el “exclusivo” mundo de las plantas epífitas

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EL “EXCLUSIVO” MUNDO DE LAS EPÍFITAS
Andrea C. Penagos, Fredy Palacino R.
Docentes de Ciencias Naturales y Educación Ambiental. Cundinamarca, Colombia.
andreamonarca@hotmail.com; semillasinvest@hotmail.com
Figura 1. Hábitat epifítico. Ilustración original de Daniel Penagos A.
Introducción
Si se fija con detenimiento cuando va atravesando un sendero en un bosque
(especialmente si es de niebla), podrá evidenciar la presencia de “plantas que viven
sobre otras plantas”. Por lo regular, las personas consideran que éstas son “ramas
del árbol” que están viendo; en otros casos se piensa que estas plantas “chupan”
los jugos de la planta sobre la que se encuentran. Sin embargo, casi nunca se llega
a imaginar qué prácticamente cada uno de estos organismos puede funcionar como
un ecosistema.
Si usted había pensado algo parecido ó por el contrario, ni siquiera había percibido
su existencia, a continuación podrá aclarar algunas de sus dudas si sigue la
siguiente descripción acerca de las plantas epífitas.
Plantas Epífitas
Son aquellas que crecen sobre (epi) otras plantas (fito), e incluso objetos (rocas,
cuerdas, recipientes, tejas, etc.) a los que se enraízan como mecanismo de soporte,
por esta razón, no se sujetan al suelo y tampoco son parásitas. La posibilidad de
crecer arriba de otras plantas les ofrece una mayor disponibilidad de luz solar,
disminuyendo su competencia por este recurso, sin embargo, esto acarrea
desventajas a la hora de competir por otros requerimientos como agua y nutrientes.
Crecen en las selvas y bosques de montaña tropicales y subtropicales, donde se
presentan elevados valores de humedad relativa. Las áreas más ricas en epífitas
son los bosques de montaña (1500 - 2500 msnm), donde los árboles proveen hábitat
con variadas condiciones meso y microclimáticas1.
A pesar de la gran cantidad de estudios que se han realizado teniendo como base
este grupo de vegetales, los índices de diversidad para las epífitas en el planeta, aún
no son claros. Y así como ocurre en otros grupos taxonómicos, es probable que aún
no se conozca la más mínima parte del total de especies epífitas que habitan los
biomas de La Tierra.
Hábitat epifítico: cómo obtener agua y nutrientes.
Las mayores dificultades que enfrentan las plantas epífitas se relacionan con la falta
de agua y nutrientes, esto se debe en gran parte a que no se desarrollan sobre un
suelo como tal. La cantidad de agua disponible está dada por la humedad
atmosférica (humedad relativa), que a su vez depende de la dirección e intensidad
de los vientos y de la cantidad de precipitación pluvial (humedad líquida) en la zona.
1
Mesoclima: influencia de las condiciones meterológicas sobre una zona que puede cubrir hasta 100
metros cuadrados.
Microclima: influencia de las condiciones meterológicas sobre una zona de pocos centímetros
cuadrados.
Para afrontar con éxito el “problema” del agua, muchas epífitas tienen adaptaciones
similares a las que poseen las plantas en el desierto, lo que les permite absorber de
forma rápida y eficiente una gran cantidad de agua que se retiene durante un tiempo
considerable, para impedir su pérdida y salirle al paso a las épocas de escasez.
Entre dichas adaptaciones se encuentra por ejemplo, que muchas epífitas poseen
una capa cerosa en su superficie externa, lo que les ayuda a retener agua. Los
musgos y líquenes epífitos se encogen y dejan de crecer cuando escasea el agua, al
presentarse las lluvias, son capaces de absorber rápidamente el líquido para
continuar su crecimiento.
En otros casos, la presencia de “pequeñas bolsas ó sacos” favorece el
almacenamiento de agua en su interior para cubrir las épocas de deficiencia.
Muchas de las epífitas vasculares tienen una forma de metabolismo llamada CAM
(Crassulean Acid Metabolism), el cual posibilita la absorción de CO 2 (dióxido de
carbono) durante la noche (principalmente), cuando las temperaturas son más bajas.
Esta característica permite que las epífitas mantengan cerrados sus estomas
durante el día, para reducir la pérdida de agua por evapotranspiración.
Otros organismos poseen determinadas áreas “carnosas” que sirven para acumular
el líquido. Algunas bromelias forman entre sus hojas una especie de recipiente
(embudo ó tanque) donde el agua junto con el detritus se acumulan durante algún
tiempo, para su posterior absorción. Las Bromeliáceas por lo general poseen
también una estructura foliar de células muertas o indumento, el cual retiene el agua
de escorrentía de las hojas. En la mayoría de las orquídeas existe un dispositivo
similar en las raíces, el cual recibe el nombre de velamen. El rocío, la humedad del
aire y la lluvia que corre por las ramas y troncos de los árboles, son consideradas
como las mejores fuentes de agua para estas plantas.
Las epífitas existen en condiciones pobres de nutrientes debido a que su ubicación
sobre las otras plantas, cubre distancias que van desde unos pocos centímetros del
suelo, hasta varios metros de altura, lo cual impide que se favorezcan en un alto
porcentaje con la materia orgánica que cae de aquellas plantas más altas. Aunque
una parte de su “dieta” está relacionada con el detritus que se deposita en las
ramas de los árboles (a lo que algunos estudiosos han denominado “suelo aéreo”),
la obtención de la mayor parte de los nutrientes, está ligada directamente con la
posibilidad de obtener agua lluvia, pues es en ella, en donde su “sustento” viene
disuelto.
Otro mecanismo al que recurren estas plantas es conocido como “consumo
redundante” el cual consiste en absorber más nutrientes de los que se necesitan,
con el fin de obtener reservas para tiempos de escasez. Casi todas las orquídeas
tienen un hongo asociado a sus raíces (micorriza). Este hongo provee a la raíz de
algunas sustancias nutrientes que se obtienen de la materia orgánica acumulada
sobre las ramas de los árboles. La epífita le devuelve el “favor” al hongo,
suministrándole azúcares y otras sustancias que éste necesita para vivir.
Es así, que las adaptaciones de cada especie epífita, no solamente son importantes
para obtener agua, sino que también son fundamentales para conseguir los
nutrientes.
A pesar de lo anterior, el desarrollo de esta clase de plantas es exitoso, debido a que
son una forma de existencia basada en la “máxima economía”, que “lucha” por la
obtención de agua y nutrientes como Nitrógeno (N), Potasio (K) y Fósforo (P), los
cuales por lo regular se encuentran en bajas concentraciones. Es una vida tan única
y diferente, que en muchas de las especies no son sus hojas sino sus raíces verdes
y aéreas, las que realizan el proceso de fotosíntesis.
Comunidades epífitas e interacciones en el ambiente
Producción y dispersión de semillas
Las epífitas a menudo tienen flores muy coloridas (llamativas) y bellas para atraer a
sus polinizadores, entre ellos insectos, murciélagos y colibríes. Muchas de las
orquídeas que son epífitas, guardan relaciones muy específicas con su
polinizador(es); para lo cual tienen una estructura y aroma determinados que tienen
como tarea, atraer específicamente ciertos insectos como abejas y/o moscas.
Las orquídeas producen miles de semillas pequeñas y finas, las cuales son
transportadas por el viento a considerables distancias. La propagación asexual se da
por la formación de rizomas y/o raíces adventicias (extensiones del tallo), estructuras
que permiten a una sola planta, colonizar la totalidad de un árbol. Por otra parte,
durante las tormentas y en especial cuando hay fuertes vientos, se pueden
desprender fragmentos de la planta que por lo regular son llevados por el viento ó
por algunas aves que las utilizan para hacer sus nidos, una vez en estos lugares, los
fragmentos pueden desarrollarse y establecerse definitivamente allí.
Características de los hospederos
Por lo general, las epífitas crecen en conjunto, agrupándose en comunidades
numerosas de individuos y especies que se interrelacionan, compiten por luz,
espacio y nutrientes. Este proceso competitivo es bueno porque ayuda en gran parte
a modificar el ambiente, para hacerlo más accesible y permitir la colonización de
nuevas especies (de los diferentes reinos), debido a que las plantas epífitas
contribuyen en la acumulación de humus y a mantener un microclima húmedo
constante (como en el bosque de niebla). Por esta razón, estas plantas son
consideradas organismos indicadores (bioindicadores) de la existencia de altos
índices de biodiversidad en los sitios donde se encuentran.
Una de las relaciones más estrechas que tienen las epífitas en sus ambientes, es sin
duda, la que guardan con las plantas que las hospedan (forofitos). En este sentido,
es lógico pensar que algunas epífitas generalistas, no tengan problema en conseguir
varios hospederos, aunque actualmente se habla mucho acerca de la existencia de
relaciones específicas que ciertas especies epífitas guardan con sus “anfitriones”.
Zotz & Andrade (2002) defienden esta posibilidad de especificidad, lo mismo que
otros autores como por ejemplo Benzing (1990), quien propone que si se tiene un
área geográfica con limites definidos, dentro de ella es posible encontrar
determinadas epífitas con marcados “gustos” por grupos de árboles específicos, los
cuales satisfacen plenamente sus requerimientos y determinan su presencia en los
ambientes.
Según Engwald et al. (2000), uno de los factores que más influye en la relación
epífita – árbol hospedero (forofito), está vinculado a la edad del árbol, es decir, entre
más viejo el hospedero, existe mayor posibilidad de que las comunidades epifíticas
sean más numerosas y estables. Esto es posible gracias a que un largo y contínuo
proceso de convivencia, ha generado eventos de adaptabilidad tanto para huésped
como para hospedero. Así mismo, si los árboles de una misma región geográfica son
heterogéneos en su arquitectura, posibilitan la existencia de diversas especies tanto
animales como vegetales, donde la variedad de nichos, da pie a una elevada
diversidad de epífitas (Oldeman, 1983). Entre los aspectos más relevantes en el
diseño de un árbol, se encuentra el ángulo de inclinación de sus ramas. Esta es una
característica que incide de forma directa en la disponibilidad de agua de escorrentía
y acumulación de materia orgánica y detritus para las epífitas (Rudolph et al., 1998 y
Callaway et al., 2002). Debido a esto, es coherente afirmar que la inclinación
también está relacionada con altos índices de riqueza y diversidad de epífitas para
las zonas donde exista más almacenamiento de estos recursos.
Además de su grado de inclinación, las ramas presentan otra característica
importante, como lo es su diámetro, el cual determina el tamaño y volumen de las
plantas huésped que pueden habitar allí. Según Schmidt et al. (2001), lo anterior
está relacionado con las estrategias ecofisiológicas (como las que se nombraron
anteriormente) que “manejan” las epífitas para vivir en los ambientes y la resistencia
de las ramas para soportar su peso.
Otra condición importante para que las epífitas prosperen en un hospedero, tiene
que ver con la textura de la corteza en éste, característica que según Gullison &
Nissan (1999) ayuda ó no a establecer una condición de porosidad adecuada para
la retención del sustrato, el agua y los nutrientes. Así mismo, proporciona un espacio
adecuado o inadecuado para el enraízamiento de la epífita. Aquellos árboles que
tienen cortezas con grandes, marcadas y profundas fisuras posibilitan la llegada,
instalación, germinación y desarrollo de las semillas epífitas (Steege & Cornelissen,
1989), mientras que en otros casos donde los árboles tienen cortezas lisas, estas se
caen con facilidad e impiden la proliferación de las epífitas.
La corteza también puede ser un medio difícil, en donde se presentan altos índices
de desecamiento, ocasionados por los vientos que producen la evapotranspiración y
el consecuente empobrecimiento en la cantidad de nutrientes disponibles (que
también pueden ser arrastrados por el agua lluvia que escurre por las cortezas). La
corteza es resguardo para un sinnúmero de insectos que se alimentan de estas
plantas, y es considerada una zona de constante insolación, ocurrida como
consecuencia de que las hojas de los árboles se caen y permiten el paso de
cantidades excesivas de luz solar (Gullison & Nissan 1999).
Las epífitas como recurso
Por otro lado, las epífitas guardan fuertes relaciones con varias especies de
insectos y reptiles (pequeñas ranas y lagartijas), debido a que algunos las utilizan
como alimento, mientras que otros se sirven de ellas para habitarlas. Así mismo, son
parte fundamental en la dieta de grandes animales como el úrsido oso de anteojos
Tremarctos ornatus, el cual trepa en los árboles para hacerse a algunas
bromeliáceas de las que se alimenta comiendo su parte más jugosa y dulce.
Es muy probable también, que el ser humano dé múltiples usos (ecológico, anímico,
científico, etc.) a estos organismos. Sin embargo, las utilidades que prestan son aún
desconocidas en su gran parte, debido a la ausencia de investigación en este
campo.
El estudio de las epífitas
Afortunadamente la información que existe acerca de la forma de vida de estos
organismos es buena, sin embargo, aún es insuficiente para comprender
completamente su comportamiento y estructura. Es por ello, que los investigadores
siguen en su labor para profundizar en torno a estas formas de vida. Como ejemplo,
están los estudios realizados en la zona tropical por Hernández, 2001; Nieder,
Engwald, Klawun, & Barthlott, 2000; Rivas, Warner, & Bermúdez, 1998 y muchos
otros, entre los que también cuenta Higuera, quién ha encontrado lo que sucede
con algunas de las características en estas plantas, como por ejemplo las diferencias
que existen en su distribución vertical, su composición florística y su abundancia y
riqueza en árboles de dosel pertenecientes a una misma especie. Los hallazgos
muestran que la ubicación del árbol en el bosque influye sobre varios aspectos
importantes para las epífitas, como son las condiciones microclimáticas, las zonas
de exposición al viento, las distancias a los recursos que puedan ser considerados
como alimento y a los organismos y demás factores que actúan como sus
dispersores, entre otros.
A pesar de las múltiples investigaciones, es mucho lo que se desconoce acerca de
éste y otros habitats en el planeta. Así mismo, es lamentable que estas comunidades
se vean afectadas por los problemas ambientales que constantemente alteran los
ambientes, como la deforestación, la contaminación, el calentamiento global y el
desmedido crecimiento de la población humana. Estas situaciones han conducido a
que cada día sea más preocupante la fragmentación de los ambientes y la
consecuente destrucción de los hábitats, donde desafortunadamente se afectan
estos ecosistemas, perturbando su funcionalidad y existencia.
Es urgente entonces, que las investigaciones realizadas se enfoquen hacia registros
y acciones que informen a las personas acerca de lo importante y extraordinario de
las comunidades y ecosistemas que estas plantas ayudan a formar y mantener.
Teniendo en cuenta que estas labores deben convencer la condición
antropocentrista del ser humano, es necesario que los planteamientos propuestos,
miren de fondo las posibles problemáticas que afectan y afectarían a la humanidad
en caso de que estos organismos desaparezcan parcial ó totalmente del planeta. A
partir de ahí, se deben generar estrategias en las que las personas puedan aportar
de manera efectiva y conciente en pro de la preservación, protección y conservación
de estos maravillosos organismos y sus relaciones.
Literatura citada
Benzing, D.H. 1990. Vascular epiphytes: General biology and related biota [Epífitas
vasculares: biología general y biota relacionada] Cambridge University Press,
New York. 354 pp.
Callaway R., Reinhart, K. Moore, G. Moore, D. & Pennings, S. 2002. Epiphytes host
traits: mechanisms for species-specific interactions [Características del
hospedero de epifitas: mecanismos para las interacciones específicas entre
especies] Oecologia. Published online: 29 may 2002.
Engwald, S., Neuerburg, S. & Barthlott, W. 2000. Epiphytes in rain forest of Venezue
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Venezuela – diversidad y dinámicas de biocenosis –] in Breckle, S., Schweizer,
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1 st symposium by the A.FW. Schimper-Foundation-from H. and E. WalterHoheneim, Ktober 1998-Stuttgart- Hohenheim, Verlag Günter Heimbach: 425434.
Gullison R. & Nissan, S. 1999. Evaluación de la factibilidad del modelado de los impactos del manejo forestal sobre la biodiversidad en la concesión Taruma.
Documento técnico. USAID, Gobierno de Bolivia y Chemonics Internacional.
Santacruz, Bolivia.
Hérnandez, J. 2001. Ocupación de los portadores por epífitas vasculares en un
bosque húmedo tropical del alto Orinoco, Edo, Amazonas, Venezuela. Acta
Científica Venezolana, 52: 292 – 303.
Higuera, D. Epífitas y árboles hospederos: relación entre especies o restricción de
recursos. Jardines sobre los grandes árboles. [Citado 25 Abril de 2006] en:
http:// waste.ideal.es/epifitas.htm.
Nieder, J., Engwald, S., Klawun, M. & Barthlott, W. 2000. Spatial Distribution of
Vascular Epiphytes (including Hemiepiphytes) in a Lowland Amazonian Rain
Forest (Surumoni Crane Plot) of Southern Venezuela. Biotrópica, Septiembre
(32), 385 - 396.
Oldeman, R. 1983. Tropical rain forest, architecture, silvigenesis and diversity [Bos
que húmedo tropical, arquitectura, silvigénesis y diversidad]. En: Sutton, L.,
Whitmore, T. & Chadwick, A. C. 1983. Tropical rain forest: ecology and
management. Blackwell Scientific Publications.
Rivas, M., Warner, J. & Bermúdez, M. 1998. Presencia de micorrizas en orquídeas
de un jardín botánico neotropical. Revista de Biología Tropical, Junio (46),
No. 2.
Rudolph, D., Rauer, G., Nieder, J. & Barthlott, W. 1998. Distributional patters of epi
phytes in the canopy and phorophyte characteristics in a western Andean rain
forest in Ecuador [Modelos de distribución de epífitas en el dosel y
características del forófito en un bosque lluvioso de Ecuador, occidente andino]
Selbyana 19(1):27-33.
Schmidt, G., Stuntz, S. & Zotz, G. 2001. Plant size: an ignored parameter in epiphyte
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epífita] Plant Ecology 153: 65-72.
Ter Steege & Cornelissen, 1989. Distribution and ecology of vascular epiphytes in
lowland rain forest of Guyana [Distribución y ecología de epífitas vasculares en
bosques lluviosos de tierras bajas en Guyana]. Biotropica 21(4): 331-339.
Zotz, G. & Andrade, J.L. 2002. La ecología y la fisiología de las epifitas y las hemiepí
fitas. Capítulo 12: 271-296. En: Guariguata, M. & Catan, G. (Eds.) Ecología y
conservación de bosques neotropicales. Editorial Libro Universitario Regional,
CostaRica.
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