NUEVA INSTITUCIONALIDAD AMBIENTAL: DESAFÍOS PARA LA GESTIÓN MUNICIPAL Chile vive cambios institucionales de enorme envergadura en materia ambiental. La publicación en Enero de 2010 de la Ley Nº 20.417 introdujo modificaciones fundamentales a la orgánica ambiental del país, creando instituciones y estableciendo competencias que nos presentan un escenario nuevo en la relación entre las personas, los actores económicos y el Estado en materia ambiental. La nueva institucionalidad ambiental considera en primer lugar la creación del Ministerio del Medio Ambiente, cuya función será el diseñar y aplicar políticas, planes y programas en materia ambiental, así como la protección y conservación de la diversidad biológica y de los recursos renovables e hídricos. Un Consejo de Ministros para la Sustentabilidad asume funciones como órgano de deliberación de la política pública. La Comisión Nacional del Medio Ambiente es sustituida por el recientemente creado Servicio de Evaluación Ambiental, órgano técnico a cargo de la administración del Sistema de Impacto Ambiental. Se crea una Superintendencia del Medio Ambiente como órgano de fiscalización y sanción. Junto a éstas instituciones, se encuentra en tramitación en el Congreso Nacional el proyecto de ley que crea los Tribunales Ambientales y cuya aprobación es condición para que la Superintendencia comience a ejercer sus facultades de fiscalización y sanción. Para poder cumplir con sus funciones, cada una de estas nuevas instituciones establecerá relaciones con los municipios y demandará acciones por parte de éstos que se traducirán en desafíos de gestión que es necesario anticipar. A continuación se definen algunos de estos desafíos, identificándolos respecto de cada una de las nuevas instituciones ambientales 1 En primer término, la ley considera a los municipios como aliados estratégicos del Ministerio del Medio Ambiente en materia de educación, difusión y participación ciudadana. En efecto, la ley establece que las municipalidades recibirán del ministerio apoyo en la preparación y desarrollo de programas de educación y difusión ambiental orientados a la creación de una conciencia de protección ambiental y a la promoción de la participación ciudadana. Para facilitar esta tarea se señala que ministerio y municipios podrán celebrar convenios de colaboración orientados a este fin. Adicionalmente, la ley entiende que los municipios serán esenciales para que el Ministerio cumpla su obligación de elaborar, cada cuatro años, informes sobre el estado del medio ambiente a nivel local. Con esa lógica se señala que el Ministerio podrá solicitar a las municipalidades que le proporcionen información útil para realizar el diagnóstico de la situación ambiental local y determinar impactos y medidas de mitigación ambiental. En la nueva institucionalidad sectorial los municipios están llamados a cumplir un rol en el sistema de evaluación ambiental. En efecto, En efecto, el Servicio de Evaluación Ambiental (SEA) deberá solicitar a los municipios informes respecto de los proyectos sometidos al sistema y que se ubiquen en el territorio de cada uno de estos. En particular, y sin perjuicio de los permisos o pronunciamientos sectoriales, el SEA deberá requerir siempre el informe del municipio respectivo para determinar si el proyecto se ajusta a los planes de desarrollo comunal y evaluar la compatibilidad territorial del mismo. Siempre en materia de evaluación de impactos ambientales, los municipios son llamados a actuar como un importante canal de publicidad e información para la participación ciudadana. La ley impone al SEA la obligación de remitir a las 2 municipalidades información que identifique los proyectos sometidos a su consideración y cuya ejecución se vaya a producir en el territorio comunal respectivo. En el caso de los Estudios de Evaluación Ambiental, la obligación se refiere a remitir una copia extracto de los proyectos. En el caso de las Declaraciones de Impacto Ambiental, el SEA deberá remitir al municipio un listado que enumere estos proyectos. En ambos casos, el sentido de esta obligación es dar acceso a la información relevante por parte de la comunidad que se verá afectada directamente por un proyecto, de modo que ésta pueda ejercer los derechos que la ley entrega durante el proceso. La ley establece además una restricción a la operación de las Direcciones de Obras Municipales en materia de construcciones. Hasta ahora, las direcciones podían otorgar recepción definitiva sin perjuicio del estado de avance de la evaluación ambiental del proyecto en cuestión. A partir de la dictación de la Ley Nº 20.417, las Direcciones de Obras Municipales no podrán otorgar la recepción definitiva si, previamente, los proyectos obligados a ingresar al SEIA no acreditan haber obtenido una resolución de calificación ambiental favorable. En tercer lugar, en su relación con la Superintendencia del Medio Ambiente (SMA), las municipalidades deberán recibir las denuncias que formulen los ciudadanos por incumplimiento de normas ambientales, las que deberán poner en conocimiento de la SMA para que ésta les de curso. Esta obligación de actuar como ventanilla para la recepción de denuncias se ve reforzada por la facultad que la ley otorga a las municipalidades de requerir a la superintendencia para que ella les informe sobre el trámite dado a las denuncias, permitiendo con ello el debido seguimiento de estas y convirtiendo al municipio en una suerte de supervisor de la expedición del proceso. 3 Sin perjuicio de encontrarse aún el proyecto de ley en estado de tramitación, todo indica que en su relación con los futuros Tribunales Ambientales los municipios mantendrán una una importante facultad: Junto a las personas naturales o jurídicas, públicas o privadas, que hayan sufrido el daño y al Estado, por intermedio del Consejo de Defensa del Estado, los municipios son titulares de la acción ambiental para obtener la reparación del medio ambiente dañado. Finalmente, mención especial merece el hecho de que la ley crea un nuevo instrumento de gestión ambiental, la denominada “Evaluación Ambiental Estratégica”. Se trata, según el legislador, de un proceso destinado a incorporar las consideraciones ambientales del desarrollo sustentable a la formulación de políticas y planes de carácter normativo. En este caso, los municipios debieran esperar ser consultados cuando el Presidente de la República, a proposición del Consejo de Ministros, decida someter a este proceso una política o plan de carácter normativo general, así como sus modificaciones sustanciales, cuando ellas estén vinculadas al ámbito de interés o competencia de los municipios. En particular, los municipios siempre deberán participar de la Evaluación Ambiental Estratégica en el caso de los planes reguladores intercomunales, los planes reguladores comunales, los planes seccionales y en general cualquier instrumento de ordenamiento territorial en el cual tengan competencia. Cada una de estas tareas supone un nuevo desafío para la siempre exigida gestión municipal. La ley no contempla fondos adicionales para cumplir con estas tareas, por lo que la asociatividad entre municipalidades, así como entre éstas e instituciones afines, resultará clave para el desarrollo de buenas prácticas y modelos exitosos de gestión que permitan el desarrollo de comunas sustentables ambiental, económica y socialmente, motivo de orgullo para sus habitantes. 4