo de Dios. Puedo entender a los antiguos judíos y su temor a utilizar el
Nombre. En un sentido tenían miedo de utilizar el Nombre a causa de la santidad de
Dios, pero tú y yo hemos oído a cristianos en oración hablar de «querido Padre». El
Hijo de Dios no se dirigió a él como «querido Padre», se dirigió a él como «Padre
santo»: «Quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es».
Dios se ha revelado como un Dios santo. Ese es el significado de los Diez
Mandamientos; ten cuidado —te digo— de cómo hablas y cómo expresas tu opinión,
porque estás en manos de este Dios.
Pero gracias a Dios puedo añadir algo más. Quiere que escuchemos su mensaje y, una
vez que nos ha revelado su santidad, pasa a revelarnos su amor, misericordia y
compasión. «Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en
P á g i n a 11 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias»
(Éxodo 3:7). ¡Oh bendita Palabra! Querido amigo, el problema al que te enfrentas no
es intelectual, es el problema de ti mismo: la vida, tu esclavitud al pecado y a Satanás.
El problema del cristianismo no es intelectual, es una tendencia fatal del hombre a
pensar eso. Aquí está el punto por donde debes empezar: eres esclavo del pecado y
lo sabes; eres esclavo de tu mal temperamento, tus celos y tu falta de honradez en
sus distintas manifestaciones, y ese es tu problema. Tu problema no es entender a
Dios o entender los milagros, es ser liberado y emancipado de alguna forma de las
cosas que verdaderamente te hunden y te convierten a ti y a tu vida en un fracaso.
Gracias a Dios por un mensaje que nos dice (¡ojalá lo escuchemos, ojalá nos
descalcemos y prestemos atención con reverencia): «Bien he visto la aflicción de mi
pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he
conocido sus angustias». Eso es lo que Dios te está diciendo si renuncias al examen y
la investigación, a intentar entenderle. Escúchale y esta noche podrás oírle decir:
«Conozco tu tristeza, conozco tu infelicidad y tu fracaso, lo sé todo acerca de ti, soy
un Dios de amor, misericordia y compasión». Luego pasa a decir una última cosa en el
versículo 8: «Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y sacarlos de
aquella tierra a una tierra buena y ancha, a tierra que fluye leche y miel». Qué perfecta
declaración es esta: «He descendido para librarlos». ¿No empecé por decir que el
evangelio se encuentra en el Antiguo Testamento? Esa es toda la historia del Nuevo
Testamento. Jesús de Nazaret no es otro que la segunda Persona de la Santa Trinidad.
Dios el Hijo descendió del Cielo. ¿Por qué? Porque había visto tu aflicción y la mía,
porque conocía nuestra desdicha, porque vio nuestro pecado y fracaso y nuestra
vergüenza. Ha descendido, descendió para liberar, y la única forma de liberar era
tomar tus pecados y los míos y cargar con ellos sobre su santo e inmaculado cuerpo
en la cruz del monte Calvario. Allí lo hizo, pagó el rescate, llevó a cabo la expiación,
Dios está satisfecho, la Ley ha sido satisfecha, el Infierno y Satanás están derrotados
y Egipto ha sido vencido. El mar Rojo —el camino a Dios y la nueva vida— está abierto.
Ahí están el perdón de los pecados, la reconciliación con Dios, el nuevo nacimiento, la
nueva fuerza y el nuevo poder y una bendita y eterna esperanza de entrar en el Reino
P á g i n a 12 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
de los Cielos y disfrutar de su leche y miel espirituales en todas las incontables eras
de la eternidad. Ese es el mensaje.
Mientras permanezcas en esta actitud indiferente, llamada objetiva, de investigación
y estés meramente interesado en la religión, nunca lo conocerás, seguirás siendo un
esclavo del pecado y estarás en tinieblas e irás a la perdición. Pero sin tan solo te
detienes, si tan solo escuchas, si tan solo te descalzas y renuncias a tu orgullo e
intelecto y todas estas otras cosas y te humillas como un niño y escuchas el mensaje
concerniente al Señor Jesucristo, el Hijo de Dios que descendió del Cielo a la tierra te
convertirá en una nueva persona. Te liberará de la esclavitud del pecado, de Satanás
y del mal, te tomará de la mano al final para presentarte a Dios perfecto y sin culpa y
te introducirá en esa felicidad eterna. Querido amigo, ¿te has encontrado con Dios?
¿Conoces a Dios? ¿Estás dispuesto a conocer a Dios? ¿Has escuchado la Palabra de
Dios diciéndote: «Conozco tus tristezas y he hecho esto al respecto: he enviado a mi
Hijo para liberarte, para hacerte libre»? ¿Eres libre, te ha liberado Cristo, sabes que
tus pecados han sido perdonados, has recibido una nueva vida? No tienes más que
escuchar y creer este sencillo mensaje, decirle a Dios que lo aceptas y que confías tu
persona y toda tu vida a él, y entonces lo conocerás y lo experimentarás como una
bendita realidad. Si no lo has hecho ya, descálzate, escucha y cree.
P á g i n a 13 | 13
Fuente: Software Logos | Licencia bajo dominio público
Encuentra más recursos en www.evangelioverdadero.com | www.facebook.com/ministerioevangelioverdadero
Descargar