LA CASA DE ADAN EN EL EDEN. Juan Antonio Chamorro Sánchez. Buenas tardes. He de introducir la mesa de esta tarde. Tienen mucho que contar los que en ella están y seré breve. La casa de Adán en el Edén. La casa de Eva en el Vergel. El paraíso tenía una casa y la casa estaba en la ciudad que era el paraíso. El paraíso lo hizo Naturaleza Dios cuando destruimos casa y jardín. Si estamos todos hoy aquí, en esta sala, es porque buscamos aquella habitación que la Biblia no describe y sabemos estaba, no en Natura, sino en Edén. No nos engañemos la manzana era áurea y la traía en su boca una sierpe negra. Y todo vivo lo aplastó contra la tierra, y lo hizo piedra y óleo. Utopía es la búsqueda de la casa en el jardín, con su huerto, con el patio. Hoy toca arquitectura. Hoy buscamos la comarca. El culebro negro nos llevó a la caverna. Acurrucados en el fondo y ateridos, un apiadado Prometeo nos dio fuego y a serpiente la prendimos empezando por la cola, y conforme se inflamaban sus escamas burlamos su cabeza, que hacía obscuridad en la entrada de la cueva, y salimos a la luz de la cabaña, y la cabaña la pusimos entre árboles y con árboles la hicimos. Y el Sol nos calentaba. Hasta aquí el mito. De la cabaña a la arquitectura, del bosque a la ciudad. Recuperando el Edén. La ciudad limpia, el jardín original. La puerta delantera de la casa a la urbe abierta, y su trasera al orto, al huerto. Quemamos demasiado aceite de aquél que aún sigue en las entrañas. Quemamos tanto, que la casa protectora de los cuatro inclementes elementos desatados y que fuimos domeñando; que ejercían purificantes, soleando, ventilando, abriendo la ventana a la mañana, expulsando el aire enrarecido de tanta humanidad entre la noche, ahora, frente a ellos, hacemos de esta casa una burbuja impermeable porque el fétido es el aire de la calle, y lo hemos de tratar en una implosión técnica, digerirlo y excretarlo a la Natura en ríos negros o detergentes blancos. Hoy al intento de recuperar Utopía lo llamamos sostenibilidad, desarrollo sostenido, esperemos que el Obscuro, el que busca con ahínco el anillo, no le llame así a la parca lenta, frente a súbita parca, mas muerte al fin. Esperemos que el Sostenible sea Elfo. Siempre me pregunté de niño, cuando leía cómics de héroes siderales, dónde estaban, en aquellos planetas, Tierra nuestra incluida, las huellas y arañazos de la civilización. Dónde las autopistas y las ciudades neoyorquinas. Aquellos héroes iban recorriendo el planeta, y de planeta en planeta, por una naturaleza inmaculada, intacta, ya fuera Marte o Tierra; y la respuesta me la di yo mismo: son tan avanzados, dominan tanto ciencia y técnica que todo es virgen aunque pisen. Con esta liberadora técnica, la arquitectura hará de nuestra habitación una envoltura, que será, a voluntad, de transparente total a opaca, una piel tan protectora del sol como la sombra que nos dan los árboles, y tan aislante del frío, y de la lluvia y viento, como el mas aislante muro imaginado, y tan permeable al aire puro por sus poros, como el gesto de llegar a él, través de una ventana. La célula fotovoltaica terminará lamiendo a Sol, del ciento de sus rayos, el noventa o más; el molino al viento, el casi cien por cien, y Naturaleza entonces, como vimos en los cómics, será intacta. Esto ya no es Mito es una realidad si, como todos los que estamos aquí hoy, secretamente hemos venido detrás de la Utopía. Mientras tanto la arquitectura busca. Lo que vamos a oír y ver, el resto de la tarde, es lo encontrado y prometido por arquitectos. Nos lo contarán Juan Giaccardi, Mª Jesús González Díaz y Oscar Perpiñán. Muchas Gracias. Ávila 30 de enero de 2002