Invitación a la lectura con Javier Gracia Fue algo diferente, distinto. En ningún momento nos planteamos que, por ser compañero jubilado, le debíamos un tributo. No. Elegimos su novela, apadrinados por el inconmensurable Ramón Acín, la elegimos –digo- porque nos dio la gana. Y vino un 28 de febrero a hablar y compartir –siempre ha compartido todo- su novela La niebla del olvido. Se arrancó con una especie de lección magistral sobre la necesidad de contar, de comunicar. Nos hizo un recorrido desde la literatura de transmisión oral –jarchas, lírica…- , hasta narrativas escritas insospechadas. Se centró en su novela. Luciano, Mosén Damián, Ramoné. Nos despejó dudas sobre los monólogos interiores, sobre la trama y el asunto, sobre el argumento, sobre la técnica narrativa, sobre el uso de registros informales y formales. Incluso nos despejó dudas sobre él mismo, sobre su persona, sobre su trayectoria vital y profesional. Hablando, dialogando, escuchando y compartiendo, una vez más, nos cautivó. Sus referencias literarias a Andrés Hurtado, a Miguel Hernández, a Muñoz Molina. Su recuerdos a Llamazares, a Bécquer, a Reyes -aunque se muestre republicano-. Mucho se ensalza esta novela por su canto a la amistad. No lo dudo. Pero me atrae más el hecho de saber acertar con las situaciones y con el uso de la lengua. Le preparamos para su visita un mural con fotos y anécdotas de la escuela en la época franquista. Lo agradeció. Se caracteriza por agradecer la más mínima consideración. Y, a la vez que agradece, transmite seguridad, resolución, vitalismo, amistad. Aprovechamos el encuentro para entregar los premios de un concurso que lleva su nombre. Un concurso de cartas manuscritas –segunda convocatoria- en el que han participado alumnos y alumnas escribiendo en árabe, húngaro, chino, rumano, francés, inglés, castellano… ¿Qué más queréis que os diga? Leed la novela y hablamos. Creedme, por favor. Salvador Blasco. IES Jerónimo Zurita. Zaragoza.