Ser y estar en 12M/15M Otra técnica frecuente de neutralización, que seguro que les suena si están al tanto de los mass media, consiste en dar al 15M por amortizado. Con una lógica más bien amarillista, se entiende que, conforme las acampadas centrales iban abandonando las portadas de los diarios, las ideas que reivindicamos iban abandonando los cerebros de los ciudadanos de este país. Este argumento tan torticero va unido a una actitud resignada y a cierta presión continua sobre el lector-telespectador-oyente para que se una a una supuesta estulticia generalizada y olvide lo que ha visto en la calle. Al final todo esto ha quedado en nada, y es una pena, porque en algunas cosas tenían razón o en las asambleas ya no quedan más que los tres o cuatro de siempre o se veía venir, porque mucho reunirse y mucho protestar pero no tenían un programa realista. ¿Les suena? Claro que les suena. Pero la insidia favorita de nuestros enemigos es la acusación de violencia, la etiqueta ´antisistema´. En este sentido, las portadas de La Razón o Abc son un ejemplo de «periodismo de contenedor», concepto que acabo de inventarme y que les aclaro para que no piensen que estoy equiparando a estos dos venerables diarios con la basura. En fin, piensen lo que quieran, pero yo me refería a esa tendencia a informar de cualquier movilización, reivindicación o fenómeno social mediante la imagen de un contenedor quemado, ignorando olímpicamente todo lo demás. Este periodismo se ha utilizado contra el 15M desde el minuto uno, igual que contra las movilizaciones obreras o la lucha altermundista, y no sirve solo para sembrar el desencanto entre los activistas, sino para justificar lo injustificable. Como injustificable es que la sindicalista Laura Gómez siga en prisión a día de hoy desde el 29M, en virtud de una sentencia con la que el juzgado de instrucción número 23 de Barcelona reinaugura en nuestro país el encarcelamiento por motivos políticos. ¿Violencia, dicen? ¿Acaso creen que no sabemos ya lo que es violencia? Ante la duda, recomiendo (es un decir) un sencillo experimento: retrásense en tres o cuatro cuotas del préstamo del piso, que verán lo que es violencia. O acompañen a la PAH en un desahucio, pónganse delante de la puerta de un afectado por la hipoteca y vean avanzar hacia ustedes a la tropa armada. Yo lo he hecho algunas veces y no me queda duda. Entonces, ¿estoy con todo esto convocándoles a ustedes, amables lectores, a las manifestaciones convocadas para esta tarde en cientos de ciudades de todo el mundo? Empecemos confiando en el libre albedrío de cada cual: si considera usted que ya disfruta de suficiente democracia, que su opinión cuenta a la hora de tomar decisiones políticas en este país, que no está mal que tres estudiantes pasen 37 días en prisión por participar en una 1/2 Ser y estar en 12M/15M huelga o que una sindicalista siga entre rejas por encender una fogata frente a la Bolsa de Barcelona, que cada voto cuenta lo mismo, que no hay alternativa a los recortes y, por tanto, no es necesario consultarlos con la ciudadanía, que los privilegios de la clase política, la Iglesia católica o la Corona son justos, que es una buena idea tapar las deudas de los bancos con miles de millones de euros públicos y que sus consejeros no tienen responsabilidad en esta crisis (y sus obscenos sueldos son merecidos), etcétera, entonces no salga a la calle esta tarde. Ponga la tele o visite un bonito centro comercial o mejor rece. Pero si no es así, y yo ya sé que no es así porque con ese nivel de desinterés y alienación no habría llegado usted hasta esta altura del texto, súmese esta tarde a las marchas de Murcia o Cartagena. Encuentre motivos para dejar a un lado el desencanto y la sospecha, si es que han conseguido introducírselos a lo largo de este año. No le resultará difícil: abra un periódico o un navegador (ah, no, perdón, que ya lo tiene usted abierto). Lo difícil, lo realmente difícil, es lo contrario. (Artículo publicado en La Opinión de Murcia 12/5/2012: http://www.laopiniondemurcia.es/opinion/2012/05/12/12m15m/403328.html) 2/2