Diario popular: Cristina Castillo. “Cuando una persona tiene mucha actividad, capacidad física y/o intelectual, le apasiona lo que hace y no tiene un dolor que lo deje postrado en la cama, es muy difícil frenar” por más señales de alarma que dé el cuerpo, sostuvo la psicóloga Cristina Castillo, docente y supervisora de Centro Dos, de asistencia y docencia en Psicoanálisis. Consultada por este diario tras el fallecimiento del ex presidente Néstor Kirchner por muerte súbita, quien a pesar de había sufrido este año un problema vascular y otro cerebrovascular siguió con su intensa actividad política, Castillo sostuvo: “Es difícil tener un recorte del cuerpo cuando no se tiene un impedimento físico o mental o un dolor muy grande que lo tire a uno en cama”. “Cuando una persona tiene mucha actividad y capacidad física y/o intelectual no suele registrar el dolor. Esto quizá fue lo que le pasó a Kirchner, pero también ocurre -por ejemplo- con los deportistas. No tienen síntomas de melancolía, como sí le pasa a otras personas que frente a ciertas situaciones se tiran en la cama y se deprimen”, señaló la profesional. Al respecto sostuvo que “cuando una persona está muy jugada en su deseo, en este caso, en la política, lo personal pasa a un segundo plano; sobre todo si no sufre una dolencia que lo deje postrado. Esto suele ocurrir con pacientes cardíacos, así como en hipertensos, diabéticos, quienes a pesar de ciertos signos de alarma siguen con sus actividades comunes y corrientes”. Castillo señaló que en el caso de Kirchner, “no hubo una conducta de abandono ni suicida, sino que es común que las personas que tienen una actividad intensa, imparable” no registren la importancia de disminuir los niveles de estrés y cuidarse la salud. Y agregó, “hay personas que no paran a pesar de tener fiebre, como lo vemos en el caso de algunos deportistas y bailarines”. “La gente que siente pasión por lo que hace, puede dejar hasta la vida” en ello, opinó la psicoanalista. Respecto al ex presidente consideró que “estaba totalmente jugado con la política, y eso pasa con cualquiera que ama su profesión, cuando uno tiene el deseo decidido, cuando a uno le gusta lo que hace, arrasa con todo”. “Además -agregó- supongo que decirle a Kirchner que pare un poco no era una tarea para nada fácil con la fuerte personalidad que tenía. Y si a esto se le sumaba que no tenía una dolencia que lo dejaba postrado en la cama y que era un apasionado de lo que hacía, seguramente era muy difícil frenarlo”. Respecto a la muerte, la psicoanalista explicó: “Es una herida narcisista, es lo único que tenemos garantizado en la vida pero no queremos saber nada. Uno supone que tiene menos edad, mejor salud, que es eterno y que las personas que uno quiere también son eternas. Uno nunca piensa en la muerte -a menos que padezca una enfermedad terminal- porque sino no hace nada”. En este marco destacó que “el médico podrá dar un montón de recomendaciones, el cuerpo podrá dar un montón de señales de alarma y pedir un descanso, pero si no hay registro de dolor, si se tiene una alta tolerancia al dolor y lo que uno hace lo apasiona, es difícil frena.