Las diferencias en las aulas o cómo favorecer la heterogeneidad Imprimir Desde hace ya varios años son numerosas las propuestas que plantean el necesario reconocimiento de la heterogeneidad en las aulas para respetar las diferencias, favorecer los desarrollos individuales y promover la autonomía de los estudiantes. Razones éticas, de la psicología del aprendizaje y de la didáctica, entre otras disciplinas, alimentan y dan sentido a estas consideraciones que hoy se inscriben en el respeto a la diversidad. Sin embargo, entendemos que inscribir el tema solamente en el respeto a la diversidad encarna una línea de acción que muy probablemente se desarrolle en un tiempo limitado o para algunas estrategias solamente. La existencia de la heterogeneidad debiera ser la primera de las premisas o diagnósticos de los que deberíamos partir. En aulas de treinta y cinco alumnos es posible reconocer treinta y seis estilos, modalidades de aprendizaje, intereses, vocaciones diferentes: las de los estudiantes y las del docente que trabaja en ellas. Pensar que las actividades que les propongamos a los estudiantes son comprendidas por todos por igual, generan el mismo tipo de expectativas o provocan en todos el mismo deseo es desconocer la vital, cambiante y compleja naturaleza humana. En este espacio nos proponemos hoy desarrollar algunas propuestas didácticas para “escuchar” la Abraham Walkowitz, New York, 1925 heterogeneidad y otorgarle sentido pedagógico. ampliar + Desde las narrativas de los profesores Entendemos que la narrativa ocupa un lugar fundamental entre las tareas que desempeñan los docentes. La estructura narrativa es la característica de las explicaciones de la historia, la filosofía, la ciencia política o de las biografías, relatos de casos y de tantas otras alternativas con las que los docentes cubren un amplio espectro del curriculum escolar. Es probable encontrar formas narrativas en todas las disciplinas. En algunas ocupando un lugar central y, en otras, formando parte de las explicaciones en tanto se intercalan en los recuerdos, las bromas, los ejemplos. Se trata de un proceso oral y expresivo que se presenta en el estilo de la conversación, singularmente diferente del informe científico o del ensayo en su forma escrita. La narrativa constituye una manera de conocer pero también de organizar y comunicar las experiencias. La participación de los estudiantes en las actividades que se despliegan a partir de las narrativas nos permitiría identificar los intereses diferentes por las preguntas que a partir de los relatos o narraciones pueden formular. Tratar de entender la pregunta, contestarla y analizar su sentido nos permitiría identificar la naturaleza dispar de los intereses, preocupaciones o dificultades de cada uno. Además, es posible que los estudiantes intervengan incorporando sus propios relatos, experiencias o anécdotas generando en la clase una conversación animada cuya característica sustantiva es su Abraham Walkowitz, Nude on a Roof ampliar + diversidad. Se instalaría así un clima de conversación grupal, a la par que se reconocen las diferencias, se conforma un grupo animado en el que se privilegia la escucha y se anima el intercambio y el diálogo. La observación o cuando la heterogeneidad es condición de aprendizaje Así como la narración constituye un momento sustantivo de la práctica del docente, presentar objetos y situaciones para que se observen y se analicen constituye una actividad que se despliega con frecuencia en la enseñanza. Niños, jóvenes y adultos nos encontramos siempre aprendiendo a ver. Las capacidades de observación difieren y se educan pero una de las maneras claves del aprendizaje de la observación consiste en el reconocimiento de los relatos personales de lo captado u observado. De esta manera el reconocimiento de las dimensiones visualizadas y comprendidas por otro constituye un material que educa para aprender a ver. Detener el tiempo de observación, ver la totalidad o ver las partes, conjeturar, establecer las dimensiones de lo observado constituye una actividad individual que alimenta a cada uno al reconocer diferencias y sutilezas. Leer la escritura En la clase de todos los niveles de la enseñanza deberíamos proponer a los estudiantes la realización de relatos, a modos de ensayo, de los diferentes temas o problemas en estudio. Si cada alumno escribiera uno y lo intercambiara con al menos otros tres que lo leyeran, escribiendo las preguntas que el ensayo les sugiere, comentarios o señalamientos sobre sus fortalezas o debilidades, es probable que el relato pueda ser mejorado por su autor. Es así como las perspectivas personales constituyen un motor indispensable para el mejoramiento de la escritura que luego podrá contemplar también la sugerencia o las preguntas del maestro o profesor. Problemas y soluciones La formulación de un problema, más de una vez, requiere que los estudiantes realicen preguntas para aclarar lo que para ellos constituye una situación confusa. Cada pregunta, que muy probablemente arroje las necesidades individuales de aclaración, ayuda al conjunto para visualizar la situación que se deberá resolver. La resolución del problema es el mayor desafío cognitivo. Es posible que mostremos a los estudiantes las diferencias que encaran los recorridos alternativos y también es interesante una vez resuelto que mostremos el valor de los diferentes recorridos. Sólo en el reconocimiento de los recorridos cada estudiante aprende el valor de uno u otro camino, entiende su modo de razonamiento y las razones por las que eligió una alternativa. Se trata de un aprendizaje valioso si como docentes fuimos capaces de alentar las diferencias y no estereotipamos las búsquedas. Abraham Walkowitz, Isadora Duncan, 1915 ampliar + Promover las diferencias Al proponer una actividad con el objeto de favorecer el proceso constructivo podríamos permitir que cada estudiante decida cuál es la actividad que prefiere entre varias posibles. Para ello, podremos escribir fichas que indican actividades alternativas, algunas grupales y otras individuales, otras que incluyan representaciones diferentes, análisis de casos o situaciones, resolución de problemas, ensayos, etc. La variedad de alternativas ayuda para que cada estudiante cumpla con la tarea pero también reconozca la que resulta en un determinado momento, más placentera, adecuada a sus intereses o más desafiante. Podremos explicitar los criterios que subyacen a las diferentes actividades, mostrar los desafíos diferentes que implican y colaborar para que las elecciones sean diferentes entre una y otra vez. La evaluación de los diferentes Abraham Walkowitz, Bathers on the Rocks, 1935 ampliar + Una evaluación respetuosa de las diferencias seguramente podrá señalar los mínimos requeridos para la aprobación y hacer hincapié en la valoración de ellas que en cada caso es posible desplegar. Se trata de señalar el valor de respetar las características personales, las inclinaciones y la calidad de los productos personales en los que se valoriza el esfuerzo y el compromiso con la tarea efectuada. Valorar las diferencias implica hacer de la evaluación un acto natural y no forzado, ayudar a que cada estudiante comprenda el significado de lo realizado y cómo avanzar para lograr que la próxima producción sea más satisfactoria para él. En síntesis, la heterogeneidad, su conciencia y su estímulo son claves para el crecimiento de los grupos en los salones de clase. Sólo una clara perspectiva que alimente la diversidad podrá generar una plataforma enriquecida para la vida cotidiana del aula. Edith Litwin Edith Litwin es Doctora en Educación por la Universidad de Buenos Aires, Profesora Titular Plenaria de la cátedra Fundamentos de Tecnología Educativa de la Facultad de Filosofía y Letras –UBA- y Directora de la Maestría en Tecnología Educativa de esa facultad.