Impactos del Cambio Climático en Actividades de Recreación al Aire Libre y Turismo Ruperto Chaparro Director Programa Sea Grant Universidad de Puerto Rico Gran parte de las personas que participan en actividades recreativas al aire libre no entienden la importancia económica y social de la recreación y su interrelación con los recursos y atracciones naturales. La recreación consiste de actividades o experiencias realizadas durante el tiempo de ocio, escogidas voluntariamente por el participante con propósitos de relajamiento, entretenimiento, o para su desarrollo social o personal. La recreación al aire libre por su parte, está compuesta por una serie de actividades recreativas que no se pueden practicar bajo techo. Por ejemplo en la recreación marina, individuos o grupos sociales participan de experiencias recreativas utilizando como base para éstas, recursos y atracciones naturales marinos y costeros. Compartir con familiares y amigos, ha sido seleccionada por los puertorriqueños en estudios recientes, como la satisfacción mayor, derivada de la participación en actividades recreativas al aire libre. Otros factores relacionados incluyen: contacto con la naturaleza, la oportunidad de mejorar la salud física y mental, la tranquilidad y el disfrute de bellos escenarios. El turismo se compone de oportunidades recreativas ofrecidas por un destino, que atraen personas del extranjero las cuales por lo general dedican su tiempo de ocio a observar puntos de interés, visitar amigos o parientes, disfrutar del medio ambiente o a practicar deportes o actividades recreativas. En Puerto Rico tanto la recreación al aire libre como el turismo utilizan como base nuestras playas, ríos, montañas, humedales, arrecifes de coral, manglares, pesquerías, flora y fauna, formaciones geológicas, recursos históricos, valles y lagunas costeras. El gobierno de Puerto Rico recibe directamente gran parte de los ingresos generados por la actividad turística y la recreación. Aquí se destacan los recaudos por la Autoridad de Puertos por el uso de las facilidades portuarias por los barcos cruceros, permisos de aterrizaje de las aerolíneas y derechos sobre combustible de aviación y barcos cruceros. Por otra parte, estos turistas atraídos por nuestras playas, generan ingresos para el fisco de la operación de las máquinas tragamonedas. En general el gasto de la actividad turística en Puerto Rico es de más de $2 billones de dólares al año y el total de empleos directos e indirectos inducidos por la actividad turística sobrepasa los 50,000 empleos. Aunque las estadísticas económicas relacionadas a la recreación al aire libre son limitadas, sabemos que al igual que los turistas, los recreacionistas generan gastos de viaje, auspician la industria gastronómica, compran equipo especializado para la práctica de actividades recreativas y pernoctan en áreas de acampar, hoteles y paradores. Los datos científicos indican con certeza que existen ciertos aspectos relacionados al cambio climático que actualmente afectan y amenazan los recursos y atracciones naturales que sirven como base a las actividades recreativas practicadas al aire libre en el archipiélago de Puerto Rico. Entre éstos podemos mencionar: el aumento acelerado en el nivel del mar, variaciones rápidas entre las sequías y las inundaciones, el aumento en la temperatura promedio anual y la disminución marcada en el promedio de lluvia anual. Los cambios climáticos esperados, tienen el potencial de: a) ocasionar impactos negativos críticos a nuestras atracciones y recursos naturales que sirven de base a las industrias de la recreación al aire libre y el turismo; b) disminuir el desarrollo sustentable de las oportunidades recreativas al aire libre y por ende reducir las oportunidades económicas generadas por las industrias de la recreación y el turismo. Entre los impactos negativos esperados por el aumento en el nivel del mar podemos mencionar la pérdida de playas por los procesos de erosión (es sumamente costoso el traer arena para formar playas nuevas). Perderemos humedales, lagunas y valles costeros por las inundaciones afectando la flora y la fauna incluyendo actividades como la pesca, cacería, caminatas y observación de aves. El aumento en las temperaturas promedio limitará el tiempo que podremos practicar actividades recreativas al aire libre, motivará cambios en la vestimenta a utilizar (que proteja del sol), aumentará el uso de cremas y bloqueadores de sol y en última instancia alterará las actitudes acerca de pasar tiempo al aire libre. Este dato es de gran importancia ya que alargará los veranos y reducirá la temporada de invierno en países del norte reduciendo la cantidad de turistas que nos visitarán para escapar del clima frío (acortará la temporada de turismo). El aumento en las temperaturas promedio también afectará los corales y por ende las pesquerías. Esto tendrá un impacto negativo en las industrias del buceo, la pesca recreativa y la industria de la gastronomía. Las sequías esperadas reducirán la atracción de los escenarios y las lluvias intensas provocarán inundaciones en comunidades costeras y edificios cercanos a las costas y aumentarán la sedimentación en los cuerpos de agua. El gobierno de Puerto Rico tiene la obligación de desarrollar estrategias para mitigar los impactos adversos asociados con los cambios climáticos que amenazan las atracciones y recursos naturales que sirven como base a las industrias del turismo y la recreación al aire libre así como los ingresos generados por éstas. Uno de las metas más importantes para garantizar el desarrollo sustentable de las oportunidades recreativas al aire libre, es el promover métodos apropiados en el uso de las áreas costeras. Todos sabemos de la gran cantidad de desarrollos y propiedades situadas y propuestas dentro de la zona pública marítimo-terrestre, muchas de éstas intencionalmente. Esta práctica debe ser desalentada ya que sabemos del proceso acelerado de erosión y los esperados cambios en el nivel del mar. Debe estudiarse la implantación de una moratoria para todo tipo de desarrollo en la zona marítimo-terrestre, prohibiendo a las compañías aseguradoras a cubrir los riesgos de desarrolladores privados que construyan en áreas costeras de alto riesgo y promover por medio de incentivos económicos el desarrollo en otras áreas. Es necesario establecer un fondo nacional para adquirir áreas costeras no desarrolladas o propiedad privada donde no se debe construir con el fin de preservar las playas recreativas para el disfrute del público. Debemos eliminar la utilización de fondos públicos para desarrollar infraestructura y carreteras en áreas de alto riesgo de erosión o inundación y remover las estructuras abandonadas en las costas o en la zona marítimo-terrestre que representen una amenaza a la seguridad pública. Sobretodo es sumamente importante que educar al público sobre los riesgos y cambios que se avecinan y sus consecuencias. A los políticos debemos advertirles el riesgo que representa el no abandonar la filosofía de “vamos a ver que pasa.”.