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REPÚBLICA ARGENTINA
VERSIÓN TAQUIGRÁFICA
CÁMARA DE SENADORES DE LA NACIÓN
REUNIÓN PLENARIA DE LAS COMISIONES DE ASUNTOS
CONSTITUCIONALES Y DE PRESUPUESTO Y HACIENDA
Salón “Arturo Umberto Illia” — H. Senado de la Nación
9 de noviembre de 2010
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–– En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el Salón Arturo
Umberto Illia, del H. Senado de la Nación, a las 18. 08 del martes 9
de noviembre de 2010:
Sr. Fernández. –– Damos inicio a la reunión plenaria de las Comisiones de Asuntos
Constitucionales y Presupuesto y Hacienda. Quiero hacer una salvedad, me ha dicho el
secretario que están reunidos el número de senadores previsto en el Artículo 100 del
Reglamento. Hago esta aclaración para los integrantes de la Comisión de Asuntos
Constituciones y Justicia y Asuntos Penales porque con posterioridad vamos a dar inicio al
tratamiento de un tema que está vinculado con el Consejo de la Magistratura.
He elevado dos notas y me hago reserva de hacer denuncia penal respecto a una
cuestión que se dio en el marco de la Comisión de Asuntos Constitucionales y Justicia y
Asuntos Penales respecto del tema Consejo de la Magistratura. La vez anterior, nosotros
dimos inicio al debate con los senadores que estaban presentes e hicimos saber que se
completaba en el día de la fecha la lista de invitados, entre los que estaba el dirigente sindical
Julio Piumato, de la UEJN, y el ministro de Justicia de la Nación, Dr. Julio Alak, que habían
pedido ser parte de la discusión. Frente a eso, el senador Sanz, concretamente, hizo uso de la
palabra haciendo referencia a que terminada la lista de invitados, obviamente los sectores que
no representan al oficialismo, quedaban habilitados para emprender la firma del dictamen;
cuestión que efectivamente quedó acordada. Nosotros no vamos a obstaculizar la firma del
dictamen, y una vez que esté reunido el quórum previsto en el Reglamento, terminaremos el
debate con los invitados y procederemos a la firma del dictamen. La idea nuestra es debatirlo;
creo que se está llevando adelante en este momento la reunión de Labor Parlamentaria, no
hay ningún obstáculo para que este tema se lleve a debate. Eso es una cosa.
La otra es que efectivamente se pretenda, sin la firma del presidente y sin
concretamente respetar los reglamentos que expresamente están establecidos, hacer aparecer
un dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales, cuando concretamente esto no sólo
no va a ser compartido, sino que no fue lo que expresamente lo que pactamos. Lo dejo
aclarado porque de la misma manera que las reglas de juego se respetan, la palabra empeñada
también. Yo no tengo ningún obstáculo en que, terminada la reunión y terminada la
exposición de los invitados, cada uno procure llevar al secretario parlamentario los
dictámenes de la Comisión, pero la Comisión de Asuntos Constitucionales va a elevar el
dictamen conforme al Reglamento; por lo menos mientras esta comisión esté presidida por
quien les habla. Esto es una regla de juego clara, es también el compromiso de la palabra
empeñada por una expresión de la bancada de la oposición que, concretamente, frente a los
dos invitados que habían pedido por escrito ser escuchados en el tema del Consejo de la
Magistratura, fijó posición respecto de aquellos que quedaron habilitados terminada la
reunión para emprender la firma del dictamen. Y obviamente, si había consenso en Labor
Parlamentaria, llevarlo a debate sin esperar los siete días de publicación del dictamen.
Ni en esto ni en lo anterior tengo ningún obstáculo, sí tengo un obstáculo
reglamentario y constitucional respecto del procedimiento que se haga en el seno de la
Comisión que, por ahora, preside quien les habla.
Entonces, reunido el quórum reglamentario para dar inicio…
Tiene la palabra el senador Sanz.
Sr. Sanz. –– Quiero que me aclares el tema de la denuncia penal; no entendí bien.
Sr. Presidente. –– Tuve que hacer dos presentaciones al Secretario Parlamentario, que
insistentemente me pedía las actuaciones originales de la Comisión, porque concretamente
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se había esgrimido que las firmas de la Comisión de Asuntos Constitucionales conformaban
dictamen. Por ahora, tengo entendido, hasta lo que tengo visto acá, y por lo que tengo leído y
por lo que tengo concretamente comprometido, que la Comisión de Asuntos
Constitucionales, salvo que no me haya enterado, la preside quien les habla, Nicolás
Fernández.
En la reunión donde estaba usted presente, pero había muy pocos senadores ––el resto
estaba ausente; inclusive, no había quórum ni para llevar adelante el debate––, nosotros
acordamos una cosa que yo pienso respetar, que es terminada la reunión de los invitados que
estaban previstos para el día de la fecha ––reitero, el doctor Piumato o representante de la
estructura gremial, y el ministro de Justicia––, quedaba habilitada la fuerza de la oposición
para buscar las firmas para el dictamen y esto era lo que habíamos acordado. Esto se dijo el
martes para el día que estamos transitando, cuando terminara la reunión que estamos llevando
a cabo. Hay una iniciativa por la cual el Secretario Parlamentario me pedía insistentemente y
yo le elevé dos notas. Que se abstenga de hacer lugar a la recepción de ningún dictamen de
Asuntos Constitucionales si este no había sido concretamente firmado por el suscripto y en
violación de las normas reglamentarias.
Como no sé cuáles fueron las motivaciones ni cuáles son los fundamentos por los
cuales efectivamente esto está sucediendo, lo aclaro de la misma manera que aclaré que no
tenía ningún impedimento que terminada la reunión, como usted me pidió, la fuerza de la
oposición quedara habilitada para buscar el dictamen. Esto lo acordamos, lo pienso respetar y
si hay acuerdo en Labor Parlamentaria y se pretende debatir Consejo de la Magistratura
mañana, sin esperar los siete días de publicación, tampoco tengo ninguna observación.
Digo esto y por eso, además, a partir de ahora, efectivamente la Comisión de
Asuntos Constitucionales va a funcionar con quórum reglamentario, conforme al reglamento.
No va a haber excepciones sobre el particular y lo vamos a dejar aclarado desde el inicio de
esta reunión en virtud de esto que efectivamente fue una situación que no generé y que no sé
por qué se generó pero como seguramente se va a salvar en el recinto, lo aclaro para que haya
reglas de juego claras para todos.
Sr. Sanz. –– Tengo una versión diferente a la suya. Cuando se comienza la comisión de
Asuntos Constitucionales de la semana pasada, yo tomé la palabra ––está el testimonio de la
versión taquigráfica –– y dije que habiendo existido quórum para el inicio de la reunión de
Comisión de Asuntos Constitucionales, la oposición estaría en condiciones de adelantar que
íbamos a presentar un dictamen ratificatorio de la media sanción de diputados y que
consideraba que estábamos habilitados para salir a buscar las firmas. Esta situación se
produjo y uno no podía saber en qué momento se iban a conseguir las firmas de la mayoría;
porque más allá de si el dictamen tiene o no la firma del presidente, lo que vale —según el
Reglamento— es quién tiene las ocho firmas. Luego, se logró esa obtención de las firmas, no
me acuerdo si fue el día miércoles o el jueves. Yo lo firmé inmediatamente después de la
reunión de Asuntos Constitucionales; sé que algunos señores senadores lo hicieron ese
mismo día y otros al día siguiente. Entonces, el dictamen estaba en condiciones de ser
presentando. Esto no quita que al final de la reunión usted dijera que desde el oficialismo
tenían dos invitados: el ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos y el secretario
del gremio de los Judiciales. Yo no me opuse a que vinieran, pero una cosa no quita la otra:
podían venir tranquilamente los funcionarios a brindar su opinión y desde la oposición
podíamos salir a buscar las firmas de la mayoría, como se ha hecho sistemáticamente en
todos los casos. Si están o no los siete días, si esto tiene preferencia con despacho —al tener
preferencia con despacho significa que el pleno aceptó que cuando hubiera despacho se
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tratara—, lo resolveremos en el pleno. La verdad —por lo menos en lo personal— es que no
pacté nunca respecto de que el dictamen tuviera que ser presentado después de escucharlo al
señor Alak o al señor Piumato. Nosotros salimos a buscar las firmas, como dije, al comienzo
de la reunión.
Sr. Presidente. — Todo está claro con una salvedad: el plenario de las comisiones de
Asuntos Constitucionales y Justicia y Asuntos Penales en ningún momento tuvo quórum
reglamentario, y no lo tuvo a lo largo de toda la sesión. Por eso, uno de los requisitos lo
mencioné al final de la reunión cuando expresé que si se lograba el quórum reglamentario en
alguna de las etapas del debate, efectivamente quedaba habilitado el tema.
Es claro que se trata de una cuestión interpretativa y reglamentaria que tiene que ver
con las reglas de juego. Sin embargo, yo había entendido algo y usted está en todo su derecho
de entenderlo de otra manera. Entendí —así quedó registrado— que cuando iniciamos la
sesión fue por el sólo hecho de que teníamos invitadas a una serie de personas que venían a
exponer su punto de vista y que era una desconsideración no escucharlas, eso no implicaba
que estaba habilitado el abordaje del tema porque —reitero— no había quórum en ninguna de
las comisiones. No había quórum en Asuntos Constitucionales y mucho menos en Justicia y
Asuntos Penales. Ésa fue la salvedad con la que inicié el debate. No obstante, deseo aclarar
que se trata de una cuestión menor que no volverá a suceder en el seno de la comisión que
presida. Tampoco quiero hacer de esto una situación mayor, simplemente hago la salvedad
para que se tenga en cuenta de aquí en adelante.
Tiene la palabra la señora senadora Morandini.
Sra. Morandini. — Deseo realizar la siguiente aclaración: como usted señaló, quedábamos
muy poquitos senadores en la mencionada reunión y el señor senador Sanz, cuando usted
anunció los invitados que íbamos a tener para el día de la fecha, le dijo que no era una razón
que impidiera salir a buscar las firmas para el dictamen.
Sr. Presidente. — Quiero poner en claro una cuestión a los efectos de que de aquí en
adelante se resuelvan las cuestiones en forma absolutamente clara. Está todo más que bien y
no tengo ningún inconveniente, pero quiero decirles que de aquí en más los requisitos van a
ser tenidos en cuenta previamente al inicio de cada reunión, en virtud de lo que cada uno
entendió después. Cada uno puede interpretar o malinterpretar y eso no lo voy a poner en tela
de juicio. Hice esa sola aclaración. Cuando realicé la observación, usted me hizo saber que
eso era lo que había entendido y me parece bien.
Tiene la palabra la señora senadora Bortolozzi.
Sra. Bortolozzi. — Quiero aclarar que en la reunión pasada —a la que se están refiriendo y
de la que habló también Norma Morandini—, yo estaba sentada allí. Cuando se empezó con
las exposiciones, me levanté y un expositor me dijo: “mirá que tu proyecto es el mejor”. Le
contesté —lo quiero dejar en claro— que yo retiré mi proyecto para apoyar la sanción de la
Cámara de Diputados. Después me retiré porque no veía conducente escuchar más discursos
sobre ese tema, expresados por personas que no eran senadores. Como usted dijo, esto ya está
claro.
Sr. Presidente. — Doy por iniciado el tema que nos convoca, que es la reunión plenaria de
las comisiones de Presupuesto y Hacienda y de Asuntos Constitucionales para tratar el tema
que está publicado en el orden del día: expediente 177/09 que viene con media sanción de la
Cámara de Diputados de la Nación, cuyas copias se adjuntaron a los memorandos de citación
de la reunión del día de la fecha.
Presidimos indistintamente el señor senador Eric Calcagno y quien les habla.
Tiene la palabra el señor senador Calcagno y Maillmann.
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Sr. Calcagno y Maillmann. — Cuando uno analiza determinados textos, proyectos de ley y
modificaciones, a veces piensa en la doctrina a priori y en la doctrina de las circunstancias.
La doctrina a priori, en la cual se inscribe claramente la media sanción que viene aquí no sé
si a enmohecer o enlentecer una cuestión tan fluida y tan necesaria de movimiento como es la
cuestión presupuestaria, uno dice: “bueno, acá hay una doctrina a priori, vamos a pensar las
cosas como son y, luego, si la realidad va por otro lado, entonces tanto peor para la realidad”.
Después, está la doctrina de las circunstancias, que no significa abandonar los
principios, las ideas o los proyectos, sino más bien tratar de adecuar las acciones a esos
principios, ideas o proyectos, que es lo que ha venido haciendo el gobierno nacional.
Cuando uno ve esta redacción, quizás desde el punto de vista de la gestión
presupuestaria, y lee las modificaciones que impliquen incrementar gastos corrientes en
detrimento de gastos de capital o de aplicaciones financieras y los que impliquen un cambio
en la distribución de las finalidades, todo eso quedando en cabeza del Congreso, claramente
lo que se está haciendo es entorpecer la propia gestión presupuestaria, el propio ejercicio
presupuestario. Eso dice el presupuesto, es un presupuesto; es decir, yo pienso marcar mi
política económica con estos ingresos, con estas inversiones y ejecutando el gasto de esta
manera; pero en el propio ejercicio de la elaboración del presupuesto, hasta que se completa y
se vota, va pasando un poco el tiempo y luego, a lo largo del año, surgen otros
acontecimientos. Entonces, el hecho de decir que todo va a pasar por el Congreso, pase lo que
pase o suceda lo que suceda, me parece hasta casi peligroso en lo que es la gestión pública.
Respecto de la gestión pública, deseo mencionar los imprevistos. Imagínense si
Obama hubiera tenido que decir: “En realidad, no voy a auxiliar a los bancos porque no
estaba en el presupuesto; así que voy a esperar seis meses hasta que los pueda poner en la
partida y el año que viene veremos”. ¿Qué bancos se hubieran quedado? ¿Cuánto hubiera
avanzado la crisis mundial, cuando justamente uno de los aspectos que se señala de la crisis
de 1929 es la falta de reacción del Estado, la falta de reacción del poder público?
Luego, como segundo punto criticable deseo señalar la siguiente cuestión: “será
facultad exclusiva del Congreso de la Nación la asignación y destino de los excedentes de
recursos, cualquiera que sea su origen, incluidos aquellos provenientes de la incorporación de
nuevas fuentes de financiamiento no previstas al momento de la aprobación del presupuesto.”
Entonces, ¿esto qué significa: que los DEG, los Derechos Especiales de Giro del Fondo
Monetario, tienen que pasar por el Congreso? ¿Y las utilidades del Banco Central, las
transferencias del Nación y las utilidades de la ANSeS?
Me parece que, dejando ya el tema de la doctrina a priori y la doctrina de las
circunstancias, tomando otro eje institucional vinculado con muchas discusiones que hemos
tenido, es casi caer en un gobierno parlamentario. Es casi decir: ahora directamente vamos a
mover el eje de la gestión y a cambiar el eje de las políticas.
Precisamente para eso estamos como gobierno nacional que tiene una representación
en el Parlamento: para llevar adelante un proyecto que está expresado y cuantificado en el
presupuesto. Si ese presupuesto deviene en una cuestión maleable a los destinos de las
mayorías parlamentarias que puedan llegar a existir, entonces caemos realmente en un
ejercicio parlamentario del poder simplemente por la atribución de estas fuentes que acabo de
mencionar.
Me parece también que es dar al presupuesto un carácter demasiado rígido, de otra
época. Los tiempos han cambiado y la Argentina también. Y el modo y el ejercicio de
elaborar e instrumentar un presupuesto también han evolucionado. Querer volver a formas
anteriores y que cada vez que tengamos que modificar una partida se tenga que pedir
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autorización al Congreso Nacional, me parece contraproducente y perjudicial.
No quiero entrar en los aspectos más formales que el presidente de Constitucionales
desarrollará, sin duda, pero me parece que estamos un poco contradiciendo los preceptos
establecidos en el artículo 100, inciso 2, de la Constitución Nacional, el cual establece que al
jefe de Gabinete de Ministros corresponde el ejercicio de administración general del país, al
sacarle esas atribuciones.
Entonces, ni como una concepción de fondo ni como una idea de funcionamiento de
forma me parece un aspecto positivo avanzar en esta media sanción. Es tratar de volver atrás,
de decir: vamos a controlar más los actos de gobierno.
En realidad, esto se va a convertir en un museo. Entonces se va a decir: partida tal,
intocable. Y precisamente, ya por sí el presupuesto tiene en su composición, como lo
discutiremos en las próximas semanas, una fuerte rigidez; más del 80 por ciento del gasto es
rígido. Si además, decimos que no se puede mover el 20 por ciento que queda, tendremos un
presupuesto que servirá para muy pocas cosas. Y no se podrá responder a los vaivenes o a las
evoluciones de la realidad.
Todos esperamos que el año sea bueno a nivel internacional y que la economía
mundial evolucione. Sin embargo, no son pocos aquellos que hablan de una volatilidad. Y
frente a ella creemos necesario mantener en manos del Ejecutivo la posibilidad de responder
a los problemas rápidamente. Porque si nosotros de algún modo vamos a lentificar la
posibilidad de elaborar soluciones e instrumentarlas, vamos a agravar los problemas, más allá
de las consideraciones de principio, de las consideraciones institucionales y de lo que pueden
llegar a ser la propia vida económica y la propia necesidad que existe de responder
rápidamente a los problemas. Por supuesto, si no los hay, tanto mejor. Pero de existir, ¿vamos
a tener autos sin nafta? ¿Vamos a tener poca capacidad de respuesta frente a los imprevistos?
Me parece que es prudente mantener siempre una determinada capacidad de maniobra
dentro del Poder Ejecutivo y de lo que es la ejecución presupuestaria, máxime cuando esta se
ha realizado de modo extremadamente módico como un instrumento de administración
financiera moderno, ágil y necesario.
Ese uso en el 2009 ha sido de alrededor del 4 por ciento del total. Y en lo que va del
2010, del 3,56. En los años anteriores osciló entre el 2 y el 5.
Tampoco se está dando, como a veces se escucha, un cheque en blanco al Ejecutivo
diciéndole: tome y haga lo que quiera. Me parece que también hay que referirse a ese
principio de realidad sin el cual quizás estemos todos diciendo: hemos impuesto una
limitación al Ejecutivo que al final vamos a terminar pagando todos.
Luego, si nosotros observamos los antecedentes provinciales en cuanto a la facultad
de modificación de partidas presupuestarias y utilización de recursos excedentes, veremos
que hay doce provincias que la tienen. Y con los recursos excedentes, también hay doce o
trece provincias.
Me parece que en ocasiones se exige al Estado nacional o al gobierno cuestiones que
son, a veces, necesarias en la propia administración provincial.
Y acá llegamos un poco a la cuestión quizá de fondo. El presupuesto es una previsión;
contiene, por cierto, rigideces estructurales en los gastos previstos que son las que he
mencionado y constituyen la mayoría. Y se ejecuta en una realidad cambiante.
Es razonable dotar al Poder Ejecutivo de cierta flexibilidad a la hora de la ejecución
del presupuesto. Si no, seríamos incapaces de responder a los problemas, o de tener una
herramienta dinámica. Este es el único pincel que damos al Ejecutivo para pintar. ¿Y si no es
la decisión política usar ese pincel? ¿Si queremos, en realidad, hacer otra cosa? No, este es el
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único que tiene. Entonces se hará lo que se pueda dentro de un rango extremadamente
limitado. Y frente a los posibles imprevistos que puedan existir, mala suerte; se habrá votado
una ley cerrojo acerca del manejo presupuestario, máxime cuando uno ve que a lo largo de la
ejecución o de los años, esta es una atribución que no ha sido utilizada con gran magnitud.
Muchas veces se habla de superpoderes. Pero si nosotros recordamos, los
superpoderes son de otra época y de otra gestión. Se podían cambiar leyes, códigos y pagar
deudas. Y ese mote luego quedó vaciado de sustancia a lo largo del tiempo.
Por lo tanto, no me parece que se trate tanto de superpoderes como de una medida
prudente de administración financiera para poder tener esa capacidad de manejo frente a
cuestiones que puedan presentarse y que no se hayan previsto.
Asimismo –esto discutíamos hoy, sin tanta dilación, con el senador Verna-, el Poder
Legislativo también tiene esa capacidad para el manejo presupuestario. Y también la tiene el
Poder Judicial. Entonces, ¿vamos a sacar al Ejecutivo lo que permitimos al Legislativo y al
Judicial? No parece una cuestión de coherencia o de buen manejo.
En el 2004 la afectación de las modificaciones con facultades delegadas fue del 2,7;
en el 2005, del 3,4; en el 2006, del 2,75; en el 2007, del 4,33; en el 2008, del 4,32; en el 2009,
el año de la crisis, del 5,1 y en el 2010, hasta ahora, del 4,33 -estoy modificando la cifra que
había mencionado antes-. Entonces me parece que tanto por una cuestión de principios como
de institucionalidad y de asegurar que el gobierno lleve adelante el proyecto por el cual fue
electo, a riesgo de caer en un régimen parlamentario para el cual no estamos preparados…
Quizás otro día, con el cambio de mayorías parlamentarias, se formen los gobiernos en la
Argentina. Pero no es este el momento, teniendo siempre presenta que los superpoderes, tal
como habían sido definidos en la época de Cavallo, ya fueron vaciados de contenido por
gobiernos posteriores.
Luego, tener esta capacidad de estar siempre pegados a la realidad, de no desviarnos,
de no tomar nuestros deseos por realidades me parece que es una cuestión prudente que hay
que mantener.
Por lo tanto, lo que nosotros vamos a proponer como dictamen es el rechazo liso y
llano a la propuesta que viene a consideración hoy.
No sé si el señor presidente de Asuntos Constitucionales desea…
Traté de no hablar mucho para guardarme argumentos, quizá.
Sr. Presidente. – Frente a la claridad y contundencia de su exposición, voy a dar la palabra al
senador Morales, quien seguramente se va a rendir ante la evidencia y efectivamente va a
acompañar el dictamen. (Risas.)
Sr. Morales. – No todavía, aunque ha sido sólido el presidente…
Sr. Calcagno y Maillmann. – Le agradezco, senador.
Sr. Morales. – Este es un tema que hemos debatido ya profundamente. Así que me parece
que estamos prácticamente en condiciones de avanzar con la firma del dictamen para que
cada bloque determine cuál es el criterio que va a sostener con relación al artículo 37 de la
Ley de Administración Financiera.
Mencionaré breves conceptos para no dejar firmes algunas aseveraciones del
presidente de la Comisión.
Primero, nosotros sostenemos la vigencia del viejo texto de la ley, del Artículo 37,
que impone dos límites, sólo dos límites; y no se trata de que quienes sostenemos ese texto
busquemos establecer un gobierno parlamentario. Lo que plantea el texto que repone la
media sanción de Diputados son dos límites. En primer lugar, el Poder Ejecutivo, si no tiene
autorización del Congreso, no puede hacer dos cosas: no puede incrementar gastos corrientes
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en detrimento de gastos de capital o aplicaciones financiaras. ¿Por qué? Porque esto tiene
sentido con el origen de los recursos para afrontar determinados gastos. El origen de los
recursos para afrontar gastos corrientes son recursos ordinarios, que no son recursos
eventuales. Entonces, el sentido de no pasarnos de erogaciones corrientes, de erogaciones de
capital, tiene que ver con el principio de la previsibilidad. Porque con todos los recursos
ordinarios que recauda la administración central se atienden gastos corrientes, que son gastos
en personal o en bienes y servicios, gastos usuales para el funcionamiento.
En cuanto al gasto de capital, erogaciones de capital, se atienden con recursos
corrientes, pero fundamentalmente con recursos eventuales. Y cuando impide que mezclemos
erogaciones corrientes y de capital es por una regla de previsión, es porque nosotros no
podemos sacar erogaciones corrientes y mandarlas a capital y viceversa. Entonces, tiene que
ver con este sentido de la previsibilidad. Este es un límite para el Poder Ejecutivo y para que
se salga de esta limitación y de este principio de previsibilidad, tiene que tener autorización
del Congreso.
Con respecto al cambio en la finalidad, no quiere decir que no pueda cambiar la
finalidad del Poder Ejecutivo, no quiere decir que se le ate las manos al Poder Ejecutivo; son
cinco las finalidades, nada más y es lo que está establecido en el Artículo 1°. El Artículo 1°
de la ley, si se observa, tiene cinco finalidades. Una finalidad es administración
gubernamental y dentro de administración gubernamental están los gastos corrientes y los
gastos de capital; por eso esta discriminación tan estructurada sobre la base de estos
principios. La segunda finalidad es el servicio de defensa y seguridad; la tercera finalidad,
servicio sociales; la cuarta finalidad, servicios económicos; y la quinta, deuda pública. Lo que
le impide al Ejecutivo el Artículo 37 del viejo texto, que es el que queremos reponer, es que
pueda cambiar erogaciones de servicio sociales y llevarlos a los servicios económicos. Si el
Congreso dice: “en servicios sociales gastamos diez”, se gasta diez. No es facultad del
Ejecutivo sacar un peso de servicios sociales para mandar a la deuda o a económico. Esa es la
decisión suprema del Congreso de la Nación en un acto complejo, que es la ley de
presupuesto, y no es sólo una decisión del Congreso de la Nación, sino que es un acto
complejo en donde participan: el Poder Ejecutivo, que es el que envía el proyecto; el
Congreso de la Nación; y, luego, el Poder Ejecutivo cuando promulga la ley. Es decir que
cuando se aprueba el Artículo 1°, en dicho artículo está la decisión política de política
pública, de cuánto se gasta en seguridad, en servicios sociales y cuánto en deuda pública. De
esos límites no se puede mover el Ejecutivo. No importa si es de un 3 por ciento o un 5, no
importa la cantidad, lo que importa es la calidad, la calidad de la decisión política.
Cuando aprobamos el presupuesto, que es la ley de leyes, terminamos tomando una
decisión de política pública, de qué es lo que hacemos con la plata de la gente. Con los
recursos de la gente decimos: “gastamos tanto en administración central, tanto en seguridad,
tanto en servicios sociales y tanto en servicios económicos, que son la finalidad”. Esto no ata
de manos al gobierno, lo único que le dice al Poder Ejecutivo es: “cuidado, si usted tiene diez
pesos para servicios sociales, no puede pagar la deuda pública; vaya y consulte al Congreso”.
Es un límite mínimo. Y el Poder Ejecutivo puede transferir partidas, puede realizar
transferencias, claro que lo puede hacer.
Fíjense que en el proyecto de presupuesto para el año 2011, el Ejecutivo envía 17.285
millones en gastos corrientes para la finalidad administración gubernamental. El Poder
Ejecutivo, dentro de esa finalidad, puede hacer lo que quiera. Puede transferir de gastos en
personal a bienes y servicios, de bienes y servicios a gastos de personal; es decir, dentro de lo
que es la finalidad gubernamental y erogaciones corrientes puede hacer todas las
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transferencias que quiera. Por eso, decimos que no tiene atadas las manos, por el contrario.
Aparte, por el Artículo 39 de la Ley de Administración Financiera, aún en caso de
catástrofes, en caso de situaciones extremas puede salirse de la finalidad. Es decir, lo que
tutela, lo que protege el Artículo 37 de la Ley de Administración Financiera es la decisión
política como acto de los poderes del Estado, tanto del Poder Ejecutivo como del Congreso
que están simbolizados y están expresados en el Artículo 1° de la Ley de Presupuesto.
Entonces, lo que queremos es reponer el viejo artículo, lo que queremos es reponer
esta facultad del Congreso. Si no ¿para qué está el Congreso?, ¿para qué aprobamos la ley?
Tendríamos que aprobar el primer artículo que dé el monto total. El total de gastos es
372.000 millones de pesos, que el Ejecutivo se mueva como quiera ¡y chau! Si quiere gastar
diez en salud, gasta diez en salud; si quiere gastar diez en educación, gasta en educación; si
quiere mandar todo a la deuda pública, lo hace. Entonces, ¿para qué está el Congreso?, ¿para
qué el sistema de división de poderes? Por eso, tiene sentido la facultad del Congreso en su
función de control preventivo cuando aprueba un acto, como es la sanción del presupuesto ––
que también es de previsión–– y cuando aprueba una decisión política que dice cuánto se
gasta en defensa, cuánto en seguridad y cuánto en servicios económicos. De ahí, no se puede
mover el Ejecutivo; no importa si es un 3 por ciento, no importa. No importa si son 1500
millones, lo que importa es la calidad de la decisión.
Por eso, nosotros, señor presidente, sostenemos la vigencia de la letra del viejo texto.
El Ejecutivo no puede incrementar los gastos corrientes en detrimento de gastos de capital, no
lo puede hacer por esta cuestión de la previsibilidad. Si una erogación de capital está por ser
financiada con un ingreso eventual ––supongamos que se va a vender una maquinaria para
hacer una ruta; ese es un ingreso eventual, no es un ingreso corriente––, ese ingreso eventual
sólo puede ser aplicado para estos gastos de capital. Usted no puede financiar sueldos con la
venta de una maquinaria. Los sueldos del personal de la administración tienen que ser
atendidos con recursos, cuyo origen sea de la recaudación ordinaria. Por eso, no hay que
mezclar erogaciones corrientes con erogaciones de capital.
Considero que ese límite es central por una cuestión de orden y de previsibilidad, no
por una cuestión de atarle las manos al Ejecutivo. Y volviendo al tema de la finalidad, son
cinco finalidades, nada más. Si siguen con el criterio del Poder Ejecutivo respecto de que
tengan libertad para modificar las finalidades, entonces, ¿para qué está el Congreso?
Reitero, señor presidente, no se trata de que queramos instaurar un gobierno
parlamentario, por el contrario, es el mínimo límite frente a una decisión de política pública,
que tampoco es un acto unilateral del Congreso sino un acto bilateral. Participa el Ejecutivo,
que es quien tiene que formular el presupuesto ––la Constitución establece que no le
corresponde al Congreso formular el presupuesto––, y nosotros. Nosotros ––esto lo hemos
dicho en nuestro comité y es la posición de la mayoría de los bloques opositores–– no
queremos formular el presupuesto, esa es una facultad del Poder Ejecutivo. El Ejecutivo
formula el presupuesto, podemos nosotros hacer algunos cambios, pero no formularlo; viene
al Congreso en un acto que es complejo, que es bilateral; finalmente, le queda la última
instancia al Ejecutivo de vetarlo o ratificar el presupuesto.
Ese acto se resume en el Artículo 1° de la ley, que dice que de la plata de la gente,
tanto va a salud, tanto va a seguridad y tanto al servicio social. Ese límite no lo puede
modificar, no importa la cuantía.
Por eso, en este tema, que ya se ha debatido en aquella ocasión durante horas y horas,
nosotros sosteniendo la posición que ha sostenido la Cámara de Diputados. Así que, sin
perjuicio del debate que seguramente se dará con otras posiciones, creemos que ya estamos
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en situación de correr a la firma el dictamen y que, oportunamente, antes de que termine el
período ordinario, si estamos en condiciones, se trate este tema que venimos debatiendo hace
bastante tiempo.
Sr. Sanz. –– La posición del bloque oficialista respecto a esto es insistir con el dictamen…
Sr. Fernández. –– Es el rechazo del proyecto aprobado por la Cámara de Diputados.
Sr. Sanz. –– Eso es violatorio del Artículo 81 de la Constitución.
Sr. Fernández. –– Bueno, plantéelo.
Sr. Sanz. –– ¿Me permite que se lo lea?
Sr. Fernández. –– Adelante.
Sr. Sanz. –– “Ningún proyecto de ley desechado totalmente por una de las Cámaras podrá
repetirse en las sesiones de aquel año. Ninguna de las Cámaras puede desechar totalmente un
proyecto que hubiera tenido origen en ella y luego hubiese sido adicionado o enmendado por
la Cámara revisora”. Este es el caso.
Sr. Fernández. –– En principio, vamos a rechazar el proyecto porque esto es lo que hemos
acordado en el bloque. No obstante, como es un cuerpo plenario, haremos saber las
objeciones de orden constitucional que usted efectuó, que fueron tenidas en cuenta en la
reunión de bloque, y haremos saber que esta es la posición del presidente de la Unión Cívica
Radical y ––imagino yo–– de la oposición. Frente a eso, insistiremos con la idea de rechazo
y, en todo caso, dejaremos abierta una instancia de revisión de inconstitucionalidad frente a
los organismos judiciales que crean pertinentes o efectuaremos la corrección de la postura. La
posición está tomada y ha sido concretamente consensuada en el seno del bloque al cual
nosotros pertenecemos y al cual correspondemos, y estamos haciendo esa comunicación.
Tengo anotados al senador Petcoff Naidenoff, al senador Giustiniani y a la senadora
Negre de Alonso.
Tiene la palabra el senador Petcoff Naidenoff.
Sr. Petcoff Naidenoff. –– Seré breve, porque creo que fue muy clara la exposición del
senador Morales, pero sí quería referirme a la importancia del proyecto de ley aprobado por
Diputados en cuanto a los límites, fundamentalmente cuando se establece que será facultad
exclusiva del Congreso de la Nación la asignación y el destino de excedentes de recursos
cualquiera fuera su origen.
Oportunamente, he oído a algunos señores senadores, no en esta reunión formal, decir
que en muchas provincias argentinas los gobernadores cuentan con amplias facultades,
muchas más que las que establece esta propia ley de “superpoderes” para avanzar en un
mecanismo de reasignación de gastos. Pero quiero recordarles la experiencia, por lo menos
personal, que vivimos en el marco de la comisión bicameral que trata los decretos de
necesidad y urgencia y traer a la memoria lo que ha hecho este gobierno con los excedentes
de los ingresos cuando se subestiman los ingresos en el presupuesto.
En 2007, por decisiones administrativas 884 y por Decreto de Necesidad y Urgencia
1108 y 1856, se dispuso sobre el presupuesto un monto total de 45.424 millones, lo que
implicó un incremento del 37 por ciento respecto del gasto que aprobó el Congreso para el
ejercicio 2007. En ese año, se incrementó el endeudamiento aprobado en un 25 por ciento
por 15.360 millones. En 2008, con un solo DNU, el 1472, se aprobó el aumento de 36.727
millones en los gastos y 15.127 millones para aplicaciones financieras. En 2009, se repite la
metodología y con el DNU 1801 se amplían los créditos para gastos corrientes y de capital, y
llegaron a 28.550 millones de pesos.
Digo esto porque, a diferencia de las provincias, la Nación cuenta con otros manejos,
subestima los ingresos y se da el lujo, como seguramente ocurrirá en un par de días, de
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encontrarnos con otro decreto de necesidad y urgencia para disponer a espaldas del
Congresos con estos recursos que, en realidad, merecen discutirse en este ámbito federal.
Solamente, quería agregar esta cuestión, señor presidente, en función de algunas
ecuaciones y porcentajes que usted ha dado.
Sr. Fernández. –– Tiene la palabra el senador Giustiniani.
Sr. Giustiniani. –– Brevemente, señor presidente, porque creo que en la sesión del 20 de
agosto todos fijamos posición respecto de este tema.
Estamos en la realidad actual de la Argentina y me parece que suena convocante un
debate acerca del parlamentarismo o hiperpresidencialismo, pero vayamos a los términos de
la realidad política y económica del país. Los números que recién daba el senador Petcoff
Naidenoff son contundentes, vamos a tener un excedente de recaudación en 2010 por encima
de los 42.000 millones de pesos. Yo también creo que el término “superpoderes” para el
Artículo 37 de la Ley de Administración Financiera suena exagerado, lo que no es exagerado
es que los “superpoderes” son una sumatoria de herramientas que han ido acumulando a lo
largo de los años en la salida de la crisis del gobierno nacional, pero hoy no tiene
absolutamente ninguna justificación porque no estamos en la crisis que determinaron la
necesidad de esa herramienta.
Concretamente, hablo de una Ley de Emergencia Económica todavía vigente,
prorrogada indefinidamente, sin absolutamente ninguna necesidad, que significa un manejo
discrecional de los servicios públicos concesionados del sistema financiera. Hablo de los
decretos de necesidad y urgencia, que significa esta herramienta para aumentar la capacidad
de un presupuesto más de un 30 por ciento; hablo del manejos de los aportes del Tesoro
Nacional, que también significa una incorporación que el gobierno hace al presupuesto al no
hacer ningún tipo de distribución que le corresponde a las provincias que aportan a los
ATN; hablo de las obligaciones del Tesoro Nacional; hablo de los fondos fiduciarios, que en
todos estos años han ido creciendo en cantidad y en monto.
Es decir que la sumatoria de todos estos elementos y de todas estas herramientas
determina un manejo absolutamente discrecional que el gobierno dispone. A tal punto es así
que dispone la pavimentación de calles en cualquier ciudad de la República. Está muy bien
que vaya el Gobierno Nacional a pavimentar la calle de alguna localidad, pero tras la salida
de la crisis se ha desvirtuado el manejo de los instrumentos, de las herramientas, de lo que
debe ser un país normal y del federalismo, de una concentración de recursos y herramientas
en la administración central que son dos caras de la misma moneda, son las herramientas que
no tienen las provincias. Hoy, cuando uno suma los montos de presupuesto enviados por el
Poder Ejecutivo, vuelve claramente a surgir lo que ha pasado en estos últimos años, donde el
Artículo 7° de la Ley de Coparticipación Federal se viola sistemáticamente. El piso del 34
por ciento ––al respecto, hay un proyecto de ley del senador Verna–– se viola. Hoy se está
distribuyendo a las provincias el 23 por ciento; por lo tanto, se está violando ese piso del 34.
El actual presupuesto enviado por el Ejecutivo tiene un 24,8 por ciento de distribución para
las provincias, diez puntos menos de lo que correspondería.
Cuando hablamos de “superpoderes”, de discrecionalidad de los fondos y del manejo
de los fondos, estamos hablando de todo. Entonces, estoy de acuerdo en que esto es
simplemente una partecita. Es verdad que aquello que se anunció con bombos y platillos, que
fue el proyecto remitido por el Poder Ejecutivo al Congreso, tiene un efecto neutro. Así lo
acaba de demostrar el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda al decir que los
gastos realizados a través de esta herramienta fueron el “cuatro coma…”, el “tres coma…”; al
limitarse al cinco era claro que aquello que se anunció con bombos y platillos generaba un
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elemento neutro. Por lo tanto, de autolimitación no tiene absolutamente nada.
La verdadera autolimitación que hizo el gobierno nacional generó un hecho altamente
positivo, que fue cuando se autolimitó en la designación de los miembros de la Corte. Este
hecho ha dejado como resultado positivo una de las cortes más independientes y más
positivas de la historia del país. Reitero, ésa fue la verdadera autolimitación. Pero el proyecto
que remitió el Poder Ejecutivo tiene un efecto absolutamente neutro.
Por lo tanto, afirmo mi voto en el sentido de las modificaciones hechas en la Cámara
de Diputados de la Nación. Comparto que estamos discutiendo un pedacito muy chiquito de
una torta gigantesca que en su conjunto significa superpoderes, discrecionalidad y manejo de
un gobierno de esta manera, que es lo que estamos cuestionando, no para pasar a un gobierno
parlamentario, sino para salir de un hiperpresidencialismo, que fue una de las características
esenciales que tuvieron, no los gobiernos progresistas, sino los gobiernos neoliberales.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Negre de Alonso.
Sra. Negre de Alonso. — Creo que esta es una herramienta más, como dijo el señor senador
Giustiniani, pero que coadyuva a un problema que en este momento es estructural y que es la
falta de federalismo fiscal.
Desde 2001, a lo mejor viene de antes, hemos llegado a una situación en donde de la
recaudación llega el mínimo a las provincias y el resto —merced a todas estas herramientas
jurídicas sancionadas en determinados momentos de crisis— llega sólo a los amigos.
Argentina está padeciendo una crisis grave de federalismo y creo que las crisis empiezan por
la ausencia de un verdadero federalismo fiscal. Entonces, señor senador Calcagno, así sea el
4,5, el 3,2 o el 1 por ciento, para eso está el Parlamento y para eso hemos trabajado,
legislado, sancionado y debatido, ganando o perdiendo, durante todo el año. Por lo tanto, los
recursos que son generados a través de los distintos instrumentos a lo largo y a lo ancho del
país, si crecen, deberán ser distribuidos equitativamente y con un sistema federal a lo largo y
a lo ancho del país por medio de quienes la Constitución Nacional ha designado, ha
encargado y ha dado mandato a través del sistema democrático para cumplir ese rol.
Esto no significa poner palos en la rueda. Usted mencionó la frase “garantizar la
institucionalidad”. No significa atacar la institucionalidad, al contrario: frente a la crisis del
federalismo fiscal, más federalismo, más constitucionalidad, más trabajo del Parlamento, más
debate y más democracia. No podemos seguir entre gobiernos amigos —los que comparten la
posición del gobierno nacional— y gobiernos absolutamente discriminados, con un manejo
totalmente discrecional, como el que han mencionado aquí que ha ocurrido con el
presupuesto. Menciono el crecimiento que se previó el año pasado y que el propio Fondo
Monetario Internacional ha vaticinado para la República Argentina prácticamente el triple.
Respecto del enorme crecimiento en la recaudación fiscal, deseo señalar que no hay
ningún tipo de equidad en el manejo de los fondos fiscales, sólo hay dinero para el que es
amigo del gobierno y el resto, con una política fiscal fuerte, dura y bien administrada, nos
arreglamos con el 24 por ciento, cuando nos lo mandan; reitero, cuando nos lo mandan.
Consecuentemente, aunque sea chiquitito, éste es un paso más hacia la recuperación
del federalismo fiscal y de la democracia. Es un paso más, no es un obstáculo; por el
contrario, señor senador Calcagno, es un paso más a la institucionalidad y a la calidad
institucional de la República Argentina. Por eso, nosotros vamos a acompañar la sanción de
la Cámara de Diputados.
Sr. Presidente. — Tengo anotados a los siguientes oradores: los señores senadores Verna y
Cabanchik y las señoras senadoras Montero y Morandini.
Si efectivamente hay consenso, firmamos el dictamen del oficialismo.
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Tiene la palabra el señor senador Verna.
Sr. Verna. — Se está llevando a cabo la reunión de presidentes de bloque y como soy
presidente de bloque, me voy a ir a la reunión.
Quiero anticipar que mi dictamen no va a ir ni en el sentido de la oposición ni en el
sentido del oficialismo; voy a votar el dictamen insistiendo en lo que se votó en la Cámara de
Senadores en el año 2008, que era un proyecto venido desde el Poder Ejecutivo nacional.
— Se retiran varios señores senadores.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra la señora senadora Montero.
Sra. Montero. — Simplemente quiero decir que yo presenté este proyecto en la Cámara de
Diputados e insistí en la Cámara de Senadores. Si presenté este proyecto en la Cámara de
Diputados fue por la sencilla razón de que el Congreso de la Nación, que no es más que la
representación de las provincias y de la gente, tiene dos facultades en este proceso: por un
lado, aprobar lo que manda el Poder Ejecutivo, que es el respaldatorio de plan de gobierno,
como bien explicó el señor senador Morales, y por el otro lado controlar. Por supuesto, el
presupuesto tiene que ser previsible.
¿Por qué presenté estos proyectos acotando las facultades del jefe de Gabinete? Fue
justamente cuando se empezaron a adulterar las cifras del INDEC, cuando dejamos de tener
un presupuesto confiable. Esto se dio a partir de 2007. Como bien dijo el señor senador
Naidenoff, todos los supuestos fueron absolutamente poco previsibles a partir de que no se
consideraba ni la inflación ni los niveles de crecimiento que se iban a tener. O sea que todos
los supuestos macro estaban adulterados en el presupuesto y esto lo vaciaba de contenido por
completo. Por eso, es necesario que se vuelva a la redacción original del artículo 37, para
devolverle a este Congreso las facultades de poder tener, al menos, el control presupuestario,
ya que las facultades anteriores de aprobación sobre un presupuesto que adultera números se
ven totalmente vacías. Creo que, al menos, para devolverle el rol de control tenemos que
hacer pie en la redacción original del artículo 37, más allá de que cualquier excedente
presupuestario vuelva también al Congreso de la Nación para que éste decida la asignación
de los recursos.
No voy a agregar mucho más a lo que aquí se ha dicho respecto de los movimientos
de las partidas que se han hecho. Pero sí quiero recordar que este año, cuando vino el señor
ministro Boudou —creo que fue en el mes de febrero, cuando estábamos con las discusiones
del Fondo de Desendeudamiento, etcétera—, ya le anticipamos que él iba a tener 60 mil
millones más de recaudación. Por supuesto, él en ese momento nos lo negó y en este
momento sí lo ha reconocido por el aumento de crecimiento. Además, deseo señalar que hay
algo que no se reconoce: el aumento de la inflación.
Creo que lo que hacemos con este proyecto de ley es devolver al Congreso de la
Nación al menos sus facultades de control para ver qué se hace con el dinero que depositan
todos los argentinos en las arcas del Tesoro.
Sr. Presidente. – Antes de dar la palabra a la senadora Morandini, el senador Naidenoff,
quien preside –obviamente- la comisión, va a hacer uso de la palabra en respuesta a algunas
de las afirmaciones que se efectuaron.
Pero voy a hacer una aclaración que es importante. Nosotros luego de esta reunión
tenemos dos asuntos pendientes. Y digo esto por la importancia que implica el tema que
vamos a debatir, que es el de electores del Mercosur.
Pedí al doctor Alejandro Tullio, Director Nacional Electoral, que se hiciera presente a
los efectos de dar una breve introducción sobre lo que nosotros dimos como instrucción a los
distintos asesores para que trabajaran en la idea de un proyecto común, al cual, además, se
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adicionó uno de electores del Mercosur de la senadora Montero. Esto, no con la intención de
sacar dictamen en el día de la fecha, pero sí de tratar de llevarlo al recinto antes del cierre del
año ordinario de sesiones, por las cuestiones que todo el mundo conoce y que tienen que ver
con las cuestiones presupuestarias, la impresión de boletas y demás.
Esto implica que debemos redoblar los esfuerzos para que el Parlamento en los hechos
parezca lo que a veces en las palabras funciona magníficamente. Si no, indefectiblemente
vamos a estar abriendo la puerta para la imperiosa necesidad de un decreto de necesidad y
urgencia por falta de funcionalidad del Parlamento frente a un tema en el cual nos hemos
comprometido a trabajar.
Por eso les digo que es importante que los distintos colaboradores por lo menos estén
presentes a la hora que el doctor Tullio haga referencia a esta cuestión, para ver si en la
próxima semana nosotros abordamos los consensos que nos permitan emitir el dictamen.
Menciono esto, obviamente, como aclaración.
Sr. Calcagno y Maillmann. – Es una lástima que la senadora Montero se haya ido. Porque
precisamente las previsiones para la Argentino del Banco J. P. Morgan son muy parecidas a
las del presupuesto que hemos enviado. Eso significa que nos hicimos del J. P. Morgan por
arte de magia, o quizá tan lejos de la realidad no estemos, habida cuenta de lo que uno puede
opinar de estos organismos financieros internacionales.
Qué bueno es que estemos discutiendo con tanta pasión qué vamos a hacer con los
excedentes. ¿Ustedes se acuerdan de cuando en la Argentina lo que se discutía era que el
único excedente que había era la penuria? Me parece que ese es un dato interesante de la
realidad.
Sigo planteando la interrogante de saber si el Fondo nos gira derechos especiales de
giro, qué tratamiento les daría el Congreso, por ejemplo. Pero no quiero estar más sobre el
tiempo de la senadora Morandini.
Sra. Morandini. – No voy a hablar de números. Me parece que nos debemos un debate en
serio sobre el sistema de gobierno, porque si tenemos confusión y no compartimos el
concepto democrático, después se hace difícil cualquier diálogo.
Simplemente, una reflexión. En estos días que hemos visto tanto la imagen del ex
presidente Kirchner, me quedé con sus palabras. En su primer discurso dijo: quiero una
Argentina unida, normal y seria.
¿Qué significa una Argentina normal en un país que en 2001 nos dejó que en nombre
de la emergencia siempre buscamos atajos institucionales? A punto tal que hemos
institucionalizado la emergencia.
En este caso, de lo único que se trata es de que finalmente empecemos a construir
normalidad. ¿Y cuál es la normalidad si no es que este Congreso recupere las facultades que
en nombre de la crisis fue cediendo, como si entregáramos un lazo y después gritáramos: nos
ahorcaron?
Sr. Presidente. – Quiero hacerle una recomendación, senadora, si me lo permite. No se
quede con la Argentina del discurso y de los dichos; quédese en la de los hechos.
Cuando el ex presidente Néstor Kirchner llegó a la Argentina, su provincia era una
cosa totalmente distinta de lo que dejó.
Lo que dijo el senador presidente de la Comisión de Presupuesto recién no es un dato
menor. La Argentina de los dichos que coinciden con los hechos y los compromisos de la
agenda pública hacen que haya aflorado un país distinto, que se ha construido desde las bases
de un modelo absolutamente puesto a consideración de la gente y la mejora de las
administraciones públicas provinciales, de lo cual usted concretamente puede dar fe. Después
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discutamos las formas, pero ellas no nos pueden hacer perder de vista el fondo.
Desde el 2003 hasta la fecha hemos creado entre todos una Argentina totalmente
distinta a la construida en los últimos cincuenta años por una clase política dirigente timorata,
claudicante y muy buena en los discursos pero muy mala en los hechos. Esto también
pongámoslo sobre el escritorio, porque si no, pareciera ser que efectivamente los dichos de
quien en definitiva fue el que inició este proceso de reconstrucción no se compadecen con los
hechos; y en realidad los hechos son mucho más fuertes que los dichos. Por eso, además, en
la calle se da esta situación de angustia que se ve.
Es importante poner las dos cosas en su lugar. Si no, parece que una está divorciada
de la otra y me parece que no es así.
Sra. Morandini. – No separo lo que digo de lo que hago. Y cuando me refiero, como
reflexión, a lo que decía el ex presidente Kirchner, lo hago muy lejos usarlo como
contraposición a lo que hizo. Al contario, era tan importante lo que decía en aquella
Argentina que salía de la crisis que todos nos identificamos en esa urgencia de un país que
tenía que construir normalidad.
Y si mencionan el caso personal, porque no hablo de números, es debido a que me
parece que es importante que en algún momento los valores tengan casi la equivalencia o
superen lo que es el hacer concreto.
Solo quería decirle eso. No hay ninguna…
Sr. Presidente. – Está bien.
Tiene la palabra la senadora Parrilli, última oradora. Después procederemos a la
firma.
Sra. Parrilli. – Lamento que generalmente nos tragamos todos los discursos de la oposición
pero cuando nos toca hablar nos quedamos solos.
No lo digo por usted, senadora, que casi siempre está, sino por otros senadores.
Recién decían que no buscaban un gobierno parlamentario. La verdad es que lo
disimulan muy bien; a los hechos me remito. Con pensar solamente lo que pasamos en
diciembre con respecto a las reservas del país y lo que fue la designación de Mercedes Marcó
del Pont, vemos lo que era el avasallamiento de un poder sobre otro.
Y se escuchan frases que me resultan muy irritantes.
El senador Morales dice que la cantidad no es importante, sino la calidad. Estamos
hablando del presupuesto. La pucha que no importa la cantidad. Estamos hablando de los
excedentes. Cuando llegamos en el 2003 no había realmente fondos.
Se escucha preguntar qué hacemos con la plata de la gente. Desde 2003 estamos
demostrando qué hacemos con la plata de todos nosotros, no de la gente. ¿Quién es la gente
sino todos nosotros?
Así que esa irresponsabilidad a veces para usar las palabras no me ponen de muy buen
humor.
Y apelar al Fondo Monetario Internacional cuando nos dejó en la bancarrota y
destruyó a la familia y al trabajo, tampoco me parece serio.
Hablar de un presupuesto no confiable… Estamos demostrando desde 2003 que
nuestros presupuestos son confiables y por eso hemos crecido.
Y claro que existe el federalismo. Nunca las provincias recibieron tanta obra pública
como a partir de 2003. Y lo digo desde una que no ha adherido al gobierno nacional. Ahora
se muestra avalando muchas de sus políticas pero del 2003 al 2007 fue una clara opositora. Y
sin embargo muchísimas obras se hicieron igualmente.
¿Qué vamos a hacer con los excedentes? Beneficiar al país. Vamos a seguir
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construyendo lo que dijo el ex presidente Kirchner. Queremos un país unido, normal y serio.
Claro que es serio, lo hemos demostrado. Y que está unido también. Lo demostró la gente en
la calle este 27 de octubre y lo está haciendo día a día.
Lamento profundamente que estos sectores de la oposición vengan a tener estas
reuniones con una posición totalmente fijada donde el diálogo aquí no se permite. Y se usan
frases que son bastante lamentables. Disculpen si he sido un poco fuerte, pero la verdad es
que no ocurre a diario. En las reuniones, tenemos que escuchar a todo el mundo y cuando nos
toca hablar a nosotros, nos quedamos solos.
Sr. Fernández. — Tiene la palabra el senador Mayans.
Sr. Mayans. — ¿Cómo se calcula una ley de presupuesto? El año pasado cuando estábamos
trabajando en el tema del cálculo siempre la oposición decía que venía un cataclismo en julio
y que iba a haber un nivel de desastre tal, que nunca ocurrió. Toda la previsión que hizo la
oposición en materia económica hasta ahora no se cumplió. Y todas las cosas que se dicen,
como la coparticipación de las provincias, me gustaría que lo demostremos con números,
porque hoy las provincias reciben diez veces más de lo que recibían en 2001.
El otro problema central que teníamos las provincias era la deuda. En el Artículo 74
de la Ley de Presupuesto del año pasado se estableció una alternativa para poder refinanciar
las deudas de todas las provincias. Una de las causales de la crisis fue que en el gobierno
anterior se abandonó a las provincias a su suerte, se declaró el déficit cero, y prácticamente
perdieron el noventa por ciento de la coparticipación. Por eso, había provincias que emitieron
bonos, como Buenos Aires que representa el cuarenta por ciento del PBI nacional, o sea, lo
que nosotros vivimos fue un verdadero desastre.
Este país es sorprendente, porque se pudo recuperar en cuatro años con una buena
administración y tuvo índices de crecimiento inéditos. Por supuesto, en la cuestión
presupuestaria, el Poder Ejecutivo necesita un margen de maniobra que no está contemplado
por las cuestiones, por ejemplo, de los aumentos salariales que, a partir de este gobierno,
tenemos paritarias y algunas situaciones que son imprevisibles. El gobierno nacional lo tiene
y habla de un cinco por ciento. Este gobierno nunca modificó el presupuesto más allá del
cinco por ciento. Después acá se habla como si no existieran leyes, que va una persona y
retira la plata del banco, y hace con la plata lo que quiere, al contrario, para eso están las
leyes que garantizan cómo se utilizan las partidas presupuestarias y los fondos. Entonces,
como se habla tan livianamente, habría que tener un poquito de memoria de cómo quedaron
las provincias liberadas a su suerte en manos de la usura de los bancos.
En la provincia de Formosa, teníamos tasas del treinta y seis por ciento en dólares.
Por eso, las provincias quedaron prácticamente destruidas. Este gobierno rescató los bonos,
las deudas de las provincias y se puso como garantía de las deudas de las provincias. Fíjense
todo el camino que hemos recorrido a partir de este bicentenario, y que por el Artículo 74 de
la Ley de Presupuesto anterior todas las provincias recuperan casi el ciento por ciento de su
coparticipación, lo cual es tremendamente importante.
Lástima que no está la senadora Negre de Alonso que dice que le mandan la
coparticipación cuando quieren, porque eso es gravísimo, ya que habría un incumplimiento
de funcionario público, una persona que está desconociendo la ley o que está alterando el
programa de envíos de fondos que se hacen a través del Banco de la Nación Argentina. Es
imposible que eso pase. No pueden salir a decir ese tipo de estupideces al pueblo argentino
como si fuese que el Poder Ejecutivo tiene la plata encajonada y le va mandando de acuerdo
con su parecer. No funciona así el sistema, sino en forma automática.
La coparticipación es en forma automática, pero, por supuesto, que hay cosas que
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había que corregir. Había provincias, por ejemplo, como el caso de San Luis, que fue
altamente promocionada durante toda la vida de la democracia. Mi provincia no tuvo esa
suerte. Por eso, el otro día hablé de la reparación que hace el ex Presidente Kirchner con el
tema de la reparación histórica, sobre todo en materia de inversiones de infraestructura en
provincias postergadas como el caso del Norte o del sistema patagónico, porque acá había
tres países: el norte, el sur y el opulento país del centro con gravísimos problemas también.
Por ejemplo, el otro día hablábamos sobre el tema previsional. Cuando yo revisé los
ingresos, como el de la provincia de Córdoba, les mandaron 4.500 millones de pesos para que
pueda solucionar el problema de su caja de jubilaciones que, seguramente, tiene unos
desajustes terribles para que tenga ese nivel de déficit.
Perón decía que la conducción se mide por los resultados. Y el resultado es que
hemos tenido un país que, desde 2003 hasta la fecha, no tiene déficit, que es un país que ha
recuperado las reservas, que estaban diezmadas, porque en el gobierno anterior las habían
pulverizado. Debería haber gente presa por lo que hicieron, o sea, malgastaron 20 mil
millones de dólares, además de dejar el país en bancarrota. Recibieron un país de 300 mil
millones de dólares y quedó en cien mil millones. Hoy tenemos 360 mil, una plena
recuperación. Por supuesto, es el esfuerzo de todos los argentinos, pero no se puede hablar de
una administración que ha tenido resultados que son contundentes y que ha logrado
3.500.000 de puestos de trabajo, que hayan logrado 2.500.000 de jubilados, que ha
presionado el tema de las pensiones. Eso era una ley que no se cumplía. Se han mencionado
un millón de argentinos en reconocimiento pleno a un derecho que tiene por discapacidad o
por más de siete hijos, además de la asignación universal. Todo esto ha hecho este gobierno.
Entonces, el pueblo argentino tiene ese respaldo por saber que no malgasta la plata. Y
nosotros sabemos que el Poder Ejecutivo necesita un margen de maniobra como tienen la
mayoría de las provincias, como tiene el gobierno de la ciudad, y como seguramente van a
reclamar, porque es lógico que tengan un cierto margen de maniobra ante algunas
contingencias para que puedan llevar adelante la administración, ya que a veces los tiempos
del Parlamento son distintos a los de gestiones económicas que necesitan un tratamiento ya.
Fíjense lo que pasó con el tema de la deuda que nos pasamos siete meses discutiendo.
Se llegó a discutir si la Presidenta tenía atribuciones para sacar al presidente del Banco
Central como si fuese una institución o un poder del Estado, es una cosa inexplicable. Lo
mismo hicieron con el tema de la deuda. Si nosotros pagábamos la deuda, que no tomó este
gobierno —que es una deuda que en cierta forma la oligarquía argentina le puso sobre la paya
al pueblo, y que es el pueblo argentino el que está pagando—, cuando se decidió rescatar a la
Argentina, se dijo que si se cumplía con esos pasos, iba a venir un cataclismo económico del
cual la Argentina no iba a poder salir.
En definitiva, hoy tenemos más reservas y la economía está más sólida. Hay un
crecimiento que es muy fuerte de la economía y problemas con los precios porque también
hay exceso en el tema de la remarcación de precios, como el caso de las automotrices que
están poniendo el tres por ciento en dólares de los productos, lo cual indica que tenemos que
sentarnos a discutir el esquema de precio y salario, y el de las ganancias, ya que el año
pasado por ganancias los sectores empresarios rindieron el setenta por ciento más. Son
cuestiones profundas que hacen a la distribución de la riqueza de nuestro país, que se tiene
que seguir recuperando. Ya hemos recuperado gran parte del terreno, pero aún hace falta
seguir trabajando. Y es la ratificación que hizo la Presidenta de la Nación cuando hace poco
dijo que nosotros mantenemos el rumbo porque sabemos a dónde vamos, a dónde queremos
llegar, que es una Argentina plena de justicia social.
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Sr. Fernández. — Tiene la palabra el senador Petcoff Naidenoff.
Sr. Petcoff Naidenoff. — Para encauzar el temario en función de lo que estábamos tratando
y discutiendo, que fue la ley de reforma de los superpoderes, quería dejar expresa constancia
que muchos señores senadores se retiraron, porque coincide con el horario de plan de labor,
ya que algunos fueron aludidos y, en realidad, les hubiera gustado estar presentes, pero tienen
que cumplir con el plan de labor parlamentaria.
Por otra parte, también este horario coincide con otras reuniones, y quería dejar
sentada nuestra posición que, en relación a otros parlamentarios del Mercosur, van a
acompañar algunos señores asesores para cotejar el borrador del dictamen que ha elaborado
la Comisión, y, oportunamente, la decisión final la vamos a tomar en el bloque acercando
algunas posiciones concretas.
Sr. Presidente. — Tiene la palabra el senador Verani.
Sr. Verani. — Hay cosas que las he vivido del otro lado del mostrador, porque me tocó ser
ocho años gobernador, desde 1995 hasta 2003; cuatro años vicegobernador, y, además, ser
intendente de mi ciudad, es decir, en el 1983 heredamos 70 años sin que en el país un
presidente civil le pasara la banda presidencial a otro. Así que hablar de lo anterior sería
demasiado antiguo. Lo que yo digo es que son años totalmente diferentes a los que aludimos.
En 2002, se nacionaliza la deuda, a las empresas privadas le hacen el 1 a 1, y a las
provincias nos hacen el 1,40. Ya no más cuarenta por ciento más, y provincia de un pasivo de
mil millones pasó a tener mil seiscientos casi, porque era además con el CER más los
intereses, y a partir de allí pagamos hasta hoy mil millones de pesos de intereses, pero hubo
que capitalizar mil más, y veníamos con el plan de asistencia financiera.
Yo no digo que no tenga un principio de solución, pero no hay reconocimiento. No es
cierto que las provincias hayan porcentualmente recibido más que nunca. Aun agregándole al
presupuesto del 24 por ciento las obras públicas que se han hecho en las provincias, no pasan
del treinta por ciento de lo que hemos recibido desde 2003 en adelante. Esto quiere decir que
si nosotros cumpliésemos con el mínimo establecido en el Artículo 7 de la Ley 23548 es un
cuatro punto hoy si usted le aplica la misma tónica de actualización más intereses, estese
seguro que las provincias no tendrían deudas. Los famosos noventa mil millones de pesos
irían desapareciendo.
Entonces, ni siquiera tengo por qué hablar mal del gobierno o tratar de defender una
cosa o la otra. Yo reflexiono sobre los hechos que viví, y no me van a convencer ni siquiera
aquellos con los que comparto las bancas ni los que considero del oficialismo, con quienes he
compartido muchas cosas y he disentido en otras. A mí lo que me convence es la realidad, y
lo que me convenció es la administración que hubo que hacer.
No nos digan a nosotros que en el 95 no nos obligaron a hacer ajustes feroces, que no
nos obligaron a transferir los bancos, que prácticamente nos indujeron a transferir las cajas
provinciales aun aquellas que no estaban tan endeudadas. Y nos pasó. ¿Quién tuvo la culpa?
El gran bonete. A mí no me interesa buscar al culpable, sino el resultado, la historia que
heredé, el futuro que voy a hacer y el presente cómo lo voy a vivir. Esto es lo que me importa
en la vida. Eso es lo que me enseñó. Por eso, he perdido toda capacidad de bronca y de rencor
hacia a nadie en la actividad política. Lo que sí he adquirido es la necesidad de reflexionar
con verdad y no con bronca. No tiene sentido.
Yo he pasado por todas las presidencias últimas, menos la de Alfonsín, en la que era
vicegobernador. Cuando era gobernador, todas las presidencias me las comí, menos la que de
alguna manera debido a una mejoría de la economía mundial, que tuvo su reflejo en el país.
Ojalá hubiese sido gobernador en esa época. No pude serlo, pero sí también quiero llamar a la
09/11/2010
Reunión plenaria de comisiones
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reflexión. Una cosa son los números y otra son los porcentajes. No nos confundamos, porque
si no corremos el riesgo de decir lo que no es cierto.
Sr. Fernández. –– Después de esta reflexión, vamos a circularizar el proyecto para la firma a
fin de dar lugar a la reunión plenaria de las Comisiones de Asuntos Constitucionales y
Relaciones Exteriores y Culto
–– Son las 19.22
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