PLAN DE PROMOCIÓN DE LA LECTURA EN BIBLIOTECAS UNIVERSITARIAS. EL CUARTO LIBRO * Doc. Adriana Acuña Universidad Nacional del Comahue (UNCo) Email: aacuna@uncoma.edu.ar * Trabajo Final Presentado en el Seminario A de la Carrera de Licenciatura en Bibliotecología y Documentación de la UNMdP año 2002. RESUMEN: Este trabajo cuenta la experiencia iniciada en 1997 en al ámbito de la Biblioteca Central de la UNCo, relacionada con la promoción de la lectura. En general , la lectura recreativa o por placer se considera como perteneciente a la esfera de las bibliotecas populares o públicas. De esta manera, se intenta generar otro espacio para que los jóvenes accedan a este tipo de lectura, quizá como un primer acercamiento o como continuidad de experiencias anteriores en su paso por diferentes bibliotecas. Considerar la lectura “no obligatoria” como una oportunidad para que los jóvenes lean sin necesidad de imperativos, solo movidos por su propio interés y elección, consolidó un nuevo rol para la biblioteca y un espacio para la lectura, para la creación y el goce. Por otro lado, el nombre dado a este proyecto fue significativo, tres libros para estudiar (según el reglamento) y acceder al conocimiento ( otra forma de lectura ) y el “cuarto libro”, el elegido. Por último, y como parte del proyecto, se sustentaron actividades anexas, tales como ciclos de cine y literatura, lectura compartida y talleres relacionados. Los libros al alcance de todos, los libros para leer, los libros para pensar, los libros para recrear, y la Biblioteca como puente para acercar y difundir. PROMOCION DE LA LECTURA-BIBLIOTECA UNIVERSITARIA-LECTURA RECREATIVA Este artículocuenta la experiencia relacionada con la Promoción de la Lectura, que se desarrolla en la Biblioteca Central de la Universidad Nacional del Comahue a partir del año1997 y que fue presentado como trabajo final en uno de los Seminarios de la Carrera de Licenciatura en Bibliotecología y Documentación de la UNMdP. Es interesante partir de una idea básica acerca de la misión y objetivos que la institución Universidad posee: investigación, docencia y extensión. Estos, tiñen de alguna manera las diferentes actividades que se desarrollan interna y externamente. La Biblioteca de la Universidad, también confluye de alguna manera con esos objetivos. En su labor cotidiana acerca información al investigador, al docente y fundamentalmente al estudiante. La pregunta es: ¿Qué tareas de extensión produce la Biblioteca?. ¿Qué significado tiene este término en este ámbito?. Podríamos pensar que la extensión está íntimamente ligada con el medio externo, es decir la comunidad a la que se sirve. En este sentido, se pensarán estrategias que consideren las necesidades de esa comunidad. Y la Universidad y en este caso la Biblioteca organizará sus tareas de extensión con objetivos relacionados a ciertas demandas. Extender significa llegar mas allá. Verificar que existe algo mas y que es posible llegar si extendemos nuestro horizonte y (ahora si) tendemos puentes que nos posibiliten llegar a ese otro lugar. Por otro lado, al hablar de extensión bibliotecaria, encontraremos infinidad de bibliografía para desarrollar iniciativas, aún en las Bibliotecas Universitarias. Es tiempo de aclarar que por definición existen topologías para identificar a las bibliotecas y en esa concepción, también su inserción en el medio, su perfil de usuario, el material que ofrece, la infraestructura que necesita y por supuesto sus tareas de extensión. Así sabemos (por definición) que una Biblioteca Popular desarrolla (o debería desarrollar) amplias y variadas actividades como cursos, talleres, encuentros que acercan esa institución a la comunidad en la cual está inserta. Otro ejemplo son las bibliotecas de las escuelas, en las cuales está implícita la tarea de extensión. En el marco de esa tipología una biblioteca universitaria, la nuestra en este caso, cuya “...misión fundamental(...)es participar en forma activa en el proceso educativo y en la generación de nuevos conocimientos, a través de la gestión, conservación y difusión de todo tipo de recursos de información, para responder a las necesidades de la docencia, investigación, extensión y formación de la comunidad universitaria y de la sociedad” ( Así es la UNC, enero 2004, Pág. 21) está desarrollando un aspecto importante relacionado con la extensión: Su plan de promoción de la lectura “El cuarto libro”. Entonces, caber hacer un poco de historia, ¿Cómo surgió esta idea? ¿Quiénes fueron sus impulsores? ¿El porqué del nombre?. El estudiante universitario y el usuario en general de una Biblioteca Universitaria posee un perfil particular...su demanda está relacionada con la búsqueda puntual de determinado título de libro, del dato necesario para una trabajo práctico, del artículo que sostenga la argumentación para una investigación, del concepto que falta para completar una idea. Hablamos entonces de un tipo de lectura, podríamos decir “obligatoria” para un objetivo determinado. Pero que sucede con el otro tipo de lectura, la llamada por placer o recreativa, esa de la cual disfrutamos un fin de semana, en un viaje largo, o en las ansiadas vacaciones. Entonces aparece la palabra disfrute. El encuentro del lector con un libro, un libro elegido, un libro querido, un libro buscado. La imagen de un estudiante ingresando a una estantería, “husmeando” algo más que ese material que sin pensarlo debe estar presente, el libro de texto que cumplirá expectativas académicas y quizá (por que no) de algún tipo de disfrute. Volviendo, entonces, a esa imagen es que un día a una compañera se le ocurrió comentar ese hecho, no por casualidad, a otra, que inquieta intentó darle forma a un proyecto que devino en un Programa de Promoción de la Lectura. Y se comenzó a gestar entonces “El Cuarto Libro”. Se comenzó por reconocer aquellos libros ubicados en el área de letras que, pasivamente, esperaban que un usuario (estudiante de letras) demandará por él. La idea era que todos los usuarios (estudiantes de otras carreras) pudieran acceder a este tipo de literatura. Y se pensó que una buena estrategia sería la compra de libros que por alguna razón podrían atraer a este lector potencial. Así se compraron los primeros 40 libros y se le sumaron aquellos “clásicos” que los estudiantes de literatura utilizaban a menudo. Pero era necesario identificar esta propuesta que además de tener un nombre relacionado con la cantidad de libros que el usuario por reglamento puede retirar a domicilio (tres) y esta opción (el cuarto), con un espacio que le fuera propio. Exponerlo, difundirlo, acercarlo, darle una identidad. Así surgió la idea de una estantería para el “El Cuarto Libro”, ésta se ubico bien a la vista en el hall central de la Biblioteca, y los libros pertenecientes a este Proyecto se los podía identificar con dos cintas de colores en el lomo...”El Cuarto Libro” comenzaba a marchar. Tapas atractivas, autores conocidos, libros nuevos, todos estos fueron criterios para promocionar la buena nueva...además se incluyó una carpeta con reseñas de libros, extraídos de los diarios y hojas en blanco para que los usuarios expresaran su opinión acerca de la lectura de estos libros y del propio programa. Los resultados de esta propuesta no se hicieron esperar...la estantería del “Cuarto Libro” estaba siempre vacía. Estudiantes de carreras como Economía o Ingeniería llevaban estos libros, así como personal de la Universidad que por primera vez se acercaba a este tipo de lectura a través de nuestro “Cuarto Libro”. Era necesario entonces, pensar en nuevas compras, y también en desarrollar otras actividades relacionadas con la promoción de lectura. Así surgieron ideas, hoy en carpeta, como talleres de lectura, ciclos de literatura y cine, literatura de cordel, etc. El Plan de Promoción de la Lectura era una realidad...pero no pudo continuarse tal como estaba previsto. Es importante destacar las razones que impidieron que esta experiencia (creemos inédita en una Biblioteca Universitaria) se desarrollara y creciera. La primera es de índole económica, se necesitaba de un presupuesto extra para la compra de material que justamente no respondía a la demanda característica de la institución. Luego la falta de recursos humanos que continuara e impulsara la propuesta, aunque es de destacar el compromiso del personal (sobre todo de Circulación y Préstamo) en difundir el “cuarto libro” y las ideas que surgieron acerca de la selección y recomendación de nuevos títulos. Y aparece entonces, otra pregunta acerca no ya de la imagen de la biblioteca sino del rol del bibliotecario. Es común pensar que nuestra tarea es rutinaria, préstamos y devoluciones, atención puntual de consultas en sala y el guardado del material en los estantes. Pero, sin querer, el “cuarto libro” también trajo aire fresco a nuestra cotidianeidad. Luego, las iniciativas que se mantienen a fuerza de voluntades, no tienen, en general, demasiadas perspectivas. Pero nuestro Plan de Promoción de la Lectura se rehúsa a desaparecer...los “cuartos libros” siguen en su espacio y la demanda aunque menor continua con los nuevos usuarios de cada año. Y las ideas siguen apareciendo de vez en vez : “...y qué tal si le damos vida a las efemérides a través de libros que hablen de ellas y que son parte de nuestro acervo y los promocionamos...” ó “...y si invitamos a los autores regionales y organizamos charlas y promocionamos lo que se hace en nuestro medio...” y todo apunta a la lectura, como dice la Prof. Falcone en una entrevista del trabajo mencionado al principio: “es bueno que alguien se preocupe por promocionar la lectura que es crear la necesidad de leer...es decir provocar esta necesidad en el otro...(...) muchas veces es necesario ir contra lo impuesto, contra el método, algo así como transgredir las reglas y dar pasos adelante aunque esto signifique cambiar algo tan arraigado”. En definitiva esta experiencia quiere demostrar que es posible implementar un Plan de Promoción de la Lectura en una Biblioteca Universitaria. Que nuestros usuarios están ávidos de nuevas y creativas propuestas que los acerque a la lectura, quizá desde otros lugares, pero la necesidad a veces hay que crearla, darle un espacio, difundirla y sostenerla. Nuestro “Cuarto Libro” continua instalado en la Biblioteca, es nuestro, pero fundamentalmente es de todos ustedes, estudiantes, docentes, no docentes y la comunidad en general. Desde estos lugares podemos continuar desarrollando ideas que fortalezcan esta iniciativa. Dicho de otra manera: los invitamos a participar y a ser protagonistas de esta Plan de Promoción de la Lectura. Porque “nos preocupa la falta de lectores y de gente que no sólo sepa leer sino que esté acostumbrada a leer...” 1 y porque estamos convencidos de que la promoción de la lectura es una de las tantas alternativas que los bibliotecarios debemos utilizar para acercar no sólo el conocimiento, el placer por la lectura, sino también y a modo de reafirmación de nuestro rol social, el libre acceso a todo tipo de información ( y de lecturas posibles). 1 1 Garrido Felipe, “La formación de lectores” en Libros de México, nº7 (1987) Pág. 25 Bibliografía consultada: Herrera, Luis “Bibliotecas universitarias argentinas : sus capacidades operativas e institucionales”, Buenos Aires, Ministerio de Cultura y Educación, 1995 (Serie Estudios y Propuestas). Lancaster, F.W, “Evaluación de la biblioteca”, Madrid, Asociación Española de Archiveros, Bibliotecarios, Museólogos y Documentalistas, 1996. Petit, Michele, “Nuevos acercamientos a los jóvenes y a la lectura”, México, Fondo de Cultura Económica, 1999. Sanz, Casado, “Manual de estudio de usuarios”, Madrid, Fundación Germán Sánchez Ruiperéz, 1994. Verdugo Sanchéz, José Alfredo, “Manual para evaluar la satisfacción de usuarios en bibliotecas de instituciones de enseñanza superior de la República Méxicana”, UNAM, 1989. Artículos de diarios: Sanchéz Martinez, Eduardo, Bibliotecas universitarias en transformación en Diario Clarín, 3 de agosto de 1998. (sección Debate) Artículo recibido el 18 de agosto de 2005