ANDRÉS PEDREÑO

Anuncio
Murcia y la contención fronteriza de la inmigración. (La Opinión, 29/02/07)
ANDRÉS PEDREÑO
Conforme el cierre de la frontera sur se estrecha y se torna más hermético para contener los
flujos migratorios del continente africano, se abren nuevas rutas por parte de los migrantes en
el intento de acceder a la fortaleza europea. Es así como Murcia queda posicionada en la
frontera, hecho realzado en los últimos meses con el incremento de la llegada de pateras
desde Argelia y Marruecos. A sabiendas de la rentabilidad electoral que tiene la explotación de
la imagen de un “asedio inmigrante de ilegales”, los dirigentes del gobierno autonómico no han
dudado en magnificar esta cuestión con declaraciones salidas de tono. La exageración del
tratamiento de este hecho –a través del recurso a metáforas bélicas o catastrofistas como
“invasión” o “avalancha”- desliza progresivamente un mensaje a la opinión pública de
criminalización de la inmigración denominada “ilegal”. Se empieza así y se termina como
Coalición Canaria y su nueva propuesta aprobada a trámite en el senado con el apoyo del
PP-CIU-PNV (el pasado 4 de diciembre de 2006) y que va a pasar al Congreso pronto, la cual
viene a proponer una vuelta de tuerca dura contra los “sin papeles” (eliminando cualquier
vestigio de galantismo de sus derechos mínimos), casi como la Ley de Extranjería de 1985.
Seguramente la población murciana se sentirá muy protegida y segura con los dispositivos de
cierre de frontera cada vez más sofisticados y los centros de internamiento de inmigrantes u
otras medidas de excepción. Pero también habría que preguntarse por la pérdida de calidad
democrática que implica esta vulneración cada vez más intensa de los derechos humanos, y en
la cual se arrojan por la borda derechos como el de asilo a los refugiados que un día fueron el
símbolo de la solidaridad y tolerancia de las democracias europeas. Es necesario subrayarlo: el
problema no radica en luchar contra la inmigración “ilegal” y mucho menos interiorizar sus
derechos, sino apostar por una verdadera democratización de la frontera, abandonando las
políticas de cierre restrictivo y reconociendo el derecho a la movilidad con plenos derechos
garantizados.
Los sucesivos procesos de regularización de trabajadores inmigrantes de 2001, 2002 y 2005
han ido desactivando la gravedad del problema de la existencia de miles de personas excluidas
de la ciudadanía. ¿Qué número de inmigrantes indocumentados a fecha de hoy puede
estimarse en la Región de Murcia tras el último de proceso de regularización? Según el Padrón
Continuo de Habitantes de 2007, los inmigrantes extranjeros eran 200.264 (a fecha de 1 de
enero de 2007). A 31 de diciembre de 2006, el Ministerio del Interior contabilizaba 160.390
Permisos de Residencia, lo que supone que 40.574 residentes se encontraban en situación
irregular. Es decir, un 20% de los extranjeros residentes carecía de permiso de residencia y
trabajo, una proporción inferior a la media española (que se sitúa en el 32,6%). Esta proporción
de irregulares, aunque alta, ha descendido respecto a años anteriores. Es el principal efecto
positivo que cabe adjudicar al proceso de normalización de trabajadores inmigrantes
extranjeros que se cerró en junio de 2005. Los inmigrantes de origen latinoamericano y
europeo son los que mayormente concentran las cifras más altas de inmigración
indocumentada. Frente al imaginario social, y a pesar de la alarma suscitada en los últimos
meses por el impacto mediático de la llegada de “pateras” a la costa murciana procedentes de
Marruecos y Argelia, lo cierto es que los inmigrantes indocumentados de origen africano son
una ínfima minoría.
1/2
Murcia y la contención fronteriza de la inmigración. (La Opinión, 29/02/07)
El grueso de la inmigración indocumentada residente en la Región de Murcia entra por
carretera o aeropuerto. De hecho es mínima la que entra en patera (como muestran los bajos
porcentajes de inmigración indocumentada de origen africano existente en Murcia y en
España). Focalizar el problema en la “invasión de las pateras” tiene una clara intencionalidad
política: la de criminalizar y vulnerabilizar a todo un colectivo. La cuestión central es la
vulnerabilidad extrema del inmigrante indocumentado. Alguien que prácticamente carece de
derechos de ciudadanía y que se ve impelido a vender su fuerza de trabajo en las densas
redes de la economía sumergida murciana. Las noticias de situaciones de sobrexplotación
laboral de inmigrantes indocumentados que se suceden periódicamente en los medios de
comunicación, evidencian una dimensión central del problema de la que apenas se habla: la
abundante economía sumergida murciana, y la más extendida aún economía del trabajo
precario, requiere de mano de obra vulnerable, que se adapte a las irregularidades que
caracterizan a esas economías de arraigo profundo en Murcia. La cuestión no está en cerrar
fronteras, sino en reconocer derechos..
Andrés Pedreño es Profesor Titular de Sociología de la UMU y miembro del Foro
Ciudadano de la Región de Murcia.
2/2
Descargar