EL PROTAGONISMO DEL EMPRESARIO La palabra empresario tiene un significado estratégico peculiar cuando se trata de definir el espíritu de una época como la nuestra. Podría haber cierta coincidencia en definir al empresario como aquella persona que arriesga su dinero, su tiempo y su esfuerzo para construir y poner en marcha una unidad de producción de bienes o servicios que responda a las necesidades de la sociedad y que, como contrapartida, le permita obtener ganancias. Pero agregaríamos a la definición algún aspecto: la exigencia de que la acción empresaria responda a un espíritu innovador y exhiba una palmaria voluntad de contribuir al progreso y al desarrollo general de la comunidad. Yendo a nuestro rubro específico, vaya si los promotores privados cuando invierten en un emprendimiento inmobiliario contribuyen decididamente a los aspectos mencionados. Pero además con un riesgo superlativo porque un emprendimiento de esas características, es un proceso de tres años a un lustro (construcción de un edificio) y en el decurso de ese tiempo los avatares de la economía (por ejemplo) pueden ser determinantes. La alternativa que antes se planteaba respecto a si corresponde o no exigirles a los sectores empresariales del ámbito privado que asuman una responsabilidad activa en el esfuerzo por servir a los requerimientos del bien común , ya no es pertinente. APPCU trabaja en la responsabilidad social empresaria desarrollando tareas que no precisamente están en consonancia con lo que es el sector, pero asumiendo nuestras obligaciones (que no todos son derechos…), actuamos. Hoy quienes conducen compañías o empresas del porte que sea, no deben pensar solamente en sus intereses inmediatos. Por supuesto que también es valor entendido que, cuando una empresa privada llena suficientemente sus propios cometidos particulares, está prestando ya, un claro servicio a la sociedad entera. El promotor que termina una vivienda, está aportando un bien a la comunidad de interés social, contribuye a dignificar el statu quo, aportó fuentes de trabajo durante la obra, dinamizó la economía y posteriormente con el edificio terminado, más oficios se relacionarán con el condominio. Positivo por donde se lo vea. Asimismo un empresario que solo se preocupase por evaluar la cuantía de sus ganancias, difícilmente podría subsistir al frente de sus negocios en la compleja realidad de estos tiempos, signados por la interrelación económica, cultural, social, que condiciona la producción o comercialización de bienes y servicios. Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial, manifiesta que los directivos de una empresa deben servir a todas las partes interesadas relacionadas con dicha empresa. Obviamente esta idea responde a que no solo se es representante de accionistas, sino que se actúa como una suerte de agente fiduciario (se inspira confianza) de todas las partes interesadas en el funcionamiento de una empresa. Las empresas asociadas a APPCU son soporte de esa confianza, que se extiende a los proveedores, a los usuarios, a todos los agentes que se vinculan con el metier. De cara al futuro, se necesita una filosofía de la gestión empresarial basada en valores profesionales y no (solo) en la maximización del beneficio. Es decir, además de preparación para la tarea empresarial, hay que tener aptitud moral para esforzarse al máximo, independientemente de remuneraciones o incentivos adicionales. Además de lo expuesto, compete resaltar un aspecto ético insoslayable: la necesidad de contar con empresarios concientes del valor de su independencia frente a las presiones políticas mezquinas. Eso sería una garantía de transparencia y seguridad institucional, en definitiva un gran aporte para la sociedad. Aníbal Durán Hontou