Pero para entender cabalmente este rechazo hay que situarlo... reduccionismo democrático que pretende, como vemos, no sólo reducir...

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Contra los poderes salvajes
Pero para entender cabalmente este rechazo hay que situarlo en el contexto europeo de un
reduccionismo democrático que pretende, como vemos, no sólo reducir la democracia a las
elecciones, sino desvincular incluso a los electos de compromiso alguno con los elegidos. Las
élites políticas extractivas que dirigen los partidos mayoritarios dan muestras así de una
concepción patrimonialista de la democracia, la misma que subyace en esa honda expresión
de malestar y rechazo que está suponiendo la imparable desafección ciudadana respecto a las
derivas degeneradoras de nuestro modelo político.
El respetado filósofo del derecho italiano Luigi Ferrajoli habla de «la patente insuficiencia de la
noción formal de democracia, la hoy prevalente en la cultura política al uso, que la reduce al
ejercicio del voto para la formación de la voluntad popular». Observa también que este
vaciamiento de la democracia política constituye una auténtica voladura del estado
constitucional, un auténtico proceso ´deconstituyente´ que revela «dinámicas antisistema
insertas en el interior de las instituciones mismas».
¿En qué están quedando, deberíamos preguntarnos, los derechos constitucionales al trabajo,
a la vivienda, a la educación, a la justicia gratuita, a la salud, al acceso a la cultura, etc.? De
ahí que Ferrajoli hable de esta forma neoabsolutista de ejercer el poder como de ´poderes
salvajes´.
Ya sabemos que esta rebaja de los estándares democráticos, que esta democracia de baja
calidad en que vivimos en España, un país „no se olvide„ de débiles tradiciones democráticas,
es paralela y está en relación con la vasta operación emprendida desde 2010 de desmontaje
de nuestro tímido estado social, que pretende acabar de forma acelerada con el mayor logro
de los 35 años de democracia, modificando profundamente el modelo económico y social,
suprimiendo derechos, recortando prestaciones y extendiendo las privatizaciones, como
demanda el hegemónico recetario neoliberal imperante en las instituciones europeas y en el
„no ya salvaje sino directamente antropófago„ poder financiero.
De ahí esa brutal descalificación de cualquier demanda de participación y consulta a los
ciudadanos, incluso la denigración y represión de los que disienten, de los que no consienten
la jibarización autoritaria de la democracia puesta en marcha, de los que resisten los cantos de
sirena que nos llaman incesantemente a la pasividad, a la indefensión voluntaria, a la
aceptación como inevitable de este proceso de desposesión social.
En España la democracia se ha identificado históricamente con el Estado del Bienestar, lo que
explica que para desmontar éste haya que restringir aquélla, alentando desde el poder la
pérdida de sentido cívico de amplios sectores de la ciudadanía, requisito necesario para
fragilizar o suprimir las que creíamos sólidas conquistas sociales.
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Contra los poderes salvajes
Pero ya vemos que la resistencia crece por todas partes, que la contestación a este estado de
cosas es más robusta cada vez, y que la movilización popular empieza a dar sus frutos. A
reforzar esta corriente viene la propuesta de campaña para exigir la convocatoria de un
referéndum sobre los recortes que devuelva a la gente la capacidad de decidir sobre una
política impuesta, es decir, sin sanción lectoral alguna, que está deteriorando la vida
democrática, empobreciendo a la mayoría de la sociedad, abriendo la brecha de la
desigualdad y poniendo en situación límite a muchas familias en España.
Esta campaña, impulsada desde el espacio de concertación sindical y social que hemos
llamado Cumbre Social, no quiere sustituir a ninguna otra forma legítima de lucha contra la
austeridad autoritaria, desde las manifestaciones y huelgas a las distintas formas de
desobediencia civil, sino añadir un nuevo instrumento para la concienciación de los
ciudadanos sobre lo que está en juego y para reforzar la presión dirigida a impedir que se
consume la doctrinaria distopía neoliberal de los actuales poderes salvajes.
(Artículo publicado en diario La Opinión e Murcia el 1/12/2012:
http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2012/12/01/poderes-salvajes/442195.html)
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