Por qué nos oponemos a los Principios de Inversión Agrícola Responsable (IAR) Octubre 2010 CAMPAÑA GLOBAL POR LA REFORMA AGRARIA RED DE INVESTIGACIÓN-ACCIÓN SOBRE LA TIERRA FIAN Internacional * Focus on the Global South * La Via Campesina Red Social por la Justicia y los Derechos Humanos En los últimos años ha venido surgiendo un nuevo fenómeno llamado „el acaparamiento de tierras global”. Cada vez más se reconoce que el acaparamiento de tierras o las grandes inversiones en tierra pueden tener efectos negativos en términos de derechos humanos, cohesión social, producción sostenible de alimentos, seguridad alimentaria de los hogares o en protección medioambiental para el país receptor. Manifestando una preocupación por mitigar los impactos negativos, diversas instituciones internacionales y gobiernos nacionales han hecho llamados para adoptar directrices, códigos de conducta o principios que deben regir esas inversiones. El Banco Mundial (BM) y el Instituto de Investigación en Políticas Alimentarias Internacionales (IFPRI por sus siglas en inglés) se encontraban entre los primeros defensores de esa perspectiva. Los „Principios de Inversión Agrícola Responsable que respeten los derechos, los medios de vida y los recursos” (IAR) promovidos ahora conjuntamente desde enero de 2010 por el BM, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), la Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (CNUCD) y la FAO - es la iniciativa más avanzada en este sentido.1 En una declaración pública en abril de 2010, La Vía Campesina, FIAN Internacional, la Red de Investigación y Acción por la Tierra y otras organizaciones rechazaron enérgicamente al IAR como una medida para tratar de legitimar lo que es absolutamente inaceptable: que las empresas 1 Ver www.responsibleagroinvestment.org/rai/. 1 Octubre 2010 Por qué nos oponemos a los Principios de Inversión Agrícola Responsable (IAR) (extranjeras y nacionales) pretenden adueñarse a largo plazo de las tierras agrícolas de la población rural.2 En esta nota, este rechazo se reitera: Los siete principios IAR se construyen para parecer razonables y persuasivos, a pesar de que no lo son. Es extremadamente problemático adelantar unos principios supuestamente destinados a orientar política pública en determinadas cuestiones a sabiendas de que estos principios son totalmente inadecuados para regular políticas que violan los derechos humanos y el derecho internacional. Los Estados tienen la obligación en virtud del derecho internacional (en particular el art. 11 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) interpretado en la Observación General 12 del Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y en las directrices 8 de la FAO para el derecho a la alimentación) , de llevar a cabo reformas agrarias que garanticen el acceso de las personas a la tierra y a otros medios de producción que les permitan alimentarse en condiciones dignas, a ellas mismas y a las poblaciones de sus países. Teniendo en cuenta las futuras necesidades de tierra de las poblaciones rurales (por ejemplo, la población de África se duplicará entre 2010 y 2050); es imprescindible guardar reservas de tierra para dichas poblaciones. El acaparamiento de tierras excluye vastas extensiones de tierras para el uso actual y futuro de campesinos/as y nómadas, por lo que incumple dichas obligaciones. Este hecho no puede ser subsanado mediante ningún "principio", ya que es parte de la naturaleza misma del acaparamiento de tierras. Las violaciones del derecho internacional también implican una serie de aspectos ligados al acaparamiento de tierras, tales como la privación de los pueblos de sus medios de vida, y la introducción de formas no sostenibles de agricultura que destruyen los recursos naturales locales. Los desalojos forzosos sin indemnización y compensación adecuadas, asi como la negación de la información y la participación en las decisiones políticas que afectan la vida, son también violaciones del derecho internacional de derechos humanos. Esta nota se propone mostrar los defectos fundamentales e insuficiencias no solo de la iniciativa IAR en su esencia, sino también de los mismos principios. En segundo lugar, plantearemos los problemas institucionales y 2 Ver http://www.fian.org/recursos/publicaciones/documentos/a1a1-detengamos-deinmediato-el-acaparamiento-de-tierras/pdf 2 Octubre 2010 Por qué nos oponemos a los Principios de Inversión Agrícola Responsable (IAR) de procedimiento con relación a la forma en que esta iniciativa se ha producido. 1.Los Principios IAR de Tierras y los Derechos a los Recursos: los derechos existentes a la tierra y los recursos naturales serán reconocidos y respetados. La identificación de todos los titulares de derechos y el reconocimiento de todo tipo de derechos sobre la tierra puede ser una condición necesaria, pero no es suficiente para garantizar efectivamente el respeto, la protección y la promoción del derecho a la tierra de las comunidades locales. En primer lugar, tal como está formulado, este principio está más preocupado por garantizar una transferencia sin problemas de derechos sobre las tierras existentes hacia los inversores, que en mantener las tierras de los/as campesinos/as y las comunidades en sus propias manos ahora y en el futuro. Segundo, el concepto de „derechos a la tierra ya existentes” no comprende el derecho de los/as sin tierra a (re) obtener acceso efectivo a la tierra. El hecho que las mejores tierras de cultivo están siendo invadidas por los inversionistas extranjeros socava la posibilidad, ya sea de personas sin tierra o con escasez de tierras, para obtener o mejorar sustancialmente sus derechos de tierra „existentes”. Esto implica una contradicción fundamental en la iniciativa de la IAR. En la mayoría de contextos, la reforma agraria incluida la redistribución de la tierra es una medida obligatoria en el marco del derecho humano a la alimentación. La reducción de los recursos de tierra disponibles para la redistribución y la orientación de las políticas agrarias de modo que se alejen de una reforma agraria es una medida regresiva y por lo tanto violatoria al derecho humano de la alimentación y del PIDESC. Tercero, el rápido crecimiento de las poblaciones obliga a tomar medidas preventivas con el fin de generar recursos adicionales de tierra para las futuras generaciones. Esto no está cubierto por el concepto de „derechos de la tierra existentes”. En realidad, decidir quién tiene derechos sobre los recursos de tierras, es esencialmente un problema político que implica conflictos de intereses y relaciones de poder, y no sólo un problema técnico o administrativo. La interpretación de los derechos a la tierra y el "desarrollo" que prevalezca depende del equilibrio del poder existente. La historia muestra que casi siempre, cuando se utiliza un enfoque técnico universal para los derechos de la tierra, prevalecen los intereses del capital de los ricos (y del Estado), dando lugar a una mayor marginación de las clases trabajadoras a través de la dislocación, el desplazamiento o el despojo. El marco tecnicista de la tierra y derechos sobre los recursos de la iniciativa de la IAR, la cual es esencialmente indiferente a la política y las cuestiones de clase, socava y 3 Octubre 2010 Por qué nos oponemos a los Principios de Inversión Agrícola Responsable (IAR) no promueve, el derecho a la tierra de las mujeres, campesinos, pastores y pueblos indígenas. 2.Principio de IAR sobre la seguridad alimentaria: Las inversiones no deben poner en peligro la seguridad alimentaria, sino por el contrario fortalecerla. Las evaluaciones de seguridad alimentaria, por lo general, se basan en los datos agregados oficiales a nivel nacional sobre la oferta y la demanda de alimentos, - independientemente de quién produce los alimentos, de dónde vienen, cómo se producen, o de quién tenga acceso real a éstos por debajo de los datos agregados a nivel nacional-. Al final, lo que puede suceder es que algunos países que producen alimentos y agrocombustibles para el intercambio comercial dentro y fuera de sus fronteras nacionales, terminan importando productos alimenticios del exterior. Al definir la seguridad alimentaria en términos oficiales y agregados a nivel nacional, no se encuentra en principio ningún problema con el modo de producción y los patrones de distribución y consumo profundamente sesgados y nocivos (en términos ambientales y sociales). La producción neta de alimentos podría aumentar gracias a las inversiones a gran escala en la agricultura industrial, pero al costo inaceptable de tener comunidades locales despojadas de sus tierras, de haber destruido a los/as campesinos/as locales y la ganadería de los pastores nómadas, y de destruir los suelos y fuentes de agua. La seguridad alimentaria es un concepto muy limitado, y elevarlo a nivel de principio básico, como se hizo en la iniciativa de la IAR, tendrá consecuencias devastadoras para las comunidades locales de los/as campesinos/as en todo el mundo. Es por eso que nosotros hablamos en términos del derecho humano a una alimentación adecuada y la soberanía alimentaria. 3. El Principio de IAR sobre la transparencia, la buena gobernanza y la creación de un entorno propicio: los procesos para acceder a la tierra y hacer las inversiones conjuntas deben ser transparentes, se les debe hacer seguimiento, y garantizar la rendición de cuentas. La transparencia y el monitoreo de los procesos de adquisición de tierras e inversiones correspondientes son políticas deseables, pero éstas por sí solas no garantizan ningún resultado a favor de los/as pobres. Por esta razón, siempre se debe vincular la idea de la transparencia con el principio de rendición de cuentas a los/as pobres, algo que la iniciativa de la IAR no aborda en ninguna parte. De hecho, la forma en que este principio se formula en la iniciativa de la IAR responde más a las demandas de muchas empresas transnacionales por un proceso 4 Octubre 2010 Por qué nos oponemos a los Principios de Inversión Agrícola Responsable (IAR) transparente para la adquisición de tierras que permitan un „clima de inversión estable y eficiente” con el fin de evitar inseguridad/ inestabilidad en las transacciones de tierras e inversiones informales. Pero incluso si dichas operaciones se volvieran transparentes (que en sí es muy cuestionable, ya que muchas empresas de hecho no quieren compartir la información sensible), no llegarán a ser repentinamente beneficiosas para los/as campesinos/as. La historia y la experiencia han demostrado esto una y otra vez. De hecho, a menudo es a través de la transparencia, incluso de procesos „legales” que los/as campesinos/as y pastores/as se convierten en desposeídos; y el medio ambiente natural y los ecosistemas frágiles se destruyen. 4.El principio de IAR de la consulta y la participación: a los materialmente afectados se les consulta y los acuerdos de las consultas se registran y se hacen cumplir. Según lo previsto por la iniciativa de la IAR, este principio supone que el resultado de las consultas será siempre la aceptación del proyecto de inversión. Esto convierte la consulta en mero „escaparate” – es una manera de empaquetar el resultado para que parezca más legítimo. Pero si tomamos en serio el derecho a la participación de las personas afectadas, si la gente está en condiciones de realizar una evaluación imparcial previa acerca de los impactos socioeconómicos y ambientales del proyecto -incluyendo la posibilidad de explorar alternativas del mismo– se podría llegar a la conclusión que es mejor no llevar a cabo este tipo de proyecto. Este principio y el entendimiento general de “consulta” no prevén ni permiten de ningún modo esta posibilidad, y por esta razón adolecen de una gran falencia. De hecho, en los últimos años ha habido muchas personas afectadas que fueron „consultadas” previamente para las adquisiciones de tierras a gran escala, como se ha registrado en Gaza, provincia de Mozambique, en Kenia y en muchos otros países más. A pesar de ello los resultados de estos negocios de tierra fueron el despojo o una incorporación desventajosa. El punto central aquí es que empresas nacionales y transnacionales, las elites nacionales y los gobiernos han instrumentalizado o manipulado las „consultas” para promover sus intereses en las operaciones de la tierra, que se ejecutan en muchos casos en contra de los intereses y los derechos humanos de las comunidades campesinas y pastoras. En términos más generales, hay que tener en cuenta que los gobiernos tienen obligaciones legales con las generaciones futuras en términos de disponibilidad de recursos y el cuidado de los ecosistemas y con el tipo de la agricultura y el tipo de usos del suelo que promueven. Estas obligaciones no pueden ser negadas, incluso después de haber consultado a quienes actualmente están afectados. 5 Octubre 2010 Por qué nos oponemos a los Principios de Inversión Agrícola Responsable (IAR) 5. El Principio de la IAR sobre la viabilidad económica y la inversión responsable agro-empresarial: los proyectos son viables en todos los sentidos, con respecto al estado de derecho, deben reflejar las mejores prácticas empresariales, y el resultado ser sostenible. ¿Qué significa „viabilidad económica”? ¿Adaptar todas las políticas y estrategias en el país de acogida conformes a las exigencias de los inversionistas extranjeros para que puedan ser competitivos en el mercado mundial? Este principio pone de manifiesto las consecuencias de largo alcance de la apropiación de tierras en términos de la economía política de los países anfitriones. En lugar de dar prioridad a un modelo de producción agrícola donde mujeres, campesinos, pastores y productores de alimentos a pequeña escala están en el centro, las formas agroecológicas de la agricultura y la ganadería sean apoyadas y los mercados locales reforzados, las políticas gubernamentales se ponen (o siguen poniéndose) al servicio de los grandes inversionistas extranjeros y su modelo destructivo de la agricultura industrial. La Evaluación Internacional sobre el Conocimiento, la Ciencia y la Tecnología Agrícola para el DEsarrollo (IAASTD por sus siglas en inglés) deja muy claro que esto no es una opción. A la luz de las crisis alimentaria y climática es irresponsable promover este tipo de inversión. En cuanto a los derechos humanos esto es discriminatorio y no cumple con las obligaciones del estado relacionadas con el derecho a una alimentación adecuada. La viabilidad económica agroindustrial, que respete el Estado de derecho y que persiga las „mejores” prácticas industriales, no significa necesariamente que adelante y promueva procesos y resultados acorde a los intereses de los/as campesinos/as y pueblos indígenas en las comunidades rurales afectadas del Sur. De hecho, hay un sin fin de ejemplos, donde vemos agro-empresas económicamente viables que se rigen por la ley - pero, en mayor o menor grado, el resultado ha sido el despojo de los/as pobres y/o la incorporación bajo condiciones desfavorables en los enclaves agroindustriales.- La viabilidad económica empresarial no puede ir en detrimento del bienestar de los/as trabajadores/as pobres o afectar sus derechos económicos, sociales y culturales. 6. El principio de IAR sobre la sostenibilidad social: las inversiones generan un impacto social deseable y distributivo y no aumentan la vulnerabilidad. 6 Octubre 2010 Por qué nos oponemos a los Principios de Inversión Agrícola Responsable (IAR) En muchas ocasiones, las evaluaciones de la sostenibilidad social se hacen desde una perspectiva muy estrecha y ahistórica. Por ejemplo, se podría estudiar el impacto sobre el bienestar social de una inversión en una comunidad local en términos de mano de obra, tanto directa como indirecta, pero no profundizar en la historia y notar que previamente y durante el desmonte para instalar una plantación las personas de la zona fueron expulsadas y perdieron sus tierras, cerrándoles las opciones para el futuro. Los promotores de proyectos como Procana en Mozambique, a menudo destacan la „sostenibilidad social" de estos proyectos en términos de creación de empleo y aumento de ingresos -pero no hay una discusión amplia sobre „sostenibilidad social” con relación a la muerte de la larga tradición de pastoreo, ni ninguna investigación sobre las diferentes opciones para mejorar la vida de las personas respetando su control sobre sus propios recursos y vidas. Desde el punto de vista de los/as campesinos/as pobres, la cuestión principal es qué tipo de inversiones se necesitan para hacer valer sus derechos, y no la forma de mitigar los impactos negativos de los proyectos de inversión a gran escala. 7. El principio de la IAR sobre la sostenibilidad del medio ambiente: el impacto ambiental se cuantifica y las medidas adoptadas se fomentan para el uso sostenible de los recursos, mientras se reducen al mínimo y mitigan sus efectos negativos. En muchas ocasiones, la „cuantificación” y„ medición”, en el lenguaje corriente, significa cálculos económico-monetarios. Por ejemplo, será fácil de cuantificar y medir los costos medioambientales, cuando un caso se trata de quema y desmonte de un bosque. Sin embargo, no está claro si los responsables políticos estarán dispuestos y sean capaces de cuantificar y medir el costo ambiental del complejo alimentario-energético (es decir, el complejo de monocultivo agrario-alimentación-energético, que incluye pérdida de biodiversidad, intoxicaciones por sustancias químicas de los suelos, la distribución de alimentos a larga distancia ligada al impacto medio ambiental, y así sucesivamente) en el que el proyecto de IAR está involucrado. En síntesis, el contexto de la economía política y ecológica, en que las negociaciones de tierra de la IAR se llevan a cabo no es sostenible con la conservación del medio ambiente. Problemas institucionales de la IAR Ahora vamos a tratar los problemas de procedimiento e institucionales de esta iniciativa. La iniciativa de la IAR es una respuesta al renovado interés de los grandes inversionistas en la producción agrícola. Los principios de la IAR no están concebidos como políticas públicas de inversión agrícola, ni 7 Octubre 2010 Por qué nos oponemos a los Principios de Inversión Agrícola Responsable (IAR) como regulación estatal de la inversión agrícola privada, sino como asesoramiento sobre políticas de autorregulación para mitigar los impactos negativos de la adquisición de tierras a gran escala. Siguiendo la lógica de la autorregulación del sector privado, la IAR no incluye ninguna referencia a instrumentos jurídicos vinculantes, por ejemplo, normas internacionales de derechos humanos, sino más bien se apoya en los marcos de responsabilidad corporativa y social, tales como los Principios de Ecuador, la Iniciativa para la Transparencia de las Industrias Extractivas (EITI3 ), Principios de Santiago, Directrices de la OECD para empresas multinacionales, o a numerosas iniciativas relacionadas con productos agrícolas específicos como la soya o el aceite de palma. A pesar del evidente fracaso del sector privado para regularse a sí mismo -como hemos visto durante la crisis financiera y otras crisis de la „desregulación” (y ahora en el Golfo de México)- algunos sectores de organizaciones internacionales y varios gobiernos todavía propagan que esta es la única forma posible de regulación, lo cual es irresponsable. A nivel internacional, necesitamos con urgencia detener la especulación financiera con los alimentos, el financierización de la economía real en general, y frenar el poder de aquellos que quieren controlar nuestros sistemas alimentarios. Lo que está en el orden del día es la obligación y la estricta regulación estatal de los inversionistas en diversos ámbitos de la política como los mercados financieros, inversiones, la agricultura, con el fin de superar las múltiples crisis generadas por los intereses creados en el campo de la alimentación, la sostenibilidad agrícola y del medio ambiente. IAR comenzó como una iniciativa de agencias internacionales sin la participación de los gobiernos de los países pobres y de las personas afectadas por este tipo de inversiones: las mujeres, los/as campesinos/as, los Pueblos Indígenas, los/as pescadores/as, los/as pastores/as, los/as trabajadores/as agrícolas. Por otra parte, la IAR no está anclada en un concreto marco multilateral-institucional, con reglas claras de procedimiento y toma de decisiones. IAR es más bien un producto de una gobernanza mundial sobre la alimentación y la agricultura en la que los tecnócratas con estrechos vínculos con el sector privado y siguiendo una agenda de negocios y ciertos dogmas ideológicos, deciden cómo deben ser utilizados los recursos de los pueblos. 3 Por sus siglas en inglés 8