Publicado en la edición del jueves 20 de abril de 2006 de Heraldo de Aragón Tribuna Ajena | Es la ocasión de establecer una auténtica política universitaria aragonesa, abierta a las necesidades sociales de los estudiantes y empresas y que profundice en la descentralización. Por Rafael Navarro Linares La Universidad y el espacio europeo ”La evaluación de la calidad de las enseñanzas va a ser una espada de Damocles difícil de superar si los centros no alcanzan unidades homogéneas de tamaño suficiente” Desde mediados de marzo ya se conoce el noventa por ciento del catálogo de los nuevos títulos de grado y posgrado, así como las directrices de algunos de ellos. Sin disparo de salida, ha comenzado una carrera silenciosa para estar en posiciones de ventaja en el proceso de transformación de las enseñanzas universitarias al Espacio Europeo de Educación Superior –EEES-, que va a producir en los próximos tres años cambios de magnitud equiparable a los experimentados por la Universidad española en los últimos 20 años. Todavía hay incertidumbres y bastantes elementos por definir en las nuevas enseñanzas, pero no es posible esperar a conocerlos todos para hacer la elección más adecuada en cada caso, planificar el proceso de transformación y actuar. La Universidad de Zaragoza, en su último Consejo de Gobierno, presentó un calendario con planificaciones y estrategias para guiar este proceso que alcanza la organización académica, la asignación de la docencia y la organización de los propios centros, así como para la renovación de las metodologías docentes. ¿Qué enseñanzas de grado se impartirán en la Universidad de Zaragoza y donde?, ¿cómo orientar las futuras enseñanzas de posgrado?, ¿en qué Campus se ofertarán?, ¿qué medios e infraestructuras se necesitarán?, ¿cómo quedan los centros actuales?, ¿sobran profesores o faltan?, ¿cómo se incentivarán los cambios de metodología docente en profesores y alumnos? ... Estas preguntas y otras muchas, desde hace meses, son formuladas por la sociedad y, en particular, por la comunidad universitaria a los responsables académicos y políticos, sin posible respuesta. Los centros de la Universidad de Zaragoza, en reuniones bilaterales o multilaterales propiciadas desde el Rectorado, llevan meses buscando respuestas a estas preguntas en los ámbitos que les competen, ya que son quienes deben informar técnicamente las posibilidades y gestionar el día a día. Sin embargo, en ésta búsqueda rápidamente tropiezan con el techo de un marco no establecido y cuya responsabilidad está en niveles superiores que no se han definido. Es lógico que las propuestas de transformación emerjan del Consejo de Gobierno de la Universidad, aunque la responsabilidad sea de su Consejo Social y finalmente del Gobierno de Aragón. Pero, de poco servirá la voluntad e iniciativas académicas de los centros y de la Universidad si su acción no se incardina en las líneas que marquen las instancias superiores y todas ellas caminen en la misma dirección. Además, no sólo es necesaria la coordinación entre instituciones sino que ahora se precisa visión de futuro, liderazgo social y anticipación por parte del Gobierno de Aragón, que hasta ahora no ha estado presente en el proceso. Conjugar el comienzo de Bellas Artes en Teruel y de Odontología en Huesca el próximo curso, con la elaboración de los planes de estudio de las correspondientes enseñanzas de grado EEES y de las que empezaron a impartirse en este curso; Filosofía, Diplomatura de Óptica e Ingeniería Técnica de Obras Públicas, no va a ser fácil y, para su supervivencia, urge que hagan su transformación al EEES. Pero igualmente deben transformarse con rapidez otras enseñanzas con amplio arraigo para no perder competitividad en Aragón o frente a Comunidades vecinas. En el nuevo marco, la obligatoria evaluación de la calidad de las enseñanzas va a ser una espada de Damocles difícil de superar si los centros no alcanzan unidades homogéneas de tamaño suficiente y éstas no se imbrican fuertemente en su entorno socio-económico. Es la ocasión de establecer una auténtica política universitaria aragonesa, abierta a las necesidades sociales de los estudiantes y de las empresas y que, pensando en los próximos 10 años, profundice en la descentralización, dando sostenibilidad y futuro a los Campus de Huesca y Teruel. En el periodo preelectoral, al que estaremos abocados en los próximos 12 meses, será difícil formular políticas de largo alcance y se corre el peligro de que pase de largo el mejor momento para hacer la programación de la Enseñanza Universitaria de Aragón, cuyas directrices deben guiar su transformación al EEES. Rafael Navarro Linares es director del CPS