Debate abierto del Consejo de Seguridad sobre Niños y Conflictos Armados. 18 de junio de 2015 Sr. Presidente, Permítame felicitarle por la organización de este debate abierto y la adopción de una nueva e importante resolución en materia de niños y conflictos armados, que España ha copatrocinado. Esta resolución es un resultado tangible de la excelente labor de Malasia al frente del Grupo de Trabajo sobre Niños y Conflictos Armados, que aplaudimos. Quisiera también agradecer las exposiciones del Secretario General de Naciones Unidas, la Representante Especial del SGNU para Niños y Conflictos Armados, Leila Zerrougui, la Sra. Yoka Brandt, Directora Ejecutiva adjunta de UNICEF y la Sra. Eunice Apio, de la ONG ugandesa “Facilitation for Peace and Development”. Me acompaña hoy una delegación de parlamentarios españoles encabezada por el Presidente del Senado. Su presencia aquí subraya el interés y la importancia que tiene para España el trabajo del Consejo de Seguridad en favor de la paz, la seguridad y los derechos de la infancia, conforme a la Carta de Naciones Unidas. Para España constituye una prioridad nacional contribuir a un mundo más justo, más seguro y más próspero como legado a las generaciones más jóvenes y futuras. Con ese espíritu asumimos la responsabilidad del mandato en el Consejo y con esa actitud participamos activamente en la negociación de textos y en debates como los que nos congregan hoy en respuesta a la convocatoria de la Presidencia. Sr. Presidente La agenda de Niños y Conflictos Armados no ha dejado de aumentar desde que se incorporó al Consejo, hace ya diez años, de la mano de Francia. La aparición de nuevos conflictos y amenazas globales ha hecho de 2014 un año especialmente trágico –el más horrible- para millones de niños y niñas. A pesar de ciertos progresos, informes como el que hoy debatimos ponen de relieve la necesidad de seguir impulsando con determinación esta agenda en el Consejo de Seguridad. A las múltiples y execrables tropelías que se cometen contra niños y niñas en conflictos armados –empezando por el reclutamiento de infantes para ejercer como soldados- el secuestro de menores ha venido a convertirse en moneda corriente en numerosas zonas en conflicto. Los secuestros masivos son una nueva táctica, en particular de los grupos armados no estatales, para aterrorizar a la población civil. El secuestro es solo el inicio de un horror mucho mayor que suele desembocar en reclutamientos forzosos, abusos sexuales, tráfico ilegal de niños, esclavitud, mutilaciones y asesinatos. En este contexto, las niñas son especialmente vulnerables al secuestro con fines sexuales. Boko Haram en Nigeria e ISIL/Daesh en Irak y Siria son exponentes de estas conductas crueles y viles que persiguen doblegar toda resistencia por medio del terror. El principal objetivo de la resolución que hoy adoptamos es precisamente incorporar los secuestros de niños como causa de inclusión en la lista del Secretario General sobre violaciones graves contra los niños en conflictos armados de aquellos países o grupos armados que incumplan las medidas de prevención y protección propuestas. Nos felicitamos por este avance sustancial de gran alcance. Con la intención de seguir impulsando esta agenda, me centraré en cinco ámbitos: el respeto al derecho internacional humanitario; el papel de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz; los acuerdos de paz y la reinserción de los niños en la vida civil; la rendición de cuentas; y la movilización de la opinión pública. 1) No nos cansaremos de insistir en la absoluta importancia de que se cumplan las reglas más básicas del Derecho Internacional Humanitario. Las escuelas y hospitales deben ser respetados y salvaguardados. El 29 de mayo pasado, España firmó junto con otros 37 países la declaración de Oslo sobre escuelas seguras. Confiamos en que, con el apoyo de un número creciente de Estados Miembros, se pueda avanzar en la prevención del uso militar de escuelas. Por desgracia, en pleno siglo XXI, sigue siendo necesario recordar que el uso de determinados artefactos explosivos, como las minas antipersonas o las bombas de racimo, es absolutamente reprensible pues afectan a toda la población civil, infligen daños inhumanos y martirizan a un gran número de niños. Quiero en este punto alzar la voz de España contra el uso de bombas-barril en Siria. Ese empleo constituye un flagrante crimen de guerra que no debe quedar impune. El último informe del Secretario General se refiere extensamente a los bombardeos en áreas densamente pobladas. Tales acciones, difícilmente justificables a la luz del derecho internacional, arrojan unas cifras de víctimas infantiles tan elevadas que indignan. El ataque con proyectiles registrado este lunes 15 en Alepo que ha causado decenas de víctimas mortales, entre ellas muchos niños, es un último ejemplo de ataque indiscriminado que lamentamos y condenamos con firmeza. La guerra es el caldo de cultivo idóneo para la comisión de crímenes en masa. De ahí la necesidad de que cesen las agresiones y las hostilidades para poder trabajar en la difícil tarea de construir y consolidar la paz. 2) En segundo lugar, me gustaría abordar el papel de las Operaciones de Mantenimiento de la Paz. Contribuyen de forma esencial a la paz y seguridad internacionales ayudando a los países en situación de post-conflicto a crear las condiciones que hagan posible una paz sostenible en la que la protección de los niños es un elemento clave. Por ello, quiero reiterar la opinión que España expresó el pasado marzo sobre la importancia de fortalecer los mandatos de las Misiones de Paz en cuestión de protección infantil. Asimismo, consideramos que los países listados por el Secretario General que no hayan adoptado un plan de acción para poner fin a posibles violaciones y abusos contra los niños cometidos por integrantes de sus contingentes no deberían contribuir con tropas a ese tipo de operaciones. Es imprescindible asegurar la presencia de un asesor especial sobre niños en las misiones de paz, así como garantizar la adecuada formación de los contingentes en temas de protección infantil. Todo ello resulta indispensable para contribuir a avanzar, de forma cada vez más decidida y eficaz, en la protección de los niños sobre el terreno, que es una responsabilidad primaria de los Estados. España recuerda la importancia de seguir aplicando en su integridad la política de tolerancia cero del Secretario General respecto a la violencia sexual y el abuso y la necesidad de garantizar la rendición de cuentas de aquellos implicados en actos de esa índole. 3) Me gustaría también incidir en la importancia de incorporar en los acuerdos de paz de manera destacada las necesidades de los niños. España desearía que se fomentasen mecanismos que contemplen estas necesidades, igual que se ha asumido la conveniencia de la participación de las mujeres en la negociación y puesta en práctica de los acuerdos de paz. En este sentido, los acuerdos de paz no pueden olvidar tres facetas esenciales: protección, rehabilitación y reintegración de los niños víctimas de conflictos armados. Los Estados afectados deben garantizar mecanismos que aborden estas tres cuestiones satisfactoriamente. Un buen mecanismo de reintegración son los programas de educación y formación, creados para favorecer el interés del menor y respetar su estatus de víctima. Me permito recordar, como ejemplo de buenas prácticas, las cifras proporcionadas por Colombia en el debate abierto de 25 de marzo: mediante el establecimiento de una comisión intergubernamental en la que participan 23 agencias estatales se ha reinsertado a más de 4.000 menores reclutados por las FARC y el ELN en los últimos diez años. Sr. Presidente, 4) En materia de rendición de cuentas, seguiremos abogando por fortalecer los sistemas judiciales nacionales y la colaboración del Consejo de Seguridad con la Corte Penal Internacional. La lucha contra la impunidad no sólo restaura la dignidad de las víctimas, sino que actúa como mecanismo de disuasión. Con todo, hay que diferenciar entre responsables y víctimas, pues resultaría paradójico privar de libertad a niños que son soldados pero antes y sobre todo son víctimas de un conflicto armado. Por eso, y en línea con las recomendaciones del SG, somos partidarios de estudiar alternativas a la vía penal dirigidas a su rehabilitación y reintegración social, siempre en interés del menor. Lo que no obsta para que se responsabilice y se exija cuentas a los responsables de su reclutamiento. 5) Por último, me refiero a la movilización de la opinión pública. Gobiernos, Organismos Internacionales y Sociedad Civil tienen que seguir trabajando codo con codo para concienciar a todos los actores implicados – desde los propios grupos armados hasta los familiares de las víctimas – sobre este reto de gran envergadura en un terreno en el que nos queda mucho por hacer. La Oficina de la Alta Representante Especial y UNICEF han realizado un excelente trabajo con la Campaña “Niños, no soldados”, en colaboración de países como Chad o Afganistán. Entre todos podemos contribuir a impulsar esta agenda hasta que las palabras “niño” y “soldado” sean antitéticas en cualquier rincón del planeta. La campaña “No a una generación perdida” de UNICEF dirigida a los refugiados sirios, con apoyo de la Unión Europea y Turquía, está dando un buen resultado. El 19 de mayo pasado, durante la celebración del segundo debate abierto del Consejo de Paz y Seguridad de la Unión Africana sobre niños y conflictos armados, se pusieron de manifiesto notables ejemplos de buenas prácticas, incluso en situaciones muy difíciles, como puede ser la de la República Centroafricana. Me gustaría terminar agradeciéndole un vez más, Sr. Presidente, por haber convocado este tan importante y oportuno debate que nos ha permitido adoptar una resolución que refuerza la lucha contra la barbarie que afecta a los miembros más jóvenes y más inocentes de la familia humana. No podemos permanecer impasibles ante una manipulación de vidas que empiezan y que tienen derecho a desarrollarse sin quedar por siempre marcadas por la violencia y el odio. Debates y resoluciones como los de hoy son moral y políticamente imprescindibles. En materia de protección de la infancia todo esfuerzo es poco ante las dimensiones del reto. La comunidad internacional y este Consejo pueden contar con España para hacerle frente sin desmayo. Muchas gracias.