1 EL SIGLO XIX. EL ROMANTICISMO. Contexto histórico-social Continua tensión entre dos alternativas ideológicas: la gran huella que ejerce la tradición en el pueblo español y sus ansias de renovación. Desde el punto de vista político serán también dos las alternativas que triunfan y se disputan el poder: el absolutismo y el liberalismo hasta la muerte de Fernando VII y, a partir de esta fecha, el liberalismo moderado y el progresista. El siglo comienza con la guerra de la independencia y acaba con el desastre del 98. - Reinado de Fernando VII (1814-1833). Absolutismo con un paréntesis liberal (1820-1823). - Reinado de Isabel II (1833-1868), derrocada por la revolución del 68 (la “Gloriosa”). Guerras carlistas. - Suceden la regencia de Serrano (1869-1870) y el reinado de Amadeo I (1871-1873). - I República (1873-1874) y jefatura de Serrano (1874). - Restauración de la monarquía borbónica: Alfonso XII (1875-1885), hijo de Isabel II. - Regencia de María Cristina, esposa de Alfonso XII, hasta 1912, año en que empieza a gobernar Alfonso XIII. Situación social: las clases conservadoras defienden sus antiguos privilegios, los liberales y progresistas luchan por abolirlos. - Desaparece la Inquisición, órdenes militares, mesta,... - Proceso desamortizador (tierra en “manos muertas”) - Se suceden varias constituciones. - A mitad de siglo aparece el ferrocarril. - Industrialización: Cataluña pionera. - Alto grado de analfabetismo. - Giner de los Ríos funda en 1876 la Institución Libre de Enseñanza. Movimientos literarios: Prerromanticismo (fines del XVIII), pervivencia de actitudes neoclasicistas, Romanticismo (primera mitad del siglo XIX), Realismo (segunda mitad del XIX) y posromanticismo (segunda mitad del XIX). EL ROMANTICISMO Movimiento cultural y político que tiene su apogeo en la primera mitad del siglo xix y que afectó a España y al resto de los países europeos y americanos. Recibe un fuerte influjo inicial del pensador francés Rousseau (1712-1778) y del poeta alemán Goethe (1749-1832), exaltadores del sentimiento frente a la razón que había inspirado a los neoclásicos. GOETHE: autor de la novela Werther, donde cuenta la historia de un fracaso amoroso, exponiendo los sentimientos exaltados del protagonista que acaba suicidándose. Escribe también un largo y complejo poema dialogado, Fausto, en el que desarrolla una antigua leyenda medieval: la del hombre que vende su alma al diablo a cambio de que le devuelva su juventud. El protagonista también resulta fracasado. Los escritores románticos indagan en lo misterioso y desconocido e imponen completamente los derechos del sentimiento. Su consigna es la libertad en todos los órdenes de la vida. 2 TENDENCIAS DENTRO DEL ROMANTICISMO Romanticismo tradicional: Entienden la libertad como una simple restauración de los valores ideológicos, patrióticos y religiosos que habían intentado anular los racionalistas dieciochescos. - Exaltan el Cristianismo, el Trono y la Patria como valores supremos. - Principales representantes: los hermanos Schlegel y Novalis, en Alemania; Walter Scott, en Inglaterra; Chateaubriand, en Francia, y Böhl de Faber, Navarro Villoslada, Rivas, Pastor Díaz y Zorrilla, en España. Romanticismo liberal: Identifican libertad con destrucción del orden vigente, en religión, arte y política. Son partidarios del liberalismo político (que nace a raíz de la Constitución de 1812). - Defienden el individualismo, la afirmación de los derechos humanos y la fe en el progreso técnico. - Principales representantes: lord Byron, en Inglaterra; Víctor Hugo, Alejandro Dumas, Alfredo de Vigny, en Francia; Espronceda, Gil de Zárate y Hartzenbusch, en España. CARACTERÍSTICAS DEL ROMANTICISMO Actitud contra el Neoclasicismo: Los románticos fueron hostiles a las reglas impuestas en el Neoclasicismo: - los géneros literarios eran independientes: no había comunicación entre ellos; - cada género se sujetaba a unas leyes propias, como las famosas unidades de lugar, tiempo y acción en el teatro; - la elección de los temas y su tratamiento literario debían estar sujetas al criterio del “buen gusto”. Frente al rigor dieciochesco, los románticos rompieron las fronteras entre los géneros, mezclándolos. Muchas obras están escritas en prosa y en verso; dentro de un mismo poema varían los metros; alternan lo cómico y dramático; no respetan la regla de las tres unidades. Los temas suelen tratar asuntos sórdidos. Subjetivismo: El autor da rienda suelta a sus sentimientos, que afloran en sus textos cargados de insatisfacción ante un mundo que intenta limitar y refrenar sus libertades en el amor, en el orden social, en su patriotismo... Frente a los neoclásicos, poco interesados por la naturaleza, el escritor romántico hace que ésta sea partícipe de sus estados de ánimo, y así, la presenta melancólica, tétrica, agitada..., según los casos. El enfrentamiento entre los deseos del protagonista romántico y la realidad produce un choque que, en muchos casos, acaba en desesperación o suicidio. Fuga del mundo que los rodea: Es frecuente que los escritores románticos se evadan de la realidad que los rodea. En este sentido, se inspiran en épocas pasadas o en lo exótico. Al contrario que los neoclásicos, que admiraban el mundo grecolatino, los 3 románticos van a reivindicar su gusto por la Edad Media. Como géneros más frecuentes cultivan la novela, la leyenda y el drama histórico, ambientados en esa época. Nacionalismo: El internacionalismo del Neoclasicismo se sustituye por el nacionalismo. El escritor romántico exalta los rasgos diferenciales de su país. De ahí que se revaloricen antiguos poemas épicos, las leyendas y tradiciones locales y se cultiven las lenguas vernáculas. Amor a la naturaleza: Frente a la sociedad urbana, oprimida por los convencionalismos, los románticos aman la naturaleza y prestan atención al mundo rural, que idealizan. Atracción hacia lo nocturno y sepulcral: A los románticos les gusta situar a sus personajes en ambientes misteriosos o melancólicos: ruinas, cementerios, la noche... Les seduce igualmente lo sobrenatural: milagros, aparecidos, visiones de ultratumba, brujería, lo diabólico... PRIMERAS MANIFESTACIONES DEL ROMANTICISMO EN ESPAÑA Böhl de Faber: Cónsul alemán en Cádiz. Publica entre 1818 y 1819 una serie de artículos, en un periódico de esa ciudad (el Diario Mercantil), en los que defiende el teatro del Siglo de Oro frente al del Neoclasicismo. El Europeo: Revista barcelonesa que combate el Neoclasicismo tratando del imponer los gustos del Romanticismo moderado. La emigración de 1823: Tras el paréntesis liberal (1820-1823) durante el reinado absolutista de Fernando VII, muchos artistas españoles formados en el Neoclasicismo emigran del país. A su regreso, a partir de 1833 (muerte de Fernando VII), vienen influidos por las ideas románticas ya vigentes en Europa. POESÍA Principales líricos románticos: JOSÉ DE ESPRONCEDA (1808-1842). Cultivó los principales géneros literarios de su momento: el poema épico (El Pelayo), la novela histórica (Sancho Saldaña o El castellano de Cuéllar) y el teatro (Blanca de Borbón). Pero fue especialmente conocido como poeta lírico (El estudiante de Salamanca y El diablo mundo). GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER (Sevilla, 1836; Madrid, 1870). Obra en prosa: las Leyendas, veintiocho relatos con bastantes tópicos románticos: el misterio, lo sobrenatural (Maese Pérez el organista, El Miserere, El rayo de luna); lo exótico oriental o morisco (El caudillo de las manos rojas, La rosa de pasión); lo religioso o milagrero (El Cristo de la Calavera); o lo costrumbrista aliado con lo prodigioso (La venta de los gatos). También en prosa son las Cartas desde mi celda, crónicas 4 compuestas durante una estancia de reposo en el monasterio de Veruela, y multitud de artículos periodísticos. Obra en verso: Rimas, ochenta y cuatro composiciones breves, de dos, tres o cuatro estrofas, por lo general asonantadas con metros variados, de acuerdo con la poética romántica. ROSALÍA DE CASTRO (Santiago, 1837; Padrón, 1885). Escribió tres libros de poemas, dos en gallego, Cantares gallegos (1863) y Follas novas (1880), y uno en castellano, En las orillas del Sar (1884). Otros poetas: JUAN AROLAS (1805-1849). Poesías orientales. NICOMEDES PASTOR D ÍAZ (1811-1863). Poemas (Al acueducto de Segovia, A la luna) y una novela (De Villahermosa a la China) GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA (1814-1873). Poemas con sentimientos religiosos (La Cruz) y humanos (Amor y orgullo). CAROLINA CORONADO (1823-1911). Poemas también de inspiración religiosa o sentimiental (El amor de los amores). TEATRO Características del drama romántico: - Temática: preferencia por temas legendarios, caballerescos, aventureros o de historia nacional. - Rechazo de la regla de las tres unidades: en el drama se desarrollan diversas acciones que se entrecruzan; no hay unidad de tiempo ni de lugar; se mezcla lo trágico y lo cómico. - El drama se divide normalmente en cinco actos, con versos de distintas medidas e incluso se mezcla la prosa y el verso. - Renuncia a todo intento aleccionador o didáctico: sólo se aspira a conmover al espectador. Los protagonistas son seres marcados por un destino extraño. - Abundancia de escenas nocturnas y sepulcrales, desafíos, personajes misteriosos, suicidios... Principales dramaturgos: FRANCISCO MARTÍNEZ DE LA ROSA (1794-1865). La conjuración de Venecia (1834), Abén Humeya (1836). ÁNGEL SAAVEDRA, DUQUE DE RIVAS. Don Álvaro o la fuerza del sino, estrenada el 22 de marzo de 1835. También escribió numerosos poemas. Hoy conservan su valor históricos los Romances históricos. Otros dramaturgos: ANTONIO GARCÍA GUTIÉRREZ (1813-1884). El trovador, drama. EUGENIO DE HARTZENBUCH (1806-1880). Los amantes de Teruel. JOSÉ ZORRILLA (1817-1893). Don Juan Tenorio; El puñal del godo; El zapatero y el rey; Traidor, inconfeso y mártir. 5 Dramaturgos no románticos en la época romántica: El Romanticismo fijó patrones para el drama trágico y para la comedia sentimental, pero descuidó por completo el género cómico y satírico. Los siguientes autores, sin embargo, lo cultivaron: MANUEL B RETÓN DE LOS HERREROS (1796-1873). Siguió la pauta de las comedias neoclásicas de Moratín; ambiente de clase media, tendencias correctivas, sumisión a las unidades dramáticas… Destacan: A la vejez, viruelas; Marcela o ¿a cuál de los tres?; Muérete y verás; El pelo de la dehesa. VENTURA DE LA VEGA (1807-1865). El hombre de mundo (historia de un calavera consumido por los celos). PROSA Género costumbrista: Son pequeños cuadros coloristas que reflejan con gracia y simpatía modos de vivir, costumbres populares o tipos humanos representativos. Este género llegó de Francia, pero poseía notables antecedentes españoles en Cervantes, Zabaleta, Torres Villarroel... Su auge se debe al gusto de los románticos por lo distintivo, extraño y peculiar. Los costumbristas contribuyeron con sus burlas a refrenar la gran cantidad de extranjerismos que entraban en nuestro idioma. RAMÓN DE MESONERO ROMANOS (1803-1882). “El Curioso Parlante”. Artículos de costumbres recogidos en Panorama matritense y Escenas matritenses. SERAFÍN ESTÉBANEZ CALDERÓN (1799-1867). Cuadros de costumbres. “El solitario”. Escenas andaluzas. Artículo periodístico: MARIANO JOSÉ DE LARRA (1809-13/02/1837). Una novela histórica (El doncel de don Enrique el Doliente), una tragedia (Macías), algunas poesías satíricas o de circunstancias. Ocupa un lugar eminente en la literatura por sus artículos periodísticos, muchos de ellos escritos dentro del género del cuadro de costumbres. Novela histórica: mezcla una acción ficticia con elementos históricos; influencia de Walter Scott, autor de Ivanhoe (80 traducciones de sus obras entre 1825 y 1851). TELESFORO TRUEBA Y COSSÍO (1799-1835). Novela histórica. Gómez Arias o la rebelión de los moriscos en la Alpujarra. ENRIQUE GIL Bembibre. Y CARRASCO (1815-1846). Novela histórica. El señor de FRANCISCO NAVARRO VILLOSLADA (1818-1895). Novela histórica. Amaya o los vascos en el siglo VIII. 6 EL SIGLO XIX. EL REALISMO Y EL NATURALISMO CONTEXTO: LA SOCIEDAD, LAS IDEAS Y LA CIENCIA A partir de 1850 las formas de vida y la mentalidad dominantes en Europa durante la primera mitad del siglo (el Romanticismo) van desapareciendo y sustituyéndose por otras. Algunos de los factores que intervienen en este cambio son: SOCIEDAD: - - la burguesía se consolida como clase dominante y deriva hacia posiciones conservadoras; esta clase social manifiesta un gran apego a la realidad y un fuerte espíritu práctico; las masas obreras (el proletariado), en continuo crecimiento, luchan para mejorar unas condiciones de vida extremadamente duras; IDEOLOGÍA: - dentro del liberalismo se distingue entre un liberalismo moderado (burguesía acomodada) y otro progresista; en el proletariado prenden las doctrinas revolucionarias: socialismo, comunismo, anarquismo (Marx publica el Manifiesto comunista en 1848). FILOSOFÍA: - - auge del Positivismo: esta línea de pensamiento se opone al idealismo romántico; sólo admite como verdadero aquello que puede descubrirse mediante la observación rigurosa y la experimentación; nacen la Sociología y la Psicología científica. - nuevo método experimental (Claude Bernard) teorías sobre la herencia biológica (Mendel) teorías sobre la evolución de las especies (Darwin) CIENCIA: En España, el desarrollo económico e industrial fue más lento que en otros países. También el poder de la burguesía llega más tarde, puesto que todavía conservan mucha fuerza la nobleza y el clero. La masa obrera, por su parte, comienza a organizarse (en 1879 se funda del partido socialista). En el plano político, España se divide entre dos alternativas: de un lado, una política moderada y de otro, una tendencia progresista. Los principales acontecimientos políticos pueden resumirse en los siguientes puntos: - hasta 1868 predomina una política moderada; - la revolución de 1868 abre una etapa progresista; - la restauración de 1875, con la subida al trono de Alfonso de partidos “turnantes”. XII, instaura un sistema 7 EL REALISMO Existe una tendencia generalizada a considerar que el realismo es la antítesis del romanticismo. Es verdad que este movimiento literario combate o rechaza ciertos aspectos del romanticismo tales como el subjetivismo, la introducción en la obra de elementos fantásticos y exóticos, etc. Sin embargo, en otros muchos aspectos, el realismo supone una continuación y desarrollo de elementos surgidos en la etapa romántica. Así, por ejemplo, el interés por la naturaleza o por lo costumbrista serán temas frecuentes dentro de esta nueva orientación estética. Principales características del movimiento realista: Método basado en la objetividad: se basa en la observación rigurosa y la reproducción fiel de la vida. El escritor se documenta sobre el terreno (toma apuntes sobre los lugares, gentes, indumentaria, costumbres…) o busca en los libros los datos necesarios. Este propósito de exactitud se ejerce en dos terrenos: - pintura de costumbres: aparecen diversidad de ambientes: urbanos o rurales, refinados o populares… - pintura de caracteres: da lugar a un nuevo tipo de novela, la psicológica, en la que se analizan con detalle los temperamentos y las motivaciones de los personajes; Intención moral: generalmente, tanto la pintura de costumbres como la de caracteres suele ir acompañada de una crítica. Las técnicas literarias: - narrativa: el ideal de objetividad da lugar a que el escritor adopte un papel de “cronista” (aunque a veces interviene con juicios y observaciones); - las descripciones adquieren un papel primordial; El estilo: preferencia por la sobriedad; en los diálogos, la lengua se adapta a los personajes, reflejándose a veces rasgos del habla popular. LA NOVELA REALISTA EN ESPAÑA La novela realista en España contaba ya con una tradición, el Siglo de Oro español, época en la que se escriben multitud de novelas picarescas y en la que Cervantes publica El Quijote. Por otra parte, los realistas europeos (Balzac, Stendhal, Flaubert, Dickens, Dostoyevski, Tolstoi…) son muy leídos y sirvieron de modelo para introducir nuevos temas y nuevos tratamientos de la realidad. Con todo, los novelistas españoles no se ajustan totalmente a los cánones marcados por el realismo francés. Aunque se preocuparon por la observación y el afán de documentación, los escritores españoles buscarán sus temas de inspiración en la vida y las tierras de España, desarrollando con ello una novela de carácter regional. Por otra parte, 8 entre estos novelistas se observarán diferencias que dependen de su orientación ideológica. Así, los escritores tradicionalistas impondrán ciertos límites al realismo y evitarán el tratamiento de temas demasiado escabrosos. En este sentido, se advertirá una tendencia hacia la idealización de la realidad. Al contrario, los escritores progresistas darán entrada a todo tipo de temas, consiguiendo con ello un enfoque más objetivo de la realidad. EL NATURALISMO Se aplicó el nombre de naturalismo a una corriente que llevaba a sus últimas consecuencias los postulados realistas, añadiendo nuevos elementos. En sus orígenes, esta tendencia no se restringía al ámbito exclusivamente artístico (literario) sino que aspiraba a ser una concepción del hombre y un método para estudiar su comportamiento. La doctrina de esta escuela quedó fijada por el novelista francés Émile Zola (1840-1902), que se inspiró en las siguientes teorías filosóficas y científicas de su tiempo: El materialismo: niega la parte espiritual del hombre, considerando que sus reacciones anímicas siempre tienen una explicación orgánica. El determinismo: el comportamiento del hombre está marcado por dos factores: su herencia biológica y las circunstancias sociales en las que se desarrolla su vida. El método experimental: al igual que las ciencias, el novelista debe experimentar con sus personajes, colocándolos en determinadas situaciones para ver “cómo se comportan”, y explicar sus actos y reacciones por la influencia de su genética y circunstancias particulares. En este sentido, es típico que las novelas naturalistas centren su temática en el desarrollo de las bajas pasiones. También se observará que por ellas desfilan seres que obedecen a sus impulsos primarios (tarados, alcohólicos, psicópatas…). Las reacciones de estos personajes difieren, no obstante, según pertenezcan a la aristocracia, a la burguesía o a clases sociales marginales. En cuanto a la técnica y al estilo, cabe señalar que se llevan a sus últimas consecuencias los métodos de observación y documentación ya empleados durante el Realismo. Del mismo modo, la reproducción del lenguaje hablado se hace más precisa. EL NATURALISMO EN ESPAÑA Aunque las obras de Zola circularon por España, puede decirse que, salvo casos aislados (el novelista Blasco Ibáñez o algunas páginas escogidas de Clarín o Galdós), no ha existido un naturalismo en sentido estricto. La influencia de este movimiento se refleja únicamente en las técnicas de escritura y en la entrada de ciertas realidades en la novela. En el ensayo La cuestión palpitante (1882-83), de doña Emilia Pardo Bazán, se refleja esta actitud. En él, la autora defiende a Zola como escritor, pero rechaza su materialismo y su determinismo. Zola, por su parte, indica que el naturalismo de doña Emilia es “puramente formal”; según este autor, era incompatible ser naturalista y católico al mismo tiempo. 9 NOVELA FERNÁN CABALLERO (Cecilia Böhl de Faber; Suiza, 1796 – Sevilla, 1877). Representa el paso del Romanticismo hacia un Realismo incipiente, junto con Alarcón. Arranca del costumbrismo. La Gaviota (1849) narra la vida de una muchacha humilde que se casa con un médico alemán, triunfa como cantante, tiene un torero como amante y regresa, fracasada, a su pueblo. PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN (Granada, 1833 – Madrid, 1891). Marca también una etapa de transición entre Romanticismo y Realismo. Empieza como escritor costumbrista y narrador romántico. En su madurez pretendió incorporarse al realismo con novelas como El escándalo, El niño de la bola, El capitán veneno, sin embargo hay todavía abundantes rasgos de una exaltación romántica rezagada. Su obra maestra es El sombrero de tres picos (1874): narra la vida de un viejo libertino (Corregidor de Guadix) que pretende a una molinera; el molinero, creyendo que había sido burlado, intenta vengarse en la corregidora. JUAN VALERA (Córdoba, 1824 – Madrid, 1915). De familia aristocrática, desempeñó misiones diplomáticas en varios países. Fue hostil al movimiento romántico, pero tampoco se sentía atraído por el Realismo, porque imponía trabas a la fantasía. Desarrolla un tipo de literatura idealista que sólo puede considerarse realista en la medida en que elige ambientes reales (su Andalucía natal) y personajes verosímiles. Por el contrario, nunca tratará los aspectos más duros o desagradables de la sociedad. Entre sus novelas podemos señalar las siguientes: Pepita Jiménez (1874), escrita casi toda en forma epistolar, trata de una joven viuda que se pone de acuerdo con el padre de un seminarista para apartarlo de su falsa vocación. En Doña Luz (1879) vuelve a tratar problemas de vocación religiosa. Juanita la Larga (1895) narra los amores de un cincuentón con la protagonista, una muchacha joven, de condición social más baja. Otros títulos: Las ilusiones del Doctor Faustino (1875), Pasarse de listo (1877), El Comendador Mendoza (1877), Genio y figura (1897), Morsamor (1899). En esta última se aprecia cierto parentesco con las preocupaciones regeneracionistas precursoras de la generación del 98. Su modelo de estilo inicial fue la prosa del costumbrista Estébanez Calderón. JOSÉ MARÍA DE PEREDA (1833-1906). Terrateniente santanderino. Se inicia en el costumbrismo ya inclinado hacia el realismo. En sus primera novelas, Pereda inserta su anterior costumbrismo (descripción del paisaje, las gentes de la montaña, su lenguaje) y suele contraponer o enfrentar la paz y la ignorancia de sus personajes montañeses con las asechanzas e intrigas políticas de la vida moderna. Pertenecen a esta etapa, conocida como “novela idilio”, Don Gonzalo González de la Gonzaleda y De tal palo tal astilla. En su segunda etapa como novelista, Pereda, que abandona ya definitivamente la defensa de cualquier tesis, escribe Sotileza (1885), en la que trata el tema del mar y los pescadores, y su obra maestra, Peñas arriba (1895). En esta última, se centra en el ambiente, costumbres y gentes de la montaña de Tudanca, que acaban conquistando a Marcelo, un joven que había llegado de Madrid para pasar unas semanas. Pobre pintor de caracteres, pero gran pintor de la naturaleza. 10 BENITO PÉREZ GALDÓS (Las Palmas de Gran Canaria, 1843 – Madrid, 1920). Su obra es muy abundante. En primer lugar, destacaremos Los Episodios Nacionales, un ambicioso proyecto narrativo que tiene como finalidad ofrecer una visión novelada del siglo XIX, desde la guerra de la Independencia hasta la Restauración. Aparecen distribuidos en cinco series: - primera serie (1873-1875): sobre la guerra de la Independencia. segunda serie (1875-1879): últimos episodios de la guerra y reinado de Fernando VII. tercera serie (1898-1900): primera guerra carlista y parte de la época de Isabel II. cuarta serie (1901-1907): hasta el destronamiento de Isabel II en 1868. quinta serie (1907-1912): del 68 a la Restauración. El conjunto de los Episodios comprende un total de cuarenta y seis tomos. Los hechos aparecen contados con una leve trama imaginativa. En la primera serie figuran los episodios Trafalgar, Bailén, Zaragoza y Gerona. En casi todos, el protagonista es el joven Gabriel Araceli, que vive los momentos culminantes de la guerra de la Independencia. De series posteriores son El equipaje del rey José, Los cien mil hijos de San Luis, Zumalacárregui (dedicado a la primera guerra carlista), Prim, La de los tristes destinos (sobre Isabel II). En lo que concierne a sus novelas, cabe separar dos etapas. En su primera época (1867-1878), Galdós es un escritor comprometido que condena la intolerancia, el fanatismo y la hipocresía que observa en el ambiente cerrado y hostil de las pequeñas ciudades. Su propósito, la denuncia de la mentalidad tradicionalista, es a veces tan visible que convierte estas obras en novelas de “tesis”. Algunos títulos de esta época son Doña Perfecta, Gloria, La familia de León Roch y Marianela. En esta última, que carece de tesis, narra el idilio trágico entre un ciego y una muchacha fea e ignorante, que huye cuando su amado recobra la vista, por miedo a mostrarle su aspecto físico; finalmente, muere cuando él se casa con otra mujer. En su segunda etapa como novelista (1881-1915) publica veinticuatro novelas cuyo conjunto puede decirse que forma una especie de “comedia humana” de la vida madrileña del momento. Al igual que en el caso anterior, también aquí el autor sostiene tesis progresistas, a la vez que se centra en la caracterización de infinidad de seres humanos a los que contempla con ternura y describe con exactitud. De esta época son: La de Bringas, donde se describe un ambiente de burócratas y nobles arruinados, lleno de envidia y ambición; Fortunata y Jacinta, su obra maestra, ambientada en el Madrid castizo, presenta a dos mujeres que simbolizan, respectivamente, la pasión ardiente y el tranquilo amor conyugal, ambas con idéntica fuerza y enamoradas del mismo hombre. Miau, representa la burocracia de la época; Torquemada en la hoguera, trata el tema de la avaricia; Misericordia es la novela de la caridad, con personajes de los bajos fondos y del proletariado. En 1892 inicia también una carrera como autor dramaturgo, en la que destacan obras como La loca de la casa, La de San Quintín, El abuelo, Realidad, Tormento. Algunas de sus piezas son adaptaciones de sus novelas. Electra (1901) es escrita especialmente para el teatro. 11 EMILIA PARDO BAZÁN (A Coruña, 1851 – Madrid, 1921). La crítica de su tiempo la definió como naturalista. Publicó en 1882-3 una serie de artículos con el título general de La cuestión palpitante donde defiende su posición exacta con respecto a Zola y su escuela. Según la autora, su naturalismo es puramente temático y técnico, compatible con su concepción cristiana de la vida. Escribe numerosos cuentos reunidos en Cuentos de Marineda. Entre sus novelas cortas están: Bucólica, La dama joven, Belcebú... Dentro de su producción novelística señalaremos las siguientes obras: Un viaje de novios, que narra la vida matrimonial entre un hombre maduro y una muchacha inculta y rica; La tribuna, su obra más naturalista, describe con crudeza la vida proletaria en una fábrica de tabacos; en Los pazos de Ulloa (1883) y La madre Naturaleza (1887), su continuación, retrata costumbres, paisajes y personajes gallegos; San Francisco de Asís (1891), supone una evolución hacia un espiritualismo a la manera de Tolstoi. LEOPOLDO ALAS CLARÍN (Zamora, 1852 – Oviedo, 1901). Aparte de su producción como crítico literario (Solos de Clarín, Paliques), produjo varias novelas cortas (Doña Berta, Pipá), más de sesenta cuentos (¡Adiós Cordera!) y dos novelas extensas (La Regenta, Su único hijo). Su obra principal, hoy considerada como obra cumbre dentro de la literatura española, es La Regenta (1885). Está ambientada en Vetusta (Oviedo), prototipo de una ciudad española encerrada en el tradicionalismo. Utilizó una técnica naturalista, aunque no pintó ambientes sórdidos sino que, por el contrario, la acción transcurre en medios burgueses. La protagonista, Ana Ozores, una joven de veintisiete años, casada con un viejo Regente de la Audiencia de Vetusta, lleva una vida monótona y aburrida en la ciudad, sintiendo que su vida transcurre sin que ella haya gozado del amor y de la juventud. En su vida van a aparecer dos hombres, un sacerdote, don Fermín de Pas, Magistral de la catedral de Toledo y don Álvaro Mesía, un donjuan de provincias. Ambos se enamorarán de Ana y ella se debatirá entre el amor de uno u otro, hasta que finalmente cae en brazos de don Álvaro. El Magistral, celoso, hace todo lo posible para que don Víctor Quintanar, el marido de Ana, se entere de lo sucedido. En el desenlace de la obra, don Álvaro mata a don Víctor en un duelo, abandona a “la Regenta”, quien, tras lo sucedido, vivirá en la soledad y el olvido. ARMANDO PALACIO VALDÉS (1853-1937). Amigo de Clarín y cercano en cuanto a su temática y estilo a Pereda. Compuso varias novelas, entre las que citaremos: La hermana San Sulpicio (1889), en donde se narran las peripecias que le suceden a un médico gallego y a la protagonista, monja sin vocación que no renueva sus votos, antes de que se casen. La alegría del capitán Ribot (1899), La aldea perdida (1903). En esta última, evoca el ambiente degradado de un pueblo como consecuencia de la explotación minera. VICENTE BLASCO IBÁÑEZ (Valencia, 1867 – Menton, 1928). El más cercano a la ortodoxia naturalista. Se le llamó el “Zola español”. Su composición es poco cuidada. La novela Los cuatro jinetes del Apocalipsis, ambientada en la primera guerra mundial, gozó de un éxito mundial. Su producción novelesca es enorme, en ella destacan las novelas que se desarrollan en el mundo rural valenciano. Sus mejores novelas: Arroz y tartana (1894), La barraca (1894), Entre naranjos (1900) y Cañas y barro (1902). Por su situación cronológica y por determinados rasgos de su ideología, se le ha vinculado a la juventud de la generación del 98, pero su modo de vida dista mucho del que llevaban aquellos. 12 POESÍA Salvo el caso de Bécquer y Rosalía, los poetas de esta época suelen ser personas bien instaladas en la sociedad (políticos, funcionarios,…) que añaden su quehacer literario como un adorno a su prestigio social. “Poesía de gobernadores civiles”. Las direcciones más características de la poesía del momento: prosaísmo (representado por Campoamor) y retoricismo hueco con pretensiones cívico-filosóficas (Núñez de Arce). Principales autores: RAMÓN DE CAMPOAMOR (1817-1901). Funcionario de Hacienda, gobernador y diputado. Humoradas, Doloras y Pequeños poemas. NÚÑEZ DE ARCE (Don Gaspar, 1834-1903). También gobernador, diputado y hasta ministro. Gritos del combate. Otros poetas: Ventura Ruiz Aguilera, Federico Balart, Vicente Wenceslao Querol, Emilio Ferrari, Joaquín Bartrina. TEATRO Principales tendencias: - “alta comedia” (preferencia por temas contemporáneos, gusto por el enfoque docente, un lenguaje más atemperado; desembocará en la comedia benaventina) neorromanticismo (Echegaray) Principales autores: ADELARDO LÓPEZ DE AYALA (1828-1879). Representante más característico de la “alta comedia”. Escribe en verso. Obras: Consuelo y El tanto por ciento (tema del dinero), El tejado de vidrio y El nuevo Don Juan (honra familiar, el matrimonio y el donjuanismo). MANUEL T AMAYO Y BAUS (1829-1898). Su obra más original, y la más interesante, sin duda, de su tiempo, es Un drama nuevo, pieza que se desarrolla en el mundo de los comediantes, con lo cual inserta el teatro dentro del teatro, lejano y modesto precedente de la obra del genial dramaturgo italiano Pirandello. DON J OSÉ DE ECHEGARAY (1832-1916). Premio Nobel de Literatura en 1905 compartido con un escritor francés, Federico Mistral. Su gran éxito sólo se explica por la existencia de un público adormecido que buscaba emociones fuertes. El gran Galeoto (1881). Otros títulos: El loco Dios, Mancha que limpia.