Contención Interdisciplinaria a la Familia del adolescente con

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“Contención Interdisciplinaria a la Familia del adolescente con Conductas Disruptivas
como factor de Prevención de Reincidencia”,
Autor: Dra. Alejandra del V. Tutino
Instituto de Educación. CicSal-UNLaRCorreo electrónico: aletutino@yahoo.com.ar
Universidad: Nacional de La Rioja
Resumen
Las conductas disruptivas son transgresiones, conductas agresivas o simples
comportamientos difíciles de manejar para los padres o maestros, y se constituyen
como un síntoma que, muchas veces, tiene su correlato en la familia. Por lo que, si
no es contenida interdisciplinariamente y a tiempo, tienden a fortalecerse y dejar al
joven en situación de vulnerabilidad ante los flagelos de la sociedad actual.
La Dependencia con sus formas y combinaciones, conductas agresivas
verbales y/o físicas, entrar y salir del curso o la escuela sin permiso, intolerancia a
las normas, son algunas de estas conductas que, generalmente, no reconocen su
importancia… y su riesgo.
Se impone un gran desafío de la Educación, con el adolescente, la familia y
la sociedad.
Un adolescente que debe encontrar durante su proceso enseñanzaaprendizaje además de contenidos, premisas deontológicas de la sociedad; la
convivencia consigo mismo, con diferentes grupos y la familia, en el marco de una
Educación Holística.
Una Educación que la integre a la familia en un rol de protagonismo de sus
integrantes entre si y el social externo, generando modos consentidos de formación,
información y juzgamiento de acciones, obligaciones y deberes individuales y
colectivos.
Y en esto, educar a la sociedad como continente de esta familia y base del
Estado; como ese Ethos Social fortalecedor de la Identidad individual y viceversa
para que el adolescente sea un presente sano y feliz construyendo su proyecto de
vida en el afán de un futuro pleno.
1
“Contención Interdisciplinaria a la Familia del adolescente con Conductas Disruptivas
como factor de Prevención de Reincidencia”,
La investigación realizada en el marco de la Tesis Doctoral sobre la
Contención Interdisciplinaria a la Familia del adolescente con Conductas Disruptivas
como factor de Prevención de Reincidencia, plantea un nuevo desafío a la
Educación.
Las conductas disruptivas incluyen, como dice el Dr. Pedro Lesta,1 “…difíciles
de manejar para los padres o maestros…”.
Esta investigación parte de la idea de que el joven es denunciante de un
síntoma que, muchas veces, tiene su correlato en la familia. Es por ello que, si ésta
no es contenida interdisciplinariamente y a tiempo, tiende a fortalecer este tipo de
conductas y en proyección en el tiempo, favorecer que se transforme en
delincuencia juvenil y/o dejar al joven en una situación de vulnerabilidad ante los
flagelos de la sociedad actual. Especialmente si los adultos en general , la Familia y
los Actores Educativos en particular, desconocen su existencia o no pueden detectar
a tiempo estas señales que, paradójica y silenciosamente es un grito de pedido de
ayuda del joven.
La dependencia en todas sus formas: alcohol, fármacos, tabaco, televisión,
chat; o los trastornos alimenticios, en los que a la bulimia (atracones seguidos de
purgas o autoinducción de vomito), anorexia(falta de apetito y rechazo de alimento y
percepción de gordura aun cuando no se lo esté) o vigorexia (preocupación obsesiva
por el físico) se combinan peligrosamente con otras conductas como la
alcohororexiaen la que dejan de alimentarse por temor a subir de peso, pero abusan
de las bebidas embriagantes; la manorexia, versión masculina de la anorexia; la
ortorexia que es la obsesión por lo que se percibe como comida saludable
(eliminación de grasas y conservadores) y que sin embargo, las personas con este
trastorno se pueden privar peligrosamente de nutrientes necesarios. También debe
mencionarse a la diabulimia que se refiere al caso de los diabéticos que evitan la
insulina, que puede hacer engordar, para poder controlar el peso y a los trastornos
producidos por atracón que se refiere a la obsesión por comer demasiado, en
especial comidas con mucha sal y azúcar que no involucra hacer ejercicios ni
purgarse para compensar la ingesta de calorías.
Mientras tanto, en la escuela, conductas agresivas verbales y/o físicas, entrar
y salir del curso o la escuela sin permiso, intolerancia a las normas, malas
contestaciones, molestar a compañeros y profesores son algunas de estas
conductas disruptivas que, ante la demanda de la institución, los padres
generalmente no reconocen su importancia. Las consideran fruto de la etapa
evolutiva en la que están. Es por ello que ante una eventual derivación, no pueden
muchas veces visualizar la importancia de asistir a ella.
En la adolescencia comienza un franco interés por las relaciones
interpersonales. Los vínculos implican interrelacionarse con el “otro”, trasmitir
Lesta P. “La consulta por conductas disruptivas en Psiquiatría infanto juvenil”Pág.1
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2
conocimientos, informaciones o emociones de unos a otros, es decir, realizar un
intercambio de significaciones…” 2
Marisol SóñoraCabaleiro agrega que la escuela, además de constituir el
espacio donde se realiza una de sus fundamentales actividades -el estudio-,
representa un importante entorno social para ejercitar sus relaciones sociales con
otros pares y con sus docentes, y una significativa fuente potencial de satisfacción
de necesidades culturales por su origen y espirituales por su objeto. “…Cuando un
escolar respeta y quiere a su escuela, lo cual quiere decir a sus maestros, a las
actividades que en ella se organizan, a sus compañeros de clase y a la organización
poneril que los agrupa, no sólo aprende mucho mejor lo que en ella se le enseña,
sino que se crean condiciones favorables para su retención escolar, su posterior
desenvolvimiento y asimilación de determinados patrones de conducta, y de esta
forma la escuela, como institución educativa, desarrolla su rol preventivo.” 3
Alejandro Castro Santander agrega: “Una sociedad “organizada” para la
violencia en sus costumbres, en su cultura, en su estructura económica, en su
definición de responsabilidades y roles sociales, en sus valores, en cómo se refleja
en los medios de comunicación social, en el comportamiento de sus autoridades, no
puede luego esperar que las fuerzas de seguridad, los jueces o los mismos docentes
enfrenten y resuelvan el problema. La respuesta a la violencia debe ser
educativa…”4
Se trata entonces, de “repensar los modos de pensar sobre la violencia para
diseñar planes de prevención con objetivos más realistas, para discernir mejor sobre
las herramientas de intervención y seleccionar las acciones correctas”, dice
Fernando Onetto en un artículo sobre los Modos de pensar y sentir ante la violencia
en la escuela. 5
Le toca entonces a la escuela la ardua tarea de buscar las posibles
soluciones tendientes a superar estas conductas disruptivas y constituirse como
ámbito de prevención de reincidencia no solo de estas conductas sino también de
las consecuencias de estas en futuros jóvenes víctimas de las droga dependencia, la
delincuencia, el suicidio y cuantos otros flagelos que acosan a la juventud de hoy.
Desde sus lineamientos institucionales ya debe generar realidades concretas
que hagan posible su implementación, y “compartir, completar y resignificar la
acción de la familia y la comunidad…en torno a la creación, recreación y trasmisión
democrática de los valores…”6 puesto que, por su carácter abierto, está presente
“…además de la curricular, la mayoría de los problemas económicos, políticos y
culturales de la comunidad de pertenencia”.7
2
El adolescente escolarizado en contextos desfavorables. Fundación Huesped.
SóñoraCabaleiro Marisol “La formación del sentimiento de identidad y pertenencia a la escuela: una estrategia
de prevención social”
4
Castro Santander Alejandro. “Violencia silenciosa en la escuela. Dinámica del acoso escolar y laboral”
5
Onetto Fernando “Modos de pensar y sentir ante la violencia en la escuela”
6
Alegre R. y Radocevich A. “El rol de la escuela en el escenario futuro argentino”. Pag. 127
7
Prawda A. “Mediación escolar sin mediadores”. Pag. 14
3
3
Asi mismo, desde la Etnología Pedagógica se plantea que la educabilidad no
es solo “investigar el desenvolvimiento del individuo como persona; también ha de
parar mientes en la propia educabilidad del grupo social.”8
El proceso de investigación se realizó en una escuela de 3° Ciclo y Polimodal
de la Ciudad Capital de La Rioja, durante el periodo 2005/2008, tomando como
muestra alumnos que presentan conductas disruptivas en su 7° año del 3° Ciclo de
la E.G.B. en las cohortes 2005, 2006 y 2007 y cuyas edades oscilan entre los 12 y
15 años y alumnos que presentan conductas disruptivas en su 1° año del Polimodal
en la misma cohorte.
Los alumnos con problemas de conducta son propuestos ante la Asesoría
Pedagógica de la escuela, generalmente presentados por los docentes o los
preceptores aunque en algunos casos lo son también por los mismos padres.
Receptados los mismos y a partir de atender la demanda, se realiza:
 Entrevista con el alumno con el objeto de conocerlo y establecer el primer
vínculo con él,
 Entrevista con sus padres con el fin de recabar información general del
alumno en cuanto antecedente o aspectos físicos, escolares, familiares u
otros que puedan ser significativos para los padres transmitirnos; en ella
misma se les solicita la presentación de estudios médicos generales.
 Entrevista con los docentes del curso al que asiste el estudiante para
determinar parámetros de conducta comunes y características de las materias
en las que son recurrentes las dificultades de conducta.
 Solicitud de estudios médicos generales, con especial interés en los
neurológicos, auditivos y visuales para descartar incidencias físicas en las
problemas de conducta.
 Observación de clases que determinen metodología de trabajo y dinámica
áulica que puedan favorecer o no la presentación de conductas no
adecuadas.
 Revisión de Planillas de Calificaciones y Disciplinarias retrospectivas que
establezcan parámetros que permitan determinar antecedentes relacionados
con la demanda inicial.
Una vez descartados los condicionantes físicos, los trayectos repitentes en
cuanto a calificaciones y características de conducta como así también aspectos
metodológico- didácticos que puedan haber condicionado ciertas conductas no
previstas, se determina la probable presencia de conductas disruptivas.
Estos alumnos son los derivados a una asistencia interdisciplinaria y objeto de
este estudio.
En función de ello se analizó su incidencia en el cambio de esas conductas
a través de su Historia Escolar en correlación al cumplimiento de la familia en llevar
Larroyo F. “Sistema de la Filosofia de la Educación”. Pag. 177
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4
al adolescente en particular y en concurrir ella misma a la asistencia
interdisciplinaria.
Los resultados de esta investigación, abren muchas ventanas de análisis y
fundamentalmente de reflexión.
Una nueva mirada se impone a la sociedad actual. Comienzan a
desmitificarse ciertas “certezas”. Y con ello otras certidumbres comienzan a no
serlas.
Se trata entonces de prevenir la reincidencia; pero también de prevenir el
surgimiento de las conductas disruptivas a través de una acción educativa
mancomunada para favorecer una adolescencia plena, una familia continente y una
sociedad referente.
Entonces la Educación tiene un gran desafío en su relación con el
adolescente, la familia y la sociedad.
Un adolescente que debe encontrar durante su proceso enseñanzaaprendizaje la intensificación de los contenidos y premisas deontológicas de la
sociedad con sus particularidades y generalidades; la priorización de la enseñanza
del empleo del Tiempo Libre promoviendo la convivencia consigo mismo, con
diferentes grupos y la familia (y en este aspecto las artes, la música y el deporte
adquieren un rol por demás significativo). Esto en el marco de una educación
holística del sujeto individual, integrante actual de la sociedad con potencialidades
físicas, intelectuales y morales que se desplieguen armónicamente.
Para la familia, una Educación que integre a los padres y/o referentes
afectivos de los adolescentes en un rol de protagonismo recreativo y asociativo de
sus integrantes entre ellos y el social externo, promoviendo la tolerancia, la
comprensión y la armonía grupal. Y así generar modos consentidos de formación,
información y juzgamiento de acciones, obligaciones y deberes individuales y
colectivos.
Impera entonces la necesidad de educar a la sociedad como continente de
esta familia y base del Estado; como ese Ethos Social constituido desde las
referencias o códigos culturales propios, con sus rasgos sedimentados
generalmente, que permiten identificar a una comunidad de otra. La Identidad social
para fortalecer la Identidad individual y viceversa.
Y cuando las conductas disruptivas comienzan a manifestarse, el objetivo es
prevenir la reincidencia
Se impone la necesidad de ayudar interdisciplinariamente al joven pero
también a su familia, porque si no se resuelven los aspectos psicodinámicos de la
estructura familiar que el adolescente está denunciando a través de estas
conductas, no se está atacando el origen del síntoma, y por lo tanto se reeditara de
una u otra forma.
Concluyendo: Educación e Interdisciplinariedad para que el adolescente sea
un presente sano y feliz construyendo su proyecto de vida en el afán de un futuro
pleno.
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