Producción de insecticidas biólogicos en Cuba, éxito de la cooperación al desarrollo Lunes, 30 de Marzo de 2015 11:04 Cooperación al desarrollo SODePAZ El día 26 de marzo de 2015, una delegación de la ong cubana Cubasolar y de SODePAZ, visitamos Cooperativa Rosa Elena Simeón en el municipio de Güines, provincia de Mayabeque, Cuba. El motivo de la visita era conocer la situación de la primera fabrica que se montó en Cuba de insecticidas biológicos a partir de las semillas del árbol de Nim que se instaló en Cuba hace ya más de 10 años. El Nim es originario de la India y de Birmania, pertenece a la familia de las meliáceas y se caracteriza, además, por su notable resistencia a la sequía y tolerancia a la salinidad. El Nim ha sido declarado por las Naciones Unidas como “el árbol del siglo XXI”. La planta de procesamiento fue financiada por SODEPAZ y la organización alemana Katalysse con apoyo de la Unión Europea y la Junta de Extremadura, la organización cubana participante fue la ANAP (Asociación Nacional de Agricultores Pequeños) las acción de este proyecto de cooperación al desarrollo se iniciaron hace 18 años con la transferencia de tecnología desde Nicaragua, gracias a la participación de la ingeniera alemana Bettina, tanto en la plantación de árboles y su manejo posterior como en el equipamiento de la planta y la realización de las líneas de productos y las investigaciones que en este sentido se precisaban. La planta en Güines lleva funcionando a pleno rendimiento desde el año 2005, cuando se crea la CPA Rosa Elena Simeón, unidad que la gestiona. Fundamental para el éxito de este proyecto fue la participación del Instituto de Agricultura Tropical (INIFAT). Inicialmente, se hicieron plantaciones de 40 hectáreas de árboles de Nim, las cuales se han 1 ido ampliando y en la actualidad hay plantadas 150 hectáreas, se construyeron dos unidades de procesamiento, una en el INIFAT para la realización de las investigaciones asociadas al proyecto como fueron el diseño de los productos y la experimentación de sus uso en las plagas de la agricultura de la zona y una factoría industrial con capacidad para tratar un máximo de 400 toneladas de semilla de Nim. El presidente de la cooperativa, Radamés Martínez, nos comenta que en estos momentos se procesan unas 200 toneladas, pues no hay producción de semillas suficientes en las 150 hectáreas disponibles, aunque se están comprando semillas en otras provincias del Oriente de Cuba, además se procesan semillas de ajonjolí, soja, maíz y moringa, entre otras oleaginosas. La planta produce 4.000 litros de aceite de NIM al año, que se presenta en seis líneas de productos, Extract 0,3 %, Oleo Nim 50, 60 y 80, Der min P (pomada ganado), semilla y hoja seca granulada. Toda la producción se vende a nivel local a pequeños campesinos y a través de tiendas de las tiendas de productos para la agricultura orgánica. Esta producción de aceite de Nim, posibilita su aplicación a más de 25 mil hectáreas de terreno agrícola. Veinte años después de su inicio el proyecto ha demostrado que era una actuación sostenible y que da da una facturación a la cooperativa superior al millón de pesos al año. La cooperativa la componen 27 cooperativistas y 15 asalariados permanentes, más contrataciones temporales. La producción de la cooperativa de completa con un centro de reproducción de entomófagos y entomopatógenos (CREE), siendo la única cooperativa cubana dedicada a la producción Mayoritariamente de productos para el control biológico y orgánico de plagas. Ninguno de los equipos adquiridos ha sufrido averías significativas y se han producido mejoras en el sistema de producción y en los equipamientos. El trabajo de la recolección se realiza entre los meses de julio y septiembre, durante este periodo se seca la semilla que se procesa entre septiembre y diciembre, en el mes febrero se podan los árboles y se obtiene la cosecha de hoja de Nim. La madera del árbol de Nim a partir de tener 25 años tiene la categoría de madera preciosa, 2 por lo cual en unos 5 años, la cooperativa ir podrás ira sustituyendo las plantaciones por árboles nuevos y comercializando los árboles adultos como madera para la construcción de muebles. La experiencia de Güines no se quedó en el éxito local, por el contrario la misma se ha ido extendiendo a otros puntos de Cuba y se han instalado plantas en las cercanías del asentamiento de Guaro (Holguín), en Yaguajay (Sancti Spiritus) y en Baitiquirí (Guantánamo), actualmente se trabaja en una nueva planta en Sancti Spiritus financiada por el PNUD. En todos estos casos los responsables de las nuevas instalaciones se han ido a formar a la planta de la CPA Rosa Elena Simeón, que se ha transformado en un centro de referencia para la transferencia tecnológica en este área imprescindible para lograr la soberanía alimentaria. La planta instalada en Baitiquirí, Guantánamo, que fue cofinanciada por el Programa de Pequeñas Donaciones del Fondo Mundial para el Medio Ambiente, de Naciones Unidas, han ido ganando en experiencia tecnológica y ya logran extraer 300 litros de aceite al año, producción que, junto a la torta residual, se comercializa poor el Grupo Labiofam para la elaboración de insecticidas. Un reto para el futuro, además de ampliar la producción de insecticidas, es el inicio de comercialización de productos para su uso en la medicina o la higiene como son el diseño de pasta de dientes anticaries, champú antiparasitos, jabón o cremas. http://www.sodepaz.org/cooperacion-mainmenu-4/2440-produccion-de-insecticidas-biologicosen-cuba-exito-de-la-cooperacion-al-desarrollo.html 3