El Desafío de enseñar arte en las escuelas

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El Desafío de enseñar arte en las escuelas
Del jardín de infantes a la secundaria, Plástica y Música suelen dictarse con criterios
enciclopedistas. Docentes y especialistas dan pautas de cómo se podría lograr que estas
sean más atrayentes para los alumnos.
Nora Sánchez
De la redacción de Clarín (diario argentino)
Las pinturas eran abstractas. Muchos adultos se paseaban entre ellas disimulando su
desconcierto detrás de caras de conocedores. Nadie quiere que se note cuando no entiende
un cuadro. Una de las pinturas llamó la atención de un nene de 4 años que visitaba la
muestra con sus compañeros de jardín. Era una escala de colores. La señaló y exclamó: "¡
un tobogán de color!". Los más chicos tienen una apertura mental que les permite apreciar el
arte sin prejuicios. Están en la edad perfecta para aprender a disfrutarlo y a expresarse a
través de él. Pero cuando crecen, la escuela no siempre cumple con el objetivo de
mantenerles este interés natural.
Materias como plástica y música a veces se convierten en la Cenicienta de las escuelas, casi
como horas libres institucionalizadas. Sus tiempos, se quejan los profesores, suelen ser
usados para ensayos y reuniones ajenas al tema. Y sólo son recordadas cuando hay que
preparar los actos de las fiestas patrias. Los docentes de estas áreas se sienten
abandonados a su propia suerte: dependen de su propio interés y entusiasmo. Algunos
desarrollan proyectos novedosos. Otros se refugian en una enseñanza enciclopedista y
tradicional, que apunta a que los alumnos memoricen biografías o reproduzcan técnicas
rígidas.
Hay de todo: movidos por una fuerte vocación, son muchos los maestros que buscan nuevas
maneras para mantener despierto el interés natural de los chicos por el arte. Sólo falta que
ocurra el efecto contagio y, sobre todo, que las instituciones le den a las materias artísticas el
lugar que merecen.
En el Nivel Inicial, la encargada de enseñar Plástica es las mismísima maestra jardinera,
porque no hay docentes especializadas en la materia. Las más entusiastas hacen cursos
sobre el tema por su cuenta para reforzar la capacitación que reciben en el profesorado. Las
maestras de jardín corren con la ventaja de recibir chicos "no contaminados", abiertos al arte.
"Es la edad donde tienen menos tabúes sociales. No están preocupados por agradar y es la
oportunidad para enseñarles un nuevo lenguaje. También es un buen momento para
desarrollar sus capacidades perceptivas y visuales. Cuando se acercan a una obra
descubren cosas que los adultos no detectan", explica la profesora de Plástica Patricia
Berdichevsky, asesora de la Dirección del Área de Nivel Inicial porteña.
La especialista aconseja: "Hay que aprovechar la disposición natural de los chicos para
acercarlos a otro tipo de imágenes. Es bueno llevarlos a museos, pero también hay que
invitarlos a reflexionar sobre lo que ven y que den sus propias opiniones", asegura.
La profesora de Plástica Graciela Sanz -integrante del equipo de Educación Artística de
Áreas Curriculares del ministerio de Educación de la Nación, recomienda: " Casi siempre, el
eje de la enseñanza se pone en la técnica y esto es nefasto, porque hay que darles
importancia a las imágenes que crea el chico. La técnica es un medio y no un contenido.
Tampoco es bueno que los chicos copien las obras de grandes autores. Tienen que generar
sus propias imágenes".
La música corre con ventaja en el jardín de infantes. Para empezar, hay profesores
especializados. "Hay una tradición en la enseñanza de la música", afirma el profesor Diego
Madoery, también del Equipo de Educación Artística. "Aunque hay cosas que se podrían
mejorar. Por ejemplo, no tomar a la canción como un fin en sí mismo y abordar mejor temas
como la percusión. También habría que revisar actividades como la construcción de
instrumentos caseros. Está muy bien, pero algunos no cumplen con las propiedades
acústicas básicas", dice.
En la escuela primaria o Educación General Básica (EGB) hay tantos criterios para el
abordaje de la plástica como profesores. "Las mayores limitaciones son el costo de los
materiales y el poco tiempo que se le destina a la materia, ya por curricula. Los chicos tienen
una hora por semana. Esto se compensa si la institución tiene una actitud comprometida",
dice Lea Kletnicky, profesora de Plástica de la escuela Aequalis.
Sanz sostiene: "Hay vicios instalados, como la idea de que el espacio de plástica un vale
todo donde lo único que cuenta es la libre expresión del niño. No es así. El maestro debe
enseñar herramientas para que los chicos cuenten con elementos para plasmar sus
imágenes. Antes de escribir una frase hay que aprender las letras". La experta también
señala que hay que salir de los estereotipos, como hacerles pintar a los chicos las carabelas
de Colón para el 12 de octubre.
En Música también conviven profesores muy distintos. Están los más tradicionales,
transmisores de los secretos más ínfimos de los himnos escolares. Pero también los que
llevan a la clase nuevos instrumentos, más allá del piano y la guitarra, y un repertorio
actualizado. "Hay canciones que son estereotipos de la música infantil, como "Mambrú se fue
a la guerra" - dice Madoery -, pero hay que salir de eso e incorporar toda clase de géneros.
El único límite son los registros de vos o las dificultades musicales de los chicos. Además,
sería bueno privilegiar la música de la región en que vive. Esto hay que extenderlo a la
recepción de la música. Los chicos tienen que escuchar todo tipo de estilos; hay que
conectarlos con compositores que no descubrirían por su cuenta."
La escuela primaria siempre puso énfasis en la interpretación de las canciones. Los
profesores aseguran que también habría que alentarlos a componer. "Todos tienen un
potencial. Se les puede pedir, por ejemplo, que creen un motivo musical alternando sonidos
cortos y largos", ilustra el profesor Carlos Carmona, que enseña composición musical a sus
alumnos de 4° a 7° grados. "Hacen relatos sonoros a partir de los archivos de sonido de las
computadoras", explica.
Música y Plástica, coinciden los especialistas, son espacios para que los chicos aprendan a
escuchar opiniones de otros sobre sus obras y dar las suyas con respeto.
En la secundaria, las clases de música pueden generar desde grandes bostezos hasta
fervientes entusiasmos. Todo, una vez más, depende del profesor y del proyecto educativo
de la escuela. "Antes se enseñaba solfeo e historia de la música. Pero no tiene sentido si el
chico no se va a dedicar a aprender un instrumento, que es algo que se realiza fuera del
colegio. En cambio, es importante enseñarles a ser buenos oyentes, que sepan cuando
alguien entra a destiempo o desafina al cantar", dice la profesora Susana Scrazzola, del
Comercial 19 y con más de 30 años de experiencia docente.
En Plástica, dice Sanz, habría que apuntar a "encontrar un nexo entre el lenguaje de la
escuela y el de la vida cotidiana que le permita al chico ser un sujeto crítico del arte".
Los artistas Esteban Alvarez y Tamara Stuby sugieren: "Explicar el contexto en que el arte
está hecho, por quién, cuando y con que motivación, puede ayudar a aumentar el nivel de
interés de los chicos". Y advierten: "La expresión artística de un individuo puede despertar
una respuesta diferente en cada persona. Una cosa es proveer un marco de información que
ayude a acercarse a una obra y otra, dar una versión "autorizada" o autoritaria de cómo debe
verse o como hay que reaccionar ante una obra o un artista. Esta última es una forma de
aplastar el interés por el arte.
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