VIOLENCIA DE PAREJA HACIA LAS MUJERES ADOLESCENTEs Y

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ARTICULO PRENSA ESCRITA: VIOLENCIA DE PAREJA HACIA LAS MUJERES ADOLESCENTES Y
JOVENES Y SUS IMPLICACIONES EN LA SALUD
Amelia Fernández-Peinado Lozano, Técnico de Salud Pública del Servicio Territorial de Salud
Pública nº 8 de la Consejería de Sanidad.
La violencia contra las mujeres es reconocida por la
Organización Mundial de la Salud (OMS) como un
importante problema de salud pública con graves
consecuencias en la salud de las mujeres que la
sufren. El problema afecta a todos los sectores de la
sociedad, incluida la población juvenil y adolescente.
Según un estudio publicado por la Universidad
Complutense de Madrid y el Ministerio de Igualdad en
el año 2010, casi un 5% de las adolescentes ya ha sido
víctima de algún tipo de violencia física o psicológica
por parte del sexo opuesto, y una de cada cinco
podría ser maltratada en el futuro. Además en el
último año se han duplicado el número de procesos
judiciales por violencia de género en adolescentes.
Según una reciente encuesta realizada en la
Comunidad de Madrid en el año 2009 en mujeres de
18 a 70 años, los mayores porcentajes de mujeres que
sufren algún tipo de violencia por parte de sus parejas
se encontraban entre las menores de 25 años.
En los últimos años se han producido avances en el campo de la igualdad entre mujeres y
hombres especialmente entre los más jóvenes, que pueden darnos la falsa creencia de que
estamos en una sociedad totalmente igualitaria. Sin embargo se siguen reproduciendo
modelos donde lo masculino queda por encima de lo femenino y en la que predomina y se
justifica la resolución de conflictos de manera agresiva. Esto hace que ya desde la infancia se
manifieste la desigualdad entre chicos y chicas. Además el cine, las series de televisión, y la
literatura infantil y juvenil con frecuencia mantienen estereotipos o creencias sobre cómo
deben de ser las relaciones entre los sexos, basándose en esquemas tradicionales aunque a
veces sutiles, donde el hombre es fuerte y protector y la mujer delicada y necesitada de
protección.
Los y las adolescentes y jóvenes a pesar de tener información sobre el problema, identifican
la violencia de pareja con la violencia física más extrema, y como un problema de los
“adultos”, y no se sienten identificados como posibles víctimas o agresores. Suelen carecer de
una visión crítica para entender que abusos, desprecios, agresiones, celos, chantajes, ofensas
o desconfianzas que consideran “normales”
en sus relaciones afectivas, son ya
manifestaciones de violencia psicológica y pueden desembocar en situaciones de mayor
gravedad con el tiempo.
Además algunas formas de violencia, como es el caso de la violencia sexual, pueden pasar
totalmente desapercibidas. Los datos disponibles por la Organización Mundial de la Salud
indican que una de cada cuatro mujeres, puede ser víctima de violencia sexual por parte de su
pareja y que hasta la tercera parte de las adolescentes, expresa que su primera experiencia
sexual fue forzada. Los especialistas cuentan que las chicas no siempre reconocen que han sido
víctimas de una agresión sexual, la inexperiencia, el consumo de alcohol, o el sentimiento de
culpa puede hacer que las chicas no hablen abiertamente de este tema.
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Por último, las nuevas tecnologías y las redes sociales, son utilizadas por los adolescentes y
jóvenes en sus relaciones sociales y afectivas por las múltiples posibilidades que les ofrecen
(inmediatez, contacto continuo, fotos). En ocasiones estas tecnologías pueden ser utilizadas
como una forma de control y de ejercer la violencia.
En las adolescentes y en las mujeres más jóvenes los efectos de la violencia sobre la salud son
importantes. Una relación de maltrato tiene consecuencias sobre la salud psíquica, física y
sexual y una gran interferencia en un desarrollo personal equilibrado. Además entre las chicas
que sufren violencia se observa con más frecuencia abuso de sustancias (tabaco, drogas
ilegales, consumo de alcohol de alto riesgo), riesgo de embarazos no deseados y/o
enfermedades de transmisión sexual, conductas inadecuadas de control de peso, depresión o
Intentos de suicidio
Es muy importante que los adultos del entorno de la chica (padres, profesores...) estén
atentos ante señales que pueden indicar que una joven o adolescente puede estar en riesgo
de sufrir algún tipo de violencia (psicológica o física). El aislamiento y abandono de
amistades habituales, la aceptación de desprecios, humillaciones, celos o control por parte
del chico con el que sale o la exigencia de atención continua, exclusividad y dedicación a
tiempo completo con respecto a su relación sentimental, pueden ser indicadores de que
la joven esté sufriendo algún tipo de violencia .
Para prevenir la violencia entre los más jóvenes, la educación de nuestros hijos e hijas tanto
en las familias, como en las escuelas debe estar basada en la igualdad y el respeto hacia las
mujeres ya desde la infancia y no reproducir modelos machistas de relación. Es fundamental
no promover a través de las conductas familiares y/o de los juegos, modelos que refuercen
el valor de la fuerza física en los niños y la debilidad en las chicas o de formas de resolución de
los conflictos basados en la desigualdad.
Es importante estar alerta a las formas de relación que se establecen entre niños y niñas,
chicas y chicos adolescentes e intervenir en cuanto se detecten las primeras agresiones de
género de los niños hacia las chicas (descalificación, desprecio, humillaciones, etc.) no
tolerando que éstas se conviertan en la dinámica de relación y no permitir en ningún caso la
agresión, ni verbal ni física. Es preciso favorecer la comunicación y la reflexión en la familia y
en la escuela para que se hagan conscientes de estas actitudes desde la infancia y, así poder
cambiarlas.
Por ultimo recordar que la Comunidad de Madrid existe una línea de ayuda on line para
adolescentes que da apoyo y orientación a aquellas chicas que, en sus relaciones de pareja,
viven situaciones que les llevan a sospechar que se encuentran en un caso de maltrato.
(Correo electrónico: vgjovenes@madrid.org; Línea telefónica: 116111) o a través de el Servicio
de Atención Telefónica: 012 Mujer
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