Izquierda, chavismo y fascismo Aníbal Romero (2004) Todos los regímenes autoritarios se parecen de un modo u otro, pero no todos son fascistas. En nuestro medio, el término "fascista" está siendo utilizado con ligereza e inmanejable amplitud, sin precisión teórica ni claridad política. Por un lado, Chávez acusa a sus opositores de "fascistas", mas de otro lado algunos intelectuales de la izquierda democrática califican también al régimen chavista de "fascista", y pareciera que en esta oscura noche venezolana todos los gatos son pardos(fascistas). Es obvio que alguien debe estar equivocado, posiblemente ambos. Para la izquierda democrática venezolana Chávez ha sido un verdadero desastre. Le ha quitado el oxígeno y la ha marginalizado. El chavismo ha ocupado el espacio político e ideológico de la izquierda, sin sus avances democráticos post-comunistas. En otras palabras, el esfuerzo realizado por un sector de la izquierda, la que en los años setenta fundó al MAS luego de asimilar las lecciones del descalabro soviético, el colapso intelectual del marxismo, y el fracaso del despotismo cubano, se ha visto superado por el radicalismo guevarista de la izquierda no-democrática, sobreviviente de la lucha guerrillera, dogmática e irreductible. En estas circunstancias, resulta comprensible que lo que resta de la izquierda democrática venezolana, y en particular sus intelectuales, se empeñen en caracterizar al chavismo como "fascista", pues esta es una manera de separarle de la izquierda como tal, y de ubicarle en otro esquema políticoideológico. No obstante, el régimen chavista no es fascista, aunque tenga rasgos que se asemejan al llamado fascismo "auténtico" mussoliniano. El uso inflacionario del término fascismo para descalificar al adversario político es una vieja táctica de la izquierda, y desde esta perspectiva Pinochet, Perón, Duvalier, Blair y Bush son también "fascistas". Semejante confusión conceptual se explica, como ya dije, por el uso superficial de un término con fines puramente polémicos. Cuando afirmo que el régimen chavista no es fascista no intento minimizar sus rasgos autoritarios. Es más, estoy convencido de que la dinámica intrínseca del régimen le llevará eventualmente a convertirse en una dictadura sin disfraces, pero no será "fascista". El régimen chavista es, hoy, un populismo militarista de izquierda, en vías de transformarse en una dictadura de izquierda radical y militarizada. Pero lo crucial es tener claro esto: el chavismo no es fascista porque el chavismo es de izquierda. Por lo demás, el fascista Ceresole rompió con Chávez, porque Chávez se identifica con Fidel Castro y la Revolución Cubana. En lo ideológico, insisto, el chavismo es un régimen de izquierda radical, guevarista y antidemocrático. Pienso que esta es una caracterización certera desde el punto de vista teórico. El chavismo responde a las más profundas raíces de la cultura de izquierda latinoamericana, una vez que se le deslastra de los elementos democráticos y liberales que adquirió en algunas partes — entre ellas Venezuela— después de la ruina de la URSS y la catástrofe conceptual marxista. Ubicar con nitidez al chavismo como una manifestación político-ideológica de izquierda es esencial, si queremos que de esta experiencia surja algún día un aprendizaje político creativo en la sociedad venezolana. En efecto, si admitimos la caracterización de "fascista" que algunos intelectuales quieren endosarle al chavismo, una vez que el régimen llegue a su fin tendremos entonces a los izquierdistas de siempre volviendo a las andadas, argumentando que lo que acá ocurrió estos años nada tenía que ver con la izquierda, y empujando al país nuevamente por la misma senda de fracasos, aunque sin el radicalismo guevarista y los impulsos autoritarios de Chávez. En un medio como el venezolano la cultura de izquierda en sus diversas variantes es predominante, y una de las pocas cosas buenas que podrían surgir de la experiencia chavista es que ese izquierdismo que millones parecieran llevar en la sangre, sufriese un severo resquebrajamiento, abriendo las puertas a una cultura política de centro-derecha, única fórmula capaz de sacar al país de su atraso económico y social. La izquierda democrática organizada y sus intelectuales han sido dejados de lado por el chavismo, pero continúan enviando un mensaje equívoco: Chávez, nos dicen, no es de izquierda, sino fascista, por lo tanto, la "verdadera" izquierda, la que realmente hará lo que requiere Venezuela, todavía no ha tenido su turno. Con este mensaje, la izquierda no-chavista se protege ahora para proseguir después con el mismo rumbo fundamental, estatista, antinorteamericano asistencialista y anti-capitalista de costumbre, el mensaje que ha traído a Venezuela donde ahora se encuentra, y que Chávez enarbola como receta infalible del más profundo retroceso en la historia moderna del país.