LA VOLUPTUOSIDAD DE LA ESCULTURA EN PERSONALIDADES VOLUBLES. DE CAMILLE CLAUDEL Y SU AMOR Y LOCURA INCLAUDICABLE A LOLA MORA CON SUS MAZOS, SUS MUSAS Y SUS MUSOS Andrea Marquez Lopez Mato 2005 No publicado I- Camille y Rodin. Del amor al delirio "No quede yo para siempre en esta nada con barrotes que es la prisión de locos, donde mi madre y todos ustedes me han confinado, por haber tratado de ser Camille y mujer, Camille y artista, Camille y amante y libre". Estos dichos pertenecen a Camille Claudel, famosa escultora, tristemente más famosa por ser la amante de Rodin que por sus propias obras. Muchas mujeres creadoras han sido opacadas por la sombra de sus compañeros sentimentales. A la mayoría, la historia las ha reconocido como la esposa, la amante o la pareja sentimental de otros creadores (obviamente lo mismo ha sucedido con alguno de los miembros de las parejas homosexuales), soslayando su talento artístico. Así pasó con las artistas amantes de Pollock, Dalí, Picasso y en algunas épocas con la misma Frida Khalo. Aun así, Camille revolucionó la expresión cultural al ser una de las pocas mujeres escultoras europeas de su época (fines del siglo XIX) que tuvo acceso a modelos desnudos, aunque esto habría de costarle desdén hacia su obra que fue calificada como arte menor frente a la escultura de su maestro y amante Augusto Rodin. Camille Claudel nació cerca de Paris en 1864. Era la segunda de cuatro hermanos de una familia burguesa francesa. Su hermano Paul Claudel, un respetado poeta y escritor católico y diplomático, fue su mejor amigo y el único que la ayudó en sus oscuras épocas de hospicio (aunque no con la frecuencia que ella esperaba) Era hermosa, lista, talentosa y estaba obsesionada con la escultura. Le costó mucho esfuerzo que sus padres aceptaran su vocación en una época en que las cosas no eran fáciles para una mujer que pretendía vivir como artista inspirada por, y rodeada de hombres desnudos. Entre los 5 y los 12 años de edad, Camille recibió su educación de las Hermanas de la Doctrina Cristiana. Luego su familia se mudó más cerca aún de Paris donde vivían dos importantes escultores: Alfred Boucher (1850-1934) y Paul Dubois (1829-1905) Determinada a defender su vocación, gracias al permanente estímulo de Boucher, ingresa, entonces, a la Academia Colarossi, una de las mejores de Francia (y una de las pocas que aceptaban mujeres) Al poco tiempo se instala en un estudio independiente (con otras mujeres) donde daba clases Rodin, suplantando a Boucher quien había ido a trabajar a Italia. Camille se enamora de Rodin casi al momento de conocerlo. Ella vivía para el arte y le pareció natural que gracias al mismo, encontraría a su alma gemela. A los 24 años su maestro se convierte en su gran inspiración y su gran amor, a pesar de su matrimonio con otra mujer. La adoración de Camille por Rodin crece y sus sentimientos son correspondidos por largo tiempo. En el estudio del escultor, Camille trabajó con él, y para él, como su musa, su modelo y su amante. Augusto, por otra parte, se emocionaba por su alumna y su obra. Ella era alguien que se zafaba del academicismo para liberar las figuras, dotarlas de movimiento y emoción transformando poses clásicas, en nuevas formas de poderosa vitalidad. Pero Augusto Rodin, el hombre que la deslumbró y la comprendió artísticamente como nadie, también le destrozaría la vida. Desde que se hizo evidente el magnetismo que Camille ejercía sobre el maestro, la magia entre ambos se convirtió en objeto de guiños y sonrisas entre los otros alumnos (la envidia hacia los sentimientos placenteros y amorosos de otros siempre genera sentimientos encontrados en quien los observa, desde burlas hasta guerras) Su rostro, su talle, sus formas, pronto fueron reconocibles en las esculturas del profesor, para escándalo de sus compañeros, la familia de ambos y la sociedad entera. Amantes furtivos, con el correr de los años encontraron imposible ocultar su amor prohibido del mundo exterior. Los familiares de Camille le voltearon la espalda dejándola sola personal y económicamente. Pero todo lo que Camille necesitaba era a Rodin. Juntos experimentaban una felicidad absoluta, tanto en el amor como en el arte. Pero nada, y menos el amor, es eterno. Después de quince años apasionados su relación se enfrió cuando sorpresivamente Rodin decidió que no quería engañar más a su mujer. Traicionada por el amor de su vida y abandonada por su familia, Camille es dejada al borde de la desesperación. En 1893, al alejarse de esta relación, nunca correspondida con la misma lealtad, reinició su carrera artística sola, lejos de su maestro. Sin embargo, ella debió ser consciente de que Rose Beunet, la fiel esposa de Augusto, siempre se interpondría entre ellos porque, Rodin ni siquiera se planteó dejarla cuando Camille estuvo embarazada de un hijo que nunca llegó a nacer. Se dedicó entonces a la escultura de manera frenética y se aisló cada vez más. Participó en varias exposiciones de galerías importantes pero no salía de su cuarto, donde se dedicaba a esculpir, encerrándose en su casa con sus gatos, y con llave puesta en las puertas y ventanas, en acto de inaudita ansiedad y temor. Comenzaron a invadirla temores infundados de que querían perjudicarla. Al poco tiempo empezaron a aflorar mayores muestras de problemas mentales. Comenzó un desarrollo paranoide (esto se traduce, querido lector, como una sensación de perjuicio o complot, que si bien no es real, se vive con una certeza indudable), insistiendo que Rodin la perseguía y la quería destruir. Para empeorar las cosas su hermano, con el que estaba muy apegada, se fue a trabajar afuera como diplomático y la dejó aún más sola. Sin él, se derrumbó en forma total hacia la psicosis. Tuvo problemas con las galerías porque no entregaba las obras. La realidad no era que no las realizara, sino que una vez acabada sus esculturas las destruía. El miedo se adueño de ella. Incluso, apenas comía por temor a ser envenenada y destruyó a martillazos sus coleccionadas obras en algún momento de depresión psicótica (esta es la forma más grave de depresión, en la cual se pierde totalmente el contacto con la realidad) Se deterioró a pasos avanzados. En marzo de 1913 murió su padre, Louis-Prosper Claudel, la única persona de su familia en la que Camille todavía buscaba algo de comprensión. Una semana después, fue obligada a subir a una ambulancia hospicial. Su madre, Louise, había firmado los papeles para su internación en el sanatorio de Ville-Evrard ante la opinión médica de que sufría severos trastornos mentales que la hacían peligrosa para sí misma y para los demás (frase que continua vigente para determinar la necesidad de internación psiquiátrica). El doctor Truelle, que la recibió diagnosticó "manía persecutoria" y "delirios de grandeza". "Triste sorpresa para un artista; esto fue lo que obtuve en lugar de una recompensa, suelen ocurrirme semejantes cosas", escribiría ella el primer año y "Tras apoderarse de la obra realizada a lo largo de toda mi vida, me obligan a cumplir los años de prisión que tanto merecían ellos..." , después de siete años. Camille vivió en la más extrema soledad ("Necesito ver a alguna persona que sea amiga"), ya que su madre solicitó que no se le permitiera recibir visitas ni mantener correspondencia y mucho menos trabajar en sus esculturas. Las mañanas, las noches, las horas pasaban y pasaban sin detenerse nunca, siempre iguales, siempre monótonas y siempre lúgubres; solo acompañada por una imaginación imparable, una tristeza anhedónica, una ira inútil y crepitante. Su psiquis y su alma distorsionada, aplastada, rota. Su madre jamás fue a visitarla y rechazó, a fines de los años veinte, el consejo de los médicos de regresarla a su hogar. Su hermano Paul, embajador y célebre poeta adinerado, la visita brevemente solo 10 veces y se negó, en 1933, a pagar su pensión hospitalaria. Así, en total abandono, con la mayor parte de su obra destruida por sus propias manos y olvidada por todos, murió en un manicomio treinta años después."No he hecho todo lo que he hecho para terminar mi vida engrosando el número de recluidos en un sanatorio, merecía algo más". Cuando falleció, dieron el aviso a la familia; nadie respondió y el cadáver fue sepultado en la fosa común. Solamente las esculturas que sobrevivieron cuentan, para la posteridad, la historia de Camille Claudel y Augusto Rodin. A tal punto y tanto se extendió su amor desmesurado, pasional y lleno de celos, traición, angustia y dolor que el gran dramaturgo Henrik Ibsen (Casa de Muñecas), basó su complicada y profunda obra dramática "Cuando nosotros los muertos despertamos", en la historia de estos amantes. También sobre esto se ha realizado una hermosa película cinematográfica con Isabelle Adjani, como Camille y Gerard Depardieu como Rodin. Bella, talentosa, pionera, vive una relación apasionada con su maestro Rodin, que sin embargo nunca se decide por aclarar definitivamente la relación. Muere con delirios paranoides tras 30 años de confinamiento en un hospicio. En 1895, Camille Claudel termina esta obra. El Vals. Una escultura en bronce de la que logra arrancar un dinamismo sorprendente. La pareja de bailarines que la constituyen apenas se sostienen. "Casi salen del espacio virtual de la escultura rompiendo sus ataduras con la roca para alejarse a danzar libremente por el salón imaginario" dice la crítica. La tensión aumenta por el modo en que en un juego de ilusión perfecto los rostros de ambos amantes se entretocan. Gracias al movimiento y a la velocidad de una fuerza centrífuga y centrípeta invisible que nace de su mismísimo centro de gravedad. Idéntica fuerza que permite a los amantes mantenerse estrechamente unidos a pesar de acariciarse sólo suave y delicadamente por el talle y por la mano. Se sostiene que El Vals de Camille "no captura el movimiento sino que lo ejecuta, lo hace emerger y le otorga libertad, lo dota de espacios, le abre dimensiones. Es decir, lo mantiene perpetuo". La siguiente es una poesia dedicada a Camille por Slish, poeta argentina, referida a sus dos amores: la escultura y Rodin Descifrarás este pasado yerto que en piedra y barro condena al precipicio. Volverás a nombrarme a darme forma y no estaré aunque talles las curvas del oscuro rincón en tu entelequia. Con destreza recrearé las sombras y seré libre al deseo que se impone por corromper tus promesas de metal. No habrá materia capaz de contenerme. Famoso mundialmente El Beso de Auguste Rodin. ¿Estaría simbolizando su pasión con Camille o su Lola Mora y sus moradas . Sus musas y sus union de toda la vida con la leal Rose Beunet?, a musos. quien nunca se atrevió a dejar, a pesar del amor inconmensurable y monumental por su alumna Dolores Mora es la escultora mujer pionera de nuestro país. Con un estilo singular, no sólo fue particular su talento sino el contexto en el cual lo desarrolló: la Argentina de comienzos del siglo XlX, en la cual la mujer no era reconocida por sus dotes creadores ni ejecutivas. Tuvo extrema fortaleza para arremeter contra prejuicios y obstáculos. Fue además pionera de la minería en Argentina, inventora y urbanista en nuestro país y en Europa. Sus emprendimientos, aunque muchos fracasaron comercialmente, la ubican indudablemente entre las mujeres precursoras del siglo pasado. Del mismo modo, su vida privada fue desafiante y controversial. "Esta tucumanita" como despectivamente se la llamaba en Buenos Aires (aunque la investigación histórica discuta si nació en Salta o en Tucumán y no esté siquiera del todo claro, la exacta fecha en que vino al mundo), se abrió paso hacia el siglo XX a golpes de martillo y también, como algunos sugieren, mediante el hábil uso de conexiones personales y políticas. De su infancia se conocen algunos datos que la marcarían para siempre: hija de familia adinerada, colegio de niñas de clase alta, huérfana a los 18 años (su madre por neumonía y su padre de un infarto fallecen con una semana de diferencia), pérdida de la fortuna familiar por malos negocios de parientes, y de ahí en más una vida azarosa diseñada y sostenida por sí sola. Se inició en las artes a través de la pintura, con el maestro Falcucci, (con quien se le adjudica su primer romance) que la admira y decide exponer sus obras. Lola logra imponerse con algunos paisajes, retratos y naturalezas muertas. La calidad técnica la hace brillar entre los expositores, (ya esto le trae un sinnúmero de críticos que relegan la sensibilidad expresiva de la mujer de esa época a la cocina y el tejido). Aún así, termina consiguiendo una beca del gobierno argentino para perfeccionarse en Roma ( de la que no fue ajena la influencia del Gral. Roca, tucumano como Lola). En la capital del arte, Michetti, su maestro romano de pintura, le sugiere tomar algunas clases de escultura para perfeccionar su perspectiva y el uso de las sombras. Este acercamiento a la escultura produce un deslumbramiento tan fascinante en Lola que abandona definitivamente la pintura para dedicarse de lleno a la escultura bajo la supervisión del maestro Julio Monteverde. Cambia el pincel por los cinceles. Realiza bustos y obras por encargo de la clase adinerada europea, circunstancia que nunca fue apreciada en la sociedad rioplatense, no demasiado acostumbrada a ver a señoritas independientes, moviéndose libre y destacadamente en una sociedad de hombres. Tres premios mundiales en Francia, Australia y Rusia harán que su nombre empiece a reconocerse en nuestro país. Por esto, en el 1900 el Ministro de Obras Públicas de Argentina, le encarga dos bajorrelieves para la Casa de Tucumán. Este motivo la hace retornar a Buenos Aires y ofrecerle al intendente Adolfo Bullrich el regalo de una fuente para la ciudad capital. De regreso en Italia, realiza el boceto de la descomunal obra que se convertirá en la primer obra pública de autoría femenina inaugurada en la ciudad. Se trata, nada más y nada menos que de La fuente de las Nereidas. La obra exhibe el nacimiento de Venus y, como todo nacimiento, es escaso en ropas. Esto causa malestar en una sociedad no habituada a los desnudos, por más artísticos y escultóricos que estos fueran. Y más malestar aún, ocasiona el hecho de que el escándalo fuera causado por una señorita. Por este motivo, se revocó la orden inicial sobre su ubicación en Plaza de Mayo y se la instala en un sitio menos público (y menos accesible) donde no pudiera ser acusada de exhibicionista, ofendiendo a la estricta moral general. En 1906 se inaugura el Palacio del Congreso Nacional, pero los grupos escultóricos: La Paz, La Libertad, La Justicia y El Progreso, que le habían sido encomendados para adornar el edificio, son finalmente trasladados a depósitos municipales. Queda el frente del edificio parlamentario con los pedestales preparados pero sin las esculturas montadas. El propio Ministro de Obras Públicas las califica como: "esos mamarrachos que encuentro tan malos como los señores diputados; pero ese inconveniente proviene de que se han encargado a artistas que no estaban a la altura de los trabajos que se les había encomendado.?". Felizmente, en la actualidad, sus estatuas tienen excelente ubicación en un monumento mortuorio del cementerio de Recoleta, y obras en plazas de Jujuy y en el zoológico de Buenos Aires. En cuanto a la vida privada, Lola disfrutaba su libertad sin ataduras. Bisexual declarada mantuvo su soltería hasta que, escandalosa nuevamente, se casa en 1909 con Luis Hernández, 15 años menor que ella. La fragilidad de un matrimonio con un hombre que podía ser su hijo, añadido a su esterilidad, no ayudan a Dolores Mora de Hernández. La pareja se deshace cuando Luis lleva a vivir a una amante a la casa europea de Lola. Le interesará saber al lector que hay quienes ven en esta relación un arreglo matrimonial dispuesto por el presidente Roca para disimular sus propios amoríos con la escultora, versión no confirmada por otros autores, entre ellos Felix Luna (algún amantazgo lo es?) Lola vuelve sola y depresiva a Buenos Aires, donde se encarga de desarmar y trasladar su Fuente de las Nereidas hasta el emplazamiento actual en la Costanera Sur. Allí, por muchísimos años, prácticamente sola, no recibió miradas, sino solo críticas. Finalmente, harta de tanta crítica, abandona definitivamente la escultura. Decide ser empresaria y dedicarse a la búsqueda de petróleo. A pesar que en 1927 se le termina el dinero y con ello los obreros, sigue la excavación sola (aunque ya tiene sesenta años). Una tarde, un arriero la encuentra inconsciente al borde de una senda y la traslada a Salta, donde el médico que la atiende diagnostica "hambre"... Es el final de su emprendimiento petrolero. También participó como contratista en el tendido de rieles del Ferrocarril Transandino del Norte, más conocido como Huaytiquina, por donde hoy transita el mundialmente famoso Tren de las nubes, en la provincia de Salta. Como urbanista, es autora del Primer Proyecto de Subterráneo y Galería Subfluvial de Argentina, previsto para Capital Federal; y del trazado de calles de la Ciudad de Jujuy. Desde 1934 trabaja en Salta varios años como profesora y luego emprende el regreso a Buenos Aires donde llega con un bolso lleno de planos y proyectos. Arrastra la soberbia de 67 años de lucha entre los hombres de su tierra que han hecho lo imposible por marginar su obra. Saturada por las frustraciones de los últimos años, se instala en el hotel “Italia-América” de la Avenida de Mayo. No avisa a nadie, pero como no paga las cuentas, el hotelero contacta a una de sus sobrinas, que se la lleva a su casa de Palermo. Vive un solo año de tranquilidad, rodeada por sus familiares. El 11 de enero de 1935 va hasta la Costanera Sur a visitar la fuente, una de las pocas criaturas que ha gestado su capricho y que perdura... El calor del verano despierta una lluvia torrencial. Lola se queda embelesada frente a su obra. Mojada (como sus nereidas), fuera de sí, es sacada de ese estado ensoñatorio por un policía que pasa. Son las 3.30 de la mañana y vuelve sola a su casa, adonde llega empapada y confusa. En mayo, un ataque cerebral la deja hemipléjica. Pasa unos meses en cama, atendida por una enfermera del Hospital de Clínicas. En uno de esos días, toca la puerta Luis Hernández Otero, su ex marido, ya que anoticiado de su agonía, quiere verla. Una de sus sobrinas le avisa y, entre balbuceos, Lola le contesta: “Tírenlo escaleras abajo.” El 4 de junio de 1936 tiene un segundo ataque cerebral. El 7 de Junio de 1936, la muerte apaga su vida, su sufrimiento, su soledad y lo poco que quedaba de su carácter pasional. El reconocimiento póstumo a su obra es por su magnitud ornamental. El reconocimiento póstumo a su vida es por la pasión que puso en ella. Hace 30 años su sobrino bisnieto decidió investigar su biografía, tan rica y tan contestataria y desafiante como sus figuras. A los críticos de su osada vida, pública y privada, podríamos recordarles la frase George Elliot 1819-1880: " Las mujeres más felices, como las naciones más felices, no tienen historia" Escultura No caben dudas de que Lola pensó el conjunto para que los pliegues menores de Venus ysobre de suslaacompañantes Justicia, cambiada del pudieran ser apreciados desde abajo y desde todos los ángulos posibles. Y ahora —ironías del destino— las lugar original al que rodea un ambiente bucólico, con el fondo de la Reserva Ecológica, donde los recién casados van a sacarse Este fotos. Aunque el flash rebote en el vidrio que desde octubre de 2000 los protegeiba dedestinada. amputaciones. hecho ocurrió con la mayor parte de su obra en un Buenos Aires, donde el cuerpo desnudo era obsceno, particularmente si provenía del cincel de una mujer Es una mujer a delantada a su tiempo. Su firma en todas sus obras, de Dolores a Lola Mora (y con minúscula)y mora con minúscula Rusia. En nuestro país, esculpió obras de singular belleza, entre ellas: - La Fuente de las Capital Federal, Innovadora, contestataria, - El grupo bisexual, libre... que sería el está Monumento es esa Doloresa la que Argentina, sufrió el hoy desdén y el y tercero ostracismo que erigidoaen la fue condenada por Rosario Provincia ser pionera y mujer... - Eh la Provincia estatuas de La Progreso, La Paz y (emplazadas Casa de Gobierno) (frente a la eras bronce para el de febrero (Ciudad realizaron en supervisión Nereidas en Costanera Sur. escultórico del Segundo Bandera parte del definitivo, Ciudad de de Santa Fe. de Jujuy: las Justicia, El La Libertad alrededor de la El Trabajo fundidas en Monumento 20 de Salta) se París, bajo su artística. - En la localidad de El Tala (Departamento La Candelaria, Salta) está su Casa Natal -declarada Monumento Histórico Nacional- y en el Cementerio de dicho - También existen obras de su autoría, en las Provincias de: Tucumán, San Luis, San Juan, Córdoba, Mendoza, Corrientes, Buenos Aires y Capital Federal. Lola Mora participó como contratista en la obra del tendido de rieles del Capital Federal; y del trazado de calles de la Ciudad de Jujuy. Falleció en Buenos Aires, el 7 de junio de 1936. En memoria de la genial escultora, el Congreso de la Nación Argentina ha instituido por ley 25.003/98, la fecha de su natalicio -17 de Noviembre-, en "Día Nacional del Escultor y las Artes Plásticas". Mora" (o Lola