Evolución idiomática y necesidad de comprender su significado. De abonados a clientes, Mejor o Peor? Si mal no recuerdo ( y si lo recuerdo mal , en igual sentido sirve el ejemplo) en 1985 el lanzamiento del Plan MEGATEL nos transformó ( a los suscriptores), en eventuales “beneficiarios” del mismo. Un plan de pago por adelantado de una línea telefónica que nos garantizaba además una fecha cercana (?) de colocación. Recuerdo (ahora sí con seguridad) haber tenido a fines del primer año de pago la instalación hecha y un aparato marca Siemens de color naranja en mi hall, casi como una esfinge de un Dios pagano, al cual adorábamos diariamente a la espera de una respuesta o una señal que nos diera testimonio de su vida real, ahora - vuelvo a creer recordar - a los siete meses ininterrumpidos de adoración, una mañana, como ocurren los milagros , al despertar el Siemens Naranja nos dió la señal, su campanilla despertó a todos los moradores de mi casa, y casi testigos de un milagro urbano, con el miedo lógico que produce lo irrazonable, alcé el tubo y una joven (no se sí joven, bella o qué) que me pareció salida de algún fresco sixtino me dijo: “A partir del día de hoy es Usted usuario de la línea de TE Nº 2490408 de Entel, quedamos a su servicio, Gracias”. No le pude decir que la amaba. Por que no era verdad, o por que mi esposa, y especialmente mi suegra estaban al lado y si la primera llamada empezaba así... Hace unos trece o catorce años de esto. Quiero analizar que era yo en mi relación con Entel durante mis ritos paganos. Y la transformación de esa relación en nuestros días. Pero antes y para unificar el análisis tengo otra historia real (no se modifican ni nombres ni personajes es así, igual que la anterior, por si alguien quiere cotejarla al creer que es solo una construcción teórica), mi padre tenía dos líneas en su Escribanía y nunca quiso una en casa, a escondidas anoté en Megatel a mi abuela y obtuve para ellos el 2406449 (lo colocaron más rápido por que Francisca era jubilada, Entel cuando no tenía milagros a mano, tenía piedad y a los que les calculaba poca sobrevida les daba tono más rápido para que murieran dentro del paganismo telefónico), era un sinónimo de status dar el Nº de teléfono en mi barrio, aún cuando no podía recibir llamados, muchos de quienes se lo agendaban no tenían forma de llamarme, o solo tenían número - y nos lo intercambiábamos - o el T. Público más cercano quedaba en la Estación ( si andaba y no escaseaban los cospeles). Pero la segunda historia independiente es esta: Mi abuelo fallecido al inicio de la decada del 70, un racinguista afortunado que vivió el equipo de José y luego descansó en paz sin saber a que llegó hoy el club de sus amores ( en los que me intentó iniciar), compró - no sé cuando - en San Martín 522 PB4 (Capital Federal) una oficina de un ambiente con baño común con las otras oficinas del lugar de unos 15 m2 - como mucho - pero con TELEFONO (para cuando se vendió se tasaba en U$S 5000, la oficina y otro tanto el TEL). El se dedicaba a vender al interior té. Cuando mi madre se recibió y a la fecha de Armando retirarse - primero laboralmente y luego físicamente - instaló su “estudio en capital” allí. Pasó el tiempo , calculo que por el 88, cuando mi hermano ya se ocupaba de administrar la Escribanía paterna y a mí me ocupaba la vida pública, me despertaba ( hoy también) admiración - alternativa a las reaganomics - Felipe González, y a quien creía su número 2, lo terminó designando Presidente de Telefónica, decisión que no comprendí , quizá hasta hoy. Este funcionario - no me acuerdo el apellido - escribía en distintos medios gráficos españoles, y alguno - tampoco recuerdo cual - cayó en mis manos. A fines del 89 vino al país y dió una conferencia sobre su idea de “desembarco” en la Argentina. Dijo: “no vamos a reemplazar la conducción de Entel, vendrán 100 hombres de la Telefónica de distintas áreas y rangos a incrustar la estructura de la empresa” ( con incrustar quería gráficar la imagen de un hombre compenetrado con su organización empresarial en cada lugar : un técnico, un parapalos, un cableador, un ejecutivo de ventas, un RRPP en reclamos, etc...) Mi convencimiento , y las noticias de la experiencia en España me hicieron aconsejarle a mi madre la venta urgente de la oficina. Por otra parte se encontraba con quien le decía que la estratégica ubicación del edificio (aún con su centesimal parte) traería inversiones de constructoras, que harían torres, y que su porcentaje se ataría a un capital muy superior. Insistí con mi diagnóstico, que en la mesa familiar fué tildado de astrológico y no científico, como pretendí. Aún así sostuve que la adquisición de Entel por Telefónica, la llegada de la fibra óptica y la “incrustación” prometida abaratarían las líneas ( que dicho sea de paso no eran muy caras)en el mercado negro pues el valor de la 3322294 como la de mi abuelo oscilaba entre los cuatro y cinco mil dólares, no como dije - por su valor nominal, sino por el sobreprecio que se generaba al esperar aproximadamente tres años una instalación. Recuerdo mi opinión final: “Cuando Telefónica organice las cosas en no más de un año las líneas no costarán nada, ellos no ganan con el beneficio de que tu teléfono mejore el valor inmobiliario de tu oficina, ellos ganan con más usuarios y más gastadores, van a inundar el mercado de teléfonos y no tendrán costo alguno, el negocio es captarnos como usuarios, así los beneficiarios son ellos”. Mi madre me creyó y la vendió en U$S 10000. Hoy la podría recomprar por su valor real haciendo un buen negocio, hay miles de ofertas de líneas, los shoppings y las mudanzas de las grandes empresas a los nudos de autopistas dejó a San Martín esquina Lavalle sin inversionistas, la oficinita vale 5000 y el teléfono NADA. Es claro, y vasta consultar los recibos viejos - si aún los conservan - comparando las mutaciones de Entel a Telefónica - vg. Telecom - y dentro de las distintas facturaciones de esta última, las actitudes e intenciones de las prestadoras de servicios de mantenerse dentro de la competencia del derecho civil y comercial ordinario, con la ventaja comparativa que ofrece la dificultad de superpoblación de causas en este fuero. Han abandonado paulatinamente la imagen del usuario , para reemplazarla por la del cliente, figura pasiva básica en la relación contractual del fuero comercial. Un abonado, o usuario (a la vez propietario beneficiario de una línea TEL) deja de serlo en el mundo globalizado, para transformarse en el cliente que no es propietario de su línea, solo es el titular de un número de cuenta-cliente que no coincide con su (su?) teléfono. Ahora y desde un punto de vista económico, las líneas no tienen valor, están fuera del comercio, como el aire ( tengo nostalgia, antes podía decir “como el aire o como el agua”). Uno adquiere un celular en un hipermercado y paga solo si lo usa, ni siquiera está individualizado; no existe fuera de un contrato innominado de adhesión. Escuché, desde algunos Entes Reguladores la siguiente noción : La concesión de un servicio transformada en monopolio ( Dromi habla de Naturales o Legales, según si se dan por hechos o por derechos, sin embargo faltaría incluir los de Imposibilidad Financiera, como pretender liberar el servicio de cloacas en el gran buenos aires, donde es de ecuación financiera imposible un emprendimiento alternativo de este tipo) mantiene al consumidor como un usuario, por el contrario la posibilidad Legal o Natural (agrego la Financiera) de romper el monopolio, deja al consumidor en la figura del cliente, típica de un Mercado Libre. En resumen, si bien no dudo al afirmar como en mis ritos paganos que a la hora de contratar la conexión de cualquier servicio - con rápidas posibilidades de prestación somos tan beneficiarios como en las Contribuciones por Mejoras, inmediatamente después mutamos en usuarios , figura que goza de protección Constitucional en la Provincia. Al título de cliente, con que hoy nos honran quienes explotan el gas, el agua, la luz o el teléfono de la concesión de Servicios Públicos solo sigue (como ya lo sostuve en el artículo “Empresas Públicas de Gestión Privada) la obligatoriedad de la prestación por delegación de la función administrativa. Al “distinguido cliente” como protocolarmente me trata mi sastre, no lo sigue la obligación de la confección y/o zurcido de mi ropa. Esta necesaria homogeneización que solicité al principio, lleva a mostrar la legislación que vendrá de la mano del Nuevo Código Contencioso Administrativo de la Provincia de Buenos Aires y su base Constitucional: Así surge del art. 38 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires : “ Los consumidores y usuarios tienen derecho , en la relación de consumo, a la protección frente a los riesgos para la salud y su seguridad, a la promoción y defensa de sus intereses económicos y a una información adecuada y veraz. La provincia proveerá a la educación para el consumo, al establecimiento de procedimientos eficaces para la prevención y resolución de conflictos y promoverá la constitución de asociaciones de usuarios y consumidores.” Ley 12.008 CCAPBA Art. 1 : Cláusula General de la materia Contencioso Administrativa. Inc. 1: Corresponde a los tribunales contencioso administrativos el conocimiento y decisión de las pretensiones que se deduzcan en los casos originados por la actuación u omisión, en el ejercicio de funciones administrativas, de los órganos de la Provincia, los municipios, los entes descentralizados y otras personas, con arreglo a las prescripciones del presente Código. Art. 2 : Casos incluidos en la materia Contencioso Administrativa : Inc.2: Las que se susciten entre prestadores de servicios públicos o concesionarios de obras publicas y usuarios, en cuanto se encuentran regidos por el derecho administrativo. Inc. 6: Las relativas a los contratos administrativos. Por último y en referencia a los contratos de obra y concesión de obra y/o servicios públicos “Producen efecto que se extienden a terceros, y que pueden ser invocados por estos, en tanto lo convenido entre la administración pública y su contratista es la ley a la cual deben sujetarse también los usuarios” o “El estado cambia su rol, transfiriendo la responsabilidad directa de la prestación, pero reteniendo el control de las variables de cumplimiento de contrato” Dromi, Derecho Administrativo 7º Edición. CONCLUYO: En la relación tripartita, (Por que no se puede entender ninguna formula jurídica de delegación de la prestación de Servicio Público que no incluya al Usuario, fin subjetivo último de estos contratos, y mantenga al Estado como regulador) o cuando menos accesoria (si la forma de la delegación como contrato principal se perfecciona a la efectiva prestación, esta no será lograda sin la accesoria existencia, contratación y consumición de los usuarios, que tornará necesaria la mutación de Estado a Regulador) de los consumidores de Servicios Públicos. TODOS SOMOS USUARIOS. Alberto Biglieri Publicación: Diario Hoy -La Plata- 17 de Mayo de 2001