MOVIMIENTOS LITERARIOS DEL SIGLO XIX A) INSTITUCIONES Durante este siglo, que es el del ascenso al poder de la burguesía industrial y comerciante en todo Occidente, adquieren mucha importancia una serie de instituciones: Periodismo.- Se desarrolla y adquiere su madurez a lo lago del siglo en España, a pesar de los periodos de prohibiciones, censura política y económica, manipulaciones, etc. Existen varios tipos de periódicos: políticos, satíricos, literarios, de divulgación científica, femeninos y noticieros. Nos interesan sobre todo los literarios, donde publican sus obras los poetas y donde aparecen las críticas literarias. Además, los periódicos publican en folletín (entregas coleccionables) novelas y otros tipos de obras. Todos los escritores del s. XIX escriben en la prensa, y muchos publican sus novelas en folletín porque es más rentable económicamente a corto plazo. Asociaciones culturales.- Hay Casinos y Ateneos en toda España. Son lugares de reunión donde la burguesía se instruye, discute, se organiza social y políticamente, o simplemente se distrae. Los más importantes son el Ateneo de Madrid (fundado en 1820) y el Liceo Artístico y Literario de Barcelona (fundado en 1837). B) ROMANTICISMO 1.- En Europa Este movimiento comienza en Alemania con el grupo “Sturm und Drang” (tormenta y empuje), del que forman parte Goethe o Schiller, en el último cuarto del siglo XVIII. Propugnan la recuperación del espíritu nacional alemán, la unificación política y cultural del país, el liberalismo y la oposición a las normas neoclásicas. A fines del siglo y a principios del XIX también escriben Hölderlin, Novalis y Heine. En Inglaterra también comienza pronto, con Locke y Pope, que son todavía en parte de ideas ilustradas. El Romanticismo inglés, como el alemán, es de carácter liberal (oposición a las normas artísticas y a las convenciones sociales, liberación de los pueblos, idea de libertad política). Poetas: Wordsworth, Coleridge, Keats, Shelley, Byron. Prosista: W. Scott. En Francia es más tardío porque Napoleón impone las formas neoclásicas y la censura política. Su periodo más importante va del 1820 al 1840. Los autores: Mme de Stäel, Alejandro Dumas o Victor Hugo. También los poetas Vigny, Musset y Lamartine. El representante francés del Romanticismo conservador (además del Hugo más joven) es Chateaubriand (vuelta al pasado, reivindicación de lo tradicional, de los valores del Antiguo Régimen). En Italia destacan Manzoni y Leopardi. En Dinamarca, J. C. Andersen. En Rusia, Pushkin. En EE.UU., el poeta y narrador Edgar A. Poe y el novelista James F. Cooper. No buscan la Razón universal, sino captar el volksgeist, el Espíritu del Pueblo, liberar el sentimiento y la fantasía. Buscan huir del mundo “desarrollado” europeo, refugiándose en Oriente, en el pasado, en lo sobrenatural. El poeta es un ser especial, una especie de profeta, que es capaz de sintonizar con ese Espíritu. Rechazan las 1 convenciones sociales. Frente a lo que sucedía en el siglo anterior, se privilegia a los jóvenes. 2.- “Prerromanticismo” español Hay quien dice que en España el Romanticismo no era nuevo. España era un país romántico (pervivencia de instituciones medievales, como la Inquisición; pasado oriental; rehabilitación del Barroco literario; importancia de las tradiciones religiosas; resistencia popular contra Napoleón…). Además, estaba la poesía de sentimiento de algunos ilustrados. Otros defienden lo contrario. Es cierto que España, por su retraso y por la importancia del Barroco (contrario a las normas neoclásicas) era un país de moda para los románticos. Pero la educación en las escuelas españolas siguió las normas neoclásicas hasta 1870. Autores como Larra, Quintana, Marchena, Cienfuegos, Lista o Blanco-White, son de formación ilustrada y mantendrán esos gustos en algunos aspectos. Los románticos españoles se formaron en el extranjero, y este movimiento sólo comenzó a ser importante en España con el regreso de los exiliados políticos en 1833 (Martínez de la Rosa, Espronceda, Alcalá Galiano). 3.- Romanticismo español Entre 1814 y 1820 se introduce el Romanticismo conservador. En 1833, con la vuelta de los exiliados, lo hace el liberal (de influencia inglesa). Formas: mezcla de verso y prosa; mezcla de metros, imitación de medievales y barrocos, expresión exaltada del sentimiento. Temas: trágicos, tétricos, medievales; libertad de elección y de combinación de temas; exaltación de la imaginación y de la aparatosidad. Poetas: además de la promoción puente con el siglo anterior, Martínez de la Rosa, el Duque de Rivas, Espronceda (máximo representante del R. liberal español) y Zorrilla (lo mismo del conservador). Dramaturgos: Martínez de la Rosa, el Duque de Rivas (Don Álvaro o La fuerza del sino, 1835), Larra, García Gutiérrez (El trovador), Hartzenbusch (Los amantes de Teruel) y Zorrilla (Don Juan Tenorio, Traidor, inconfeso y mártir). Prosistas: Balmes, Donoso Cortés y Fabra y Puig (prosa erudita); Espronceda, Martínez de la Rosa, Gil Carrasco y Larra (prensa y novelas). C) POST-ROMANTICISMO: ÉPOCA ECLÉCTICA (1843-68) Hacia 1840-50 se nota en la poesía un cansancio de las formas y temas románticos, en busca de una mayor sencillez e intimidad. La influencia más importante es la del poeta alemán Heine. Surgen formas nuevas: balada, cantar, idilio, cantar popular, etc. Poetas que intervienen en este proceso de renovación: Campoamor, Hartzenbusch, José Selgás, Trueba, Barrantes, y, sobre todo, Gustavo Adolfo Bécquer (sus Rimas influyen más en los poetas del siglo siguiente que cualquier otra obra del s. XIX) y Rosalía de Castro. Sobrevive el Romanticismo en la novela histórica (imitaciones de las de W. Scott). A veces su contenido político es liberal, caso de V. Hugo. Aparece un género nuevo, a medio camino entre Romanticismo y Realismo, que se apoya en el periodismo como vehículo de expresión: el costumbrismo. Es el reflejo de costumbres pintorescas o atrasadas, con fines festivos o críticos. Los personajes son tipos y el autor aparece mezclado en la trama. Los principales autores constumbristas 2 son Larra, Mesonero Romanos (Escenas matritenses) y Estébanez Calderón (Escenas andaluzas). En novela en este periodo destaca Fernán Caballero (pseudónimo de Cecilia Böhl de Faber), con novelas costumbristas, prerrealistas, conservadoras (La gaviota). En teatro conviven el histórico romántico, el costumbrista, las traducciones y el musical (zarzuelas). D) REALISMO Y NATURALISMO (1868-98) La literatura realista es el movimiento más importante del siglo en prosa, y el que hará que se conozca al XIX como “el siglo de la novela”. Los autores realistas pretenden reflejar la realidad social, política, material, en sus novelas. Se sirven para ello de descripciones extensas y pormenorizadas, del análisis interior de los personajes, de la investigación de sucesos históricos, de costumbres, de lugares, etc. Su ideal será plasmar en la novela “un trozo de vida”, sin que el autor se entrometa demasiado entre el lector y lo descrito. En Francia, los principales novelistas son Stendhal, George Sand (de transición), Balzac, Flaubert y Maupassant. En Inglaterra, Eliot, Dickens y Thackeray. En Rusia Dostoievski y Tolstoi (más tardíos). En España, el costumbrismo y el retraso de la venida del Romanticismo hicieron que el Realismo llegara más tarde. Sólo se impone desde el Sexenio Revolucionario, que conlleva un cambio brusco de modos de vida, regímenes políticos, etc., y que acaba con el fracaso progresista. Este fracaso provoca un sentimiento de frustración en los reformistas y un deseo cada vez más generalizado de examinar a fondo los problemas del país para encontrar nuevas vías de progreso. Esta reflexión culminará a final de siglo y a principios del XX. El primer movimiento ideológico que se plantea esta renovación es el krausismo, que pretende actuar a través de la educación. En 1876 Giner de los Ríos funda la Institución Libre de Enseñanza, primer centro educativo independiente de la Iglesia y del Estado, cuya influencia será grande en el paso del s. XIX al XX entre las clases medias ilustradas. Durante este periodo es cuando adquiere mayor importancia el cuento como forma literaria independiente. La mayoría de los escritores realistas y naturalistas publican colecciones de cuentos, y en algunos casos éstos constituyen lo mejor de su obra. La literatura realista española se manifiesta con la llamada Generación de 1868. Estos novelistas comparten una conciencia de clase (burguesa), saben que están ante una nueva sociedad, llena de problemas (Restauración), para los que buscan soluciones como novelistas y como políticos, desde distintas ideologías. Pedro Antonio de Alarcón (El sombrero de tres picos, 1874); José María de Pereda (novela realista regional —Cantabria—, El sabor de la tierruca, Sotileza, 1885); Armando Palacio Valdés (La hermana San Sulpicio); Juan Valera (novela realista regional —Andalucía, Pepita Jiménez, 1874, Juanita la Larga). Leopoldo Alas, “Clarín” está entre realismo y naturalismo. Su novela La Regenta (1884) se considera la mejor del siglo en España. Otra obra, de tipo más naturalista, es Su único hijo. Sus cuentos son muy importantes. Benito Pérez Galdós es el novelista más importante de la época. Su obra se divide en tres etapas y grupos: 3 a) 1867-78: cultiva por un lado la novela histórica (La Fontana de Oro) y por otro las “novelas de tesis” en las que toda la trama pretende demostrar una idea, normalmente criticar la intolerancia (Doña Perfecta, 1873). b) Episodios Nacionales (1873-1912): 46 novelas repartidas en cinco series (la última está incompleta), que reconstruyen la historia de España desde 1805 (Trafalgar) para buscar las razones —y los remedios— de los problemas contemporáneos. Otras: Zaragoza, Los duendes de la Camarilla… c) “Novelas españolas contemporáneas” (1881-1915): son las novelas mejor construidas. Pretenden ser un reflejo de las virtudes y vicios de la sociedad española de la época. La desheredada, Fortunata y Jacinta, Lo prohibido, Tormento… NATURALISMO Es una derivación del Realismo que quiere reflejar la sociedad tal como es, sin tapujos ni censuras, incluyendo e incluso insistiendo en los sectores más marginados o sórdidos. Hay detrás una intención de crítica social y política. Los personajes están determinados por sus circunstancias familiares, ambientales y sociales. No hay espacio para “milagros” ni para “finales felices”. El autor se presenta como un cirujano que con su pluma-bisturí sacaría a la vista los tumores sociales. El autor más importante del movimiento es el francés Émile Zola (Germinal, L’assommoir, Nana…). En España el naturalismo es mucho más moderado que el de Zola. Más que autores, hay obras que tienden al naturalismo. Así, algunas obras finales de Galdós y Pereda, algunas de Clarín. Más claramente naturalistas son Emilia Pardo Bazán en Los pazos de Ulloa, La madre Naturaleza o La Tribuna, y Vicente Blasco Ibáñez en La barraca o Cañas y barro. E) LITERATURAS CATALANA Y GALLEGA El Romanticismo (vuelta a la Edad Media, tradiciones, recuperación del pasado…) y el Realismo conservador (atención a la sociedad rural, a los modos de vida en extinción) hacen posible el renacer de las literaturas regionales en dos movimientos principales: La Renaixença catalana (1833-77) se ocupa de revitalizar y estudiar el catalán y las obras medievales escritas en esa lengua. También vuelve a usarse como lengua literaria. Destacan los poetas Aribau, Balaguer, Maragall y el más importante, Jacinto Verdaguer. Como prosista podemos citar a Narcis Oller y como dramaturgo a Angel Guimerà. El Rexurdimento gallego, desde 1862, intenta hacer lo mismo con la lengua y la literatura en lengua gallega. Este movimiento es menos nutrido que el catalán. La autora más importante es Rosalía de Castro, que usó tanto el gallego como el castellano en sus obras. Su gallego es el de los campesinos, la lengua popular, que en sus poemas dignifica y ensalza. En castellano escribió una novela (El caballero de las botas azules) y un poemario (En las orillas del Sar, 1884). En gallego escribió los libros de poemas Cantares galegos (1863) y Folhas novas (1880). 4