Tratamientos Nuevos y futuros. El espectro de biosimilares (genericos) DR. VICTOR M. RIVERA Profesor Titular Vitalicio de Neurología Baylor College of Medicine Houston, Texas, EE.UU EL PASADO. La historia de la Esclerosis Múltiple (EM) ha producido la imagen de una enfermedad crónica caracterizada por frustrantes recaídas y deterioro neurológico progresivo encarando un pronóstico incierto. UNA ENFERMEDAD QUE NO TENIA NOMBRE. Finalmente ‘bautizada’ por Jean Martin Charcot como Sclérose Disseminé en Plaques en1862. Interesantemente, Charcot saliéndose de la tendencia tradicional universal de tratar todas las enfermedades con sangrados con sanguijuelas y catárticos, prescribió a sus pacientes entre otras medidas: reposo absoluto, sales de oro y de plata, y empleó lo último en tecnología de la mitad tardía del siglo XIX: choques eléctricos. Charcot fue el primero en diagnosticar EM en vida del enfermo y la diferenció de la Parálisis Agitans, logro significativo considerando los paradigmas clínicos existentes en esa parte del siglo XIX. Por los siguientes 100 años, el tratamiento de la EM prosiguió un curso que aún actualmente (los subsiguientes 50 años) continúa siendo marcado como meta: dirigir la terapia o basarla en lo que se conoce (o se teoriza) sea el mecanismo de la enfermedad. De aquí que en esos 100 años posteriores a Charcot se intentaron tratamientos de acuerdo con la creencia etiológica (o de la mecánica fisiopatológica): vitaminas, enemas, antiluéticos, vasodilatadores y anti-coagulantes, antihistamínicos, cortisonas, todo dependiendo si la teoría indicara que fuera un desorden metabólico, intoxicación, enfermedad debida a sífilis, a proceso vascular, a alergia o a inflamación. En 1970, el ensayo terapéutico utilizando Hormona Adrenocorticotrófica (‘ACTH ’) uno de los primeros estudios controlados multicéntricos realizados en EM, fue publicado en Neurology. Por primera ocasión se muestra que un tratamiento determinado aparentemente dirigido al manejo de inflamación y al mecanismo inmunológico de la enfermedad reduce la severidad y duración de los relapsos. Este estudio abrió la puerta a estudios controlados y desafiados por placebo en EM, y simultáneamente a la era de estudios terapéuticos basados en la evidencia. Concomitantemente en Europa se empezó a intentar inmunosupresión en varias formas (ciclofosfamida oral y azatioprina). En la década iniciada en 1980, el uso de ciclofosfamida intravenosa se populariza a pesar de no haber tenido confirmación convincente con estudios controlados e incansables críticas de faccionarios. Esteroides sintéticos tales como Prednisona oral y CH3-Prednisolona intravenosa para tratamientos de exacerbaciones y relapsos aparecen como substitutos de ACTH. Sin embargo aunque el curso de la enfermedad se mejora en calidad durante ataques no se modifica y el pronóstico a largo plazo no se altera. Acetato de Glatirámero se produce en el Instituto Weizmann de Israel en 1967 como Copolímero-1 con la idea de inducir Encefalitis Alérgica Experimental (EAE) en animales de experimentación. Su fórmula al semejar una secuencia de aminoácidos semejante a una secuencia de fragmento de la Proteína Básica de la Mielina teóricamente debiera inducir por autoinmunidad reacción celular y humoral y por mimetismo molecular ataque a la mielina del animal experimental. Los investigadores iniciales notaron que paradójicamente, los roedores con EAE inoculados bajo el influjo de Coplímero-1, mejoraron déficits. Observaciones posteriores en estudios abiertos sugirieron una reducción de ataques en un 25% de pacientes. Estudios iniciales con Interferon extraído de fibroblastos humanos administrado intratecalmente (Lawrence Jacobs y cols., 1981) en una serie pequeña de 10 pacientes mostró reducción de relapsos durante un estudio de 6 meses en comparación con un grupo control. In 1987 Murray Bornstein publicó la primera experiencia con Copolímero-1 en 50 pacientes estudiados contra un grupo placebo durante un período de dos años. Reducción importante de exacerbaciones y de tendencia a discapacidad fueron reducidos significativamente. Estas observaciones propiciaron el campo adecuado para el inicio de la era de los inmunoduladores o tratamiento específico de la EM. EL PRESENTE (LA ERA DE LOS INMUNOMODULADORES). EM es considerada como la enfermedad neurológica más común en adultos jóvenes y la causa mas frecuente de discapacidad en esa edad. Esta aseveración aplica también a Latinoamérica como al resto del mundo. Síntomas multifocales e impredecibles debutan generalmente como Síndrome Clínico Aislado (SCA) tal como Neuritis Optica, Mielitis Transversa incompleta o Síndrome cerebeloso o de tallo, y esto sucede durante la tercera o cuarta década cuando el individuo está en plenitud de su producción profesional o social (o familiar). Afecta al sexo femenino más que al masculino y en ciertos lugares de Latinoamérica, en una proporción de casi 3 o 4: 1. Estudios epidemiológicos indican una creciente prevalencia en la región latinoamericana con frecuencias variables y claramente regionales. Medicina moderna basada en la evidencia científica da las pautas para que el diagnóstico de EM dependa de una combinación de criterios clínicos, de laboratorio y de neuroimágen. El consenso internacional utiliza este concepto (Comité de McDonald, Annals of Neurology, 2001 y su actualización en 2006), mientras que el paradigma moderno de manejo de la enfermedad pregona tratamiento precoz una vez establecido el diagnóstico y que el tratamiento sea universal para todos los afectados (National Multiple Sclerosis Society 1999; Consortium of MS Centres 2000). El tratamiento de la EM ha cambiado dramáticamente en la última década. El conocimiento actual sobre inmunobiología y conceptos de patofisiología junto con los avances en biotecnología, diseño de pruebas terapéuticas y el advenimiento de técnicas de RM han conducido al desarrollo de inmunomodulación efectiva. El término “Terapias Modificantes de la Enfermedad” (TME) describe el efecto positivo de estos agentes al modificar la conducta de la enfermedad reduciendo relapsos y retardando discapacidad. Inmunomoduladores incluyendo los interferones beta 1-a (Avonex® ; Rebif®), 1-b (Betaferon®) y acetato de glatirámero (Copaxone®, antes conocido como “Copolímero – 1”), inducen mecanismos cruciales tales como inhibición de citoquinas pro-inflamatorias, prevención de la adhesión al endotelio y penetración de células-T activadas hacia el SNC (escapándose a través de la barrera hematoencefálica) y al desplazar células TH1 (pro-inflamatorias) por TH2 (anti-inflamatorias) posiblemente hasta contribuyan a protección neural y remielinización. Terapias basadas en la evidencia han sido aprobadas por agencias internacionales reguladoras incluyendo la FDA de Estados Unidos, EMEA de la Unión Europea y la agencia Japonesa, empezando en 1993. Tratamiento a largo plazo se extiende ahora a más de una década. No todos los productos disponibles han sido sometidos a las pruebas rigurosas de ensayos terapéuticos aunque muchos neurólogos a pesar de la falta de evidencia usan estos agentes (Tabla 1). Desde el punto de vista de cuantificación de evidencia, esto constituiría un nivel de recomendación “C”, Clase III/IV. El efecto terapéutico de TME sin embargo continua siendo parcial: en general ± 33% protección contra relapsos; ± 40% protección contra progreso de la enfermedad. Medicina basada en la evidencia muestra también que inmunosupresión con mitoxantrone (Novantrone®) interfiere con EM progresiva (mientras esta se encuentre en estadíos iniciales). Efectos de inmunomodulación en diferentes formas de la enfermedad continúan marcando una diferencia en el curso de la enfermedad y progreso de la misma inclusive retrasando el desarrollo de ‘EM Clínicamente Definitiva’ en casos del SCA. A pesar de estas limitaciones aparentes, intervención terapéutica definitivamente modifica el curso de la EM. La historia natural de la enfermedad demuestra que sin la influencia de tratamiento, la mayoría de los pacientes se convertirán a la forma secundaria progresiva con incremento en discapacidad neurológica con el paso del tiempo, esta probabilidad siendo todavía mas grande sin tener el beneficio de tratamiento temprano y efectivo. EL FUTURO. Después de un hiato de estancamiento relativo en la accesibilidad a opciones nuevas de tratamiento (Rebif® había sido aprobado por la FDA en los E.U. en 2002 siguiendo el estudio mano-a-mano EVIDENCE determinado por la FDA para terminar con el período de exclusividad del otro Interferon 1-a Avonex®), la atención se concentró en la posibilidad de medicamentos orales (Tabla 2) y en el estudio y efecto de Anticuerpos Monoclonales (Tabla 3). Estas moléculas se enfocan a una estructura determinada y como anticuerpos bloqueadores inhiben receptores celulares y otras moléculas para obtener un efecto determinado, v.g. bloqueando moléculas de adhesión endotelial para impedir el escape (tráfico) de células-T del compartimiento vascular hacia el SNC (Natalizumab) o al receptor de superficie de células blancas CD52 (Alemtuzumab) evitando su activación. Este último producto favorece lisis de linfocitos presentadores de antígeno CD52 resultando en una disminución drástica de población celular CD24, y supresión del fenómeno autoinmune. Ambos productos constituyen el inicio de una clase nueva de terapia para modificar el mecanismo de la enfermedad. El poder determinar a través del perfil genético de cada paciente cual sería el mejor tratamiento para ese individuo es ya una posibilidad factible ya sea utilizando celdillas RNA y Reacción en Cadena de Polimerasa en tiempo real o a través de tecnología de expresión genética. IMPACTO DEL PRESENTE Y EL FUTURO A LA REALIDAD LATINOAMERICANA ACTUAL. La disponibilidad de estos medicamentos a una creciente población de pacientes en Latinoamérica se supedita a otros costos significantes e inherentes a la enfermedad tales como los que acarrea el diagnóstico, los tratamientos sintomáticos, la rehabilitación y factores indirectos tales como discapacidad a corto y largo plazo y las pérdidas de horas de trabajo y las debidas al involucro de los familiares y los cuidadores de la salud del paciente. El impacto de estos costos en los sistemas de salud es importante particularmente considerando que la EM no es un padecimiento considerado prioritario en Latinoamérica. Sin embargo aún visto desde este contexto el costo/beneficio del manejo de la EM aplicado a Latinoamérica no se puede escapar de la implicación universal: ‘en la Esclerosis Múltiple, lo que se pierde por falta de tratamiento nunca se recuperará’ (Schwid and Bever. The cost of delaying treatment in multiple sclerosis. Neurology 2001). La evidencia científica moderna confirma perfectamente el beneficio que recibe el paciente si se actúa terapéuticamente en oposición al no hacerlo. Sin embargo la carencia de tratamiento continuará si las instituciones no son sensibles al problema. La responsabilidad de sensibilizar a los sistemas de salud recae en las asociaciones neurológicas locales quienes junto con los grupos de apoyo regionales deben orientar a las autoridades a encontrar un equilibrio de cobertura justo y accesible ante una enfermedad neurológica extraordinaria que queramos o no está presente en nuestro medio. Otro aspecto importante de la falta de educación e información oficial es la aceptación y licenciatura para los cuadros básicos farmacéuticos institucionales y públicos de los llamados “biosimilares” ò interferones genèricos. Estos productos de acuerdo con la información actual disponible, ademàs de ser basados en principios irrealistas de farmacoeconomìa, acarrean el costoso riesgo de falta de estudios sobre eficacia y toxicidad basados en la evidencia cientìfica. TABLA 1. INMUNOMODULADORES (Aprobados por Agencias Internacionales) ● BETAINTERFERON 1-b (Betaseron/Betaferon®) ● ACETATO DE GLATIRAMERO (Copaxone®) ● BETAINTERFERON 1-a (Avonex®)/dosis baja; Rebif®/dosis alta) INMUNOSUPRESORES (Aprobados por Agencias Internacionales) ● MITOXANTRONE (Novantrone®) (No aprobados) ● CICLOFOSFAMIDA ● AZATIOPRINA ● METOTREXATE ● MICOFENOLATO MOFETIL ● CLADRIBINA OTROS (No aprobados pero con base racional) ● INMUNOGLOBULINA-G INTRAVENOSA ● PLASMAFERESIS TABLA 2 INMUNOMODULADORES (En Proceso de Investigación) ( Medicamentos orales*) ● LAQUINIMOD (Linomide®)* ● ESTATINAS* ● MINOCICLINA* ● ESTRIOL* ● FUMARATE- COMPUESTO BG-12 (Alkaloide de Piperidina)* ● FTY720*: Modulador del receptor 1-fosfato en linfocitos. Aprisiona linfocitos en los ganglios linfáticos impidiendo su llegada a sitios de inflamación en el SNC. ( Medicamentos parenterales) ● MBP8298 : 17 Aminoácidos formando una cadena sintética de péptidos semejante a un puerto de la Proteína Básica de la Mielina. Restaura tolerancia inmunológica. (bolo iv 2 veces al año) ● CNTO1275-CO743T13: Anticuerpo monoclonal humanizado Anti-IL-12p40 (sc/mes) ● TERAPIAS COMBINADAS: (a) BETAINTERFERON 1-a (IM) con ACETATO DE GLATIRAMERO (SC)-Estudio ACT. (b) INMUNOSUPRESOR con INMUNOMODULADOR (Práctica habitual, v.g. Mitoxantrone + uno de los Inmunomoduladores). TABLA 3 ANTICUERPOS MONOCLONALES AGENTE MECANISMO de ACCION (Posibilidades de aprobación) ● NATALIZUMAB (Tysabri®) Anti-α-Integrin ● RITUXIMAB (Rituxan®) Anti-CD20 ● ALEMTUZUMAB (Campath®) Anti-CD52 (Estudios en proceso) ● DACLIZUMAB (Zenapax®) Anti-IL-2 receptor de cadena alfa (CD25) ● CNTO 1275 Anti-IL-12p40 FIGURE 1 TRATAMIENTOS ACTUALES Y POTENCIALES SINDROME CLINICO AISLADO ▬► Avonex/Betaseron/Copaxone ESCLEROSIS MULTIPLE REMITENTE/RECURRENTE ▌ ▌ ▼ ▼ Estudios Fundamentales: NatalizuMAB ? Betaseron/Betaferon AlemtuzuMAB ? Avonex DaclizuMAB ? Copaxone PRISMS (Rebif) Novantrone ESCLEROSIS MULTIPLE SECUNDARIA PROGRESIVA ▌ ▼ Novantrone Betaseron/Betaferon ESCLEROSIS MULTIPLE PRIMARIA PROGRESIVA ▌ ▼ Estudios Clínicos Experimentales RituxiMAB ?