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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN DE LA COMISIÓN DE ASUNTOS CONSTITUCIONALES
Salón Eva Perón — H. Senado de la Nación
23 de octubre de 2012
Presidencia del señor senador Marcelo Fuentes
PUBLICACIÓN DE LA DIRECCIÓN GENERAL DE TAQUÍGRAFOS
23/10/2012
Reunión de la Comisión de Asuntos Constitucionales
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— En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Eva
Perón del H. Senado de la Nación, a las 11 y 12 del martes 23
de octubre de 2012:
Sr. Presidente (Fuentes). – Buenos días. Habiendo quórum suficiente iniciamos la reunión
de la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Tenemos un temario que engloba dos temas: el proyecto de ley S.3714/12 sobre
reglamentación del instituto del per saltum, que se encuentra disponible en la comisión.
Y, luego, el proyecto de comunicación S.3692/12 solicitando la intervención de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación para resolver la grave situación institucional
generada por maniobras tendientes a impedir la designación de jueces y otras cuestiones
conexas.
Con respecto al primer punto, que es el expediente S. 3714 ha tenido entrada una nota
de la señora senadora Nanci Parrilli cuya copia ha sido distribuida y obra en poder de los
senadores. Damos inicio al debate.
Me he precipitado creyendo en la celeridad de mi secretario. Se está distribuyendo en
este momento.
Tiene la palabra el señor senador Pichetto.
Sr. Pichetto. – Estamos reeditando una iniciativa que fue ampliamente tratada en esta
Cámara en varias oportunidades. Además, hay antecedentes políticos que cruzan los distintos
gobiernos democráticos desde el 83 hasta la fecha. Es el denominado “per saltum” por
recurso extraordinario o por salto de instancia.
En el año 2002 se llegó a un consenso importante con iniciativas de distintos
senadores en ese momento: la senadora Fernández de Kirchner, proyecto 369/02; Miguel
Pichetto, proyecto de ley sobre reglamentación del per saltum, 408; Guillermo Jenefes,
también regulando el instituto del per saltum; Yoma, proyecto de ley reglamentando el
instituto del per saltum; Agúndez, que era un senador de la provincia de San Luis, presidente
del bloque, en ese momento de la Unión Cívica Radical; proyecto de ley derogando el
artículo 18 de la ley 25.561, Emergencia Pública y la reforma del 195 que planteaba
precisamente el salto a distancia. Hay proyectos de la senadora Negre de Alonso y de la
senadora Escudero. También, en ese momento del debate que se llevó adelante en el ámbito
del Senado se arribó a un dictamen, en esa oportunidad la presidenta de la Comisión de
Asuntos Constitucionales era la actual presidenta de la Nación. Se acercó a un dictamen,
producto de un largo debate, que lleva la firma de importantes senadores, entre ellos los que
nombré y también la del senador Moro, un hombre de trayectoria e integrante de esta
Comisión de Asuntos Constitucionales. Un dictamen de unanimidad sobre este instituto que
estamos reeditando actualmente. Es el que hemos recuperado para su tratamiento y que
plantea, para ir rápidamente al contenido en el artículo 1 se incorporan los artículos 257 bis y
257 ter. El 257 bis es el recurso extraordinario por salto de instancia. Define cuándo va a
proceder; procede el recurso extraordinario ante la Corte, prescindiendo del recaudo del
Tribunal Superior en aquellas causas de competencia federal en las que se acredite que
entrañan cuestiones de notoria gravedad institucional, cuya solución definitiva y expedita sea
necesaria y que el recurso constituye el único remedio eficaz para la protección del derecho
federal comprometido.
Es un tema de instancia federal y tiene que haber gravedad institucional y, además,
una causa en trámite, no es un recurso que se pueda plantear de oficio, sino que tiene que
haber una causa en trámite en donde tiene que existir sentencia de primera instancia o alguna
resolución equiparable a esa, en sus efectos, como puede ser el caso de la medida cautelar.
Este es el contenido.
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El artículo 257 ter plantea el plazo de los 10 días en que se puede interponer por las
partes este recurso ante la Corte. La Corte tiene la posibilidad de rechazar el recurso si no se
observa, a prima facie los requisitos del 257 bis, quiere decir: gravedad institucional. Es la
Corte la que va a hacer la evaluación. El acto por el cual el alto tribunal declara la
admisibilidad tendrá efectos suspensivos respecto de la resolución recurrida. Este es el
proyecto.
Algunas reflexiones sobre que este instrumento se utilizó en el gobierno de Menem.
Es cierto. Se utilizó para resolver algunas cuestiones que tenían que ver con privatizaciones.
Se hizo mediante la inexistencia de una ley. Digamos que se aplicó un per saltum de facto
donde la Corte tomó expedientes que estaban tramitando en instancias inferiores y resolvió el
famoso tema, por ejemplo, de la privatización de Aerolíneas Argentinas. Esos antecedentes
están.
De lo que se trata acá es de la instrumentación legislativa de una norma que,
indudablemente, tiene que pasar el filtro de ambas cámaras, que establece requisitos, que son
los de la gravedad institucional, que establece que tiene que haber una causa en trámite. Esta
causa debe tener sentencia de primera instancia o medidas cautelares que provoquen, en el
transcurso del tiempo, efectos parecidos a la sentencia y que tenga, además, un interés social,
del Estado, comprometido en el marco de esta dilación y hay una última facultad que tiene la
Corte de aceptar o no este recurso. Por lo tanto, no es una norma arbitraria ni una estructura
de inconstitucionalidad. Tiene un conjunto de requisitos para hacer viable el mecanismo de
salto de instancias para que esto llegue a manos del máximo tribunal para resolver la cuestión
que indudablemente, en el marco de situaciones en los que están vulnerados derechos
colectivos, instancias que comprometan al Estado federal, situaciones –repito- de gravedad
institucional.
Sr. Presidente. – Y está vedada la materia penal, señor senador.
Sr. Pichetto. – Está vedada la materia penal, por supuesto. Esto era casi obvio, pero me
parece bueno el comentario suyo.
Antecedentes de este tema: un proyecto del doctor Alfonsín del año 87. Es el proyecto
del Poder Ejecutivo 49/87 que envió el presidente Alfonsín que planteaba tres cosas, la
ampliación de la Corte, de 5 a 7 miembros, el Poder Ejecutivo podía designar al presidente de
la Corte por 4 años, con acuerdo del Senado.
Sr. Fernández. – (Fuera de micrófono dice:) ¿No fue la ampliación a 9 miembros?
Sr. Pichetto. – No. Ese proyecto fue de 5 a 7. A 9 fue a posteriori el proyecto del gobierno
del doctor Menem.
La Corte, en el período de Alfonsín era de 5. Esta iniciativa del año 1987 planteaba el
aumento de dos miembros más y, además, establecía que autorizaba a la Corte a rechazar in
limine, todos aquellos recursos que realmente no tenían entidad para ser tratados, que eran
una forma de aliviar a la Justicia. Y el artículo 3 de este proyecto planteaba el per saltum de
una manera muy clara. Allí se fundamentó la necesidad, hubo una comisión de juristas
importantes que tenía la Unión Cívica Radical en ese momento: Linares, Boyero, Colombres.
Se la llamó la Comisión Resolución 772 del año 84 porque trabajó en ese instrumento de
creación. Este es un proyecto antecedente del per saltum. No se pudo concretar porque no
tuvo viabilidad porque en el 87 la Unión Cívica Radical perdió las elecciones parlamentarias
e, indudablemente, al perder la mayoría, no tuvo viabilidad el proyecto.
Hay un DNU del doctor Fernando de la Rúa que, prácticamente, estatuye el per
saltum en el artículo 50 del decreto 1387/01 que incorpora al Código Procesal Civil y
Comercial el siguiente artículo como artículo 195 bis y que está referido a las medidas
cautelares. Es muy interesante porque instala el mecanismo de per saltum como decreto de
necesidad y urgencia. El artículo 195 bis dice que cuando se dicten medidas cautelares que en
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forma directa o indirecta afecten, obstaculicen, comprometan o perturben el
desenvolvimiento de actividades esenciales de entidades estatales, éstas podrán ocurrir
directamente ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación pidiendo su intervención.
Fíjense que aquí ni siquiera hacía falta la existencia previa de un proceso judicial, sino que
ante una medida cautelar que se pudiera dictar contra algún organismo del Estado, este
organismo podía ir directamente con un recurso ante la Corte sin ninguna necesidad de causa
previa.
“Con el pedido deberá acompañarse copia simple suscripta por el letrado de la
representación estatal del escrito que dio lugar a la resolución y de los correspondientes a la
sustanciación, si esta hubiese tenido lugar y de la medida cautelar recurrida.” La Corte podía
desestimar el pedido, etcétera. Es un decreto de necesidad y urgencia.
Luego, hay un per saltum que es la Ley 25.561 de la presidencia del doctor Duhalde,
en esos dos años, en el marco de la emergencia pública. La Ley 25.561 establece en el
artículo 18 que cuando se dicten medidas cautelares –esto tenía que ver con el corralito,
ustedes lo recordarán– que en forma directa o indirecta afecten, obstaculicen, comprometan o
perturben el desenvolvimiento de actividades esenciales del Estado Nacional, las provincias,
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las municipalidades o sus reparticiones o entidades
afectadas a alguna actividad de interés estatal, podrá interponerse recurso de apelación
directamente ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Este también es un antecedente.
La Ley 25.561 fue votada en el Congreso en el marco de la emergencia pública y reforma del
régimen cambiario. Se votó el 6 de enero del año 2002. Aquí establecimos para este tipo de
cuestiones el mecanismo del per saltum.
Quiero decir que es indudable que es un instrumento que siempre ha sido debatido
fuertemente, pero que de hecho ya funciona en nuestra legislación en algunos casos. Esta ley
de Duhalde no ha sido dictada por decreto sino por el marco del propio Congreso. Ha habido
en sus antecedentes por parte de todos los gobiernos intento de querer instalarla.
Creemos que este instrumento que estamos planteando a debate recoge una
experiencia muy interesante del año 2002, que no se pudo llevar adelante en función de los
antecedentes de la Corte Suprema de Justicia que en ese momento tenía y que además
empezó un proceso de juicio político a los integrantes y el recambio de la Corte con la
asunción del ex presidente Kirchner. Sin embargo, creemos que es una buena norma que tiene
buenos fundamentos, que es equilibrada y que, indudablemente, puede regular esta
institución. De hecho funciona en algunos casos por avocamiento directo, por decisión
pretoriana de la Corte, como lo hizo en el caso del aborto; resolución denegada de la jueza
nacional de la Ciudad de Buenos Aires, en donde allí hubo un avocamiento directo de la
Corte. He escuchado a algunos periodistas en diversos programas decir que eso no era un per
saltum. Si eso no es un per saltum, la pregunta es qué lo es entonces, porque indudablemente
la resolución de la sentencia había sido de una jueza de primera instancia de la Ciudad de
Buenos Aires denegando el aborto a una mujer que había sido víctima de un delito de
violación. La Corte dictó un fallo al que considero ejemplar, donde establece claramente los
alcances del aborto no punible. Eso abre otro debate. Pero como no existe el sistema de
precedente o del Common Law inglés, sin duda cada caso en particular es el que trata la
resolución judicial. Me parece que los jueces de primera instancia deberían seguir los
caminos que va señalando la Corte en materias tan sensibles e importantes. Cuando eso no
ocurrió en este caso, la Corte inmediatamente mandó a pedir el expediente y lo resolvió
correctamente. Lo resolvió por una cuestión de avocamiento, sin instrumentos, sin ley, pero
lo hizo. Así que estos son los fundamentos.
Quise traer los antecedentes legislativos y la aplicación de este instituto tanto en leyes
como en decretos. No es que no existe este instituto o no ha existido en la vida pública de la
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Argentina desde el ’83 a la fecha, sino que se ha aplicado por DNU, por ley; no se ha logrado
regular el instituto en una ley que establezca los requisitos como en este caso, que es el que
presentamos a debate y que espero que la Comisión pueda hoy dictaminar. Con estos
fundamentos, finalizo mi exposición.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. – Deseo manifestar algunas reflexiones de coincidencias, sobre todo, en el orden
planteado finalmente por el señor senador Pichetto. Nosotros también creemos que en la
última intervención de la Corte de hace pocos días, en el caso de la causa de aborto no
punible, hubo un per saltum; es cierto, hubo un per saltum por avocamiento, que la Corte no
lo ha reconocido como tal, pero uno podría interpretarlo técnicamente como un per saltum a
pesar de que si bien se trataba de una cuestión de competencia, que es lo que la Corte
reconoce, concluyó suspendiendo los efectos de una medida cautelar de primera instancia.
Ahí está lo del per saltum.
Alguna otra coincidencia general respecto del análisis es que lo que hoy se está
tratando en la Comisión no es una cuestión nueva. Esta cuestión tiene muchos antecedentes.
Tiene antecedentes desde el punto de vista de los distintos poderes ejecutivos –esto es cierto–
y desde el debate parlamentario. En este poco tiempo, desde que se presentó el proyecto hasta
hoy, hemos tenido oportunidad de revisar y hay antecedentes de muy ricos debates, sobre
todo en la Comisión del año 2002. No así en la de 2004, cuando se presenta en el 2004 no se
pone a debate y ocurrió lo mismo que había sucedido con el dictamen de 2002: nunca llegó al
recinto. En realidad, este es uno de los problemas: nunca llegó al recinto porque en cada una
de esas etapas siempre hubo un contexto político, razones políticas, algunas veces decididas
por el oficialismo y en otras ocasiones que tenían que ver con opiniones divergentes entre
oficialismo y oposición, pero lo cierto es que hasta el día de hoy no existe una ley que regule
el per saltum.
Es verdad que en esos debates, desde el punto de vista de la discusión técnicojurídica, si bien ha habido ciertas coincidencias hay también algunas diferencias que no son
menores. En el debate de 2002 hay una divergencia entre dos juristas pertenecientes al
justicialismo, el doctor García Lema y el doctor Masnatta, que no son diferencias menores.
García Lema estaba más inclinado hacia lo que es hoy la solución que plantea el oficialismo
en su proyecto, que es la de instaurar este instituto como un recurso extraordinario más, es
decir, a instancia de parte, abrir una nueva vía de recurso extraordinario. Por lo que he podido
leer, Masnatta estaba más a favor del avocamiento de la Corte, no de la vía de instancia de
parte, sino que fuera la Corte la que definiera por vía de avocamiento.
Queremos ser hoy, en la Comisión, muy escuetos y sintéticos para luego abundar,
como pretendemos hacerlo, en el debate en el recinto y adelantar que no vamos a acompañar
este proyecto, no en base a razones técnico-jurídicas, sino en base a una decisión política y un
análisis político que vamos a limitar sintéticamente en el marco de la Comisión para –reitero–
abundar luego en el recinto. La decisión política es que este proyecto, como el proyecto de
comunicación que está a discusión de la Comisión hoy y como el proyecto del próximo
jueves, del listado de conjueces, no son inocuos en la especial coyuntura política que vive el
país ni entre sí tampoco, todos responden al mismo gen, al mismo –por decirlo de una manera
gráfica– ADN político.
Todos estos proyectos han sido ideados como herramientas de una decisión política
mayor, que es la que tiene el oficialismo hoy en la Argentina, de construir un nuevo mapa de
medios de comunicación, de interpretar subjetivamente –como también lo hacemos nosotros,
con la cuota de verdad que cada uno puede tener– el alcance de esa Ley de Medios y de
Servicios Audiovisuales, que a nuestro juicio difiere mucho de lo que nosotros consideramos
que debe ser un nuevo mapa de los medios de comunicación en la Argentina.
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Así como nosotros estuvimos en contra de la votación de la ley en aquel momento,
porque pensábamos que el gobierno la iba a utilizar subjetivamente para construir un
esquema de poder propio, hoy estamos más convencidos de eso. Por esa razón, considerando
que estos proyectos son herramientas de una decisión política mayor, de la que somos ajenos,
no formamos parte y de la que tenemos muchas diferencias, no vamos a acompañar este
proyecto de ley ni el proyecto de comunicación, que seguramente será puesto a consideración
más adelante.
Sr. Presidente. – Como bien dice el señor senador Sanz, el criterio divergente de García
Lema, o del otro constitucionalista, se salda en este proyecto en la medida de que, acotado a
la competencia federal y con una herramienta específica de recurso extraordinario por salto
de instancia, de ninguna manera limita las atribuciones pretorianas que tiene la Corte de
aplicar ese recurso en otras situaciones y competencias.
Tiene la palabra el señor senador Fernández.
Sr. Fernández. – La primera parte a la que quería hacer referencia específica, la acaba de
aclarar el señor presidente. Por lo tanto, ha sido saldado ese punto.
Desde el punto de vista del análisis de lo político, uno siempre tiene la obligación de
mirar la historia y el lugar en el que se encuentra, porque es imposible que una decisión
política sea inocua; con razón de ser, todas tienen que ver con un mundo político y una
responsabilidad que tiene el partido al que represento de gobernar el país. En ese marco, si
hay elementos que puedan servir para distinguir, mejorar o perfeccionar la calidad de la
política que se está llevando a cabo en función de las políticas públicas que se dicten, será
siempre en beneficio de todos.
Con lo cual, la presentación del proyecto, que si bien comenzó en la Argentina por
esta acción pretoriana de la Corte en lo que se conoció como la causa “Dromi” o “Aerolíneas
Argentinas”, y posteriormente “Rodríguez”, “Jefe de Gabinete de Ministros” o
“Aeropuertos”, la situación de ese momento es muy particular. Si bien la mayoría se
compone de seis a tres, termina siendo cuatro, por una posición determinada muy similar al
proyecto que está presentando el Poder Ejecutivo en este momento, a 2, que iban por los
principios de ejecución que tenía la Corte y la acción que podía llevar en sí misma. No
coincidían, pero los dos hacían la aceptación del per saltum en ese punto, lo cual significó
una enorme crítica por parte de la doctrina, pero en definitiva se llevó a la práctica esta
posición. El voto del doctor Fayt, que a mi juicio es aparentemente menospreciado, pero que
tiene mucha importancia, grafica que la situación en la que se encontraba no era de flagrante
inconstitucionalidad porque, si bien los artículos 116 y 117 de la Constitución Nacional
establecen que es la Corte y son los tribunales inferiores los que regulan los asuntos que
trasuntan a través de la Constitución de las leyes, y que el artículo 117 dice que hay dos vías
para llegar a la Corte –una, la originaria a través de la legislación, y la otra, a través de los
actos o excepciones que prescriba el propio Congreso–, están dadas las condiciones para
regular este sistema. Entonces, el planteo está hecho hacia ese punto.
¿Cuándo será el momento oportuno? Nunca, si nosotros lo miramos desde el punto de
vista inocuo. Yo comprendo la posición del señor senador Sanz, pero la realidad es que la
política nunca es inocua, sino que siempre hay una razón de ser, que tiene que ver con
proteger los intereses superiores.
Evidentemente, cuando uno mira el debate de 2004, aparecen discusiones respecto de
que es contemporánea con la acusación por parte de la Cámara de Diputados de cinco
miembros de la Corte Suprema de Justicia, con lo cual no sé si era el momento oportuno para
una herramienta de semejante envergadura, atento a que esa Corte estaba fuertemente siendo
objetada. Según el doctor Néstor Sagüés, la Corte, no solo como tribunal de última instancia,
sino como poder de la República, necesita poder político, que lo tiene cuando tiene respeto
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por parte de sus ciudadanos y de sus pares –Poder Legislativo y Poder Ejecutivo. La Corte
recobra, recupera y vuelve a obtener su poder político a partir de que aparece esta Corte, a la
que todos respetamos, consideramos inobjetable y la que toma decisiones que no siempre les
satisface a todos, pero que en definitiva se toman por un tribunal que nos representa a todos.
Nuestra posición en este momento es esa: llevar adelante una propuesta que no ha
sido objetada por la mayoría, sino que ha sido respetada por Bidart Campos, Morelos,
Sagüés, García Lema y los principales constitucionalistas que se pueden ver en este caso. En
algunos casos son hombres que no son de mi partido político, pero tiene que ver con la visión
real de una apertura que le es propia al Congreso de la Nación en función de lo estatuido en el
artículo 117 de la Constitución Nacional. Y la visión que el Poder Ejecutivo está llevando a
cabo es en este punto. No habla de una causa en especial, sino que es en este punto.
Ahora bien, si uno tiene que mirarlo desde esa concepción de inocua, porque en el
momento hay discusiones que tienen que ver con ese tema, ¿dónde quiere que se resuelvan
mejor? Es más fácil que se resuelva en ámbitos que nos representan a todos, que sea una
decisión parcial. Si así fuera –no está dicho en el proyecto–, también es una parte buena para
mirarla, porque será para resolver un lugar que nos representa a todos y es la mejor forma que
encontramos. Con lo cual, entendemos que nuestra propuesta, que en los Estados Unidos
lleva más de cien años de aplicación, resuelve esas situaciones y no las agrava.
Las veces que ha intentado sortearse esto –como sucedió en el caso del corralito–, la
Corte puso un freno de la mejor forma que ha podido. Porque el objetivo se trata de que le
demos menos, y no más, trabajo a la Corte, y solamente utilizarlo –como ha dicho el jefe del
bloque– en situaciones de notoria gravedad institucional, estamos poniendo entonces en
práctica lo que el artículo 117 de la Constitución Nacional nos da como atribuciones
específicas, definiendo específicamente unas modificaciones que involucra todo lo que
estamos buscando, resolviéndolo en el momento oportuno para sacar conclusiones de estas
características en esa política pública. Y si tuvimos que mirarlo en términos de la política en
general, si tuviéramos que tomar decisiones de fondo, éste es el mejor lugar donde se tienen
que tomar. Con lo cual, siempre estamos yendo hacia un punto donde entendemos que nos
comprende a todos. El objetivo es ese.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Cabanchik.
Sr. Cabanchik. – Respecto de esta cuestión de la relación entre el contenido del proyecto de
ley, la oportunidad y el contexto político, abundaré en los fundamentos de mi voto cuando lo
tratemos en el recinto.
Ahora he pedido la palabra para hacer una propuesta concreta en relación al pasaje del
proyecto de ley que refiere a los plazos, porque allí explícitamente se refiere a los plazos
cuando la Corte acepta el recurso y se avoca a su tratamiento, pero nada dice cuando la Corte
rechace el recurso. Entonces, si bien implícitamente puede quedar claro que los tiempos y
procedimientos normales rigen en ese caso, me parece mejor que el proyecto explícitamente
diga que eso vuelve al juez natural de esa causa y se habilita la apelación a la cámara. Porque
me imagino que el espíritu del proyecto es que la parte no pierde ese derecho de apelar si no
se acepta el per saltum.
Sr. Pichetto. – Aunque es obvio, no me parece mal la aclaración.
Sr. Cabanchik. – El presidente tiene el texto que he propuesto. No sé si quiere que lo lea
ahora.
Sr. Presidente. – El proyecto del señor senador Cabanchik es el siguiente: “Artículo 257 ter.
Forma, plazo, trámite y efectos. El recurso extraordinario por salto de instancia deberá
interponerse directamente ante la Corte Suprema de Justicia mediante escrito fundado y
autónomo dentro de los diez días de notificada la resolución impugnada. La Corte Suprema
de Justicia podrá rechazar el recurso sin más trámite si no se observaren prima facie los
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requisitos para su procedencia, en cuyo caso procederá la causa según su estado y por el
procedimiento que corresponda”.
También estaría el otro tema de la cautelar.
Sr. Pichetto. – Me parece importante no rehuir la discusión en el plano planteado por el
senador Sanz.
Nosotros entendemos que es una ley votada por el Congreso, incluso en un esquema
de corte trasversal que supera al propio oficialismo, que plantea un eje de democratización de
los medios y le pone tope a una situación de posición dominante en términos de los medios
audiovisuales en la Argentina. Digo esto para no hablar de monopolios. Indudablemente, uno
de los grandes grupos mediáticos del país tiene una característica de monopolio.
Los países desarrollados han resuelto este tema en el siglo pasado. No hay ninguna
legislación que permita que dueños de un medio gráfico puedan ser dueños de un diario, de
una radio y de una televisión. Este debate en los Estados Unidos está liquidado en la década
del 30 y del 40. En el marco de la post crisis se debatieron las leyes antitrust, y esto quedó
absolutamente resuelto.
La Argentina tiene sus complejidades. En la década del 90 hubo un proceso de
recuperación por parte del sector privado de los medios televisivos, y ahí no se puso límites.
El Congreso avaló y autorizó que medios gráficos pudieran ser dueños de canales de
televisión y de radios. Indudablemente que dentro del marco de la legalidad hubo empresas
que crecieron y, en este sentido, no era un hecho ilegal. Nadie dice que fuera ilegal, sino que
hubo un proceso de acumulación y la Ley de Medios viene a poner un límite. Viene a decir:
“Señores: a partir de ahora hay que encontrar un camino de democratización, de
racionalidad...” Después podemos tener la crítica, que siempre hacen, que también el Estado
genera... La verdad es que los medios que tiene el Estado, si se trata de Canal 7, en términos
del debate y de la ecuación política, son bastante inferiores.
Pero volviendo a esta cuestión: nosotros no vamos a rehuir esta discusión y poner este
tema únicamente como una cuestión de técnica jurídica.
Es indudable la frustración que significa haber dictado en su oportunidad una ley
votada por amplias mayorías y que un juez de Primera Instancia dicte una medida cautelar
que impide precisamente la aplicación del artículo 161, que es el más sustancial porque
plantea precisamente la desinversión. No es cualquier artículo; es el corazón de la ley. Es el
artículo que dice que los medios no pueden tener hasta tanto y de ahí en más tiene que
lógicamente desinvertir, vender sus partes a otras empresas.
Esta medida cautelar se prolongó sine die, y además la causa estuvo en manos de un
juez jubilado, que es el doctor Carbone; un juez civil y comercial conocido. Incluso lleva a la
Corte a tomar otra resolución en el tema. La Corte dice que la medida cautelar tiene que
resolverse en un plazo razonable. Habla de plazo razonable. ¿Cuál es el plazo razonable para
resolver una medida cautelar? ¿Seis meses? ¿Ocho meses? ¿Dentro del año? Eso sería un
plazo razonable. Porque una medida cautelar es una medida provisoria. No puede
indefinidamente mantenerse en el tiempo por tres años consecutivos y sistemáticos como
medida cautelar impidiendo la aplicación de un artículo de la ley.
Entonces, la Corte interviene nuevamente y dice: “plazo razonable”. Ninguno de los
jueces que intervinieron sucesivamente en esa Primera Instancia resolvió sobre el fondo, que
era lo que tenían que resolver. Es decir, podían haber dicho que ese artículo 161 era
inconstitucional, daba un plazo demasiado exiguo o era constitucional y el plazo era
razonable. Cualquiera de las dos cuestiones podía haber sido resuelta en Primera Instancia.
Por ende, el Estado o la parte privada, que es quien planteó el recurso, que es el multimedio
Clarín -TN y Canal 13-, tenía el derecho de recurrir a la instancia respectiva y agotar las
sucesivas instancias judiciales. Pero esto no ha funcionado porque la medida cautelar
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funcionó como un inmovilismo en la causa para que nunca se resolviera la cuestión de fondo.
No hubo una voluntad judicial de resolver la cuestión de fondo. Y acá hay dos intervenciones
de la Corte. La última casi que es de avocamiento, porque dice: “El plazo razonable se vence
el 7 de diciembre”. ¿Qué significa eso? ¿Hay avocamiento de la Corte allí o no? La Corte
dice primero “plazo razonable” y después “Señores: han pasado más de tres años, el
vencimiento de ese plazo razonable es el 7 de diciembre del corriente año”.
Esto es lo que está en discusión. ¿Es una cuestión de gravedad institucional? Creo que
sí. ¿Tiene como finalidad democratizar los medios? Es un fin que al Estado le interesa.
¿Tiene como finalidad terminar con esquemas monopólicos o de posiciones dominantes?
Leyes antitrust, que muchos admiran. Algunos legisladores van a asistir hoy o mañana a las
elecciones, que son un ejemplo democrático, con debate. Ese país que tanto admiran, pero
que, sin embargo, entre el año 30 y 40 liquidó todas las leyes monopólicas. Y este es un
debate que vamos a dar en el recinto, porque es muy interesante. Sé que acá hay además
senadoras que se han dedicado a estudiar el tema, como la senadora Estenssoro y la senadora
Morandini, y es muy interesante analizar la decisión de un país en donde las instituciones
funcionan y siempre se ponen como ejemplo de la democracia de valores de gran
trascendencia. Bueno, este tema está resuelto ya hace casi más de 70 u 80 años.
Entonces, si partimos de que hay un consenso, de que esta Corte Suprema tiene
valores, de que los hombres y mujeres que han sido designados por el gobierno de Néstor
Kirchner lo han sido con un criterio de independencia, de valor intelectual –que lo han venido
demostrando en el tiempo, a través de fallos– ¿qué mejor que una cuestión como esta para las
partes? Para el Estado nacional que quiere un proceso de democratización o para el sector
privado que entiende que el artículo 161 es inconstitucional y que su plazo de dos años que
fijó la ley es un plazo irrazonable, es un plazo muy acotado que le puede hacer perder
intereses en el proceso de la venta o de la transferencia. ¿Qué mejor que un tribunal con la
calidad moral, institucional de sus integrantes pueda definitivamente resolver esta cuestión?
Sinceramente, esta pregunta me la estuve haciendo estos días, en términos también del inicio
de este debate. ¿Qué mejor garantía para las partes en la discusión política que sea el máximo
tribunal de la Argentina quien resuelva una cuestión de esta naturaleza?
Me parece que no hay ningún argumento que pueda ser utilizado en contra de este
camino. Mucho más, porque los anteriores no se cumplieron, porque hubo intencionalidad en
no cumplirlo en la primera instancia; una cuestión que debería haber sido resuelta en el marco
de un tiempo prudencial por el juez de primera instancia. Indudablemente Carbone le escapa
al juicio político porque era un juez jubilado, y por supuesto que este esquema funciona en la
Argentina con las subrogancias de traer jueces jubilados y ponerlos en el mecanismo de
funcionamiento a ocupar cargos de tribunales y, además, alejados de las sanciones que
eventualmente le pueden caber por incumplimiento de sus deberes.
Vuelvo a decir –lo digo casi reflexionando y en voz alta–, me parecería un camino
correcto que una cuestión de esta naturaleza…
Sr. Presidente. – Senador, además, reafirmando lo que usted dice, es una acción meramente
declarativa, no es una cuestión que abra proceso de prueba.
Sr. Pichetto. – Sí, la cautelar era procedente, estábamos frente a una cuestión casi de pleno
derecho de evaluar el plazo; mucha prueba en esta instancia de primera instancia no había. Lo
que pasa es que no se quiso resolver, esto digámoslo, asumámoslo, pongámoslo en el tablero
de la discusión y no lo encerremos solamente en una posición del gobierno o del Grupo
Clarín. Acá hay negligencia del sistema judicial, que no resolvió una cuestión en primera
instancia como la tenía que haber resuelto en tiempo y en forma para poder haber agotado
todas las demás instancias, la Cámara, la Corte; porque de última el tema puede llegar a la
Corte, inevitablemente va a llegar a la Corte.
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Con estos fundamentos, con esta idea y asumiendo el debate que planteó el senador
Sanz –porque la verdad es que sería hipócrita no asumirlo y venir a discutir esto como si esto
fuera simplemente un recurso jurídico, porque esto tiene un trasfondo, claro que lo tiene–,
estamos dispuestos a debatirlo y a discutirlo.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra la senadora Morandini.
Sra. Morandini. – Gracias, señor presidente. Le agradezco al senador Pichetto que ponga en
este marco la discusión porque la verdad es que cuesta mucho sustraerse en este debate.
Usted hizo una presentación del proyecto dándonos todos los antecedentes, y ahora en el
marco político en el que pone el debate a mí me gustaría hacer algunas reflexiones.
En primer lugar, el senador Fernández les hablaba del interés superior, y la verdad es
que cuando uno analiza –como me pasa a mí, porque aprendo muchísimo de los debates
previos y aprendí mucho de la versión taquigráfica cuando se llevó adelante el debate de la
llamada ley Clarín–, uno no puede sustraerse del contexto político en el que se hizo ese
debate. Entonces, me parece que hay que ponerlo en ese marco porque llegamos a esta
situación. Además, creo que podríamos hacer otro tipo de reflexión: que una ley esté en la
justicia es la mejor confesión de nuestra impotencia política. Algo hemos hecho mal como
legisladores para que hoy la ley tenga que estar dando este debate de tipo puramente jurídico.
De modo que insisto con esta idea que me dio el senador Fernández. ¿Qué es el
interés superior? Cuando el interés superior se confunde tanto con el interés de un gobierno,
queda contaminado cualquier debate, y este es un debate que está contaminado. Por eso no
venimos a analizar un proyecto que tiene estos antecedentes, sino un debate en relación con
el per saltum, que tuvo una enorme participación de argumentación de la hoy presidenta de la
Nación.
Ahora, como usted dice respecto de este tema –siguiendo sus palabras– que no
seamos hipócritas porque estamos tratando este proyecto, a mí me parece que lo grave es no
sólo que tenga que tener solo una solución jurídica, sino que no terminamos de compartir los
conceptos democráticos en relación con el papel de la prensa en una sociedad democrática.
Entonces, se hace un debate acerca de si Clarín, el Gobierno y nos olvidamos de que Clarín
no produce ni anteojos ni lapiceras, sino que produce un valor simbólico cultural, que es la
libertad de expresión o el derecho de la sociedad a ser informada, y no es en ese marco que
yo sienta que se dé este debate.
Creo que en el Congreso de la Nación se tendría que dar un debate de valores para que
no terminemos confundiendo los intereses superiores de la Nación con los intereses de un
gobierno. Yo voy a argumentar en el recinto, no puedo acompañar este proyecto…
Sr. Pichetto. – Me permite, senadora.
Sra. Morandini. – Sí, claro.
Sr. Pichetto. – Lo que está en discusión es el sistema de medios audiovisuales y radiales.
Sra. Morandini. – Sí, lo peor que nos podría pasar…
Sr. Pichetto. – El medio gráfico Clarín no está en discusión. No confundamos porque si
no,…
Sr. Presidente. – Por favor, no dialoguen.
Sra. Morandini. – Hablamos genéricamente del Grupo Clarín, pero creo que lo peor que nos
podría pasar en este Congreso es tener que dirimir si estamos de un lado o del otro. Yo creo
que el valor tiene que ser igual para todos, el interés de la Nación no puede ser interpretado
por la coyuntura. Esto es lo que he querido argumentar.
No se puede sustraer el análisis de un proyecto fuera de este contexto político; usted
pone al debate en el contexto político, pero yo quisiera ir un poco más allá, porque va a llegar
un momento en el que nuestro país va a tener que normalizarse. Todo el tiempo estamos
hablando de 2001, nos referenciamos con lo que pasa en términos económicos con 2001, pero
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me parece que ya es hora de que empecemos a consagrar normalidad institucional y no que
los proyectos estén siempre –vuelvo con el ejemplo– al servicio de esta confusión entre el
interés de la Nación o el interés de un gobierno.
Sr. Presidente. – Gracias, senadora.
No puedo dejar pasar lo siguiente, salvo que usted haya estado ausente, senadora. El
debate que usted plantea fue precisamente el que motivó la ley de democratización de
medios. Ese debate se hizo con amplitud, a lo largo y ancho del país, con la participación de
organizaciones, expertos, trabajadores; es decir, las valoraciones de si eso afectaba o no la
libertad de prensa se hizo.
Yo creo que su posición está teñida, senadora, desde el momento mismo en que usted
dice que esto está “contaminado” –usted no está diciendo interrelacionado, vinculado, en
correlato–, porque usted ya pone un valor –severo– en el hecho de la vinculación del tema
con este proyecto, que es la contaminación.
Por lo tanto, cuando usted habla de proyecto superior o de bien superior, únicamente
se limita a acompañar el proyecto del grupo hegemónico y cuestiona el hecho de que se
intente democratizarlo. Esa es mi opinión a las palabras suyas, senadora.
Sra. Morandini. – Puedo hacer uso de la palabra
Sr. Presidente. – Tiene usted el derecho de réplica, senadora.
Sr. Morandini. – Ofende su capacidad, presidente. Yo tengo tal concepto de la libertad que
cuando no se aprecia la libertad, se termina actuando como esclavo. Entonces, hay una
concepción, como la de empleado del grupo o las cosas que dice, que contamina el debate.
Sr. Presidente. – Agradezco la sobredimensión de mis capacidades, senadora.
Tiene la palabra la senadora Estenssoro.
Sra. Estenssoro. – Muchas gracias, presidente.
No habíamos hablado de la posición respecto de este proyecto con el bloque radical,
pero tengo una postura similar. En este contexto, la reglamentación de una ley de per saltum
me parece que sería una medida negativa. Acá hay un per saltum legislativo, porque al
gobierno se le ocurrió la semana pasada que este proyecto tenía que ser aprobado por el
Congreso sin la participación, por ejemplo –porque hubiera sido interesante tenerlos aquí–,
de jueces de la Corte Suprema para que nos expliquen cuál es su posición, o de otros juristas,
antes de emitir dictamen a toda velocidad, porque a la estrategia del gobierno en este
momento le viene bien tener una ley de per saltum. Así que por el contexto político y no por
razones jurídicas, no voy a acompañar este proyecto de ley.
Después, quería actualizarlo un poco, senador Pichetto. Usted muy bien dijo que en
los Estados Unidos hasta hace cuatro años la Comisión Federal de Comunicaciones no
permitía, por una cuestión de defensa de la competencia antimonopolios, que los diarios
fueran dueños de medios audiovisuales, pero eso se modificó hace cuatro años. Además,
porque hay una realidad muy diferente de los medios gráficos. Hoy los diarios ya no tienen el
poder que tenían antes, más bien son medios que están con problemas de poder sobrevivir a
la era de las comunicaciones.
Por otro lado, también la globalización modificó muchísimo el escenario y el poder de
los medios, ya que no solamente son medios regionales, nacionales, sino globales. Entonces,
se entendió que los diarios que eran muy poderosos hoy son empresas, porque tienen que
poder subsistir económicamente, y están teniendo muchos problemas. Entonces, esa
restricción se modificó.
El senador Pichetto realiza manifestaciones sin el uso
del micrófono.
Sra. Estenssoro. – No ha comprado, pero no tiene una restricción. Además, cuando habló del
caso norteamericano, que era el único país donde existía esta restricción, y que a mí me
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parece adecuada, ya que estuve en contra en la década de los 90 -cuando no era política, sino
periodista-, de que el gobierno del presidente Menem -que usted integró, como varios de los
legisladores del Frente para la Victoria en ambas Cámaras- permitiera que los diarios tuvieran
medios audiovisuales.
Usted se remitió a la Ley de Defensa de la Competencia, la Ley Antitrust de los
Estados Unidos, y me pregunto si este gobierno que tanto declama su lucha contra los
monopolios porque nunca reglamentó el Tribunal de Defensa de la Competencia. Nosotros
tenemos una excelente ley de lucha contra los monopolios –la Ley de Defensa de la
Competencia-, que define que tiene que haber un tribunal integrado por técnicos de altísima
capacidad, y hay un sistema de concursos para nombrarlos, para que no sean dependientes ni
del gobierno, ni de las empresas, ni del Congreso.
El gobierno nunca constituyó ese tribunal, más bien delegó esas funciones en el fiel
servidor, el secretario de Comercio, Guillermo Moreno. Por ejemplo, en 2007, la Comisión
de Defensa de la Competencia -que no es un tribunal técnico, como dice nuestra ley, sino que
es un cargo político- definió que la fusión de Cablevisión y Multicanal -esto fue un decreto
del presidente Néstor Kirchner, porque tenía el aval de la Comisión de Defensa de la
Competencia- no constituía un monopolio. Ahí vemos una divergencia entre lo que se
proclama, la desmonopolización, y cómo se concedió un monopolio. No solamente podrían
haber recapacitado después de la fusión de Cablevisión y Multicanal, sino todo lo contrario.
Un par de años después se ha permitido que una empresa que es diez veces más
grande que el Grupo Clarín, como Telefónica, y que había una causa en litigio porque había
comprado Telecom en Italia, y, entonces, tiene parte de las acciones de Telecom Argentina,
eso también el gobierno nacional instruyó a Moreno para decir que ahí no había monopolio o
que si se portaban bien no era monopolio.
Entonces, nosotros tenemos una ley antimonopolio, que si tuviéramos el Tribunal de
Defensa de la Competencia, conformado como dice la ley, podríamos creer que este gobierno
tiene alguna vocación de lucha contra los monopolios. También se ha permitido el monopolio
del juego, que tiene el señor Cristóbal López, algo bastante peligroso. Además, ha comprado
de facto C5N y Radio 10, una de las radios líderes y una señal de noticias importante,
violando la propia Ley de Medios, y que el AFSCA no dijo nada. El dueño monopólico del
juego, que además ahora es dueño de uno de los grupos más importantes de concesiones
petroleras, a pesar de los que dice la ley, el artículo 25, que los que son dueños de servicios
públicos y de empresas públicas no pueden ser concesionarias de medios y que toda venta de
una licencia audiovisual tiene que ser autorizada por la autoridad de aplicación, se ha
permitido que esto se violara.
El senador Pichetto realiza manifestaciones sin el uso
del micrófono.
Sra. Estenssoro. – Hay medios, como el Grupo Clarín, que tienen que vender licencias, pero
hay otros que no podrían nunca ser dueños de medios. Uno es Cristóbal López; otro,
Telefónica. No sabemos cómo Telefónica no vendió en estos tres años. El 161 se le podría
haber aplicado a Telefónica, por ser una empresa extranjera, dueña de servicio público y de
una empresa de telecomunicaciones, monopólica, porque es dueña de Telefónica y parte de
Telecom. En este caso, el monopolio, que es diez veces más grande que el Grupo Clarín,
parece que no molesta, no implica posición dominante o concentración del mercado y de la
economía. El AFSCA le tendría que haber dicho…
El senador Pichetto realiza manifestaciones sin el uso
del micrófono.
Sr. Presidente. – No dialogue, senador Pichetto, por favor.
Sra. Estenssoro. – Justamente, en el mundo donde hay legislaciones especiales para que las
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empresas de telefonía no ingresen en igualdad de condiciones. Acá tenemos la empresa
monopólica de telefonía que es dueña de diez licencias de televisión abierta. Entonces, con
este cuento de la desmonopolización, lo que ha pasado en estos tres años es que ha habido
una enorme concentración de los medios audiovisuales, se han uniformado, no se ha
democratizado ni las voces y la opinión.
De los cinco canales de televisión abierta, hoy hay cuatro que tienen una línea
editorial alineada con el gobierno nacional, porque reciben una pauta de publicidad cada vez
más abundante. Entonces, alinean su discurso y su voz a la línea gubernamental. Lo mismo
pasa con los cinco canales de aire, que uno es independiente de la tutela gubernamental.
Tenemos cinco señales de noticias y hay una sola que es independiente de la tutela
gubernamental, los otros dependen económicamente, y, por eso, políticamente del gobierno.
Por lo tanto, para qué le vamos a pedir a la Corte Suprema, que en este caso le
interesa al gobierno, se avoque por el per saltum, si ya ha fallado que el gobierno nacional
tiene que distribuir la pauta de publicidad oficial con criterios transparentes y no para
condicionar la línea ideológica de los medios. Y ese fallo de la Corte Suprema el gobierno se
niega a cumplir, igual que otros fallos importantes, como el 82 por ciento móvil, las causas de
Badaro I y II, que ordenó que la ANSeS le pague a los jubilados lo que le corresponde a
todos los que tienen causas en la justicia y el gobierno se niega.
Entonces, vemos que hay un doble discurso enorme. Primero, no hay ninguna lucha
contra los monopolios. Hay monopolios en el juego, en los aeropuertos, en la telefonía, en un
montón de lados que al gobierno no le preocupan. También hay sentencias de la Corte
Suprema que se avocó y falló en causas de gravedad institucional, como el tema de los
jubilados y la publicidad oficial, que ha sido la herramienta de sometimiento de la prensa en
la Argentina desde 2003 hasta ahora y cada vez más grave. El gobierno nacional no acata los
fallos de la Corte Suprema. No se tienen que analizar, sino cumplir. Por esto, es que no voy a
acompañar este per saltum.
Además, les voy a leer lo que decía en 2006 cuando en este recinto…
Sr. Presidente. – Senadora, si podemos ir acotando, gracias. Siempre es bienvenida su visita
a la Comisión, pero acortemos.
Sra. Estenssoro. – Le agradezco.
En 2006, el Senado discutió el tema del per saltum, y quiero leer lo que decía la
presidenta Cristina Kirchner en ese momento. Decía: Acá se hace el planteo del per saltum.
Ahora bien, ¿vamos a aceptar la figura del per saltum que fue denostada y demonizada
durante la anterior administración? .Porque yo quiero decir otra cosa. Este es per saltum para
causas buenas, pero yo no sé en materia de derecho cómo se hace una distinción entre per
saltum para causas buenas y per saltum para causas malas. No sé cómo vamos a hacer per
saltum para esto y no lo vamos a hacer para otras causas. No se puede legislar un instituto
para una situación particular, porque luego va a venir otra y va a pedir exactamente lo mismo.
Esta era una causa de suma gravedad institucional. Le estaban rematando las casas de
los ciudadanos que habían tomado créditos hipotecarios en dólares. Entonces, se las querían
rematar porque había habido esta pesificación asimétrica y no podían pagar. En ese contexto,
político, la Presidenta dijo: No me parecía mal el tema del per saltum, pero si después se
reclama la aplicación de este instituto para otra situación, ¿la oposición va a estar de acuerdo?
De hecho, existieron cataratas de discursos contra la figura del per saltum durante el gobierno
del ex presidente Menem. Entonces, esto no puede ser porque no hace a la seriedad. No hace
al sistema jurídico en el que no se puede acomodar el derecho a lo que considero bueno o
malo, porque, por otra parte, lo que yo considero bueno o malo, seguramente, no es lo que
considera bueno o malo un partido de otra ideología u orientación.
Entonces, como vemos, acá tenemos mucho doble discurso y oportunismo.
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Sr. Presidente. – Tiene la palabra el senador Pichetto.
Sr. Pichetto. – En primer lugar, ese comentario no es de 2006, sino de 2002 y 2004.
– El señor senador Sanz solicita una interrupción.
Sr. Presidente. – Señor senador Pichetto, ¿le permite una interrupción al señor senador
Sanz?
Sr. Pichetto. – Como no.
– Se realizan manifestaciones fuera del alcance del micrófono.
Sr. Presidente. – Para una interrupción, tiene la palabra el señor senador Sanz.
Sr. Sanz. – La señora senadora Estenssoro tiene razón. Ese fue un debate que se dio en 2006.
Y lo puedo decir con propiedad porque el contradictor con la entonces señora senadora
Fernández de Kirchner fui yo, porque en aquel entonces era presidente del Bloque Radical.
En efecto, para poder zanjar un problema añejo que se nos presentaba todos los años,
votábamos anualmente una ley para impedir los remates de los deudores hipotecarios. Es
decir que a fin de postergarlos, los jueces de Primera Instancia con la ley calentita –como se
dice–, con la ley apenas promulgada, decretaban su inconstitucionalidad. Entonces, sometían
a los acreedores a los remates. Entonces, entrábamos en un círculo vicioso, ya que nosotros
sancionábamos la ley y los jueces decretaban su inconstitucionalidad. Entonces, en ese
momento de 2006, a fin de año, mientras se vencía la prórroga, acompañamos como
propuesta del Bloque de la Unión Cívica Radical un per saltum específico. Ahora bien, voy a
decir algo por lo cual no tengo motivo de arrepentirme: como figura jurídica era algo bastante
particular, dado que no existe el per saltum específico en una ley. Es un per saltum
automático, más allá de los que el señor senador Pichetto ha comentado que estaban en la ley
de emergencia y que antes pudieron estar en el DNU de De la Rúa y demás.
De hecho, en ese momento, era una posibilidad que a nosotros nos parecía importante
para que la justicia –que, en definitiva, era la que nos estaba trabando esta cuestión con la
“inconstitucionalidad”–, a través de su máximo órgano, la Corte, dijera de una buena vez:
esto es constitucional, no es constitucional, pero vamos a darles una respuesta a los deudores
hipotecarios.
En aquella ocasión, la senadora Fernández de Kirchner contestó diciendo que a ella le
parecía que el propósito era loable pero que establecer un per saltum para una situación
específica y por una ley específica abría la puerta para que fuera luego establecido en
cualquier tipo de ley. Ese fue el debate objetivamente contado y se dio en 2006.
Sr. Presidente. – Señor senador Pichetto: continúa en el uso de la palabra.
Sr. Pichetto. – En 2004 la actual presidenta firmó el dictamen junto a senadores realmente
connotados, ya que entre ellos se encontraba el señor senador Agúndez, un hombre de gran
experiencia jurídica y de calidad.
Ahora bien, en cuanto a la calidad y a la delicadeza, no quiero entrar en una polémica
con la señora senadora Estenssoro. Usted sabe bien que siempre me hice cargo de mi pasado.
En efecto, no era diputado nacional cuando se trató el tema de la privatización de los medios;
yo llegué en 1994. Quizás si hubiera estado en aquel entonces –le voy a decir lo que siempre
digo–, por una cuestión de pertenencia y de disciplina política a mi partido, seguramente lo
hubiera votado. Pero cuando se tiran hacia atrás las cosas, buscando perjudicar o querer
descalificar no es ni siquiera cortés, porque todos vivimos situaciones.
En ese sentido, podemos hablar de otras leyes de privatización, entre ellas, una que ha
perjudicado fuertemente a la Argentina relacionada con la pérdida de la soberanía energética.
Pero nadie quiere entrar en este tipo de temas. Por mi parte, siempre trato de ser cuidadoso y
de hacer el abordaje de los temas con precisión.
Reitero: de mi pasado me he hecho cargo
varias veces de manera pública en el ámbito del recinto. Asimismo, la Argentina vivió
circunstancias y coyunturas que van a ser materia de revisión histórica. Es probable que en el
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período de Menem se hayan cometido errores. Estos quedarán para el juicio histórico, como
también sucederá con el análisis de la conducta de determinados actores de ese período.
Lo que digo es que ahora estamos discutiendo en términos del presente y usted
confunde lo que es legislación nacional con autorizaciones provinciales en el tema de
casinos, así que, si quiere, podemos discutir todo eso, –repito– podemos discutir todo eso,
porque también forma parte del debate si alguien que tiene un casino puede tener un medio.
Entonces, estoy diciendo que cuando nosotros analizamos la Ley de Medios excluimos
terminantemente a las telefónicas de la posibilidad de que den televisión por cable. Las
excluimos. No sé si se acuerda, pero estaban en el proyecto original, y fue una de las cosas
que fueron modificadas en el ámbito del Parlamento. Nada más.
Sr. Presidente. – Tiene la palabra el señor senador Fernández y luego la señora senadora
Corregido.
Sr. Fernández. – En el marco de lo que se viene hablando y de lo que había dicho el señor
senador Sanz, que a mi juicio era más que clara la definición, él manifestó que no era inocuo
y yo lo ratifiqué, y para no caer en la hipocresía que marcaba el jefe de mi bloque plantee, al
final de mi exposición, que si tenía que ser resuelto este tema específico qué mejor lugar para
discutirlo que donde todos creemos que se puede resolver.
No coincido con lo que dice usted de los medios, porque de los 5 mil medios, si hay
una publicidad que se ocupa de mostrarlo cada vez que puede, hay 4500 en manos de 2500
personas, físicas o jurídicas, con lo cual estamos hablando de 1,8 por persona física o
jurídica. Los 250 restantes, están en manos de 25, ergo, hay 10 para cada uno –estamos
hablando en promedio–. Ahora bien, hay uno solo que tiene 250 medios. Todos ellos,
excluyendo a este último, el Grupo Clarín, han reconocido la autoridad de la AFSCA y han
sometido sus propuestas a su consideración. Con lo cual no estamos hablando de ninguna
cosa que no sea fruto de un análisis; a nadie se le ha dado una patente de corso. Estamos
hablando de la discusión en el marco de lo que dice la ley, que es de medios audiovisuales y
se está discutiendo lo que dice la ley.
En este sentido, el jefe de bloque ha sido más que gráfico. Cuando era Jefe de
Gabinete Ministros participé de la discusión sobre si se sacaban o no las telefónicas. Todos
coincidimos en que tenían que sacarse porque era la forma a través de la que se perfeccionaba
la discusión respecto de la posición dominante, inclusive, y las ventajas que podían significar
el Triple Play y las discusiones de esas características. Con lo cual sigo creyendo que
estamos hablando de un proyecto que es general –no es particular, no es la Ley 25.561– de
reglamentación del instituto del per saltum. Lo establece el artículo 117 de la Constitución y
lo han referido los principales constitucionalistas de este país, quienes han sostenido el
mismo formato y las mismas condiciones hacia el mismo punto.
Luego, si un tema que hoy está arriba de la mesa –en las circunstancias, en la
coyuntura–, en plena discusión, se tiene que resolver, no va a haber ningún lugar que nos
represente a todos de la mejor manera que ese. Con lo cual menos me arrepiento de llevar
adelante una propuesta de estas características; al contrario, estoy más convencido de apostar
al dictamen en tratamiento, ya que creo que es la única forma de garantizar a los argentinos
una conclusión de estas características.
Entonces, no siento que ninguna de esas cosas sea así. No tengo que estar discutiendo
dar debate a no sé qué cosa, porque me están mencionando permanentemente como si esto
fuese una discusión absolutamente superficial. Estas son discusiones de fondo, con leyes
sancionadas por este Congreso, que deberían estar cumpliéndose en la forma acabada que
deben cumplirse.
Es como si uno tuviera que tolerar todos los tiempos sine die que cada uno hiciera lo
que se le antoja porque ya fueron las cosas así y la Argentina ideal está por llegar. ¡No va a
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llegar nunca eso! Por eso decía que no es inocuo, que siempre tiene trasfondo político y que
la coyuntura nos condena a trabajar todos los días para mejorar la calidad de las políticas
públicas. No va a variar nuestra posición política en eso.
Seguramente cuando a otros les toque gobernar pensarán exactamente lo mismo.
Porque uno tiene que gobernar y tomar decisiones todos los días. Y cuando se encuentra en el
medio con personajes de las características de los jueces que se encontraron en esta situación,
como lo explicó el senador Pichetto, queda más que gráfica que esa posición no ha sido
respetada, ni valorada, ni mucho menos ha sido jerarquizado el Poder Judicial. Por el
contrario, creo que lo ha degradado a las peores de las formas, precisamente por ponerle la
pata arriba y no dejar que se muevan las cosas, pensando que el gobierno podía perder las
elecciones el año pasado. Esas cosas no sucedieron y entonces nunca se terminan de resolver.
Es una conclusión sine die.
En consecuencia, parece ser que vamos hacia un punto en el que todos coincidimos en
cuanto a que la mejor forma de avanzar es resolverlo. Entonces, ¿por qué no estar convencido
de que es un proyecto general y que además de ser un proyecto general permite en particular
tratar un punto de la coyuntura?
Sr. Presidente. – Gracias senador.
Tiene la palabra la señora senadora Corregido.
Sra. Corregido. – Gracias, presidente.
En primer lugar, quiero decir algo con respecto a lo que se está discutiendo en este
momento. Deseo manifestar que estoy muy orgullosa de lo que estamos haciendo en la
Argentina y que lamento que un partido centenario, como el de la Unión Cívica Radical, no
nos acompañe.
Me parece que Cristina está haciendo un gran esfuerzo, que nosotros acompañamos,
para dejar un país donde se respete la libertad de empresas de las pequeñas empresas que, en
las provincias, no pudieron seguir existiendo cuando este monopolio salió a comprarlas
impidiéndoles que existan. Gracias a esta Ley de Medios de Comunicación vamos a tener la
posibilidad de que existan todos y de que se puedan escuchar absolutamente todas las voces
en todas las provincias a lo largo y ancho del país y no sólo lo que este monopolio impone en
cada pueblito desde Ushuaia a La Quiaca.
Con respecto al proyecto del per saltum, quisiera tener en cuenta la iniciativa que
presentara la senadora Parrilli, que estaba en la Comisión de Legislación General, y se
repartió una nota hace un momento. Ella propone la incorporación del artículo 125 bis,
capítulo III, sobre la cuestión de las medidas cautelares. Como en los fundamentos del
senador Pichetto y de los demás senadores también se habla del per saltum explícitamente, a
nosotros nos gustaría que se incorpore en el artículo 257 bis, en el párrafo que dice: sólo
serán susceptibles de recurso extraordinario por salto de instancias las sentencias definitivas
de primera instancia, las resoluciones equiparables a ellas en sus efectos y aquellas dictadas a
título de medidas cautelares.
Nada más, señor presidente.
Sr. Presidente. – Se agradece.
Se va a pasar a redactar el proyecto de ley con las dos propuestas, del senador
Cabanchik y de la senadora Corregido –en función de la nota de la senadora Parrilli–, a los
efectos de que luego los senadores firmen el correspondiente despacho de comisión.
– La senadora Estenssoro realiza manifestaciones fuera del
alcance del micrófono.
Sr. Presidente. – Micrófono para la senadora Estenssoro.
Sra. Estenssoro. – Cuando doy los antecedentes sobre cómo fue el Grupo Clarín entre otros,
obteniendo una mayor concentración y multiplicidad de medios y el rol que tuvo el gobierno
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justicialista de Carlos Menem y también el gobierno de Néstor Kirchner del Frente para la
Victoria, lo hago porque en este debate se trata de mostrar que legisladoras, como puede ser
la senadora Morandini o yo estamos a sueldo del Grupo Clarín. Nosotras nos opusimos en los
años 90 a la modificación del COMFER a que se permitiera ese tipo de multiplicidad
También estuvimos en contra del CEI, ese grupo de Telefónica de Argentina y el
grupo Citibank, que favorecía el ex presidente Menem, tenían como cuatro canales de aire
para acompañar la re reelección. O sea que ya hemos visto las envestidas de gobiernos que,
con distintas excusas, para obtener la re reelección han tratado de armar grupos oficiales y
paraoficiales para cumplir con su objetivo partidario y político.
Cuando señalo que no estuve en contra del cambio de la Ley de Medios que permitió
el artículo 45, ni de la fusión de Multicanal y Cablevisión, ni de la Ley de Bienes Culturales,
lo hago porque me he opuesto habitualmente a usar los medios y las leyes de medios para
favorecer los proyectos políticos del gobierno de turno.
Quiero que quede bien claro, porque también muchas veces en el debate usted,
senador Fuentes, dice que todos los que estamos en la oposición y no concordamos es porque
estamos a sueldo del Grupo Clarín. Creo que hay un grave riesgo para la libertad de prensa
hoy en la Argentina. Además, cuando usted dice que ahora cada pueblito va a poder tener su
medio, en estos tres años la AFSCA podría haber llamado a concurso y haber hecho una
reserva de ese 33 por ciento para las organizaciones comunitarias. La AFSCA no hizo el plan
técnico para convocar a licitación. Convocó a licitación sin plan técnico, no tuvo condiciones
diferenciales para las organizaciones comunitarias…
Sr. Presidente. – Senadora, perdón. Vuelvo a decirle que usted siempre es bienvenida a esta
Comisión, normalmente amplía la agenda, lo cual nos enriquece.
Sra. Estenssoro. – Le agradezco.
La existencia o no del Grupo Clarín no quiere decir…
Sr. Presidente. – Senadora, vine medicamentado por orden de mi psiquiatra, que me indicó
un valium doble. No me impute a mí decir que es toda la oposición. Usted sabe bien, y a
quien le cabe el saco que se lo ponga. Gracias, senadora.
Vamos a pasar a la firma el proyecto de ley.
Pasamos al segundo tema del orden del día, proyecto de comunicación que
sometemos a consideración de los señores senadores, expediente S.- 3692/12.
Tiene la palabra el senador Sanz.
Sr. Sanz. – Exactamente, estamos en conocimiento.
Cuando fundamentamos nuestro rechazo y no acompañamiento al proyecto de ley,
también fundamos de la misma manera el no acompañamiento a este proyecto de
comunicación.
Sr. Presidente. – Muchas gracias, senador.
Pasamos a la firma los dictamenes. Gracias.
– Se distribuyen los dictámenes para su firma.
– Son las 12 y 27.
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