Reconstrucción de la tráquea de un niño con sus propias células madre En el año 2008, el equipo de Doris Taylor, de la Universidad de Minessota, publicó un trabajo (HC Ott, Nature Medicine 14; 213-221, 2008), en el que se describía la posibilidad de regenerar un corazón enfermo de una rata con sus propias células madre. Esto que se realizó con animales parecía difícil que se pudiera lograr también en humanos, sin embargo ahora se ha conseguido. Clínicamente se trata de un niño que nació con una estenosis congénita de la tráquea, que en su parte más ancha no media más de un milímetro. Esto le impedía respirar espontáneamente, requiriendo por ello ayuda respiratoria permanente. Durante los primeros 10 años de su vida fue sometido a repetidas operaciones, habiendo sufrido en la última una grave hemorragia, por lo que el equipo médico responsable del caso descartó la posibilidad de seguir operándolo. Ante esta situación propusieron la posibilidad, realmente innovadora, de solucionarlo por medio de un trasplante celular. Para ello, se recurrió a un donante de tráquea. La tráquea donada se sometió a un tratamiento enzimático para consumir toda su estructura celular, quedando después solamente el esqueleto de colágeno, es decir su andamiaje. Seguidamente a esa tráquea descelularizada se le inyectaron células madre obtenidas de la médula ósea de costillas del propio niño, células que fueron activadas con diversos factores de crecimiento. Estas células recompusieron la tráquea en su totalidad, siendo posteriormente transplantada al niño enfermo que empezó a respirar y a hablar normalmente, abandonando días después el hospital. Es esta la primera vez en el mundo en que se ha descrito el trasplante de un órgano, en este caso de una tráquea, que previamente había sido reconstruido con células madre del propio paciente. El equipo médico que operó al paciente, en el Great Ormond Street Hospital de Londres, compuesto por médicos ingleses e italianos, estima que solamente en Gran Bretaña puede haber más de un centenar de niños que se podrían beneficiar de esta terapéutica. En su opinión este tipo de trasplantes no va a suplir por el momento a los trasplantes convencionales, pero si abre una esperanzadora posibilidad terapéutica para muchos casos ahora sin posibilidad de ser transplantados (BMJ 340; 672, 2010). La experiencia medica que se comenta, nos parece de extraordinaria importancia, pues es la primera vez que se consigue, con células madre de un paciente recomponer un órgano completo de otro donante, para después ser transplantado al paciente en cuestión. Además, como el órgano recompuesto lo ha sido con las propias células madre del paciente se evitan todos los problemas de rechazo inmunológico. Esta práctica abre nuevos e insospechados caminos en el área de la medicina regenerativa y reparadora, sin duda la posibilidad terapéutica de mayor proyección en este siglo XXI en que nos encontramos.