AGENTES SOCIALIZADORES Si bien la familia es indudablemente el principal constructor de la socialización, otros agentes trabajan en el mismo objetivo, y su acción no debe desdeñarse. Aquí se abordarán Algunos de ellos: los grupos de iguales, las instituciones educativas, las confesiones religiosas y los medios de comunicación social. Los compañeros Como se recordará, una de las tareas evolutivas del adolescente tiene que ver con el establecimiento de relaciones amistosas con el grupo de sus iguales. Esta tarea no se inicia con la adolescencia, pero en ella adquiere peculiaridades especiales, porque el sujeto comienza a experimentar "seriamente" el ser adulto en un momento en que los cambios son características de su ser, y le plantean la necesidad de adaptarse. la presencia de otros que están en sus mismas condiciones, sobre todo cuando las tensiones con los padres, profesores y demás adultos son altas, constituye un apoyo y ayuda de valor considerable. Con ellos aprende a relacionarse, a ejercer el liderazgo y a someterse, a establecer objetivos y metas, a obedecer normas, a adquirir habilidades sociales, a compartir experiencias y a descubrir nuevos horizontes. El hecho de ser igual que sus compañeros, es decir, de estar embarcados todos en la misma empresa y abordando los mismos problemas: disgusto hacia los padres y adultos, sorpresa por los cambios, preocupación por el sexo, etc., tranquiliza al adolescente Las relaciones que el sujeto mantiene con sus iguales sufren cambios considerables a través de la adolescencia. Suelen reconocerse tres tipos de grupos: la amistad intima, la camarilla y la barra; y pudiéndose incluir también la pandilla y los grupos formales. El gráfico 1 muestra los estadios del desarrollo del grupo durante la adolescencia, según un trabajo ya clásico realizado con 303 adolescentes australianos (Dunphy, 1963). Si se observa detenidamente el gráfico, se identificarán dos tipos de grupo: las camarillas y las barras. Aquéllas están formadas inicialmente por sujetos del mismo sexo (etapa 1). Después se producen los primeros intentos de relación e interacción entre camarillas de distinto sexo, pero los sujetos que inician esta interacción sólo lo hacen cuando tienen el apoyo del resto de los componentes (etapa 2). En la etapa 3, se forma una unidad heterosexual con miembros de las camarillas unisexuales, generalmente de rango elevado, los cuales pertenecerán, por un lado, a una camarilla unisexual y, por otro, a un grupo heterosexual. Poco a poco se produce una reorganización de las camarillas unisexuales, conformándose las barras o grupos heterosexua1es (etapa 4) que en la adolescencia avanzada se debilitarán al disminuir la necesidad del apoyo del grupo, y aumentar la formación de camarillas formadas por parejas heterosexuales casi independientes (novios). La barra es el más extenso e impersonal de los grupos considerados en el estudio, está formada por sujetos que poseen intereses, gustos o ideales comunes, esto mantiene su cohesión. Mientras que en las amistades intimas y camarillas el atractivo mutuo es más importante (Hurlock, 1980). Las barras sirven como foco o centro de actividades sociales amplias y organizadas, tales como bailes y fiestas, mientras que las camarillas giran alrededor de la conversación, siendo instrumento de difusión de la información dentro del grupo, de preparación de las actividades y de evaluación posterior (Dunphy, 1963). La informacion de los grupos y camarillas, así como su duración, está condicionada por varios factores. El 1 lugar de residencia y la ubicación de la institución educativa son dos de ellos. Dado que estas variables tienden a estar fuertemente relacionadas con los niveles socioeconómicos, este factor pasa prácticamente a ser determinante fundamental. Como señalan Noguera y Escalona (1989), aun en países donde parecen existir pocos prejuicios en este sentido, como aparentemente es el caso de Venezuela, es muy poco frecuente encontrarse con una camarilla integrada por adolescentes de nivel de pobreza crítica y adolescentes de clase media alta, por ejemplo. Se han realizado numerosas investigaciones para descubrir cuáles son las características que influyen en la popularidad de los adolescentes y que determina su participación en los grupos. La influencia que ejerce el grupo sobre el adolescente generalmente es sumamente fuerte, en especial durante la pubertad, aunque cediendo en la adolescencia tardía. Se caracteriza por una acomodación y conformismo críticos y extremos que no se corresponden con la oposición sistemática a los adultos, y que es incomprendida por éstos, causando enormes malestares. En un momento en el que la autoestima y la identidad están en formación, no tiene nada de extraño que el adolescente se vuelva hacia sus iguales que lo acogen y con los que se identifica, pues están pasando por las mismas circunstancias. En ocasiones, los adolescentes no pertenecen realmente a ningún grupo, pero eligen su propio grupo de referencia a través de los medios de comunicación, y actúan como si pertenecieran a él y, por tanto, con idéntica manera de comportarse. Grupos formales Algunos adolescentes que no logran, por múltiples circunstancias, encajar en los grupos mencionados (barras y camarillas), entran a formar parte de grupos formales, supervisados por adultos, que poseen organización y actividades preestablecidas, más o menos rígidas: clubes deportivos o ecológicos, acción católica, juventudes políticas, grupos de acción vecinal, grupos de rescate. Estos grupos formales representan un espacio "seguro" en el que los adolescentes pueden llevar a cabo tareas de tipo social que facilitan su desarrollo como personas responsables. Noguera y Escalona (1989) investigaron en adolescentes caraqueños su participación en organizaciones formales de tipo deportivo, religioso, político, cultural y de acción social. Lamentablemente, la participación era mínima, en la mayoría de los casos no alcanzaba el 10%, salvo en el deporte organizado. Todo ello indica un alejamiento de la juventud de las organizaciones formales de la sociedad, lo cual deberá llevar a reflexionar. Las pandillas No pocos adolescentes no encajan ni en las camarillas, ni en las barras, ni en los grupos formales. Se incorporan a las pandillas que tienen características similares a las camarillas. diferenciándose en que se orientan a una actividad abiertamente agresiva y transgresora de las normas sociales, llegando en casos extremos, aunque no infrecuentes, a la comisión de delitos. Las pandillas aparecen en todos los niveles sociales, pero son más frecuentes en áreas de extrema pobreza y grave privación cultural. El deterioro económico de Venezuela en estos últimos años se ve reflejado en un aumento de las mismas en las barriadas de las grandes ciudades. En ocasiones, la pertenencia a pandillas en lugares donde ni la policía se atreve a entrar, es de obligada 2 necesidad para obtener protección e, incluso, para conservar la vida. Muchas veces el adolescente, para evitar formar parte de ellas y no cometer infracciones o delitos, ha de pagar una cuota o "peaje". Esta situación es común en muchas ciudades populosas del país. Las pandillas formadas por adolescentes de los niveles socioeconómicos inferiores se caracterizan porque sus miembros están fuertemente motivados por conseguir bienes materia− les y no están dispuestos a obtenerlos siguiendo las vías legales, frente a las que se sienten sin oportunidad de ningún tipo. En el caso de las pandillas de alto nivel socioeconómico, el hastío de tenerlo todo, el deseo de aventura y de sensaciones fuertes son los motivos principales. Las amistades íntimas o personales con compañeros constituyen otro tipo de relación interpersonal entre iguales que coexiste con el resto de las relaciones más amplias, seña1adas anteriormente. Se diferencian que en aquéllas la relación es más cálida, cercana, veraz y confiab1e, lo que permite cumplir funciones de expresión de sentimientos e incluso, de liberación de fuertes tensiones (catarsis). Por otro lado, no está tan sujeta a presiones tales como conformismo, aceptación del grupo o popularidad. Las amistades intimas constituyen un sostén fundamental en la construcción de la propia te identidad Y seguridad personal del adolescente. La barra, la camarilla, la pandilla son demasiado externas Y amplias. Es con el amigo íntimo (o amiga íntima), que lo acepta y comprende, con quien el adolescente supera los momentos más graves de conflicto, frustración Y desesperación, y conquista la alegría, el gozo Y la esperanza. En general, estas amistades íntimas son unisexuales. Paralelas a ellas comienzan a llevarse a cabo los primeros intentos de relación entre dos de distinto sexo, que en la sociedad venezolana suelen iniciar los varones. son las citas. Al principio, la actitud de ellas suele ser fría y muy racionalizada y, por tanto, con poco compromiso emocional. Es sólo un ensayo ante algo que produce ansiedad, Y establecer distancias aumenta la seguridad. Poco a poco la desconfianza y el recelo van desapareciendo, y se inicia la progresiva aparición del compromiso afectivo, favorecida por la comprensión y de mayor confianza que se ha adquirido con la experiencia. Concepciones culturalistas Concepciones culturisticas La visi6n biologista de Hall y de los Freud, padre e hija, fue puesta en tela de juicio por las investigaciones transculturales de los antrop610gos, especialmente de Ruth Benedict (1938) y Margaret Mead (1935), quienes consideran que la concepci6n de la adolescencia como un período de tormenta y conflicto estaría determinada culturalmente, es decir, que sería aplicable únicamente a los adolescentes norteamericanos y europeos estudiados por Hall y Freud, y de ninguna manera sería un fen6meno universal, puesto que no aparece en muchas sociedades primitivas. Benedict (1938) afirma que gran parte de los conflictos que se observan en los adolescentes de las sociedades de la cultura occidental, son debidos a "discontinuidades" en el proceso de socializaci6n de los niños de dicha cultura (véase apartado correspondiente), y no factores biol6gicos. Tales conflictos no se presentan en muchas. sociedades primitivas en las que no existen dichas discontinuidades. Mead (1935, 1949 Y 1953) mostr6 c6mo diversas sociedades primitivas, los arapesh, los tchambuli, los mundugumor y los manus (habitantes de varias islas del Pacifico) abordaban de distinta forma elfen6meno de la pubertad y adolescencia, conllevando en unos casos tránsitos traumáticos y conflictivos, y en otros pacíficos y plenamente satisfactorios. 3 Por ejemplo, entre los arapesh de Nueva Guinea se celebran durante varios anos ciertos ritos y ceremonias de iniciaci6n para festejar la pubertad, tanto en el grupo de varones como en el de mujeres, pero el tránsito a la pubertad no tiene un significado psicol6gico especial. Los manus, también de Nueva Guinea, celebran una fiesta con gran alegría para señalar el tránsito, pero no se imponen responsabilidades especiales, es decir, no hay cambio repentino de papeles. Se presenta una transici6n lenta y continuada entre la niñez y el estado adulto. Sin embargo entre los mundugumor el paso es doloroso. La oposici6n, el conflicto e incluso la agresi6 entre padres e hijos del mismo sexo, está enmarcada dentro de una cultura de competencia. Esta nueva visi6n fue reforzada por las teorías del aprendizaje social (Bandura, 1964 y 1978), según las cuales la socializaci6n se logra mediante procesos de aprendizaje dentro d cada grupo social, y la "rebeldía e inconformismo" como característica general de los adolescentes, es un mito capitalizado por los medios de comunicaci6n social, que no se corresponde con la realidad. La religión Es imposible encontrar una definición satisfactoria de religión o una forma realista de clasificar los diversos tipos de lo que llamamos religión a causa de las importantes diferencias de función entre los diversos sistemas conocidos. Un examen y comparación general de religiones sería por lo tanto engañoso si el material a evaluar fuera asumido en su totalidad como de la misma naturaleza. Es un accidente histórico que los primeros estudiosos europeos de culturas extranjeras o primitivas utilizaran el término religión para denominar un fenómeno del que sólo tenían un conocimiento rudimentario. Llegaron a la conclusión de que las otras culturas debían tener instituciones del mismo tipo y papeles que las que tenían el cristianismo o el judaísmo en sus respectivas culturas. Afirmaciones y creencias tan arraigadas como prematuras constituyen el origen de gran parte de tales discrepancias. Un examen de las religiones a la luz de los conocimientos más avanzados debe comenzar por lo tanto limitando el término religión a aquellas instituciones para las que ha sido utilizado de forma habitual: el judaísmo y sus variantes, el cristianismo y el islam. Aunque esta limitación resulte algo arbitraria tiene sin embargo el mérito de facilitar una significación más clara limitándola a instituciones que tengan numerosos puntos de coincidencia. El siguiente paso será examinar las llamadas religiones identificadas en otras culturas, fijando el grado de equivalencia con el término en su acepción más restringida y utilizando después nuevos sistemas para clasificarlas cuando no se haya encontrado correspondencia. Dicha correspondencia no es cuestión de acuerdo o desacuerdo doctrinal, por ejemplo, en cuanto a nociones de Dios o de conducta moral. Es cuestión de decidir si las instituciones a las que se ha llamado religiones tienen la misma función en sus diversos contextos culturales como, por ejemplo, las que cumple una institución como el cristianismo en Occidente. Otra dificultad que se presenta al intentar examinar las religiones desde el punto de vista histórico es la noción común de la denominada religión primitiva, como forma de sentimiento y práctica religiosa humana más antigua y elemental. Sin embargo, no es seguro asumir que las formas no occidentales de cultura que carecen de desarrollo tecnológico sean por ello representativas de los primeros pasos en la carrera humana hacia las ideas espirituales. Cuanto más se sabe sobre diferentes criterios de culturas, más dificultades aparecen para adecuarlas en un sencillo esquema evolutivo o en un sistema de criterios claro. Se va a relacionar el tratamiento de la religión con un informe comparativo de las tres formas principales de conciencia sobre la relación humana con el universo o la deidad; una fundada en las religiones primitivas, otra en las religiones definidas de una forma más común, y la tercera, en los diversos sistemas orientales de creencias y prácticas que pueden calificarse como 'caminos de liberación'. Los ritos sociales y morales quedan fuera del ámbito de este articulo. RELIGIONES PRIMITIVAS 4 La diversidad de sentimientos y comportamientos conocidos como religión primitiva constituyen un tipo de conciencia que la civilización occidental ha perdido. Mundo interior y exterior El rasgo principal de la conciencia religiosa primitiva, según se ha estudiado en pueblos polinesios y africanos, es la ausencia de cualquier frontera definida entre el mundo espiritual y el natural, y por lo tanto entre la mente humana o ego y el mundo circundante. El filósofo francés Lucien Lévy−Bruhl llamó a esta ausencia de límites participación mística, indicando una sensación de fusión entre el organismo humano y su medio ambiente. Este sentimiento puede describirse como correspondiente en su campo a la moderna comprensión intelectual de la interrelación de la humanidad y la naturaleza en la ciencia de la ecología. Una ausencia de límites similar predomina también entre los mundos de la experiencia consciente y del sueño, o entre la voluntad individual y las emociones espontáneas y los impulsos de la psique. Como resultado, el mundo exterior en su conjunto está cargado de poderes que pueden llamarse mentales o espirituales. Los objetos materiales, como rasgos estables y comprensibles del mundo exterior, no existen, ya que todas las cosas parecen comportarse de un modo tan caprichoso como los acontecimientos en los sueños. Descontrolados, cuando los contenidos de la experiencia se encuentren en este estado de ánimo, parecerán tan vivos, misteriosos y fascinantes, así como terroríficos, que toda la naturaleza se verá bañada por una atmósfera impresionante y misteriosa. El historiador religioso alemán Rudolf Otto se refirió a una atmósfera así llamándola 'numinosa'. Introducción En este trabajo, se tratara sobre la sociedad, su cultura y la religión. Se trataran los puntos tales como los agentes socializadores, donde se hablara sobre los tipos de asociaciones, sus costumbres, etc; también sobre las concepciones culturisticas y la religión en los seres humanos. Anexos Grafico 2 5 6