1er Encuentro de Jóvenes Investigadores de la Sociedad Española de Filosofía Jurídica y Política: Neoconstitucionalismo en tiempos de postdemocracia Universitat de València, 25 de abril 2012 El pluralismo político, la opinión pública y la regulación de los poderes salvajes mediáticos en la democracia constitucional brasileña bajo una perspectiva garantista Daniela Mesquita Leutchuk de Cademartori Elias Jacob de Menezes Neto Universidade do Vale do Rio dos Sinos - Brasil RESUMEN Este trabajo tiene como objetivo examinar la relación entre la crisis del Estado y el desarrollo de poderes paralelos no regulados, con énfasis en los medios de comunicación de masas brasileños. Se mostrará cómo este problema puede afectar la formación de la opinión pública legítima, lo que resulta en disminución del pluralismo y en déficit democrático. El concepto de “poderes salvajes” (Luigi Ferrajoli), demuestra la necesidad de regulación de estos poderes, en particular a través de mecanismos que inhiben la concentración de propiedad de los medios de comunicación de masas y su relación con los poderes económicos y políticos. El concepto de “proceso desconstituyente” (Luigi Ferrajoli), demuestra los mecanismos de acción de los poderes salvajes en el debilitamiento del Estado y del núcleo de los derechos fundamentales de la Constitución. Se propone, al final, que el controle de los medios de comunicación es capaz de reconstruir la opinión pública formada legítimamente y, por tanto, para evitar, aunque parcialmente, el proceso de deconstituyente mediático en Brasil. PALABRAS CLAVE: Medios de comunicación de masas, proceso deconstituyente, democracia constitucional, poderes salvajes, pluralismo político. ABSTRACT This paper aims to analyse the link between the crisis of the State and the emergence of unregulated parallel powers, with emphasis on Brazilian’s mass media. It will show how this problem can affect the establishment of a legitimate and well-informed public opinion, 1 leading to a decrease of pluralism and democratic deficit. Based on the concept of ‘wild power’ (Luigi Ferrajoli) it will be shown the need for regulation of these powers, particularly through mechanisms that inhibit the ownership concentration of mass media companies and its association with economic and political power. The concept of ‘(de) constituent process’ (Luigi Ferrajoli) will be used to explain how wild powers’ action can weak the State and fundamental rights. It will be proposed that the control of media power is a valid expedient to rearrange a legitimately formed public opinion and thus to avoid, even partially, its deterioration supported by the media in Brazil. KEYWORDS: Mass media; deconstituent process; constitutional democracy; wild power; political pluralism. 1. INTRODUCCIÓN Institución por excelencia de la esfera pública política y por lo tanto de formación de la opinión pública, los medios de comunicación de masas (media) han experimentado cambios históricos que los han convertido en un nuevo poder paralelo en el Estado. La existencia de poderes mediáticos no es negativa per se, porque es natural e incluso deseable que hayan poderes paralelos al Estado. Estos poderes no deben, sin embargo, permanecer invisibles al control del poder ejercido legítimamente en un Estado Democrático de Derecho, ya que esta situación viola uno de las más grandes promesas de la democracia: la visibilidad y el control del poder –incluso los poderes privados. En el contexto de los poderes salvajes (los medios de comunicación de masas son especialmente adecuados a este concepto) es inexorable discutir el problema de la concentración de los media haciendo hincapié en la relación entre su existencia y la falta de pluralismo político, el verdadero “remedio” contra el abuso de poderes. La democracia requiere niveles constantes de disidencia, la cual sólo puede ser garantizada a través de la libertad de expresión, comprendida ampliamente, tanto en forma negativa, como un deber de abstención, y positivamente, como un deber de la acción estatal. No es posible hablar de una efectiva libertad de expresión en sistemas que permitan la concentración de los medios de comunicación. Todo lo contrario: el control deja de ser ejercido a través de los media y será ejercido por ellos sobre la opinión pública en una verdadera simulación de la esfera pública política. 2 Una teoría del Estado democrático comprometida con los derechos fundamentales permite la comprensión de estos nuevos poderes que ponen en peligro a la democracia. Por tanto, es esencial para la protección de los derechos fundamentales y para la contención de los poderes salvajes entender que la crisis de la democracia constitucional se refiere a la crisis de control de las estructuras del poder ejercido por el Estado y a una mayor participación de algunos grupos privados en la esfera pública y en la formación de la opinión pública. En última instancia, esta realidad de “controles invertidos”, se expone como una de las causas de la crisis del Estado y su actual modelo representativo. Después de todo, si la opinión pública, el fundamento del poder, es manipulada por los poderes salvajes, se desvanece la legitimidad del Estado. 2. LOS PODERES SALVAJES MEDIÁTICOS Los poderes salvajes, expresión utilizada por Luigi Ferrajoli (1995, 1998, 2007a, 2007b, 2011), son las formas de poder incontrolables y sin límites capaces de dañar el orden del Estado de Derecho y subyugar al sistema jurídico. Esta denominación “[...] chiaramente allude a quella ‘libertà selvaggia e sfrenata’ di cui parla Kant nella Metafisica dei costumi come della condizione sregolata propria dello stato di natura, ossia in assenza del diritto, opposta a quella propria dello ‘stato giuridico’ o di diritto” (FERRAJOLI, 1998, p. 11), identificando el autor italiano cuatro clases de poderes salvajes, siendo el más pertinente para este estudio el tipo extralegal, o sea, el poder privado, que es “[...] i macropoteri economici che, in assenza di limiti e di controlli legali, tendono a svilupparsi secondo dinamiche proprie [...]” (1998, p. 14). La legitimidad y reglamentación de tales poderes, actualmente en expansión gracias a la tendencia actual de desmantelamiento de la esfera pública, es solamente la del mercado libre y salvaje. Estos poderes no están sometidos a la legalidad y no están sujetos a ningún control jurídico o político. Son, así, “[...] poderes de hecho, cuya sola existencia testimonia en ocasiones la prevalencia de la fuerza sobre el derecho” (1995, p. 933) y pueden clasificarse en macro y micro poderes salvajes, este último de gran importancia para este estudio. Los micro-poderes salvajes se desarrollan en el marco de las instituciones legales, abandonadas a una dinámica sustancialmente libre e incontrolable, operando fuera de las instituciones jurídicas, es decir, debido a “[...] la crisi simultanea della ragione giuridica e politica e della capacità regolativa del diritto, di fronte alla crescita di poteri selvaggi extra3 statali che sfuggono al suo controllo [...]” (FERRAJOLI, 2007a, p. 4). Junto a las situaciones jurídicas de poder y a las relaciones correspondientes, se dan también poderes y sujeciones extrajurídicos. Las potestades del padre y del superior jerárquico, por ejemplo, son extralegales; las desarrolladas informalmente en la vida civil y económica sobre la base de la opresión económica o en ambientes abiertamente criminales son ejemplos de micro-poderes salvajes ilegales (FERRAJOLI, 1995, p. 933). Aunque ambos aspectos se encuentran estrechamente ligados y sea difícil establecer la división entre poderes extralegales e ilegales, se puede decir que los poderes salvajes operan fuera de la ilegalidad, pero también de la legalidad. “Violencia, dinero, coacciones económicas […] forman en todo caso el cemento de estas relaciones, donde la lesión del valor de la persona puede producirse al margen de cualquier posible garantía jurídica” (FERRAJOLI, 1995, p. 933). Por tanto, si las potestades legales son la base de las desigualdades formales, las extrajurídicas, sin control y sin límite sostienen las desigualdades de un tipo mucho más profundo, las substanciales. Los poderes extrajurídicos, fuera del control tradicional, tienden a ser absolutos. Aun cuando el sistema esté organizado como Estado de Derecho, los absolutos poderes salvajes están directamente relacionados con la cantidad de espacios creados por los poderes extrajurídicos (o poderes en disconformidad con la estricta legalidad) en la sociedad civil. Obviamente, la realidad no permite el control pleno de todo ejercicio de poder, pero es necesario, según Ferrajoli (1998, p. 934), garantizar que un poder, aún cuando no pueda ser eliminado en virtud de sus funciones sociales, sea por lo menos tan limitado como posible por la ley. Este planteamiento es plenamente aplicable a los media que, debido a su importancia y poder, deben ser severamente limitados por la ley 1. Los poderes privados, así como los estatales, deben ser sujetos al control, legitimidad y justificación de la democracia formal y sustancial. Reducir los poderes salvajes es maximizar las libertades y derechos fundamentales. Como ejemplo de este poder salvaje, Ferrajoli (2007a, 2007b, 2011) denuncia el poder resultante de la concentración de los medios de comunicación de masas. Para él, la concentración de la propiedad y la confusión generada por los titulares de los poderes políticos, económicos y mediáticos demuestra otra separación de poderes producida por la 1 La “fuerte limitación legal” no significa censura, pero control sobre el ejercicio indiscriminado del poder económico y político en los medios de comunicación de masas. 4 modernidad, “[...] la de poder y saber y, precisamente, de poderes, tanto públicos como privados, e información” (2011, p. 54). Es el resultado de la inversión de la relación entre los medias y el gobierno: la libertad de expresión ya no controla el gobierno, pero es controlada. La información pasa a depender de la imbricación de lo público y privado, fusionados en los medios de comunicación de masas. La apropiación privada de la libertad de expresión (Ferrajoli, 2007b, p. 338) permite a los poderes económicos y políticos, teniendo los recursos tecnológicos adecuados, la manipulación de la comunicación política de manera que los media pueden ser considerados un cuarto poder, potencialmente perjudicial para la democracia. Son, en realidad, completamente libres para actuar bajo una interpretación distorsionada del significado de la “libertad de expresión” que sólo sirve para proteger los intereses de control de los media. Así, la concentración de los medios de comunicación de masas convierte a la libertad de expresión en una “[...] libertà selvagge e alla legge del più forte la cui soppressione, secondo il paradigma hobbesiano, è la prima ragione sociale dell’artificio giuridico” (FERRAJOLI, 2007a, p. 759). Es reducida la libertad de expresión, especialmente en su “[...] dimensione attiva quale ‘libertà di’ o libertà-facoltà, virtualmente vanificata dai poteri economici consistenti nella proprietà e nella disponibilità dei mezzi di informazione e di manifestazione e diffusione del pensiero” (FERRAJOLI, 2007b, 338). Los medios de comunicación de masas son bienes de carácter patrimonial, sujetos a derechos de propiedad y de libre iniciativa económica que, sin limitación adecuada, pueden restringir severamente los derechos de libertad, impidiendo el acceso del público a la esfera pública y controlando la opinión pública de acuerdo con la dinámica del mercado (FERRAJOLI, 2007b, p. 338). Se mezclan derechos de diversos tipos. Según Luigi Ferrajoli, confunden “[...] la libertà d’informazione, che è un diritto di libertà, la libertà d’impresa giornalistica, che è un diritto-potere di autonomia, e la proprietà dei mezzi d’informazione, che è un diritto patrimoniale reale” (2007b, p. 338). Como resultado, los detentores del poder mediático se vuelven los titulares más importantes de la libertad de expresión, hecho que contradice su propia naturaleza en la democracia constitucional, que debería garantizar la libre expresión de todos los ciudadanos, el pluralismo de ideas y la libre comunicación política. La idea de que el derecho fundamental de expresar el propio pensamiento depende de factores económicos ignora la jerarquía de los derechos de propiedad, porque el ejercicio de los derechos 5 fundamentales no puede depender de los medios económicos que posee su titular. Por otra parte, Ferrajoli (2007b, p. 339) explica que la libertad de expresión del pensamiento se refiere al ser humano que escribe o pronuncia la palabra, no al propietario de los medios de comunicación de masas. El resultado de esta confusión jurídica y subordinación de la libertad de expresión es un círculo vicioso que impide su desarrollo, a saber, “[...] che da tale concentrazione risultano violati la libera concorrenza tra testate e, conseguentemente, il pluralismo dell’informazione. È quindi soltanto la legge del mercato – del mercato dell’informazione e del consenso politico, governato a sua volta da quello della pubblicità – che viene invocata contro il monopolio e il controllo privato delle manifestazioni del pensiero e dell’informazione: quasi che la libertà di manifestazione del pensiero e di informazione fosse solo un corollario del principio della libera concorrenza” (FERRAJOLI, 2007b, p. 339). Es necesario, por tanto, defender la libertad de expresión y el pluralismo político mediante el aumento de la pluralidad de los propietarios de los medios de comunicación de masas. Este poder de los media es peligroso cuando limitado a pequeños grupos económicos y políticos, porque tienen la capacidad de reprimir y silenciar las voces disidentes (FERRAJOLI, 2007b, p. 341). 3. PROCESO DECONSTITUYENTE El “proceso deconstituyente” (FERRAJOLI, 2005, 2010, 2011), es la deconstitucionalización sistemática de las esferas jurídica y política, es decir, el vaciamiento del núcleo fundamental de una constitución. Se produce a través de las acciones adoptadas por los poderes salvajes contra la democracia representativa y que ponen en peligro los derechos y garantías fundamentales ínsitos del constitucionalismo contemporáneo. Según José Luis Bolzan de Morais (2002, p. 46-50), es un proceso de debilitamiento de la Constitución transformada en moneda política del gobierno, la colonización económica de la política y el intento neoliberal de considerar a la Constitución como un obstáculo al desarrollo económico Dos procesos paralelos contribuyen a este fenómeno. El primero, en el ámbito institucional, se manifiesta en el sistema político con sucesivos ataques a la democracia representativa a través de “[...] la explícita pretensión de la omnipotencia de la mayoría y la neutralización de ese complejo sistema de reglas, separaciones y contrapesos, garantías y funciones e instituciones de garantía que constituye la sustancia de la democracia constitucional” (FERRAJOLI, 2011, p. 21). La idea detrás de este proceso es que el consenso 6 popular, no importa a cuál costo, es la única fuente de legitimación del poder y, por tanto, capaz de legitimar cualquier abuso y deslegitimar cualquier opinión disidente. Exactamente a este proceso es contrapuesto el concepto de democracia constitucional. El segundo proceso se lleva a cabo en el plan social y cultural, “[...] con la eliminación de los valores constitucionales en las conciencias de una gran parte del electorado: por indiferencia, por falta de sentido cívico o por el cambio de la propia concepción de la democracia en el imaginario colectivo” (FERRAJOLI, 2011, p. 22). La opinión pública, adormecida por los medios de comunicación, renuncia a la libertad política. “La disinformazione, la passivizzazione, l’apatia e l’indifferenza politica risultanti dalla rinuncia o dalle difficoltà frapposte all’esercizio di tali libertà, e perciò dalla loro ineffettività, sono fattori di indebolimento e di deperimento della democrazia” (FERRAJOLI, 2007b, p. 337). De las tres características del proceso deconstituyente, dos se destacan: 1) la progresiva confusión y concentración del poder: la separación entre la esfera pública (y la libertad de expresión) y la esfera privada (y el poder económico de los propietarios de los medios de comunicación de masas). Esta violación, facilitada por la ausencia de límites normativos a los poderes salvajes, tiene como consecuencia la imposibilidad de existencia del pluralismo de las fuentes de información, esencial para la comunicación política y la democracia. Los poderes de un estado salvaje se tornan omnipotentes y dictan las reglas del juego; 2) La reducción de la esfera pública, de la legalidad y constitucionalidad, así como la devaluación del Estado de Derecho como un sistema de límites y restricciones impuestas a todos los poderes. La crisis por arriba es el resultado de la acción de cuatro factores: el populismo; la confusión y la concentración del poder; la integración de los partidos políticos al Estado; y la ausencia de garantías de información, los cuales, aunque aparentemente opuestos, convergen para el debilitamiento de la relación de representación política y para la negación de la separación entre las diferentes esferas de poder que caracteriza la Constitución del Estado. Como consecuencia, ocurren “[...] regresiones premodernas y, lo que es más grave, en el desarrollo de otros tantos poderes desregulados y salvajes” (FERRAJOLI, 2011, p. 45). El control de la información es el factor de la crisis por arriba más importante para esta investigación y está directamente conectado al poder los medios de comunicación y a su concentración. La libertad de expresión no debe ser comprendida aquí solamente como 7 garantía negativa, sino también positiva, como condición real para el pluralismo en los media, dada la situación actual, en que los derechos fundamentales están subordinados a los factores económicos. Para Ferrajoli (2011, p. 62), esto permite que el pensamiento, opinión e información sean considerados, no como derechos fundamentales, sino como mercancías, bienes regulados por la dinámica del mercado y la política. La libertad de expresión no puede ser confundida con la libertad de los propietarios de los medios de comunicación de masas. La crisis por abajo es aquella relativa a la representación política, reflejo de la crisis por arriba en la esfera pública. Se fundamenta en la ilusión de que las mayorías disponen sin límites del sistema jurídico cuando, en realidad, su voluntad puede ser fácilmente manipulada por los poderes políticos y mediáticos, especialmente en sociedades que subestiman el pluralismo político, la libertad de expresión y los derechos fundamentales. Se puede clasificar en cuatro factores (FERRAJOLI, 2011, p. 65) las consecuencias directas de la crisis por arriba: 1) la exclusión de los disidentes; la despolitización masiva y la disolución de la opinión pública; 2) la disminución de la participación y del interés en la política; 3) la manipulación de la información y 4) la decadencia de la moral pública. En general, estos ataques provocan el debilitamiento de la relevancia política de la opinión pública. La disolución de la esfera pública política, como se ve, evita la formación de una opinión pública legítima. Son promovidos a través de “mentiras inciviles” (FERRAJOLI, 2011, p. 75) propagadas por los media, el desinterés y la indiferencia de las masas en relación a los asuntos políticos. Los lazos sociales se han debilitado por las personas preocupadas sólo con sus esferas privadas, lo que permite que el público se corrompa y se convierta en un medio manipulado para formación del consenso. 4. LA CONCENTRACIÓN DE LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN DE MASAS EN BRASIL La concentración y la prominencia de los medios de comunicación de masas son ampliamente reconocidas, pero hay pocos datos sobre el tema. Un ambicioso proyecto de investigación denominado “Os donos da mídia”2, pretende, a través de la recopilación y cotejo de datos sobre varias empresas de comunicación de masas, dar una visión general sobre la situación de la concentración de los medios de comunicación en Brasil. A través de la 2 El proyecto es coordenado por el periodista James Marlon Azevedo Görgen, vinculado al Ministerio de las Comunicaciones del Brasil. Todos los datos de este fragmento proviene del sítio <http://donosdamidia.com.br/>. Más detalles sobre la metodología se puede encontrar en el sitio del proyecto. El acceso a esta obra ocurrió entre el período de 1 al 19 de marzo de 2012. 8 intersección de los datos de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (ANATEL) y la lista mantenida por el Tribunal Superior Electoral (TSE) de los políticos en los poderes ejecutivo y legislativo en las esferas municipal, estatal y federal, el proyecto identificó hasta el momento 271 políticos que son miembros de 324 empresas de comunicación de masas en Brasil. De estas, 149 (54.98%) están vinculadas a tres partidos políticos (DEM, PMDB y PSDB). Las cinco principales cadenas de televisión en Brasil (Rede Globo, SBT, Bandeirantes, Record y EBC) y sus filiales acumulan 938 vehículos de comunicación (de un total de 9477), en Brasil. La “TV Globo”, ubicada en Río de Janeiro, encabeza la lista de mayor influencia en el sistema brasileño de medios de comunicación. Compuesta por 35 grupos que controlan 340 empresas de comunicación (que incluye periódicos, revistas, televisión y radio). En segundo lugar, el “Sistema de Comunicaciones de Brasil – SBT”, cuenta con 37 grupos afiliados que controlan 195 empresas de comunicación. La investigación también encontró otros 41 grupos nacionales de comunicación (definidos como el conjunto de empresas, fundaciones o agencias de gobierno que controlan más de un vehículo de comunicación en más de dos estados brasileños). Estos grupos tienen el control de 551 vehículos de comunicación. A pesar del completo análisis de los datos se escapan del alcance de este trabajo, los datos muestran fuerte tendencia hacia la concentración de los medios de comunicación de masas en manos de un puñado de empresas privadas. Por otra parte, la presencia directa o indirecta de políticos también es grande. El problema, sin embargo, no es sólo brasileño. La Resolución del Parlamento Europeo de 25 de septiembre de 2008, sobre la concentración y el pluralismo en los medios de comunicación en la Unión Europea, señala que el sistema mediático europeo está sujeto a una mayor convergencia de los medios de comunicación de masas y que la concentración en esto sistema también lleva a la uniformidad de los contenidos de los media. Han sido adoptadas recientemente dos iniciativas importantes en Brasil. La primera se refiere a la liberación por parte del Ministerio de Comunicaciones en mayo de 2011, de la lista de los miembros y directores de radio y televisión en Brasil, que contiene el nombre de 56 diputados y senadores, con la participación directa o indirecta a través de sus familiares. El segundo paso fue la iniciativa del gobierno federal para someter las empresas comunicación ante el Consejo de Defensa Económica (CADE) para regular este importante sector. El gobierno federal quiere dar autonomía al CADE para analizar la concentración económica de 9 los grupos radiodifusores. La nueva legislación también establecerá la creación de una agencia única para regular el mercado de las telecomunicaciones y la radiodifusión. Por lo tanto, es probable que la acción de la Agencia Nacional de Telecomunicaciones (ANATEL) sea ampliada. Evitar la formación de las oligarquías que controlan los medios de comunicación de masas no es en sí suficiente para proteger la libertad de expresión y la democracia. Debemos garantizar directamente la libertad y el derecho a la información (Ferrajoli, 2008, p. 113), especialmente a través de la separación entre política, economía e los media. También es necesario reconocer el carácter fundamentalmente público de los como locus para el pluralismo político e posibilitar su ampliación a través de la financiación estatal y la creación de la infraestructura pública que permita la libre expresión. 5. CONCLUSIONES El análisis de los factores que pueden conducir a la desintegración de la esfera política pública, tal como la existencia simulada de un público, ciertamente no es un fenómeno nuevo, ni tampoco lo es la existencia de poderes salvajes. El problema surge de un nuevo factor en la crisis estatal: la aparición de estas situaciones en una democracia constitucional y la disponibilidad de los medios de comunicación de masas. La democracia no es compatible con estos poderes salvajes, que actúan fuera de la ley y del control del poder democráticamente ejercido. Por tanto, hemos tratado de identificar los fundamentos teóricos de este tipo de inconsistencia y de demonstrar la existencia de esos poderes que, sin control, disuelven la estructura constitucional y, consecuentemente, los derechos fundamentales. Resultado de un frágil equilibrio, los derechos fundamentales requieren la separación de poderes y la transparencia en su ejercicio. Si, en el pasado, la vieja tripartición era suficiente para proteger los derechos fundamentales, lo mismo no es cierto hoy. La aparición de fuerzas paralelas impone la necesidad de una teoría del Derecho capaz de establecer límites para estos nuevos poderes. Uno de ellos, los medios de comunicación de masas, pueden desarrollar alianzas no democráticas con los poderes políticos y económicos. La manipulación de la información ha transformado a los media en “fábricas del consenso” sometidas a la supervisión de sus propietarios. Estas fábricas, debido al problema de la concentración de la propiedad, son pocas y vinculadas políticamente, lo que permite la invención, la distorsión y la manipulación de las noticias que llegarán al público. El debate 10 social, por tanto, nace debilitado, ya que construido con informaciones también distorsionadas. Si se tiene en cuenta la importancia de la televisión como fuente de educación para niños e información para adultos, se puede decir que los media están manejando la conciencia de los ciudadanos. Obviamente, no existe un derecho a la información veraz, pero sólo el derecho a recibir información. Sin embargo, es posible hablar, dentro del concepto de la libertad de expresión, en el derecho a no ser deliberadamente mal informado y manipulado o, para usar la analogía de Ferrajoli entre los media y las “fábricas de información”, el derecho a no recibir “mercancías” defectuosas. No se trata de censura, como algunos quieren creer, pero de implementación del ideal del control democrático del poder. Después de todo, no hay pluralismo sin que sea permitida una efectiva participación ciudadana en la formación de la comunicación política a través de los medios de comunicación de masas y no hay democracia representativa sin ningún tipo de garantía de ejercicio libre y consciente del derecho de voto. La actual situación invierte la lógica de los derechos fundamentales y deja a la libertad de expresión bajo el control del poder económico. Los discursos de la “libertad de expresión” que se oponen al control de los medios de comunicación de masas son en realidad, los discursos de la “libertad de los propietarios”, el mismo tipo de discurso que pone, de acuerdo con la Freedom House, a Brasil en la 97 ª posición del Global press freedom ranking 2011. En la lucha por los derechos fundamentales, es necesario identificar a los problemas causantes de la crisis del Estado y permitir el surgimiento de una teoría capaz de resistir frente al surgimiento y consolidación de esta nueva forma de poder sin control, concentrado en manos privadas y con el enorme aparato tecnológico de la comunicación social. BIBLIOGRAFÍA BOLZAN DE MORAIS, José Luis. As crises do estado e da constituição e a transformação espacial dos direitos humanos. Porto Alegre: Livraria do Advogado, 2002. 104p. FERRAJOLI, Luigi. Democracia y garantismo. Trad. Perfecto Andrés Ibáñez et al. Madrid: Trotta, 2008. 373p. _____. 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