Los desafíos del gobierno electrónico para universalizar la ciudadanía digital. Se define como gobierno electrónico, como el intercambio en línea de información gubernamental con los ciudadanos, empresas y otros organismos gubernamentales, así como la prestación de servicios a esos ciudadanos, empresas y organismos, logrando la calidad de los servicios públicos, al posibilitar que las asistencias de información sean más accesibles, transparentes y convenientes de utilizar, tramitando las operaciones con más precisión, como facilitando que las organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, compartan mutuamente información, no solo para mejorar la eficiencia y eficacia de la gestión, sino también para incentivar la transparencia y la participación ciudadana a partir de procesos abiertos, visibles y receptivos. El desarrollo de un gobierno electrónico, conlleva un amplio número de desafíos, considerando como uno de los retos más críticos de los que se presentan en nuestro país, es lograr incrementar la inclusión de la ciudadanía en general, al acceso a la red, ampliando el acceso digital, hacia toda la población, haciendo énfasis en aquellos grupos que menos posibilidades tienen para beneficiarse de las mismas. Se sostiene que las sociedades contemporáneas, viven una nueva revolución industrial, que genera profundos cambios en como los gobiernos se relacionan con la ciudadanía de la mano del gobierno electrónico, y el uso de estas desde las administraciones públicas, en que se apoya la voluntad de orientar la gestión pública hacia la comunidad, expandiendo la provisión de servicios públicos, otorgándole al contribuyente, valores, eficiencias y productividad, herramientas para que la equidad y la igualdad funcione en la democracia. Independientemente del análisis tecnológico y científico de cada una de las medidas instauradas o por ejecutar, es primordial observar el proceso de modernización en el país, advirtiendo de que existen dos realidades que subyacen toda implementación de políticas públicas, la comprensión de que pertenecemos a un país en vías de desarrollo y los alcances de la globalización. Nos encontramos a las puertas de nuevas y diversas culturas y sociedades, una transformación tecnológica, comunicacional, social y humana sin precedentes en la historia. Nos encontramos frente a la posibilidad de construir conocimiento colectivo y distribuirlo a toda la humanidad en tiempos reales, pero es necesario aceptar que aún poseemos numerosas falencias y trabas que impiden jerarquizar las necesidades de la población en forma correcta, como así también, asumir que es doblemente dificultosa la tarea de insertarse en la modernidad, por coexistir deficiencias de carácter estructural, por una parte, la imperiosa necesidad de apresurar el proceso de modernización tecnológica, porque el país así lo requiere, y por el otro sector de la comunidad, que no tiene ni siquiera las herramientas básicas para hacerlo, ni tampoco comprende la dimensión del fenómeno. Internet entrega la posibilidad de igualar oportunidades entre las personas, pero existe un período inicial de alto riesgo, en el cual los primeros que acceden a las innovaciones de carácter tecnológico, son quienes tienen mayor poder económico y quienes se encuentran más cercanos a la difusión de los cambios técnicos, generando “la brecha digital”, expresión más de las inequidades sociales y económicas. El ciudadano de menores recursos, carece de mecanismos que le permitan acceder de manera eficiente a los diferentes sitios de la red, los grupos más marginados de la comunidad, sectores de escasos medios o con nivel educacional mínimo, son a quienes la red no les entrega contenidos que reflejen sus intereses o no tienen información relevante para su propia vida, sin duda que implica un desafío para generar recursos para permitir el acceso al ámbito digital. El Estado fomenta el desarrollo de la ciencia y tecnología sobre bases de esfuerzos públicos y privados, pero aún falta eliminar las falencias determinantes, en la comprensión de la evidencia de la pobreza, desigualdad y falta de equidad con perspectivas más globales en la implementación de los mecanismos de solución, ya que no basta la decisión política de adoptar nuevas tecnologías e introducirlas a la gestión interna, gestionando la masificación de su uso. Deben darse ciertas condiciones que permitan utilizarlas de forma eficiente, derivando en impactos relevantes. La globalización se presenta como un complejo proceso impulsado por factores políticos, económicos y tecnológicos que ha cambiado radicalmente la vida de las personas, creando nuevas formas de relación, no solo entre los países, sino también entre los miembros de una sociedad, una parte de nuestro país necesita modernizarse en una perspectiva de integración mundial, teniendo los mecanismos para hacerlo, y la otra requiere previamente solucionar, deficiencias internas que amenazan con acrecentar las desigualdades. Solo con educación e información, la implementación del gobierno electrónico hacia la ciudadanía que, junto a mecanismos de instrucción y difusión necesarios, darán cabal comprensión de lo que significa el fenómeno de modernización y sus implicancias prácticas. El Estado necesariamente debe hacerse cargo de constatar primero las falencias existentes, diseñar estrategias correctas para enfrentar y crear mecanismos que sean capaces de identificar las necesidades de la ciudadanía, desarrollando modelos que sean aptos de absorberlas, cualquiera sea la vía diseñada para estos efectos y en este caso a través de la red. Las políticas de formación de información y comunicación, pueden reducir la brecha digital, e impedir el aumento de los marginados tecnológicos. El rol del Estado será fundamental en la promoción sobre capacitación para la virtualidad. En nuestro país existe substancialmente, además de la dimensión tecnológica, una dimensión humana, que exige más allá de las intervenciones en infraestructuras y conectividad, de otro tipo de mediaciones de carácter cultural. De que sirve aportar a una escuela de conexión a Internet, sino aseguramos su debido e integro uso, debemos formar al docente, y que este forme a sus alumnos, a su vez, estos aprendan a través de Internet, nuestra historia, geografía y cultura nacional, obteniendo personas formadas para crear contenidos adaptados a la exigencias de un país. Para eliminar la brecha digital, el rol del Estado es esencial y parte de esta efectividad, dependerá el modo de abordar el problema en su conjunto y no por partes. Si reconocemos la trascendencia que este tema tiene en el desarrollo, deberíamos convertir una política de formación de información y comunicación, en una verdadera política de estado, ordenando y articulando las diferentes medidas de su implementación, acertando las soluciones a las recomendaciones que vayan surgiendo. De esta manera estaríamos luchando contra la pobreza, sorteando la marginalidad, impidiendo establecer un nuevo tipo de marginados, los marginados digitales, que no son otra cosa que los mismos marginados de siempre, pero ahora más marginales que nunca, debido a la evolución digital. Es necesario intervenir rápidamente ya que corremos el riesgo del surgimiento de otra categoría de ciudadanos, los excluidos de una nueva era determinada por el surgir de las nuevas tecnologías. Todo proceso modernizador, deberá centrar al ciudadano, en el eje del proceso. En el marco del desarrollo de una sociedad, basada en la información y comunicación, deberá permitir a todos sus habitantes, comunicarse e informarse en igualdad de condiciones, donde quiera que se encuentren o se ubiquen en la escala económica, imponiendo el reconocimiento de un nuevo derecho humano: el derecho a la comunicación e información. El mayor desafío del gobierno electrónico, para universalizar la ciudadanía digital, deberá ser la prioridad al acceso participativo, universal, democrático e inclusivo a la información y a las tecnologías y medios de comunicación, teniendo como principio rector la “universalización de los derechos a la información y a la comunicación. Bajo este enfoque la brecha informacional será combatida en forma conjunta. La generación de sistemas de informaciones regionales, que integran y permiten realizar búsquedas simultáneas en las bases de datos de experiencias provinciales, es un nicho fértil a explorar. Es relevante la realización de un seguimiento a iniciativas provinciales que combinen la entrega de servicios electrónicos, centrados en el fortalecimiento de la participación ciudadana y que requieran al mismo tiempo, la integración y el establecimiento de redes, entre autoridades del sector público. Esto permitirá establecer metodologías de trabajo que orientan a mejorar la institucionalidad social. Vale mencionar que la provincia de Misiones ha sido galardonada con el Premio Nacional del Gobierno Electrónico, en oportunidad de la realización del Simposio de Informática en el Estado, en el marco de la 34 Conferencia Latinoamericana de Informática y las 37 Jornadas Argentinas de Informática, evento organizado por la Sociedad Argentina de Informática (SADIO), por el proyecto “ M-Gov: Una Aplicación de la Tecnología de Comunicación Móvil, al Modelo de Gestión de Turnos Hospitalarios” donde se propone la utilización de los teléfonos celulares y los mensajes, para interactuar con el sistema de gestión de turnos del Hospital Dr. Ramón Madariaga, utilizando sistemas basados en plataformas de sofware libre. Todo proyecto que involucre gestión de tecnologías de información y comunicación, es muy complejo y el gobierno electrónico no es una excepción. Debería implicar además de un gran esfuerzo de múltiples actores, el tener que ser llevado adelante teniendo una cierta línea de trabajo, enmarcada en algunos aspectos metodológicos que permitan no desviarse en gran medida, de los objetivos propuestos. El trabajo y los desafíos que tenemos por delante, son indudablemente enormes, y los primero que se necesita, es una decisiva voluntad política de ir hacia delante con nuevas estrategias, nuevas inversiones y nuevas capacidades en temas que también son nuevos y determinantes en nuestro desarrollo. JULIA ARGENTINA PERIE Diputada de la Nación