BOSQUE Arturo – Carta a un hombre de fe

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CARTA A UN HOMBRE DE FE
Arturo Bosque
Publicada en una lista de correos de ex alumnos. Se han suprimido los nombres que aparecen en el original.
Amigo:
He intentado hincar el diente en tu carta y, ¡caray! ¡no lo he conseguido! Es una declaración de fe tan
rotunda y tan firme que he renunciado al análisis frase por frase.
¡No!, en serio, no puedo entrar dentro de tu mundo de fe. El que tiene una fe de esta firmeza lo tiene todo
claro, tiene todas las respuestas. Ocurre que, desde fuera, cualquier religión aparece como un mundo cerrado
sobre sí mismo. Yo las imagino como burbujas. Dentro de ellas todo está explicado: se “sabe” de donde se viene,
a donde se va, donde se apoya la ética, cómo obrar, donde acudir en caso de desaliento...; se tiene esperanza,
se tiene seguridad... ; en el caso de las religiones con Dios personal (las mayoritarias excepto el budismo), se
tiene certeza de su existencia, se sabe cómo es, se conoce lo que quiere de nosotros, se sabe cómo buscarlo,
cómo entrar en contacto con El, se confía en El y se espera de El ser escogido para una felicidad eterna: basta
con cumplir lo que El nos dice a través de un libro sagrado o de sus intérpretes... Sin embargo, si se está fuera de
las burbujas, se ven todas iguales, ahí, flotando en el aire, sin ninguna base racional que las sustente, sin ninguna
prueba que, de manera imparcial y sin lugar a duda (como en el caso de la Ley de la Gravitación Universal, por
poner un ejemplo), las reafirme como una realidad palpable. Todas te exigen una fe. Ninguna te da una prueba
irrefutable. Tener fe en esa religión concreta es zambullirse de lleno dentro de la burbuja olvidando las exigencias
de certeza que tu propia mente racional te exige. Si eres capaz de dar ese salto en el vacío y, si una vez dentro
de la burbuja, rechazas cualquier duda por razonable que sea, no tienes ningún problema. ¡Eres un hombre de fe!
A cambio recibes seguridad, esperanzas y todo lo dicho más arriba. Lo malo para uno que está afuera es que
todas las burbujas las ve iguales. Y todas están faltas de apoyos reales que no sea la propia fe. Conozco
personas "zambullidas" en el catolicismo más ortodoxo; otras, en otros cristianismos de gran firmeza de fe
(testigos de Jehová); algunos budistas con sus sucesivas y evidentes (para ellos) reencarnaciones; algún
musulmán que no tiene ninguna duda de cuan equivocados estamos los infieles (o sea, todos los demás); y, la
mayoría, con su religión personal "fabricada" por él y para sí mismo ("creo en Dios pero no en los curas" es su
frase preferida). A todas, sin excepción, las mantiene su propia fe. Todas rechazan cualquier duda y no están
dispuestas a plantearlas. Lo dicho: mundos cerrados, burbujas en el aire.
Además, existe una incomunicación entre las burbujas. Todos miran con una cierta compasión y algunos
con cierta sonrisa ("¡anda éste por donde sale!") al "habitante" de la otra burbuja.
Amigo: tú estás dentro, yo estoy fuera. Lo siento; del contenido de tu fe, no puedo hablar porque a mí me
falta y sería una cadena de rechazos, pero, sí que podemos hablar de muchas otras cosas y lo que sí que hemos
hecho y haremos es respetar nuestras creencias como amigos que somos.
Abrazos
Arturo Bosque
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