PROMUEVE PROCESO SUMARISIMO EN DEFENSA DE LOS DERECHOS DE LOS USUARIOS. PIDE MEDIDA PRECAUTORIA Sr. Juez de 1era. Instancia en lo Contencioso Administrativo Federal ALICIA OLIVEIRA, Defensora del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires, con domicilio en la sede de la Defensoría, Venezuela 842 de esta Ciudad, donde también lo constituyo a los efectos de este proceso conjuntamente con el letrado que me patrocina, Dr. Eduardo Jorge Monti, Tº 10 Fº 986, a V.S. digo: I. REPRESENTACION Y OBJETO Que la suscripta desempeña el cargo indicado por designación de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires conforme resolución nro. 582 de fecha 12.11.98 (acompaño documentación letra “A”). Que para el caso hipotético de desconocimiento de mi titularidad, solicito desde ya se oficie a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires, para su certificación. Que en el carácter invocado vengo a interponer demanda sumarísima contra el Estado Nacional, Poder Ejecutivo, con domicilio en Balcarce 50 de esta Ciudad. Que la vía del proceso sumarísimo se encuentra autorizada por los arts. 52 y 53 de la Ley 24.240, avalada, por todos, por el 1 precedente puntual de la Cámara Civil y Comercial Federal, Sala Ira. “Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires c/ Edesur S.A. s/ Responsabilidad” (La Ley 8.6.2000). Que esta demanda persigue se deje sin efecto el Decreto Nº 1017/2003, del 28 de abril (Adjunto Letra “B”), por el que se dispuso “Adecuar en función de las variables económico financieras producidas en el orden nacional, los precios adjudicados por la Licitación Pública Nº 4/95 a la firma Ciccone Calcográfica S.A. a razón de Pesos ochenta y seis con cuatro centavos ($ 86,04.-) más IVA para el Pasaporte...” (art.1º) lo que se traduce en un aumento del precio para obtener pasaporte de un 70 % afectando a las personas (usuarios) del servicio de esa documentación obligatoria que se ven menoscabados gravemente en sus intereses económicos mediante esa decisión irrazonable y sorpresiva, contrapuesta a la propia ley de emergencia económica, Ley 25.561, art. 8, 9, 10 y conc. Que pido desde ya se decrete como medida cautelar la suspensión del cobro de los aranceles que aumentaron groseramente el precio para la obtención de Pasaporte, hasta que se dicte sentencia en estos autos. Que la suscripta actúa en cumplimiento de la obligación legal de defender los derechos e intereses legítimos y difusos de los habitantes de la Ciudad de Buenos Aires (art. 137 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires y art. 2 de la Ley 3 de la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires), en particular frente a la administración local, y en general, por la atribución de autoridad de aplicación de la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor (art. 41) que se confiere a la Ciudad de Buenos Aires a la que es de mi incumbencia controlar. Sumado a lo expuesto, prevalece la norma fundamental de la Constitución Nacional que se expresa esencialmente en los novedosos textos de los arts. 42 y 43 que 2 encomiendan a las “autoridades” la protección de los consumidores y usuarios de sus intereses económicos, la defensa de la competencia, la calidad y eficiencia de los servicios públicos y la actuación a través de la vía del amparo para hacer realidad la defensa de los derechos de incidencia colectiva y/o difusos, con especial referencia al Defensor del Pueblo. Que si bien esta acción se hace en relación a la masa de usuarios de la Ciudad de Buenos Aires, lo cierto es que se trata de un grupo mayoritariamente afectado a quien la suscripta debe defender en sus derechos e intereses individuales, colectivos y difusos (art. 137 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires; Cámara Civil y Comercial Federal, Sala 1era., autos “Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires c/ Edesur S.A. s/ Responsabilidad por daños”, La Ley 8.6.2000; Cámara Contencioso Administrativo Federal Sala 5ta., en autos “Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires c/ Secretaría de Comunicaciones s/ Amparo” de fecha 30.8.2000, Causa Nro. 40.032/99, Reg. Nro. 78 folio 121/3, Tomo II). II. EL AUMENTO CONSIDERADO ILEGITIMO. Que el día miércoles 7 de mayo, los habitantes de la ciudad de Buenos Aires se vieron sorprendidos por la noticia del inminente aumento de aranceles de la documentación expedida por la Policía Federal Argentina, el que comenzó a regir de “hecho” el día 8 de mayo en forma sorpresiva. Que a raíz de esa medida el Pasaporte pasó a costar de Pesos setenta y cinco a Pesos ciento treinta, un aumento de casi el 73 %. La abrupta y excesiva incidencia de esta carga sorpresiva para quien se ve obligado a proveerse de tal documentación obligatoria implica 3 indirectamente una cortapisa inesperada para aquellos que necesiten salir del territorio argentino. Enseña Bidart Campos en su conocida obra de Derecho Constitucional que “..el derecho de salir (del territorio) no puede gravarse con sumas que por su monto alteran o desnaturalizan tal derecho” (art. 14 CN). Podrá discutirse si este aumento impide realmente la salida del territorio, pero debe coincidirse en que la agrava excesivamente, si comparamos con países como Guatemala donde el pasaporte cuesta U$S 25.- , Brasil U$S 10.-, y España U$S 19.- (Diario Clarín 8.5.2003). Con este aumento nuestro pasaporte llega casi a U$S 50.- El Decreto que impugnamos omite toda referencia a la emergencia económica, a la que contradice, y pareciera consentir la existencia de una “excesiva onerosidad sobreviniente” ante un pedido administrativo de la empresa adjudicataria que denunció -según los considerandos- la ruptura de la ecuación económica financiera del contrato a partir del impacto que tuvo en sus costos la utilización de insumos importados. Sin embargo la Ley 25.561 de emergencia económica estableció para los contratos celebrados con la administración pública bajo normas de derecho público; la prohibición de las cláusulas de reajuste en relación a monedas extranjeras y la fijación de la relación de cambio: un Peso, un Dólar. A su vez el art. 9º autorizó al Poder Ejecutivo Nacional a renegociar los contratos comprendidos en el art. 8º, aclarando que en el caso que tengan por objeto la prestación de servicios públicos, debería tenerse en cuenta entre otros criterios, “el interés de los usuarios y la accesibilidad de los servicios”. 4 Podrá no coincidirse si el caso de los pasaportes se encuentra incluido como “servicio público” dentro de lo previsto en esta normativa. De hecho el Decreto 293/2002 del Poder Ejecutivo que encomendó al Ministerio de Economía la renegociación de los contratos alcanzados por lo dispuesto en el art. 8º de la Ley 25.561, no incluyó expresamente el servicio de provisión de pasaportes, pero si otros que excedieron los típicos servicios públicos domiciliarios, como el servicio postal, el servicio ferroviario de cargas y las vías fluviales por peaje, lo cual no aleja de las prerrogativas legales la cuestión de marras de notorio “interés general”, como característica esencial de los servicios públicos. En el caso no hubo renegociación del contrato sino una respuesta a un pedido de la empresa adjudicataria que por supuesto resulta de una afectación económica grave para el usuario a quien la Constitución Nacional le ha asegurado la protección de sus “intereses económicos” (art. 42 CN). Y esa respuesta ha sido el Decreto que impugnamos, que además de pasar por alto en los artículos 8º y 9º de la Ley 25.561, omite lo previsto en el art. 10º de la misma ley que señala que pendiente la renegociación “en ningún caso autorizarán a las empresas contratistas o prestadoras de servicios públicos, a suspender o alterar el cumplimiento de sus obligaciones”. Por lo tanto el aumento inesperado, sin participación directa o indirecta de los usuarios, que casi duplica el precio del pasaporte y no condice con el costo internacional del mismo transforma a la norma en ilegítima e irrazonable. Si bien la Teoría de la Imprevisión se ha considerado apta para mejorar en casos excepcionales la alteración de la ecuación económico 5 financiera en perjuicio del contratista, deben tenerse presente dos circunstancias que han quedado preteridas: a) la existencia de una emergencia con directivas legales expresas (art. 10º Ley 25.561); b) el principio del “sacrificio compartido” que se menciona en la ley para los contratos entre particulares. En el caso no hubo renegociación afectándose las normas mencionadas en perjuicio del usuario; y al no haberla no ha quedado demostrada la incidencia de la supuesta ruptura de la ecuación económico financiera de la empresa y cuál sería el sacrificio compartido asumido por la misma. Hay que tener presente que el art. 1198 del Código Civil al referirse a la teoría de la imprevisión, alegable en los contratos administrativos, sólo permite una “mejora equitativa”, que tampoco puede apreciarse en esta circunstancia donde no existe para el usuario medida alguna del supuesto desfasaje económico que se invoca ni información “adecuada y veraz” al respecto (art. 42 CN). Ver Marienhoff, M.S. “Tratado de Derecho Adminstrativo” Tomo III a, pág. 501. No puede argumentarse que la adecuación -por demás excesiva- que el Decreto establece, es necesaria para la continuidad del servicio en orden a la satisfacción de los intereses colectivos (Druetta, Ricardo “Renegociación del Contrato Administrativo”, en “Contratos Administrativos, Jornadas de la Universidad Austral, obra colectiva, pág. 359). Tan es así, que en el caso el Estado Nacional pudo o puede recurrir a la rescisión contractual conforme a las circunstancias, y a una nueva adjudicación que contemple la no afectación abrupta y excesiva de los usuarios necesitados u obligados a la obtención de un pasaporte para salir del territorio nacional. En coincidencia con el Dictamen de la Procuración del Tesoro de la Nación (Nº 163/94), si bien es cierto que la Administración no necesitaría de una norma legal que la autorice a renegociar los contratos administrativos que haya suscripto, con base en el principio del paralelismo de las 6 competencias (así cómo puede celebrarlos puede procurar consensos con los contratistas para renegociarlos), es necesario para ello que exista una renegociación, que se funde en razones de interés público y responda al mejor cumplimiento de los fines específicos sin apartarse de las disposiciones legales y por sobre todo, siempre que no se afecten intereses de terceros (usuarios del servicio que deben ser protegidos en sus intereses económicos). Por lo tanto no existió en el caso ningún proceso de renegociación donde la rescisión sería la “ultima ratio” del sistema agotados los mecanismos conciliadores (Gusman, A.S. “Contratos Administrativos...” Suplemento La Ley, noviembre 2002). Mientras tanto debe mantenerse lo previsto en el art. 10º de la Ley 25.561 que obliga a las empresas contratistas a no suspender ni alterar el cumplimiento de sus obligaciones (Dromi, Roberto “Renegociación y reconversión de los contratos públicos, pág. 19). El contratista que pretende desentenderse de sus obligaciones como consecuencia del incumplimiento del comitente debe acreditar una razonable imposibilidad de cumplir las obligaciones a su cargo (CSJN, 2.3.1993, “Cinplast c/ EnTel”). No puede dejar de considerarse que la empresa Ciccone Calcográfica S.A., viene actuando con exclusividad o monopolio en el servicio de provisión de pasaportes, por lo cual, cualquier alteración que redunde en un aumento del arancel a su favor, por demás exorbitante debió interpretarse con un criterio restrictivo (CSJN Fallos 105:26). El derecho de los usuarios al menor precio de los servicios debe prevalecer en principio sobre el derecho de las licenciatarias a obtener mayor precio (arg. CNFed. Sala IV, “Telintar S.A. c/ C.N.T.” La Ley 1995 - A - 217). 7 Por último, no debe olvidarse que se trata de un arancel que no reporta para el usuario ningún beneficio directo como la adquisición de un bien o un servicio evaluable. El Estado debería proveer de rentas generales los documentos de tenencia obligatoria o buscar la incidencia menos gravosa para el público usuario necesitado de los mismos. Máxime cuando la medida que impugnamos aparece como inoportuna frente a la asunción de un nuevo gobierno estable. III. CONCLUSION Que en conclusión, el aumento arancelario para la obtención de pasaportes que autoriza el Decreto Nº 1017/03, constituye una expoliación de base ilegítima vedada por la Ley de Emergencia Económica Nº 25.561 (arts. 8,9,10 y conc.) siendo además irrazonable e inoportuno (art. 42, 14, 17 y conc. CN). Que estos actos son de ilegalidad manifiesta, por lo que no se los puede presumir de legítimos, como lo refiere el art. 43 de la CN. Que así se lo califica porque lesiona en forma actual derechos o garantías explícitamente reconocidos por la Constitución Nacional (art. 42, 17 y concordantes). Que por tal razón, esta demanda persigue se deje sin efecto el decreto objeto de la misma, cómo se ha expresado y fundado. IV. MEDIDA CAUTELAR. SUSPENSION Que conforme al art. 232 del CPCyC vengo a solicitar como medida cautelar genérica, la suspensión de los efectos del Decreto impugnado 8 mientras se sustancia este proceso para evitar el mayor daño que causa al usuario la ejecución del aumento arancelario ilegítimo. Que de esta forma se hace evidente el “peligro en la demora”, pues sería muy difícil o casi imposible revertir eficazmente el daño causado a cada persona individualmente en caso que se hiciera lugar a la demanda (contrario sensu, C.S.J.N. Fallos 307:2267 - cit. resolución -por todos- Juzgado 11 Sec. 21 de este fuero, del 27.11.2000, “Consumidores Libres”). Que la verosimilitud del derecho surge de las propias normas legales y constitucionales violadas (art. 42, 17 y concordantes CN, art. 8, 9, 10 y conc. Ley 25.561) según se ha señalado (punto II), sin que sea necesario para el dictado de la medida el examen de la “certeza” sobre la existencia del derecho pretendido. Que por lo expuesto, pido a V.S. resuelva la suspensión del Decreto impugnado, notificando al Poder Ejecutivo Nacional, con habilitación de días y horas inhábiles para que se haga cesar el aumento arancelario en curso mientras se sustancia este proceso. V. PRUEBA DOCUMENTAL 1) Fotocopia de Boletín Oficial de la Ciudad donde consta la designación de la suscripta. 2) Fotocopia del Decreto Nacional Nº 1017/03. 9 VI. PETITORIO Por lo expuesto de V.S. solicito: 1) Me tenga por presentado, parte en el carácter invocado y constituído el domicilio. 2) Dé a la presente la vía sumarísima solicitada conforme a los arts. 52 y 53 de la Ley 24.240. 3) Por acompañada la prueba documental. 4) Decrete la medida cautelar solicitada en el punto IV. 5) Tenga presente que faculto a los Dres. Eduardo Jorge Monti, Valeria Mena y Duilio Ferlat a la presentación y desglose de escritos y comprobantes, en especial contestaciones de demanda, oficios, testimonios, como asimismo el diligenciamiento de cédulas, y demás documentos que fuera menester. 6) Oportunamente dicte sentencia decretando la invalidez del decreto impugnado conforme todo lo expuesto. Proveer de conformidad Será justicia 10