EL PENSAMIENTO LATINOAMERICANO Y EL MUNDO A lo largo de la historia del pensamiento humano se ha tomado principalmente en cuenta las teorías que se encuentran contenidas en el interior de las diversas corrientes filosóficas enmarcadas dentro de un contexto primordialmente europeo, sin embargo, es de vital importancia tomar en cuenta que nosotros, como latinoamericanos que somos, no nos encontramos estancados ni mucho menos estacionados frente a las condiciones y situaciones que se van presentando en el diario vivir del hombre . Es verdad que algunos razonamientos y soluciones de los demás continentes en general han servido como modelo para ser aplicados en algunas situaciones similares en nuestros países de América, sin embargo, tomando en cuenta que las condiciones en que se presenta cada hecho son diversas, aunque sea en mínima parte, no podemos decir que hayan tenido seguimiento y consecuencias exactamente equivalentes. Es por ello que puede decirse que nuestros pensadores tienen el mérito de reflexionar desde dos puntos, el acontecer humano y el acontecer latinoamericano. Podemos hablar de la existencia de la Filosofía latinoamericana a partir de la segunda mitad del siglo XIX, con las crisis encontradas en nuestros países dentro de las concepciones positivas. Algunos pensadores latinoamericanos que reflexionan sobre nuestras condiciones cotidianas como seres humanos y si somos considerados como tales, son Gabriel Vargas Lozano, Leopoldo Zea y Samuel Ramos, entre otros no menos importantes pero no mencionados por escaso tiempo y espacio del presente texto. Al respecto de la llamada Filosofía latinoamericana, Vargas Lozano, en uno de sus escritos estable tres de las características que considera importantes resaltar en el desarrollo de un pensamiento que ha de considerarse importante en el siglo XX . En primer lugar, la importación de filosofías europeas y norteamericanas; en segundo lugar, el retraso como creación propia con respecto a la prefiguración de la sociedad futura y, en tercer lugar, la falta de una continuidad en la reflexión filosófica. Si bien no está aun establecida una historia concreta escrita de ella, es innegable que existe y es tomada en cuenta. Esto es mencionado porque es necesario especificar ciertos elementos, como éste, que nos permitan comprender nuestra historia como hispanoamericanos. Una de las corrientes importantes que son tomadas en cuenta en América y el mundo es el postmodernismo. Aunque no podamos delimitar con claridad cuales son los inicios de ésta, nos resulta de vital importancia porque contiene la importancia de las enseñanzas filosóficas de algunos autores que nos ofrecen los instrumentos para comprender el sentido emancipante del final de la modernidad y de su idea de historia, tales como Nietzsche y Heidegger. Encontramos algunos títulos importantes dentro de los estudios culturales humanos considerados posmodernos tales como La raza cósmica de José Vasconcelos o El perfil del hombre y la cultura en México de Samuel Ramos. Dentro del campo de las bellas artes y la literatura encontramos una corriente denominada posmodernismo, considerada a partir de la segunda mitad del siglo XX, caracterizada por el empleo de materiales, formas y técnicas modernas combinadas según el ingenio compositivo y simbólico de los estilos clásicos. La combinación de modernidad con alusiones oníricas al pasado, lejano o próximo es una constante estilística en los pintores y escultores del posmodernismo. Dentro de la arquitectura posmoderna destaca Ricardo Bofill, Óscar Tusquets, Frnk Gehry y Zaha Hadid, quienes en sus variadas obras muestran un posmodernismo dotado de actitudes individualistas que varían desde las tendencias neohistoricistas. La arquitectura contemporánea latinoamericana se consolidó gracias al apoyo de Le Corbusier a dos jóvenes arquitectos brasileños, Lúcio Costa y Oscar Niemeyer, quienes al lado de otros jóvenes artistas comenzaron a reivindicar la renovación de los estilos historicistas. En la escultura destacan Alexander Archipenko, Raymond Duchamp−Villon y Jacques Lipchitz, quienes representaron principalmente figuras humanas por medio de los planos geométricos. Ya dentro de la literatura podemos decir que el posmodernismo y el neobarroco aparecen como nuevas respuestas o hipótesis destinadas a poner en cuestión el amplio campo denominado literatura. La gran figura representativa es el argentino Jorge Luis Borges quien crea mágicos y fantásticos mundos basados en fuentes metafísicas y teológicas. Así mismo, podemos encontrar las influencias del posmodernismo en el negrismo del poeta cubano Nicolás Guillén y en el feminismo de Dulce María Loinaz encontrado en obras como la novela (Jardín, 1951) o en sus poemas en prosa (Poemas sinnombre, 1953). El movimiento feminista moderno tiene como textos clave las obras El segundo sexo de Simone de Beauvoir, La mística de la feminidad (1963) de Betty Friedan, Política sexual (1969) de Kate Millett, La mujer eunuco (1970) de Germaine Greer, Nacida de mujer (1976) de Adrienne Rich y Ginecología (1979) de 1 Mary Daly y textos más recientes como El mito de la belleza (1990) de Naomi Wolf y Reacción: la guerra no declarada contra la mujer moderna (1991) de Susan Faludi. En estas obras se trata el problema de la mujer en busca de definir su género, en busca de que la humanidad entienda que el género, el ser denominado hombre o mujer no radica en las cuestiones de sexo o en la sexualidad, que no radica en establecer por convención cuáles son los roles sociales, culturales, políticos, etc. que corresponden a cada una de estas dos partes; que no se trae tatuado en la piel que se nos ha de discriminar o laudar por una cuestión meramente biológica y que cada quién se define de manera individual por sus actos y razonamientos. Vargas Lozano, Gabriel. La Filosofía latinoamericana en el siglo XX. UAM−UAT, Ed. AMATL, México 1990, pp.181 2