Congreso TDHA Próximamente se realizará un congreso sobre el TDHA :“Transtorno de Atención e Hiperactividad”. Una de las modalidades del encuentro es potenciar el tratamiento farmacológico ante dicho diagnóstico. Desde aquí, con mis conocimientos de farmacología, creo que tenemos el deber de cuestionarnos, por un lado, si no debemos frenar el apetito insaciable económico del mundo en el que vivimos y, por otro, si realmente es tan necesario medicalizar, anestesiar, “a-­‐ ti –borrar”, a todos aquellos chicos que no entran en unos parámetros rígidos de adecuación a normas excesivamente protocolizadas, teniendo en cuenta que dichos fármacos también pueden bloquear el supuesto potencial del niño. Me gustaría recordar que Pablo Picasso fue un escolar distraído y perezoso; Albert Einstein, físico y matemático alemán, lo describen en sus biografías como extravagante, introvertido, ensimismado y disléxico . No le resultaba atractivo ni interesante el estilo académico. Según sus profesores, era individualista y con poca capacidad para integrarse en un grupo. Un ejemplo más cercano es Salvador Dalí, él se describió a sí mismo como “Perverso polimorfo, rezagado y anarquizante (…) blando, débil y repulsivo”. Quién diría que uno de los hombres más adinerados de nuestra actualidad, Bill Gates, a causa de su rebeldía tuvo que ser enviado por sus padres a una escuela especial, Lakeside School, con el objetivo de mejorar su conducta, su sentido de la responsabilidad y su capacidad de estudio. Muy pronto, tras acudir a sesiones psicológicas, Gates se interesó por Freud y el psicoanálisis. Con tan sólo 10 años, ya vendía programas informáticos a sus compañeros y logró sus primeros dólares. Qué decir de Steve Jobs, el chico que cambió el mundo de todos nosotros. Este hombre reconoció que sus dificultades de adaptación a las normas escolares y su inmenso aburrimiento le llevaron a meterse en todo tipo de líos. Así afirma que “estuvieron a punto de hacerme perder todo atisbo de curiosidad con su mediocridad”. Afortunadamente su padre habló con el colegio diciéndoles que él era un “chico especial” y que así debían tratarle. Finalmente una profesora acertó en ese “algo especial de Steve” y consiguió con retos empezar a sacar lo mejor de él: el interés, la curiosidad, la rivalidad y la competitividad. Su ingenio y la identificación con su padre, quien era capaz de construir manualmente cualquier artilugio destrozado o destruido, le permitieron encontrar su camino. Ese fue su gran inicio en el mundo de la electrónica y los ordenadores ¡A él le debo el que tengo entre mis manos! No me imagino nuestra historia sin estos “grandes genios locos”, todos ellos no medicalizados, ni aletargados, sino cuestionados y cuestionando el más allá de la inteligencia humana y de las normas cambiantes, según el dirigente que las dirige: la Economía y Don Dinero, el Poder y el Don Poderoso, la Manipulación y los Manipuladores… por qué no darle una oportunidad a la palabra y al Don de la Palabra. Me gustaría terminar con algo tan simple como la letra de una canción que ha marcado nuestra infancia, adolescencia, juventud y maternidad… Unas palabras con música de Joan Manuel Serrat: “Esos locos bajitos (…)” Lourdes Blanco. Médico Especialista en Anestesia-­‐Reanimación y Clínica del Dolor Psiconalista. DNI 36930782G-­‐ TELF. 656577789 –C/Bertran, 103, 3º1ª-­‐ 08023