PREGUNTAS FRECUENTES Tomado del sitio Web: http://www.lombricesrojas.com.ar Algunas de las preguntas que nos hacen con más frecuencia respecto a la lumbricultura son: ¿Es rentable? ¿Tiene mercado? La respuesta a estas inquietudes es afirmativa en la medida de la dedicación para innovar, bajar costos, acortar los tiempos de elaboración, lograr productos de calidad y brindarle satisfacción a los clientes. La dedicación es la clave y se trata de una responsabilidad indelegable. Si quien se inicia en este negocio cree que sólo se trata de tirar unas lombrices sobre una pila de materia orgánica y dejar que los gusanos trabajen, o que ya tiene la producción vendida, lo más probable es que sufra algunas frustraciones. Por este motivo, este número de lombricesrojas.com.ar trae algunas propuestas útiles para afianzar la actividad en el área de capacitación (cursos, el congreso de México) y de asociativismo (creación de una red de productores). Y como siempre, el manual gratuito, notas y la lista con los colegas de habla hispana. Historias de vida El nacimiento de un lumbricultor "En el interior, donde las oportunidades laborales no abundan y el salario promedio apenas supera el umbral de los 500 pesos, generar una fuente de trabajo que permita obtener más de 3500 pesos mensuales no es una tarea sencilla. Aunque algunos lo logran. Marcos Azcune vive en Junín, tiene 38 años y construyó una pequeña y original empresa criando lombrices." Cómo convertir una lombriz en una fuente de ingresos Jóvenes emprendedores Cómo convertir una lombriz en una fuente de ingresos Marcos Azcune las cría en Junín y con sus desechos produce fertilizantes naturales para vender en viveros;este año comenzará a exportar En el interior, donde las oportunidades laborales no abundan y el salario promedio apenas supera el umbral de los 500 pesos, generar una fuente de trabajo que permita obtener más de 3500 pesos mensuales no es una tarea sencilla. Aunque algunos lo logran. Marcos Azcune vive en Junín, tiene 38 años y construyó una pequeña y original empresa criando lombrices. Exponente cabal del ingenio argentino, el hombre se dedicaba a lavar camiones jaula, de esos que se utilizan para transportar animales. Pero tenía un gran inconveniente: no sabía qué hacer con el estiércol que se acumulaba después de la limpieza. Así convivió con su duda, hasta que leyó en una revista un artículo sobre la vida de las lombrices. Supo, entonces, de la existencia de una variedad californiana de gusanos cilíndricos que se alimentan con estiércol. El paso siguiente fue la compra de un lote de un millón de lombrices por las que pagó 1500 pesos, a un experto italiano. "No tenía ni idea de lo que era la lombricultura hasta que leí esa nota -explica Azcune-. Todo el mundo sabe que las lombrices se utilizan como carnada para la pesca, pero muy pocos se imaginan que también sirven para fabricar harina o para producir fertilizantes ecológicos." Esta última posibilidad fue la que lo animó a cambiar el rumbo de su destino laboral. "Las lombrices se comen los desperdicios de los animales y el estiércol que producen es ideal para fertilizar plantas de interior, y también sirven para mejorar el rinde de las huertas cuando se cultivan verduras orgánicas -relata-. Incluso, la gente de campo ya lo está utilizando para optimizar la estructura de los suelos cuando se siembra trigo." El emprendedor se inició con un criadero de dos metros de largo por uno de ancho y 50 centímetros de alto, y hoy tiene 20 "cunas" (ése es el nombre de jerga) de 20 metros de largo cada una, que albergan unos 20 millones de lombrices. Convencido de las bondades del producto que tenía entre manos y al volante de una desvencijada camioneta modelo 1973, lo primero que hizo fue salir a recorrer viveros de su ciudad para persuadir a los dueños. Armar una nutrida red de clientes le tomó casi cuatro años, pero ya tiene más de 100, en el noroeste bonaerense y en ciudades de las provincias de Córdoba y La Pampa. Por mes vende alrededor de 2000 bolsas de un kilo y redondea una facturación de $ 7000, que le deja un margen de ganancia del 50 por ciento. La clave de todo "es la publicidad", justifica el lombricultor, que hoy se moviliza en un camión modelo 1998. Para divulgar las bondades de su fertilizante, repartió folletos explicativos, realizó pequeñas campañas de promoción en periódicos, radios y canales regionales y hasta montó un stand de lombrices en la Exposición Rural de Junín, en medio de vacas y maquinaria agrícola. La actividad que desarrolla lo ha convertido en una suerte de "salvador" en Junín y su zona de influencia: todas las personas que antes tenían su mismo problema son, ahora, sus principales proveedoras de materia prima. Conseguir lombrices, en tanto, tampoco representa un esfuerzo mayúsculo: los bichitos duplican su población cada tres meses y son más dóciles de lo que uno puede creer: mientras tengan comida, no se escapan. La hora de crecer No puede decirse que Azcune sea un conformista. Tras el éxito con las lombrices, su empresa -Fetinat- también empezó a ofrecer nuevas líneas de productos. Una de ellas es la resaca de río, una maleza que crece en los cursos de aguas internas y sirve para airear la tierra de las macetas. La recoge regularmente en Villa Paranacito, una localidad entrerriana, y asegura que tiene gran aceptación entre sus clientes. Junto con él trabajan otras tres personas, pero confía en que pronto serán bastantes más: mientras ata contactos para desembarcar con su familia de fertilizantes en las cadenas de hipermercados, en breve también debutará como exportador. "Me estuve asesorando con la gente del INTA y con la Fundación Export Ar, de Junín, y existen muy buenas perspectivas para salir a vender afuera", asegura. Holanda, Alemania, Estados Unidos, Japón, Canadá y México son los países que más demandan este tipo de productos. Y Azcune cree que logrará traspasar sus fronteras antes de fin de año. Tomado del Diario La Nacion, 17.01.2000